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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Penal

EYDER PATIÑO CABRERA


Magistrado ponente

SP684-2019
Radicación n.° 53157
Aprobado acta n.° 59

Bogotá, D.C., seis (06) de marzo dos mil diecinueve


(2019).

MOTIVO DE LA DECISIÓN

La Corte resuelve el recurso de casación interpuesto por


la defensora de OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES contra la
sentencia de la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Pereira, que revocó la absolutoria dictada por el
Juzgado Quinto Penal del Circuito de esa ciudad y condenó
al acusado como autor del delito de tráfico, fabricación o
porte de estupefacientes.

HECHOS

En el juicio oral se dio por probado que, en horas de la


mañana del 15 de enero de 2014, una fuente humana
informó al comando de la Policía Metropolitana de Pereira
Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

que en el sector de la carrera 11 con calle 13 de esa ciudad,


conocido como de expendio de estupefacientes, se
encontraba un individuo vestido con buzo blanco, jean azul
y zapatos fluorescentes, vendiendo alcaloides.

La patrulla que se desplazó al lugar observó a OSCAR DE


JESÚS RAMÍREZ TABARES, quien reunía las características

descritas, agachado como sacando algo de las llantas de un


vehículo allí parqueado. Al realizarle la requisa, el joven
exhibió una bolsa negra que tenía en su poder e indicó que
bajo los neumáticos del automotor había otras siete, las que,
se determinó, contenían 71 cigarrillos con material verde,
que resultó positivo para cannabis (marihuana), con peso de
100.2 gramos.

ACTUACIÓN PROCESAL RELEVANTE

1. En audiencia preliminar concentrada llevada a cabo


el día siguiente, el Juzgado Séptimo Penal Municipal con
funciones de control de garantías de Pereira legalizó la
captura de OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES, a quien la
fiscalía imputó el delito de tráfico, fabricación o porte de
estupefacientes -verbo llevar consigo-, conforme al inciso
segundo del artículo 376 del Código Penal. No se le impuso
medida de aseguramiento'.

1
La solicitud fue retirada por la fiscalía (disco compacto obrante entre folios 5 y 6 del
cuaderno de la Corte, registro preliminares).

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Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

2. La acusación se radicó el 3 de abril posterior2 y se


verbalizó el 17 de julio de ese año, ante el Juzgado Quinto
Penal del Circuito de la capital risaraldense3.

3. La audiencia preparatoria se surtió el 15 de octubre


subsiguiente4 y la del juicio oral se agotó el 5 de marzo de
20155, cuando, acorde con el anuncio del sentido de fallo, se
dictó sentencia absolutoria.

4. La providencia, apelada por los delegados de la


fiscalía y del ministerio público, fue revocada el 30 de abril
de 2018 por el Tribunal Superior de ese Distrito Judicial,
autoridad que, en su lugar, condenó al procesado a las penas
de 64 meses de prisión y multa equivalente a dos salarios
mínimos legales mensuales vigentes, así como a la accesoria
de inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas por término igual a la primera. Se negó la ejecución
condicional de la ejecución de la pena6.

5. La defensora interpuso y sustentó en tiempo el


recurso de casación.

6. La Sala admitió la demanda el 26 de julio de 20187 y


convocó a audiencia de sustentación, que se realizó el 28 de
agosto ulterior8.

2 Folios 2 a 5 del cuaderno principal.


3 Acta en folio 8 Id.
4 Acta en folios 9 y 10 Id.
5 Acta en folios 40 a 42 Id.
6 Folios 67 a 80 Id.
7 Folio 6 del cuaderno de la Corte.
8 Acta en folios 22 y 23 Id.

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Casación 53157
ÓSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

LA DEMANDA

La jurista asegura que el ad quem dejó de aplicar los


artículos 6, 9, 10, 11, 12, 381 y 376 -inciso 2- del Código
Penal y examinó equívocamente los preceptos 373, 380, 381
y 382 del Código de Procedimiento Penal. En seguida, acusa
la sentencia con apoyo en la causal tercera del canon 181
lbid. y propone dos cargos así:

Primero - error de hecho por falso raciocinio

La magistratura interpretó con desacierto lo narrado


por el patrullero ÓSCAR GIOVANNY BADOS ZAMBRANO, en cuanto
es verdad que la persona capturada coincidía con la descrita
por el informante, pero no hay prueba que acredite que la
bolsa que se le halló en su poder concordara con las otras
que estaban en la llanta del automotor. Además, no se supo
la cantidad de cigarrillos que contenía el paquete que portaba
el procesado.

Se trasgredieron postulados de la lógica y reglas de la


experiencia (no las identifica). En consecuencia, solicita se
case la sentencia y se deje en firme la de primera instancia.

Segundo - falso juicio de existencia por suposición

Se estipuló, tanto el arraigo de RAMÍREZ TABARES, como


su adicción a la marihuana desde temprana edad. De modo
que cabe aplicar el artículo 56 del Código Penal.

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Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

El juzgador sostuvo que la cantidad de cannabis no


estaba destinada al consumo del acusado, pero ignoró que a
él se le encontró sólo una bolsa, pues las restantes no las
tenía en su poder, por lo que no aplica el verbo rector llevar
consigo. Es más, no se probó la venta.

Pide a la Sala casar el fallo impugnado y dictar otro en


su reemplazo de carácter absolutorio

AUDIENCIA DE SUSTENTACIÓN

1. La defensora reiteró los argumentos del libelo y


afirmó que el sentenciador no concretó el verbo rector,
aunque terminó diciendo que era el de llevar consigo, todo
para respetar congruencia. Criticó a la judicatura de
desacatar la sentencia 7856 del 15 de junio 2016, en cuanto
pasó inadvertido que se estipuló la circunstancia de
marginalidad por extrema pobreza y su adicción a los
estupefacientes; desatendió el proveído 3605 del 2017.

2. El Fiscal Cuarto Delegado sostuvo que la recurrente


violó el principio de no contradicción al indicar que el juez
plural supuso una prueba, pero, a la vez, incurrió en falso
raciocinio.

Refirió que no hay lugar a acceder a las pretensiones de


la demanda por lo siguiente:

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Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

En relación con el primer cargo, el fallador no recayó en


el yerro al sostener que, si el procesado ofreció la información
sobre la ubicación del alijo, es porque respecto del mismo
ostentaba la tenencia. Por ello, la cantidad en su poder no se
puede circunscribir a una bolsa, sino a las demás ubicadas
debajo de las llantas de un vehículo cercano.

Adicionalmente, es válida la tesis de la magistratura,


conforme a la cual el verbo que se configura es el de llevar
consigo, porque el procesado tenía control sobre las siete
bolsas, las tenía a su alcance, podía disponer de ellas y nadie
más sino él conocía su ubicación, tanto así que la hizo saber
a los policías. De modo que es inane determinar la
coincidencia de los envoltorios o identidad en la forma de
presentación, que son de fabricación artesanal.

Frente al segundo reparo, es necesario tener en cuenta


la jurisprudencia de esta Sala, contenida en los radicados
42617 de 2014 y 44997 de 2017, aunque surge una
diferencia importante respecto de la forma como se
encontraba dispuesta la marihuana en el sector donde fue
aprehendido el procesado: una con él y otra escondida debajo
de la llanta de un vehículo, en donde es claro que no debía
estar si era para su consumo. La experiencia informa que
quien lleva consigo sustancia estupefaciente para su uso
personal, no habilita su conservación temporal por fuera de
ese escenario correspondiente a la órbita de su intimidad,
porque la lleva consigo en un maletín o morral; de manera
que si la esconde supone tenerla al alcance en una operación
de micro tráfico. No es posible que transitara por allí y

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Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

escondiera de forma temporal algo de la sustancia, máxime


cuando no era contiguo a su lugar de residencia.

El procesado no está en situación de marginalidad


absoluta y se revela que tiene la posibilidad de llevar consigo
una cantidad superior a 4 veces la dosis personal con la
finalidad de comercializarla. Ese modus operandi denota una
forma de especialización para venta del alcaloide y su
dedicación a dicha actividad y a obtener dineros ilícitos.

3. La Procuradora Tercera Delegada solicitó no casar la


sentencia. Así lo fundamentó:

La captura del acusado tiene origen en una llamada


telefónica en la que se indicó sobre la venta de
estupefacientes y se detallaron las condiciones morfológicas
y de vestimenta del individuo, en lo que hay coincidencia con
RAMÍREZ TABARES; también resultaron concordantes entre sí
las ocho bolsas encontradas, sobre las cuales él tenía control.

La Corte, en el radicado 50512 de 2018, reconoció que


el consumidor de drogas es sujeto de protección
constitucional y hay una discriminación positiva. En este
caso el acusado tiene una doble condición, la de ser
consumidor y expendedor. Por ello es imposible considerarlo
ajeno a la responsabilidad penal.

En relación con el verbo rector llevar consigo, indicó


que, acorde con lo expuesto por la Sala en los radicados
50512 y 44997, se genera el ámbito de dominio del sujeto

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Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

con la droga en particular y comporta que él sea poseedor y


tenga ámbito de disposición sobre el elemento.

En punto de la circunstancia de marginalidad, no le


asiste razón a la demandante porque se demostró que el
enjuiciado era vendedor ambulante, ganaba
aproximadamente $150.000 a la semana y vivía en un
hospedaje.

CONSIDERACIONES

1. Una vez admitida la demanda, la Corte no reparará


en falencias de técnica o debida sustentación, sino que
resolverá sobre el fondo del asunto planteado por la
recurrente, con lo cual garantiza el principio de doble
conformidad frente a la primera condena emitida por el
Tribunal.

2. El ad quem declaró penalmente responsable a


RAMÍREZ TABARES con apoyo en que: (i) su imagen coincidió

con la de la persona que les fue descrita a los uniformados


como quien estaba vendiendo estupefacientes en el sector• (ii)
fue capturado en un lugar ampliamente conocido como
dedicado al expendio de droga; (iii) la bolsa que llevaba entre
su ropa poseía características similares a las de las siete que
estaban bajo la llanta de un automotor y cuya ubicación él
mismo señaló a los gendarmes, y (iv) todos los paquetes
contenían marihuana armada o liada en 71 cigarrillos, con
peso de 100.2 gramos.

8
Casación 53157 1¿
1.
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

A partir de la cantidad del estupefaciente incautado, su


presentación, localización y la información que dio origen al
operativo, la magistratura concluyó que estaba destinado a
la venta y no al consumo personal del acriminado.

3. En criterio de la recurrente, el Tribunal erró al valorar


el testimonio del patrullero OSCAR GIOVANNY BADOS ZAMBRANO,
toda vez que no hay prueba de que la bolsa que tenía su
representado concordara con las otras siete, como tampoco
de la cantidad de marihuana de la primera; adicionalmente,
porque dejó de lado que no se acreditó la actividad de
comercialización y al implicado solo se le encontró un
paquete, lo que impide aplicar el verbo rector llevar consigo,
a la vez que ignoró las estipulaciones sobre arraigo y la
condición de consumidor.

4. Para resolver, la Corte debe hacer dos acotaciones


importantes.

4.1. En primer lugar, recordar que, conforme a la


evolución jurisprudencial en torno al delito previsto en el
precepto 376 del Código Penal, para establecer si el actuar
desplegado por el sujeto es punible, se hace necesario
determinar si aquél tiene la condición de consumidor de
estupefacientes o si su accionar está orientado a la venta o
tráfico de los mismos, en tanto que solo en este último
evento, con independencia del peso de la sustancia, la
conducta es reprimida por el Estado. Por consiguiente, la
realización del tipo penal no está atada a la cantidad del
alcaloide sino a la verdadera intención del agente.

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Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

La postura de la Sala está perfilada con detalle en la


sentencia CSJ SP9916-2017, rad. 44997, reiterada en CSJ
SP497-2018, rad. 50512, así:

. resulta de la mayor importancia la consideración hecha por


la Sala en el sentido que el tipo penal del artículo 376 del Código
Penal, cuando la conducta se relaciona con el porte de
estupefacientes, contiene un ingrediente subjetivo tácito, atinente al
propósito del sujeto agente, por lo que la realización del tipo penal
no depende en últimas de la cantidad de sustancia llevada consigo
sino de la verdadera intención que se persigue a través de la acción
descrita:

[piara la tipicidad de la conducta del porte de sustancias


estupefacientes se debe tener en cuenta el ingrediente subjetivo tácito
que plasmó el legislador al excluir de la previsión legal la conducta de
quien tenga la finalidad exclusiva de su uso personal por razón de la
dependencia como consumidor, adicto o enfermo...9.

Llegados a este punto, debe destacarse que la evolución del


tema relacionado con el porte de estupefacientes -alusivo al verbo
rector llevar consigo-, ha consolidado las siguientes tesis:

a) Tratándose de delitos de peligro abstracto -el previsto en el artículo


376 del Código Penal, lo es-, si bien en el momento de creación
legislativa se deja implícita una presunción de peligro, esta es legal
y no de derecho, por lo que el juez debe llevar a cabo un juicio de
antijuridicidad a fin de determinar si se creó un riesgo efectivo,
verificable empíricamente, para el bien jurídico protegido.
b) En todos los casos, el consumidor ocasional, recreativo o adicto, no
puede ser considerado como sujeto pasible del derecho penal,
cuando la conducta que realiza carece de cualquier connotación afín
al tráfico o distribución de sustancias estupefacientes o
psicotrópicas o drogas sintéticas, con independencia de la cantidad
de sustancia prohibida que se lleve consigo, pues en tales eventos
no se produce un efectivo menoscabo o peligro concreto para los
bienes jurídicos que pueden ser objeto de tutela por el legislador.
c) Se reconoce la existencia de un elemento subjetivo implícito en el
tipo penal, relacionado con la constatación de la intención del
portador de la sustancia estupefaciente, debiéndose establecer si el
propósito es el uso personal o si lo es la distribución o tráfico.

Ahora bien, la Sala estima necesario subrayar que la


consideración atinente a que es una presunción de antijuridicidad
iuris tantum, susceptible de desvirtuar, la que opera sobre la puesta
en riesgo de los bienes jurídicos en el delito de Tráfico, fabricación o

9 [cita inserta en texto trascrito] CSJ SP-2940, 9 mar. 2016, rad. 41760.

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OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

porte de estupefacientes, no se traduce en la inversión de la carga


de la prueba, la misma que en materia de responsabilidad penal
estará siempre en cabeza del Estado.
(• • • )
De otro lado, en relación con la acción de llevar consigo, verbo
rector alternativo del tipo penal que recoge el artículo 376 del Código
Penal, la Corte debe señalar que aunque eventualmente la cantidad
de droga que se porte permitiría inferir conductas relacionadas con
el tráfico de estupefacientes, no es ese un elemento que pueda
adscribirse a la tipicidad de la conducta.

En este sentido, se torna insuficiente apelar al criterio


cuantitativo de dosis para uso personal, previsto en el literal j) del
artículo 2° de la Ley 30 de 1986, como factor determinante para la
configuración del injusto típico, puesto que en los eventos en que la
cantidad llevada consigo no supera aquellos topes previstos por el
legislador, la conducta deja de ser relevante para el derecho penal.
Mientras, importa subrayarlo, cuando la acción está relacionada
con el tráfico, es claro que el comportamiento se estima lesivo del
bien jurídico, sin reparar en que la sustancia desborde o no aquellos
rangos regulados en la ley.

De la misma manera, cuando la cantidad de estupefaciente


supera la prevista como dosis para el uso personal, es necesario
recurrir a otros factores que puedan determinar el juicio de lesividad
de la conducta, de modo que la ilicitud se establezca con
fundamento en criterios normativos referidos a la relevancia jurídico
penal del comportamiento y a la efectiva afectación del bien jurídico
protegido, en todo caso distintos al arbitrario y vago concepto legal
de dosis personal.

Valga decir, en el contexto de la nocividad específica de la


sustancia de crear dependencia, que es el concreto cometido de
protección a través del bien jurídico de la salud pública, el criterio
atinente a los límites cuantitativos impuestos por el legislador al
determinar la dosis para el uso personal, con frecuencia riñe con las
condiciones personales del individuo, caso en el cual entran en
juego otros elementos atinentes, por ejemplo, al grado de
dependencia, su tolerancia y necesidad, su condición de
consumidor adicto, recreativo o primerizo y la posibilidad de
abastecimiento en cantidades superiores o de dosis compartidas, lo
que escapa a cualquier previsión legislativa.

Esa misma ambigüedad se ha trasladado en la práctica al


juicio de antijuridicidad realizado por jueces y tribunales del país,
cuando bajo su arbitrio han recurrido a modificar los topes
pretextando la aplicación del principio de insignificancia,
introduciendo el discutible criterio de lo ligera o levemente superior
a la dosis personal, para concluir en la falta de lesividad de la
conducta realizada o, por el contrario, para entender el riesgo real
para los bienes jurídicos cuando se supera lo leve o ligero.

11
Casación 53157 M
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES t 1

Dicha solución, a más de contribuir a la inseguridad jurídica,


en tanto dispensa desiguales juicios valorativos frente a situaciones
fácticas semejantes dependiendo del capricho del juzgador,
conduce a perder de vista que tratándose de bienes jurídicos
supraindividuales los protegidos en este caso por el legislador, su
afectación no depende de una cantidad concreta de sustancia
psicoactiva, cuando el riesgo no trasciende la esfera privada del
portador y, por lo tanto, no interfiere en derechos ajenos
susceptibles de protección penal.

En realidad, no es ese un criterio que pueda resolver de


manera satisfactoria el problema de la lesividad de la conducta,
puesto que el principio de insignificancia presupone un auténtico
juicio de adecuación típica y una afectación real del bien jurídico -
aunque de manera nimia-. En tales casos la conducta del agente
carece de relevancia para el derecho penal, aun cuando, prima
facie, reúna los elementos contenidos en la figura prevista en el
Código Penal.

Por lo tanto, aun cuando se repute como categoría vigente el


concepto de dosis personall 0, aparte de su función reductiva (será
impune portar cantidades que no superen ese rango, a excepción de
los casos asociados al tráfico o distribución), no es un criterio
suficiente para determinar la prohibición inserta en el tipo penal,
cuando se admite que independientemente de la cantidad de
sustancia estupefaciente que un individuo lleve consigo, lo que en
realidad permite establecer la conformación del injusto típico es el
fin propuesto de traficar o distribuir con el psicotrópico. Por lo
mismo, se hace inocuo la apelación a criterios caprichosos
empleados en la praxis judicial como el de cantidad ligera o
levemente superior a esa dosis personal.

En este sentido, cobra importancia la orientación que frente


al delito de Tráfico, fabricación o porte de estupefacientes ha dado
la Sala en las sentencias CSJ SP-2940, 9 mar. 2016, rad. 41760;
CSJ SP-4131, 6 abr. 2016, rad. 43512; y, CSJ SP-3605, 15 mar.
2017, rad. 43725; en el sentido de considerar el ánimo -de consumo
propio o de distribución- del sujeto activo como ingrediente subjetivo
o finalidad del porte de sustancias alucinógenas, a efectos de
excluir su responsabilidad penal o de estimar realizado el tipo de
prohibición.

Con ello, la Corte está reconociendo la existencia en el tipo


penal del artículo 376 del Código Penal de lo que se conoce en la
doctrina como elementos subjetivos distintos del dolo, elementos
subjetivos del tipo o elementos subjetivos del injustol 1 , que son
aquellos ingredientes de carácter intencional distintos del dolo que

10
[cita inserta en texto trascrito] Corte Constitucional, sentencia C-491 de 2012.
11[cita inserta en texto trascrito] EUGENIO RAÚL ZAFFARONI, Derecho Penal - Parte
General, Buenos Aires, Ediar, 2000, p. 517; GÜNTER STRATENWERTH,
Derecho Penal -
Parte General, Madrid, Thomson-Civitas, 2005, p. 171; EDMUND MEZGER,
Derecho
Penal - Parte General, Madrid, Editorial Revista de Derecho Privado, 1963, p. 135.

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Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

en ocasiones se emplean para describir los tipos penales y que


poseen un componente de carácter anímico relacionado con una
peculiar finalidad del sujeto realizador de la conducta descrita.

Como se sabe, en algunas ocasiones es el mismo legislador


el que incluye eleméntos subjetivos en el tipo penal (p. ej. artículo
239 del Código Penal). En otras, sin embargo, es la jurisprudencia
la que recurre a elementos especiales de ánimo cuando no se han
previsto expresamente en el tipo penal, haciéndose necesarios para
identificar con claridad la carga de intencionalidad y, con ello, el
sentido de la conducta.

En todo caso, la función de esos ingredientes subjetivos,


distintos al dolo, es la de definir el riesgo jurídicamente relevante,
esto es, sirven para confirmar o rechazar la tipicidad de la conducta
en el plano material dentro del proceso de imputación objetiva.

De esa manera, en relación con el delito de Tráfico,


fabricación o porte de estupefacientes, el recurso a los elementos
subjetivos diferentes del dolo, tiene el propósito de efectuar una
restricción teleológica del tipo penal, pues no obstante que el
contenido objetivo del verbo rector llevar consigo remite a la
realización de la conducta penalmente relevante con el solo acto de
portar las sustancias estupefacientes, psicotrópicas o drogas
sintéticas, el desarrollo jurisprudencial atrás relacionado ha
reducido el contenido del injusto a la demostración del ánimo por
parte del portador de destinarla a su distribución o comercio, como
fin o telos de la norma.

Ahora bien, ese ánimo ulterior asociado con el destino de las


sustancias que se llevan consigo, distinto al consumo personal,
puede ser demostrado a partir de la misma información objetiva
recogida en el proceso penal. Por eso, si bien es cierto que el peso
de la sustancia por sí solo no es un factor que determina la tipicidad
de la conducta, sí puede ser relevante, junto con otros datos
demostrados en el juicio (p. ej., instrumentos o materiales para la
elaboración, pesaje, empacado o distribución; existencia de
cantidades de dinero injustificadas; etc.), para inferir de manera
razonable el propósito que alentaba al portador.

Por último, importa reiterar que la demostración de los hechos


o circunstancias atinentes al ánimo del porte de los estupefacientes,
como componentes de los ingredientes subjetivos relativos al tráfico
o distribución de las sustancias, incumbe siempre al acusador,
quien tiene la carga de probar toda la estructura de la conducta
punible.

Frente al punto, hay que recalcar que quien es


consumidor habitual puede también realizar actos de

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ÓSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

narcotráfico o de distribución ilegal y su adicción no lo


exonera de la responsabilidad penal por razón de estos
últimos.

4.2. En segundo término, el artículo 56 del estatuto


sustantivo penal prescribe:

El que realice la conducta punible bajo la influencia de profundas


situaciones de marginalidad, ignorancia o pobreza extremas, en
cuanto hayan influido directamente en la ejecución de la conducta
punible y no tengan la entidad suficiente para excluir la
responsabilidad, incurrirá en pena no mayor de la mitad del
máximo, ni menor de la sexta parte del mínimo de la señalada en
la respectiva disposición.

Las circunstancias allí previstas, de marginalidad,


ignorancia o pobreza extremas no son excluyentes de
responsabilidad sino diminuentes de la punibilidad, y para
alcanzar ese efecto es forzoso acreditar que ellas influyeron
directamente en la ejecución de la conducta punible.

5. Teniendo en cuenta lo expuesto en precedencia, la


Corte no avizora desacierto del Tribunal en la apreciación
probatoria ni desconocimiento de las estipulaciones hechas
por las partes. Obsérvese:

5.1. El testigo de la Fiscalía, patrullero ÓSCAR GIOVANNY


BADOS ZAMBRANO, narró que el 15 de enero de 2014 su
compañero recibió una llamada en la que se informó que en
el sector del expendio de estupefacientes, de la 13 con 11,
había un hombre vendiendo droga, de quien se ofreció la

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Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

descripción, con la particularidad que vestía zapatos


fluorescentes12 . Fue así como se desplazaron al lugar
señalado y al llegar observaron a «una persona que se estaba
acercando a unos vehículos (...) agachándose a sacar algo
dentro de un, de la parte de abajo del vehículo (...) encima de
la llanta»13, que tenía calzado luminiscente. Al solicitarle la
correspondiente requisa, le preguntó qué había sacado y
aquél le mostró una bolsa plástica de color negro", pero al
tiempo le dijo: «ahí hay más»15, enseñándole el neumático del
automotor. En total -relató el deponente-, eran ocho
paquetes, que «tenían envolturas blancas correspondientes a
cigarrillo con marihuana»16, con 71 cigarrillos, dato que dejó
consignado en el acta de incautación que se incorporó al
juicio.

Al inicio del juicio, fiscalía y defensa dieron por cierto


que el peso de la sustancia fue de 100.2 gramos y dio positivo
para cannabis (marihuana); así mismo, que el acusado vivía
para la época de los hechos en Residencias Armonías,
habitación 21, y desde temprana edad tenía adicción a los
estupefacientes.

5.2. Del testimonio rendido por el uniformado BADOS


ZAMBRANO y de las estipulaciones hechas, es viable inferir,
como lo hizo el Tribunal, que RAMÍREZ TASARES cumplía con
las características que, de la persona que estaba vendiendo

12 Cfr. Récord 25:31, disco compacto contentivo de las audiencias, registro del juicio.
13 Cfr. Récord 18:28 Id.
14 Cfr. Récord 19:00 Id.
15 Cfr. Récord 19:05 Id.
16 Cfr. Récord 19:14 Id.

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Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

estupefacientes en el sector donde aquél fue capturado,


suministró el informante al comando de policía y que dio
lugar al operativo. Así mismo, que al acusado se le hallaron
ocho bolsas con envoltorios semejantes, en papel blanco de
fabricación artesanal -71 cigarrillos de marihuana-, y que
esos paquetes mostraban total coincidencia entre sí, no solo
en su color, sino en la forma en que estaba embalada la
sustancia.

De igual forma, emerge que RAMÍREZ TABARES ostentaba


la tenencia de los ocho fardos, pues si bien siete no estaban
adosados a su torso, sí los tenía en un lugar cerca, bajo su
alcance, tanto que, al instante de la requisa enseñó al policial
su ubicación: en la llanta de uno de los automotores que allí
parqueaba, de donde se colige que se acertó en el verbo llevar
consigo.

Téngase en cuenta que esa modalidad, descriptiva del


tipo penal -ha sostenido la Corte- está compuesta «por un
verbo irregular infinitivo (llevar) y un pronombre personal
reflexivo (consigo), que el legislador empleó en lugar del "porte"
que intitula el nomen iuris del tipo en cuestión (art. 376 C.P.),
pero que evidentemente traduce la conducta de quien porta,
carga o trae o tiene la sustancia estupefaciente con él.» (Cfr.
CSJ AP 3 mar. 2010, rad. 33646). El hecho de que las siete
bolsas no estuvieran adheridas al cuerpo del acusado o no
las cargara en la mano o en su ropa, no implica la ausencia
de verificación del vocablo en comento, en la medida en que
estaban a su alcance, en un sitio bajo su dominio.

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Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

5.3. La casacionista reprueba al Tribunal porque, en su


sentir, fracasó en la concreción del aludido verbo.

La Corte no evidencia la falencia, en la medida en que


la mención que la magistratura hizo a la inflexión vender,
tuvo como propósito esclarecer que ella no fue endilgada en
la acusación y que como, en realidad, el procesado llevaba
consigo o tenía a su alcance las ocho bolsas con el alcaloide,
debía abordarse el estudio en punto de si eran para su
consumo o para la venta.

5.4. Ahora bien, es verdad que BADOS ZAMBRANO no vio


al enjuiciado comercializar el estupefaciente y que las partes
dieron por cierto que éste era adicto, sin embargo, ello no
impide inferir razonablemente, como lo hizo la colegiatura,
que el delito se estructura porque el alcaloide era para la
venta.

En efecto, el ad quem reconoció la condición de


consumidor del acusado, pero, a partir de lo narrado por el
policial y de las condiciones en que se produjo la captura, la
cantidad de estupefaciente, la cualidad del envoltorio y la
forma del hallazgo, infirió que no estaba destinada a su
consumo personal, sino a la comercialización.

La Sala comparte ese argumento en la medida que, de


la prueba practicada y de los hechos estipulados, surge que:
(i) la sustancia superó con exceso la dosis personal; (ii)
RAMÍREZ TABARES fue capturado en un lugar conocido como
de expendio de estupefacientes; (iii) su vestimenta coincidía

17
Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES

con la de la persona descrita por el informante como la que


estaba vendiendo alcaloides en el sector; (iv) el implicado
tenía consigo un paquete, pero los siete restantes se
encontraban en un lugar público, disimulados en la llanta de
un automotor y en un espacio que no corresponde con el de
su vivienda, y (y) la marihuana estaba empacada
individualmente, 71 cigarrillos, distribuidos en bolsas
separadas.

En ese orden, la regla de la experiencia invocada por el


Tribunal, según la cual, si la marihuana hubiese sido para
consumo personal del incriminado, dada la elevada cantidad,
no la habría escondido en un lugar público, no se muestra
desacertada. Con mayor razón si a ello se suma que RAMÍREZ

TABARES no era habitante de calle, sino que vivía en arriendo


en una habitación del Hospedaje Armonías.

5.5. Finalmente, en lo que respecta a la condición de


marginalidad del artículo 56 del Código Penal, reclamada por
la recurrente, se debe señalar que no se verifican los
presupuestos para su reconocimiento -que, en cualquier
caso, sólo comportaría atemperar la pena-, debido a que,
según el informe del investigador de la defensoría17, el
implicado moraba en una residencia donde pagaba un canon
de arrendamiento diario de $8.000 y recibía una
remuneración semanal de $150.000, contexto que repudia
los conceptos que para el legislador posibilitan la rebaja
punitiva.

17 Folios 19 a 38 del cuaderno principal.

18
Casación 53157
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARESshi

Es más, como bien lo expuso el juez plural, las


estipulaciones que en torno al arraigo y a la adicción hicieron
las partes no se extendieron al nexo causal existente entre
esa situación y el porte de la sustancia sicoactiva, máxime si
se acreditó en el juicio que esa sustancia no estaba destinada
al consumo personal de RAMÍREZ TABARES, sino a la venta.

Por consiguiente, los cargos no prosperan.

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Penal de


la Corte Suprema de Justicia, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE

Primero. NO CASAR la sentencia dictada por la Sala

Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pereira,


que condenó a OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES
como autor
del delito de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.

Segundo. Contra esta determinación no cabe recurso


alguno.

NOTIFÍQUESE Y.-CÚMPLASE

EY O CABRERA
Pre si te

19
Casación 531574
OSCAR DE JESÚS RAMÍREZ TABARES 4,

FRANCIS ZCAYA

JOSÉ LUIS BARC LÓ CAMACHO

EUGENIO • NÁ DEkCARLI R

\\\
LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ

PATRI IA SALAZAR CUÉLL

LUIS G ILLE O SALAZAR OTERO

V t/t01~ /da d.-0-9r:


NUBIA Y LANDA NOVA GARCÍA
Secretaria

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