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Se desarrollan nuevos géneros como los bodegones, paisajes, retratos, Vanitas, cuadros de
género o costumbristas, así como se enriquece la iconografía de temas religiosos. Existe una
tendencia y una búsqueda del realismo que se conjuga con lo teatral y lo efectista.
El color, la luz y el movimiento, son los elementos que definen la forma pictórica. El color
predomina sobre la línea. Incluso, los efectos de profundidad, perspectiva y volumen se
consiguen más con los contrastes de luz y de tonalidades del color que con las líneas nítidas y
definidas del dibujo. La luz se convierte en un elemento fundamental en la pintura barroca. La
luz dibuja o difumina los contornos, define también el ambiente, la atmósfera del cuadro, y
matiza los colores. La utilización de la técnica del claroscuro llega a la perfección gracias a
muchos pintores del Barroco.
El dominio de la técnica, que logra representar con gran fidelidad la realidad, hace que se
intente en ocasiones engañar al espectador por medio de trampantojos. El pintor barroco
gusta de perspectivas ilusionistas, especialmente en las Bóveda, que se intentan «romper»
visualmente, mediante la representación del cielo y la sugerencia del infinito, recurso pictórico
que ya había utilizado Mantegna en la Habitación de los esposos del siglo XV, o Correggio en
sus frescos de Parma. Estas decoraciones ilusionistas proliferaron en toda la segunda mitad del
siglo y se prolongaron más allá, en el Rococó, en grandes palacios de toda Europa, reforzando
el engaño no ya solo con elementos pictóricos sino reforzándolo mediante el uso de estucos y
dorados.
La pintura italiana de la época trata de romper con las formas del manierismo, ya mal vistas.
Los encargados fueron dos bandos bien diferenciados; por un lado el pintor Caravaggio, y por
el otro lado los hermanos Carracci (Ludovico, Agostino y Annibale).
El naturalismo, del que Caravaggio es el mejor representante, trata temas de la vida cotidiana,
con imágenes tétricas usando efectos de luz. Los claroscuros procuran dar intensidad y viveza.
Se rehúyen de los ideales de belleza, mostrando la realidad tal como es, sin artificios. Una
buena parte de los pintores de la época cultivaron el Caravaggismo
Por otra parte, los Carracci forman el llamado clasicismo. Los temas a plasmar son inspirados
de la cultura greco-latina, con seres mitológicos. Los autores del siglo XVI, como Rafael y
Miguel Ángel, son fuertes influencias. El color es suave, al igual que la luz, y se pintan frescos
en techos.
Ambas tendencias dejaron secuela y sirvieron para renovar los escenarios pictóricos. La
presencia de Rubens, otro genio del barroco, en Génova, se ve reflejada en las obras del lugar.
Su autor más destacado es Nicolas Poussin, quien estuvo claramente influenciado por las
corrientes italianas, tras su visita a Roma. Buscó la inspiración en las culturas grecorromanas.
Por la vertiente caravaggista fueron destacados los artistas Georges de La Tour, Philippe de
Champaigne, y los Hermanos Le Nain.
No obstante, el barroco en Francia fue algo más que una influencia, transformándose después
en el rococó.
Los pintores españoles usan como inspiración a artistas italianos como Caravaggio y su
tenebrismo. La pintura flamenca barroca influye notablemente en España, debido al mandato
que se ejerce en la zona, y a la llegada de Rubens al país como pintor de la corte.
Las principales escuelas del arte barroco serán las de Madrid, Sevilla y Valencia.
Los colores son vivos, con efectos de múltiples focos de luz que crean otras tantas zonas de
sombras. El tenebrismo italiano se dejará sentir en todos los pintores españoles. Las figuras no
suelen posar, son captadas con un movimiento exagerado para darle fuerza a la escena. Los
cuadros al óleo son grandes y habitualmente complejos, con varias figuras y de gestos
expresivos.