tu mirada tierna y oportuna me sedujo en atracción. Pequeño negro y blanco en una caja de cartón, partiste en lindo viaje de 11 años de amorosa lección. Celoso guardián, noble y protector creciste con tres joyas de infancia y tierno corazón… Marce, Paula y Chío supieron de tu protección, uno más de la familia y tremendo regalón. Travieso y juguetón del tibio sofá, regalón, que de reojo mirabas con profunda atracción. Once años que nos diste mirada limpia y clara con enorme devoción paso a paso, beso a beso fuiste historia que no muere como fiel cachorro, adulto, fiero y protector. Al creador fuiste en tiempo justo, al llamado del honor por haber cumplido tu misión, Tu ausencia es una herida que fluye a sangre viva, que gime al corazón. Ahora por praderas celestiales corres libre, pleno de dicha cuidando tu manada terrenal, no te has marchado del todo, tu figura y estampa aún perdura en tu feudo familiar, tu nombre simple y diáfano retumba mil veces en un eco ensordecedor, difícil olvidarte pequeño gigante y soñador. ¡Cuidado! No hagas ruido y pisa con suave caminar en los dominios del amor, que solo duerme eternamente en tierra firme, esa que le dio libertad y dominio corazón…