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a JOHN STUART MILL EL UTILITARISMO ‘Teaduecion del inglés y prdlogo de fi Riblotec de Inieiaion Filosofica fy, .gge A“!aNED Primera edicign 1988 Sexta ediclin 1980 Es proviedad ‘Quads hecho ot depssito que marce lt ley 11.723 ISEN 8403520708 2 1980 Aguilar Aggentina S.A. de Ediciones Av. Cordoba 2100"~ Buenos Aires ‘Impreso en te Argentina ~ Printed in Argentina loslitto de Investigaoiones Flasicgg BIBLIOTECA “DR. EDUARDO G:ACIA MAYNEZ™ ‘Titulo original CIUDAD UNIVERSITARIA tatoo MENCO F9, B. F. Ye pubried en el sno 1868, PROLOGO 21261 iwstiTuro oe INVESTIGACIONES. CAPITULO QUE £8 Br UTILrTARISMO ‘Una observacin incidental e8 cuanto se necesita hacer contra el necio error de suponer que quienes defienden (a utitidad come eviterio de lo justo e injusto, usin el término en el sentido restringito y mezamente familiar que opone la ulilidad al placer. los adversarios filoséficos del utilitarismo se Jes debe una excusa por haber parecido, aun momentineamente, que se les confundia con cualquiera capaz de tan absurdo error de interpretacion; cl cuales tanto. mis extraordinario, cuanto la acusacién contraria de que lo refiere iodo al placer, comado en su Sorma muis grosera, es otro de los cargos que comiin- mente se hacer: al ueBitarismo, Como ha sefislado acertadamente un habil eseri- tor, la misma clase de personas, y a menudo las mismisimas personas, denuncian la teoria “como impracticablemente austera”, cuundo 4 palabra utilidad precede a la palabra placer, y como “demasiado voluptuosemente practicable” cuando la palabta placer precede a la palabra Utilidad. Los que conoeen algo del asunto, tienen conciencia de que todo escritor que, desde Epicu- ro 9 Bentham, haya sostenido Ia’ teoria de la utilidad, ha entendido por ésta no algo que hubjera que contraponer al placer, sino el placer ‘mismo, juntamente con la ausencia de doior; ¥ que en ver de oponer lo itil a 1o agradable o a lo 27 decorativo, han declarado siempre que lo itil sig nifica estas cosas, entre otras. Sin embargo, el vul g0, incluyendo a los escritores, no s6lo de period (005 y revistas, sino de libros de peso y pretensio. hes, esta cayendo continuamente en este super! ial error. Habiendo ofdo la palabra utilitario, aun: que sin saber nada de ella, excepto su sonido, ex presan habitualmente con ella ia repulsa o ef sne- hnosprecio del placer en.alguna de sus formas: be- lleza, adomo o diversion. ¥ este término se aplica tan Aeciamente no s6lo én las censurss, sino a ve ces en [as alabanzas, como si implicara superioridad con respecto a la frivolidad o a los meros placeres del momento, Este uso pervertido es el tinico con ‘que se conoce popularmente la palabra, y del cual extraen su significacién las nuevas generaciones, Los que introdujeron la palabra, pero dejaron de uusarla como un distintivo hace muchos afios, bien pueden sentirse lamados a reasumitla, sb esperan que haciéndolo pueden contribuir 2 rescatarla de su extrema degradacién * El credo que acepta la Utilida 0 Principio de la Mayor Felicidad como fundamento de ls moral, sostiene que las aeciones son justas en la propor: cion con que tienden 2 promover la felicidad; ¢ injustas en cuanto tienden a producir Io cantratio de Ia felicidad. Se entiende por felicidad el placer, ee ea COPE ah Reh gam wana 28 > steep + | y la ausencia de dolor; por infelicidad, al dolor y la auseneia de placer. Para dar una vision clara det criterio moral que establece esta teoria, habria que decir mucho mas particularmente, qué costs se incluyen en las ideas de dolor y placer, y hasia ‘qué punto es ésta una cuestion patente. Pero estas explicaciones suplemeniarias no afectan a la teoria de la vida en que se apoya esta teoria de la moralidad: a saber, que el placer y la exencion de dolor son las finicas coses deseables como fines; ¥ faue todas las cosas deseables (que en la concep: ion ubilitaria son tan numerosas como en cual- ‘guier otra), lo son o por el placer inherente a ellas, mismas, © como medios para la promocion del placer y la prevencién del dolor. Ahora bien, esta teoria de la vida suscita un inveterado desagrado en muchas mentes, entre ellas, algunas de las més estimables por sus sentimientos e intenciones. Como dicen supone: que la vida no tiene un fin mas elevado que el placer —un objeto de deseo y persecucion mejor y més noble— es un egoismo y una vileza, es una doctrina digna s6lo del cerdo, con quien fueron comparados despreciativamente los saguidores de Epicuro, en una época muy temprana; dectrina ‘euyos modemos defensores son objeto, a veces, dde la misma cortés comparacion por pate de sus detractores franceses, alemanes ¢ ingleses. Cuando se les ha atacado asi, los epiciireos han contestado siempre que los que presentan a la haturaleza humana bajo un aspecto degradante no son ellos, sino sis acusadores, puesto que la acusacion’ suponé que los seres hummanos no son ‘eapaces de otros placeres que los del cerdo. Si este supuesto fuera verdadero, ta acusacion no podria 29 ser rechazada; pera entonces tampoco seria una acusicion; porque si las fuentes del placer fueron exactamente iguales para el cerdo que part al hombre, la norma de vida que fuese buena para el uno seria, igualmente buena para el oto, ‘Ta comparacién de la vida epictiea con la de ke bestias se considera degradante precisamente por. que los placeres de una bestia no aitistacen Ia concepcién de la felicidad de un ser humano, Log eres humanos tienen facutiades mas elevadas que los apetitos animales y, una vez que se han hedvo conscientes de ellas, no consideran como felicidad nada que no incluya su satisfaccion, Realmente, ¥O no creo que los epiciireos hayan deduclag cabalmente las consecuencias del principio utilits, rio. Para hacer esto de un modo suficiente hay Que incluir muchos elementos estoicos, asi conn, ristianos. Pero no se conoce ninguna teons epictirea de la vida que no asigne a los placeres del intelecto, de los sentimientos y de la imaginacion, tun valor mucho mis alto en euanto placeres, que Jos de la mera sensacion. Sin embargo, debe admitirse que la goneralidad de los esctitores Uilltaristas ponen Ik superioridad de lo mental sobre lo compom, prineipalmente en la mayor Permanencia, seguridad y faciided de adquisicion dle lo primero; e decir, mas bien en sus ventajas Citeunstanciales que en su natucaleza intrinsors Con respecto a estos puntos, Ios ullitaristas hon Probado completamente su’ tesis; pero, con la misma consistencia, podrian haberlo hecho eon Tespecto a los ottos, que estin, por decirlo asf, on tun plano més elevado. Ks perfectamente compath ble,con et principio de utilidad reconocer el hecho de que algunas clases de placer son mas deseabies ¥ mis valiosas que otras. Seria abcurdo suponer que los placeres dependen s6lo de la cantidad, siendo asi que, al valorar todas las demis cosas, so 30 toman en consideracién la eualidad tanto como la cantidad. Suan mgt a ur ecg en syle fos sci, te sha cme oe, ea oe slo encuentro wna respuesta posible; si, de dos Sarai ae elisa waa on ts ses ree os ce a Re eae cu cg eer goa ior Ne, wm haha inimtcable Guienes ‘enen’ un" conociniento” igual Yaa ie een note ce ees aes comme hs comrhi sgumany hte ein eg pov nau wr nr ee en tons ol ae as oe 31 eet eit ares Bees oo ong Per salle de ella cambiarian sit Parecenes indeseabe. Lt aor de aceite ie pen de sur nie agua problemen sn ceca cn anerees par jneulearia; Podremos atribujrla a} 0 al amor a las exctacion tule realmente: contrbusten y entre eS parte ae ella; sero au denorinacién mas ay opin fl seni dea dignidad, el eval eee otra forma, por todos los seres humanos, ies mas eleva a as, ¥ ‘constituye lene de le felicidad de aquetios se Pare t0 dase, BUS Ada awe chogie com al eae ee Todo eee 05 SID momentiheamenie Pode at ne que esta preferencia tems fo un scat dey flea de felicidad y satisfac. Jos seres cuya capacidad 32 de gozar &s baja, tienen mayores probabilidades de satisfaceria totalmente; y un ser dotado supe- viormente siempre sentird que, tal como esta constituido el mundo, toda la’ felicidad a que ppaesie aspirar sera imperfecta. Pero puede apren- er a sopottar sus imperfecciones, si son de algin, modo soporiables, Y éstas no le haré envidiar al que es inconsciente de ellas, a no ser que tampoco perciba el bien al cual afean dichas imperfeccio- nes. ES mejor ser un hombre insatisfecho que un cerdo satisfecho, es mejor ser Socrates insatiste- ‘cho, que un loco satisfecho. ¥ si el loco 0 el cero son'de distinta opinion, es porque s6lo conocer su propio lado de la cuestion. Bl otro extremo de Ia comparucién conoce ambos lados. Podria objetarse que muchos que son eapacts de los placeres superiores, a veces los pospouen a los inferiores, por la influencia de la tentacion. Pera esto es bien compatible con una apresiaci6n total de la superioridad intrinseca del placer mas elevado. Por debilidad de carieter, los hombees se deciden a menudo por el bien’ més proximo, aungue saben que es menos valioso; y esto tanto euarido la eleccion se hace entre dos placeres corporales, como cuando se hace entre lo corporal, y lo espiritual. Buscan el halago sensual que perjudica a la salud, aungue saben perlectamente que la salud es un bien mayor. Podria objetarse a esto que muchos que se entregan con entusiasmo juvenil a todo lo que es noble, ponfore avanizan los afios se hunden en la indolencia y 6) egoismo. Pero no creo que quienes merecen esta acusucion, tan comin escojan voluntarizmente los pluceres inferiores con preferencia a los superiores. Creo que antes de dedicarse exclusivamente a los unos, se han incapacitado ya para los otros. La capac dad para os sentimientos mas nobles es en. 33 ‘muchas taturalezas uma planta muy tiema pmusre con facldad, ‘no aslo ‘por infin de tiles, sino por la mera fata de alimentos pests mayoria des personas Jovenes murs greene mente, si ls. ocupacioney “aque les I osicidn, © el medio social en que'se eneueanee no son lavorables al ejercicio Ge sur facet Inepefan slg asres roe, 20 pot ue len gozar duraderamente. Podria preguntarse: si alguno que haya permanecido igualmente proxi. muchos de todas las edades hz in fracasado on No puede haber apelacién contea este jereicta de_ os ‘inicos iuvoes compouniee” see Guestifn de. eudl coal wee vanes, Soe 8 Blkceres, ocd ese! modo Secs yenie dos Bato a ios sentimienia, apne de nent ee Moral "de sis conseotenens ache outor come, fall uso do aguas gee ee ee peitados Por el conocintanter lease Aifieren entce si ol dela mayors. ¥ nebo hose 4 la menor vaclcion en accor eng aa haf oto tebunal a ue tebe narod 45 santidad, Qué metodo: hay pan repeeto de cues mis Agudo ete dontear, ceerminat tals Tense ence dor senaoees pct fino ol seagio gone! dees donee sania zados con ambos? Ni los dolores ai los sa son Homogineae, ye dolor sem cyte a4 neo respecto del placer. 2Qué puede decidir si un placer particular merece adquitirse a costa de un dolor particular, excepto los sentimientos y el Juicio de los expertos? Por tanto, euando esos sentimientos y ese juivio declaran que, aparte de su intensidad, los placeres derivados de las faculta~ des superiores son especificamente preferibles a aquellos de que es susceptible la naturaleza animal, separada de las facultades superiores, es que tienen el mismo derecho a dar un dietamen sobre este asunto, ‘Me he detenido en este punto, por ser parte necesaria de una concepcién justa de la Utilidad 0 Felicidad, consideradas como regla directiva de la condueta’ humana. Pero no es en modo alguno tuna condicién indispensable para Ia aceptacion del criterio utilitarista; porque no es ese criterio la mayor felicidad del propio agente, sino la mayor cantidad- de felicidad general; ¥ si puede dudarse de que un eardcter noble sea siompre mas feliz. por st nobleza, no cabe duda de que hace mas felices a los demis, y que cl mundo en general gana inmensamente con ello. El utilitarismo, por tanto, 4610 podria aleanzar su fin con el cultivo general de la nobleza de caricter, si cada individuo se bbeneticiara solamente de la nobleza de los otros, ¥ In suya propia, en lo que a la felicidad concierno, fuera una pure consecuencia dei beneficio. Pero la simple eaunciaciéa de un absurdo como éste hace superfiva gu refutacion. Segin et Principio de la Mayor Felieldad, tal como s¢ acaba de exponer, ¢) fin altimo por razon dol cual son deseables "todas las otras cosas (indiferentemente de que consideremos nuestro propio bien o el de los demés) es una existencia exenta de dolor y abundante en goces, en el 36 mayor grado posible, tanto cu: v raver grado. pe tanto cuantitativa, como EL método comparativo es el que mejor n Proporciona la comprobacién de la ad > ‘sipetionida ualitativa: y in regla para medila con wlueln t ls eantidad, es la referencia gue stanton gen Henen mejores oportunidades de experier a, Junto con los habitos dela reflexion’ y trey observacion. Siendo este, segtin la opinign Rene Ssta, el fin de’ los actos humane cs tame Ieeeiaramente au erveno de monidad. Peo 05, Pes, definisio como el eonjunto de repay Breceptos de humana eanducta poreasa cba, eiGn puede asogurarse 2 todo et aces humane tna estonia como ‘a devcete en ln muos tension Pose: ¥ no silo af géntvo fume Sino hhasta'donde la naturalena ‘le Ise sonatas Permita a toda la creacién senciente. ° Conta esta doctrina, su clase de objetanioy que dice que lrieuegea ne Due se eh ninguna co wus fnat bist es wi ye Scion humana. Eo per uae oraue es inlcanzable 9 preguntan Serpecatnt mente: qué derecho tienes a sr feliz? Pregantae Cal hace Care ete aiclon,cauc dee te nis hace poco tempo ni gurus Be oe do lugar, digen que hos hoses pusdeor eae felicidad; ue todos los sore humwros io ban experimentado, y no han podido legar a ser nobles ing upndiend i ieteon de Sagan renuineacionIeecion ques aprendida gem? totalmente, es ef comienta fis conhesn ia de toda virtud, Ym condicion neces 1a primera de estas objeciones egaria hasta las raices de la cuestion si estuviera bien fundada, 36 porque si los seres humanos mo fan de poseer felicidad alguna, su consecuencia no puede ser el fin de la moralidad ni de la conducta racional, ‘Aun en este cato, todavia podria devirse algo a favor de la teoria utilitarista, Un efecto, 12 utilidad no s6lo incluye la bisqueda dela felicidad, sino también la prevencién o mitigacion de la desgracia; y si Ia primera es quimérica, ‘quedara el gran objetivo y ln necesidad imperativa de evitar Ta segunda, por cuanto, al menos, la humanidad se crve capaz. de vivir; ¥ no se refugia simultaneamente en el acto del suicidio recomen- dado bajo ciertas condiciones por Novalis. Sin fembargo, cuando se afirma sbsolutamente la impoubilidad de la felicidad humans, este aserto, si no es una especie de sutileza verbal, os al menos, una exageracion. Si entendemos por felici dad la’ continuidad de las excitaciones altamente placenteras, es bien evidente que esto es imposible. Un estado’ de placer exaitado dura solo un momento, 0, en algunos casos y con interrup ciones, horas dias, Es el resplandor momenté- neo del gozo, pero no su lama firme y permanen- te, Los filosofos que ensefiaron que la felicidad es la finalidad de le vida, fueron tan conscientes de esto como los que se burlan de ellos. La felicidad aque se referian no era la de una vida en continuo éxtasis, pero s{ una existencia integrada por momentos de exaltacion, dolores escasos y trans! torios y muctios y variados laceres, con predomi nio de los activos sobre los pasivos, y poniendo como fundamento de todo, no esperar de la vida mas de lo que puede dar. Una vida asi compuesta siempre ha merecido el nombre de feticidael para ‘aquetios que han tenido la suerte de distrutarla. Y esta clase de existencia es todavia el pattimonio de muchos, durante una parte considerable de st Vida, La miserable edueacin actual y las misera- 37 bles cieunstancias sociales som el unico obs su logro por parte de casi todos. scale Nuestros objeiantes quiséduden de que los sees felickiad como finde la vida: quedasee aati fon una participacion tan moderada en aquélla Beto gay mero de hombres an con on mucho menos. Los principales clonenten ses {ntogran una vida satisfecha son dos: Ia trang al timulo.Cuiguers de tlos ace Consors suliciente por'st mismo pass dhe indo Con aye tae dhe encuentran que. w contentasien con poquisiee Cer, con frandesestimulon pussen eles otros a una cantdad considerable de dee ae luda guna, no. e8intrinsecaments Soerasin capactar ala humanidad para unis ambor dene 128, Lajos de ser incompatiles at dae ene mente’ unidos. La prolongacion del une, aura Drepareciony acta el deseo dele Aquellos cuya indolencia llega a vieio, son los linicos que no desean el estimulo después de un intervala de reposo; aquellos cuya necesidad de estimulo constituye enfermedad, son los tnicos que juzgan insipida y mondtona la tranquilt dad que sigue a la excitacion, en ver de conde, Zaria ‘agradable en proporcion directa ‘con el seernnciue, Ht peecedi, Cuando Ins “gentos Sienten afecto ni por los individuos ni ‘por la comunidad, los estimulos que oftece la vite son muy | restringidos; en todo caso, disminuyen cuando se acerca’ el tiempo en que todos loc 38 intereses egofstas han de cesar por la muerte. En. cambio, los que dejan seres querides, y, especial: mente, los que han cultivado un sentimiento de simpatia por los intereses colectivos de la humani- ad, retienen frente a la muerte un interés por la vida tan intenso como cuando posefan el vigor de la juventud y de la salud. Después del egoismo, 12 principal causa de insatisfaccion ante fa vida es la falta de cultivo intelectual. Una inteligencia culti- vada —no me refiero a Ia del filésofo, sino a la de cualquiera que encuentre abiertas las puertas del conocimiento y haya sido ensefiado a ejercer sus facultades de un modo normal— halla fuentes de inagotable interés en todo lo que le rodea: en los objetos de la Naturaleza, las obras de arte, las exeaciones poéticas, los ‘acontecimientos de la historia, las costumbres pasadas y presentes de la humanidad, y sus perspectivas futuras. Realmen- te, es posible permenecer indiferente a todo esto, 1¥, ademas, sin haberlo consumido en una milési ma parte. Pero esto es s6lo cuando, desde el principio, se carece de interés moral humano por esas cosas, ¥ Ginicamente se ha buscado en. ellas la satisfaccion de la curiosidad, Ahora bien, no hay en la naturaleza de las cosas raz6n alguna para que la herencia de todo ser nacido en un pais civilizado no sea cierto grado de cultura intelectual suficiente para suscitar un interés inteligente por todos esos objetos de contemplacion, Como tampoco hay necesidad intrinseca de que cualquier ser humano sea un interesado egoista apartado de todo sentimiento 0 euidado que no se centre en su propia y miserable individuslidad. AGn hoy, es comin algo tan superior a esto como para dar amplia seguridad de To que puede hacerse con la especie humana. Aunque en grados desiguales, el afecto por los a9 re ————————— individuos y un interés sincero en el bien piblico, son posibles para toda ser humano rectamente educado. En un mundo en que hay tanto de interesante, tanto que gozar, y también tanto que corregir y’ mejorar, todo’ el que posea esta moderada cantidad’ de moral y de requisitos imtelectuales, es capaz de una existencia que puede Iamarse envidisble; a menos que ea, persona, por malas leyes 0 por sujecion a la voluntad de otros, sea despojada de la libertad para usar de las fuentes de la felicidad a aleanee, no dejari de encontrar envidiable esa fexistencia, si escapa a las maldades positivas de la vida, a las grandes fuentes de sufrimiento fisico y mental, tales como la indigencia, Ia enfermedad, la malignidad, la vileza o la pérdida prematura de los seres queridos. El punto esencial del problema reside, por tanto, en la lucha contra estas calami- dades. Rs una raz fortuna escapar enteramente a ellas; ¥ tal como son hoy las cosas, el problema no puede evitarse, ni frecuentemente mitigarse en proporcién considerable. Sin embargo, ninguno euya opinion merezea una atencion momentanea, puede dudar de que los mayores males de! mundo son de suyo evitables, y si los asuntos humanos siguen mejorando, quedarin encerrados al final dentzo de estrechos limites. La pobreza, on ‘cualquier sentide que implique sufrimiento, podra ser completamente extinguida por la sabiduria de | sociedad, combinada con el buen sentido y la prudencia de 10s individuos. Incluso el mis obstinado de los enemigos, la enfermedad, podri ser redacido Indefinidamente con una’ buena educacion Tisica y moral, y un control apeapiada de las influencias nocivas. Asi ha de ser mientras Jos progresos de la ciencia ofrezcan para el futuro la promesa de nuevas conquistas directas contra este detestable enemigo. 40 Jos iba ado on esa Szeccibn. nos Ca, avant ents que interrumPen MCE ee jas vides, SiNO so ae guello nas tas EOP. eon quem peva osal Ye und Om deg Orga O nero ey efoto de dOs wes ee ‘el desarregio de 10s deseos ¥ conde oe ik: ol dma pees. Eh NN ey ae usas del sufrimient yumat pueden its garde oso rae, # muss oe ‘con el culdado y él esfuet2¢ a Seen oct ent fone, ces oes sara mplete Ie ggcilmente pods pe mane aec ete sr ett en a cree ec cee eho cram ten ton games ed voltae cqueias paves dal swundo de ee | ete got igeal creme worl, feet, eate serio debe haces PF a ———————— agin fa ooo wn 89 on wo Sendai Bas frelon ue pods oon ucla Tei. ibid Sa poe ee asl siemens le ca Seo lau ta ea sil bes ghia" tur pe oun gop bl Fe ee oe a seguridad, no es un ejemplo de io que debieran Slo un eatado i ado imperecto del mundo es caus de Gue dl mejor smodode vir los demas sa la ‘Shh pn eRe oon ws minrsas el unde sea imperferto no pod neon x ef Bombe une Weta moe load aie ipoason he a ton, radojice’aue sen ahedé que i capaci de Shae coneinmamente sn pietnder ser feliz, 08 ejor procedimiento para alcanzar en ‘6 Poste a Hehe, Porque nada, exepio i HF a: cn treme estos ncn Sn ait, for tents sana oo fins oe pc esa Cn ce rss bert a ese tradad ae produce fos mas de ‘gual que muchos estoicos en los peores tiempos 2 a es capaz de cultivar con de satisfaceion accesibles ‘0 duracion le importen del imperio romano, Gerenidad las fuentes Sita sin que s0 inseguridad frag que ou inevitable fin. entretanto, permitase a Jos utilitaristes ue, Bo eee poclamar la moralidad de ta abe cose, propiedad que les pertenecta con fa"19 come amo Jos estoic0s 0 [os trascendenis derech? moral uitaista reconoce at eer hue, Mista: Ua for de sacrficar eu propio Bien POF 6) mo fe ton isos, Solo robs adit ave. bien een un bien por si smo, Ut Sicha ssctitic® mena. ni wende 0 sumer i ue Pe, taicidad, Yo considera dosperdiviete total oe, remunciacion que apie es devor cr 4a limit Sand, 0. alguno de, los, medios Pare ao ese felicidad de tos demis: ya de Ps Cone considerados colectivamente, ya d& 198 nomite contro de fos Kimitesimpuestos Por os individ oe tnctivor de ta hummanidad. Debo adie. Inter ends qué los detractores del utlltart: ti ung We hacen le justicia de reconocer, at mo een que o ciffa a concepeion utter Telia erducla junta, no et a ropa felicidad dou otra, sino ia de todos, Porgue St dat are no exige a cada uno que entre st PFOPIS tarry la de los dems, sea un espectadar Ia cial como desintaresado ¥ Thoma usea de desis de ‘tion Nazaret, leemos nutilitarista: contigo y ama a esto consiste 3 Stilitarista, Como. medios part Uuncta aproximacion a este ideal, Sxigiria los siguientes primero, gaits ces sociales colocaran “fa projimo como a ti ismo" deat de perfeccion de la moral conseguir ta més fe) utilitarismo 43 (como pricticamente podemos tlamarla) el interés de cada individuo del modo mas aproximado, en armonia con el interés comin; segundo, que 18 educacion y I opinion, que ‘tan vasto poder tienen sobre el cardcter humano, usaran su poder para establecer en la mente de cada individuo una asociacion indisoluble entre su propia felicidad y el bien de todos; especialmente entre su propia felicidad y la prictica de aquellos modos de conduct2, positiva y negativa, que la considera- cién de ka felicidad universal’ prescribe. Asi, el individuo no s6lo seria incapaz de concebir su felicidad en oposicion con el bien general, sino ‘que uno de los motivos de accién habituales en él seria e} impulso a promover directamente el bien general. Ademis, tos sentimientos correspondien- tes ocuparfan un lugar preeminente en la existen- cia senciente de todo ser humano. Si los impugnadores de la moral utilitaria la consideran en este su verdadero caricter, no sé qué otra recomendacion, incluida en otra moral, podtian echar de menos, qué desarrollo de la aturaleza humana més bello o més excelso podrian encontrar en cualquier otro sistema ético, ub motivos de accion inaccesibles al utilitarismo serfan en estos sistemas la base de sus preceptos. Los detractores del utilitarismo no siempre pue- den ser acusados de presentarlo bajo una aparien: cia tan desaereditada. Por el contrario, los que tienen una jasia idea de su caréeter desinteresado, a veces le reprochan el que si criterio sea tlemasiado elevado para la humanidad, Dicen que es exigir demasiado el que la gente dha obrar siempre con el fin de promover los intereses generales de la sociedad. Pero esto es equivocar la verdadera significacion de un eriterio de moral, y 44 confundir las normas de las acciones con sus ‘motivos. Es asunto de la ética decirnos cuales son ‘huestros deberes, 0 con qué método. podemos conocerlos. Pero’ ningin sistema de ética exige que el nico motive de canto hacemos haya de ser un sentimiento del deber; par el contrario, el hoventa por ciento de nuestros actos se walizan Por otros motivos, y son justos, si las reglas del deder no los condenan, fl hacer de esta falsa interpretacion una base de objecién contra el Uutlitarismo es tanto mis injusto con él, cuanto sus partidarios han ido mas lejos que casi todos los otros moralistas en afirmar que el motivo no tiene nada que ver con la moralidad de la accion, ‘aunque si con el mérito del agente. El que salva @ otra persona que se ahoga, hace 10 que es morsimente justo, bien sea su motivo el deber, bien la esperanza de ser pagedo por el esfuerzo; el que taiciona al amigo que coufia en él, es culpable de un crimen, atingue su objeto sea servir @ otro amigo al cual esté muy obligado. Pero hhablando solo de los actos cuyo motivo es el deber y la obediencia directa a los prineipios, es luna falsainterpretacion del modo de pesar lubilitarista considerar que implica que la gente haya de fijar su objetivo en algo tan amplio como el mundo o Ia sociedad en general. La inmensa mayoria de las acciones buenas no se realizan en. provecho del mundo, sino de los individuos, de cuyo bien depende el del mundo, En estas ocasiones, los pensamientos de los hombres mas virtuosos no necesitan ir mas alld de las personas articulares a que se dirigen, excepto para asegu. arse de que al beneficiarlas no estan violando el derecho, esto os, las esperanzas legitimas y autori- zadas de cualquiera. La multiplicacion de la felicidad es, segiin la ética utilitaria, el objeto de Ja virtud; Jas ocasiones en que cualquiera (uno 4 entre mil) puede hacer esto en gran escala 0, con otras palabras, puede ser un bienhechor pablico, ‘no son sino excepcionales. Sélo en estas ocasiones es cuando esté llamado a tomar en cuenta la utilidad piiblica; en todos los demas casos, lo finico a que ha de atender es a la utilidad privada, al interés o a la felicidad de unas pocas personas. Aquellos cuyas acciones influyen sobre la socie: dad en general, son los tinicos que necesitan interesarse por un objeto tan amplio. En los casos de omision ~-actas que se prohiben por considera- ciones morales, aunque sus consecuencias pudie- ran ser benéficas en un caso particular— seria indigno de un agente inteligente no darse cuenta de que una accion de esa clase, practicada con generalidad, seria injuriosa generalmente. Ese es el Tundamento de la obligacion de abstenerse de ella. La magnitud del respeto al interés pablico que este reconocimiento implica, no es superior a la exigida por cualquier sistema de moral, porque todos ordenan abstenerse de cualquier cosa que sea perniciosa para la sociedad, Las _mismas consideraciones conducen a otro reproche contra la doctrina de la utilidad. So fundamenta en una interpretacion etn més grose- a Ga] objeto de un criterio de moralidad y dei ‘verdadero significado de las palabras justo e justo, Se afirma, frecuentemente, gue el utilita- imo vuelve riot e incapeces de ‘simpatia a los hombres; que enfria sus sentimientos morales hhaeia los individuos; que sdlo les hace atender a la seca y dura consideracion de las consecuencias de Ja aceion, sin introdueir en su estimacion moral las cuslidades de donde Ia accion emana. Si este azerto significa que esos hombres no permiten que sus juicios sobre la reetitud 9 maldad de un acto sean inflaidos por su opinion de las cualidades de 46. la persona que lo realiza, ésta no es una queja contra el utilitarismo, sino contra toda eriterto de moratidad, Porque ningin criterio étiee conocido decide que una aecién sea buena o mala a esisa de que la realice un hombre bueno o malo; y menos atin porque lx realice 0 no un hombre amable, honrado o benevolente. Estas considera ciones no son apropiadas a la estimacion de los actos, sino de las personas; y no hay en la doctrina utilitarista nada incongruente con el hecho de existir en las personas otras cosas Interesantes ademés dela rectitud o maldad de sus actos, Los mismos estoicos, con el paraddjico abuso del lenguaje que formaba parte de st sistema, por el cual se esforzaban en elevarse por encima de todo, excepto la virtud, gustaban de decir que el que lo pose todo, ése y solo ése, ef ico, es bello, es un rey, Pero la doctrina utilitarista no eivindies nada de esto a favor del hombre virtuoso. Los utilitatistas son bien cons- ientes de que hay otras cuslidades y atributos deseables, ademas de la virtud, y estin perfecta- ‘mente dispuestos a conceder a todas su valor. También son conscientes de que una accion justa Ho revela necesariamente un cardcter virtuoso, y que los actos censurables proceden, con frecuen- cia, de “cualidades merecedoras de. slabanzas. Cuando esto es manifiesto en cualguier caso particular, modifica la estimacién, no del acto, Por cierto, sino del agente, No obstante, conceda. que elios tienen la opinién de que en una larga, carrera la mejor prueba de un buen cardctar son las buenas actions; y resueltamente se niegan a ‘considerar como buena cualquier disposicion mental cuya tendencia predominante sea producir ‘una mala conducta, Esto les hace impopulares ‘entre mucha gente; pero es una impopularidad ro que deben compartir con todo el que vea de un. modo serio la distinciéa entre lo justo y lo injusto, Ademas, no es un reproche cuya refuta- cion déba inquietar al utilitarista consciente, Siesta objecion sélo quiere decir que muchos ttilitaristas miden exclusivamente Ia moralided de los actos con el eriterio utilitario, y no subrayan suficientemente las otras bellezas del caricter que contribuyen a hacer amable o admirable al ser hhumano, esto podria admitirse. Los utilitaristas que han’ cultivado los sentimientos morales, pero 0 la simpatia o la percepcidn artistlea, caen efectivamente en este error; también 10 hacen to: dos los demis moralistas que se encuentran en las mismas condiciones, Lo que puede decirse en excusa de éstos vale también para aquéllos, esto fs, que si hublera de darse algin error, es mejor que sea éste, De hecho, podemos afirmar que entre los utilitarisias, 10 mismo que entre los partidarios de los demés sistemas, se dan todos los grados imaginables de rigides y laxitud en la aplicacion de sus eviterios; unos on rigurosamien- te puritanos, mientras owos son tan indalgentes como podrian desear ei pecacor o el sentimental. Pero, en conjunto, una doctrina que pone en lugar prominente e. injarés que tiene la humanidad en. reprimir o prevenir toda conducta que viole la ley moral, no es probable que sea inferior a ninguna otra en volver las sanciones de la opinién contra tales violaciones. Verdad que quienes reconocen, istintos eriterios de moralidad, no es de esperar ‘que estén de acuerdo sobre la cuestion de qué es Jo que viola la ley moral. Pero las diferencias de ‘opinion sobre las cuestiones morales no las introdujo por primera vez en el mundo el utilita- rismo. En cambio, esta doctrina proporciona un criterio para decidir las diferencias que, si no 48 siempre es facil, es tangible e inteligible en todos los casos. Quizd no sea superfluo sefalar otros errores comunes en la interpretacion de la ética utilitaris ta. Algunos tan obvios y groseros que podria parecer imposible que ninguna persona de hones- tidad e inteligencia cayera en ellos. Pero aun las personas con grandes dotes mentales suelen fomarse muy poca molestia en entender el signifi- cado de cualquier opinion que choque con sus prejuieios. Los hombres son, en general, tan poco Conscientes de que esta voluntaria ignorancia constituye un defecto, que incluso en las obras concienzudas de las personas de mayores preten- siones a la honradez y lx filosofia, encontramos Jos més vitlgares errores de interpretacion de las doetrinas éticas. No es raro ofr hablar de la doctrina de la utilidad haciendo caer invectivas sobre ella por atea. Si fuese necesario decir algo contra una suposicién tan simple, dirfamos que la cuestion depende de qué idea se tiene del caracter moral de la Divinidad. Si es verdadera la creencia de que Dios desea ante todo la felicidad de las craturas, ¥ que éste fue el objeto de la ereacion, €l utilitarismo no s6lo no es una doctrina atea, Sino que e més profundamente religiosa que inguna otra. Sise quiere decir que el utilitarismo no acepta la revelacion de la voluntad de Dios como siprema ley de la moral, contesto que un titlitarista que crea en la perfecta sabiduria y dondad de Dios, creer necesariamente que todo Jo que Dios haya considerado oportuno revelar con relacion a la moral, cumpliré en sumo grado jas exigencias del utilitarismo. Pero, ademas de los tilitaristas, otros han tenido la opinion de que la revelacion cristiana se dirigid, y se encamina, a jnformar a 108 corazones y las mentes de los 49 hombres eon un espiritu ieapaz de hacerles buscar por si mismos lo que es justo y de inclinarlos a hhacerlo cuando lo encuentran, més bien que a decirles, a-no serdé un modo muy general, 1o.que es; Necesitamos una doctrina ética cuidadosa- mente observada para que ella nos interprete la voluntad-de Dios. $i esta opinion es comrecta ono, es superflao discutirlo aqui. Puesta que cualquier ‘cosa que’ concuerde con la religion, natural. 0 revelada; “puede ser. objeto de investigaciones 6ticas; resulta tan accesibje al moralista utiitarieoa como’ a cualquier otro: Puede ‘usar de ella cori0 testimonio de Dios a Ia utilidad © nocividad de cualquier acto dado, eon. el mismo derecho: cue trot usan como geil de une ly tascendente que io’ tiene zelacién con gue ne lw utilidad © con la ‘demas, se etigmatiza sumciamente a uilitars mo come docttina inmoral, déndole el nombre de oovenieneiay aprovechanto in ventaja de que el two popular dete ténnincii¢ opane ala fsticin, Poros ‘conventencia, en el sentido. on que 9° pone a a juste, indica generalmente lo que es onveniente para eh interes particular del agente iano come cuando un mnie seiiee le interes do eu pale para mantenee on au cage Guando signifies algo. mejor que esto, indica lo tue es convenionte pars aighn objeto inmediato.o tigi fin momenténeo, pero que viola una rea aya observacion os conveniente en un grado mas shred Bae eno, be contin, en or eter tau miaros cen cou a wilded ute na de to dafino, Asi, seria-a menudo’ conventente decir ana mentist para superar um obstaculo © para conseguar inmeéditamonteaigin fn it hocotros 0: para los demas. Pero el cultivo.de un 50 sentimiente, agudo de; veracidad es, una.de las cosas ms tiles. a. que. puede servi muestta Candela, ¥ el. debiitemiento, de exe sentimiento una de las més perjudiciales, Cualquier desvi ‘én, incluso involuataria, de ls verdad, tiene gran influencia, .sobre..el, debilitamiento, do, muestra tconfianza en la veraciad de los.esersos bumsncs, Sonfianas, que.no. s610. £8.61 soporte de.todo el Senestar social presenta, sino que sy insuficiencia influye mae que-ninguna otra. cosa en.10.qve puode llamarse zetras0-de la civilizacion, deja irtud y-de todo: lo que ¢3,el.fundamento.de le Telicidad hhumaxa...Por ello, semtimos, que le wolel6n de la regla de conveniencia tracendente para -consegut une, veniaja, inmedata no,.26 Eonveniente, Bl que, por su conveniencia personal © la de alg off0, hace lo. que de 61 depende por Driver as, humanidad de un bien. infligivle un ral. que,dependen, mas o,menos, dela mutua Eoniianda que los hombres, panea. £0 gus paigheas, fobim. come, uno de. sus. peores enemigos. Sin embargo, todos, los moralistas reconocen que est fegla, aun siendo segrada, admite posbles excep- ‘iones, Las principales se dan cuando la omision Ge algin hecho {como delatar a.un malbochor 0 Sep. malas noticias, a ua persona, gravemente fenferma) salvaria a un individuo (especialmente a Ur, wdividuo que-no, sea uno. mimo) de una desgracia grande ¢ inmerecida, y_ cuando la om Sdn s6lo puede logratse con fina negacion, Mas ‘para que una excepeion_ienga ol menor efecto posible sobre la confianca en la voracidad, y ne # Bxtionda mis alld de lo necetario, deberia recone. cerse 7 dofinie sus limite, si fuera posible. Y principio de uillidad es bueno para algo, debe ser Sueno pars aquilaar esas ubilidades.que choca entre, y seBalar la zona ep que cada una prepondera. Bt Los defensores de la utilidad se sienten lamados con frecuencia a replicar objeciones tales como sta de que antes de la aceién no hay tiempo pace caleular 0 sopesar los efectos de une linea de conducta sobre la felicidad general. Hs exactamen te como si se dijorg que es imposible guiar nuestza conduta sobee ia felicidad general, Es exactamen- te como si se dlijera que es imposibie guiar nuestra conducta por ol cristianismo’a causa de que, e cada seasion en que debe haverse azo, no ha. tiempo para leerse el Antiguo y el Nuevo Test: mento, La respuesta a esta objecion es que habido un amplio tiempo, a saber, todo el pas! de la especie humana. Durante todo ese tiempr género humano ha estado aprendieado por & riencia las tendencias de las acciones. Tor ~ prudencia, lo mismo que toda la moralidad Vida, dependen de esa experiencia. La gente.» como si el comienzo del curso de la exper hubiera sido diferido hasta el momento prese. y como si el momento en que algin hon Siente la tentacion de intervenir en la propiedad. en la vida de otto, fuera la primera vex en que se hha de considerar si el asesinato 0 el robo son perjudicialas a la felicidad humana. Yo n}siquieca fere0 que ese hombre encontraria ia cuestion muy enigmatica; peso de todas formas el asunto esté éentonees en sus manos, Es verdaderamente extra ‘vaganie suponer que, si el género humano hubiera convenido en considerar que la utilidad es Ia mejor prueba de la moralidad, no habria llegado a tun acuerdo sobre qué es itil, y no habria tomado ‘medidas para ensefar al joven sus nociones sobre el asunto, y robustecerlas con la ley y la opinion. No hay dificultad en probar que todo sisteme ético es defectuoso si suponemos ue leva apare Jada la idiotez universal: pero sino es ése el caso, el género humano debe haber adquizido ya 52 ‘croencias posittvas concemientes a los efectos que algurios actos tienen sobre la felicidad. Las ereen- ‘eias que asi se han decantado constituyen las roglas de moralidad de la multitud, y también del f6sofo, mientras éste no haya conseguido encon- tratlas mejores. Yo admit, mejor, mantengo seriamente que los filésofos podrian hacerlo con “acilidad, incluso en la actualidad; que nuestro ‘digo moral no es en absoluto de derecho divino, ue la humanidad todavia tiene mucho que “render respecto de Jos efectos de los actos sobre felicidad. Los corolarios del principio, de e\lidad, como los preceptos de todo arte pricti- te admiten un perfeccionamiento indefinido y, la indole progresiva de la mente humana, su ramiento sigue adelante constantemente. ‘una cosa es considerar que las reglas de © ‘dad son mejorables, y otra pasar por alto ©. mente las generalizaciones intermedias, y der probar directamente cada acto indivi or medio dei primer principio, Es una idea -tafia la de gue ef reconocimiento de un primer principio es incompatible con la de los principios secundarios. Informar a un viajero sobre la situa: cion de su destino final no es prohibirle que Ltilice las sefiales y postes indiesdores del camino. La proposieion de que ka felicidad es el fin y el, objetivo de la moralidad no significa que no deba tazarse un camino hacia esta meta, 0 quo a las personas que alld van no se les pueda avonsejar que tomen una diveccion mafor que otra. Verds- deramente, los hombres deberian cesar de decir sobre este asunto absurdes que no querian decir ni of con respecto a otras cuestiones de interés prictico, Nadie pretende que el arts de la navega- ibn no se bese en la astronomia, por el hecho de que los matinos no pueden entretenetse en calcular el almanaque néutico. Siendo exiaturas 58 ralonales se hacen 2:iv mar comb almanaque ya cxivalado; y'vodas las exiattras raclonales salon al: ‘mar de ia vide" con una’ opinion formsda sobre lo -qUE @5 jsto @ injlsto,-lo mismo'que sobre cams ‘mucho més dif(iles que son ouest{on dessabiduria 6 oeura, ¥ 0s de suponer que sigan haoiéndalo en tanto” la ~previsibn isea uma calidad “humane: Clualauiiee que “se 6 prineipfo fundamental de njoralided “que stoptemos, necesitamos, para st aplieaci6n prinipios subordinados. Puesto que-ia itiposibilidad’ de obray sin éstos es comin a todos. Jos sistemas sno puado:proporcionar argumentos contr nifiguno: en’ partioular"Pero razonar graves mente coma. si ‘tales. prineipios secundarios no udierar existiny-y Como si lrtbumastidad hubiera Pormanecido asa ahora, hubiera de permate- cer siempre, sin exteacr contecuencias generales Ge tas experiencias de la vida humana, exe0: que 2s el absirto mas grande-a que ae ha llegaso. nance fen las controwersias filps6ficas, Et: resto de. la seria de: argumentos. contra el Uuuilitarismo.consiste prineipalmente en. poner a su ‘cuenta las debilidades comenes.de la-naturaiez humana 7 tue dificultades generales-que estorban a Jas: personas -conscientes. en el. tramdo. de, su camino por la vida. Se nos dice que un utiitarista podri hacer de su easo particular una exeepei6n, de las reglas morales, y que bajo la'tentacién. vera ‘més utilidad en el quebrantamiento de una. regla que en su observacién. Pero, zee et utilitarismo el finieg credo capa de proporcionarnos :exeusas pare obrar mal, y medios para engafar la propia conciencia? Los. proporcionan: en abundancia en todas las doctrinas que reconocen la existencia de conilictos morales. Hsto lo teconocen. todas Jas doctrinas que han sido: aceptadas por personas sanay. No es'defecto de ningireredo, sino. de la 54 complicada:natarafeza de Jos atuntos humanos, el que la: conéieta no’ pueda ser :conformada.'de ‘manera que no exija excepciones, g:ei-que aperias ninguna clase ‘de: aceiOn’ puecia wer establecida: firmemenie-como-obligatoria sienrpre-o condena. ble siempre.:o; buy. ningim credo, Aion ;quena alempere le rigider de sus leyes, dandoles cierta amplited que, bajo la responsabilidad moral del agente, las acomode 2 las peculiaridades de las ‘reznstancias. ¥ por la abertura asf hecta, entrar ‘en todos Jos eredos el enganio de uno mismo yl casuistica deshonesta, No existe ningiin sistema de moral en gue no suzjan casos inequivocos de ‘obligaciones encontraas. Estas son las verdaderas, ificultades, 10s puntos intrincados de la teoria de Ja ética y de la guia consciente de lx conducta personal. Son superables, préeticamente con mayor o menor éxito, segdn el entendimiento y las virtudes del individuo; pero difieilmente puede pretenderse que ninguno sea et menos calificado dara tretar de ellos, porque posea un criterio ‘iltimo al cual puedan ser referidos todos los deberes y derechos encontrados. $i la utilidad es Ja iltima fuente de la obligacién moral, a utilidad puede ser invocada para decidir entre aquétos ‘cuando sus demandas son jacompatibles. Aunque sea un criterio de dificil aplicacion, as mejor que nada en absoluto. En cambio, en otros sistemas, todas las leyes morsles invocan una autorided independiente, y no hay ningin imperativo comin para mediar entre ellas. Sus prevensiones a la precedencia sobre las demas descansan poco ‘menos que en la sofister’a y, a menos que sean Geterminadas, como generalmente lo son, por la influencia: no’ reconocida de consideraciones util tarias, dan carta blanea a la intervencion de deseos personales y pareialidedes, Debemos recordar que 8610 en los casos de contlicto entre los principios 55 secundarios es cuando s requiere apelar a los Primeros principios. No hay ningin caso de Obligacion moral que no implique algtin princin secundario; y si se trata de uno solo, apenas pueden caber dudas reales de cual es en ia mente do la persona que reconoce dicho principio, CAPITULO IIT DE LA ULTIMA SANCION DEL ‘PRINCIPIO DE UTILIDAD Con relacién a cualquier eriterio moral, suelen hhacerse justiicadamente las siguientes proguntas: {Cuil es su sancion?, cules son los motivos para Sbedecerlo?, 0, mas concretamente, cuil es la fuente de si obligacion?, gde donde se deriva su jerza obligatoria? Esparte esencial de una filoso- ‘moral proporcionar la respuesta a esta cues- tién, que, aunque frecuentemente arume el aspec- to de una objecion a la moral utilitaria, como si fuviera una aplicabilidad especial alas otras, surge en Yealidad con relacion a todos los eriterios. Surge, en efecto, siempre que una persone es llamada’ a adoptar un crterio, oa reducir la moralidad a una base sobre le cual no esté acostumbmda a apoyaria. Porque la moralidad de Jas costumbres, consegrada pot la educacion y la opinion, es la tiniea que se presenta ante la mente con Is sensacién de ser obligatoria en si misma. Y cuando se pide a una persona que crea que la moralidad deriva su obligacion de algin princi pio general que las costambros no han rodeado on el mismo halo, e) aserto le parece paraddjico; Jos supuestas coroiarios parecen tener mis fuerza obligatoris que el teorema original; la superestrue ura parece mantenerse mejor sin lo que se presenta come fundamento suyo que con él. Es persona se dice: yo siento que estoy obligado'a no robar, ni matar, a no traicionar ni engatiar; pero 87

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