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PRESIDENCIA PEDRO E.

ARAMBURO 1955-1958

Pedro Eugenio Aramburu nació en Río Cuarto (Córdoba) el 21 de


mayo de 1903. Estudió en el Colegio Militar de la nación,
alcanzando en 1922 el grado de Subteniente y 17 años después
llegó a Mayor. En 1951 fue General de Brigada.

Fue presidente de facto de la República Argentina y Comandante


en Jefe del Ejército entre 1955 y 1958 dentro del gobierno de la
llamada Revolución Libertadora que destituyó a Juan Domingo
Perón del cargo presidencial. Tras dicha revolución asumió la más
alta magistratura, un militar que trató de acordar con el peronismo,
Eduardo Lonardi, y por ello fue reemplazado por Aramburu, el 13 de
noviembre de 1955, cuando faltaban tres días para cumplir dos
meses de su efímera gestión.

Pedro Eugenio Aramburu, sí cumplió, a diferencia de su antecesor,


los propósitos antiperonistas de la revolución. Para ello se intervino
la CGT, tras una huelga general que organizó para apoyar a
Lonardi; el Consejo Nacional Revolucionario, creado con el
propósito de controlar las leyes se convirtió en un organismo asesor
llamado Junta Militar Consultiva; los símbolos peronistas se
destruyeron, se intervino la prensa, se quitaron los nombres
alusivos a calles, obras y paseos públicos (por ejemplo, la ciudad de
La Plata recobró su nombre que había sido reemplazado por el de
Eva Perón) y se procesaron a los funcionarios del anterior gobierno
peronista, calificado como dictadura por los militares. Los peronistas
iniciaron un proceso de Resistencia, con huelgas y sabotajes.
Entre la obra de gobierno de Aramburu podemos citar: Retomó sus
funciones la Sociedad Científica Argentina, se creó el Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, y las
universidades públicas recobraron su autonomía, Se contrajo una
importante deuda externa para financiar importaciones europeas,
que ante la imposibilidad de pago hizo nacer el Club de París a
propuesta del gobierno francés para tratar el tema de la deuda
argentina, por parte de los once países acreedores. La inflación
creció. En 1956 la Argentina comenzó a formar parte del FMI
(Fondo Monetario Internacional). Anuló la reforma de la Constitución
de 1949 hecha por Perón, y desnacionalizó los depósitos en los
Bancos.

Estas medidas originaron una insurrección de tipo cívico-militar, no


avalada luego por Perón, el que ni siquiera fue consultado, liderada
por el general Juan José Valle, el 9 de junio de 1956 el que fue
fusilado con muchos otros (9 civiles y 18 militares) en cumplimiento
de la ley marcial establecida por decreto de Aramburu.

En 1957 se convocó a una Asamblea Constituyente que incorporó a


la Constitución nacional de 1853, el artículo 14 bis sobre derechos
sociales.

Ese año convocó a elecciones con el peronismo proscripto,


asumiendo el radical Arturo Frondizi con un acuerdo con los
peronistas de levantar la proscripción que pesaba sobre ellos.
Aramburu se retiró del Ejército como Teniente Coronel.
Fundó en 1962 un partido político para sustentar su candidatura a
las elecciones democráticas de 1963: UDELPA (Unión del Pueblo
Argentino) pero no tuvo éxito, quedando en tercer lugar, y
asumiendo el radical Arturo Illia la presidencia.

En 1970 la organización Montoneros, lo secuestró y asesinó, luego


de un “juicio popular”. Cuatro años después su cuerpo fue
secuestrado por el mismo movimiento guerrillero que lo mató, como
modo de presionar a Perón para repatriar los restos de Evita que se
encontraban en España.

Como resultado de un golpe interno en las Fuerzas Armadas


asumió la Presidencia Provisional de la Nación el General Pedro
Eugenio Aramburu en noviembre de 1955, junto con el Almirante
Isaac Rojas como Vicepresidente. Significaba un endurecimiento
del régimen. Inmediatamente la C.G.T. declaró una huelga general
a la cual el gobierno respondió con la intervención a la central
obrera, que fue ocupada por fuerzas de la Infantería de Marina y se
detuvo a varios dirigentes. El gobierno fue auxiliado en su labor por
una Junta Consultiva, compuesta por figuras de los partidos
políticos (excepto el comunista) y del laicado católico.

Obra de Gobierno

Se emprendió el juicio por "traición a la Patria" contra Perón y


figuras de su gobierno. Un tribunal militar separó al líder de sus
rangos castrenses. El diario LA PRENSA fue restituido a sus
propietarios y fueron clausuradas publicaciones que simpatizaban
con el Presidente derrocado. El Partido Peronista fue proscrito, la
Fundación Eva Perón fue disuelta y sus bienes fueron liquidados.
Los restos de Eva Perón, que se encontraban en la C.G.T., fueron
retirados y transferidos a un lugar desconocido por años. Pesó la
prohibición de toda canción, emblema y nombre asociado al
peronismo. La Comisión Nacional de Investigaciones acentuó su
acción allanando y deteniendo. El gobierno se autodefinió liberal y
democrático, al tiempo que ponía en práctica un plan
para "desperonizar" el país para el cual contó con el apoyo de
partidos políticos que reclamaron un endurecimiento del régimen.

Las universidades fueron intervenidas. Los docentes


comprometidos con el peronismo fueron expulsados y se propició el
regreso de aquellos exiliados en la década anterior. Se estableció
un nuevo Estatuto Universitario que estableció el gobierno tripartito:
docentes, estudiantes y egresados. La C.G.T. y casi todos los
sindicatos fueron intervenidos.

OBRA DE GOBIERNO:

 Puesta en vigencia de la Constitución de 1853, a través del Decreto


que anula la de 1949.

 Llamado a Convención General Constituyente, para una nueva


reforma constitucional.

 Suspensión de la Ley de Divorcio Vincular.

 Creación de los Institutos Nacionales, de Tecnología Agropecuaria


(I.N.T.A.) y de Tecnología Industrial (I.N.T.I.), destinados al
desarrollo agropecuario y tecnológico.

 Se disuelve el I.A.P.I., quedando la exportación agropecuaria en


manos de las Juntas Nacionales de Granos y de Carne.

 Se solicita un préstamo destinado a financiar importaciones desde


Europa.

 Ingreso al Fondo Monetario Internacional.

 Se desnacionalizan los depósitos bancarios.

 Creación del Fondo Nacional de las Artes, del Instituto Nacional de


Cinematografía y del Museo de la Casa de Gobierno.
 Se deja sin efecto la prohibición de funcionar que afectaba a
entidades como las Sociedad Científica Argentina, el Colegio Libre
de Segunda Enseñanza y el Teatro IFT.

 Se restituye la Autonomía Universitaria.

 Puesta en funcionamiento del primer reactor nuclear argentino.

 Inauguración de la Usina de San Nicolás.

 Aplicación, en las escuelas, de las primeras dosis de la vacuna


Salk, ante la violenta epidemia de poliomielitis.

 Se aplica la Ley Marcial tras un movimiento insurreccional cívico


militar y se procede al fusilamiento de numerosas personas.

 Creación de la Empresa Ferrocarriles del Estado Argentino


(E.F.E.A.).

 Convocatoria a Elecciones Generales, con la proscripción del


peronismo.

Purga de las fuerzas armadas

La dictadura de Aramburu inició una segunda etapa de la dictadura


militar, caracterizada esencialmente por adoptar una línea dura
frente al peronismo entre ellos la depuración de las fuerzas
armadas. El nuevo régimen encaró una purga en las Fuerzas
Armadas, en la Marina, fueron forzosamente pasados a retiro 114
oficiales, entre los que figuraban todos los almirantes con la
excepción de Isaac Rojas y 45 capitanes de navío. En el Ejército,
fueron pasados a retiro 63 de los 86 generales en actividad y unos
mil oficiales fueron obligados a pasar a retiro.

La dictadura de Aramburu propició una legislación de persecución y


prevención del comunismo, así como dio un rango estratégico al
espionaje ideológico. El resultado fue la militarización de las
agencias de seguridad e inteligencia, que tomaron como tarea
monitorear la conflictividad interna y hacer espionaje sobre el
comunismo y las acciones de la “resistencia peronista”. En 1956 fue
creada la Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE) que tenía
potestad para realizar operaciones encubiertas y manejarse a
discreción con fondos reservados. El mismo año se “refundó” la
Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires (DIPBA);
una agencia dedicada a la vigilancia ideológica que reunió una
voluminosa base informativa, organizada con criterios macartista.
También se establecieron contactos con Francia para iniciar cursos
de guerra contrarrevolucionaria, una especialidad creada a partir de
la experiencia colonialista en el sudeste asiático y en Argelia y que
formarían los " escuadrones de la muerte en Argentina.

Censura deportiva

El 9 de octubre de 1955 se crea la Comisión Nacional de


Investigaciones con el fin de investigar y perseguir diferentes clases
de delitos cometidos por allegados y funcionarios del gobierno
constitucional derrocado. Las victorias del peronismo no pudieron
ser tapadas por el golpe de 1955, y se ensañarón como los
deportistas ya que el deporte había sido una política de estado, y la
caída del gobierno de Perón significaría también la caída del
deporte. Argentina no sólo organizó el “Primer Campeonato Mundial
de Basketball Libertador General San Martín”, en 1950, sino que lo
ganó frente al país creador del básquet, Estados Unidos. El
atletismo también tuvo un crecimiento magnífico. Se realizaron los
primeros Juegos Panamericanos de la historia, también en
Argentina, en los que los argentinos salieron en primer lugar en el
medallero.

En total Argentina ganó siete medallas: tres de oro, tres de plata y


una de bronce y el 14° puesto en la tabla de 59 países que
participaban. La Comisión Nacional de Investigaciones acusó a los
deportistas de “ser profesionales” por cobrar plata cuando el
deporte era amateur, por lo que no se los dejó competir o salir del
país. La realidad era que los acusaban de peronistas, aunque no lo
fueran. Así les ocurrió a los campeones de básquet de 1950 que
fueron suspendidos de por vida.

Extraño y ridículo destruir el futuro de un deporte acusándoles de


ser algo que, fueran o no, no tenía incidencia en el deporte. Otros
atletas también fueron inhabilitados por el gobierno del golpe, como
el remero Eduardo Guerrero, el corredor Osvaldo Suárez,
maratonista que tenía grandes posibilidades de obtener una
medalla y no pudo ir a los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956.
Como ellos, muchos otros se quedaron sin poder ir a esos Juegos.
La delegación argentina fue de sólo 37 deportistas y ganó dos
medallas (plata y bronce). Fue una derrota para el deporte nacional.
Fue la primera vez, desde Perón, que Argentina no obtuvo una
medalla de oro. Fue el fin de un ciclo deportivo.

El campeón sudamericano de bochas Roque Juárez, el


maratonista Delfo Cabrera y hasta los corredores Walter Lemos y
Osvaldo Suárez, que por consecuencia de la suspensión no
pudieron competir en la Maratón de Melbourne 1956. La tenista
María Luisa Beatriz Terán estaba jugando las finales del
Campeonato Abierto de Alemania Occidental. EL interventor civil de
la Asociación Argentina de Tenis envió un telegrama a la FIT
(Federación Internacional de Tenis) solicitando la exclusión de
Terán en todo torneo. La FIT rechazó la referida petición por
improcedente, considerando que existía persecución política y por
atentar contra el espíritu del deporte. Terán se vio obligada a huir a
España y abandonar la actividad deportiva; se suicidó a los 66
años.

El robo del cadáver de Evita

Un comando de la Marina, ejecutando órdenes del entonces


presidente de facto, general Pedro Eugenio Aramburu, penetró por
la fuerza en el edificio de la CGT y robó el cadáver de Evita. En la
noche del 22 de noviembre de 1955, el teniente coronel Carlos
Eugenio Moori Koenig –su apellido significa “rey de la ciénaga”–,
jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), y su lugarteniente
el mayor Eduardo Antonio Arandía ordenaron a los capitanes
Lupano, Alemán y Gotten que abandonaran sus puestos de guardia
en la CGT sobre la puerta que separaba al cadáver de Eva Perón
del mundo exterior. El coronel, el mayor y la patota que los
acompañaba traían la orden emanada de las más altas autoridades
de la llamada “Revolución Libertadora” de secuestrar el cadáver de
la mujer más amada y más odiada –aunque no en las mismas
proporciones– de la Argentina. Y así, por aquellas cosas de la
“obediencia debida” y del propio odio de clase, cumplieron
acabadamente con su misión ante la mirada atónita del doctor
Pedro Ara, que veía cómo se llevaban junto con Evita a su obra
más perfecta.

Las órdenes dadas por los jefes golpistas, curiosamente


denominados “libertadores”, al teniente coronel y su grupo eran muy
precisas: había que darle al cuerpo “cristiana sepultura”, lo cual no
podía significar otra cosa que un entierro clandestino. Pero el “rey
de la ciénaga” no era sólo el jefe de aquel servicio de inteligencia,
era un fanático antiperonista que sentía un particular odio por Evita.
Ese odio se fue convirtiendo en una necrófila obsesión que lo llevó
a desobedecer al propio presidente Aramburu y a someter el cuerpo
a insólitos paseos por la ciudad de Buenos Aires en una furgoneta
de florería. Intentó depositarlo en una unidad de la Marina y
finalmente lo dejó en el altillo de la casa de su compañero y
confidente, el mayor Arandía. A pesar del hermetismo de la
operación, la resistencia peronista parecía seguir la pista del
cadáver y por donde pasaba, a las pocas horas aparecían velas y
flores. La paranoia no dejaba dormir al mayor Arandía. Una noche,
escuchó ruidos en su casa de la avenida General Paz al 500 y,
creyendo que se trataba de un comando peronista que venía a
rescatar a su abanderada, tomó su 9 milímetros y vació el cargador
sobre un bulto que se movía en la oscuridad: era su mujer
embarazada, quien cayó muerta en el acto.

Moori Koenig intentó llevar el cuerpo a su casa; pero su esposa,


María, se opuso terminantemente. Así lo recordaba hace unos años
junto a su hija, Susana Moori Koenig: “Susana: papá lo iba a traer a
nuestra casa, pero mamá se puso celosa. María (interrumpe): Y
cuando lo quiso traer, yo dije no, en casa el cadáver no. Todo tiene
un límite”. El hombre tenía una pasión enfermiza por el cadáver.
Los testimonios coinciden en afirmar que colocaba el cuerpo –
guardado dentro de una caja de madera que originalmente contenía
material para radiotransmisiones– en posición vertical en su
despacho del SIE; que manoseaba y vejaba el cadáver y que
exhibía el cuerpo de Evita a sus amigos como un trofeo. Una de sus
desprevenidas visitantes, la futura cineasta María Luisa Bemberg,
no pudo creer lo que vio; azorada por el desparpajo de Moori
Koenig, corrió espantada a comentarle el hecho al amigo de la
familia y jefe de la Casa Militar, el capitán de navío Francisco
Manrique.

Enterado Aramburu del asunto, dispuso el relevo de Moori Koenig,


su traslado a Comodoro Rivadavia y su reemplazo por el coronel
Héctor Cabanillas, quien propuso sacar el cuerpo del país y
organizar un “Operativo Traslado”. Allí entró en la historia el futuro
presidente de facto y entonces jefe del Regimiento de Granaderos a
caballo, teniente coronel Alejandro Lanusse, quien pidió ayuda a su
amigo, el capellán Francisco “Paco” Rotger. El plan consistía en
trasladar el cuerpo a Italia y enterrarlo en un cementerio de Milán
con nombre falso. La clave era la participación de la Compañía de
San Pablo, comunidad religiosa de Rotger, que se encargaría de
custodiar la tumba. El desafío para Rotger era comprometer la
ayuda del superior general de los paulinos, el padre Giovanni
Penco, y del propio Papa Pío XII

El asesinato de Satanowsky

El 13 de junio de 1957 apareció muerto en su estudio de la calle


San Martín 536, el doctor Marcos Satanowsky. El asesinato fue
cometido por un grupo de tareas dirigido por el general Quaranta,
que había participado por órdenes directas de Aramburu en los
fusilamientos de José León Suárez y del asalto a la embajada de
Haití.

El 13 de junio de 1957 Marcos Satanowsky concurrió a su estudio


jurídico ubicado en la calle San Martín al 500 de la ciudad de
Buenos Aires como acostumbraba a hacerlo. A media mañana
entraron al mismo tres hombres, uno de los cuales llevaba un libro
de Satanowsky y solicitó entrevistarse con el mismo para –
manifestó- pedirle que se lo autografíe para un profesor chileno
amigo suyo y fue así que los tres ingresaron en su despacho. Se
sabe que tuvieron una conversación que finalizó cuando el abogado
recibió en la cabeza un fuerte golpe de culata, al parecer cuando
intentaba llamar por el intercomunicador, y luego un disparo con un
arma de fuego prácticamente apoyada sobre su pecho que impactó
en su aorta. El disparo no fue oído fuera del despacho, los hombres
salieron esgrimiendo armas, amenazaron a los presentes, hicieron
un disparo intimidatorio hacia el techo, salieron del edificio y se
fueron a pie.

La causa penal que se inició a raíz del homicidio quedó a cargo del
juez de instrucción Bernabé Ferrer Pirán Basualdo. En el despacho
se encontró el libro que portaba uno de los homicidas, dentro del
cual había recortes de diarios y panfletos antisemitas. En los días
siguientes, mientras se realizaba la investigación comenzaron a
llegar amenazas telefónicas a familiares del fallecido y cartas
anónimas a personas conocidas de éste, por lo cual el juez ordenó
intervenir los teléfonos de los familiares de Satanowsky.

Creación de la SIDE

Tras el quiebre institucional de septiembre de 1955 se inició un


proceso de militarización de los organismos de seguridad y de
información e inteligencia del Estado por medio del cuales las
Fuerzas Armadas, en forma institucional, fueron controlando y
ocupando estos organismos.
En 1955, Pedro Aramburu y la Revolución Libertadora cambiaron su
nombre por el de Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE) y
dispuso que sus gastos pasaran a ser secretos. Peronistas y
comunistas pasaron a ser los objetivos de la SIDE, con la lógica de
convertir en blancos de la inteligencia civil a los rivales.

En enero de 1956, durante la dictadura de Pedro Eugenio


Aramburu tras una restructuración que incluyó la purga de varios
funcionarios de la secretaria, la SIDE se orientó de lleno al
cumplimiento de la consigna de “desperonizar”, convirtiendo a la
Resistencia Peronista en el principal blanco de persecución y
espionaje de la agencia.

En 1956 a través del decreto 776/1956, la SIDE pasó a alternar sus


actividades con el espionaje amparada en la potestad para realizar
operaciones encubiertas y manejar fondos reservados. En junio de
1956, un grupo de la SIDE ingresó por la fuerza en la residencia del
embajador haitiano en Vicente López, con el objeto de apresar al
general Raúl Tanco y a otros siete activistas asilados en el lugar.
Gracias a la intervención de la esposa del embajador, que se
interpuso entre los asilados y los hombres de Quaranta, que se
disponían a fusilarlos en plena calle, el gobierno finalmente debió
dar marcha atrás.

La conducción del organismo fue asumida por el general Juan


Constantino Quaranta, un ferviente antiperonista, su nombre cobró
notoria publicidad al ser señalado como instigador del asesinato del
abogado Marcos Satanowsky, cometido el 13 de junio de 1957 por
miembros de la SIDE a pedido del presidente de facto Pedro
Eugenio Aramburu.

El postperonismo:

El derrocamiento del primer experimento nacionalista popular de


Perón implicó el cierre de un ciclo histórico.

A partir de entonces se sucedió una época que comúnmente se


denomina como de "empate" entre fuerzas, alternativamente
capaces de vetar los proyectos de las otras, pero sin recursos para
imponer perdurablemente los propios.
El "empate político" se vio reflejado en los ciclos periódicos de crisis
económica.

El poder económico fue compartido entre la burguesía agraria


pampeana (proveedora de divisas y por lo tanto dueña de la
situación en los momentos de crisis externa) y la burguesía
industrial, volcada totalmente hacia el mercado interior. Las alianzas
se establecerían según cual fuera el momento del ciclo.

Hasta 1966 hubo una serie de esfuerzos destinados a destruir


al peronismo para crear una alternativa civil de apoyo mayoritario,
pero fueron en vano.
Algunos de los que derrocaron a Perón anhelaban un país "sin
vencedores ni vencidos" (como dijera Lonardi al asumir), y creían
que con tiempo y educación democrática se podría integrar a los
peronistas a la sociedad.
Desgraciadamente, los que predominaron fueron los más duros e
intolerantes, los "gorilas", que condenaron a un ridículo silencio a la
mayoría electoral, y que transformaron en delito cantar la marcha
partidaria y mencionar los nombres de Perón y Evita.
La regla tácita operante durante esta época señalaba que el
peronismo no debía gobernar ni podía ocupar espacios de poder
relevantes.

Quien, por táctica o principios republicanos, diera lugar a su retorno


a posiciones de poder, aunque fueran parciales, sería desplazado
por el método tradicional de los cambios críticos: el golpe de
Estado.

De esto se trataban los conflictos sociales planteados al comienzo


del informe: gobiernos militares y civiles no peronistas se
adueñaban del poder pero no podían mantenerlo por la presión
peronista; estos a su vez podían derribar gobiernos pero no podían
tomar el poder.
Como factor de presión añadido para cualquier gobernante,
constitucional o no, siempre estaba la eventualidad del arribo del
General de su exilio - según la leyenda, en un avión negro - que con
su amplia influencia y estrategia política podría prácticamente
manejar la situación como se le antojara.
El 16 de septiembre de 1955 se
produce la sublevación autodenominada “Revolución Libertadora”,
movimiento revolucionario encabezado por el general Eduardo
Lonardi
En 1966 el ejército, al mando del Tte. Gral. Juan Carlos Onganía,
estableció una dominación autoritaria "necesaria" para suprimir la
inflación y restablecer el crecimiento económico.
La fuerte resistencia que la sociedad opuso a este programa obligó
al gobierno militar a suavizar su situación y a acuciar una salida
electoral.

Aunque en las elecciones de 1973 el peronismo volvió al poder, la


sociedad ya estaba fracturada y una seria inquietud política persistió
durante los tres años siguientes, hasta que finalmente la Junta
militar presidida por Jorge Rafael Videla tomó el poder mediante
otro golpe de estado en junio de 1976.

Aramburu y la desperonización de la sociedad

El gobierno de Lonardi fue rápidamente reemplazado por las


facciones más "gorilas" del poder, asumiendo el general Pedro
Eugenio Aramburu la presidencia.
Su régimen fue un intento de las clases dominantes de "poner orden
en la casa", y recuperarse, principalmente la burguesía agraria, del
deterioro que el peronismo le había causado.

Con Aramburu se terminaron las ambigüedades.

Se intervino el Partido Peronista y la CGT, así como la mayoría de


los sindicatos; se prohibió el uso de símbolos peronistas, se detuvo
a muchos dirigentes políticos y gremiales y se anuló la Constitución
de 1949.
Después de más de cien años de que no se fusilaba por motivos
políticos, un alzamiento militar-civil fue sometido de esta manera.
Los peronistas pudieron sentir que habían sido profundamente
derrotados.

Procurando desarmar lo más posible el aparato de la organización


obrera peronista, el gobierno de Aramburu sentó la base
institucional para el proceso que se abriría con Frondizi:
el reemplazo de trabajo por capital en el desarrollo industrial, esto
es, el despojo de los derechos sociales peronistas en función de la
acumulación de capital y la eficiencia de la economía.

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