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IX
El juego de los contratistas
Una perspectiva antropologica sobre los mercados de alquiler de tierras
Esteban Saleeck
cynewulfa8k@yahoo.com.ar
UNR, FHHYAA, Escuela de Antropologia
Introduccién. El reciente conflicto entre el sector agropecuario y el gobierno argentino
hha proporcionado una renovada popularidad a los llamados contra la “sojizacién”. Si
bien apreciamos que la atencién piblica se haya dirigido a los problemas planteados por
la expansién del cultivo de la soja no dejamos de advertir que el debate hasta el
momento se ha caracterizado por un notable desconocimiento de los factores sociales de
la produccién agropecuaria,
Frente a esta turbulenta situacién es oportuno evaluar si la antropologia ha hecho
lo suficiente para proporcionar una imagen completa y teéricamente coherente de las
transformaciones sociales y productivas del agro argentino. El contexto es favorable a la
definicién de un nuevo programa de investigacién que permita alcanzar un panorama de
las relaciones sociales y econémicas interregionales que configuran el agro argentino.
El presente trabajo pretende ser un primer paso en esa direccién, Planteamos una
hip6tesis sobre el comportamiento de las explotaciones contratistas que puede contribuir
al estudio de la expansién del cultivo de soja en regiones. extrapampeanas.
Argumentaremos que la interaccién iterada entre contratistas integrales en un mercado
de tierras es un factor determinante en la toma de las decisiones productivas relativas al
cultivo de soja.
Veremos que en los mercados de alquiler de tierras (MAT) pampeanos los
contratistas integrales se encuentran en una situacién tal que favorece Ia estrategia de
expandir sus espacios productivos apelando a mercados extrapampeanos. Junto a la alta
rentabilidad de Ia soja y a la proliferacién del contrato accidental encontramos, 1a
presién competitiva por mantener los lotes tomados en alquiler constituye un factor
central a la hora de evaluar la evolucidn de las explotaciones y de los MAT regionales.
Antes de proceder al nicleo de la argumentacién es necesario reseftar las
particularidades histéricas del agro pampeano, pues esta es la regién en la que nos
centraremos durante la primera etapa de nuestra indagacién.
La importancia de los MAT para la regién pampeana. No es muy aventurado afirmar
que iiltimamente Ios economistas le han dedicado escasa atencién a los mercados de
jerras. Quiz esto obedezca al supuesto de que en el funcionamiento de tales mercados
jene escasa repercusidn en el conjunto de una economia industrial moderna (Stiglitz.
2004: 38). En el caso de Ia Argentina encontramos sin embargo que los mercados de
alquiler de tierras son criticos para la articulacién de la produceién agropecuaria, Esta
caracteristica del panorama social y productivo de la regién pampeana se remonta a la
aparicién del chacarero y sobrevive la crisis del sistema tradicional de arrendamientos
en la figura del contratista contemporanco.
EI salto a economias de escala dado a partir de la década de los sesenta por los
agricultores arrendatarios trajo aparejado un conjunto de profundas transformaciones,
entre las que se cuenta el llamado proceso de desconcentracién sin dispersién (Barsky yGelman, 2005: 341) por el cual la subdivisién de grandes explotaciones result en un
aumento de las unidades medianas. El arrendatario capitalizado de la nueva agricultura
pampeana debié a partir de entonces expandir el espacio productive de su explotacién.
Para extenderse tomé lotes pertenecientes a chacareros devenidos rentistas urbanos por
medio del MAT, Debié asimismo lidiar con la competencia ofrecida por aquellos que
fograron la acumulacién de capital requerida por las nuevas circunstancias, Otros
productores hicieron un uso distinfo de la innovacién tecnoldgica, empleando a los
bienes de capital para reducir Ia exigencia de mano de obra y retirar a sus explotaciones
de la dindmica del MAT.
Durante el curso de una investigacién sobre la estructura de las explotaciones
agropecuarias familiares (EAF) pampeanas encontramos una tipologia emic que
contrapone productores con contratistas, desde el criterio de que los dltimos trabajan
tierra tomada en alguiler mientras que los primeros se limitan a trabajar lotes en
propiedad. Aunque las explotaciones de productores sin participacién en el MAT las
explotaciones de contratistas integrales no difieren estructuralmente (Salceek. 2008) la
Gistincién introducida por dicha tipologia se encuentra bien fundada desde el crterio de
la participacién en los mercados regionales de alquiler de tierras. La participacin
diferencial en ellos repercute sobre las estrategias adaptativas disponibles y sobre los
‘esquemas de incentivos que condicionan la toma de decisiones.
Condicionamientos estructurales a la participacion de la EAF en los MAT. El
antecedente mas directo a un abordaje antropoldgico a los mercados de alquiler de
tierras y al contratismo pampeano se encuentra sin duda en la obra de Mascali (1992). A
pesar de incurrir en algunos desaciertos histéricos — nos referimos puntualmente a su
Concepcién del contratista como “figura emergente de la articulacién del colono con el
fnereado de alquiler de tierras” (op.cit: 44) — el autor reconoce en los MAT regionales
lina instancia crucial a la organizacién de la produccién en Ia regién y ensaya un
abordaje que incorpora al modelo de Fortes de los ciclos domeésticos. Mascali llega a la
Conclusién de que los integrantes de explotaciones que se encuentran en fase de
eemplazo y encuentran dificultades para su reproduccién devienen rentistas, cediendo
sus flerras a contratistas. En un trabajo atin inédito integramos los resultados de Mascali
‘a un modelo general de las EAF. Las consecuencias de estos trabajos son pertinentes @
jos objetivos del presente informe, en tanto nos obliga a considerar los
condicionamientos estructurales de la EAF a su participacién en los MAT. Nuestro
Trodelo discrimina tres roles capaces de aportar trabajo directamente al ciclo
preductivo: el de productor (x), el del hijo vardn (y) y el del empleado (2). La presencia
bP ausencia de cada uno de estos en un sistema de explotacién concreto se expresa en tres
Variables binarias, las cuales posibilitan ocho posibles combinaciones. A la fase de
“expansién les corresponden los estados accidentales 4 (x*y"W) y .5 (x*y*2) a Ia fase de
fision los estados .6 (x*y"2) y .7 (x*y*z); finalmente, en la fase de reemplazo se
encuadran los estados accidentales .1 (x*y%2), 2 (x’y%2) ¥ 3 (x’y"2). El estado
fecidental 0 (x*y"z) conforma una mera exigencia légica del modelo y ¢s
cmpiticamente insostenible dado que refiere a la asencia de cualquier clase de mano de
Gb en una explotacién. Encontramos que los mecanismos bisicos que median el
frdnsito de un estado accidental a otro son 1, la incorporacién de mano de obra
tsalariada, 2. la incorporacidn de hijos varones al ciclo productivo y 3. el retiro del
productor de este, Los estados contingentes forman parte de lo que lamamos la
vontingencia subordinada a la estructura. La estructura, a su ve2, se ubiea en un marco
ntolégico mis amplio denominado la contingencia supraordinada a 1a estructura. De
feuerdo a nuestras observaciones [as explotaciones mas vulnerables son las que se
Gnouentran en el estado accidental .1, siendo una trayectoria tipica el trinsito directo deIn fase de expansidn a la fase de reemplazo. De esta manera precisamos uno de los
condicionamientos estructurales mas importantes de la participacién de la EAF en los
MAT, anticipado por el citado trabajo de Mascali
El juego de los coniratistas. Si definimos juego como una situacién en la cual se
encuentran agentes autnomos capaces de ejecutar acciones cuyos resultados dependen
de las decisiones de los demis, entonces podemos definir a la situacién de los
contratistas en competencia como un juego.
Presentemos verbalmente Ia situacién en cuestién: dos contratistas se hallan
trabajando a tierra cedida en alquiler por dos propietarios. Cada contratista posee el
capital necesario para trabajar una extensién mayor, por lo que se plantean la
posibilidad de ofrecerle al propietario del campo ajeno mayores prestaciones. En caso
que el otro contratista no pueda o no quiera igualar la oferta del primero perdera su lote;
de igualar la oferta, los dos contratistas operarén con un margen de rentabilidad mas
reducido.
Como puede verse, el juego de los contratistas del que hablaremos es
fundamentalmente una variacidn del llamado dilema del prisionero, un tipo de juego no
cooperativo de suma no nula, Este parentesco se evidencia en la matriz de resultados
(fig. 1): cada jugador esté expuesto a cuatro posibles resultados. Estos son, en orden
decreciente: la tentacién de traicionar, el beneficio de la cooperacién mutua, las
penalidades por la traicién mutua, y sufrir la traicién habiendo intentado cooperar
Anticipamos sin embargo que esto se sostiene solo por una simplificacién provisoria
‘que pasaremos a desmontar més adelante.
Fig. 1- Matriz de resultados del juego del contraista simplificado
‘A partir de aqui es importante aclarar que entenderemos exactamente por
estrategia. Nuestro uso del término refiere a la teoria de juegos, donde cobra el sentido
de una regla que define que accién tomard un jugador en cada momento del juego a
partir de la informacién disponible'. Somos conscientes de que la antropologia rural ya
hha conocido antecedentes en el uso de conceptos de estrategia; recordemos, por
ejemplo, los trabajos clasicos de Archetti y Stblen, Neiman 0 Bartolomé, Una cuidadosa
evaluacién seria necesaria para determinar hasta que punto los usos clisicos en la
antropologia rural del concepto de estrategia son homologables a la acepcién a la que
apelaremos aqui.
Si la situaci6n contratista se resolviera — se jugara ~ una sola vez resultaria que
la estrategia de aumentar el arriendo toda vez que fuera posible seria dominante, en el
" Otra definicién posible es “una Funcién que asocia cada uno de los conjuntos de informacién de un
jugador con una de las opciones que surgen de ese conjunto” (Shubik. 1992 :52).sentido de que seria la mejor respuesta a cualquier estrategia empleada por el resto de
los jugadores. Pero no es tal el caso. El juego de los contratistas se repite cada vez que
el contrato vence y el productor se ve forzado a renegociar con el/los propietario/s. Por
supuesto, los productores recordarin la conducta de sus colegas, y ajustarén su
comportamiento y expectativas de acuerdo a sus acciones pasadas. En estas condiciones
la bisqueda de puntos de equilibrio deja de ser tan simple,
‘Axelrod proporciona un precedente pertinente a nuestro trabajo en razén de su
tratamiento de a. el rendimiento comparado de distintas estrategias en un dilema del
prisionero iterado y b. la integracin de juegos dentro de modelos basados en agentes
(MBA). Respecto al primer punto el autor hace una entusiasta exposicidn del éxito de la
estrategia de toma y daca” (titfor-tat) programada por Rapoport, y plantea la
posibilidad de emplear el algoritmo evolutivo de Holland dentro de MBA. Por otra
parte, Axelrod nos proporciona en su tratamiento del etnocentrismo un ejemplo
operativo de un modelo basado en agentes que interactian siguiendo estrategias puras.
No especificaremos en el presente trabajo las estrategias ha implementar pues
consideramos que dicha tarea corresponde a una etapa posterior de nuestro esfuerzo. Al
aleanzar un primer modelo operativo, sin embargo, estariamos implementando una
estrategia pura (nunca aumentar las prestaciones) y dos mixtas: aumentar mientras las
prestaciones no superen los costos de operacién por hectirea y toma y daca.
En un principio le habjamos asignado a la variable utilidad una escala ordinal,
pero pronto pasamos a contemplar la posibilidad — y deseabilidad ~ de emplear una
escala racional. Desde esta perspectiva la utiidad del contratista seria la diferencia entre
Jos quintales cosechados por la explotacién y los quintales entregados al propietario en
pago del alquiler. De esta manera encontrariamos que se cumpliria la condicién 2.R2 >
RI, pero solo en cuanto centremos el juego exclusivamente en los contratistas, sin tener
en cuenta a los productores como jugadores.
Habiendo efectuado una exposicién satisfactoria de una forma simplificada, nos
cencontramos en posicién de introducir una nueva instancia al juego del contratista. Tal
como lo hemos visto hasta el momento, los propietarios no constituyen jugadores, sino
un componente det entorno. Esto seria sostenible de reducir el comportamiento de los
propictarios a la maximizacién de la renta, sin darle margen de preferencia personal por
ninguno de los contratistas. Decidimos no tomar esa decisién metodolégica por dos
razones: porque a, hemos constatado empiricamente que algunos propietarios
desarrollan una relacién contractual prolongada con contratistas sin contrastar sus
prestaciones con las vigentes en el mercado, ¢ incluso rechazan ofertas superiores por
parte de terceros; y porque b. el supuesto de la racionalidad de los propietarios
implicaria una conformidad con la axiomatica neoclésica que no practicamos.
‘Alteramos ahora el juego de los contratistas afiadiendo las siguientes premisas:
precede a la toma de decisiones de los contratistas la de los propietarios, quienes tienen
dos posibles cursos de accién: favorecer al contratista con quien trataron la campaiia
anterior o aceptar la mejor oferta, De esta manera, si el propietario el contratista que
decidiera oftecer mayores prestaciones solo lograria tomar el campo de su colega a
condicién de que cl propietario no decida con anterioridad favorecer al contratista que
‘rabajé su campo la campaita agricola anterior. Concebido en estos términos, la utilidad
del propietario corresponderia a las prestaciones recibidas. Un ulterior desarrollo del
juego del contratista podria contemplar la agencia de los propietarios sobre el aumento
de las prestaciones, pero para consideramos que lo desarrollado bastari para los fines de
‘una primera aproximacién.
? Iniciar cooperando, luego tomar la misma accién que el otro jugador tome en Ia jugada anterior.‘Tomado en su conjunto, el juego puede ser entendido como una estructura en su
sentido sociolégico, esto es, en tanto a limitacién de las relaciones permitidas en un
sistema (Luhmann, 1998: 259), Encontrariamos que la forma no iterada simplificada del
juego de los contratistas preeveria cuatro estados contingentes subordinados a la
estructura, mientras que la forma ampliada tendria dieciséis.
‘Ahora bien, nos parece imprescindible introducir otro género de precisiones, que
suele estar ausente en muchos trabajos basados en la teoria de juegos. Consideramos
necesario distinguir la persona del sujeto. Definimos a la primera como el registro
social de las acciones, atributos y expectativas de un sujeto. Mientras la persona se
constituye en el plano de un iinico nivel de organizacién (el de los fenémenos sociales),
el sujeto constituye una totalidad que participa en més de un nivel. ,Porqué nos
entretenemos con esta aparente digresién? La ficcién del sujeto econémico universal
forma parte de una axiomatica que no encontramos satisfactoria desde un punto de vista
antropolégico y que consideramos que deriva en modelos de toma de decisiones
centrados en un individuo que opera sobre un entomo inerte, excluyendo toda
posibilidad de pensamiento estratégico. Las herramientas formales de la teoria de juegos
nos deparardn un rendimiento heuristico y explicativo mucho mayor si son empleadas
sobre una base conceptual precisa. Los agentes del juego del contratista son las personas
de los contratistas. Cada eleccién que toman pasa a formar parte de sus personas. De
cesta manera podemos subsumir las observaciones formuladas por economistas sobre la
emergencia del “efecto reputacién” (Sorin. 2002) a un marco tedrico propiamente
antropolégico.
Una vez que advertimos la importancia de la informacién sobre las acciones
pasadas de los demis jugadores podemos suponer que I. en las regiones en donde
confluyen contratistas que tienen escaso conocimiento mutuo la tentacién de subir los
arriendos es mayor que en una regién donde todos se conocen bastante bien, y 2. la
tentacién de expandir el espacio productivo de la explotacién por fuera de! juego del
contratista representaria un incentivo a la incorporacién de nuevas tierra, resultando de
hecho en una expansién de la frontera agraria y de los cultivos producidos por los
contratistas. Podemos plantearnos ahora la pregunta de como explorar la validez de tales
suposiciones.
Del juego al modelo. E\ juego que hemos descrito se limita a formalizar la dindmica de
las interacciones entre agentes que operan dentro de un modelo cuyas caracteristica ain
no hemos definido. En primer lugar hay que definir el entorno en el cual se producen las
interacciones. Imaginemos una grilla compuesta por (x . y) espacios discretos dispuestos
como los casilleros de un tablero de ajedrez. Adjudiquémosle a cada casillero dos
parimetros: rendimiento e identidad del propietario. Cada propietario, a su vez, tiene
tres variables: identidad, prestaciones exigidas a los contratista y estrategia. Nétese que
el propictario asi entendido forma parte del entomo sin constituir un agente en sentido
estricto. Reiteramos que esto deriva del supuesto bésico de que los propictarios
simplemente procuran maximizar su renta’. Los contratistas, en cambio, constituyen los
agentes relevantes a este modelo. El modelo puede contemplar un amplio conjunto de
variables para los contratistas. Si cedemos al ascetismo metodolégico intentamos
reducir la cantidad de variables a su minima expresidn probablemente solo restarian la
identidad, la estrategia y el estado contingente de Ia explotacién. De intentar en cambio
complicar el modelo ~ que no es lo mismo que complejizarlo — podriamos incorporar
Un desarollo ulterior de! modclo puede Hevamos a reevaluar este supuesto, pero Io aceptaremos
siquieraprovisionalmente para fines expositivos y heuristics.otras variables especificas a la explotacién, tales como capitalizacién, mano de obra
disponible, ete.
Los contratistas ocupan automiticamente todos los lotes adyacentes que se
encuentren desocupados, ofreciendo prestaciones iniciales predeterminadas. En cuanto
los contratistas tengan en la adyacencia de su espacio productivo lotes tomados por otro,
comienza el juego. Los dos factores que previenen que el tablero devenga un mosaico
estitico son: I. la potencial extincién o divisién de las explotaciones y 2. la dinémica
del juego det contratista.
Siendo el propésito de la presente exposiciGn el de presentar por medio de! juego
del contratista un elemento para eventualmente tensionar una hipdtesis se comprenderé
‘que no nos hallemos en condiciones de definir un modelo completo. Dicho modelo
constituiri sin embargo un artefacto metodolégico crucial para validar o refutar ta
proposicién de que los MAT son Ia instancia fundamental desde la cual explicar la
reciente expansién del contratismo y el cultivo de soja en regiones extrapampeanas.
+ Conatonarientes
eects dela
+ Oscorsindo
bsroetiral ene
press
prosucron
| et eco del ar
| erizanscutactn de
Tostoceres
| prsivos
Propiedades de las entidades ~ 1. Explotaciones: a. Wentidad (nominal). El nombre de
los productores que dirigen una de tas explotaciones del juego. b. Estado contingente
(ordinal ~ 8 valores). Por el momento el estado accidental de 1a mano de obra de las
EAF contratistas ser ¢ Gnico condicionamiento estructural relativo especificamente a
explotaciones familiares. Después de un cierto nimero de iteraciones (campafias
agricolas) la explotacidn contratista cambia de fase; en aquellos casos en los que la
explotacién transita directamente de la fase de expansion a la de reemplazo
(avariablemente una contingencia 1) se asume que los mecanismos de reproduccién de
la explotacién en cuestién han fallado y se extinguié tras un cierto nimero de campaiias
agricolas. Una ampliacién del modelo podria contemplar a la cantidad de hijos varones,
permitiendo precisar la forma de reproduccién de la EAF (feproduccién simple,
compuesta o divisién) ocurrida en cada caso, Para una primera aproximacién nbos
contentaremos con determinar aleatoriamente una reproduccién simple o una divisién
con probabilidad 0,5 alli donde el estado accidental sea 2 0 3. e. Estrategia - nominal ~
En principio podriamos implementar las dos estrategias puras posibles y un niimero
determinado de estrategias mixtas (entre ellas foma y daca). En caso de implementar unmodelo de simulacién operado por sujetos reales — véase el apartado prospectiva ~es de
esperar que esta variable tenga tantos valores como agentes, y que las estrategias solo
puedan ser formalizadas a posteriori. d. Costos de operacién por lote (racional, en
quintales).
2. Propietarios. a. Identidad (nominal) El nombre del propictario. b. Estrategia
(nominal). En el caso de los propietarios implementariamos inicialmente dos estrategias
puras: siempre preferir al contratista anterior y siempre tomar la mayor oferta. ¢.
Prestaciones exigidas al contratista (racional) (en quintales).
3. Lotes. a. Ubicacién; coordenadas x ¢ y (racionales) b. Propietario (nominal)
Propietario a quien pertenece el lote. e, Contratista (nominal). Identidad del contratista
que ha trabajado el ote en la anterior campaiia agricola d. Rendimiento (racional, en
quintales).
Para la contrastacién empirica del modelo. Durante la investigacién que derivé en
nuestra tesis de licenciatura no solo tensionamos un modelo de Ia EAF con algunos
‘casos particulares, sino que también propusimos una forma temprana del juego de los
contratistas. Fue a partir de la experiencia directa de campo que concebimos tal
artefacto metodolégico. Encontramos, sin embargo, que la entrevista directa sobre una
‘muestra estadisticamente no significativa no puede proveer la contrastacién empfrica
requerida por las hipétesis que hoy nos arriesgamos a proponer. Los datos del CNA.
2002 serdn indudablemente valiosos para esta contrastacién, pero nuestro modelo
contempla variables que no se hayan relevadas censalmente ~ siendo el caso mas claro
de esto el de Ia estrategia de los productores y de los propietarios. La solucién a esta
clase de problemas dependera de ciertas decisiones que guiardn nuestra investigacién de
aqui en més, Una de ellas es la de la forma de simulacién que emplearé nuestro modelo
una vez terminado.
Prospectiva. A partit de las premisas aqui planteadas podemos entrever dos posibles
‘maneras de componer un modelo completo que permita tratar la expansién contratista.
+ La primera es la de convertirlo en un modelo de simulacién de simulacién
basada en agentes. El paradigma, en este caso, seria la busqueda de
comportamientos emergentes a partir de herramientas de las ciencias de la
computacién. Algunos ejemplos son los trabajos de Axelrod y Hammond sobre
el etnocentrismo (2003) y de Schelling sobre la segregacién (Erdi. 2008: 155)
‘+ La segunda es orientarlo a una experimentacién en la cual sujetos reales tomaren
las decisiones previstas por el modelo en un entomo virtual. Este curso se
acercaria més a la experimentacién propiamente dicha, y posibilitaria explorar
las consecuencias (muy significativas antropolégicamente) de la distincién
persona-sujeto. La experiencia de los sujetos participantes no podria excluir, a
nuestro juicio, una dimensién propiamente lidica que estimamos presente en
toda instancia de la vida social
En ambos casos la elaboracién de un modelo final exigiré su programacién, con
solo detalles técnicos especificos a cada una de las alternativas. Consideramos que
puede darse una sugestiva divergencia entre ambas formas de simulacién que volveria
interesante contrastar sus resultados y evaluar su rendimiento diferencial frente a los
datos.
Conclusiones. Los problemas planteados por la expansién del contratismo y del eultivo
de soja a regiones extrapampeanas atraviesan varios niveles. Estamos convencidos que
un abordaje satisfactorio a una cuestién tan compleja exige una epistemologia que nospermita integrar en un modelo coherente herramientas provenientes de las ciencias
sociales y de las ciencias formales; un marco que trascienda la yuxtaposicidn estéril de
‘mondlogos con la cual tan a menudo confundimos a la interdisciplinariedad. Solo ta
‘magnitud de la empresa que nos propusimos puede disculpar que problemas tan
apremiantes se encuentren aun tan insuficientemente tratados. Pero creemos que con la
presente comunicacin hemos dado un paso més allé de la declamacién programética,Bibliografia
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