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ÉTICA DE LA EDUCACIÓN: EL NUEVO ROL DEL DOCENTE

Como educador consciente de la responsabilidad social y política de la profesión


docente, cada profesor tiene el deber de redescubrir una ética de la educación y
tiene el deber de repensar la propia identidad profesional para avanzar hacia un
nuevo modo de vivir su propio rol.

Lo único que se determina, entonces, permanentemente en todo proceso


educativo es la eticidad o moralidad. La educación debe corresponder a una
educatividad profesional, desde el punto de vista del conocimiento exigido por los
tiempos y también de las exigencias o responsabilidades éticas per se. Toda
profesión debe generar intrínsamente una ética profesional que dé cuentas de la
variedad de situaciones contingenciales relativas a la carrera correspondiente.
Esta actitud de moralidad profesional permite dar un sentido único, el cual, debe
resolverse en bienes humanos que no pierdan jamás el fin por el cual nos
educamos. De otra forma, la educación pierde su significado; más grave aún, se
abre la posibilidad de que el proceso enseñanza-aprendizaje se dirija a fines que
van a cualquier parte, como lo sugiere algunas posiciones existencialistas. (7) El
hombre puede darse así mismo su propio sentido; pero, el sentido de algunos
puede ser aniquilar, dominar, discriminar avasallar social, económica, política,
religiosa, o culturalmente a otros.

DEONTOLOGÍA DOCENTE
El docente en su cotidiano hacer combina vocación y profesión, no basta con que
el maestro “no puede ser solamente el científico que conoce lo que hay, sino
también el sabio, que conoce cómo obrar”. La educación de nuestro tiempo está
llamada a trascender la simple reproducción de conocimientos de lo que hay. El
maestro debe ayudar al estudiante a descubrir también como actuar. Esto requiere
de un fuerte compromiso ético. La enseñanza no puede ser neutral, busca la
formación.

La complejidad de las relaciones que se establecen en la tarea docente y la


responsabilidad que implica, así como la necesidad de armonizar las normas
establecidas con los imperativos éticos, hacen necesario un código deontológico
que detalle todos y cada uno de los compromisos y deberes del buen profesional.
En relación a esto, Perdomo (2000) sostiene que “dar la clase con ética es tener
una conducta académica externa, como un testimonio de una convicción
pedagógica interna que es entendida por buena, de acuerdo con el conocimiento
vigente”. En acuerdo con el autor citado, existe la necesidad de redefinir la ética
en la práctica educativa, porque se hace necesario que esté orientada hacia el
respeto de los derechos humanos del educando y contribuya en la formación de
sus valores y principios de actuación; éstos, a partir de la enseñanza y modelo del
educador. De allí que, la educación superior es esencial y en los actuales
momentos se requiere del compromiso deontológico del docente, formador de
formadores, en el subsistema de educación universitaria, en su rol investigador, de
tal forma que interrelacione la docencia con la investigación, promoviendo el
desarrollo de competencias en todos los campos del saber, a partir de las
realidades, estimulando en los estudiantes su creación, recreación del
conocimiento a través de la práctica y la investigación, con compromiso, ética y
responsabilidad.

EPISTEMOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
La epistemología en general es una rama filosófica que estudia el conocimiento
científico, en cuanto a los conceptos y métodos que usa, y las leyes que formula.
La palabra proviene del griego “episteme” que significa conocimiento riguroso o
sujeto a reflexión crítica, y de “logos” que es teoría. El objetivo de la epistemología
de la educación es estudiar críticamente la educación en todos sus aspectos, con
el fin de perfeccionarla.
Aplicada la epistemología al ámbito educativo sirve para analizar el hecho de
modo crítico y reflexivo para hacer un diagnóstico de sus avances y escollos, en
vistas a profundizar los primeros y superar los segundos, buscando
constantemente lo cierto o verdadero. Se estudia todos los factores intra y
extraescolares que influyen en el proceso, no con el objetivo de un análisis estéril
sino para aportar soluciones. Se evalúan desde la epistemología las diferentes
ciencias de la educación, en cuanto a su autonomía y su aporte, y el fundamento
científico de los métodos utilizados en la educación formal.
Se ocupa la epistemología de la educación de la organización del currículum
escolar, de la conexión entre las disciplinas, de cómo se transmite el saber, de la
relación entre el sujeto cognoscente y el objeto a conocer, de la formación del
docente, del contexto escolar, del sentido social del hecho educativo, de La
calidad educativa, etcétera. Está en constante evolución, al ser su objeto de
estudio un fenómeno social, y por lo tanto, cambiante y susceptible de ser
afectado por múltiples factores individuales y comunitarios.
COMO SE RELACIONAN CADA UNA CON LA EDUCACIÓN

La ética posee un amplio campo de desarrollo y aplicación, sin embargo, el foco


de este converge en la educación. Esta se relaciona con el conjunto de normas,
valores y principios que rigen las actividades de la educación. Yurén establece que
la ética profesional “incluye el conjunto de saberes, creencias, valores y esquemas
de acción que orientan las prácticas en el campo profesional” (2013:6). Sin duda
estas consideraciones éticas han sido una preocupación constante para diversos
campos y profesiones de las ciencias naturales, humanas y sociales. Sin embargo,
la ética profesional es un discurso aspiracional que da cuenta de lo que será
considerado como una “buena actuación profesional”. Vale preguntarse entonces
de qué manera se norma éticamente una profesión estableciendo cuáles son sus
deberes específicos. Esto se logra a través de un código deontológico.
Los códigos deontológicos son generalmente resultado de los colegios o las
asociaciones de profesionistas que se agrupan como colectivo para realizar
acciones conjuntas, debatir y definir o también en ocasiones reglamentar aspectos
sustantivos de la profesión, así como ejercer el control y el monopolio del ejercicio
profesional. Estas agrupaciones se dotan a sí mismas de un conjunto de normas y
deberes éticos que se proponen regular la conducta y el ejercicio profesional que
representan.
Por lo tanto, un código deontológico representa la convergencia de los aspectos
normativos de la ética profesional plasmando las obligaciones y deberes de los
profesionales, avalados y establecidos por un gremio particular. En esta diferencia
a veces no considerada entre deontología y ética profesional: “el discurso de la
ética profesional se centra en decir en qué consiste una buena actuación, mientras
que el de la deontología formula los deberes y las obligaciones del profesional que
se inscriben en un código que avala el gremio”. Existen diversos códigos
deontológicos en el mundo, los cuales son desarrollados por diversas profesiones,
agrupaciones y/o países.

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