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[El orador entra en escena desde un extremo.

En el escenario hay artículos diversos, el


orador interactúa con ellos sin ningún orden establecido]

… es curioso que cada vez que hace frío se me olvida la chamarra y después tengo
que estar haciéndome el “valiente” y decir que no tengo frío, afortunadamente cuando
llueve no tengo que decir que no me estoy mojando, pero de todos modos no llevo
paraguas, y esa gota insidiosa que recorre la espalda a menos 10°C... Debería tener una
maripeponera con una chamarra y un paraguas, aunque en lugar de una “bolsa de
hombre” supongo que sería la maleta de sporbili… que pinches ideas se me ocurren.

Aunque es peor al día siguiente, salgo con una chamarra y un paraguas en pleno sol
y después se me olvidan en la oficina y graniza… ¿Es una especie de ley de la ironía
meteorológica? ¡El universo conspira en mí contra! ¡Alguien allá arriba me odia!... Aunque
allá abajo tampoco deben de tener muchas ganas de recibirme o ya hubieran venido por
mi. Situación incómoda, demasiado bueno para abajo pero no tanto para arriba. ¿Habrá
un sistema de puntos? Si pateas un perro pierdes diez puntos, pero si le das de comer al
teporocho de la esquina tienes quince puntos más. ¿Cuántos puntos se necesitan para
subir?, aunque arriba debe ser muy tranquilo, abajo están todos aquellos que valen la
pena, como decía mi abuelo, para descansar, el cielo, para vida social el infierno.

Excelentes ideas para la clase de filosofía de la religión, creo que las apuntaré para
armar polémica y animar un poco el ambiente…, aunque Paty dice que eso es poco
honesto de mi parte, aunque si reconoce que me inscribí en la clase para tener con quien
discutir, dice que hacerlo de esa forma no es parejo… en fin… tengo cuatro días para
decidirlo.

[Voltea a ver su reloj]

Casi es hora de ponerme a ver la tele y desconectar a la ardilla, mañana… ¡¡¡Uta


madre!!!, ¡No he preguntado por las clases de guitarra!, ¡Paty se va a molestar!, mañana
sin falta iré al centro comunitario para preguntar por las clases y ver si me interesan o sigo
con yutu. Aprovecharé para comprar las cosas para arreglar la alacena, la pondré como la
tiene Marga, aunque si le pido que me deje tomarle medidas me dirá que volvió a olvidar
su contraseña, ya la estoy oyendo: « ¿Cómo puedes acordarte de un millón de
contraseñas? ». No importa cuánto las escriba en una libreta o la guarde en una aplicación,
siempre termina haciendo clic en "¿Olvidó su contraseña?" en algún momento, y cuando
escribe la nueva contraseña el sistema le muestra el mensaje “La nueva contraseña no
puede ser igual a la anterior” Creo que simplemente decirle a todos "tu contraseña debe
ser más difícil de adivinar que la fórmula del ácido desoxirribonucleico" sería más honesto
y ocasionaría menos problemas al hacer que muchos desistan de abrir cuentas como si se
tratara de uvas en el super.

Aunque eso haría que hubiera menos conflictos en las redes sociales, porque
¡¡Inguesu!! ¿Seré el único que ha experimentado el fenómeno de pasar de una foto
adorable de un gatito en feis o insta a una discusión política/religiosa interminable en
cuestión de minutos? Las redes sociales pueden ser un lugar extraño, donde las fotos de
comidas deliciosas y los memes divertidos pueden convertirse en debates interminables
sobre temas controvertidos del tipo “Si caminas por el bosque donde cayó el árbol que
nadie escuchó ¿Lloverá hoy?”. Pero, debo reconocer que en ocasiones me mantiene
entretenido, aunque solo sea por pocas horas.

Aunque eso no supera la experiencia de perderse en Internet. Comienzo buscando


una receta para brownies y, de repente, me encuentro leyendo sobre la historia de la
chocolatería suiza en el siglo XIX. ¿Cómo llegué aquí? No tengo la más pajolera idea, pero
es parte del encanto de la navegación en línea.

[El orador sale de escena por el mismo extremo que entró mientras habla]

Se me antojó un café, espero que aun haya en el termo, porque tengo tantas ganas
de ponerlo como de usar…

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