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EFICACIA DE LA CASTRACIÓN QUÍMICA


EN ADULTOS CONDENADOS POR
DELITOS SEXUALES

Aitana Román, Aroa Morell y Claudia Pérez


Derecho y Criminología, Universidad de Valencia
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¿QUÉ ES LA CASTRACIÓN QUÍMICA Y CÓMO SE APLICA?

La castración química es un término que se refiere al uso de medicamentos para reducir o

suprimir la función sexual y los impulsos sexuales en los individuos. Implica la administración de

medicamentos antiandrógenos que afectan la producción o acción de las hormonas sexuales, como la

testosterona en hombres y el estrógeno en mujeres. A diferencia de la castración quirúrgica, que implica

la extracción de los testículos u ovarios, la castración química no implica ninguna esterilización ni

alteración física del cuerpo.

El objetivo principal de la castración química es disminuir o eliminar los impulsos sexuales y la

libido en individuos con comportamientos sexuales inapropiados o delictivos, como los delitos sexuales

contra menores. Se utiliza como medida de prevención de la reincidencia y como parte de programas de

tratamiento o supervisión de delincuentes sexuales.

Los medicamentos utilizados en la castración química actúan inhibiendo la producción de

hormonas sexuales o bloqueando su acción en el cuerpo. Al reducir los niveles de testosterona u otras

hormonas sexuales, se disminuye el deseo y la capacidad para llevar a cabo actos sexuales.

Existen varios fármacos utilizados en la castración química, los cuales actúan sobre el sistema

hormonal para reducir o suprimir la función sexual y los impulsos sexuales. Algunos de los

medicamentos más comúnmente utilizados son: el acetato de medroxiprogesterona, un progestágeno

sintético que se administra por vía intramuscular y actúa suprimiendo la producción de testosterona en

hombres y puede reducir los impulsos sexuales, y el acetato de ciproterona, un antiandrógeno que

bloquea la acción de la testosterona en el cuerpo y se utiliza en combinación con otros medicamentos

para reducir los niveles de testosterona y disminuir la libido. Es importante tener en cuenta que estos

medicamentos pueden ser administrados de diferentes formas, ya sea por vía oral, inyectable o

mediante implantes subcutáneos. La elección del medicamento y la forma de administración dependen

del tratamiento seleccionado y la respuesta individual del paciente.


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Es importante destacar que la castración química no es una solución definitiva ni garantiza la

eliminación completa de los impulsos sexuales. Los efectos de la castración química pueden variar de un

individuo y es importante destacar que los efectos de la castración química son reversibles, es decir, una

vez que se suspende el tratamiento, el impulso sexual tiende a reaparecer.

La castración química es un tema controvertido y plantea importantes consideraciones éticas y

legales en relación con el consentimiento informado, los derechos humanos y la efectividad real de esta

medida en la prevención de la reincidencia en delitos sexuales. Algunas organizaciones defensoras de los

derechos humanos, como Amnistía Internacional, se oponen a esta práctica y la consideran un método

cruel y degradante.

Algunos de los países donde se ha informado que la castración química es legal o se utiliza en

ciertos casos son: Polonia, que se convirtió en el primer país europeo en introducirla, Moldavia, Estonia,

algunos estados de los Estados Unidos, como California, Florida, Luisiana, Texas, Georgia, Iowa, Montaba,

Oregón y Wisconsin, Rusia, Corea del Sur e Indonesia, que la ha introducido recientemente.

Además, hay países en los que la castración química es voluntaria, como Reino Unido, Australia,

España, Francia y un país de América Latina.

VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LA CASTRACIÓN QUÍMICA

La castración química tiene tanto ventajas como desventajas al ser un tema muy controversial y

que requiere tomar decisiones muy importantes. Las ventajas de la castración química son:

- Reducción de los impulsos sexuales: la castración química puede ayudar a reducir o suprimir los

impulsos sexuales en individuos con comportamientos sexuales inapropiados o delictivos, lo que puede

contribuir a disminuir el riesgo de cometer nuevos delitos sexuales.

- Prevención de la reincidencia: la reducción o supresión de los impulsos sexuales puede ayudar

a prevenir que se cometan de nuevo delitos sexuales, especialmente en casos de delincuentes sexuales

con alto riesgo de reincidencia.


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- Control del placer sexual: la disminución de la libido puede brindar al individuo una sensación

de control sobre sus deseos sexuales, lo que puede resultar beneficioso en situaciones en las que la

conducta sexual inapropiada es un problema recurrente.

Las desventajas que encontramos respecto a la castración química son:

- Efectos secundarios y riesgos para la salud: los medicamentos utilizados en la castración

química pueden tener efectos secundarios no deseados, como cambios de humor, depresión,

debilitamiento y hasta fracturas en los huesos, músculos más pequeños y débiles, aumento de peso,

fatiga, problemas cardiovasculares, disfunción eréctil, entre otros.

- Efectividad limitada: aunque la castración química puede reducir los impulsos sexuales, no

garantiza la eliminación completa de los deseos sexuales ni asegura la prevención absoluta de la

reincidencia en delitos sexuales. Además, su efectividad puede variar según el individuo y la respuesta al

tratamiento, ya que los efectos de la castración química son en gran medida reversibles.

- Consideraciones éticas y legales: la castración química plantea importantes consideraciones

éticas y legales, como el consentimiento informado, los derechos humanos y la efectividad real de esta

medida en la prevención de la reincidencia. Algunas organizaciones y defensores de los derechos

humanos argumentan que es un método cruel y degradante.

¿QUÉ TIPOS DE CASTRACIÓN EXISTEN?

Encontramos diferentes tipos de castración para humanos, pero algunos de ellos son muy

polémicos y no se practican debido a cuestiones éticas y legales. Los tipos de castración más importantes

son la castración química y la castración quirúrgica.

- Castración química: se utiliza la administración de medicamentos para reducir o suprimir la

libido y los impulsos sexuales. Los fármacos utilizados en la castración química actúan al suprimir la

conducta sexual en los hombres mediante la reducción drástica de los niveles de testosterona, y estos

medicamentos pueden incluir agentes como el acetato de medroxiprogesterona (MPA) o análogos de la


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hormona liberadora de gonadotropina (GnRH). A diferencia de la castración quirúrgica, la castración

química es reversible, por lo que el individuo puede recuperarse una vez que se interrumpe el

tratamiento, ya que los efectos desaparecen.

- Castración quirúrgica: es un procedimiento en el que se extirpan los testículos en el caso de los

hombres (orquiectomía) o los ovarios en el caso de las mujeres (ovariectomía). Esta forma de castración

es irreversible y se utiliza en casos médicos específicos, como el tratamiento de ciertos tipos de cáncer,

trastornos hormonales o como medida de último recurso en casos de delincuentes sexuales.

Es crucial tener presente que la castración, independientemente de su tipo, origina

consideraciones éticas y legales de gran relevancia, y su implementación está sujeta a regulaciones y

restricciones en numerosos países. Es fundamental que cada caso sea evaluado minuciosamente por

profesionales médicos, teniendo en cuenta aspectos como la efectividad real de dichas medidas.

¿QUÉ TIPO DE CASTRACIÓN ES MÁS EFECTIVA, LA QUÍMICA O LA QUIRÚRGICA?

Ambas formas de castración han demostrado ser eficaces para reducir la libido y los impulsos

sexuales en algunos hombres, lo que puede ser beneficioso en ciertos contextos, como en el tratamiento

de la hipersexualidad o en la rehabilitación de delincuentes sexuales.

En el caso de la castración quirúrgica, algunos estudios han demostrado una reducción

significativa en la tasa de reincidencia de delitos sexuales entre los agresores que se sometieron a la

cirugía en comparación con aquellos que no la recibieron. Por ejemplo, un estudio publicado en el

Journal of Forensic Psychiatry & Psychology encontró que la castración quirúrgica redujo la tasa de

reincidencia de delitos sexuales en un 78% durante un seguimiento de 10 años.

Sin embargo, la castración quirúrgica también tiene efectos secundarios potencialmente graves,

incluyendo cambios hormonales que pueden provocar osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y

otros problemas de salud.


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La castración química, por otro lado, implica el uso de medicamentos para reducir o eliminar la

producción de hormonas sexuales masculinas. La efectividad de la castración química en la reducción de

la reincidencia de delitos sexuales es menos clara que la de la castración quirúrgica. Algunos estudios

han sugerido que la castración química puede ser efectiva en algunos casos, pero no en otros.

Es importante tener en cuenta que la castración quirúrgica y química no son la solución universal

para tratar la conducta sexual inapropiada o delictiva. El tratamiento efectivo sería dar un enfoque

integral que incluya terapia conductual, sexual y otros tratamientos psicológicos. Además, la efectividad

de la castración debe considerarse caso a caso y ser discutida por un personal médico y legal cualificado.

ESTUDIOS REALIZADOS

Uno de los estudios más interesantes sobre la eficacia de la castración química en individuos

condenados por delitos sexuales es el realizado por Hucker y col. (1988).

Este estudio no constaba solo de la asignación de un medicamento que bloquease los efectos de

las hormonas sexuales, sino que se proporcionó un placebo de forma aleatoria a unos cuantos de los

agresores. De once sujetos, seis de ellos fueron castrados químicamente y los cinco restantes fueron

tratados con el placebo.

Como se esperaba, a los agresores que se les proporcionó el medicamento se les redujeron los

niveles de testosterona en su organismo e incluso había una reducción de las fantasías sexuales en

comparación con el otro grupo de sujetos.

En contraposición, esto no fue significativo, ya que los individuos medicados no redujeron de

forma completa su comportamiento sexual impulsivo y que divisaron frecuencia de masturbación entre

otros comportamientos similares.

Con este estudio se llegó a la conclusión de que la castración química es aparentemente eficaz

en cuanto a la reducción de fantasías sexuales, pero no deja clara su suficiencia a la hora de bloquear el

comportamiento de los agresores, y con ello su posible reincidencia en algún momento.


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En España, concretamente en la ciudad de Barcelona, dentro del Departamento de Justicia de

Cataluña, se ha implementado la posibilidad de aplicar la castración química como una "medida de

autocontrol" desde 2010 en la prisión de Brians. Sin embargo, es importante destacar que esta medida

es voluntaria y de carácter temporal. Se aplica únicamente a los condenados que, después de cumplir su

pena, aún no han logrado su rehabilitación y existe el riesgo de reincidir en la comisión del delito. Según

un artículo del diario El País, citado por Finsterbusch (2018), hasta 2013 ningún condenado había optado

por someterse a esta medida.

ÉTICA DETRÁS DE LA CASTRACIÓN QUÍMICA

La castración química es un tema lleno de problemas éticos y morales complicados que

necesitan ser analizados con mucho cuidado y reflexión. Es importante tener en cuenta principios como

el respeto a la autonomía de las personas, la proporcionalidad de las medidas tomadas, la dignidad

humana y el respeto a los derechos fundamentales. De esta forma, se puede buscar una solución que

encuentre un equilibrio entre la protección de la sociedad y la garantía de los derechos individuales.

- Consentimiento y autonomía: ¿Es ético imponer la castración química sin el consentimiento

pleno y voluntario del individuo afectado? Se debate si esta medida viola la autonomía y el derecho de

cada persona a decidir sobre su propio cuerpo.

- Proporcionalidad y justicia: ¿Es justa y proporcionada la castración química como castigo para

agresores sexuales de alto riesgo? Algunos piensan que sí, mientras que otros consideran que puede ser

una pena cruel e inhumana, especialmente si se aplica sin una evaluación individualizada.

- Efectividad y alternativas: Se cuestiona la eficacia de la castración química como método para

prevenir la reincidencia de agresores sexuales. Aunque puede reducir la libido y los impulsos sexuales,

no aborda necesariamente las causas subyacentes del comportamiento delictivo. Algunos plantean que

programas de rehabilitación y terapia podrían ser alternativas más eficaces y completas.


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- Dignidad y derechos humanos: Se discute si la castración química respeta la dignidad y los

derechos fundamentales de los individuos. Es importante considerar que esta intervención médica tiene

efectos permanentes y puede tener consecuencias físicas, psicológicas y emocionales significativas.

- Contexto legal y social: La castración química plantea dilemas éticos relacionados con el marco

legal y social en el que se aplica. Se requiere un sistema de justicia imparcial y decisiones tomadas por

profesionales capacitados, basadas en evidencia científica y una evaluación individualizada de cada caso.

ARTÍCULOS CIENTÍFICOS

El primer artículo que hemos encontrado en referencia a este tema es el siguiente: “Chemical

castration for sexual offenders: physicians' views”.

El artículo discute el uso de la castración química en delincuentes sexuales en Corea y en otros

países del mundo. Este procedimiento implica el uso de medicamentos hormonales para reducir la libido

y los impulsos sexuales en los delincuentes sexuales y ha demostrado ser efectivo en la reducción de la

reincidencia de la violencia sexual. Sin embargo, existen preocupaciones en cuanto a su eficacia, los

efectos secundarios que puede tener, los derechos humanos y la ética.

En julio de 2011, Corea adoptó por primera vez la castración química como medida para tratar la

reincidencia en la violencia sexual, y la legislación en vigor establece que los autores de delitos sexuales

contra menores de 16 años están sujetos a esta medida. Recientemente, se aprobó una ley revisada que

ampliará su aplicación a los condenados por delitos sexuales contra menores de 19 años.

La castración química implica el uso de drogas hormonales para reducir la probabilidad de que

los agresores sexuales cometan nuevos delitos. Se han utilizado diferentes tipos de medicamentos para

disminuir las fantasías y los impulsos sexuales en los agresores sexuales, como el dietilestilbestrol y el

acetato de medroxiprogesterona, en países como Estados Unidos, Canadá y algunos países europeos. En

1996, California se convirtió en el primer estado en autorizar la castración química o quirúrgica para

ciertos delincuentes sexuales que estaban siendo liberados de prisión en la comunidad.


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De acuerdo con informes, la castración quirúrgica se considera un procedimiento definitivo,

incluso para delincuentes pedófilos reincidentes, al reducir las tasas de reincidencia del 2% al 5% en

comparación con las tasas esperadas del 50%. A diferencia de la castración quirúrgica, la castración

química presenta diversas ventajas significativas, como que permite que los delincuentes sexuales

mantengan una actividad sexual normal en el contexto de la psicoterapia, que algunos delincuentes

sexuales pueden optar voluntariamente por recibir este tipo de tratamiento o que los efectos de la

medicación son reversibles una vez que se interrumpe el tratamiento.

En términos sociales, existe la preocupación de que la castración química pueda violar los

derechos humanos si se realiza sin el consentimiento informado del delincuente sexual, lo que la

convierte en un castigo en lugar de un tratamiento. Además, la castración es bastante cara, y el aumento

de agresores sexuales que se someten a ella podría generar cargas socioeconómicas significativas.

La prevalencia de delitos sexuales plantea una importante preocupación para la salud pública, y

se necesitan acciones para prevenir la reincidencia y salvaguardar a la comunidad. La inclusión de la

castración química como parte de un tratamiento psicoterapéutico integral ha demostrado ser una

medida efectiva para reducir la posibilidad de reincidentes. No obstante, la falta de consentimiento

informado por parte de los receptores genera una ambigüedad legal que sitúa a la castración química en

una encrucijada entre ser considerada como castigo o tratamiento.

Un segundo artículo que hemos visto importante respecto al tema tratado es "Chemical

castration for sex offenders”.

Dicho artículo aborda la legislación recientemente aprobada en California que exige la castración

quirúrgica o “castración química” para las personas condenadas por delitos sexuales repetidos contra

menores.

Principalmente la Ley de California requiere que aquellos agresores que se encuentran en

libertad condicional reciban inyecciones periódicas de medroxiprogesterona o se sometan a castración


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quirúrgica. Esta se aplica a aquellos que se encuentren en su segunda condena o aquellos que hayan

actuado sobre víctimas de 12 años o menos. El tratamiento tiene lugar una semana antes de su puesta

en libertad condicional y continúa el tiempo considerado necesario.

Por otra parte, no hay existencia de una evaluación individual para determinar la necesidad

médica del tratamiento, es decir, se administra involuntariamente, y es una práctica que no consta de

apoyo científico ni médico.

El autor del artículo sostiene que la ley es problemática una intervención médica en ausencia de

evidencia de que el tratamiento forzado sea probablemente efectivo. Esto es debido a que el

medicamento suministrado puede ser efectivo para los delincuentes impulsados por antojos eróticos

anormales, como lo es la pedofilia, y la legislación no consta de una evaluación que determine que el

individuo pertenezca a este grupo.

Aunque el acetato de medroxiprogesterona puede ayudar a algunas personas con pedofilia, esto

solo es efectivo si se administra voluntariamente. La pedofilia es algo que las personas descubren, no

algo que eligen. Hoy en día, no encontramos medicamentos que solo reducen la intensidad de estos

impulsos sexuales. Por ello, la pedofilia es un problema de salud pública y justicia penal.

En lugar de la castración forzada, el autor sugiere que California debería proporcionar

tratamientos voluntarios de reducción del deseo sexual para los delincuentes que necesiten y que sean

considerados candidatos apropiados después de una evaluación psiquiátrica y médica adecuada. El

Estado, además, debería proporcionar terapias psicológicas y apoyo sistemático, así como proporcionar

un seguimiento de los resultados clínicos y la incidencia delictiva.

El tercer artículo del que vamos a hablar es “Coercion, incarceration, and chemical castration: an

argument from autonomy”.

Este artículo publicado en el Journal of Bioethical Inquiry aborda la cuestión ética de la coerción

y el uso de la castración química como forma de castigo y tratamiento en el sistema penal. El objetivo
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principal del artículo es explorar y analizar el impacto ético de la coerción y la castración química en

relación con el principio de autonomía individual. Los autores examinan los argumentos a favor y en

contra de la castración química, centrándose en los derechos individuales.

El artículo argumenta que la imposición de la castración química mediante la coerción infringe la

autonomía y los derechos fundamentales de los individuos. Además, se exploran los diversos contextos

en los que se ha utilizado la castración química, como una condición para la liberación de delincuentes

sexuales o como parte de su sentencia. Los autores también consideran los efectos secundarios y las

limitaciones de la castración química, así como su reversibilidad.

A lo largo del artículo, se examinan varias objeciones éticas a la castración química, incluida la

falta de consentimiento informado, la posibilidad de violación de la integridad corporal y la duda sobre

su efectividad a largo plazo para prevenir la reincidencia.

Las conclusiones del artículo destacan que la imposición de la castración química a través de la

coerción no es éticamente justificable debido a sus implicaciones para la autonomía individual. Los

autores argumentan que, en lugar de recurrir a medidas coercitivas, se deben buscar alternativas más

respetuosas con los derechos humanos, centradas en la rehabilitación y el tratamiento de los

delincuentes sexuales.

En resumen, este artículo analiza críticamente el uso de la coerción y la castración química en el

sistema penal desde una perspectiva ética. Destaca la importancia de respetar el principio de autonomía

individual y plantea preocupaciones sobre la violación de los derechos y la dignidad de los individuos.

Por último, vamos a hablar sobre un artículo que nos ha llamado mucho la atención, y que es el

siguiente: “Effects of chemical castration on sex offenders in relation to the kinetics of serum

testosterone recovery: implications for dosing Schedule”.

En este artículo se realiza un experimento acerca de los efectos de la castración química en

delincuentes sexuales en relación con la cinética de la recuperación de testosterona sérica. El método


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empleado en este experimento consiste en el análisis prospectivo de 56 delincuentes encarcelados por

delitos sexuales. De estos 56 participantes, 38 recibieron el tratamiento de inyecciones de acetato de

leuprolida y fueron asignados al grupo A; mientras que, el resto, los 18 participantes restantes, fueron

recibiendo inyecciones durante 6 meses y fueron asignados al grupo B.

Para hallar los resultados de este experimento, se tuvo en cuenta el periodo de las inyecciones y

los siguientes 12 meses. Lo que se examinaba aquí era la recuperación de la T sérica. Los resultados

concluyeron que, en ambos grupos se redujo la frecuencia e intensidad de los pensamientos sexuales. Se

observaron reducciones en la masturbación, siendo en el grupo B un 83% de los participantes. En el

grupo A, se observó un aumento de la T sérica al nivel de brote durante los primeros 2 meses del ciclo de

descanso, acompañado de un intenso deseo sexual y fantasía. En el grupo B, la T sérica se recuperó

gradualmente al nivel basal y continuó aumentando durante el período observacional.

Finalmente, se llegó a la conclusión de que había que mantener al menos 6 meses de

tratamiento, ya que esto garantizó un control estable de un impulso sexual excesivo después de la

interrupción del tratamiento.

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