Está en la página 1de 209
Elarchivo y el reperterio produce un estallido conceptual para dar cuenta tanto del rigor en la construccién del archivo como de la amplitud necesariamente aleatoria del repertorio que da cabida en la extension de este texto a diversos hitos: medi icos, artisticos, teatrales, politicos que definen escenas y marcan escenarios. La critica Diana Taylor, “madre” de los estudios de performance, inserta sus propios trazos biograficos-culturales para ampliar asi la dimensin del ensayo yy tensar las practicas académicas. El archivo y el repertorio de Diana Taylor ya es un clésico en su género. EL libro es considerado uno de los ensayas ma: ‘importantes para pensar y fe-pensar la performance inserta en el espacio latinoamerican las pricticas performiaticas, El libro organizado desde fuentes te6ricas ultra calificadas, va abriendo el espacio para entender la extension “de la) performance Situada ya en el cuerpo individual de artistas unipersonales 0 como creacin estética grupal y también como recurso) ‘politico del colective Social. Asi, el tibvo se desliza y oscila de manera apasionante, desde (as politicas del cuerpo a las politicas fen que se cursa, se recibe o se resiste la historia, Una hi Diamela Eltit S 8 ose ITI) Diana Taylor EL ARCHIVO Y EL REPERTORIO en las Américas EDICIONES, UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADO Blarchive y et repertorio Levep yt orn cata las Arcs Diana Taylor Biciones Universided Alberto Hurtado ‘Alameda 186) - Santiago de Chile rgavctaraiuahorado.c1— 56228897726 ‘wereuahurtadosl Impreso en Santiago de Chile Enerode 2015 JSON hbo apres 978-956.9520-82-8 ISBN Hore dita: 978.956.9920.83-5 Registro de propiad intelectual N°239.408 Primera edicién de $00 ejermplaresimpresa por Cy C impresces Traduccon de Anabelle Contreras Caste Direccin Caleccibn Antropotogta ene cle Monter Diroccién editorial Alejandra Stevenson Valdés Battora ejecativa Beatiz Garcia Huidobro| Disco decoleceton (Gabriel Valdes Diageamacion ietertoe Glona Barios Imagen de portads:Astid Hadad foto cortests de Ta artista, weer a ea Sou ES Con las debidas licencia, Todos los derechos reservados, Bao las sancionesesablecias en as eyes, queda tigurosamenté pode, sin auorizacién escrita de los itulare del copyeignt la eet total o parcial de esta dora por cualquier medio oprocedislonte, ‘omprendicos la reprogeatia y el tratamiento informatica, as coano ta senbucin de eempiares mediante aguiero pxtstamox pic, Para Susana y Half sina offenda més para su altar ¥ para Marina, que me aytuda a encender las velas Prologo a la edicién en castellano Quin, cudndo, qué, por qué [Actos de transferencla _Escenarios del descuibrimiento. Reflexiones sobre performance y etnografia La memoria como prictica cultural. Mestizaje, hibridez yy transculturacion La raza cosmética. Walter Mercado representando el espacio psiquico latino dentificaciones erroneas. Pablaciones minoritarias de luto por Diana Usted est aqui”, Los H1J.0.S. y el ADN de J 3 1st 173 y 208 » 237 Capitulo Vir Escenificar la memoria traumitica: Yuyachkani Capitulo VIII Denise Stoklos: politicas de lo descifrable Capitulo IX Perdida en el carnpo visual, Ser testigo del 11 de septiembre Capitulo x Pecformances hemisfericas Notas 273 303 335 367 385 Presentacién Vino Is arafota a mi escttorio. ¥ buscando la aaa sie encontré con mi pasado. Gracias araita Texas Rau “The other animals held a council 0 see about creating humans (Cherokee). ‘They eve agree because each wanted Puma tobe like himself. “Arguing, they fell asleep at nightfall, The coyote Ben took «bite form each, swallowed i all and regurgitated « Cherokee... with attributes ofthe ania, but mast like she coyate in the love of singing and acting crazy ‘se DURHAM Ad portas del viaje etnografico y performatico al que nos invita Diana Taylor, le quetemos brindar una cordial bienventda a su libro desde el mundo de la antropologia social y cultural; esta- mos muy contentos de poder publicarlo en nuestra coleccion de Antropologia es una de las primeras defini clones de rencionada por la autora en su texto. Esto justamente ¢s lo que logra realizar este libro también, desde la triple confluencia de la autora que lo cre6, de las miles de personas que actiian a través sus paginas, y de todas las personas {que lo hemos lefdo 0 lo iremos leyendo y que imaginaremos ¥ crearemos a partit de sus palabras: ltfans-ferenicialde esa gran variedad de practicas evocadas, We vvan desde lo més atistco, pasando por lo politico hasta Jo m4 088 cotidiano —y viceversa-— para entretejer de manets poder a partir de 10s espacios y tiempos, experiencias y restimonics, ‘que ofrecen Las Amnésicas, 12 | mesaowoss Un miltiple “aeto vital dé trans-feréiicia”” que logra proble- matizar y disolver oposiciones estériles entre diversos campos cauces de la actividad e imaginacion humanas, relativizando tanto las demarcaciones de lo supuestamente artistico (la misma performance como algin campo separado de actividad artisti- a, por ejemplo) como la abrumadora reducci6n de toda aquella poderosa energia de actuaciones que se sixele captar bajo lo coti- diano. Diana Taylor dirige de manera segura y franca su discurso sobrellos aétos de trans-ferenla con los cuales empatiza y a los cuales analiza en profundidad. Cada capitulo oftece una genero- sa reflexiOn critica que seduce e invita a leer con detencion, a in- formarse—a oir y a ver~y a rumiat lo experimentado, antes de entregasse a otza etapa del viaje lector, a otra inmersion en lo que somos y podemos ser como liom performans—y por esto mismo “como homo politicus—. Escribir, leer y performar se conjugan en este libro como un concierto de movimientos que constituyen vida. Viene a la mente aqui el concepto “Ioscaminos dela vida. Tes textos au enios, con surqueaa Snterpretatva su ce pacidad analiteay su apasionadaapretacin defo perfontice, ofecen més que slo in interesanteabordajeineedisipina. De Cada uns de sus reflexlonesy naraiones mana un reo sient antropolgico que sestenta esta ‘fn aque ee e meolio mismo de las variadas pricticas que Diana Taylor evoca, discute y analiza. Esto se relaciona directa: mente con Como ya planted en el prélogo a la version original (2002), “que- riamos reorientar las maneras tradicionales de las que se solia es- tudiar Ja memoria social y la identicad cultural en las Américas” (we were to reorient the ways social memory and cultural identity in the Americas have traditionally been studied"), refiriéndose con esta frase sobre todo a c6mo estos temas se estaban estudiando desde tacién por la que ella abogaba invitaba a mirat (y @ analizat) a los “performed, embodied behaviours", 1o cual planteaba un sendero teérico y metodolégico pleramente eae Estos comportamientos “performados y encarnados” tienen que ver con la distincién basica que la autora establece entre el archivo y el repertorio y que reflejan una vision radicalmen. te dinamica y critica, caracteristica también de gran parte de la antropologia contempordnea. 1 repertorio y el archivo: “Todo SERN corso pare del gran arco ce humanidad), podriamos decir de manera provocativa, “pero no todavia por mi, no por nosotros”, Més atin, los que nos inspira- mos de est 1o podemos explorar de maneras sui generis y nos habilitamos performaticamente, componiendo constantemente repertorios que legarén eventualmente a ser considerados como proplos a los respectivos grupos en fos cuales participamos —enriqueciendo y dinamizando de esta manera el archivo—-. Podriamos hablar en este sentido de la constante Esta es precisamente a fuerza central del repertorio —por “tico'y dificilmente disciplinable—, de lo que somos y ereamos ‘como actrices y actores empedernidos, dependientes e inde- pendiientes a la ve2. Repertorios que siempre se vuelven a poner nuvevamente en escena, ene sentido generoso y constructive, es capando asf a esa genial pero demasiado limitante expresion de a se referia a su Rails ¢omo “le clioix non choist centre tant de choix posibles* Per-formar - at No tiene qu ‘orespet de manera condicionada —casi condenado mis bien con un actuar que interpreta y busca pen el rey wentido Ge la Produktion G& Seen gga onto as ojalé para bien. a reproducis— 510° siempre lieno de 14 | Pesomco Ena? siempre con una escritura_ reflexién profundamente antropoldgicas, desde su affin de FE) ‘Wheaten depensnlamemoriasoc ys cnsmics de las identidades en las Américas, se muestra también critica respecto de la disciplina antropoldgica. Ya en su primer capi- tulo, de corte més tedrico-reflexivo, menciona al antropélogo escocés MGOH TUM, conocido por su libro The Anthropology of Pesormancy por su oiginalapoveehaniento de concepts on a aE; ETA —compartir las experiencias de liminalidad— para interpretar Jos quehaceres humanos en términos teatrales y rituales. Pero ‘en esas mismas primeras paginas, Diana Taylor critica duramen- tea Tumer por cierta contenida en el marco de andlisis al fin y al cabo distante y objetivizante al que Tumer scone Sn Mining er esa Wicd, aa claamente no observa tq observa marco teérico Implacable que pretende explicar. Lo suyo nace de manera orgénica —y al mismo tiempo caleidoscopica— desde su involucramiento con y atencién hacia las muy heterogéneas practicas que descubre y describe, Empzende interesantes explo- raciones etnograficas siguiendo caminos teéricos-metodol6gicos relativamente indisciplinados (asociativos) y sensibles, desde la conviecién basica también presente en Victor Turner, por lo demés—, i ‘audmmptva Lo cotidano, como aff lingAlsteo — Austiny Wittgenstein y como acto cultural en general, per-for- may transforma constantemente, Como dijo alguna vez Ricardo ‘Mendoza Mamani, un consejero importante durante mi trabajo de campo con familias aymara en E] Alto, Bolivia: no se trata de hablar de unpack milenarista; las personas aymara van viviendo y transtormando su tradici6n a partir de un pachajkuti Cotidlano, mediante pequefios vuelcos y camblos que producen a través de las précticas de convivencia y de reciprocidad, tanto ei sus aspectos positives como negativos, siempre interacttian- do con los otros grupos con los que comparten los desafiantes escenarios de la initereilliifalidad, £1 libro de Taylor se inpid de alls mismo, desde la fuerza cotidianacritual que, por ejempie, perinea las representaciores del colectivo de teatro andino-lime, fio Yuyachkani, y que da lugar también a los tenaces escraches de HLIJ.OS. (*y la DNA de la performance”) en Argentina, lag {que no solamente logran "recuperar” a algunos de los hijos arse, batados por la dictadura, sino que los tienen mégicamente pre sentes a todos, “cotidianamente”. . Actos que son capa- ces de generar cambios —o al menos de imaginar a estos— y de dar forma, encarnadamente, a protestas que tienen gue ver con la vida misma, como en el capitulo-testimonio dedicado a las reacciones en la calle producidas por los atentados del 11-5. Actos que nos interpelan de maneras muy diversas y siempre apremiantes, poniendo en escena de maneras seductoras y a ve- ces peligrosas las memorias del pasado, siempre desde la tension entre BL gran’ una con- dicién de alguna manera afin a la de la misma Diana Taylor—, reflexiona de la siguiente manera sobre cémo los momentos rituales o de performance se einiretejen con la vida vivida co- tidianamente y cémo se refuerzan mutuamente, educando la atencién precisamente hacia la fuerza (social y politica) que emana de estas practicas, mas o menos teatralizadas, de las se- cuencias vivenciales. ‘Traduzco directamente de la titima reedicion en inglés desu ensayo clisico “Afliccién ¢ ira de un cazador de cabezas”, incor porada al final de la ditima publicacién de Rosaldo, The day of ‘Shelly's death, The Poetry and Ethnography of Grief (2014). En esta reciente y preciosa obra, Rosaldo la afliccién pero también la ira por la ‘Michelle divante un trabajo de campo realizado 2 principios i Jos ochenta en laisla de Laz6n en las Hlipinas, wna etrogratis racterizada por un aprendizaje protongado con el grape HOnBO! ‘muerte de su espo: 16 | memes Aquellas fuertes emociones y los posteriores intentos por enten- derias acompafarian a Rosaldo durante toda su vida. Las citas provienen de los dtimos parrafos del ensayo en si: “Ciertos ri- ‘uales reflejan y crean valores fundamentales, conceptos cultu- rales clave y las bases de la solidaridad del grupo. En otros casos, sin embargo, sencillamente juntan a la gente y proporcionan un conjunto de trivialidades que les habilitan mas bien a continuar ‘con sus vidas y no tanto a ofteceties entendimiento 0 conoci- miento". Y contintia, ampliando la vision tanto de Van Gennep ‘como de Tumer: 105 rituales funerarios, por ejemplo, ‘no “contienen” todos los procesos complejos del luto 0 de la afliccién. Seria un error condensar a ambos ya que ni el rito ni la afficcién se encierran ni se explican por completo en estos casos, Jos rituales solo pueden ser puntos de descanso a lo largo de un rniimero de trayectorias procesales ms largasfie aif la imagen = Las muy heterogéneas performances evocadas y analizadas por Taylor encarnan precisamente esto: vitaleS/CHUCeS|d@eani Buen viaje. KOEN DE MUNTER Antropélogo Universidad Alberto Hurtado Prélogo a la edicién en castellano Es un honor para mi que, por primera vez, mi libro EI archivo y ef repertorio esté disponible en espafiol con Ediciones Universi- ad Alberto Hurtado, Mis interlocutores siempre han sido acadé- micos, estudiantes, artistas y activistas latinoamericanos, por lo que esta traduecién me ofrece una linea de comunicacion mas directa, un acto més claro de transferencia. Quiero agradecer a mi amiga Diamela Eltit por la conexi6n, a Beatriz Garcia-Huido- bro por su expetto ojo editorial, aunado a su humor, a mi cole- ga Anabelle Contreras Castro por su maravillosa traduccién, y a Koen de Munter, no solo por incluir este trabajo en la Coleccion Antropolégica, sino también por presentarme ell t6Hfiisi0 070 ‘A menudo se me ha preguntado, y yo me he preguntado, durante los diez aftos desde que publiqué el libro en inglés, qué es aquello que ahora le cambiaria 0 corregirfa. Empecemos por el titulo. El nombre que le pondria sera Bt archivo yy y Yel reper- torio. Una de las principales lecturas equivocas de esta obra, a mi parecer, es que el “archivo” y el “repertorio” existan de forma binaria, uno opuesto al ctro, smente estables del at ynece? ; ri rma chivo, las acciones que componen el repertorio 20 Pe ‘De manera contrarla a los ol 18 | Peton0 ak mcen earns —pensemos tan solo en los jue toman un nombre (Ché, Marcos, Allende), un r0s- 70, o una cancidn y que contienen toda la fuerza de una idea, digamos ‘resistencia’ o ‘revolucién’. + Pero, como bien lo repito a lo largo de todo el libro, los archivos y repertorios a menudo ‘rabajan juntos. Las cosas entran y salen de ellos. Como ejemplo, uusé las fotografias de hijos desaparecidos que llevan las Madres, de Plaza de Mayo puestas sobre sus cuerpos. Las fotos pueden’ “ser archivisticas, per Eis uso politico de la foto del desaparecido ha sido, siobalmente, una estrategia para visibilizar formas de violencia, Los diferentes sistemas de transmisién posibilitan maneras diferentes de conocer y ser en el mundo; j-ET surgimiento de la memoria y la historia como categorias diferenciadas parece provenir de la division corporalizado/documentado!. Pero es- tas formas binarlas no son estéticas, ni parte de una secuencia temporal pre/pos, sino procesos activos, dos de varios sistemas interrelacionados y colindantes que participan continuamente en lacreacién, almacenamtento y transmisién de conocimiento, En segundo lugar, siescriblera de nuevo el libro ahora, subra- yarla que las tecnologias digitales constituyen otro sistema mas de transmision que, répidamente, esta complicando los sistemas de conocinientoecagetie a plaice recat Sai ema see esa! (generalmente asociada con el reper- torlo), y a cuestiones de derechos de autor, autoridad, historia hs ten Y¥ preservaci6n (ligadas al archivo). Las bases de datos digitates. parecen combinar el acceso a vastos reservorios de materiales {que normalmente asociamos con 10s archivos, ¥ lo efimero de quello que sucede “en vivo”. Cuando colapsa una pagina wet, recordamos la fragilidad de esa tecnologia. Aunque lo digital no eget re cnplerd 2 MOM. ances one soe digital altera, expande, desaffa y afecta de otras formas nuestros. eee eo ae oe Si el repertorio consiste en actos de transferencia corpora zados y el archivo preserva y salvaguarda la cultura impresa y material —los objetos—; Quiero argumentar que la era digital, que posibilita acceso casi ilimi- tado a la Informacién, 10 marca el comienzo de la era del archivo ni simplemente una nueva dimension de interaccién para el repertorio, sino algo bastante diferente, que) De nuevo, yo insistiria en que Siempre hemos vivido en une Los aztecas realizaban elaboradas ceremonias intentando reflejar y controlar las fuerzas césmicas que gobernaban sus vidas. Los feligreses experimentan la sensaci6n de estar en sus cuerpos Y, simultaneamente, en presencia de lo divino. Claramente, las tec- nologias de lo virtual han cambiado mas que el concepto de vivir de forma simultnea en espacios contiguos. 2 a ‘RARER se: atrapado en ICOMOS ce, © entrar en wn estado de trance en el Candomblé, nan prece ido durante mucho tiempo la experiencia de vivir una realida alternativa proporcionada por As{ como paradigmas y practicas cambiat namiento y la tansmiston de conocimiento, stam atisbos de la gama de Implicaciones —deste Tas més P! in en ef alrmace: estamos viend? racticas 2 | Pr.oc0 kuntocen tn carmune (como y dénde almacenamos nuestros materiales si queremos preservarlos) hasta las mds existenciales i {Son esos cambios cualitativos o cuantitativos? {Se parece €f cambio actual a los {iltimos (digamos la transtci6n de Ia cultural oral a la escrita) 0 €l movimiento hacia las tecnologias digitales promulga sus pro- pias y especificas presuposiciones sociales y éticas? ;Y qué hay de esas comunidades, principalmente las indigenas, que nunca habitaron realmente:Ia cultura impresa pero que combinan lo set al cane Gu Besa Precis Mama “eal” Finalmente, aftadiria una cosa mas: mi gratitud y amor por Mateo Taylor-Loe y Zoe Taylor-Lowe, mis dos nietos, quienes na- cleron después de que este libro fuera originalmente publicado, Ellos incorporaron otra dimensi6n de transmisin, para mi algo y un milagro de cada dia. DIANA TAYLOR ‘New York University PREFACIO Quién, cudndo, qué, por qué De nifia, creci en un pequerio pueblo minero al norte de México donde aprendi que las Américas eran una sola, y que compartia- mos un hemisferio. Muchos aitos después, cuando legué a los Estados Unidos para doctorarme, escuché que “América” signi- ficaba Estados Us Yy que, aunque México técnicamente perteneciera al hemisferio norte, a menudo la gentelo relegaba al sur como parte de “Amé- rica Latina”. Afios después, observé en el Atlas del mundo thustra=) |; de Rand Mae (1993) de mij, as Amerieas dviidas en tres, yque México y América Central eran llamadas “Centro américa”, término que consumaba la distancia lingiistica que la formacién de la tierra se negaba a justifcar. Nunca acepté es0s consan'< RSTRNT ccacno rs ent dad “americana” en el sentido hemistérico del término, lo cual significa que he vivido cémoda, o tal vez incomoda, en varios mundos simuitaneos, Mi carrera académica comenz6 en una escuela de una sola aula en Parral, Chihualiuia, un pueblo pequeno y polvoriento cuyatinica fara era que el gran lider revolucionario Pancho Vie lla habfa sido asesinado ahi. Era una sala pequena y pobre, con techo de metal comrugado, reservada para los hijos de los mine- ros. Mi padre, que se habfa ido de Canadé a los veintitin afios, era ingeniero de minas. Mi madre, una estudiante de. Northrop Frye cuya eterna vocacién era leer novelas detectivescas, me levah2 a la escuela por un camino polvoriento y leno de curvas. Nunc supimos en qué nivel estébamos. Magicamentte —n0s parce pasabamos de primero a segundo y de segundo a tercero, NUNIT ‘nos pusieron notas, no habia reuniones de padres nt libretas. ios, que habia dos hemisferios, norte y sur, 22 | rrssco desempeito escolar. Y de aquella manera, magica, nos gradua- ‘mos. Yo tenfa entonces nueve aitos. Me encantaba mi pueblito, y a todas las personas del lugar las consideraba mis amigas, Don Luis era el duefto de Ja farmacia, y vivia en el segundo piso de su negocio con su linda esposa, que me invitaba a tomar té, Se rumoraba que eran ricos, dueftos de miles de millas de espléndidos campos de amapolas y todo tipo de maquinarias refinadoras, lo cual estimulaba la imagina- cién local. A su asistente, padre de mi amiga de la escuela, 1o encontraron muerto una mafiana, 0. de un tipo de mensaje, entonces indescifrable para mi. «era el recolector de basura que rescataba valiosos tesoros para los niftos, como tapas de botellas de soda que escondian premios debajo de los revestimientos del corcho. Dofla Esperanza, una ‘mujer indigente, llevaba con ella una maletita de metal lena de piecras para lanzarles a sus mGltiples enemigos. Ella confiaba en mi, Nos sentébamos juntas en el puente sobre la rambla seca, ‘con las piernas colgando, y entonces abria la maleta de metal para mostrarme sus piedritas. A cambio, yo sacaba las piedrecitas que habia guardado para ella en mis bolsillos. Dos veces al afto, (el grupo indigena que Artaud tanto admira- ba) bajaban de la montana para comprar provisiones. Nuestros ‘mundos no se tocaban, nuinea supe por qué. No hablabamos su {idioma y poco sabfamos de su forma de vida. Solo los veiamos Iry venir, lo cual era para mi otta leccién sobre Mis padres insistian en que para estudiar yo tenia que salir de abf, “Irs a un intemado en Toronto", decia mi mama, “te ‘va.a gustar alld, estards cerca de la abuelita, pero debes aprender inglés”. Eso significaba aprender mas que la tinica palabra que ya dominaba, aunque la forma en que la pronunciaba se expandia con tantas silabas que me parecia una oracién completa: sonofiz biche. Recuerdo estat ahi de pie, con mis botas vaqueras, mi falda escocesa de tirantes, mi chaqueta de gamuza café con flecos, y {as pledrecitas en los bolsilios. Llevaba las trenzas tan apretadas hhacla atras que apenas podia cerrar los ojos, y mis aretes de tijeras de oro, que se absian y cerban, colgaban de mis orejas. Entonces | promet: “Si, mamé, I leamia da inglich". Asi que parti a Canad, i segundo hogar segiin lp anunciado, parte de mis Américas, Mi abuela arrugo la frente en sefial de desaprobacidn. Detes- 16 lasbotas, la chaqueta, le cola de caballo, y me record que solo, Jos salvajes se perforaban el cuerpo. Me advirtié que mi educa- cin apenas comenzaba. Traté de cambiar el tema y entablar una conversacién amable: “Abuelita, ¢c6mo va tu cancer?” Durante los cuatro afios de internado tuve que aprender nue- ‘vos idiomas. No solo inglés, francés y latin, que eran también obligatorios, sin dia tenia que participar en el En respuesta a la obligacién de donaciones semanales, lenaba de botones la caja de las ofren- das, por lo que luego tenia que sujetar mi falda a la chaqueta con alfileres de gancho, Tuve que esconder a mi Virgen de Guadalu- pe plastica en una caja d \da, ¥ también tuve que aprender jesaparecié el atuendo del salvaje oeste y en su lugar se instalaron la chaqueta, la corbata, Ia falda gris, la blusa blanca abotonada, los zapatos Oxford y las ‘medias hasta la rodilla, Aprendi a comer sentada bien derechita, con un libro sobre la cabeza y un diario doblado bajo cada brazo. Me cortaron el pelo y misaretes dorados de tijeras que se abrian y cettaban desaparecicron para siempre, Mi cuerpo, mi cabeza, mi Mis castigos adquirieron tal regularidad que se volvieron parte de mi rutina semanal: a las seis de la manana tenfa que dar veinte vueltas alse~ dedor del colegio corriendo, los fines de semana mientras el esto de las niftas dormia, Mis profesores me golpeaban con cepiltos de pelo, me obligaban a masticar aspirinas, y trataron de ens” ‘arme a hilar para que me quedara guieta. La meta, me inform la ditectora, era converticme algiin dia en mntrenamiet Me encanta reportar que, al menos para mii el entrenai 10 regresé to fracaso rotundamente, Sin embargo, cuando rear 24 | marco con catotce anos —esta vez en ciudad de México— si bien sabia que no era canadiense ya no me sentia totalmente mexicana. 1 NAFTA, un producto de los mercados “libres” y las zonas cultu- rales. En un mundo codificado en términos de “primer mundo” y “tercer mundo”, “blancos” y “morenos”, “nosotros” y “ellos’, Ni anglicana ni catélica, IrOnicamente, quizés, todo esto me lev6 a identifi ‘carme con todas tas cosas (zantes que con nada?) y, aunque eso Suene como si fuera lo mismo, el espiritu subyacente esta lejos de ser nibilista, Me desbordé de identificaciones: blanca y morena, anglo e hispanoparlante, anglicana y catélica, nosottos y ellos. Mi subjetividad era un enredado exceso, llena de jalones, presio. nes y placeres. A‘im hoy sigo encarnando esos tirones a través de una serie de pricticas conflictivas y tensas, Dado que me ha sido imposible separar mis compromisos académicos y politicos del enigma de quién soy, los ensayos de este libro reflejan una amplitud de tono ¢ intervencién personal en las discustones. fin particular, los tres primetos capitulos ma- pean las cuestiones teéricas que alimentan ei resto? 7C6mo trans.

También podría gustarte