La historia dice que el origen de la sopa de mute inicia en los departamentos de
Santander y Norte de Santander, aunque tiene gran influenciada de la adafina –un cocido propio de los judíos españoles y portugueses hasta el siglo XV-, plato al que se le modificaron los ingredientes. Para la sopa de mute (en quechua significa maíz), sea el deleite para un paladar exigente, no solo fueron adaptados los ingredientes de acuerdo a la región sino que su preparación debe ser todo un ritual.