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Agujero
Agujero
La autora presenta, en las casi doscientas páginas de este libro, una escritura limpia y
sencilla, aunque bastante adictiva. El primer relato de los tres, Agujero, tiene como
protagonista a Asa, quien se muda al pueblo de su marido debido a que a él le han
ofrecido un buen puesto de trabajo. Es así como acaban viviendo en la casa contigua a
su suegra, la cual, al ser propiedad de la familia, les saldrá gratis.
El problema para nuestro personaje principal comienza cuando se da cuenta de que se
encuentra completamente sola en un pueblo en medio de la nada. Su marido trabaja
durante todo el día, al igual que sus suegros, por lo que ella queda destinada a ser ama
de casa sin mucho que hacer, pues, aunque busca empleo, no tiene coche para
desplazarse. La desidia la envuelve, y la autora nos da una narración lineal con diálogos
entrecomillados, lo cual provoca que todo sea percibido como un eco lejano.
Hiroko Oyamada nos ofrece un viaje por los pensamientos y sentimientos de Asa en
primera persona, confundiendo a veces al espectador entre la realidad y el sueño debido
a algunos sucesos que ocurren durante la lectura, como la presencia de un cuñado cuya
existencia era desconocida, la aparición y desaparición de niños en un pueblo donde
prácticamente sólo viven ancianos, o la existencia de un animal negro no identificado al
que Asa seguirá varias veces, cayendo alguna vez que otra en los agujeros que dicha
criatura va creando por el pueblo.
Todo ello deja claro al lector la soledad que siente Asa, así como desconexión con el
resto de los personajes de la trama, pues ni siquiera con su marido, que se pasa todo el
rato tecleando en su teléfono móvil, tiene buena comunicación. La protagonista se
encuentra en un agujero metafórico del que no podrá escapar, viajando entre realidades
que acabarán también por confundir al espectador debido a su anticlimático final, algo
muy habitual en los relatos del realismo mágico japonés.
Los otros dos relatos presentan una longitud menor, aunque se relacionan entre ellos.
Sin comadrejas tiene como protagonista a un hombre de nombre desconocido por medio
del cual vemos la casa de Saiki, un antiguo amigo suyo de la universidad, y Yoko, su
joven mujer. Esta pareja se ha comprado una vieja casa en medio del campo, aunque se
encuentra infestada de comadrejas en el tejado.
La historia se centra en una cena llevada a cabo entre el protagonista y su mujer con
Saiki y Yoko, presentando en esta ocasión un diálogo convencional y fluido. Al final es
una trama hogareña y costumbrista con un guiso de jabalí de fondo y una conversación
sobre comadrejas que acabará en un final bastante sobrecogedor que puede llegar a
impactar al lector.
Finalmente llegamos a Una noche en la nieve, una historia inspirada en la experiencia
de la propia autora durante su embarazo; en realidad las tres historias tienen cierto toque
autobiográfico, aunque esta última la más impactante debido al propio miedo de Hiroko
Oyamada a la maternidad.
Esto es visto en el relato por el nacimiento de Yukiko, la reciente hija de Saiki y Yoko,
y como los protagonistas, el mismo matrimonio sin nombre de la anterior historia, no se
van de la casa de Saiki y Yoko, aunque queda bastante claro que son una molestia. Al
final es un relato sobre la espera y la maternidad bastante ligero.
La sensación final al leer los tres relatos que componen Agujero es bastante extraña y
puede que incluso insatisfactoria si lo que se espera es una novela a lo occidental. Bien
enmarcado en el realismo mágico japonés, en donde la obra esconde mucho más de lo
que uno puede llegar a leer, el lector ha de darse cuenta de las metáforas encadenadas
que se encuentran dentro del libro, y al hacerlo descubrirá la gran labor que Hiroko
Oyamada realizó en Agujero, Sin comadrejas y Una noche en la nieve.
De este modo, se trata de una lectura mucho más que recomendada para aquellos
conocedores del género, siendo también un buen libro para empezar con él. Una gran
obra de Hiroko Oyamada acompañada de la bella y mimada edición de Impedimenta.