Está en la página 1de 3

Palabras Alusivas

Acto del 9 de julio: Día de la Independencia

Hace poco más de dos siglos, nuestro país comenzaba su historia como
Nación independiente y soberana. A menudo, cuando nos referimos a los
acontecimientos históricos, éstos suelen parecernos lejanos y distantes. Sin
embargo, al recordar las circunstancias que rodearon los sucesos de 1816, tal vez
podamos encontrar un punto en común con nuestra realidad actual.
Recordemos que en 1816, nuestro país no pasaba por un buen momento ni en
ActosEnLaEscuela.com

lo económico, ni en lo político. Por otra parte, existía la amenaza permanente de


una mayor penetración de tropas españolas que luchaban por mantener su poder.
Güemes apenas lograba controlar los ejércitos hispanos que avanzaban en el norte
del país.
También existían conflictos internos, porque no se llegaba a un consenso
respecto al sistema político que se debería implementar. Pero, pese a los
numerosos desacuerdos y a todos los inconvenientes, los congresistas reunidos en
Tucumán optaron por declarar solemnemente la independencia respecto de
España.
El martes 9 de julio de 1816 no llovía como en aquel 25 de mayo de hacía seis
años. El día estaba muy soleado y a eso de las dos de la tarde los diputados del
Congreso comenzaron a sesionar. Se había elegido como sede del Congreso a la
ciudad de Tucumán porque estaba ubicada en el centro del Virreinato y porque las
provincias se negaban a que Buenos Aires fuera otra vez la única protagonista de
un hecho que las afectaba a todas. A pedido del diputado por Jujuy, Sánchez de
Bustamante, se trató el “proyecto de deliberación sobre la libertad e independencia
del país”. Bajo la presidencia del sanjuanino Narciso Laprida, el secretario Juan
José Paso preguntó a los congresales “si querían que las Provincias de la Unión
fuesen una nación libre de los reyes de España y su metrópoli”. Todos los diputados
aprobaron por aclamación la propuesta de Paso. En medio de los gritos de la gente
que miraba desde afuera por las ventanas y de algunos que habían logrado entrar a
la sala, fueron firmando el Acta de Independencia, que declaraba solemnemente a
la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas provincias
romper los vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos
de que fueran despojadas e investirse del alto carácter de nación independiente del
Rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli.
Independencia es una palabra de contenido profundo que ilumina sobre
libertad, otra expresión potente de nuestra lengua. Ambas se unieron con fuerza
invencible en el Congreso reunido en Tucumán que declaró hace 203 años a la
Argentina como una Nación autónoma de la monarquía española y de toda otra
dominación extranjera, una celebración que hoy transcurre en un momento
ActosEnLaEscuela.com

especialmente delicado del país.


La Declaración de la Independencia fue un grito de libertad que llegó luego de
más de diez años de debates y guerras internas. A más de 200 años de
independizarnos seguimos buscando vivir con dignidad y alcanzar la Nación que
anhelamos, ese sueño de la Patria Grande. La independencia no es algo que se
consigue de un día para el otro. La independencia se construye día a día y depende
de múltiples factores. Tenemos, como ciudadanos, la responsabilidad de velar por
nuestra soberanía, que tanto nos costó conseguir. Y tenemos, también, el derecho
y la libertad de asumir nuestro rol de defensores de la independencia y de la patria
en cada voto y en cada acto ciudadano. Nosotros, los docentes, y ustedes, los
alumnos, podemos seguir construyendo día a día un país más justo, más libre y
más soberano. Estas estrofas del escritor Jorge Luis Borges lo expresan de manera
formidable:

“La patria, amigos, es un acto perpetuo

Nadie es la patria, pero todos debemos


ser dignos del antiguo juramento
que prestaron aquellos caballeros
de ser, lo ignoraban, argentinos.

Somos el porvenir de esos varones,


la justificación de aquellos muertos.
Nuestro deber es la gloriosa carga
que a nuestra sombra legan esas sombras
que debemos salvar.
Nadie es la patria, pero todos lo somos.
Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante,
ese límpido fuego misterioso.

Muchas gracias.
ActosEnLaEscuela.com

También podría gustarte