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Simetryteory
Simetryteory
Por este fenómeno de mimetización masiva con los padres hay tantos niños que
hablan, piensan y sienten como adultos. Pueden ser muy independientes y captar
muchísima información sin censura ya que carecen de represión. Por eso hay
tantos sobredotados y a la vez tantos niños con dificultades de adaptación. Por un
lado se pueden hacer cargo de situaciones y emociones que no les corresponden
y por otro se sienten mortificados y devaluados en su posición de paridad cuando
los padres u otros adultos les dicen lo que tienen que hacer. Esto genera un
permanente cortocircuito en la comunicación cotidiana y también en el plano
educativo.
La paridad psíquica del niño y joven con el adulto modifica totalmente el
paradigma de autoridad establecido y hace mucho más difícil la contención y la
puesta de límites .
La principal dificultad que trae la simetría es que los niños copian a sus padres
pero no los internalizan como figuras protectoras y por eso quedan solos por
dentro librados a sus propios temores e inseguridades y a su propia autoexigencia
ya que la palabra de los padres al no estar jerarquizada no funciona como
contención.
Uno de los principales efectos de la mimetización masiva del niño con sus padres
es que cree ser un adulto con todas sus capacidades, sin percibir las limitaciones
y falta de recursos que su edad madurativa y cronológica le impone. O sea los
niños entienden que pueden mandar igual que lo hacen los adultos, que nada les
falta para ejercer ese poder, ni edad, ni estatura, ni maduración, ni experiencia.
Desde su perspectiva, si los padres pueden mandar ellos también pueden hacerlo.
La más importante de las consecuencias de esta confusión es que, al sentirse
adulto, el niño cree que ya no necesita cuidado ni protección de sus padres, lo que
lo pone en un lugar de autoabastecimiento imaginario, de soledad y de
desprotección. La otra gran consecuencia es la tendencia a preocuparse,
angustiarse y hacerse cargo de múltiples situaciones que no les corresponden.
Los niños piensan que pueden ocupar el lugar de sus padres, cuidarlos,
controlarlos, sermonearlos, educar a sus hermanos y amiguitos y también ocupar
el lugar de sus maestros.
El niño no solo se mimetiza con las frases y actitudes del adulto hasta confundirse
con él, sino que esta misma copia masiva le genera un efecto imaginario de
igualdad. El niño no reconoce diferencias, se siente un igual, con los mismos
derechos y atribuciones que el adulto, se equipara totalmente con él.
Así, desde este lugar de paridad en que queda ubicado, no registra ni internaliza
suficientemente la diferencia grande-chico, y por el contrario confía en su propio
saber. Esto complica profundamente el proceso educativo y de crianza puesto que
los niños no reconocen la palabra del adulto como calificada sino como un criterio
dentro de otros. Esa certeza del niño en su propio criterio hace que el adulto deba
validar su autoridad constantemente, lo que pone en crisis el paradigma educativo
y de autoridad conocido hasta ahora.