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“Me busco y no me encuentro” (Marzo incompleto)

Me busco y no me encuentro.
Rondo por las oscuras paredes de mí misma,
interrogo al silencio y a este torpe vacío,
y no acierto en el eco de mis incertidumbres.
No me encuentro a mí misma.
Y ahora voy como dormida en las tinieblas,
tanteando la noche de todas las esquinas.
Y no pude ser tierra, ni esencia, ni armonía,
que son fruto, sonido, creación, universo.
No este desalentado y lento desgranarse
que convierte en preguntas todo cuanto es herida.
Y rondo por las sordas paredes de mí misma
esperando el momento de descubrir mi sombra.
Josefina de la Torre.

El texto que se nos presenta corresponde a Marzo incompleto publicado en 1968 por la
poetisa canaria Josefina de la Torre. Esta obra la ubicamos dentro del vanguardismo
que, a pesar de que se gesta en Europa a finales del siglo XIX, llega a Canarias a mitad
del siglo XX.

Josefina de la Torre también formó parte de la Generación del 27 un grupo variado de


escritores en los que destacan García Lorca, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, entre otros.
La Generación del 27 destaca por la gran variedad de estilos y el deseo por la
renovación del lenguaje en busca de la perfección conceptual. Con Góngora como
referente buscan alcanzar un equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental, entre la
tradición y la renovación. Podríamos decir que tiene tres etapas: en la primera etapa
están influenciados por Bécquer, el Modernismo y se orientan por una poesía pura
eliminando lo anecdótico; en la segunda etapa se inicia un proceso de humanización lo
que supone el surgimiento de nuevos temas más humanos; la tercera etapa viene
marcada por el final de la Guerra Civil, así como la muerte de Lorca y los dispersión de
algunos autores por el exilio.

Josefina de la Torre nace en las Palmas de Gran Canaria en 1907 en el seno de una
familia burguesa de intelectuales, su hermano Claudio de la Torre recibió el Premio
Nacional de Literatura en 1923. A la edad de veinte años viajó a Madrid con su hermano
donde dio clases de canto en la escuela Dahmen Chao y, además, participó en varias
revistas literarias como España (1915), Verso y prosa (1927), La gaceta literaria (1927),
Azor (1932) y Alfar (1923). En el año 1927, Josefina publica su primera obra literaria,
Versos y estampas con prólogo de Pedro Salinas. Dos años más tarde publica Poemas de
la isla. Con el estallido de la Guerra Civil vuelve a las Palmas de Gran Canaria y junto
con su hermano y esposa fundan la colección La novela ideal, donde escribe bajo el
seudónimo Laura de Comminges novelas de amor. Concluida la guerra vuelve a Madrid
y debuta como actriz del Teatro Nacional María Guerrero en 1940, al parecer la represión
franquista, que había disuelto a los poetas del 27, le haría declinarse más por la actuación
y dejar, un poco, de lado la poesía. Con todos estos acontecimientos, en 1946, funda una
compañía teatral, junto con quién años más tarde sería su marido, llamada la Compañía
de Comedias de Josefina de la Torre. Años más tarde, con el nuevo siglo, se le reconoce
su labor en la literatura española, en el 2001 se crea una exposición en su nombre Los
álbumes de Josefina de la Torre: La última voz del 27 en la Residencia de Estudiantes de
Madrid, y en el 2002 se le concede la Cruz de la Orden de las Islas Canarias. Muere en
Madrid ese mismo año.

El tema principal del poema lo encontramos también el título del mismo, es el


desarraigo consigo misma y la insatisfacción con la vida. En el poema podemos apreciar
como la autora hace una introspección consigo misma con el objetivo de poder
encontrar eso que tanto anhela pero que nunca consigue. Este poema está muy
relacionado con lo que vivía en aquel entonces Josefina, la incapacidad de ser madre
siento este un tema constante en Marzo incompleto.

Centrando nuestra atención en la estructura del poema, desde el punto de vista de la


estructura externa el poema está compuesto por trece versos que varían entre
heptasílabos y alejandrinos, aunque estos últimos son los que predominan.

Por otro lado, desde el punto de vista de la estructura interna, podríamos dividir el
poema en dos partes. La primera parte abarca desde el verso 1 hasta el 5, y en ellos
podemos apreciar el tema principal, como ya hemos comentado, así como una paradoja
«me busco y no me encuentro». También encontramos metáforas que aportan aún más
profundidad a ese desosiego que se presenta en la primera parte del poema como por
ejemplo «oscuras paredes» , «eco de mis incertidumbres» . Asimismo hace uso de la
personificación «interrogo al silencio», «torpe vacío».
La segunda parte abarca desde el verso 6 hasta el verso 13. En el verso 6 aparece un símil
«voy como dormida en las tinieblas», haciendo referencia al estado en el que se encuentra,
es decir, la frustración por la falta de respuestas que no le permiten disfrutar de la vida.
El los versos 8 y 9 hay una enumeración «Y no pude ser tierra, ni esencia, ni armonía»,
«que son fruto, sonido, creación, universo». Asimismo, destacar la anáfora de los versos
4, 6, 8 y 12 «y no acierto», «Y ahora», «Y no puede ser», «Y rondo». Igualmente,
debemos destacar la presencia del yo poético que aparece a lo largo del poema «me busco
y no me encuentro», produciendo, así, la sensación de que el autor está hablando
directamente al lector. También hay que destacar el uso del presente «busco», «rondo»,
«interrogo» pues contrasta con el uso del pasado en «y no pude ser» en el verso 8, pues
acentúa aún más esa frustración e insatisfacción que tiene consigo misma. El léxico
utilizado, al igual que las estructuras sintácticas, es sencillo y sin ningún tipo de dificultad.

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