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A mi Marcela.
MALAS NOTICIAS, BU
Obviamente que mis papás llamaron a las fuerzas de la ley y el orden,
para contarles nuestra desgracia (ay, mi kétchup). Así conocimos al
sargento Rebolledo y a la teniente Monsalve. Uno era flaco y pálido, y la
otra chica y muy maquillada. Eran como un shinigami y una pitufa (mucha
tele, ya lo sé).
Brrrrr.
SOLUCIONABERTOS
Al rato llegó a la cocina toda la gente de El inka guatón: los Bertos
(Edelberto, Gilberto, Norberto, Wilberto y Alberto) y la Laura y la Antonia,
las jefas del grupo. Y una de ellas fue la que puso orden porque estaban
súper inquietos, como perro en bote (me encanta esa metáfora, guau).
–Ya, silencio. Señora, ya revisamos el restaurante y les faltó barrerlo no
más. Quedó entero vacío. Estos canallas…
–Ya, Laura, esperemos que la policía recupere nuestras cosas…
(Ahí se escuchó una risa entre los Bertos. Gente de poca fe).
–Ya, ok. Lo primero es ordenar y poner nuevas chapas y candados.
¿Conocen a alguien que pueda ayudarnos?
WINTER IS COMING
Durante la mañana la casa comenzó a parecerse a un cas llo. Bueno, a
uno medio rasca, porque es una casa no más, pero le estaban poniendo
hartas rejas y unos candados como de medio kilo.
Mi mamá andaba dando órdenes a los amigos de los Bertos que
entraban y salían con sus herramientas. Entre medio había un par de
señores negros muy flacos y de peinado raro que hablaban en un idioma
intergalác co. Creo que los había visto trabajando en el edificio del frente.
Y no les entendía nadanadanada. Pero de repente mi mamá les hizo unas
preguntas y ellos se las respondieron.
EN CONSTRUCCIÓN
Todo el día fue puro ruido, con sierras eléctricas y soldadoras que
raban chispas. La gente entraba y salía, hasta que Laura entró y le pasó a
mi mamá una lista.
Después de leerla, se le abrió la boca hasta que le crujió algo en la
mandíbula.
Quedó como difunta de la película El aro.
HUM
Como yo andaba un poqui to traumado, me comuniqué con mi amigo
Aarón. Es que estaba más cerca, porque la Andrea anda en Argen na
visitando a su papá. Aunque al final da lo mismo, porque esta cosa es por
internet, ¿no? Pero qué nerd que soy.
Julito: ¿Aaaaaarooooooón?
Aarón: ¿Sí?
COLEGIO TRIBAL
Nadie durmió muy bien, menos la María y el o (que además roncaba).
Es que pensar en qué sería de nosotros, los Cabello, sin plata, es una dura
carga para un cerebro infan l como el mío.
De desayuno nos tomamos unos vasos de leche que habían escapado
del hambre del o, nos peinamos y nos fuimos en el transporte a San
Expedito, nuestro colegio.
Cuando llegamos, al ro se sin ó el olor a incienso en el colegio. Es que
después de la ranía de la directora Noelle, o Darth Noelle, y el retorno de
doña Lupe, la dire, todavía le estaban sacando las malas vibras al lugar. Y
como doña Lupe era hippie con plata (de esas que usan ojotas, pero de
cuero de reno albino del Himalaya, o sea CARAS), había inver do en toda
clase de cuarzos y amuletos para “limpiar” el lugar.
CHA-CHA-CHANGES
Como ya no existe el kiosko del Moncho, como que uno se pierde en el
pa o. Doña Lupe, en cambio, permi ó que una de sus amigas integrales
pusiera un puesto en que venden “cosas sanas”. Esto es: comida para
canarios humanos, todo po de pellets y unas galletas que parecen pan de
hobbit. Suuúper ape toso todo.
Mejor me voy a la biblioteca, a ver qué onda.
ORGÁNICO HÍPSTER
Entonces dirigí mis pequeños y copuchentos pasos hacia el fondo del
pa o. Y allí estaba Guaiquil. O el nuevo Guaiquil, porque ahora estaba
ves do con una jardinera de jeans y una camisa escocesa. También tenía
unos lentes nuevos, como cuadrados, y lo más raro de todo era su barba
de leñador, aunque estaba jardineando.
–Hola, profe.
–Ah, hola, Julito. ¿Qué te trae por acá?
–Es que soy copuchento. No, perdón, es que quería ver su célebre
huerto orgánico.
Pero antes voy a hacer pipí, porque me dieron ganas de verdad ahora.
Bibliotribus
–Oye, Anita, ¿encontraste algo de zombis para culturizarme?
–Pero si no han pasado ni diez minutos, Julito.
–Pucha que eres lenta.
–Ju-li-to, no abuses de mi paciencia. Y ¿qué te pareció el huerto? -Verde.
Pero lo más raro fue el fashion emergency del profe. Como que se ve un
poquito fino, ¿no crees?
–Estás insinuando que se ve un poquito gay, Julito.
–Nooooooo, ¿cómo se te ocurre?
DORO, EL EXPLORADORO
Después de esa salida del clóset de Cabezas y Mardones quedé muy
pensa vo.
Sí, tengo cerebro también.
Porque si la mayoría de la gente no es gay, ellos son una minoría. O sea,
son pocos. Pero eso no significa que no tengan derecho a ocupar un
espacio. Su espacio.
Debe ser MUY di cil ser dis nto a la mayoría. Y además hay parte de esa
mayoría que odia a los gays. Es la pura verdad. Y creen que están
“enfermos” y que hay que “curarlos”. ¿Y qué habrán opinado los papás de
Cabezas y Mardones? O a lo mejor ni siquiera lo saben. O sea, puede que
ellos tengan que vivir en secreto su amor sin decirles “hola suegrita” o
“qué tal, suegrito”.
Duro. A lo mejor por eso no salen del clóset libremente. Ni de la
biblioteca, porque parece que vivieran allí.
A LA MESA
Yo estaba mal. Primero había perdido la tele de mi pieza y ahora parte
de mi corazón (chulo, pero es la verdad). Y allí estaba, solo y penoso en mi
pieza, cuando se escuchó el llamado de la selva:
–¡A comer!
Un milagro. La pena se me quitó al ro. Parece que la comida es
an depresiva ¿no?
Llegamos todos los Cabello a la mesa de la cocina y el o ya se estaba
comiendo las pizzas como si fuera tarea.
–Ya, Rodrigo -le dijo mi mamá mientras le palmeteaba la mano para que
soltara otro pedazo. Es para todos.
–Es que soy un admirador de tu cocina, Rosa.
QUEBRADOS
Así que estábamos quebrados. Rotos. Sin monedas po Mario. Como si
un Bowser hubiera entrado a nuestra casa y se lo hubiera llevado todo (qué
chusto, hasta me lo imaginé). Con Rebolledo y Monsalve inves gando para
descubrir a los ladrones (mientras comen donas rosadas con chispitas del
Dunkin Donuts). Con un o pastel. Y la Andrea buscando en su interior.
Se hizo un silencio del terror en la cocina, hasta que la María dijo
“Figh ng!”.
EL MAPA DE MI VIDA
Beltrán punk, Moncho metalero, Guaiquil hípster, Aarón vegano, la Dire
hippie. ¿Cierto que suena como a elfos, gnomos, hobbits y trolls? ¿Estaré
viviendo en un mundo de fantasía fantás ca irreal po Bilz y Pap y no me
había dado cuenta, ah? ¿Habrá que hacer las tareas y estudiar en ese
mundo maravilloso?
Ojalá que no, ja.
En eso estuve pensando (y en mi sánguche de jamón no vegano) cuando
entramos a la clase de Lenguaje. Y algo extraño había allí. Una profe nueva.
EN LA BIBLIODIVERSA
Estuvimos escribiendo montones de palabras que ni entendíamos.
Según la profe Desbordes, por úl mo se nos iban a pegar en la mente igual.
Por “osmosis” dijo. ¿Eso se come?
Quedé con dolor de dedos y con las manos lacias. Apenas pude agarrar
el sánguche después. Como que se me caía. Una tortura.
Así que se me ocurrió ir a un lugar de tortura: la biblioteca.
–Anita, ¿averiguaste algo de mi encargo?
–Saluda primero, roto.
–Hola, Anita ¿averiguaste lo mío?
–No. La verdad es que no hay mucha literatura SERIA sobre tu tema.
Puras cosas ridículas en internet. Es que sabrás, pequeño Julito, que a
diferencia de los vampiros y los hombres lobo, los zombis son un invento
de las películas. Pura cultura pop.
DE VUELTA A LA POBREZA
De vuelta al hogar seguía muy pensa vo. El Beltrán también. Yo,
pensando en Cabezas y Mardones, que eran igual que los zombis, porque
no podían escoger ser zombis o no. Y Beltrán, seguramente pensando en
dónde estaba su pequeña iden dad.
También iba pensando en la Andrea. Y me daba penita.
Cuando llegamos a la casa, estaban Rebolledo y Monsalve hablando con
mis papis.
–Entonces, ¿ustedes nos recomiendan que no nos hagamos ilusiones? -
decía mi mamá.
LEJOS DE ANDREA
Como igual andaba en modo Julito Inves gador, aproveché la presencia
de mi madre para seguir con mis preguntas.
–¿Mamá?
–Ay, algo raro me vas a preguntar, ¿o no?
–No, bueno sí. Primero, ¿cómo ha seguido tu trabajo aquel?
–Bien, me acaban de aprobar tres nuevos nombres para maquillajes algo
oscuros: “Negro moretón”, “beso zombi” y “rojo ceniza post nuclear”.
–Oh, pero qué interesante.
–Ya sé que ni te interesa, entonces, ¿para qué preguntaste, Julito?
POST TRAUMA
¿Han visto documentales de asesinos en serie en que los muestran
cuando niños? ¿Y que uno ve esas fotos de un cabrito buenito amorosito
que años después guarda cabezas de gente en su refri? Bueno, esto fue al
revés, aunque en el caso de mi papá fue más extraño. Porque él ahora usa
camisas sin dibujos y ene lentes de ñoño y no se maquilla. En cambio mi
o igual es como medio trash (lo busqué en internet y significa “basura”,
obvio). Y más pelados, ambos.
SABOR SORPRESA
Nuevamente de vuelta a nuestra casa vacía, como yo (metáfora). A lo
mejor voy a tener que comprar cosas para llenarme. O buscarme una tribu
urbana, como lo está haciendo mi meditabundo hermano chico.
Pero new wave, ni loco.
Cuando llegamos, estaba todo el resto de la familia en la cocina. Y mi o
tenía olor a ducha. Es que se había preparado para la sorpresa de los
Bertos, cierto.
–Oye, papá, ¿cómo va tu libro? -aproveché de preguntar, ya que ni se lo
veía en la casa.
–Cof, bien.
–No te creo.
–Ay, pero que percep vo que eres, hijo mío.
CREOLE PUES
Nos sentamos en una mesa llena de flores y los Bertos comenzaron a
traernos cosas que no eran salchipapas (bu).
OH, HAITÍ
Antes del tuto me puse a buscar en esa fuente inagotable de
conocimiento: la biblioteca. Ja, men ra. También se la robaron, así que
tuve que me meterme a internet no más.
SÁBADOS NO GIGANTES
Descripción del hábitat Cabello: líder del grupo, o sea mi mamá,
escribiendo en la mesa de la cocina. Furiosa. Macho del grupo, encerrado
en su cueva con el o. Se escuchan ruidos y toses al interiorf. Bicho azul
punk, encerrado en su cueva también. Pequeña María, sentada en la
cocina del restaurante, diciendo Figh ng! mientras todos los Bertos y cada
vez más hai anos van haciendo cambios en el ex nto Inka guatón.
NO TE CREO LO CREOLE
Almuerzo familiar. Hasta con Pato Purific, que estaba calladito y azul. Allí
estaban mi papi y el o, comiendo en silencio. El que más hablaba era
Moncho, para variar.
–Les traigo la comida imedyatman.
–¿Qué?
–Es que estoy aprendiendo creole, ¿ou konprann mwen?O sea, ¿cachai?
-Ya, apúrate no más Moncho, que tenemos hambre.
–No seas barsa, o sea move moun.
–Aaaaaaargh, ¡apúrate y en castellano!
Y así llegaron otros platos raros y ricos.
POBRE BÍGAMO
Uno siempre cree que lo peor le pasa a uno. Y la verdad es que siempre,
pero siempre, hay alguien más abajo en la cadena ecológica de la
desgracia. Como mi amigo Aarón, por ejemplo.
Julito: ¿Estás vivo aún?
Aarón: Casi.
Julito: Y ¿cuál es tu estado civil ahora?
Aarón: Soltero.
Julito: Pateado.
Aarón: Ni te imaginas, hum. Sandra me odia y Marilú también. Quedé
cero vidas en el amor.
Julito: Eso te pasa por vegetariano.
Aarón: No, eso me pasa porque Marilú nunca me dijo que iba a volver.
Y volvió. Como va a volver Andrea, ojo.
Julito: Gracias por tranquilizarme, amigo
Aarón: Es que es la verdad verdadera nomás.
Julito: Como que ahora no eres ni verde ni rosado.
Y te fuiste a negro, jajaja.
Aarón: A veces no sé cómo te soporto. Hum. Cambio y fuera.
Pucha. ¿De verdad mi sen do del humor será tan tóxico? Porque yo sí
que me río con lo que digo.
FOMINGO
Así es la vida: a veces sube, a veces baja.
Ay qué sabio. Parezco Pedro Engel.
El tema es que después de subir ayer a estado fiesta new wave, hoy la
casa está que parece cementerio en su bajada. Mis papás junto al o se
quedaron hasta tarde celebrando el éxito (o sea = Zzzzz) y el restaurante se
cerró para que todos descansaran un poco.
El Beltrán lleva como tres horas duchándose, para sacarse el teñido azul.
Jura.
La única que me acompaña en mi soledad es la María que, como no hay
nadie, ahora sí que habla.
Porque es superduperdotada, por si no se acuerdan.
DESPACITO, LENTAMENTE
Pero qué semana más in-ten-sa, aunque nadie se levantó este úl mo día
hasta el almuerzo (menos los niños de este hogar gobernado por adultos
algo infan les). Y les juraría que el Beltrán como que se des ñó entero con
tanta ducha, aparte del pelo, que le quedó 99% de vuelta negro. Ahora se
la pensará más antes de ser parte de una tribu urbana. ¿Cómo se vería con
un peinado new wave?
Me dio hambre de pura risa. Pffff. Y con una mini camisa brillante y un
aro de pluma.
DOMINGO PM
Antes de media hora llegó un montón de comida. Y la trajo el Moncho
en bicicleta, por lo que llegó hecho sopa. Además que venía con un gorro
de lana inca. ¡Y poncho!
–Aquí enen familia Cabello. Y no se olviden de que mi propina es mi
sueldo.
–Pero, ¿no te pagamos bien, Moncho? -gruñó mi madre.
–Ay, sí, perdón, pero es que estoy juntando plata para el úl mo recital
de Ozzy. ¿No ven que todos los héroes de mi juventurs se están muriendo
de viejos? Snif.
LUNESSSSS
Lo de la “bondad” inesperada de mi papá, con respecto al libro, tenía
también una razón técnica: se había dado cuenta al fin de que su historia
de súper salame, el único héroe con sellos negros, no iba a ser muy
querida por los profesores. Doh. Así que la había hecho corta y, en estos
días, había rescatado de su memoria un clásico breve de la literatura oral
Cabello.
–Es que al estar con mi hermanito, el olor era tan nuclear que me acordé
de esta historia que tanto les gustaba a ustedes cuando eran guaguas -
explicó.
MÁS LUNESSSSS
Ustedes se preguntarán porqué solo cuento las clases de la profe
Desbordes. Es que, por ejemplo, miss Coddou es dura pero simpá ca (día
por medio). Y otra profesora nueva, Marcela Aguilar, es shúper amorosa y
sonrisal (día por medio también). Las clases de gimnasia son una tortura,
así que me olvido al ro de ellas (por sanidad mental). Y en las del Cogote
de goma y de la Mamut con falda, lo paso bien; entonces, ¿qué les voy a
contar? Porque las historias felices son fomes, ¿o no?
En cambio bajo el imperio oscuro y terrorífico de Desbordes, el mini
Sauron rubio, siempre pasa algo más peor.
Es que es TAN pesada ella. Parece que se olvida de tomarse sus pa llas,
creo yo.
–Niños y niñas, tomen asiento y cierren el pico.
Brrrrrrrr.
ALIEN RESURRECTION
¿Esa es una BUENA no cia? Bueno, lo posi vo es que la profe va a dejar
de hacer clases algún empo. Y eso es bueno, creo, aunque siempre puede
llegar una profe peor (¿será posible?).
–El único problema es que puedo tener algunos cambios de humor,
alumnos. Así que les pido perdón si a veces ando un poco nega va.
Aaaaaaargh.
–Les agradezco de antemano su comprensión. Y espero que juntos
superemos los malos momentos que vendrán. ¡Vamos que se puede!
Fin de la meditación.
NERVIOS NERVIOSOS
Como Maruchan y Vaca siguen en conversaciones (ni que estuvieran
decidiendo el desarme nuclear del mundo mundial, vaya), el Aarón sigue
tenso en bajón. Y yo, tenso nervioso. Las clases pasan y este día parece
chicle. Pero de ese que queda más pegote cuando se calienta. Aj.
Cuando nos subimos con el Beltrán al transporte, el Aarón se despidió
de mí con cara de “no sé qué pasará conmigo, hum”.
Pobre. Y pobre de mí, porque también me va a tocar.
Al entrar a la casa como que algo faltaba. Ah, era el olor a o.
–Al fin -comentó mi mamita-, aunque puede que lo recuerde con mi
nuevo helado.
–¿Con sabor a bolsero?
–No, a tabaco, para fumadores.
–Mamá, estás rozando lo ilegal.
–¡Pero pagan súper bien!
–Bueno, si es así, sí.
Y ENTONCES
Era ella. Supongo. Bueno sí, era ella, pero dis nta.
–Hola, Julito.
–Saluda.
–Hola, ¿Andrea?
LA ÚLTIMA CENA
Todos se rieron de mí. Durante la comida (pizzas, obvio), todos se burlaron
(grrrr) mientras Andrea les contaba de su plan maestro para humillarme.
Pero no me importa, porque yo le importo. Awhl! (Y no molesten).
Allí estábamos juntos, días después de haber caído al fondo del pozo de la
desgracia, nuevamente felices todos.
Hasta el o, que no sé cómo se enteró de esta úl ma cena con pizzas
gra s (para él, porque poco cooperó con alguna luca guacha).
Mi mamita ya estaba avanzando en su libro. Mi papito ya había vendido el
suyo.
La vida seguía su curso.
Figh ng!
Snif.
Me pasé de chuloooooo.
Sorry.
Cambio y fuera, terrícolas.
© Esteban Cabezas M.
© Ediciones SM Chile S.A.
Coyancura 2283, oficina 203,
Providencia, San ago de Chile
Primera edición: agosto de 2018
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