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Judith.

Notas de lectura
El libro de Judit Es un drama político militar y teológico, condensado en una novela, en un relato de ficción
para inspirar confianza en medio de la adversidad y la tribulación.
Se trata de un libro judío incluido en la Biblia Griega de los LXX, también llamada Septuaginta (s.II III). Se
trata de un libro deuterocanónico (segundo canon).
Tanto el cristianismo como el judaísmo antes del llamado sínodo de rabinos de Yabne/Yamnia (hacia el 90
d.C.) mantenían un canon bíblico fluido, cuyas fronteras no estaban aun estrictamente delimitadas.
Características generales
• "Judit" es un libro escrito en la región de Palestina entre los siglos II y I a.C., durante el período Griego,
aunque probablemente el original se escribió en arameo.
• Dentro de los libros sapienciales Judit puede considerarse una novela histórica, ya que cumplía una clara
función de narración didáctica y exaltadora del patriotismo y la piedad religiosa. (+Ester+Tobías+Job)
• Se trata de una obra de ficción: los escenarios mezclan cronologías, personajes y lugares conocidos,
aunque la trama es muy coherente y bien lograda.
• El tema principal es la intervención de Dios en la liberación de su pueblo, por medio de una mujer viuda
y muy piadosa.

El libro cuenta la historia de una viuda hebrea, Judit hija de Merari, en plena guerra de Israel contra el ejército
babilónico, erróneamente denominado asirio. Una mujer bella, instruida, de enorme piedad, celo religioso y
pasión patriótica, Judit escucha la angustia de su pueblo y escucha los planes de las autoridades y indignada por
la falta de fe decide presentar un plan, que no revela, pero que comunica previamente.

Acompañada de su criada, la viuda desciende de su ciudad amurallada y sitiada por el ejército extranjero —
Betulia— y, engañando a Holofernes para hacerle creer que llegaba como informante, como entregadora, como
traidora, y consigue ingresar a campamento enemigo. Una vez allí, no deja de hacerse ver y admirar. Presenta
un panorama de su pueblo ante el cual solo toca esperar el abandono de Dios y la rendición del pueblo. Cada
noche (3 noches) ella baja al pozo a purificarse, hasta que a la cuarta la invitan un banquete donde Holofernes
bebe, lo hace beber hasta dormirse borracho. Cuando Holofernes cae dormido, Judit lo degüella, sembrando la
confusión en el ejército de Babilonia y obteniendo de este modo la victoria para Israel.

Nos centraremos en el personaje de Judit y su significado para la teología feminista.

Judith es una seguidora de la ley, respetuosa del templo, de los rituales de pureza, viuda joven y rica. Una
mujer que practica el autocuidado, memoriosa, conoce su poder, su belleza, tiene una vida interior y un vida
social, tiene un status social, económico y religioso, es autónoma, conoce el sentir popular, tiene un discurso
propio, ante Dios tiene una actitud de humildad y total sumisión y confianza basada en la memoria creyente, del
Dios de su padre Simeón.

En este libro, especialmente en las secciones devocionales de capítulos 9 y 16 se trasluce una contra teología a
la teología de la retribución centrada en el Templo, en la Ley y en los sacrificios, y planteada por una mujer con
autoridad y que actúa en defensa de su pueblo, en memoria de sus olvidados, pacificadora, justa, generosa. El
templo referido es el templo que ordeno reconstruir Ciro el persa, quien para algunos fue un instrumento de
Dios por favorecer la repatriación de los exiliados, quienes fundaron un sionismo racista, excluyente del pueblo
de la tierra que aparecen en Esdras y Nehemías, que sufrieron infinidad de atropellos y discriminaciones legales,
económicos, religiosos, por ser mestizos, un poco lo que reflejaba el libro de Rut. El libro de Judith presenta
una contrapropuesta teológica y política.
Cabe acotar algunas referencias del contexto cultural:
Ciro que fue un soberano militar cabeza de uno de los imperios más grandes de la historia, murió en
batalla contra los masagetas, pueblo iraní de la confederación de pastores nómadas escitas de Asia
Central, al este del Mar Caspio, bajo el reinado de Tomyris, quien luego del asesinato de su esposo, el
rey Justo y del sucesor, su hijo, por parte de Ciro, es conocida en todo Medio Oriente por haber vencido
y dado muerte a Ciro el Grande11 en el verano del 530 a. C..12 cortándole la cabeza (que casualidad);
cuenta Herodoto que dio la orden de traer un balde lleno de sangre humana, y que busco el cuerpo
muerto de Ciro en el campo de batalla, le corto la cabeza y la sumergió en el balde de sangre, diciendo,
Sáciate de sangre de la que has tenido sed y de la que siempre has sido insaciable.
Los pueblos escitas eran conocidos por educar a mujeres de «valor excepcional» no menor al de sus
contrapartes varones, muchas de ellas reinas entrenadas en el arte de la guerra, vinculado al mito de las
amazonas (a-mathos, sin pecho derecho) para manejar mejor el arco nombradas por Hipócrates. Es
Hipócrates uno de los que menciona ciertos aspectos sobre estas mujeres: que montan a caballo, tiran
con el arco y luchan, al menos, mientras son vírgenes. Él mismo dice que no pierden la virginidad
hasta que han matado a tres enemigos. Otras fuentes, como Herodoto, dicen que algunas, por no haber
cumplido esta norma, no llegan a casarse nunca.
Es una época donde contra la opresión del templo y su ley de pureza, se levantan otras teologías, surgidas de la
memoria ancestral de la Teología sapiencial, una teología de la casa y de la tierra, de los pequeños. Quienes
además están resistiendo al avance de la opresión de los imperios, especialmente el imperio griego y el
helenismo, con su teología de la divinización del emperador, con la complicidad de las elites judías (que
transaron con Antíoco Epífanes, por ej)
Interesa para nosotras cómo podemos leer esta historia con ojos de mujeres, siendo críticas de incluso cómo se
ha usado este libro en el arte, confluyendo en las culturas a través del arte como Judith la mentirosa, la
seductora, la mala, la femme fatal, despiadada, vengativa, más cercana a Dalila, algo similar a María
magdalena, la bella y astuta peligrosa, de piadosa y virgen a erótica e inteligente, victimizando al varón.
Maltratada por la historia, simbólicamente se la coloca en un lugar de poder reservado al varón. Para el
feminismo resulta una figura paradójica, porque se considera heroína por encarnar atributos masculinos (el
comentario bíblico de EDV llega a calificarla de “andrógina”). A mi modo de ver tenemos que entenderla en el
marco de una violencia mística que en la biblia cabe en la tradición de figuras como Yael, Débora, Miriam, las
matriarcas en general, el mismo David, que fundadas en la imagen de un Dios celoso propio del contexto
contemporáneo del fariseísmo naciente de los macabeos (los hasidim, asideos, fariseos) es totalmente razonable.
Judit, la judía, sería una figura de mujer modelo de madre del pueblo, aun siendo viuda y sin hijos, ella encarna
el ideal de mujer libertadora, madre de su pueblo, que el pueblo de Dios, y hasta quizá incluso acercándose a ser
la esposa de Dios, lugarteniente de su voluntad en la tierra, en sentido mítico-simbólico. Está aportando una
feminidad diferente. Es un personaje complejo, controversial; implica revisar el modelo que tenemos de
feminidad.
El Magnificat tiene una reminscencia de aquel sentir del celo de dios ante los poderosos y los humildes.. Ella se
mimetiza con Dios, su mano es la mano de Dios, es una guerra santa y Judith es la mediadora, la profeta, la
jueza, la guerrera santa, la sacerdotisa, la santa, la mártir, la madre
Ella pertenece al arquetipo israelita de luchadora escatológica que derrota y corta la cabeza al representante del
mal sobre la tierra. Lógicamente, la victoria se traduce en canto, en palabra de bendición que entona Ozías, jefe
de Betulia, que enaltece a Judit con palabras que anuncian las de Lc 1, 42: «Bendita Judit entre todas las
mujeres y bendito el Señor Dios» (Jud 13, 18). Dios y Judit se vinculan en una acción salvadora. Dios se ha
manifestado como fuente de bendición por Judit. Ella es bendecida como mujer, pues como tal ha realizado su
obra militar, poniendo al servicio de la victoria de Dios (del pueblo israelita) sus armas femeninas de seducción
y engaño.
Allí donde fracasan los ejércitos de Israel, allí donde magistrados y clérigos estaban a punto de rendirse, ha
realizado ella su gesta, matando al enemigo del pueblo. Por eso es gloria de Jerusalén, honor de Israel, orgullo
de nuestra raza (15, 5), encarnación del pueblo israelita. Pero su inspiración fundamental proviene de Gen 34,
donde aparece Dina, mujer israelita, amenazada como ella, pero vengada por Simeón. Por eso, ella quiere ser un
nuevo Simeón (su antepasado y patrono: cf. Jd 8, 1) y por eso pide la ayuda de Dios para engañar y destruir a
los contrarios, como hizo su antepasado en otro tiempo: «Dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos
de Dina, tomaron cada uno su espada, y vinieron contra la ciudad, que estaba desprevenida, y mataron a todo
varón”.
Judit representa la identidad de los judíos, como pueblo de Dios que se eleva en contra de los ídolos políticos
del mundo. El ídolo es aquí Nabucodonosor, que quiere ser rey y dios sobre la tierra, con la ayuda
de Holofernes que representa el poder militar casi absoluto de ese rey antidivino.
Sandra Nancy Mansilla
Buenos Aires 2023

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