mensaje SIGNOS DEL TIEMPO

OBISPOS CHILENOS Y REFORMA AGRARIA

El conjunio de docume7itos seleccionados por MENSAJE, y publicados a continuación, se refieren a ¡a posición

de la Iglesia ante el proceso de la reforma agraria, obstaculizado por la resistencia creciente de la clase empresarial
agrícola. Esta resistencia culminó recientemente en Linares con el cobarde asesinato del Jefe Zonal de la Corpora
ción de Reforma Agraria, cuando tomaba posesión del fundo expropiado "La Piedad".
Estos documentos son importantes no sólo porque dan ocasión a algunos Obispos para lomar posiciones claras
respecto a problemas sociales vitales para el país, sino también porque parecen mostrar un nuevo estilo de la iglesia
Jerárquica para tratar y actuar frente a lo social.
La respuesta de Mons. José Manuel Santos, Presidente de la Conferencia Episcopal, a los dirigentes de Linares
que se interrogan y se quejan de la actilud del Obispo local —asimismo como el discurso del Cardenal Silva Henrí-
quez a los campesinos beneficiados con tierras antes pertenecientes a la Arquidiócesis de Santiago— muestro» cuín
cidencias en su apoyo a la reforma agraria chilena y en su decisión de estar junto a los campesinos. La toma de po-
sición de la Iglesia chilena se xuslenta en principios tradicionales como son la destinación común de los bienes de la
tierra, la función social de estos bienes y la relatividad del derecho de propiedad privada, etc., y también en la teo-
logía de Medellin sobre la liberación del hombre latinoamericano.
La novedad —sobre todo de la carta de Mons. Santos— consiste en el lenguaje claro y directo utilizado para
analizar la situación chilena, distinto al ampuloso y doctrinal, corriente en documentos eclesiásticos. Un ejemplo
de esto, son frases como: "no es cristiana la diferencia entre patrón e inquílino". "los Obispos de Chile pensamos que
Cristo mira nuestra estructura socialeconámica y su juicio es severo ya que él no puede bendecir una estructura
capitalista. . .", "la violencia institucionalizada se ejerce cuando el pobre no encuentra trabajo, cuando debe hacer
largas colas en las oficinas públicas, cuando los hijos se enferman por mala alimentación, cuando no es oido por la
justicia''.
Pero ¿se trata sólo de un cambio de lenguaje o es la expresión de una nueva actitud de la Iglesia ante ¡o
social?
Creemos que este documento eclesiástico, junio con otras declaraciones episcopales recientes, dan pie para afir
mar que la renovación teológica provocada por el Concilio y más particularmente por la Conferencia de Medellin co
mienza a rendir frutos prácticos en Chile.
Volviendo o lo corto de Mons. Santos, ¿no indicaría ésta el inicio de un nuevo camino de la Jerarquía en lo
que respecta a lo social? Sin duda, no sóln el lenguaje es directo y simple sino también la teología que la inspira es
precisamente la de Medellin. Hay un esfuerzo de parte del Obispo para poner en práctica el compromiso asumido
en Wedellin y esto mediante una loma de posición clara referente a la reforma agraria en una coyuntura concreta
electoral que implica riesgos de ser acusado de "hacer política'. La humildad para reconocer "que no siempre he-
mos estado realmente comprometidos con los débiles y pobres" puede también indicar el comienzo de una actitud
social de la Iglesia que no pretende poseer una doctrina social con solución a todtts los problemas y que, frente a
hechos muy concretos y a veces candentes como el de la reforma agraria, no teme comprometerse, denunciar y
optar por una posiciún determinada que trata de interpretar el mensaje actual del Evangelio: "Siempre está en
nuestro corazón la siguiente pregunta: ¿Qué habría hecho Cristo en nuestro lugar?"
De esíe modo, la Iglesia, menos dogmática y lejana, quizás más ¡alible pero también más humana, se puede acer-
car a los pobres aún a riesgo de entrar en, el barullo de la política nacional. Por -mucho que el Presidente de la Con-
ferencia Episcopal haya declarado que "su intención no es intervenir en este conflicto ni de tomar cartas en abso-
luto en problemas políticos" —y sin duda sus palabras son sinceras— de heclio su actuación ha tenido un impacío
político considerable a juzgar por los comentarios de gran parte de la prensa nacional y por el viólenlo ataque pú
blico efectuado por el Partido Nacional. Aunque se le acuse de usar "consignas marxistas" porque afirma que ¡a
acíiial estructura capitalista va en contra de la persona humana, o de "introducir artificialmente" en nuestro país
consignas al constatar la violencia institucionalizada contra el pobre en esa misma estructura, y aunque la Iglesia
goce cada vez menos del favor de los ricos y poderosos, contará sin embargo con el apoyo del pueblo, de los estudian-
tes y sobre todo de los campesinos hasta ahora los más explotados de nuestra sociedad. De este modo, la Iglesia
chilena seria cada vez más la Iglesia de los pobres como lo quiso Cristo, u su palabra profética, menos docta quizás,
tendría el poder de mover los corazones para lograr mayor justicia^ paz y reconciliación entre los hombres.

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Carta <!<• dirigentes campesinos a Víons,
José Manuel Santos
Señor Obispo de Valdivia
Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile
Señor
losé Manuel Santos
De nuestra consideración:
De un tiempo a esta parte, los campesinos de Linares
nos hemos dado cuenta de que la Iglesia Católica de esta
provincia no está con nosotros y no tiene un pronuncia-
miento clara y definido en nuestro proceso de Reforma
Agraria, que es un proceso de justicia social.
Nuestro juicio se basa en lo siguiente:
1. Referente a los tristes sucesos acaecidos en la "Ha-
cienda La Primera", de Longaví. donde hubo varios cam-
pesinos heridos y que significó d afianzamiento de la Re-
forma Agraria, la Jerarquía de la provincia de Linares no
estuvo con nosotros.
2. Cuando el presidente de la Federación Sindical Cam-
pesina "Nueva Horizonte", compañero Manuel Olivares
Sagal, que lucha por la liberación campesina, fue encar-
celado injustamente y que contó con el respaldo de todas
las demás organizaciones del país. La jerarquía de* la pro-
vincia de Linares no estuvo con nosotros.
í. Cuando discutíamos nuestra negociación colectiva co-
rrespondiente al año 1969 y que comprometía la suerte de
3,000 Srabajadores de !a provincia, en materias tales como
salarios, regaifas, condiciones de habiladón. de educación,
etc., La jerarquía de la Iglesia de Linares no estuvo con
nosotros.
4. Cuando se procedió a tomar posesión por resolución
judicial del Fundo "La Piedad", en la que un sector de
patrones encabezado por Carlos Montero Smilh y [oaquín
García Huidobro. presidente del sínodo de Linares, opo-
niéndose a la acción de la Ley hasta el punto de asesinar
en forma premeditada y cobarde a nuestro compañero y
Direetor Zonal de Cora, Hernán Mery í'uenzaÜda, cristiano
comprometido. La Jerarquía de Linares no estuvo con no-
sotros.
5. A la constitución de casi lodos los acontecimientos
ha sido invitado el señor Obispo de Linares y no ha con-
currido a ninguna de ellas. Esto también nos indica que la
Iglesia de Linares no está con nosotros.
¿Dónde ha estado, entonces la Iglesia de Linares?
1. En la organización y realización del sínodo de la
diócesis, no invitó a aquellos dirigentes campesinos católicos
comprometidos con la Doctrina Social de la Iglesia.
2. En fa Aplicación del Sínodo en términos tan priva-
dos que no lograron llegar ni interpretar a los amplios sec-
lores de trabajadores de la Diócesis de Linares.
3. En la Difusión Radial de un concepto de Propiedad
Privada, emitido por el Padre Horencio Infante en la radio
"Centenario de San Javier" y opuesto a lo establecido por
la misma Iglesia y dado a conocer como una interpretación
oficial de la Iglesia Católica de Linares.
Nosotros los Campesinos preguntamos: Cuando Jesu-
cristo estuvo en la tierra, ¿a quién le dio título de Propiedad
Privada?
4. En la negativa del Señor Obispo de Linares, para
ceder en arriendo o en venta a los campesinos de Linares.
1» casa ubicad;) en ChscabttCO de su propiedad, aducien-
do que esta Organización Campesina era una "'entidad
política" para posteriormente vender eite mismo local al
Partido Nacional donde este último ha establecido su co-
mando para actuar contra el Proceso de Reforma Agraria
y ser secretaria política.
5. En la ¡iclitud de algunos sacerdotes que concurrie-
ron a la cárcel de Linares a llevar camas y ropa a los pa-
trones hechores directos del crimen de Don Hernán Mery
Fuenzalida, mientras ni se molestaban en preguntar por la
situación en que se encontraban los campesinos engañados
y detenidos. Acción simpatizante con e! crimen.
(Actuación de religiosos del Instituto de Linares).
6. En la total ausencia de la Iglesia dentro del proceso
provincial de la Reforma Agraria con un planteamiento
que no sea sólo el de tildar de "comunista" a quienes lucha-
mos por un proceso de Justicia Social.
Basado en lo anteriormente dicho, los campesinos de
Linares, venimos a exigir un pronunciamiento Oficial de la
Iglesia Católica Chilena. Creemos que la mejor ocasión pu-
ra esto será durante ta constitución del Asentamiento "Her-
nán Mery Fuenzalida", hoy todavía fundo "La Piedad de
Longaví". ocasión a la cual hemos invitado al Señor Obis-
po de Talca, Monseñor Carlos González C. y :i \a cual no>
permitimos invitar con esta misma finalidad a Ud.. Señor
Obispo.
Oportunamente le comunicaremos la fecha de la cons-
titución del Asentamiento.
En espera de su pronta respuesta a nuestras inquietudes
lo saludamos afectuosamente.
Por las Organizaciones Campesinas de Linares.
Dagoberto Ortega Gal vez Luis Lciva Monteemos
Fcd. (.'üup. C'ümpesiiiui IVJk*. Ppd, Asentamientos
Linares-Maule
Manuel Oliveros Sagal Secretarlo General
PU(c. Fcd. Sindical Nuevo Horizonte
Linares, mavo 11 de 1970.
Respuesta do Mons. Santos
Valdivia, 19 de mayo de 1970
Señores
Dagoburlo Ortega Gálvez
Luis Leiva Monteemos
Manuel Oliveros Sagal
Linares
De mi mayor consideración:
Tengo el agrado de avisar recibo de la comunicación
que, con fecha 11 del mes en curso, Uds. han hecho llegar
a la Secretaría del Episcopado en Santiago.
En ellas ustedes presentan algunas quejas relativas al
Sr. Obispo de Linares, Mons. Augusto Salinas, en el sen-
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tido de que no estuviera con ustedes en el procesu de la
Reforma Agraria y que e.n etimbio estuviera más hicn con
la parle patronal. Al mismo tiempo piden un pronuncia-
miento de la Iglesia acerca del proceso de IH Reforma
Agraria.
Como no (engo antecedentes sobre los cargos concre-
tos que ustedes formulan, me he puesto en comunicación
con Mons. Salinas a fin de que ét mismo se sirvíi darle
respuesta a las dudas que Uds. presentan en la caria y él
mismo lo hará personalmente.
Solicitan en cambio un pronunciamiento oficial de !a
Iglesia Católica en Chile sobre la realidad campesina, ;i
raíz de los reprochables sucesos acaecidos en el fundo "La
Piedad" de la provincia de Linares.
A nombre de los Obispos debo precisar: a) el papel
de la Iglesia y la salvación en lesucristo; b) la Iglesia y la
Reforma Agraria y c) la Iglesia y la violencia.
Debo hacerles préseme, ame lodo, que esta caria va
dirigida a los católicos, con lenguaje cristiano, y no es áni-
mo mío ni de ninguno de los Obispos de Chile, entrar en
política de partidos y menos es nuestra intención favorecer
o desprestigiar a ninguno de los candidatos a la presidencia
del país.
a) El papel de la Iglesia y la salvación en lesucristo
La misión principal de la Iglesia es mostrar al monda
entero la persona de ¡esucrislo, porque los cristianos pen-
samos que Cristo y el Evangelio traen la verdadera salva-
ción y la liberación a lodo hombre de buena voluntad. El
Concilio Vaticano I I precisa (Constitución Lumen Genlium
N v 1) que "La Iglesia es en Cristo un sacramento o señal
c instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad
de todo el género humano".
La Iglesia desea interpretar a [esucristo y entregar su
mensaje actual. Los que somos Iglesia sabemos que lesu-
cristo hoy vive, hoy interviene, hoy juzga, hoy salva y con-
duce la historia. Por eso la Iglesia está siempre atenta a los
acontecimientos para descubrir en ellos esta presencia y
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Mons. Larrain, iniciador
de ia reforma agrada
acción de Cristo que libera ul hombre. De este modo los
Cristianos, cumprümetiéndonos con Cristo vivo, transforma
mos Ia*hi8toria en historia de salvación, de liberación inte-
gral.
Somos los creyentes y de modo especial los Obispos
"los testigos" del evangelio y es esa nuestra misión más im-
portante: entregar a 1Í» hombres d i Dueslro liempo la per
sona de Jesús y siempre está en nueslro corazón la siguien-
te pregunta: ¿que" habría hecho Cristo en nuestro lugar
hoy día?
Creemos que lesucristo esta vivo y su Persona liene
una fuerza actual que da respuesta verdadera a los grandes
problemas que hoy liene ia humanidad
Hay otros caminos que la Iglesia respeta y reconoce:
la política, la psicología, etc.. pero lo propio y determinante
de ta Iglesia es entregar a (esucristo y es en Él donde los
cristianos colocamos toda nuestra atención para encontrar
caminos de salvación.
1 ii Iglesia no tiene partido político, ni pretende dar
respuesta a los problemas técnicos, pero sí es su deber en-
tregar la mentalidad de lesucristo para que su Persona y sus
ideas iluminen todos lus problemas candentes y dolorosos
que afectan a nuestra sociedad y al mismo tiempo ayuden
a los hombres a encontrar una solución cristiana a todos
estos problemas.
b) La Iglesia y la Reforma Agraria
La Iglesia ha visto y ve necesaria la Reforma Agraria
\ este juicio ha sido dado oficialmente en ¡962 en la carta
pastoral de todos los Obispus de Chile sobre el campesinado
chileno y en las actuaciones concretas de algunos Obispos.
Deseo destacar de un modo especial la actuación de Mons.
Larrain, Obispo de Talca, quien fue el primero en iniciar
en su propia Diócesis la Reforma Agraria. Este ejemplo fue
seguido por d Sr. Cardenal en propiedades que poseía el
Arzobispado de Santiago e igualmente por numerosos otros
Obispos que han entregado las propiedades agrícolas que
poseía la Iglesia.
 LH Iglesia ha upoymlu y hoy día signe apoyando la
Reforma Agraria, porque considera que hay una situación
de angustia y opresión del campesinado y no ve cristiana
ta di [ciencia entre patrón e ínquilino,
Los Obispos de Chile pensamos que Cristo mira nues-
tro estructura social-económica y su juicio es severo ya que
£1 no puede bendecir una estructura capitalista que va con-
tra la dignidad de la persona humana y olvida la dimensión
social del hombre haciéndolo un ser egoísta, centrado en el
dinero y en los bienes materiales.
Cristo quiere que los bienes y la tierra tengan una fun-
ción social y ningún hombre tiene derecho a tener más de
lo necesario, cuando existen otros que no tienen ni siquiera
lo necesario para vivir. Por esto Su Santidad el Papa Paulo
VI ha dicho: "la propiedad no es un derecho absoluto e
inalienable" (Populorum Progressio).
Los Obispos apoyamos la Reforma Agraria porque cons-
tituye un camino para que lodos los hombres tengan lu
posibilidad de desarrollar en forma libre sus cualidades,
sus posibilidades y construir su fraternidad armonizando
sus diferentes situaciones por medio de un proceso de in-
tegración.
Reconocemos que, al estar en marcha la Reforma Agra-
ria, en su aplicación se han cometido errores o ha habido
deficiencias por parte de organismos estatales y organiza-
ciones campesinas, como ocurre en lodo proceso que liact
avanzar la humanidad y en el que inlcrvicnen hombres con
sus propias limitaciones. Sin embargo estos mismos errores
de ninguna manera invalidan la necesidad de efectuar una
transformación de la pertenencia de la tierra.
Aceptamos con humildad que no siempre hemos esta-
do realmente comprometidos con los débiles y los pobres:
pero vemos el llamado del Evangelio y toda la fuerza de
Cristo que "vino a evangelizar a los pobres" y pensamos
que la Iglesia de Cristo debe ser en primer lugar la Iglesia
de los pobres.
Reconocemos que hay en Cristo una preferencia por los
más necesitados y pedimos a Dios la fuerza para ser conse-
cuentes con el Evangelio que debemos predicar.
Los Obispos pensamos que los campesinos tienen de-
recho a exigir a Cora, a Indap y a los organismos de pro-
moción que se realice una acción integral de formación
que abarque at hombre entero. Una Reforma Agraria que
sólo reparte tierras o mira el aspecto puramente económico
es una reforma incompleta y terminará siendo estéril e
insuficiente.
La verdadera Reforma Agraria debe hacer presente to-
dos los valores humanos, desarrollar la vida familiar y los
valores fundamentales. No es sólo el rendimiento econó-
mico lo que importa. El campesinado tiene derecho a exigir
la formación de jefes netamente campesinos que en él sean
los dirigentes definitivos del mundo rural y lojren crear
un nuevo campesino con personalidad y fisonomía propia.
Finalmente los Obispos pensamos que el campesino
debe asumir sus deberes y responsabilidades y lo pedimos
que sea responsable al asumirlos. Siempre, en la vida hu-
mana, los derechos llevan también deberes y se requiere
asumir no solamente los derechus sino también las obliga-
ciones que estos propios derechos imponen.
El gran desafío al proceso de la Reforma Agraria nt> es
el tambio de estructura. Es el cambio de la mentalidad
que logre un mundo nuevo, con hombres renovados.
Si el cambio de mentalidad y el cambio de estructuras
no marchan en forma armónica no tendremos jamás un
cambio profundo y real en nuestra sociedad.
Hoy el proceso de Reforma Agraria está en marcha.
Hoy muchos propietarios agrícolas deben entregar sus tie-
rras para que sean divididas según la ley. Se enfrentan
asi al dolor y a abandonar lo que han considerado suyo
durante toda su vida y que, a menudo, han heredado de sus
padres o abuelos y ellos mismos han trabajado teniendo
allí su esperanza y fuente de subsistencia.
No se podría negar que esto implica un sacrificio real.
Pero tampoco pueden olvidar los cristianos que todo bien
recihido procede de Dios y quL- es dado por El a los hom-
bres, no para beneficio de unos solamente sino para utili-
dad de todos. Esto vale no sólo para la tenencia de la tie-
rra, sino para los bienes de educación, medios económicos,
comunicaciones, inteligencia, iniciativa, etc.
Nosotros esperamos que la urgencia de una distribución
más justa de los bienes sea comprendida por todos los hom-
bres de buena voluntad y, especialmente por los cristianos.
Si hemos defendido el derecho de propiedad y su valor,
hemos pensado especialmente en la posibilidad y en el de-
recho que todos tienen de ella y no en la deferis-a de la
propiedad para unos pocos.
c) La Iglesia y ta violencia
Ll país atraviesa una ola de violencia. Es superfluo
recordar los casos en que casi a diario ella se ejerce por
ambas partes. Pero el buen sentido es también un valor
tradicional de nuestra patria. "Chile, dice un escritor bra-
sileño, puede tener una loca geografía, pero tiene una his-
toria cuerda". Pues bien, sí esta cordura no logra impo-
nerse en todos los sectores nos precipitaremos en el caos.
Frente a esta grave situación, tengo el deber de expre-
sar, en nombre de mis hermanos en el Episcopado, mi pen-
samiento.
Estamos "en el tiempo de la ira" y como Cristo desea-
mos ser "los hombres de la reconciliación".
Todos anhelamos la pan, pero creemos que la justicia
es una condición ineludible para alcanzar la paz. En nuestro
pais estamos viviendo en una situación de injusticia que ha
venido a llamarse por todos de "violencia institucionalizada".
Habitualmente se está ejerciendo con el pobre. Se ejerce
cuando el pobre no encuentra trabajo, cuando debe hacer
largas colas en las oficinas públicas, cuando los hijos se
enferman por mala alimentación, cuando no es oído por la
justicia. Últimamente las tensiones se han agudizado invo-
cando todos el nombre a la justicia. "No hay que abusar de
la paciencia de un pueblo que soporta duramente años una
condición que difícilmente aceptarían quienes tienen mayor
conciencia de los derechos humanos" (Medcltin. Documen-
to Paz, n. 16).
Ante una situación que atenta gravemente contra el
verdadero concepto de justicia, que está poniendo en peli-
gro la paz de nuestro país, como pastores debemos hacer
un llamado a todos los hombres de buena voluntad y espe-
cialmente a los cristianos, para que aquellos que se encuen-
tnm en una situación de privilegio en relación con los de-
más, "no se valgan de la posición pacifica de la Iglesia
para oponerse pasiva o activamente, a las transformaciones
profundas que son nceesariüs. Se retienen celosamente sus
privilegios y, suhre ludo, sí los defienden ellos mismos em-
pleando medios violentos, se hacen responsables en ta histo-
ria de provocar las revoluciones explosivas de la desespe-
ración" iMedellín, Documento Paz, n. 17).
Un llamado urgente también a aquellos que están
Humados a hacer justicia debe hacerse y que permanecen
pasivos por temor a los sacrificios y riesgos personales que
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implica toda acción audaz y verdaderamente eficaz. Podría-
mos decir con Paulo VI. "una Paz auténtica implitríi
lucha, capacidad inventiva, conquista permanente" (Men-
saje de Navidad 1967).
Hay quienes ante la gravedad de la injusticia y la resis-
tencia ilegítima de los cambios, ponen su esperanza en la
violencia. Reconozco que su actitud está movida, con fre-
cuencia, por impulsos nobles de justicia y de solidaridad.
pero creo que nuestro país tiene los cauces legales necesa-
rios para hacer justicia. Sólo corresponde exigir que operen
oficien i emente y que se apliquen con toda fidelidad y sin
distinción de clases.
Termino esta carta en la cercanía de Pentecostés, Fiesla
del Espíritu Santo, En usté día la fuerza del amor di Dios
logró que hombres can lenguas y mentalidad diferentes pu-
dieran entenderle entre sí y mantener un verdadero diá-
logo.
Quiera Dios que nuestras diferencias de personalidades,
nuestros criterios distintos, nuestra situación económica va-
riada ya sea por problemas de generaciones, ya sea por cul-
¡uras dislinlas o por versiones políticas opuestas logren su-
perarse por la fuerza del amor de Dios en la venida del
Espíritu Santo.
Antes de terminar debo agradecerles la invitación que
me formulan para asistir a la constitución del asentamiento
"Hernán Mery Fuenzalida". Si ese predio se encomrara
deníro de los límites de mi Diócesis habría aceptado con
el mayor agrado la invitación que me formulan. Pero mi
condición de Presidente de la Conferencia Episcopal de
Chile 00 pie da atribuciones para intervenir, como Obispo.
directamente en terrilorios que no son de mi jurisdicción.
Por eslo al declinar esta invitación espero que comprendan
que mi labor es de coordinación dentro de las tareas inter-
nas del Episcopado, pero no me autoriza para intervenir
directamente en asuntos que son de atribución exclusiva
de cada Obispo diocesano.
Me es grato aprovechar esta oportunidad para expre-
sarles mi afecto un el Señor y los sinceros votos para que
todo ti proceso de la Reforma Agraria constituya una re-
novación no sólo de las estructuras sino de todos los chi-
lenos.
fosé Manuel Santos Ascarza
Obispo de Valdivia
Presidente de la Conferencia
Episcopal de Chile
Respuesta He Mons. Salinas,
Obispo tic Linares
Linares, 18 de mayo de 1970.
Señores
Dagobcrto Ortega Calvez,
Presidente de la Federación de Asentamientos.
Luis Letva Monteemos,
Pdte. de las Cooperativas de Campesinos, Linares-Maule.
Manuel Oliveros Sagal,
Presidente de la Federación Sindical Nuevo Horizonte.
Presente,
Señores Dirigentes:
Ha sido dejada en este Obispado una copia autorizada
de la carta que ustedes han enviado al Presidente de la Con-
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ferencia Episcopal de Chile, Monseñor Manuel Sanln^, de
nunciando una pretendida ausencia de la Jerarquía de la
provincia de Linares en el proceso de la Reforma Agraria.
Antes de referirme al problema mismo suscitado por
esa comunicación, debo manifestar mi extrañeza porque
ninguno de ustedes, en ningún momento, se haya dirigido
ni acercado al obispo que suscribe, para hacerle presente
sus quejas. Este habría sido, sin duda, el camino más razo-
nable y más justor ¿cómo pueden ustedes condenarme sin
un me':
üi hubieran conversado conmigo no hubnun escrito
la denuncia aludida, ni habrían incurrido en las inexactitu-
des en ella contenidas
En ocasiones anteriores, cuando recién se iniciaba la
Reforma Agraria, acudieron a este Obispado numerosos pre-
sidentes de sindicatos agrícolas y fue para mí muy grato
apoyarlos.
Voy a responder, pues a lo expresado por ustedes, con
la mayor serenidad y objetividad, y poniendo a Dios por
testigo de todo lo que afirmo.
El cargo fundamental que ustedes formulan contra mí
es el de que sería enemigo de la Reforma Agraria.
Yo respondo a esto con todas las energías de mi alma
que he sido, soy y seré absolulamenle partidario de dicha
Reforma Agraria.
Lo soy porque ella se fundamenta en el mismo Evangelio
de Jesucristo.
Lo soy porque la Iglesia la ha pedido y defendido, cs-
pecia!men¡e en las Encíclicas de los Papas León XIII, Pío
XI. l'íg XII, Juan XXHI y Paulo VI,
Lo soy por íntima convicción de mi conciencia.
Lo soy, en fin. porque en mis estudios universitarios
especialmente me dediqué al problema social, hice mi me-
moria sobre la "Participación en los Beneficios" y, poste-
riormente, escribí un libro sobre "Elementos de Economía
Política y Social", en que defendía la Doctrina Social de la
Iglesia, dentro de la cual figura el problema en cuestión.
lamas he ocultado esas convicciones mías ante nadie.
Cuando, el año pasado de 1969, el Sr. Dagoberto Or-
tega, que firma la citada denuncia, al inaugurarse un Asen-
tamiento en Villa Alegre, expresó en público que la Iglesia
no aceptaba la Reforma Agraria, fundamentándose en que
yo no había concurrido a esa ceremonia, aunque había de-
legado al Párroco para que me representara, estimé del ca-
so dirigirme al señor Hernán Mery Fuenzalida, Delegado
Zonal de Cora, tan trágicamente asesinado el día 30 de abril
último.
El señor Hernán Mery. u quien recuerdo con veneración
y afecto, vino a visitarme y me expresó que tales cargos no
existían de su parte, ni de la oficina de su dirección.
Muy lejos de encontrar oposición de mi parte a esa
reforma, conversamos de la manera en que este obispado
podría colaborar en la formación espiritual de lo; asentados
y campesinos en general, que. aparte de un deber, es una
honda aspiración mía.
Queda, pues, sentado cuál es la posición de este obis-
pado y del obispo que suscribe en lo referente a la reforma
agraria.
Dicho esto, sería innecesario referirme a tos cargos que
se formulan en la comunicación aludida, pero voy a hacerlo
a mayor abundamiento y con alguna extensión:
Uno es el que se expresa así: "A lu constitución de casi
iodos los asentamientos ha sido invitado el señor Obispu
ile Linares y no ha concurrido ¡i ninguno de ellos".
 La verdad es que yo he concurrido it l:i ceremonia de
coastitlición de varios de ellos, como son los ubicados en
Orilla de Maule; en otros cabos he delegado a un sacerdote
que me represente, como fue en el de Vilia Alegre en que
pedí al señor cura, Pbro. Francisco Jorquera. que me re-
presentara; y en otros he enviado por escrito mi excusa du-
inasistencia.
No es legitimo deducir de estas exeusus, oposición,
porque es indudable que se presentan para un obispo con-
flictos enlre sus numerosas Ocupaciones. Por olra parte, fui
,i varias de esas inauguraciones. ¿Por qué nu se loman en
euenta? Por último, se puede estar totalmente de acuerdo
con la reforma agraria y no concurrir a todas las ceremonias
(Je constitución. No son éstas ni io principal ni lo esencial
de esa reforma.
Oiro cargo, que se repite en diversos casos, es el de
mi inasistencia en varios confítelos. Baste con referirnos a
uno de ellos el más reciente y trágico ( . . . } . O sea, se pre-
tende que la Iglesia intervenga en ^1 caso de esos conflictos,
Supongamos, entonces, que el obispo que suscribe hubiera
concurrido al acto de expropiación del citado fundo. Esia-
ban allí las autoridades del Estado respectivas, el Sr. Mery,
Director de Cora, el Notario, las fuerzas de Carabineros.
Ningún obispo tiene facultades oficiales del Estado, no es
ningún poder del Estado. Lógicamente las autoridades ofi-
ciales habrían estimado que esa era una intromisión inde-
bida. Se trataba allí de dar cumplimiento a una resolución
judicial; luego nada le correspondía hacer sobre ello a una
autoridad eclesiástica.
Hay pues, en esa pretensión de que el obispo intervenga
en tales casos, un error, seguramente bien intencionado,
pero no por eso menos error. La Iglesia no puede atribuirse
facultades propias de las autoridades del Estado.
Pero ella eslá totalmente en su propio campo cuando
difunde el Evangelio, cuando orienta con la verdad, cuan-
do difunde la caridad, cuando procura el bienestar de todos.
F.so es lo que procura el Obispado de Linares, dentro
de la órbita propia de la Iglesia.
Se habla también, en la comunicación que analizamos,
del Sínodo Diocesano. ( . . . ) .
Uebo responder, primeramente, que me complace so-
bre manera el interés manifestado por ustedes respecto de
dicho Sínodo, que se llevó a cabo en noviembre de 1967
cuando todpvía no existían las Federaciones de Sindicatos.
Pues bien, no obstante ello, han incurrido ustedes en
profundas inexactitudes.
Primeramente en lo que respecta a representación.
Se procuró en el Sínodo que todos los sectores estuvie-
ran representados por algunas personas, que en ningún
cuso, para ninguna organización, fueron numerosas, dada
la índole relativamente reducida de esa asamblea.
El sector campesino estuvo represenlado por sacerdotes
que lo atendían y por laicos especialmente capacitados y
rc-presentativos.
Los sacerdotes fueron los siguientes: Pbro. Ricardo Gil.
asesor diocesano de la Acción Catóiica Rural; |avier San-
dovat. también asesor: luvenal García, especialmente ca-
pacitado en la materia; y |aime Villar, asesor de la juventud
obrera.
Los laicos fueron: Slu. Nilsu Tapiu. directora del Ins-
tituto de Educación Rural, de gran capacidad y preparación
v verdadera líder campesina; Arautio Avendaño, de la Coo-
perativa de San Dionisio. Colbún. Adolfo üuiroz. pequeño
agricultor de Cauqucnes. de gran influjo apostólico: For-
límalo Cerda, presidente de In FOC.
ti Sínodo se ocupó con gran inieréi de ios problemas
sociales e interpretó el pensamiento del obrero campesina,
como lo demuestran los siguientes acuerdos:
"Creación a nivel diocesano y parroquial de un Depar-
i.míenlo de Acción Social que se preocupe de la asistencia
y promoción de ÍES clases populares". (Comisión laicos).
"Que la Jerarquía. "Obispo y Sacerdotes", haga tomar
conciencia seria a los laicos militantes de su responsabilidad
en la participación en el Campo Sindica!, a l;i luz de IB doc-
trina social de la Iglesia" (Comisión "Iglesia en el Mundo
de hoy").
"El Consejo Diocesano de Pastoral debe estudiar ur-
gentemente unu Pastoral Rural que responda a la nueva
problemática del campesinado y que las parroquias rurales
"que forman el 63% de la Diócesis", dispongan de los me-
jures valores humanos y materiales al servicio de la evango
lización del mundo rural" (C. Ig. y M '.
"Los empresarios cristianos deben tomar conciencia de
su grave responsabilidad en materia de justicia social sobre
el salario, asignación familiar de los obreros, trato digno
de personas, medios de superación personal a través de una
asignación de estudios u oíros estímulos eficaces". (Com.
I y M.).
"Organizar Semanas Sociales que permitan estudios
profundos, a nive! de empresarios y patrones". (Comisión
de Laicos).
"Estimular la formación de movimientos especializados
y representativos (estudiantes, obreros, campesinos, profe-
sionales, etc.) con finalidad de formar militantes para la
evangeiización de .MI ambiente" (Comisión de Movimientos
Apostólicos).
Queda, pues, demostrado que el Sínodo abordó con
mirada certera y amplia el problema campesino.
Por lo que respecta a la realización de los citados
acuerdos, aunque se ha hecho no poco, es indudable que
hemos tropezado con el gran obstáculo de la escasez de sa-
cerdotes y de que éstos tengan el carisma respectivo. El
Obispado efectúa gestiones para buscar ayuda foránea, co«
rao medida transitoria.
El obispo que suscribe visitó en noviembre último cr
el norte de Italia los Institutos destinados a la promoción
del campesinado, para la reforma agraria, y espera la ayu-
da que le prometieron.
Se incurre también en completa inexactitud cuando se
ataca a este Obispado por la venta de un inmueble, ubicado
en la caite Chacabuco N" 467 de esta ciudad. {...).
En estas aserciones no hay nada que sea verdadero y
realmente pasma que en un comunicado de Dirigentes de
Organizaciones Campesinas, pueda haberse consignado.
En efecto:
1" Jamás se ha pedido al Obispado, por parte de los
campesinos, el arriendo o la venta de la propiedad antedicha.
Ocurrió, en cambio, algo muy distinto que no atañe a esas
Organizaciones, sino al Partido Demócrata Crisliano, que
es lo siguiente: El señor Diputado don Guido Castilla.
manifestó al Vicario General de este Obispado. Mons. Hum-
berto Meza, el deseo de ese Ponido de arrendar o comprar
yquella propiedad, a lo cual contestó el Sr. Vicario que este
Obispjdu estaba Huno a venderla, pero no a arrendarla. De
modo que jamás se ha opuesto a venderla a ese partido. El
311
Sr. Castilla respondió posteriormente 4111: su Partido no es-
taba en situación de comprarla.
2" El Obispado pidió al Señor Corredor de propiedades
don Ma\imiano Ossandún que se encargara de vender la
ya citada propiedad óu Chacabuco. Si: presentaron varios
interesados y la operación estuvo a punto de finiquitarse
con e! abogado señor Rodolfo Ibáñez, quien por último
desistió. Posten orina) le se presentó el señor Pedro Parías.
como representante del Partido Nacional, quien finiquitó
I» operación,
Queda demostrado que este Obispado nu desechó ni
buscó a ningún Partido político, sino que vendió al postor
posible.
Se ataca también al P. Florencio Infanta (...).
Al respecto he solicitado el libreto respectivo del
programa aludido, cuya emisión luvo lugar eí I Ue Mayo.
Día del Trabajo. En él se trató del trabajo y de su dignidad,
de ksús Obrero, del espíritu de trabajo, de la Palabra de
la iglesia, de la paz. la armonía y no el odio y del futuro de
Chile.
En Iu parle 4 J . Palabra de la Iglesia, se citaron párra-
fos de las Encíclicas "Mater ct Magistra" y de "Pacem in
Terris".
En lo que respecta a la propiedad privada el locutor
se refirió a lo dicho en los párrafos 113, 114 y 115 de Ma-
ler et Magistra. De ellos sólo reproduciremos las siguientes
"lu dignidad de la persona humana exige necesaria-
mente como fundamento natural para vivir, el derecho al
uso de los bienes de la tierra, al cual corresponde !a obli-
gación fundamental de otorgar una propiedad privada, en
cuanto seu posible a todos" (114).
"Hoy más que nunca, hay que defender la nec»id;nl
de difundir la propiedad privada". "No resultaría difícil
realizar una política que facilite y amplíe el acceso a la pro-
piedad privada".
Esa es, sin duda, la doctrina de la Iglesia universal,
no sólu de la de Linares.
Por último, diremos breves palabras subre otro cargo
(actuación de ios religiosos de! Instituto Linares 1.
He conversado con el Rector de este Instituto quien
ha dicho que solamente han acudido para visitar y aliviar
a algunos padres de sus alumnos, como también lo han he-
cho con el regidor señor Mario Moreno, o en un caso di-
ferente con algún asentado en desgracia, como don Orlando
Valladares, en el Asentamiento de Guiones, todo ajeno a
los intereses políticos.
Develados los errores e inexactitudes de la comunica-
ción en referencia, queremos ahondar en el espíritu que la
anima.
Nos parece que flota en toda ella una exigencia de que
la Iglesia tome parte en la lucha social en favor de los obre-
ros campesinos, contra los patrones terratenientes. Así lo
demuestran las quejas contra la Iglesia de Linares por no
haber actuado en los diversos conflictos que se enumeran
y los falsos cargas de haber estado DO favor de los terrate-
nientes.
Nada mejor para esclarecer cuál es lu posición de la
Iglesia al respecto, que las palabras dirigidas por el Papa
512
Paulo VI a los campesinos de Colombia y de toda la Amé-
rica l.alina, con ocasión de su visita a Uogolá para asistir
al Congreso Euearíslico Internacional, en agosto de 1968.
A los miles de campesinos reunidos en San José de
Mosqueira les dijo entre otras cosas: "Os amamos con un
afecto de predilección y con Nos, recordadlo bien y tenedlo
siempre presente, os ama la Santa Iglesia Católica. Porque
conocemos tas condiciones de vuestra existencia, a veces
inferiores a la exigencia normal de la vida humana. Nos
estáis escuchando ahora en silencio; pero oímos el ("ritu
que sube de vuestro sufrimiento y del de la mayor parte de
la humanidad".
Nos preguntamos, qué podemos hacer por vosotros,
después de haber hablado en vuestro favor. No tenemos,
lo sabéis bien, competencia dirccla en esias cuestiones tem-
porales, y ni siquiera medios ni autoridad para intervenir
prácticamente en este campo".
"Pero os queremos decir:
1) Nos seguiremos defendiendo vuestra causa.
2) Seguiremos denunciando las injustas desigualdades
económicas entre ricos y pobres; los abusos autoritarios en
perjuicio vuestro y de la colectividad.
3) Igualmente seguiremos patrocinando la causa de los
países necesitados de ayuda fraterna.
4) Nos mismos trataremos de dar ejemplo, de reavivar
siempre en la Iglesia sus mejores tradiciones de desinterés,
de generosidad, de servicio",
5) Permitidme finalmente que os exhortemos a no poner
vuestra confianza en la violencia ni en la revolución".
La Iglesia de Chile toda y esta Diócesis en particular,
ha seguido fielmente las normas del Papa, que ha defendido
en varias de sus Cartas Pastorales
En fin. quiero referirme a la publicación en parte de
la carta a Monseñor Manuel Santos, que comentamos, en
un tabloide de la capital.
Esa publicación, según propios términos, está destinada
a atacar la Iglesia y especialmenle «il Obispo que esto es-
cribe.
Pregunto, en consecueacia, el propósito de esa carta
¿es atacar a la Iglesia y levantar opinión en contra de ella?
Si así fuera anularía y desvirtuaría la gestión ante el Pre-
sidente de la Conferencia Episcopal de Chile.
Si. al contrario, tiene por objeto pedirle a la I^leti;)
una determinada actitud, entonces no corresponde acudir
a una determinada prensa para atacarla.
Cuando en la tarde triste del 30 de abril último yo mis-
mo, en mi calidad de Obispo de Linares oficié las «xequias
de Hernán Mery Fuenzalida, pronuncié unas breves pero
sentidas palabras.
En ellas expresé que él fue manir de la causa que de-
fendía y que nos enseñó, con su palabra y su ejemplo, el
camino de la paz. Como Mahatma Gandi, como Martin
Luther King, inmoló su vida procurando el diálogo de ar-
monía y de paz entre los hombres.
Ybs los invito a ustedes a ese mismo diálogo, les digo
que tienen abiertas las puertas del Obispado para conversar
con quien se suscribe como su servidor en Cristo.
(Fdo.) Augusto Salinas Fuenzalida
Obispo de Linares
Discurso de Mons. Raúl Sil\a Henríquez,
Vt7.olii-[Mi «le S t f i n . r t i r | a c t o ( I r c n l n ' j r a
de h>< títulos do propiedad a los pareeleros
de la Cooperativa San Dionisio ele Colhún

Muy queridos amigos:

Ha llegado para Uds., y nosotros trl liempo de cosechar
lo que hace seis años hemos sembrado.
1:1 año 1962 los Obispos de Chile ULOrilamos distribuir
las tierras que eran de propiedad y libre uso de la Jerarquía,
porque, decíamos en aquella ocasión: "con ello entendemos
contribuir, en la modesta proporción que nos corresponde,
a los dos fines de una eficaz reforma agraria, cuales son:
la mejor utilización de la tierra para tu comunidad nacional
j umi mayor participación de la famili» campesina en la
propiedad y rentabilidad de la misma".
Quiero recordar en esle momento a lo persona de
Mons. Manuel Larraín que íue uno de los primeros en
impulsar esta reforma de la Iglesia y uno de los principales
promotores de la misma.

Nace la ¡dea

La Iglesia lomó la decisión de distribuir estas tierras

a quienes con su trabajo y esfuerzo prolongado demostra-
sen capacidad y responsabilidad para ser propietarios de
ellas. Han sido años difíciles para Uds., años de sudor, de
fatiga y do lucha y también de esperanza y confianza. "Los
que siembran entre lágrimas cantando cosecharán". Noso-
iros los hemos acompañado en este tiempo; hemos seguido
con interés y cariño los esfuerzos que los preparaban para
<>er propietarios de estas tierras. Estas tierras donde Uds.
lian visto salir y ponerse el sol, regadas por las lluvias y
recorridas palmo a palmo por el caminar de cada día. Hoy
estas tierras les pertenecen, y esto nos llena de alegría, emo-
ción y esperanza. Por CÍO en este momento deseamos agra-
decer a Dios que nos inspiró para iniciar la Reforma Agra-
ria, para distribuir las licrnis de la Iglesia.
i.Pot qué lo hicimos? Porque la Iglesia debía ser leal
y sincera consigo misma y con todos los chilenos. La Igle-
sia ha nacido para continuar la misión de Cristo y esta mi-
sión se resume en esta palabra: DAR. La Iglesia debe dar
la Verdad y el Amor. Y estas no son sólo buenas palabras:
Su verdad y Su nmor son la generosidad, la solidaridad, la
unión entre los hombres. Esio significa que los bienes de
la Iglesia son los bienes de todos los hombres, especialmente
de los que menos tienen, los bienes de los pobres.
Favorecer a los trabajadores
Y porque los bienes de la Iglesia, espirituales y mate-
riales, son para todos los hombres, debíamos dar este paso
efectivo que favoreciese especialmente a quienes habían con-
tribuido con su trabajo a mantenerlos y aumentarlos en
estas tierras. Estas tierras sirvieron durante mucho liempo
para ayudar al culto de Dios, a las obras del apostolado, a
la mantención del clero, Pero consideramos que por encima
de estas necesidades, estaba el porvenir de los trabajadores
de la lierni. su dignidad y bus posibilidades de cultura.
Creíamos que nuestro ejemplo contribuiría a crear un espí-
Csrdenal Silva: La Iglesia debía ser leal
ritu do reforma y de transformación de nuestros campos,
cambiando sistemas de dependencia y opresión por nuevas
formas de vida, donde el trabajador campesino se sintiese
responsable, respetado y digno. Un sistema que le permi-
tiese trabajar en lo que es suyo, que asegurase su porvenir
y el de sus hijos. Un sistema de más justa división de tierras
demasiado extensas o mal explotadas, que beneficiase al
trabajador, y a largo plazo a lodo el país.
Su propiedad cambia de manos
Hoy el proceso de Reforma Agraria está en marcha.
Hoy muchos propietarios agrícolas deben entregar sus tie-
rras, para que sean divididas según la ley. Se enfrentan así
al dolor de abandonar lo que han considerado suyo durante
toda una vida, y que a menudo han recibido de sus padres
o abuelos, y dios mismos han trabajado poniendo allí su
esperanza y fuente de subsistencia. Esto es duro y difícil
siempre. Más aún, es inexplicable para quienes no han pen-
sado que todo bien que el hombre posee: educación, pro-
piedad y riquezas, cualidades y aptitudes, no es algo para
"atesorarlo pora sí", sino que tiene un destino social. Dios
ha treado el mundo para lodos, para que Uidos los hombres
lo disfruten y na para que unos pocos se beneficien y se
sientan seguros y los demás carezcan de lo necesario para
una vida digna y un futuro tranquilo.
Nosotros esperamos que la necesidad de una distribu-
ción justa de los bienes debe ser comprendida por todos los
hombres di; buena voluntad, especialmente por los cristia-
nas. Cuando hemos defendido el valor de la propiedad,

315
liemos pensada especialmente en la posibilidad y el derecho
que todos tienen a ella, y no e'ii la defensa de lu propiedad
de unos pocos. Si hoy muchas familias deben aceptar la
expropiación de sus tierras, las lierras de sus antepasados,
deben recordar también que en tilas han trabajado genera-
ciones de campesinos que han dejado en ellas su sudor y
su dolor, su esfuerzo de años, sin haber tenido nunca la
posibilidad de establecerse en ellas como en lo propio, sin
poder esperar el futuro con tranquilidad, porque no era su
(ierra.
Hoy, el sacrificio aceptado de muchos antiguos pro-
pietarios hace posible el acceso de ciemos de familias a la
tierra que han trabajado siempre como ajena. Esto debieran
comprenderlo mejor que tiudie los cristianos.
Paz y libertad
Todos queremos vivir en paz...; lodos deseamos tr;i-
bajar en la tranquilidad y la libertad para construir nues-
tro destino. Pero no nos hagamos ilusiones; la paz sólo
es posible si existe la justicia social. Y una forma principal
de justicia es la distribución equitativa de los bienes y las
lierras. La desigualdad injusta y opresora engendra la vio-
lencia, el odio, el rencor que ya presenciamos en nuestra
patria. La libertad sólo es auténtica y duradera cuando es
para todos, y no cuando es el patrimonio de los que poseen
dinero y cultura. El verdadero orden que laníos anhelamos
es el orden de la justa distribución de las riquezas: porque
no puede haber orden donde existe la explotación, donde
existen unos pocos privilegiados y una mulliuid de explo-
tados, l.o demás será un orden aparente, que durará mien-
tras dure la represión de las justas aspiraciones, pero larde
o lemprano este "orden" caerá vklima de su propia inju*-
licía y error. Dios quiera hacer comprender a los propie-
tarios que hoy pierden parte de sus tierras, que con su sa-
crificio están contribuyendo a la paz y la justicia en nues-
tro país.
Responsabilidad
En esta ocasión en que Uds. reciben ios títulos de do-
minio de estas lierras, pensamos especialmente en todos los
nuevos y futuros propietarios que va estableciendo el pro-
Consúltenos las tarifas de avisos en nuestra GUIA
314
ceso de Reforma Agriiiia. Fn esc título de propiedad está
la esperanza de días mejores, de mayur dignidad, de iná:.
cultura y seguridad. Pero está también la exigencia del es-
fuerzo diario, sacrificado, responsable. Esie título es una
enorme responsabilidad para Uds. y sus familias. Uds. ad-
quieren con él un medio de ganar su pan honradamente y
de preparar su futuro y el de sus hijos, pero lu lierra que
recihen es algo más que esto. Es sobre todo un medio de
contribuir al bien del país, al beneficio del pueblo chileno.
Cuando Uds. trabajen y cosechen, piensen que lo hacen no
sólo para ganar lo que justamente les corresponde: piensen
también en lo que el país espera de Uds., nuevos propietarios;
una mayor j una mejor producción, una contribución patrió-
tica, -in egoísmo, al progreso de nuestra patria.
Dar es amor
Finalmente quisiera expresarles la alegría que- siento
ül hacer entrega de estos lítutos de propiedad. San Pablo
dice que para el cristiano "hay más satisfacción en dar
que en recibir". La Iglesia se alegra hoy de poder dar. De-
searíamos que se comprendiera nuesím gesto, en un;i época
de violencia y rencor. No queremos predicar un amor que
es pasividad y resignación ineficaz. Queremos recordar una
vez más que el amor es más cristiano si es más universal.
beneficia a más hombres. De esle amor real y universal
brota nuestro deseo de iransformar las estructuras de la
sociedad; queremos que las estructuras sociales beneficien
y aprovechen a todos y no a unos pocos. Sólo así puede
darse el amor y la unidad entre los chilenos.
En este amor eficaz y universal creemos y esperamos
nosotros. No creemos en la violencia de los que defienden
sólo sus intereses egoístas, ni en la violencia de los que
creyendo interpretar al pueblo y con sus actos sólo están
preparando la represión y una mayor injusticia. Creemos
en la generosidad, en el esíuer/o y el patriotismo de nues-
tro pueblo para consagrarse a cambiar injustas formas de
vida social, para luchar en sus organizaciones y sindicatos
por la dignidad de su familia, por un porvenir mejor.
Hoy queremos comprometernos y comprometer a la
Iglesia, no sólo con nuestra palabra, sino también con nues-
tros actos en esta lucha del campesino y del obrero por su
liberación y bienestar.
PROFESIONAL