Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Misa Domingo
Misa Domingo
Bienvenidos, hermanos y amigos. Que el Señor nos enseñe el sendero de la vida, nos sacie de gozo
en su Presencia y bendiga con su ternura divina a todas las madres en su día.
Estamos en el Tercer Domingo de Pascua. Cristo rompió las ataduras de la muerte y se convirtió en
el compañero paciente de los hombres. Es Él quien sale a nuestro encuentro para darnos la paz. Es
Él quien nos reprocha porque no hemos entendido las Escrituras. Es Él quien nos revela la Verdad,
quien hace arder de alegría nuestro corazón y se hace reconocer en ese gesto tan suyo de
compartir el pan. No hay duda. ¡CRISTO ESTÁ VIVO Y ESTÁ EN MEDIO DE NOSOTROS!
Pongámonos de pie y asumamos con alegría la misión de descubrir al Resucitado en los caminos
de la vida y sobre todo en esta Eucaristía.
Pedro, revestido de la fuerza de lo alto, se enfrenta ahora no a una empleada sino a todo el pueblo
con este testimonio: “Al que ustedes crucificaron, Dios lo resucitó y somos testigos de ello.”
Escuchemos
Pedro, en su carta, nos anima a seguir creyendo. Dios no nos ha rescatado con oro ni plata sino
con la sangre de su Hijo. La Resurrección de Cristo es la esperanza de nuestra salvación.
Escuchemos
Dos discípulos se iban de Jerusalén, tristes, pero Alguien cambió su tristeza en una inmensa
alegría. Y volvieron precipitadamente a Jerusalén expresando esta certeza: “¡Jesús está vivo! ¡Ha
resucitado!” Pongámonos de pie para escuchar la Buena Noticia que nos traen los discípulos de
Emaus.