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Plan Lector 2023
Plan Lector 2023
DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN
ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE OLMUÉ
El objetivo general de este proyecto es incrementar las habilidades de fluidez lectora de nuestros
estudiantes.
Fundamentación: Desde hace años que la psicolingüística estudia la relación que hay entre la
habilidad para leer palabras con precisión y velocidad, y la comprensión. En todas las lenguas, los
estudios muestran que los niños, niñas y jóvenes que tienen dificultades para procesar palabras,
también tienen un desempeño más bajo en comprensión. Por el contrario, los lectores que
desarrollan habilidades para leer palabras tempranamente muestran un mejor desempeño en la
comprensión de textos porque pueden centrar toda su atención en el procesamiento de la
información textual, es decir, en la comprensión. Sin embargo, que los lectores alcancen estas
habilidades no es suficiente: algunos textos presentan dificultades por su organización, por el
vocabulario o porque demandan conocimientos previos que el lector no tiene almacenados en su
memoria. Por eso, los programas de lectura hacen foco en la fluidez como un constructo dinámico
que abarca tanto habilidades básicas como las estrategias que se ponen en juego para poder
comprender un texto.
¿Cómo se define la fluidez lectora? La fluidez en la lectura es un aspecto que ha comenzado a ser
especialmente atendido en las propuestas de enseñanza y en la evaluación de las habilidades
lectoras porque refleja la competencia general en lectura. Cuando leemos con fluidez, se articulan
dos procesos fundamentales: la lectura de palabras y la comprensión. En ese proceso se
desarrollan, en paralelo, la decodificación (lectura de palabras), la comprensión y el monitoreo de
la comprensión, mientras que la atención está puesta en comprender. La relación entre la lectura
de palabras y la comprensión se observa con claridad durante la lectura en voz alta. Si la lectura de
palabras se desarrolla con lentitud o con poca precisión, es muy probable que no logre
comprender lo que lee porque toda su atención se centra en decodificar las palabras. Por el
contrario, cuando se leen las palabras sin dificultad y sin esfuerzo, el lector puede recordar la
información nueva de los textos y recuperarla oralmente, ya que toda su atención se destina a la
comprensión.
• La precisión: se da cuando el estudiante lee las palabras aisladas o en el contexto de un texto con
seguridad, es decir, sin errores. Para lograrlo, pone en juego el conocimiento de las
correspondencias letra-sonido y la habilidad de ensamblar los sonidos (unirlos sin deletrear), al
mismo tiempo que usa las pistas semánticas y las pistas que proporcionan las correspondencias
para determinar la pronunciación correcta y el significado de la palabra que está en el texto que
lee. Por ende, la precisión y la velocidad de lectura están relacionadas con la familiaridad de las
palabras que componen un texto y con el conocimiento del vocabulario.
• La prosodia: puede considerarse el tercer aspecto que conforma la fluidez y se refiere al ritmo, el
acento y la entonación. El procesamiento sin esfuerzo, automático, permite que la lectura de
palabras y la comprensión se desarrollen al mismo tiempo. Cuando estos dos subprocesos tienen
lugar en simultáneo, favorecen la lectura prosódica o expresiva, y el lector puede realzar frases y
marcar la entonación, siguiendo la puntuación del texto -indicar sorpresa, pregunta, énfasis, duda
y muchos otros significados. En efecto, esos cambios en la entonación reflejan la comprensión
lectora, ya que para poder realzar las frases con la entonación adecuada, los lectores deben
procesar la información del texto. La escritura, a diferencia del habla, no tiene prosodia. Los signos
de puntuación, exclamación y pregunta son marcas de aspectos prosódicos, pero no son tan
efectivos para transmitir significados como la prosodia es efectiva en el habla. Para hacer una
lectura expresiva, además de los signos de puntuación, cada lector debe hacer uso de las pistas
que le proporciona el texto (sintácticas, semánticas y pragmáticas) en pos de «ponerle prosodia»
al texto escrito.
A. Velocidad
B. Precisión
Es importante aclarar que si un estudiante comienza a leer y se detiene o vacila para luego
autocorregirse, ese proceso no se considerará un error. Este tipo de estrategia es frecuente
cuando, como lectores, nos encontramos ante una palabra poco familiar, compleja o extensa. La
dificultad que se genere incidirá en los tiempos de procesamiento, pero no en la precisión, ya que
se considera que el lector o la lectora pudo reconocer la palabra que estaba en el texto.
C. Prosodia
Las propiedades prosódicas de una lengua son las que nos permiten diferenciar la expresión de
una afirmación, una pregunta o una exclamación, entre otros. En la escritura, los signos de
puntuación, exclamación y pregunta son las principales marcas de aspectos prosódicos, pero no es
lo único que entra en juego. Para lograr expresar adecuadamente la prosodia de un texto es
fundamental también comprender lo que se está leyendo. En efecto, la forma de entonar y hacer
pausas muestra el agrupamiento de palabras que hace el lector. Si es apropiado, es un reflejo de
que está comprendiendo el texto.
Para medir la prosodia, si bien se pueden considerar varios indicadores, tomamos como referencia
la escala de fluidez lectora para el español (González-Trujillo et al, 2014). Particularmente,
consideraremos la entonación y las pausas.
• La entonación hace referencia al tono o la llamada curva melódica que se le da a las frases. Una
lectura acorde al tipo de frase señala con claridad los diálogos y los cambios de entonación al final
de las frases, y se conoce como lectura melódica. En cambio, aquella lectura que no provee una
marcación final de frases con subidas o bajadas de tono es llamada lectura monótona.
• Las pausas aluden a interrupciones propias de la lengua que separan palabras o frases entre sí.
Una lectura eficiente es aquella que respeta de manera constante los signos de puntuación y los
límites sintácticos cuando se hace una pausa. Por el contrario, una lectura con dificultades se
caracteriza por la presencia de vacilaciones reiteradas y la realización de numerosas pausas
intrusivas, muchas veces en mitad de las palabras y sin el respeto de unidades sintácticas.
D. Calidad
La calidad se incorpora como un aspecto general a la hora de evaluar la fluidez lectora. En efecto,
la lectura de un texto en voz alta puede resultar aburrida para quien escucha (porque solo se
ESCUELA QUEBRADA DE ALVARADO
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verbalizan las palabras) o captar la atención del oyente, provocando la impresión de que se está
escuchando una historia (González-Trujillo et al, 2014).