A diario escuchamos hablar de homicidio, parricidio pero no es habitual el
término, FEMINICIDIO en circunstancias que es un crimen que cruza todas las clases sociales y etnias. Este tipo de delito expresa un sentimiento de posesión y control de las mujeres por parte de los hombres, acción que se apoya con la expresión y la maté, porque era mía. Según las Naciones Unidas: femicidio es “ el asesinato de mujeres como resultado extremo de la violencia de género, que ocurre tanto en el ámbito privado como público y, comprende aquellas muertes de mujeres a manos de sus parejas, ex parejas o familiares, asesinadas por acosadores, agresores sexuales y/o violadores, así como aquéllas que trataron de evitar la muerte de otra mujer y quedaron atrapadas en la acción femicida.” El HOMICIDIO es un delito que consiste en matar a otra persona. Etimológicamente se descompone en homo (hombre) y cidium, derivado de caedere, matar. Feminicidio o femicidio es un neologismo creado con la palabra femenino y la terminación -cidio (muerte, asesinato) y se refiere al asesinato de mujeres. 42
2.5. APARICION DEL TERMINO FEMINICIDIO
La primera vez que se escucho la palabra feminicidio fue en 1974 cuando una feminista estadounidense Carol Orlock estaba escribiendo un libro sobre el tema. El término feminicidio pareció muy poderoso, un término muy apropiado para describir el asesinato misógino de las mujeres por los hombres y que debería usarse en vez de los conceptos netamente tradicionales de homicidio. Aunque en ese entonces Carol Orlock era la primera persona en usar el término, no sabía cómo lo había definido ni tampoco dónde hallarla (su libro, titulado “Feminicidio” nunca fue publicado). Es por eso que feminicidio empezó a definirse como un término que politiza las acciones misóginas de asesinato de mujeres así como el término genocidio politiza actos de asesinato cuya intención es erradicar a un pueblo. En 1976 se utilizo la palabra, por primera vez en público, en una declaración acerca de este delito ante una audiencia de casi 2 mil mujeres que participaban en el primer Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres, efectuado en Bruselas, Bélgica. “Debemos entender que muchos homicidios son, en efecto, feminicidios. Debemos reconocer la política sexual del asesinato. Desde la quema de brujas en el pasado, pasando por la más reciente y generalizada costumbre de infanticidio del sexo femenino en muchas sociedades, hasta las matanzas por “honor”, nos percatamos que el feminicidio ha ocurrido durante mucho tiempo. Sin embargo, debido a que involucra a meras mujeres, no existía una palabra que lo describiera hasta que se inventó el término “feminicidio”. Pero el verdadero origen del término, fue inventado casi dos siglos atrás. La primera vez que se usó el término fue en 1801, cuando La revista satírica de Londres (Inglaterra) lo utilizó para describir “el asesinato de una mujer”. En 1827, la tercera edición de Confesiones de un femicida aún no ejecutado fue 43 publicada. Este corto manuscrito, escrito por el femicida William MacNish, describe el asesinato de una joven mujer perpetrado por él. Además, según la edición de 1989 del Oxford English Dictionary, el feminicidio apareció en El léxico de derecho, en 1848, lo que sugiere que se había transformado en un delito capaz de ser procesado. Hace unos años, la profesora de antropología mexicana y legisladora Marcela Lagarde leyó el libro titulado Feminicidio: La política del asesinato de mujeres, que se edito en conjunto con Jill Radford. Y cambió su concepción de los asesinatos de mujeres. En el contexto de los feminicidios en masa que estaban ocurriendo en Juárez, un pueblo fronterizo muy cercano a Estados Unidos, Lagarde organizó un seminario en esa ciudad, en 2004, destinado a debatir estos femicidios en masa. Durante los próximos dos años, Lagarde, en conjunto con otras legisladoras, logró crear una Comisión sobre femicidios en el Congreso mexicano. Además, un estudio conducido en 10 estados sobre la incidencia de feminicidios fue publicado. Dos seminarios internacionales más fueron organizados ese año con el doble objetivo de educar a los participantes acerca del feminicidio y promover el activismo en torno a este horroroso y generalizado crimen. Si este es el verdadero nombre que se debe dar a los homicidios que perpetran algunos hombres de forma íntima o publica a la mujer en el ámbito de una relación ya sea de pareja, matrimonio, convivencia y por cuadros de celos psicopatológicos. En consecuencia “El femicidio sería una forma extrema de violencia contra la mujer, y se entiende como el homicidio cometido por hombres en contra de mujeres por razones de género”. Hoy el concepto de femicidio se está difundiendo a otros países latinoamericanos, lo que transforma a la región como la más avanzada en 44 materia de reconocer el rol que desempeña la actitud machista en los millones de femicidios que ocurren en todo el mundo.
2.3. CONCEPTOS FUNDAMENTALES
El concepto de femicidio es reciente, fue usado por primera vez por Diana Russell y Jull Radford, autoras del libro "Femicide: the politics of woman killing". Las siguientes definiciones están basadas en los conceptos de las autoras. 2.3.1. Femicidio: Se entenderá por femicidio el asesinato de mujeres por razones asociadas a su género. Puede tomar dos formas: femicidio intimo, femicidio no íntimo. Femicidio intimo: Aquellos asesinatos cometidos por hombres con quien la víctima tenía o tuvo una relación intima, familiar, de convivencia, o afines a estas. Femicidio no intimo: Asesinato cometido por hombres con quienes la víctima no tenia relaciones intimas, familiares, de convivencia o afines a estas. Frecuentemente, este femicidio involucra un ataque sexual previo. Femicido por conexión: Hace referencia a las mujeres que fueron asesinadas " en la línea de fuego" de un hombre tratando de matar a una mujer. Son los casos de mujeres, niñas, parientas que intervinieron para evitar el hecho o que, simplemente, fueron atrapadas en la acción del femicida. 45 El concepto de femicidio, tal como lo indican las investigadoras Carcedo y Montserrat Sagot, es útil porque nos indica el carácter social y generalizado de la violencia basada en la inequidad del genero y nos aleja de planteamientos que tienden a culpar a las víctimas y a representar a los agresores como "locos", "fuera de control" o a concebir estas muertes como crímenes pasionales. Asimismo, estas concepciones ocultan y niegan la verdadera dimensión del problema. Es decir, el concepto de femicidio ayuda a desarticular los argumentos de que la violencia basada en la iniquidad de género es un asunto privado y muestra su carácter social, producto de las relaciones de poder entre los hombres y las mujeres. Liz Kelly en su libro "Surviving Sexual Violence" denominó el "continum de violencia" para referirse a todas las formas de violencia física y emocional que padecen las mujeres: violación, incesto, acoso sexual, maternidad forzada, etc. Expresiones distintas que demuestran que no son fenómenos inconexos, en el momento en que cualquiera de estas, origina la muerte de la mujer, opinión citada por Rosa Entel. Marcela Lagarde de los Rios traduce femicide como feminicidio y así se ha difundido. En castellano femicidio es una voz homóloga a homicidio y sólo significa asesinato de mujeres. Por eso para diferenciarlo distinguió la voz feminicidio y denominar así al conjunto de hechos de lesa humanidad que contienen los crímenes y las desapariciones de mujeres. Abarcaría la muerte de mujeres ejecutada por particulares, sean convivientes, esposos, novios o desconocidos, sin una acción u omisión del Estado que les favorezca. El vocablo es considerado por juristas y feministas como un logro para resaltar la intención de violencia que registran estas muertes, basadas en la inequidad de género. Al comparar ambos términos, se muestra que el feminicidio se refiere a un crimen de carácter político derivado de relaciones 46 desiguales de poder entre los géneros, y que involucra directamente al Estado, ya sea por acción u omisión; mientras que el término femicidio es más etimológico. A lo largo del siglo XX millones de mujeres abrimos espacios, creamos oportunidades y participamos en los más diversos ámbitos de la sociedad, la cultura y la política. Mujeres de distintos países damos vida a la cultura feminista al denunciar la opresión de género y crear una conciencia crítica sobre la condición de las mujeres, así como normas y prácticas sociales modernas y democráticas. Nombramos y definimos la discriminación, la marginación, la explotación y la enajenación genéricas, enfrentamos la falsa creencia sobre la inevitabilidad de la violencia, la sacamos del encierro y el silencio, del tabú y la complicidad. La violencia de género ya es percibida como un atentado a los derechos humanos de las mujeres y uno de los más graves problemas sociales y de urgente atención. Sabemos que no es natural: la violencia se incuba en la sociedad y en el Estado debido a la inequidad genérica patriarcal. La violencia de género es un mecanismo político cuyo fin es mantener a las mujeres en desventaja y desigualdad en el mundo y en las relaciones con los hombres, permite excluir a las mujeres del acceso a bienes, recursos y oportunidades; contribuye a desvalorizar, denigrar y amedrentar a las mujeres y reproduce el dominio patriarcal. La violencia de género contra las mujeres y entre los hombres recrea la supremacía de género de los hombres sobre las mujeres y les da poderes extraordinarios en la sociedad. 47 Desde una perspectiva feminista colocamos la violencia de género como un problema político en el mundo. A través de investigaciones científicas, diferenciamos las formas de violencia, erradicamos conceptos misóginos no científicos como el de crimen pasional y definimos jurídicamente la violencia sexual -la violación, el estupro, el incesto, el acoso-, la violencia conyugal y familiar, la callejera, y otras formas de violencia de género: laboral, patrimonial, psicológica, intelectual, simbólica, lingüística, económica, jurídica y política. Sin embargo el termino feminicidio comprende todo lo mencionado, ya que a la violencia de genero es parte del feminicidio, producto social y cultural que atenta contra los derechos humanos.
2.4. DESARROLLO DEL FEMINICIDIO
Hablar de la violencia prevenible y evitable desde la perspectiva de la vida y la libertad de las mujeres, como el paradigma que nos alienta. El derecho a la vida de las mujeres es expropiado cuando no sólo no se resuelve cada crimen contra las mujeres asesinadas, sino que, además de otros países que sufren estos hechos el nuestro mantiene la venda en los ojos, el feminicidio se presenta también. 2.4.1. APROPIACIÓN DEL TÉRMINO El feminicidio es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que permiten atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres. En el feminicidio concurren en tiempo y espacio, daños contra mujeres realizados por conocidos y desconocidos, por violentos, violadores y asesinos individuales y grupales, ocasionales o profesionales, que conducen a la muerte cruel de algunas de las víctimas. No todos los crímenes son concertados o realizados por asesinos seriales: los hay seriales e individuales, algunos son cometidos por conocidos: parejas, parientes, novios, esposos, acompañantes, familiares, visitas, colegas 48 y compañeros de trabajo; también son perpetrados por desconocidos y anónimos, y por grupos mafiosos de delincuentes ligados a modos de vida violentos y criminales. Sin embargo, todos tienen en común que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y deshechables. Y, desde luego, todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres. De manera contradictoria, el feminicidio ha marcado el incipiente proceso democratizador de las condiciones de género, los avances de las mujeres y la transformación equitativa de las relaciones entre mujeres y hombres, que durante décadas hemos construido los movimientos de mujeres y feministas, y que han impulsado millones de mujeres anónimas en sus espacios de vida. También ha sido dañada la democracia como modo de convivencia social y la reforma democrática del Estado. A partir de la mitad del siglo XX las democracias se caracterizaron por impulsar profundas reformas para mejorar la educación, la salud, el trabajo, el empleo y el ingreso de las mujeres con miras a transformar la calidad de la vida. Es evidente que las sociedades profundizan la democracia, al reconocer los derechos y el avance en la participación social, cultural y política de las mujeres. Asimismo, las sociedades que han alcanzado mayores niveles de sustentabilidad y avances en el desarrollo lo han logrado con la participación de las mujeres en las actividades y acciones fundamentales, por haber promovido que el desarrollo favorezca la modernización democrática de las mujeres y los hombres, y por haber impulsado el desarrollo de las mujeres mismas. Con ello, además, se ha disminuido la brecha de género entre mujeres y hombres. El feminicidio se da por implicación de quienes deben procurar seguridad y justicia y no lo hacen, por eso ha afectado tanto la credibilidad como la eficacia 49 del Estado que se mostró incapaz durante una década de hacerse cargo de la seguridad de las mujeres y de promover nuestros derechos humanos. 2.4.2. ALCANCE DEL FEMINICIDIO El feminicidio comprende toda una progresión de actos violentos que van desde el maltrato emocional, psicológico, físico, así como la tortura, la violación, la prostitución, el acoso sexual, el abuso infantil, el infanticidio de niñas, las mutilaciones genitales, la violencia doméstica y toda política que derive en la muerte de las mujeres, tolerada por el Estado. Así es, una agresión contra una mujer nunca es un hecho aislado. La violencia de género se ejerce en un marco estratégico en donde el agresor utiliza el maltrato, psicológico o en combinación con golpes y palizas, para anular y dominar a otro ser humano. El fin último es la posesión por sometimiento. Cuando se dan noticias de agresiones o asesinatos de mujeres, existe siempre una historia de violencia que los precede y en los que se enmarcan. Ante algunas voces que pretenden que también existe la violencia a la inversa, se puede mantener que eso es una falacia. No existe la violencia hacia el hombre como problema social. Lo que se dan son casos individuales de mujeres que agreden a hombres punibles, por supuesto pero, desde luego, nada que refleje un grave problema social de dimensiones cuantificables tan altas que retrata culturalmente nuestro déficit en algo que está en la raíz de toda la imposición totalitaria que involucra a la violencia, esto es, la igualdad. Existen, al menos, dos tipos de feminicidas. Los hay que asesinan a las mujeres en vida, descuartizan su identidad, descomponen golpe a golpe su fisonomía y dejan marca indeleble en su memoria. Después las dejan vivir, pero ya han matado algo de ellas. El otro tipo es el que las asesina hasta la muerte. Como el otro, mantiene a la mujer matándola lentamente bajo tortura. La aíslan, la humillan, la someten; después las matan. El 85% de los asesinatos de 50 mujeres por esposos, parejas o ex parejas tiene lugar en procesos de separación o divorcio. Las asesinan en un espacio de indefensión, en la cárcel de tortura que habían construido para ellas, probablemente, desde la relación de noviazgo. Esta es una de las razones de la falta de denuncias. Estas mujeres tienen tan baja la autoestima que no se sienten capaces de ir contra su agresor y, cuando lo hacen, demasiadas veces no encuentran la seguridad que la sociedad, a través de medidas políticas y jurídicas eficaces, les debe. Está demostrado de acuerdo a las encuestas que la violencia de género está presente en todos los estratos socioeconómicos, en todos los tramos de edad y es independiente del nivel de estudios, de renta o del trabajo del agresor o de su víctima. También está demostrado, con independencia del diagnóstico que pueda establecerse para una persona en concreto, que los agresores no son enfermos psicópatas o drogadictos. Estudios con agresores incursos en procesos judiciales demuestran que el 95% de éstos no sufren psicopatología que condicione su responsabilidad criminal. El alcohol o la cocaína tampoco son causa de esta violencia, aunque a veces se utiliza por los agresores para facilitar el ejercicio de la misma. Para que se de el feminicidio concurren de manera criminal, el silencio, la omisión, la negligencia y la colusión de autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes. Hay feminicidio cuando el Estado no da garantías a las mujeres y no crea condiciones de seguridad para sus vidas en la comunidad, en la casa, ni en los espacios de trabajo de tránsito o de esparcimiento. Más aún, cuando las autoridades no realizan con eficiencia sus funciones. Por eso el feminicidio es un crimen de Estado. El feminicidio se conforma por el ambiente ideológico y social de machismo y misoginia, de violencia normalizada contra las mujeres, y por ausencias legales y de políticas de gobierno lo que genera condiciones de convivencia insegura 51 para las mujeres, pone en riesgo la vida y favorece el conjunto de crímenes que las mujeres exigimos esclarecer y eliminar. Contribuyen al feminicidio el silencio social, la desatención, la idea de que hay problemas más urgentes, y la vergüenza y el enojo que no conminan a transformar las cosas sino a disminuir el hecho y demostrar que no son tantas “las muertas”.
2.5. TEORIA DE GÉNERO
La Teoría de Género surge de los diferentes movimientos feministas. Cuando hablamos de Teoría de Género, hablamos también de feminismo. El concepto de Género surge desde la academia en los años 80 y muy vinculado a la antropología, para dar respuesta a problemas de parentesco y a las diferencias y relaciones entre hombres y mujeres. El Género tiene que ver con las relaciones entre género: hombres y mujeres; no es una cuestión sólo sobre las mujeres. Es una construcción social de lo que significa ser mujer y ser hombre y son los roles que se adjudican socialmente a cada una y uno. El trabajo de equidad de género incluye la inclusión y la participación activa de los hombres, trabajando aisladamente por los derechos de las mujeres tiene una implicación muy pequeña ya que se necesitan cambios estructurales para alcanzar la verdadera equidad de género. Es necesario reconstruir tanto las feminidades y lo que esto implica como las masculinidades; cómo varían y qué impacto tienen en las mujeres y en los hombres. Es importante reconocer que el poder no es estático y que afecta a los hombres de manera distinta. 52 La frase del feminismo: lo personal es político (no público). Esta frase surge porque al momento que se empieza a hablar de género, se empieza a ver la forma de colocarlo en lo político, de cambiar las leyes. Esta frase tiene que ver con que desde la Teoría de Género no hay una visión dicotómica: por un lado está lo personal, en otro lo político, en otro lo social. Al institucionalizarse se ha perdido su contenido político. Desde ahí se entiende que el género es una representación social que se construye y deconstruye y no es fácil de asimilar. Porque atraviesa toda la subjetividad de las personas y entra en el espacio simbólico de lo cultural. Los derechos de las mujeres no pueden ser excluidos en la perspectiva de la integralidad de los derechos humanos. Esta perspectiva es valorada y asumida desde la lucha de las mujeres y otros organismos. La historiadora inglesa Joan Scott (1996) hizo una importante contribución al desarrollo teórico del género, alertando sobre los límites del uso puramente descriptivo y empírico de esta categoría y el peligro de no avanzar en una crítica más radical del carácter histórico de la estructuración social basada en la división binaria de los sexos. Para ella, la conceptualización teórica del género y su desarrollo como categoría analítica y crítica de las sociedades humanas implica dos formulaciones centrales: el género como un elemento constitutivo de las relaciones sociales, basado en la diferenciación significativa entre los sexos y el género como forma primaria de significar el poder. El género opera concomitante y dialécticamente en varias dimensiones de la vida social humana: en el orden simbólico y relacional, en el orden normativo que expresa las interpretaciones de los significados de los símbolos, en el orden institucional y en el orden de la identidad y subjetividad. Para esta teórica, el género provee un modo de decodificar los significados que las culturas otorgan a la diferencia entre los sexos y comprender cómo esos significados impregnan las complejas conexiones que existen entra varias formas de interacción humana. 53 En sus usos más descriptivos, el género ha sido utilizado para estudiar asuntos donde las relaciones de sexo son más directamente evidentes. En nuestro medio podemos destacar los temas de la violencia doméstica, de la salud de la mujer, de la sexualidad, de la reproducción, de la participación económica y política de las mujeres. Entre tanto, conforme nos señala Scott, el género estructura lógicas y prácticas que atraviesan diferentes estructuras de interacciones como el comercio, la diplomacia, los servicios de salud y educación, la previsión social y seguridad pública, las prácticas confesionales, las guerras, los deportes, las artes, las ciencias, etc. Una comprensión más sistémica de cómo el género opera como elemento estructurante del conjunto de las relaciones sociales y como forma primaria del significado del poder puede propiciar una comprensión más amplia de las dinámicas sociales de la fase actual de la modernidad, así como un análisis teóricamente más sólido de las experiencias concretas, diferenciadas e históricas de las mujeres 8 Pese a las enormes variaciones históricas en casi todas las sociedades conocidas, la construcción social y simbólica de la diferencia sexual - o sea el género - está fundada en la representación binaria de lo femenino y masculino. Aunque en dominios culturales distintos las diferencias humanas percibidas y construidas culturalmente son re significadas, los estudios históricos muestran la asociación frecuente de la dicotomía femenino/masculino con los atributos bipolares activo/pasivo, puro/impuro, creativo/destructivo. De acuerdo con Laqueur (1994), la diferencia sexual y la representación de lo femenino y masculino no siempre han tenido como fundamento epistemológico la biología ni se fundaron en el sexo biológico: ésta es una representación de la diferencia sexual típicamente moderna. Para este investigador, en las sociedades greco occidentales premodernas, el género era una categoría fundada en el orden 8 ver también Bourdieu (1998) y Butler (2001) 54 metafísico del mundo y en la jerarquía que organizaba todas las cosas del universo, desde el plano del espíritu hasta el reino mineral pasando por las sociedades y los seres humanos. Tener un sexo, ser hombre y mujer no era un mero hecho biológico, sino un hecho sociológico y estaba determinado por la posición de cada uno en la sociedad, organizada según una jerarquía metafísica. El cuerpo femenino era considerado una versión inferior del cuerpo masculino, diferenciándose de él por su grado de perfección metafísica, pero compartiendo con él la misma naturaleza. La mujer era un hombre imperfecto, con menos calor vital, menos energía creadora. De acuerdo a Laqueur: “ser hombre o ser mujer se definía por los papeles y los lugares en la sociedad y en el orden del universo y no por la diferencia corporal. Al contrario la diferencia sexual era determinada por un orden social y universal”. La representación dual del género en el orden premoderno engendraba lo que Laqueur denominó un modelo de sexo único. Con las revoluciones epistemológica y política que dan paso a la emergencia de la modernidad - representadas por el triunfo de las ciencias biológicas y físicas y por el iluminismo - hay una inversión de las representaciones del género y del sexo. La diferencia sexual, el sexo biológico pasa a ser considerada una cuestión “real” “concreta” e “irreducible” y el género un fenómeno determinado por la realidad biológica de los cuerpos. A este nuevo orden representacional, Laqueur llamó el modelo de los dos sexos. En él, los sexos masculinos y femeninos son representados como inconmensurables, fijos, estables, contrastantes y opuestos. La diferencia sexual que en el modelo de sexo único era de grado, en el modelo de dos sexos pasa a ser de especie - lo que algunos autores han llamado la idea moderna de la diferencia radical entre los sexos (Bonan 2002; Ávila 1993,1999, Martins 2004). Los atributos polares activo/pasivo, creador /destructivo, incluidos en las representaciones tradicionales de lo masculino y femenino, no desaparecen simplemente. Ellos son resignificados reflexivamente a la luz de los nuevos marcos 55 epistemológicos y políticos de modo profundamente interrelacionado con las representaciones dicotómicas modernas de cultura/naturaleza, razón/cuerpo, sujeto/objeto, político/doméstico y público y privado. Estas dicotomías están profundamente arraigadas en los procesos de construcción de las identidades individuales, de las subjetividades colectivas y de las instituciones modernas (Estado, sistema de representación política, economía, ciencia, familia e intimidad). La representación moderna del género está profundamente interrelacionada con el imaginario institucional de lo público y lo privado y con la idea dual del poder (Zincone, 1992, Bonan 2002). La modernidad ha instituido una visión dual del poder articulando reflexivamente las nuevas ideas iluministas y liberales con ideas tradicionales sobre el poder: de un lado, el poder político se define como aquél ejercido entre los “iguales” y presupone negociación de conflictos e intereses y reconocimiento recíproco de las capacidades políticas de los participantes de las relaciones contractuales; el poder familiar o jerárquico, ejercido sobre los “no iguales”, fundado en la idea de un orden natural y jerárquico del poder decisorio, en el principio de la autoridad y en la idea de la desigualdad natural de las capacidades políticas y vocaciones sociales. El poder del tipo familiar o jerárquico no sólo estructura las relaciones sociales al interior de la familia ni opera exclusivamente en las relaciones sociales entre los sexos, sino que atraviesa otras estructuras de relación como las que se dan en el mundo del trabajo, entre clases, razas y generaciones, en los servicios públicos, en el sistema judiciario y penal, en las estructuras de decisión del Estado, las relaciones entre el Estado y la sociedad (incluso entre el Estado y las mujeres). También está en el trasfondo de la negación de autonomía moral, participación política, y ciudadanía a muchos individuos y grupos sociales subordinados. La lógica dual del poder se ha enraizado profundamente en América Latina. Ella sostiene, a la vez, la construcción simbólica e institucional 56 de lo público y lo privado, las formas de regulación de la sexualidad y la reproducción, las relaciones de género, raza, clase y generación, los modelos de Estado y las estructuras de derechos que se han establecido en las sociedades de la región. En suma, la teoría de la naturaleza dual del poder moderno ofrece una rica contribución para un análisis de las dinámicas sociales e institucionales de la modernidad que busque comprender cómo en ellas han operado históricamente los grandes ejes estructurantes de las desigualdades sociales. Su presupuesto es que las desigualdades no se forjan solo por la fuerza de determinantes económicos o legales, sino también por el imaginario institucional y simbólico del poder que, sea en el mundo público o privado, estructura un conjunto amplio de prácticas y formas de interacciones cotidianas. La teoría del poder permite comprender el trasfondo epistemológico y político común sobre el cual se construyen los diferenciales de género, clase social y raza/etnia y las formas en que estos se articulan en innumerables situaciones concretas. Los estudios feministas con razón han reivindicado que los análisis sensibles al género no menosprecien la inmensa diversidad de la experiencia social de las mujeres, evitando el peligro de otra vez esencializar – aunque sin intención explícita de hacerlo – la dicha “condición femenina”. El debate teórico sobre el género ha abordado la cuestión de cómo se construyen, se fijan o se transforman las identidades de género en procesos atravesados por el poder y conflictos, a través de los cuales los individuos encarnan, se reapropian o actualizan o rechazan papeles y estereotipos legitimados como femeninos y masculinos. Gran parte de las vertientes teóricas tienen en común la crítica a la visión de una esencia o una especificidad de una condición femenina por fuera de la historia y de los procesos de de dominación y resistencia. El imaginario hegemónico del género es un potente motor en la construcción de las identidades individuales de hombres y mujeres así como en 57 la formación de las subjetividades colectivas con gran impacto causal en la vida social. Tomemos por ejemplo la maternidad que es un factor de identidad con gran fuerza cultural en las sociedades occidentales modernas. El hecho que millares de mujeres se auto perciban y definan como madre tiene un enorme impacto social. Ellas forman una subjetividad colectiva extensa, tejidas por relaciones impregnadas en valores, normas, papeles y creencias, disposiciones etc. Una subjetividad colectiva fuertemente operante en la vida social, aunque en muchos casos sea una colectividad muy poco centrada u organizada. La identidad expresa la autopercepción y conciencia de esa subjetividad colectiva, sí como una percepción de su delimitación en relación a otras colectividades. Podríamos citar aún muchos otros ejemplos de subjetividades colectivas generadas a partir de la distribución de roles entre hombres y mujeres, de acuerdo a un determinado orden de género: los proveedores, los jefes de familia, los representantes políticos, los cuidadores. Las subjetividades colectivas e identidades de género son constituidas a través de procesos de estructuración, provistos y sustentados en la memoria social que “ incluye reminiscencias, actitudes y sentimientos, reglas sociales, normas, patrones cognitivos, el conocimiento científico y tecnológico. Asume formas ideales y materiales que se encuentran imbricadas y que sólo pueden ser separadas analíticamente (Domingues, 1999). Los análisis que aspiran a incluir una perspectiva crítica de género deben proveerse de instrumentos teóricos y analíticos que permitan develar el carácter reificado de esas subjetividades colectivas que actualizan elementos dominantes de la memoria social, basada en una visión radical de la diferencia, en una acentuada división sexual del trabajo y en una arquitectura asimétrica del poder entre los sexos. Las identidades individuales de hombres y mujeres y las identidades colectivas formadas a partir de los papeles y estereotipos masculinos y femeninos son sin duda dimensiones analíticas centrales en el debate sobre género e identidad, 58 pero no las únicas. Otra dimensión de análisis sobre género e identidad se refiere a aquellas identidades construidas que tienen otros sistemas de clasificación como referentes principales y que sin embargo, están impregnadas fuertemente, aunque ideológicamente oculta, por simbologías de género. La formación de las identidades nacionales es un ejemplo histórico. La propia construcción de la idea moderna de nación involucró procesos de reapropiación reflexiva de elementos de la comunidad patriarcal pre- moderna: el imaginario de la virilidad, el principio de la autoridad masculina, las relaciones entre protectores y protegidos, la idea de un Estado proveedor, las analogías entre patria y familia, etc. Finalmente, los estudios sobre identidades colectivas desde una perspectiva de género deben considerar también cómo las subjetividades colectivas sustentan, producen, reproducen o transforman el imaginario institucional del poder moderno en sus dos caras: la negociación política y la autoridad jerárquica. El interrogante sobre la identidad de una comunidad nacional en esta etapa de modernidad reflexiva y globalización plantea desafíos nuevos. No debe orientarse a buscar los elementos para componer una imagen única, homogénea y unívoca del “nosotros”, nítidamente percibida como diferente a los otros, sin preguntarse por las subjetividades colectivas que se forman en el seno de esas poblaciones y por los elementos comunes de la memoria social que ellas comparten en términos de valores, aspiraciones, prácticas, actitudes, principios etc. Desde el punto de vista de la transformación social y del orden de género, es importante el análisis de subjetividades colectivas emancipatorias que se generan dentro y fuera de los espacios nacionales y que se caracterizan por la identificación con nuevos valores democráticos como el respeto a la autonomía de las personas, la valorización de las diferencias culturales, de la pluralidad de estilo de vida, el respeto de los derechos sexuales y reproductivos y el principio de no discriminación ( por raza, etnia, orientación sexual, condición física, edad etc.). En ese mismo sentido, es importante investigar la producción 59 y reproducción de subjetividades conservadoras y otras neoconservadoras que resisten a las transformaciones que puedan alterar profundamente la lógica, la dinámica y las estructuras de poder moderno y que se identifican a partir de otros valores, prácticas, visiones de mundo, actitudes y aspiraciones.
2.6. DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER
Discriminar es hacer una distinción. Esta palabra se utiliza de muchas formas, por ejemplo, la discriminación estadística. Este capítulo desarrolla el significado más común de la palabra: discriminación social, racial, religiosa o sexual, la cual definiremos tomando una parte del artículo 1º de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial y parafraseándola de manera inductiva como: «La distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos varios (sexo, raza, religión, condición social...) cuyo propósito o resultado sea anular o disminuir el reconocimiento, preferencia o ejercicio, en iguales condiciones, de los derechos humanos y libertades fundamentales en la política, la economía, la sociedad, la cultura o cualquier otra esfera de la vida pública.» La igualdad es la piedra angular de toda sociedad democrática que aspire a la justicia social y a la realización de los derechos humanos. En prácticamente todas las sociedades y esferas de actividad la mujer es objeto de desigualdades en las leyes y en la práctica. Origina, y a la vez exacerba, esta situación la existencia de una discriminación en la familia, la comunidad y el lugar de trabajo. Aunque las causas y las consecuencias puedan variar de un país a otro, la discriminación contra la mujer es una realidad muy difundida que se perpetúa por la supervivencia de estereotipos y de prácticas y creencias culturales y religiosas tradicionales que perjudican a la mujer. Los recientes esfuerzos para reunir datos sobre la situación real de la mujer en el mundo han producido algunas estadísticas alarmantes sobre las diferencias económicas y sociales entre la mujer y el hombre. Las mujeres constituyen la 60 mayoría de los pobres del mundo, y desde 1975 el número de mujeres que viven en la pobreza en medios rurales ha aumentado en un 50%. La mayoría de los analfabetos del mundo son mujeres; esa cifra pasó de 543 millones a 597 millones entre 1970 y 1985. En Asia y Africa las mujeres trabajan por semana 13 horas más que los hombres y en la mayoría de los casos no son remuneradas. En todo el mundo las mujeres ganan entre un 30 y un 40% menos que los hombres por el mismo trabajo. En todo el mundo las mujeres ocupan entre el 10 y el 20% de los puestos directivos administrativos y menos del 20% de los puestos de trabajo en la industria. Entre los jefes de Estado del mundo las mujeres representan menos del 5%. Los quehaceres domésticos y los trabajos en la familia no remunerados de la mujer, si se contabilizaran en cada país como rendimiento productivo nacional, aumentarían la producción mundial de un 25 a un 30% 1/. La noción de igualdad significa mucho más que tratar a todas las personas de la misma manera. Brindando un trato igual a personas que estén en situaciones desiguales se perpetuará, y no se erradicará, la injusticia. La verdadera igualdad sólo puede surgir de esfuerzos encaminados a abordar y corregir esas situaciones desequilibradas. Esta visión más amplia de la igualdad ha llegado a ser el principio subyacente y el objetivo último de la lucha por el reconocimiento y la aceptación de los derechos humanos de la mujer. 2.6.1. DISCRIMINACIÓN POR GÉNERO La discriminación de género o sexismo es un fenómeno social, puesto que son necesarias representaciones de ambos sexos para que pueda darse esta situación: no existe una igualdad de género a partir de la cual denunciar la discriminación o desigualdad; al contrario: la base de este fenómeno es la supremacía de uno de los géneros. Mientras que el término "sexo" hace referencia a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, "género" describe las funciones, derechos y 61 responsabilidades establecidas por la sociedad y que las comunidades y sociedades consideran apropiados para hombres y mujeres. Esta serie de supuestos construidos a partir de las diferencias biológicas entre hombres y mujeres crean las identidades de género y a su vez, la discriminación de género. Al tratarse de una elaboración social, el género es un concepto muy difuso. No sólo cambia con el tiempo, sino también de una cultura a otra y entre los diversos grupos dentro de una misma cultura. En consecuencia, las diferencias son una construcción social y no una característica esencial de individuos o grupos por lo tanto las desigualdades y los desequilibrios de poder no son un resultado "natural" de las diferencias biológicas. En términos estatales el liberalismo ha apoyado la intervención del Estado a favor de las mujeres como personas abstractas con derechos abstractos sin examinar estas nociones en términos de género. Adicionalmente, como el hombre hegemónico es quien determina el Derecho, este ve y trata a las mujeres de la manera como los hombres las ven y las tratan. Por lo tanto, el estado liberal coercitiva y autoritariamente constituye el orden social según los intereses de los hombres como género, a través de la legitimación de sus normas, la relación con la sociedad y políticas sustantivas. Consecuentemente, el género, se mantiene como una división de poder. La discriminación de género adopta diversas formas de división de poder, algunos de cuyos aspectos incluyen: Derechos humanos: Aunque las leyes internacionales garantizan derechos iguales a los hombres y a las mujeres esta no es la realidad porque por motivos de género se les está negando el derecho a la tierra y a la propiedad, a los recursos financieros, al empleo y a la educación, entre otros. 62 Trabajo: En todo el mundo, tanto las mujeres como los hombres trabajan. Sin embargo, las funciones que desempeñan las mujeres son invisibles, ya que tienden a ser de una naturaleza más informal. Adicionalmente, los hombres ocupan la mayoría de las posiciones de poder y de toma de decisiones en la esfera pública, dando lugar a que las decisiones y políticas tiendan a reflejar las necesidades y preferencias de los hombres, no de las mujeres. Ventajas: Los recursos mundiales están distribuidos de forma muy irregular, no sólo entre los distintos países, sino también entre los hombres y las mujeres de un mismo país. Aunque se calcula que realizan dos terceras partes del trabajo en el mundo, las mujeres sólo obtienen una tercera parte de los ingresos, y poseen menos del 1% ciento de la propiedad mundial. Cabe aclarar que el hombre también es bastante discriminado en relación con la mujer, por ejemplo: · En muchos países, en caso de litigio de hombre vs. mujer, la simple declaración de ella pesa más por razón de su género. · En casos de divorcio, la custodia de los hijos suele quedarse con la madre. · En delitos sexuales, la sociedad suele ser más benévola para con las mujeres. Por ejemplo, el exhibicionismo femenino suele considerarse un derecho, y el masculino, un crimen. Lo mismo vale para los tocamientos: no se valoran igual una nalgada de hombre a mujer que de mujer a hombre. · La violencia física leve también se censura más si es de hombre a mujer y suele quedar impune en el caso contrario. Casos ejemplares son los golpes televisados, como los de la diputada Iris Varela a un periodista. · Añadamos a esto que la mujer a menudo es favorecida por una discriminación con base en la estancia en que se viva: infinidad de legislaciones la facultan para matar a sus hijos, si éstos se hallan en la 63 estancia intrauterina, facultad que suele negársele al hombre (casos Laci Peterson y Erica Basoria, por ejemplo). En 1989 la socialista española Carmen Cerdeira presentó ante el Pleno del Senado la proposición de ley para la reforma del Código Civil en aplicación del principio de no discriminación por razón de sexo. 2.6.2. DISCRIMINACIÓN POR SEXO Este tipo de discriminación se diferencia de la discriminación por Género en que, además de que contiene a dicha discriminación (esto es, una constitución del orden social según los intereses de los hombres como género frente a las mujeres, a través de la legitimación de sus normas, la relación con la sociedad y políticas sustantivas), también habla de la orientación sexual y las identidades de género. 2.6.3. DISCRIMINACIÓN INSTITUCIONAL Muchos gobiernos han intentado controlar la discriminación mediante legislación en materia de derechos civiles, igualdad de oportunidades y políticas institucionales de discriminación positiva. Algunos gobiernos han formalizado y apoyado la discriminación. Entre ellos se encuentra el apartheid de Sudáfrica, la segregación racial en los Estados Unidos entre la Guerra Civil y los años 1960, el "problema judío" en la Alemania nazi y los campamentos de reeducación en algunos países comunistas. Incluso en democracias seculares el gobierno puede ejercer prácticas discriminatorias. La más obvia es que ofrece un mejor tratamiento a sus ciudadanos que a los no ciudadanos, por ejemplo, un ciudadano desempleado que recibe un subsidio de desempleo (fundado por los contribuyentes) que se le niega a uno que no tenga la ciudadanía. Además, el gobierno puede expulsar a 64 los no ciudadanos, pero no tiene ese poder sobre sus ciudadanos. Ningún gobierno del mundo considera ilegal la discriminación por razón de ciudadanía. 2.6.4. DISCRIMINACION SOCIAL Una de las causas más extendidas de la discriminación social es la que se basa en el género de la persona. La discriminación es un fenómeno de relaciones entre diversos grupos sociales, y tiene sus raíces en la opinión que un grupo tiene sobre otro. Es un problema de convivencia. Una de las causas de la discriminación es el sentimiento de superioridad que siente un grupo respecto a otro, como por ejemplo el que siente el hombre sobre la mujer. Esto se ha traducido, a lo largo de la historia, en una serie de leyes discriminatorias que han apartado a la mujer de los escenarios de decisión y de muchos trabajos que no fueran el doméstico. A pesar de la igualdad de derecho, la igualdad de hecho sigue siendo en muchos casos una declaración de intenciones: es necesario un cambio de mentalidad en mujeres y hombres. Este cambio debe empezar en el seno de las familias y en los centros escolares como agentes de socialización que transmitan que niños y niñas son personas con los mismos derechos, oportunidades, expectativas y necesidades. Este cambio debe estar apoyado por todas las instancias sociales (medios de comunicación, Administración, etc.)
2.7. VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
"La violencia contra la mujer es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce límites geográficos, culturales o de riquezas. Mientras continúe, no podremos afirmar que hemos realmente avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz." 65 La violencia contra la mujer adopta formas diversas, incluidos la violencia en el hogar; las violaciones; la trata de mujeres y niñas; la prostitución forzada; la violencia en situaciones de conflicto armado, como los asesinatos, las violaciones sistemáticas, la esclavitud sexual y el embarazo forzado; los asesinatos por razones de honor; la violencia por causa de la dote; el infanticidio femenino y la selección prenatal del sexo del feto en favor de bebés masculinos; la mutilación genital femenina y otras prácticas y tradiciones perjudiciales. La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993, demuestra el reconocimiento y la comprensión internacional de que la violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos y una forma de discriminación contra la mujer. En la Plataforma de Acción adoptada en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, se define la violencia contra la mujer como una de las 12 esferas de especial preocupación que deben ser objeto de particular hincapié por parte de los gobiernos, la comunidad internacional y la sociedad civil. En su 42o período de sesiones, celebrado en 1998, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas propuso nuevas medidas e iniciativas que deberían aplicar los Estados Miembros y la comunidad internacional para poner fin a la violencia contra la mujer, incluida la incorporación de una perspectiva de género en todas las políticas y programas pertinentes. Entre las conclusiones convenidas del período de sesiones figuran medidas destinadas a prestar apoyo a la labor de las organizaciones no gubernamentales, combatir todas las formas de trata de mujeres y niñas, promover y proteger los derechos de los trabajadores migrantes, en particular 66 las mujeres y los niños, y promover las actividades coordinadas de investigación sobre la violencia contra la mujer. Respuesta de la comunidad internacional Desde la celebración de la Conferencia de Beijing cinco años atrás, se han adoptado importantes medidas en el plano internacional para eliminar la violencia contra la mujer: · En el Protocolo Facultativo de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, aprobado por la Asamblea General el 6 de octubre de 1999, se establece el derecho de la mujer de pedir reparación por la violación de sus derechos humanos, incluida la violencia basada en el género. · La Asamblea General aprobó en 1997 las Estrategias y Medidas Prácticas Modelo para la eliminación de la violencia contra la mujer en la esfera de la prevención del delito y la justicia penal. · Al igual que los tribunales penales internacionales para la ex Yugoslavia y Rwanda, el estatuto de la Corte Penal Internacional, aprobado en junio de 1998, contiene disposiciones específicas relativas a los delitos basados en el género. · Un proyecto de protocolo de un nuevo tratado propuesto, una convención de las Naciones Unidas para la supresión de la delincuencia organizada transnacional, versa concretamente sobre la trata de seres humanos, en particular de mujeres y niños. Violencia en el hogar La violencia en el hogar, especialmente los golpes a la cónyuge, es tal vez la forma más generalizada de violencia contra la mujer. En países en que se realizan estudios fiables en gran escala sobre la violencia basada en el género, 67 se informa de que más del 20% de las mujeres han sido víctimas de maltrato por los hombres con los que viven. De acuerdo con el Informe sobre el Desarrollo Mundial 1993 del Banco Mundial, las violaciones y la violencia en el hogar culminan en la pérdida de más años de vida saludable, entre las mujeres de 15 a 44 años de edad, que el cáncer mamario, el cáncer del cuello del útero, el parto obstruido, la guerra o los accidentes de tránsito. Trata de mujeres La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula que la trata de mujeres y niños, que casi siempre se realiza para la explotación sexual con fines comerciales, genera hasta 8.000 millones de dólares anuales. Las enormes ganancias que obtienen los perpetradores, que cada vez están más vinculados a la delincuencia organizada, han convertido ese delito en una amenaza mundial que se extiende rápidamente. Las mujeres y niñas pobres figuran entre los principales grupos afectados por los tratantes debido a su marginación y limitados recursos económicos. Algunas participan voluntariamente animadas por promesas de mayores ingresos y la esperanza de dejar atrás la pobreza. Otras lo hacen obligadas, y muchas terminan en la prostitución contra su voluntad. Para cambiar esa situación: · Filipinas ha lanzado una iniciativa, en cooperación con la sociedad civil y otros gobiernos, que incluye actividades de capacitación de organismos de primera línea sobre cómo combatir la trata de mujeres y niñas y elaborar procedimientos para ello. · Como parte de su investigación de la delincuencia organizada, la policía creó una División para Combatir la Trata de Mujeres dentro del Departamento de la Policía. · China ha introducido enmiendas en su código penal respecto del secuestro de mujeres y niñas y la prostitución forzada. 68 · En las zonas fronterizas, Myanmar ha creado ocho centros profesionales para mujeres y niñas, a fin de evitar la trata de mujeres. · Los Países Bajos han designado un relator nacional encargado de describir el panorama general de los datos sobre la trata de mujeres y los métodos para prevenirla. · Albania y la Federación de Rusia han iniciado campañas educativas dirigidas a las posibles víctimas. Mutilación genital femenina De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), se calcula que, entre 85 y 114 millones de mujeres y niñas, la mayoría de las cuales vive en África, el Oriente Medio y Asia, han sido sometidas a la mutilación de sus genitales. La mutilación genital femenina, también conocida como la "circuncisión femenina", consiste en extirpar total o parcialmente el clítoris y otros órganos genitales. Su forma extrema, la infibulación, consiste en extirpar el clítoris y ambos labios y la sutura de la vulva, dejando solamente un pequeño orificio para permitir el paso de la orina y el flujo menstrual. Esa mutilación de las niñas tiene importantes consecuencias a corto y largo plazos. Es extremadamente dolorosa y puede provocar infecciones y la muerte, así como dificultades en el parto y una mayor vulnerabilidad al VIH/SIDA. Esa práctica refleja el consenso social imperante de que es preciso preservar la virginidad de la niña y la mujer hasta el matrimonio y controlar su sexualidad. Los hombres en esas culturas suelen no casarse con niñas o mujeres que no hayan sido sometidas a la circuncisión, ya que las consideran "sucias" y "sexualmente indulgentes". Desde que se celebró la Conferencia de Beijing, se han adoptado, entre otras, las siguientes medidas contra la mutilación genital femenina: 69 · Como parte de una campaña de promoción internacional, en septiembre de 1997 el FNUAP nombró a Waris Dirie, activista y modelo, Embajadora Especial para la Elimianción de la Mutilación Genital Femenina. · La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha preparado materiales de capacitación e impartido cursos prácticos para crear mayor conciencia entre las enfermeras y parteras en la región de África y el Mediterráneo oriental, en un intento por procurar su participación activa en la lucha contra la mutilación genital femenina. · La República Unida de Tanzanía, uno de los diez países en que se practica ampliamente la mutilación genital femenina, ha promulgado leyes que consideran delito esa práctica. Las sanciones incluyen multas y la encarcelación. Los otros nueve países son Burkina Faso, Côte d'Ivoire, Djibouti, Egipto, Ghana, Guinea, la República Centroafricana, el Senegal y el Togo. · Varios países, como Australia, el Canadá, los Estados Unidos, Nueva Zelandia y el Reino Unido, que tienen poblaciones de inmigrantes que practican ese ritual, han aprobado disposiciones similares para tratar de eliminar esa práctica. Nigeria ha creado el teatro Fístula Vesicovaginal y centros de rehabilitación para prestar servicios de salud a las menores de edad casadas que han sido afectadas por la mutilación genital femenina. 2.8. VISION INTERNACIONAL DE FEMINICIDIO Hay algunos casos paradigmáticos: desde 1993 hasta enero de 2006, más de 430 mujeres han sido asesinadas y más de 600 están desaparecidas (presumiblemente asesinadas también) en Ciudad Juárez, México, en un escenario donde se concentran la industrialización fronteriza de las maquilas, la marginación, inmigración, machismo exacerbado, narcotráfico, prostitución, impunidad y corrupción política y policial. En Guatemala, al igual que en Ciudad 70 Juárez, cerca de dos mil mujeres fueron asesinadas entre 2001 y 2005. Las mayores víctimas tienen entre 12 y 25 años y viven en las regiones más pobres del país. Los métodos varían desde la utilización de armas de fuego, e incluyen torturas, violación y posterior asesinato. Junto al incremento de estos crímenes existe también un aumento de amenazas y hostigamiento hacia las distintas organizaciones que asumen la denuncia pública de las masacres. A estos alarmantes hechos recientes hay que sumar los feminicidios en las guerras, en muchas ocasiones asociados a violaciones masivas, como los ocurridos en la ex Yugoslavia, Rwanda, República Democrática del Congo, por citar sólo algunas situaciones de las últimas décadas. Actualmente estos crímenes aparecen sancionados severamente en el Estatuto de la Corte Penal Internacional. La violencia contra la mujer, tal como se manifiesta en estos casos, no sólo constituye una forma de discriminación sino que comporta violaciones al derecho a la vida, a la integridad física, libertad, seguridad y protección judicial consagrados en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, entre otras. Estas normas internacionales reafirman la obligación del Estado de esclarecer la verdad, hacer justicia y proporcionar reparación a las víctimas, aun cuando sus derechos han sido violados por particulares. ”El tema de la violencia contra las mujeres sigue marcado por dos aspectos importantes: el tema de la impunidad y el de la implementación de los mecanismos, que en última instancia deberían ser parte de una nueva visión que incorpore, junto al marco de los derechos humanos, las conexiones con los temas y las organizaciones que trabajan por la paz, la justicia económica y la seguridad”. “El estatus de las mujeres de todas las regiones y las diversas violaciones a sus 71 derechos humanos que antes estaban ocultas y silenciadas han salido a la luz, ligando los movimientos locales a un movimiento de mujeres global que sigue creciendo. Es momento de cerrar el ciclo de la victimización para abrir el del empoderamiento y permitir que las mujeres se sientan sujetas de derechos capaces de enfrentar un sistema de justicia altamente sexista, racista, clasista y homófobo. ("Humanidades, derechos y violencia de género", Ana Elena Obando) Si bien bajo la palabra feminicidios se pueden reunir las diferentes formas y situaciones donde las mujeres son asesinadas por el hecho de ser mujeres, en este informe realizamos cierta categorización con el objetivo de facilitar la organización del mismo. 2.8.1. RADIOGRAFÍA DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER A NIVEL INTERNACIONAL Pero ¿cuál es el estado real de la violencia en América Latina?, veamos algunos datos: Argentina: más de 20 mil casos de violencia doméstica denunciados al año en las áreas urbanas; más de 7 mil violaciones denunciadas al año Bolivia: el 93% de los casos denunciados corresponde a violencia familiar; 61% de los casos de asesinatos de mujeres son entre los 21 y 25 años de edad; 80% de los intentos o violaciones se dan a mujeres entre los 11 y los 20 años de edad Brasil: más de 135 mil mujeres sostuvieron denuncian violencia de diversos tipos, más de la mitad de ellas han sido violaciones sexuales Colombia: más del 75% de los desplazados por la guerra son mujeres; más de 70 mil casos de denuncia de violencia intrafamiliar al año; 86% de las víctimas de delitos sexuales son mujeres y de estas, el 55% tenía menos de 14 años 72 Chile: más del 14% de las mujeres casada sufre violencia sexual; 50% ha sufrido violencia en la pareja Costa Rica: más de 50 mil casos denunciados de violencia intrafamiliar; incremento en 70% de casos de feminicidio, de estos el 61% son cometidos por parejas o exparejas de las víctimas Ecuador: 60% de las mujeres han sufrido violencia a manos de su pareja; El Salvador: más de 15 mil casos reportados al año por violencia intrafamiliar; más de 5 mil delitos al año contra mujeres; 98% de los feminicidios son cometidos por la pareja; 316 asesinadas en 2006 Guatemala: más de 5 mil casos reportados de violencia intrafamiliar; del 90% de casos denunciados de violación el 50% son mujeres y el 40% niñas; 60% de los feminicidos son producto de la violencia doméstica Haití: el 70% de las mujeres reporta haber sufrido violencia doméstica, de ellas el 365 el agresor fue la pareja Honduras: más del 60% de las mujeres reporta haber sufrido algún tipo de violencia México: uno de cada tres hogares reporta violencia doméstica, hay un incremento de 72% en los casos de denuncia de violencia intrafamiliar, de estos el 91% de los agresores son hombres; hay un incremento dramático de casos de feminicidio; se ha dado un incremento de los casos de violación por parte de los miembros del ejército y policías contra mujeres Nicaragua: 70% de las mujeres ha sufrido violencia física, de estos más del 65% de los casos son violencia intrafamiliar, el resto son por violencia sexual Panamá: entre 1999 y 2006 213 mujeres han sido asesinadas; más de 900 casos mensuales reportados de violencia doméstica en todo el país Perú: seis de cada diez mujeres han sido golpeadas, de ellas el 74% es violencia intrafamiliar; más del 55% de los afectados por la guerra fueron mujeres; 73 Puerto Rico: más de 180 mil mujeres han padecido violencia doméstica en los 10 años recientes; 83% de los casos de violación son mujeres o niñas. República Dominicana: más del 50% de las sexo servidoras que trabajan en Holanda –Países Bajos- con Dominicanas; Uruguay: más del 46% de las mujeres reporta sufrir violencia doméstica, Venezuela: más de 70 mil casos al año de violencia sexual contra Mujeres. Esto solo es una muestra del tamaño del fenómeno de la violencia contra la mujer en nuestros países. Ese es el tamaño del reto, en el que además se da un notable incremento de violencia contra las mujeres por parte de las fuerzas del orden público y como parte de los conflictos sociales y políticos, que se convierten a las mujeres parte de un perverso e inaceptable botín de guerra.
2.9. LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES
FRENTE AL FEMINICIDIO Los derechos humanos es la aspiración máxima del hombre, donde los seres humanos liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de acción, de palabra, de pensamiento y sentimientos profundos de su espiritual dad, en dignidad y reconocimiento de sus valores. “Considerando la libertad, la justicia y la paz en el mundo, se proclama como aspiración más elevada del hombre, para que los seres humanos vivamos liberados del temor y la miseria, con fe, dignidad y valor, iguales ante la ley universal y si inalienables, siendo una normativa social que se hace efectivo en la vida diaria". La declaración universal, prohíbe todas las formas de discriminación por razones raza, sexo, idioma, religión, creencias, economía, cultura y origen 74 étnico y garantiza el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de las personas "los derechos humanos son congénitos y corresponden a todas las personas sin distinción". El respeto a los derechos humanos y la dignidad humana, "constituye el fundamento de libertad y la justicia de paz en el mundo." Los derechos humanos, son los derechos que tiene la humanidad para su convivencia pacífica, en armonía a los principios de la vida, la libertad, la igualdad, la justicia y la equidad. 2.9.1. PRINCIPIOS BÁSICOS DE LOS DERECHOS HUMANOS Los principios generales de los derechos humanos, " como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que todos los individuos, como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan mediante la enseñanza y la educación al respeto de estos derechos y libertades y aseguren por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos como entre los territorios colocados bajo su jurisdicción". Entre sus principios básicos, podemos reconocer dos principios rectores y esenciales que son: a) La indivisibilidad e interdependencia y b) la universalidad de todos los derechos. En marco a estos principios rectores, podemos enunciar algunos de importancia: _ Igualdad, todo ser humano es igual ante todos y con todas las facultades de participación y goce de sus derechos. 75 _ Libertad, es el término por el cual se entiende que todos tenemos ese don de hacer y no hacer nuestras actividades sin atropellar derechos de terceros. _ Tolerancia, por este principio se entiende que todos los seres humanos debemos comportamos respetuosos de los criterios que manifiesten los demás. _ Equidad, hay distintas formas de abordar la equidad y esto depende del alcance y contenido que se atribuye al término, esto puede ser equitativo, imparcialidad, relevancia, igualdad de resultados; equidad política, económica, social, derechos y ciudadanía. Solidaridad, nos expresa que todos los seres humanos debemos comportamos fraternalmente, los unos con los otros, sin importamos las diferencias. 2.9.2. CARACTERÍSTICAS DE LOS DERECHOS HUMANOS Derechos indivisibles, significa que los treinta artículos de la declaración universal no pueden dividirse, ni desmembrarse, estos son un todo único y no pueden catalogarse por jerarquía. Son derechos integrales, son complementarios a los anteriores y están relacionados en forma correlativa. No pueden afirmarse derechos en vigencia de unos y desconocimiento de otros. Los derechos son universales, significa que estos derechos proclamados, son para toda la humanidad, es decir, no es para un solo grupo, nación o Estado; esta característica implica que la declaración universal no es discriminatoria, constituyen principios morales, jurídicos y sociales, las reglas que de ellos emanan se constituyen en obligatorias para los Estados, hacia los habitantes de sus territorios. 76 Son derechos inalienables, esta característica implica que los derechos humanos no son objeto de regateo, es decir no se vende ni se compra. Son imprescriptibles, no pueden ser reemplazados, ni sustituidos, suprimidos, ni anulados por ningún organismo, Nación, Estado o poder, jamás pueden dejar de existir, son permanentes en tiempo y espacio. 2.9.3. VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS La definición de una violación de derechos humanos, de un delito y/o de un hecho criminal no es algo estático; las ciencias jurídicas y sociales, como todas las ciencias, deben estar en constante evolución para responder a los cambios, descubrimientos y características que presentan las sociedades a las cuales pretenden aportar una normatividad que garantice el bienestar y la dignidad humana, regule las relaciones y los correspondientes mecanismos de resolución de conflictos entre sus habitantes. Un Estado que no toma en cuenta las nuevas dinámicas y características de la conflictividad social y política, es incapaz de cumplir la misión para la cual está constituido, principalmente en cuanto a garantizar la vida, el bien superior, así como el disfrute de los derechos de todas y todos sus habitantes, en condiciones de seguridad, equidad y dignidad. Si la normativa del Estado no corresponde a la realidad y a las necesidades de su población, sus instrumentos legales pueden servir para fomentar problemas de exclusión, discriminación, explotación, abuso de poder y violencia, como sucede en Bolivia. El creciente fenómeno de muertes violentas de mujeres en el país demanda igualmente, una nueva conceptualización criminal en el Código Penal, que 77 tome en cuenta sus particularidades y el contexto en que se produce por tratarse de delitos con carácter de género. Es necesario que la categoría de género se incorpore al análisis, explicación y definición de los fenómenos sociales que de diversa forma afectan a las mujeres, especialmente aquellos que implican la violación de su derecho a la vida, a la seguridad e integridad física y mental. Las relaciones asimétricas de poder entre los géneros, de desventaja para las mujeres, su menor acceso y disfrute de bienes y oportunidades de desarrollo, así como la misoginia que la desvaloriza y subordina estratégica y cotidianamente, no pueden ser obviados en el estudio y tipificación de una problemática que esencialmente las afecta por su condición de mujeres; mucho menos deben ser ignorados en la búsqueda e implementación de políticas y acciones para su solución. Sin embargo, existe un gran abismo entre los que definen los derechos civiles y políticos de una forma limitada como los derechos humanos “verdaderos” y aquellos que defienden que los derechos económicos, sociales y culturales son más importantes. Los movimientos de Derechos Humanos de las Mujeres juegan un papel crítico en esta dicotomía porque va contra el principio de la indivisibilidad de todos los derechos. Las analistas feministas de derechos humanos rechazan la jerarquía predominante que otorga privilegios a los derechos civiles y políticos frente a los derechos económicos, sociales y culturales. Las experiencias de las mujeres demuestran que el ejercicio del derecho político a presentarse a un cargo electoral, por ejemplo, depende del acceso a los recursos económicos, así como del apoyo social y del refrendo cultural de mujeres en posición de tomar decisiones. De manera similar, una mujer víctima de la violencia no puede ejercitar su derecho a la libertad ante un “un tratamiento cruel, inhumano y degradantes” si no existen sanciones contra los autores, servicios de apoyo 78 efectivos e independencia económica (es decir, derechos económicos y sociales). Resulta también importante subrayar que el derecho a disfrutar de los derechos civiles y políticos, mencionados en los principios de Naciones Unidas y sus tratados, sin tener en cuenta “raza, color, sexo, lengua, religión, opinión política o de otro ámbito, origen nacional o social, propiedad, nacimiento u otro estatus” es en sí mismo un derecho civil fundamental. El cumplimiento correcto de este derecho, de no-discriminación en el disfrute de los derechos humanos, exige que los planes de acción para implementar los derechos humanos de las mujeres tomen en consideración la diversidad de las vidas de las mujeres, de sus experiencias e identidades según raza, geografía, estatus socio-económico, orientación sexual, capacidad/discapacidad, etc. Una crítica clave formulada por los defensores/as de los derechos humanos de las mujeres es que las definiciones tradicionales de los derechos civiles y políticos se han centrado fundamentalmente en las amenazas a los derechos humanos que suponen una mayor preocupación para los hombres, es decir, las violaciones de derechos llevadas a cabo por el estado que suponen un conflicto entre los individuos y el ejercicio del poder del estado. Por lo tanto, una amplia gama de violaciones llevadas a cabo por agentes no-estatales, que afectan principalmente a las mujeres, no han sido consideradas como violaciones de los derechos humanos. La violencia contra las mujeres es un ejemplo de un tema que afecta a las mujeres globalmente con cifras muy altas, pero que solo recientemente se ha reconocido por las Naciones Unidas como una violación de los derechos humanos, ya se lleve a cabo por agentes estatales o no-estatales. Más aún, los movimientos fundamentalistas o tradicionalistas que crecen en todas las regiones del mundo, también están relacionados con el aumento de las violaciones de los derechos humanos por parte de agentes no-estatales que afectan particularmente a las mujeres. Los fundamentalistas, especialmente 79 aquellos que justifican sus acciones en nombre de la religión (cristiana, hindú o islámica) a menudo utilizan a las mujeres, y la sexualidad de las mujeres y su capacidad reproductiva, como instrumentos para definir su visión de la sociedad. Se supone que las mujeres deben preservar la noción de “honor”, definida por hombres, en nombre de la comunidad; se las “respeta” solo cuando se ajustan a dichas normas y se arriesgan a ser víctima de estigmatización social, violencia y muerte si no se ajustan a dicho patrón. Al mismo tiempo, debemos reconocer que tanto las mujeres como los hombres son víctimas de las formas “tradicionales” de violaciones de derechos humanos promovidas por el estado, aunque en relación específica a cuestiones de género. Cuando las mujeres son perseguidas y torturadas por su activismo político, su estatus social, raza u otra cuestión de origen étnico o cultural, el hecho de que las víctimas sean mujeres es siempre significativo. Afecta al modo de persecución y de tortura, y limita severamente la probabilidad de que los abusos perpetrados sean reconocidos y enmendados. El sexismo, abuso y acoso sexual, juegan en general un importante papel en la represión y la tortura de mujeres activistas. De forma similar, las mujeres que son víctimas de la violación y de abusos sexuales, frecuentemente se encuentran con funcionarios a cargo del cumplimiento de la ley con una visión parcial a favor de los hombres, y con miembros del sistema judicial que de hecho minan y niegan su derecho civil a tener protección legal al mismo nivel que los hombres.
2.9.4. DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES
Los derechos humanos de las mujeres han sido reconocidos como parte inalienable e indivisible de los derechos humanos universales; sin embargo, estos derechos reconocen las especificidades y diferencias que existen entre hombres y mujeres. A pesar de que los derechos humanos son atributos de la persona humana por el mero hecho de serlo, la especificidad de las violaciones 80 de derechos humanos que sufren las mujeres, en función de su género, de los roles y estereotipos que la sociedad históricamente les ha atribuido, marca la necesidad de conferir un carácter también específico al reconocimiento de sus derechos. El disfrute y ejercicio de los derechos humanos se experimenta de manera diferenciada de acuerdo al género, desde el momento en el que el hombre se halla en una posición de poder superior al de la mujer dentro de la estructura patriarcal, estructura que conforma al estado y sus instituciones. Esta posición diferenciada en cuanto al uso del poder conlleva a la necesidad de crear sistemas que sean específicos en función de sus titulares y sus diferentes necesidades de protección, por ello la importancia del análisis desde los derechos humanos de las mujeres. Uno de los parámetros de los derechos humanos se encuentra el de la igualdad, el cual no se define a partir de un criterio de semejanza sino de justicia. En el marco de los derechos de las mujeres hablar de igualdad significa tener los mismos derechos y la misma posibilidad de ejercerlos. Los feminismos en la base de la lucha por los derechos de las mujeres. El movimiento feminista nace como un movimiento para exigir, establecer nuevas reglas y nuevas formas de tratar los problemas en los cuales las mujeres se han visto envueltas a lo largo de la historia. Hay distintas corrientes en el feminismo. Se manejan distintos conceptos: Hay muchos prejuicios e ideas preconcebidas, hay que investigarlos, leerlos, escucharlas, reconocerlas. Las revoluciones del siglo XIX y XX impulsan los derechos humanos pero no logran superar la desigualdad y exclusión jurídica de las mujeres y ante ello se crea el movimiento feminista. 81 La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, escrita por Lafayette, fue el documento fundamental de la Revolución Francesa de 1789. En esa declaración se consagran las ideas de igualdad, de libertad, de soberanía popular, de limitación al poder estatal, del derecho a controlar a los gobernantes. En cuanto a los derechos de las mujeres no se llevaron a cabo muchos cambios ya que éstas eran consideradas como inferiores, con cuerpos y mentes hechos exclusivamente para tener hijos y estar en la casa, sólo capaces de atender los intereses inmediatos de la familia. Sin embargo, surge una mujer Olympe de Gouges que comenzó a cuestionar que el término "hombre" no era sinónimo de mujer, así que dos años después de la declaración de Lafayette, escribió y difundió su Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana. Artículo por artículo de la declaración del hombre, fue contestando con su visión de mujer francesa ilustrada. En muchos casos fue agregando conceptos y en otros sumó las palabras mujer o ciudadana a hombre o ciudadano, o sustituyó hombre por mujer. Por ejemplo, en el artículo 1 decía "La mujer nace libre y es igual al hombre en derechos...". El debate era tan álgido y tan rudo, porque se estaba debatiendo el pacto social, y las relaciones de género. En ese debate álgido, que insistían en que querían ser ciudadanas, Olimpia de Gouges fue "juzgada" y guillotinada. En las revoluciones sociales del siglo XX se abren nuevos espacios pero no se superan la opresión ni la explotación de las mujeres. El movimiento sufragista consigue establecer derechos a las ciudadanas en diferentes momentos y lugares. La Declaración Universal los incluye enunciativamente y diversos instrumentos en el derecho internacional los reconoce de manera paulatina y, en ocasiones, fragmentariamente. “Los derechos humanos no llegan a las mujeres”, dijeron, A través de una declaración pública, llamaron la atención sobre el incremento de las redes de 82 prostitución y tráfico de mujeres “que atentan sistemática e impunemente contra la vida, contra la integridad física y moral, contra la dignidad de millones de mujeres y de sus familias.” Las mujeres, son “traficadas, secuestradas, violadas, violentadas y explotadas por sus captores, por sus proxenetas o por quienes se dicen empresarios del sexo. Todas ellas y sus familias se ven privadas de los Derechos Humanos. Ellas conocen el problema porque lo sufren, ellas han pensado muchas veces cual es la mejor solución a sus problemas, ellas, por tanto son quienes tienen que hablar, quienes tienen que trabajar conjuntamente con los responsables públicos que tienen en su mano articular soluciones y llevarlas a la práctica para acabar con una práctica que vulnera los derechos más elementales de las personas y/o para regular un servicio y dignificarlo”.