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CIEN REFRANES ECUATORIANOS APLICADOS A LA

GUERRA, LA PAZ Y LA DIPLOMACIA

Por DARIO GUEVARA

IN TR O D U C C IO N

En todos los pueblos del orbe, la sabiduría popular


se h a alm acenado prin cip a lm e n te en ese inagotable
c a u d a l de refranes, sentencias, adagios, aforism os y
m á x im a s que todos — sin medida de clases sociales ni
n iv e le s culturales— lo usamos cotidianam ente para
d a r u n tono certero o concluyente a nuestras ¡deas.
Las experiencias de la vida, repetidas en los he­
c h o s y discurridas en charlas y vig ilias, poco a poco
lle g a r o n a com prim irse en frases u oraciones de pocas
p a la b ra s , en pulidos recipientes de ¡deas que son ya
re fra n e s , sentencias y adagios, o son proverbios y m á ­
x im a s de honda y e fica z u tilid a d .
El hombre, p rincipalm ente el del pueblo ¡letrado,
se a costum bró a esa o rfebrería e spiritual del refraneo
y desde los tiem pos más remotos de su existencia no
h a q u e rid o deshacerse de ese á a ro patrim onio porque
es p a rte esencial de su condición humana.
N i el hombre de c iv iliz a c ió n em brionaria ni el
s u je to de la más elevada cuna c u ltu ra l, pueden prescin­
d i r d e l pensar apunta lado o ‘hilvanado con refranes o
s u s otra s form as gemelas de la fi'o so fía popular. Es

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un caso típico el que in m o rta liz ó y unlversalizó C er­
vantes en las personas de Sancho y Don Q uijote. A quél,
sabio refranista en su m undo de ignorancia; éste, con­
denador del abuso de refranes de su escudero, que
tiene que re b a tirlo con refranes tam bién, porque no
encuentra otro cam ino o porque recuerda que “ para
el m o rdido del perro la misma lana es rem edio". Y
muchas veces, e! buen caballero andante razona sus
discursos con refranes, m áxim as o sentencias, sin per­
catarse que está incurrie n d o in vo lu n ta ria m e n te en lo
mismo que otrora lo condenaba. En este cam ino, Don
Q u ijo te es una conquista de Sancho, porque el espíritu
del pueblo es todopoderoso como la voz de Dios: Vox
po p u li, vox Dei.
M on ta lvo , exim io im ita d o r de la obra in im ita b le
de Cervantes, en sus C apítulos tuvo que apelar al re-
franeo universal y ecuatoriano para alca n za r su com e­
tido. Carlos Bolívar Sevilla h izo cosa igual para llevar
a los dos jinetes del Rucio y del Rocinante, al Reino de
la G loria.
Si hablam os por propia experiencia, en alas de
nuestro medio social, hemos de reconocer que el pue­
blo ecuatoriano es refranista por excelencia. Y los
escritores populares que verdaderam ente se han pose­
sionado de su estilo, han tenido que acu d ir o p o rtu n a ­
m ente al refraneo y a los modismos sentenciosos que
ponen en pleno el pensar y el se n tir de la masa. Y no
pocas veces, esos mismos escritores y literatos que
desechan el lenguaje popular, en esforzada búsqueda
de o rig in a lid a d estilística, no pueden desarraigarse de
lo que llevan de pueb'o o del pueblo, en el fondo de la
entraña espiritual.
El refrán — al igual que sus congéneres del pen­
sam iento com p rim id o — está listo o pronto a intervenir
en las sucesiones de nuestras ideas. Y si no sirve de
eje de argum entación o de rem ate de una parábola
didáctica, por lo menos cae fu lm in a n tem e nte como
remache de c u a 'q u ie r a firm a ció n o conclusión. M u ­
chas veces, basta una sim ple asociación de ¡deas para
hacerse presente con una frescura que desafía a la
amnesia y la incuria de los siglos.
Otras virtudes más tiene el refrán: se presta a su
aplicación en los más diversos órdenes del pensamiento
y la acción. Así no es extraño que un centenar de
refranes ecuatorianos concurran a exp licar o norm ar
los prob'emas y achaques de la Guerra, la Paz y la
D iplom acia. Y así se dirá con ju sticia que el Pueblo
sabe más que los altos comandos, los pacifism os en
quiebra y las m entirosas relaciones de Estados.

Refranes aplicados a la guerra


1. — A la hora de la quema se ve el humo.
A la hora de la guerra se oyen los estruendos de las
armas.
No hay guerra sino cuando las partes contendientes
disparan sus armas.

2 . — A río revuelto, ganancia de pescadores.


En la guerra ganan las fuerzas organizadas.
La desorganización de las tropas conduce a descala­
bros.

3. — Calzones am orrados no caen.


Los valientes no pierden en la contienda.
Para la lucha hay que am arrarse los pantalones, m an­
tener la va ronilidad y no dejarse vencer por el con­
tendor.
4. — C aballo que cojea m al puede correr.
Tropas cansadas y desnutridas no pueden luchar.
La fa lta de armas y de a d iestram ien to de las tropas
será causa de posib'es desastres.

5. — Donde manda ca p itá n , no m anda m arinero.


La orden superior da de ser obedecida por los subal­
ternos. Así, pues, “ T eniendo de parte al cura, me río
del sa cristá n ".

6. — Donde las dan las tom an.


Quienes atacan abusivam ente, reciben su castigo.
La represalia es de más efecto que el ataque.

7 — Donde el humo sale, fuego hace.


(Equivale al re frán N ° 1.)

8 . — El pez grande se come al chico.


En la guerra, los países grandes vencen a los peque­
ños y los a n iq u ila n .
Los más fuertes aplastan a los menos fuertes o a los
débiles.

9. — El que es miedoso, hasta de su sombra se espanta.


El cobarde tiene m iedo de todo.
El cobarde lleva adelan tada la pérdida en una con­
tienda. Por eso d ijo O lm edo: “ Q uien no espera ven­
cer, ya está ve n cid o ".

10.— El que la hace, lo paga.


El que hace algo indebido, recibe su castigo.

1 1.— El que no espera vencer, ya está vencido.


El pueblo lo expresa de esta m anera. En el caso de la
g u e rra :
Las tropas que no llevan el optim ism o de vencer, van
a la pérdida seguro.

12.— El que no se aventura, no pasa el m ar.


En las situaciones indecisas, hay que a ve n tu ra r la
empresa para ganar el objetivo.

12 —
13.— El que ronca, mam a.
" E l que busca, h a lla ".
El que provoca riña, recibe su castigo merecido.
El que provoca la guerra, recibe su castigo con fre ­
cu e n cia .

14 — El h ombre macho no muere en la cama.


El soldado valiente muere en la guerra.

15. — El que pega prim ero, pega dos veces.


En la guerra 'hay que ade'antarse al enemigo, para
g a n a rla .

16. — E sta r con la mano en la masa.


El espía no puede negar su d e lito porque las pruebas
lo acusan.
Las tropas atrincheradas denuncian que están en pie
de guerra.

17. — E sta r con el rabo entre las piernas.


E star con miedo, tem blando ante un posib'e ataque.

18-.— G anado en buena lid .


Lo que se adquiere o se alcanza en lucha lim pia.

19. — G a s ta r pólvora en gallinazo .


G a s ta r pólvora, proyectiles y energías en lo que no
es de provecho, en lo que no rinde u tilid a d . A l res­
p e cto dice una copla ecuatoriana:

Bien me d ijo Garcilaso


a mí con buena arm onía:
" N o gastes José M aría
tu pólvora en g a llin a z o ".

20. — G u e rra avisada no m ata gente.


La s amenazas no hacen daño.
La guerra avisada obliga a defenderse eficazm ente.

21 . — H a c e r m order el ajo.
V e n c e r y hacer que el vencido pida m isericordia.
A n íq u i'a r al enemigo.

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22. — H acer de trip a s corazón.
Sacar las ú ltim a s fuerzas para tener va lo r y encarar
una situación d ifíc il.

23. — H acer escalera para que otro suba.


£n la guerra, los soldados luchan y m ueren, para que
otros d isfru te n de las ventajas del vencedor. Dice la
copla ecuatoriana:

La suerte de los soldados


es destrozarse en la lid;
otros hacen de sus cuerpos
escaleras para subir.

24. — H acer ju sticia con la propia mano.


C astig a r a los que ofenden o com eten injusticias, sin
re c u rrir a interm ediarios.

25. — Ir por lana y volver trasquilado .


Ir a la guerra creyendo ganarla y volver derrotado.

26. — Ir a la guerra ni casar, nunca se ha de aconsejar.


T a n to la guerra com o el m a trim o n io , son emprésas
peligrosas.

27. — M ás vale maña que fuerza.


En la guerra más vale la técnica que el contingente
numeroso de la tropa.

28. — Pedir la ayuda de Dios.


T á c tic a devota de las tropas del General U rbina. De
ellas salió esta co p la :

Tiradores del Pichincha


avancen de dos en dos,
y antes del fuego graneado,
pidan la ayuda de Dios.

29. — Quedarse frío , como un d ifu n to .


Quedarse sin án im o de a ctuar, paralizado.

14 —
No me gusta ser soldado
n¡ a mi p ró jim o m atar,
ni que una pepa caliente
me venga frío a dejar.

30. — Ser capaz de vender el alm a al diablo.


D eterm inación de someterse aunque sea a recursos
ilícito s, para conseguir el propósito. Véase lo que se
dice contra los cachudos, soldados de V ein te m illa
que llevaban un casco ornam entado a manera de
cuernos:

Por m a ta r cachudos
soldado me quiero hacer,
y soy capaz de ju n ta rm e
con el mismo Lucifer.

3 1 . — Todo el que huye, vive.


H ay que e vita r los peligros.

32. — Tras palos, cuernos.


Tras la guerra y la derrota, se ensañan los males.

33. — T ira r las uñas en vez de las escopetas.


Robar a la gente en vez de ocuparse en la guerra.
Después de la b a ta lla de Q uito capitaneada por M a ­
rie ta de V e in te m illa , los contrarios cantaron:

Tiradores del N orte


de ña M a rie ta ,
rná tjra ro n las uñas
que la escopeta.

34. — Unos siembran y otros cosechan.


Los soldados ganan la guerra y los jefes cosechan el
triu n fo .
E1 poeta popular ecuatoriano denunció:

De tantas revoluciones
el pueblo nada aprovecha;
él solo siem bra su sangre
y otros hacen la cosecha.

— 15
II

Refranes aplicados a la Paz

35. — Cada uno con lo suyo y santa paz con los demás.
Cada uno debe contentarse con el p a trim o n io propio
y d e ja r en paz a los demás.
Cada país debe respetar los fueros nacionales y p o lí­
ticos de los otros. Ello es un secreto para conseguir
o m antener la paz.

36. — Cuando esto veo, ni en la paz de los sepulcros creo.


C uando se predica la paz y se agita la guerra fría ,
no se puede creer a los "m ensajeros de la co n co rd ia ".

37. — El sol sale para todos.


La ju sticia y el derecho son para todos. Hay que re­
p a rtirlo en la proporción que a cada cual le corres­
ponde como derecho propio.

38. — Entre hermanos no metas tus manos.


N o provoques la guerra fra tric id a .
H ay que c u ltiv a r y fo m e n ta r la fra te rn id a d entre los
pueblos.

39. — En santa paz y santa caim a no se condena el alm a.


El reinado de la paz es un paraíso e spiritual.

4 0 . — Si quieres v iv ir en paz, ni prestes dinero ni entres en


herm andad.
La paz se p e rturba por intereses económicos. Ello
ocurre entre las potencias que se disputan hegem o­
nías universales, aparte de los idearios políticos que
sustentan. T am bién es peligrosa la falsa herm andad,
la que se engendra sobre la base de los "intereses
creados" que fá c ilm e n te crean la discordia.

16 —
Refranes aplicados a la Diplomacia

4 1 . — A pan duro, diente agudo.


A las duras resistencias, medidas contundentes.

4 2 . — A rriesgando se llega a buen puerto.


Equivale al o tro refrán de que "q u ie n no arriesga no
pasa el m a r". En diplom acia, a veces hay que
arriesgar un com etido decoroso para alcanzar el ob­
jetivo, puesto que "lo s fines ju s tific a n los m edios".

4 3 . — A buen viento va la parva.


Los diplom áticos deben co nducir sus diligencias a
buen viento, para c o n c lu ir la empresa con efecto.

4 4 . — A otro perro con ese hueso.


El engaño de una parte produce el rechazo de la otra.
El que sospecha la m aquinación de un engaño que le
llega en "p a la b ra s de á n g e l", comprende la "o b ra
del de m o n io " y dice: " a otro perro con ese hueso".

4 5 . — Cam arón que duerm e, se lo lleva la corriente.


El descuido puede ser m otivo de fracasos.
Los países que tienen enemigos, no deben echarse a
d o rm ir descuidando sus problemas.

4 6 . — Cada cual quiere lle va r el agua a su m olino.


En las conferencias internacionales, cada cual quiere
la ventaja para sí, es decir, para su país o para su
grupo coaligado.

4 7 . — Cuenta y razón conservan am istad.


Los tratados internacionales deben ser justos y razo­
nables para m antener la am istad entre las partes
contratantes.

— 17
4 8 .— Cuondo mucho tru e n a , poco llueve.
Cuando mucho am enazan, poco o nada sucede. ¿Se­
ría aplica b le a la guerra fría de estos tiem pos?
¡Q uién sabe!...

49 — Del dicho al hecho hay m ucho trecho.


De lo m ucho que se resuelve en las conferencias in ­
ternacionales, se cum ple m uy poco. 'Los países, la t i­
noam ericanos sobre todo, derrochan teoría dem ocrá­
tic a y se vuelven inoperantes para hacer realidad
provechosa.

50. — Don Juan Seguro v iv ió m ucho tiem po.


La seguridad hace estable la vida de las personas, de
las instituciones y de las naciones.
¿Estar preparado para la guerra asegura la paz?

51. — Del vie jo , el consejo.


H ay que aceptar el buen consejo de los e xp e rim e n ­
tados.

52. — Del m al, el menos.


En los tratados internacion ales, muchas veces h a y
que s a c rific a r algún derecho, en guarda de mayores
males.

53 — D ar la mano para que le cojan el codo.


A veces alguna concesión generosa es m otivo para
que reclame más el concesionario. Este abusa de la
atención o el favor.

54. — El que m ucho habla, m ucho hierra.


La palabrería es c o n tra ria a la verdad.
El discurso debe ser conciso, concreto y medido.

55. — El que nada debe, nada tem e.


El que no juega "in te re se s creados", no tem e a la
verdad.

56. — El que tiene más saliva se tra g a la harina.


El picaro triu n fa sobre el inocente, sacando el p ro ­
vecho pretendido.
Entre un país grande y un chico, en com andita, aquél
se lleva la m ayor v e n ta ja o la m ejor u tilid a d .

18 —
El q u e m onta, m anda. v
Se im p o n e el que tiene más autoridad, o e! que tiene
m á s fuerza.

E3 q u e no m adruga no entra al (en el) cielo.


H a y que ser diligente s y oportunos para alcanzar el
c b j e tiv o .

En casa del ahorcado no hay que m entar la soga.


En los países que soportaron directam ente Las conse­
c u e n c ia s de la guerra, h a y nerviosidad y rechazo a
o t r a guerra.

El p e rro muerde al de poncho.


L a ju s tic ia declina en fa vo r de los grandes y poten­
t a d o s . La sanción no les Mega por sus delitos, debido
a lo s in flu jo s o los sobornos. El rig o r de las leyes o de
la fu e rz a , por el c o n tra rio , pesa sobre los débiles.
H a s t a la in ju sticia se solaza con éstos. La copla
e c u a to r ia n a es juez de tales casos. . -■ :%

A lh a ja , mi señor com isario


al perro sabe im ita r,
que sólo al de poncho muerde,- ■■'■■■■
al de levita jamás. • • •• • *

El p e z grande se come a! chico.


E n los litig io s internacionales, el más fuerte impone
s u s pretensiones al d é b il: M uchas vécés'lo aniquila.

-ES q u e a firm a , no niega.


El q u e confiesa algo, dice lo que quería decir.
" A A á s claro no canta un g a llo ".

El ca lla rse es a veces (en veces?) m al grande.


E n ocasiones el silencio es contraproducente. Prefe­
r i b l e es " m o r ir diciendo la ve rd a d ".
* . i ■. . - .*
- E n boca del m entiroso, lo cie rto se hace dudoso.
N a d ie puede c o n fia r en promesas de quienes no supie­
r o n cu m p lirla s. En ellos, hasta la verdad es dudosa.
6 5 . — Es im prudente echar leña al fuego.
Si hay am ago de g u e rra in te rn a c io n a l, no es prudente
avivarlo, porque la g u e rra será declarada.

6 6 . — El santo se hace pesado cuando hay quien lo cargue.


Un país débil se hace el fu e rte , cuando se ve p ro te ­
gido por o tro u otros países fuertes de verdad. Sólo
en este caso se a firm a en sus posiciones o en sus p re ­
tensiones.

6 7 . — El cohetero está más seguro bajo el castillo.


El ca s tillo es una trin c h e ra bajo el fuego. Perecen
los que están afuera.
£ n las guerras m odernas, más m ueren los que no h a ­
cen la guerra.

6 8 . — Eso es echar leña a l fu e g o .


Las pruebas de a rm as m odernas sirven para avivar
el fuego de una posible hecatom be universal.

6 9 . — En la ta rd a n za está el peligro.
Cuando un c o n flic to es agudo, hay que ser prontos
para evitarlo.

7 0 . — Enojados los com padres se declaran las verdades.


Rusia y los Estados U nidos llegaron a d e cla ra r que
ambos se aprovecharon de los secretos atóm icos de
A lem ania.

7 1 . — Gato escaldado huye d e l agua fría .


Países que soportaron las consecuencias de la g u e ­
rra, ya no quieren más guerras.
Países que soportaron la in ju s tic ia de m ediadores o
jueces, ya no aceptan esas mediaciones.

7 2 . — Hacer (algo) entre g a llo s y medianoche.


Hacer algo secretam ente, entre pocos, sin consultar
la vo lu n ta d de los dem ás interesados

7 3 . — La constancia vence lo que la dicha no alcanza.


Con constancia se a lc a n z a hasta lo que parece im ­
posible. O jalá la co n sta n cia de los pacifistas alcance
su objetivo.

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74. — La hebra se arranca por la parte delgada.
En c o n tie n d a , disputa o litig io , la parte débil es la
que pierde.

75. — La peor dilig e n cia es la que no se hace.


Hay que em prender un propósito así parezca d ifíc il
a lca n z a rlo . Doloroso es lam entar un fracaso al re­
cu e rd o de la inacción o "lo s brazos cruzados".

76. — Lo cortés no q u ita lo valiente.


A u n q u e se sienta con fu e rza o derecho, no hay que
o lv id a r las buenas maneras para el entendim iento.
Ello, en nada menoscaba el propio valor.

77. — Lo que de noche se hace, de día aparece.


N ada queda en el secreto.
Los hechos, aunque parezcan secretos, tarde o te m ­
p ra n o salen a la luz.

78. — Lo que se puede hacer hoy, no hay que dejar para


m añana.
Las acciones realizab'es y convenientes, hay que rea­
liz a rla s de inm ediato, porque de repente "e n la ta r­
danza está el p e lig ro " o, por lo menos, la in e fe cti­
vid a d .

79. — La ju s tic ia no se hizo para los de poncho.


(Este re frán concurre a la explicación del N 9 60)

80. — Lo que hace un tonto, no hace un terrem oto.


El in e xp e rto y ciego, sin asesoramiento, puede produ­
c ir un trasto rn o de fatales consecuencias.

81. — La c o d icia rompe el saco.


La a m b ició n desmedida es capaz de trocarse en la
pérdida to ta l de lo am bicionado. En algo se parece
a este caso, el sueño rom ántico de " L a lechera" de
Samaniego.

82. — La d ilig e n c ia es madre de la buena ventura.


El tra b a jo hace la fe lic id a d de las fa m ilia s o los pue­
blos.
El buen propósito se consigue sólo con diligencia.
La p a z se hará agotando la diligencia.

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83. — Las paredes oyen.
No 'hay secreto entre paredes.
Los secretos se d ivu lg a n el rato menos pensado.

84. — M ás vale prevenir que curar.


M ás vale e v ita r las guerras que cu ra r sus desastres.

85. — M ás vale solo que m a l acom pañado.


Cuando el que acom paña quiere sacar provecho fá c il
de su com pañía, es p re fe rib le lu ch a r solo. Es un mal
com pañero.

86 . — M ariposa que ju n to a l fuego revuela, cae siem pre en


la candela.
'Equivale a decir: " N o hay que ju g a r con ca n d e la ".
Las im prudencias p o rfia d a s acarrean casos la m enta­
bles.

87. — No se puede servir a dos señores.


Lección para aquellos países que coquetean con Ru­
sia y Estados U nidos, al mismo tiem po. Corren el
• p e lig ro de no sacar provecho de ninguna parte o de
s u frir las consecuencias de sus flaquezas.

88 . — No te metes en cam isa de once varas.


N o hay que em prender lo que no se puede hacer o
no se puede a lca n za r. Tam poco en lo que a otros
compete.

59.— No se debe m eter la hoz en mies ajena.


" N o hay que in te rv e n ir a rb itra ria m e n te en negocios
ajenos.

90.— Pagar los platos rotos.


Unos rompen los platos y otros los pagan.
Los políticos hacen las guerras y el pueblo las paga.

91 .——P referible es perder un dedo a perder la mano.


En negocios públicos es p re fe rib le perder lo menos
ante e' peligro de perder mucho. Una copla ecuato-
. riana dice lo m ism o:

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Ciego es el que no ve
por la tela de u n cedazo:
m ejor que se pierda un dedo,
en vez de perderse el brazo.

9 2 . — Q u e re r es poder.
La fu e rz a de voluntad es poderosa. Todo lo consigue.
Si los Estados quieren paz de verdad, la conseguirán.

9 3 . — Q u ie n a buen árbol se a rrim a , buena sombra recibe.


Los países pequeños que se a rrim an a los grandes, si
éstos son buenos de verdad, alcanzan el beneficio de
la "s o m b ra b e n é fic a ".

9 4 . — Q u ie n a m al árbol se acoja, dos veces se m oja.


Esa pobre persona se m oja antes de acogerse al árbol
y después, bajo su fo lla je que es una cernidera.
El caso puede o c u rrir tam bién entre un país y otro.

9 5 . — Q u ie n busca, halla.
El q u e busca la g u e rra , la hallará.

9 6 . — Q u ie n tenga enemigos, no duerma.


País que m antiene litig io s fronterizos y vive am ena­
z a d o por los vecinos, tiene que armarse y mantenerse
a rm a d o , a la espectativa de la defensa.

9 7 . — T a n to va el cánta ro ol río, que al fin se quiebra.


Las repetidas am enazas de guerra, pueden redundar
en a u té n tic a guerra.

9 8 . — T a rd e llegan los arrepentim ientos.


Los que fom entaron guerra y pierden al fin , se sumen
en a rre p e n tim ie n to s tardíos.

9 9 . — U nos componen el a lta r y otros cantan misa.


En las guerras internacionales, muchas veces, unos
países ponen la m ayor parte de tropas y arm as y
o tro s cosechan el fru to de la victoria.

100.— Yo no me fio ni de mis calzones.


Este es el colm o de la desconfianza. En muchos
casos, no fa lta razón. Es m e jo r'h acer algo con mano
p ro p ia .

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