Está en la página 1de 9
Unidodr 3 Ronnpaowg g IX El juego de los contratistas Una perspectiva antropologica sobre los mercados de alquiler de tierras Esteban Saleeck cynewulfa8k@yahoo.com.ar UNR, FHHYAA, Escuela de Antropologia Introduccién. El reciente conflicto entre el sector agropecuario y el gobierno argentino hha proporcionado una renovada popularidad a los llamados contra la “sojizacién”. Si bien apreciamos que la atencién piblica se haya dirigido a los problemas planteados por la expansién del cultivo de la soja no dejamos de advertir que el debate hasta el momento se ha caracterizado por un notable desconocimiento de los factores sociales de la produccién agropecuaria, Frente a esta turbulenta situacién es oportuno evaluar si la antropologia ha hecho lo suficiente para proporcionar una imagen completa y teéricamente coherente de las transformaciones sociales y productivas del agro argentino. El contexto es favorable a la definicién de un nuevo programa de investigacién que permita alcanzar un panorama de las relaciones sociales y econémicas interregionales que configuran el agro argentino. El presente trabajo pretende ser un primer paso en esa direccién, Planteamos una hip6tesis sobre el comportamiento de las explotaciones contratistas que puede contribuir al estudio de la expansién del cultivo de soja en regiones. extrapampeanas. Argumentaremos que la interaccién iterada entre contratistas integrales en un mercado de tierras es un factor determinante en la toma de las decisiones productivas relativas al cultivo de soja. Veremos que en los mercados de alquiler de tierras (MAT) pampeanos los contratistas integrales se encuentran en una situacién tal que favorece Ia estrategia de expandir sus espacios productivos apelando a mercados extrapampeanos. Junto a la alta rentabilidad de Ia soja y a la proliferacién del contrato accidental encontramos, 1a presién competitiva por mantener los lotes tomados en alquiler constituye un factor central a la hora de evaluar la evolucidn de las explotaciones y de los MAT regionales. Antes de proceder al nicleo de la argumentacién es necesario reseftar las particularidades histéricas del agro pampeano, pues esta es la regién en la que nos centraremos durante la primera etapa de nuestra indagacién. La importancia de los MAT para la regién pampeana. No es muy aventurado afirmar que iiltimamente Ios economistas le han dedicado escasa atencién a los mercados de jerras. Quiz esto obedezca al supuesto de que en el funcionamiento de tales mercados jene escasa repercusidn en el conjunto de una economia industrial moderna (Stiglitz. 2004: 38). En el caso de Ia Argentina encontramos sin embargo que los mercados de alquiler de tierras son criticos para la articulacién de la produceién agropecuaria, Esta caracteristica del panorama social y productivo de la regién pampeana se remonta a la aparicién del chacarero y sobrevive la crisis del sistema tradicional de arrendamientos en la figura del contratista contemporanco. EI salto a economias de escala dado a partir de la década de los sesenta por los agricultores arrendatarios trajo aparejado un conjunto de profundas transformaciones, entre las que se cuenta el llamado proceso de desconcentracién sin dispersién (Barsky y Gelman, 2005: 341) por el cual la subdivisién de grandes explotaciones result en un aumento de las unidades medianas. El arrendatario capitalizado de la nueva agricultura pampeana debié a partir de entonces expandir el espacio productive de su explotacién. Para extenderse tomé lotes pertenecientes a chacareros devenidos rentistas urbanos por medio del MAT, Debié asimismo lidiar con la competencia ofrecida por aquellos que fograron la acumulacién de capital requerida por las nuevas circunstancias, Otros productores hicieron un uso distinfo de la innovacién tecnoldgica, empleando a los bienes de capital para reducir Ia exigencia de mano de obra y retirar a sus explotaciones de la dindmica del MAT. Durante el curso de una investigacién sobre la estructura de las explotaciones agropecuarias familiares (EAF) pampeanas encontramos una tipologia emic que contrapone productores con contratistas, desde el criterio de que los dltimos trabajan tierra tomada en alguiler mientras que los primeros se limitan a trabajar lotes en propiedad. Aunque las explotaciones de productores sin participacién en el MAT las explotaciones de contratistas integrales no difieren estructuralmente (Salceek. 2008) la Gistincién introducida por dicha tipologia se encuentra bien fundada desde el crterio de la participacién en los mercados regionales de alquiler de tierras. La participacin diferencial en ellos repercute sobre las estrategias adaptativas disponibles y sobre los ‘esquemas de incentivos que condicionan la toma de decisiones. Condicionamientos estructurales a la participacion de la EAF en los MAT. El antecedente mas directo a un abordaje antropoldgico a los mercados de alquiler de tierras y al contratismo pampeano se encuentra sin duda en la obra de Mascali (1992). A pesar de incurrir en algunos desaciertos histéricos — nos referimos puntualmente a su Concepcién del contratista como “figura emergente de la articulacién del colono con el fnereado de alquiler de tierras” (op.cit: 44) — el autor reconoce en los MAT regionales lina instancia crucial a la organizacién de la produccién en Ia regién y ensaya un abordaje que incorpora al modelo de Fortes de los ciclos domeésticos. Mascali llega a la Conclusién de que los integrantes de explotaciones que se encuentran en fase de eemplazo y encuentran dificultades para su reproduccién devienen rentistas, cediendo sus flerras a contratistas. En un trabajo atin inédito integramos los resultados de Mascali ‘a un modelo general de las EAF. Las consecuencias de estos trabajos son pertinentes @ jos objetivos del presente informe, en tanto nos obliga a considerar los condicionamientos estructurales de la EAF a su participacién en los MAT. Nuestro Trodelo discrimina tres roles capaces de aportar trabajo directamente al ciclo preductivo: el de productor (x), el del hijo vardn (y) y el del empleado (2). La presencia bP ausencia de cada uno de estos en un sistema de explotacién concreto se expresa en tres Variables binarias, las cuales posibilitan ocho posibles combinaciones. A la fase de “expansién les corresponden los estados accidentales 4 (x*y"W) y .5 (x*y*2) a Ia fase de fision los estados .6 (x*y"2) y .7 (x*y*z); finalmente, en la fase de reemplazo se encuadran los estados accidentales .1 (x*y%2), 2 (x’y%2) ¥ 3 (x’y"2). El estado fecidental 0 (x*y"z) conforma una mera exigencia légica del modelo y ¢s cmpiticamente insostenible dado que refiere a la asencia de cualquier clase de mano de Gb en una explotacién. Encontramos que los mecanismos bisicos que median el frdnsito de un estado accidental a otro son 1, la incorporacién de mano de obra tsalariada, 2. la incorporacidn de hijos varones al ciclo productivo y 3. el retiro del productor de este, Los estados contingentes forman parte de lo que lamamos la vontingencia subordinada a la estructura. La estructura, a su ve2, se ubiea en un marco ntolégico mis amplio denominado la contingencia supraordinada a 1a estructura. De feuerdo a nuestras observaciones [as explotaciones mas vulnerables son las que se Gnouentran en el estado accidental .1, siendo una trayectoria tipica el trinsito directo de In fase de expansidn a la fase de reemplazo. De esta manera precisamos uno de los condicionamientos estructurales mas importantes de la participacién de la EAF en los MAT, anticipado por el citado trabajo de Mascali El juego de los coniratistas. Si definimos juego como una situacién en la cual se encuentran agentes autnomos capaces de ejecutar acciones cuyos resultados dependen de las decisiones de los demis, entonces podemos definir a la situacién de los contratistas en competencia como un juego. Presentemos verbalmente Ia situacién en cuestién: dos contratistas se hallan trabajando a tierra cedida en alquiler por dos propietarios. Cada contratista posee el capital necesario para trabajar una extensién mayor, por lo que se plantean la posibilidad de ofrecerle al propietario del campo ajeno mayores prestaciones. En caso que el otro contratista no pueda o no quiera igualar la oferta del primero perdera su lote; de igualar la oferta, los dos contratistas operarén con un margen de rentabilidad mas reducido. Como puede verse, el juego de los contratistas del que hablaremos es fundamentalmente una variacidn del llamado dilema del prisionero, un tipo de juego no cooperativo de suma no nula, Este parentesco se evidencia en la matriz de resultados (fig. 1): cada jugador esté expuesto a cuatro posibles resultados. Estos son, en orden decreciente: la tentacién de traicionar, el beneficio de la cooperacién mutua, las penalidades por la traicién mutua, y sufrir la traicién habiendo intentado cooperar Anticipamos sin embargo que esto se sostiene solo por una simplificacién provisoria ‘que pasaremos a desmontar més adelante. Fig. 1- Matriz de resultados del juego del contraista simplificado ‘A partir de aqui es importante aclarar que entenderemos exactamente por estrategia. Nuestro uso del término refiere a la teoria de juegos, donde cobra el sentido de una regla que define que accién tomard un jugador en cada momento del juego a partir de la informacién disponible'. Somos conscientes de que la antropologia rural ya hha conocido antecedentes en el uso de conceptos de estrategia; recordemos, por ejemplo, los trabajos clasicos de Archetti y Stblen, Neiman 0 Bartolomé, Una cuidadosa evaluacién seria necesaria para determinar hasta que punto los usos clisicos en la antropologia rural del concepto de estrategia son homologables a la acepcién a la que apelaremos aqui. Si la situaci6n contratista se resolviera — se jugara ~ una sola vez resultaria que la estrategia de aumentar el arriendo toda vez que fuera posible seria dominante, en el " Otra definicién posible es “una Funcién que asocia cada uno de los conjuntos de informacién de un jugador con una de las opciones que surgen de ese conjunto” (Shubik. 1992 :52). sentido de que seria la mejor respuesta a cualquier estrategia empleada por el resto de los jugadores. Pero no es tal el caso. El juego de los contratistas se repite cada vez que el contrato vence y el productor se ve forzado a renegociar con el/los propietario/s. Por supuesto, los productores recordarin la conducta de sus colegas, y ajustarén su comportamiento y expectativas de acuerdo a sus acciones pasadas. En estas condiciones la bisqueda de puntos de equilibrio deja de ser tan simple, ‘Axelrod proporciona un precedente pertinente a nuestro trabajo en razén de su tratamiento de a. el rendimiento comparado de distintas estrategias en un dilema del prisionero iterado y b. la integracin de juegos dentro de modelos basados en agentes (MBA). Respecto al primer punto el autor hace una entusiasta exposicidn del éxito de la estrategia de toma y daca” (titfor-tat) programada por Rapoport, y plantea la posibilidad de emplear el algoritmo evolutivo de Holland dentro de MBA. Por otra parte, Axelrod nos proporciona en su tratamiento del etnocentrismo un ejemplo operativo de un modelo basado en agentes que interactian siguiendo estrategias puras. No especificaremos en el presente trabajo las estrategias ha implementar pues consideramos que dicha tarea corresponde a una etapa posterior de nuestro esfuerzo. Al aleanzar un primer modelo operativo, sin embargo, estariamos implementando una estrategia pura (nunca aumentar las prestaciones) y dos mixtas: aumentar mientras las prestaciones no superen los costos de operacién por hectirea y toma y daca. En un principio le habjamos asignado a la variable utilidad una escala ordinal, pero pronto pasamos a contemplar la posibilidad — y deseabilidad ~ de emplear una escala racional. Desde esta perspectiva la utiidad del contratista seria la diferencia entre Jos quintales cosechados por la explotacién y los quintales entregados al propietario en pago del alquiler. De esta manera encontrariamos que se cumpliria la condicién 2.R2 > RI, pero solo en cuanto centremos el juego exclusivamente en los contratistas, sin tener en cuenta a los productores como jugadores. Habiendo efectuado una exposicién satisfactoria de una forma simplificada, nos cencontramos en posicién de introducir una nueva instancia al juego del contratista. Tal como lo hemos visto hasta el momento, los propietarios no constituyen jugadores, sino un componente det entorno. Esto seria sostenible de reducir el comportamiento de los propictarios a la maximizacién de la renta, sin darle margen de preferencia personal por ninguno de los contratistas. Decidimos no tomar esa decisién metodolégica por dos razones: porque a, hemos constatado empiricamente que algunos propietarios desarrollan una relacién contractual prolongada con contratistas sin contrastar sus prestaciones con las vigentes en el mercado, ¢ incluso rechazan ofertas superiores por parte de terceros; y porque b. el supuesto de la racionalidad de los propietarios implicaria una conformidad con la axiomatica neoclésica que no practicamos. ‘Alteramos ahora el juego de los contratistas afiadiendo las siguientes premisas: precede a la toma de decisiones de los contratistas la de los propietarios, quienes tienen dos posibles cursos de accién: favorecer al contratista con quien trataron la campaiia anterior o aceptar la mejor oferta, De esta manera, si el propietario el contratista que decidiera oftecer mayores prestaciones solo lograria tomar el campo de su colega a condicién de que cl propietario no decida con anterioridad favorecer al contratista que ‘rabajé su campo la campaita agricola anterior. Concebido en estos términos, la utilidad del propietario corresponderia a las prestaciones recibidas. Un ulterior desarrollo del juego del contratista podria contemplar la agencia de los propietarios sobre el aumento de las prestaciones, pero para consideramos que lo desarrollado bastari para los fines de ‘una primera aproximacién. ? Iniciar cooperando, luego tomar la misma accién que el otro jugador tome en Ia jugada anterior. ‘Tomado en su conjunto, el juego puede ser entendido como una estructura en su sentido sociolégico, esto es, en tanto a limitacién de las relaciones permitidas en un sistema (Luhmann, 1998: 259), Encontrariamos que la forma no iterada simplificada del juego de los contratistas preeveria cuatro estados contingentes subordinados a la estructura, mientras que la forma ampliada tendria dieciséis. ‘Ahora bien, nos parece imprescindible introducir otro género de precisiones, que suele estar ausente en muchos trabajos basados en la teoria de juegos. Consideramos necesario distinguir la persona del sujeto. Definimos a la primera como el registro social de las acciones, atributos y expectativas de un sujeto. Mientras la persona se constituye en el plano de un iinico nivel de organizacién (el de los fenémenos sociales), el sujeto constituye una totalidad que participa en més de un nivel. ,Porqué nos entretenemos con esta aparente digresién? La ficcién del sujeto econémico universal forma parte de una axiomatica que no encontramos satisfactoria desde un punto de vista antropolégico y que consideramos que deriva en modelos de toma de decisiones centrados en un individuo que opera sobre un entomo inerte, excluyendo toda posibilidad de pensamiento estratégico. Las herramientas formales de la teoria de juegos nos deparardn un rendimiento heuristico y explicativo mucho mayor si son empleadas sobre una base conceptual precisa. Los agentes del juego del contratista son las personas de los contratistas. Cada eleccién que toman pasa a formar parte de sus personas. De cesta manera podemos subsumir las observaciones formuladas por economistas sobre la emergencia del “efecto reputacién” (Sorin. 2002) a un marco tedrico propiamente antropolégico. Una vez que advertimos la importancia de la informacién sobre las acciones pasadas de los demis jugadores podemos suponer que I. en las regiones en donde confluyen contratistas que tienen escaso conocimiento mutuo la tentacién de subir los arriendos es mayor que en una regién donde todos se conocen bastante bien, y 2. la tentacién de expandir el espacio productivo de la explotacién por fuera de! juego del contratista representaria un incentivo a la incorporacién de nuevas tierra, resultando de hecho en una expansién de la frontera agraria y de los cultivos producidos por los contratistas. Podemos plantearnos ahora la pregunta de como explorar la validez de tales suposiciones. Del juego al modelo. E\ juego que hemos descrito se limita a formalizar la dindmica de las interacciones entre agentes que operan dentro de un modelo cuyas caracteristica ain no hemos definido. En primer lugar hay que definir el entorno en el cual se producen las interacciones. Imaginemos una grilla compuesta por (x . y) espacios discretos dispuestos como los casilleros de un tablero de ajedrez. Adjudiquémosle a cada casillero dos parimetros: rendimiento e identidad del propietario. Cada propietario, a su vez, tiene tres variables: identidad, prestaciones exigidas a los contratista y estrategia. Nétese que el propictario asi entendido forma parte del entomo sin constituir un agente en sentido estricto. Reiteramos que esto deriva del supuesto bésico de que los propictarios simplemente procuran maximizar su renta’. Los contratistas, en cambio, constituyen los agentes relevantes a este modelo. El modelo puede contemplar un amplio conjunto de variables para los contratistas. Si cedemos al ascetismo metodolégico intentamos reducir la cantidad de variables a su minima expresidn probablemente solo restarian la identidad, la estrategia y el estado contingente de Ia explotacién. De intentar en cambio complicar el modelo ~ que no es lo mismo que complejizarlo — podriamos incorporar Un desarollo ulterior de! modclo puede Hevamos a reevaluar este supuesto, pero Io aceptaremos siquieraprovisionalmente para fines expositivos y heuristics. otras variables especificas a la explotacién, tales como capitalizacién, mano de obra disponible, ete. Los contratistas ocupan automiticamente todos los lotes adyacentes que se encuentren desocupados, ofreciendo prestaciones iniciales predeterminadas. En cuanto los contratistas tengan en la adyacencia de su espacio productivo lotes tomados por otro, comienza el juego. Los dos factores que previenen que el tablero devenga un mosaico estitico son: I. la potencial extincién o divisién de las explotaciones y 2. la dinémica del juego det contratista. Siendo el propésito de la presente exposiciGn el de presentar por medio de! juego del contratista un elemento para eventualmente tensionar una hipdtesis se comprenderé ‘que no nos hallemos en condiciones de definir un modelo completo. Dicho modelo constituiri sin embargo un artefacto metodolégico crucial para validar o refutar ta proposicién de que los MAT son Ia instancia fundamental desde la cual explicar la reciente expansién del contratismo y el cultivo de soja en regiones extrapampeanas. + Conatonarientes eects dela + Oscorsindo bsroetiral ene press prosucron | et eco del ar | erizanscutactn de Tostoceres | prsivos Propiedades de las entidades ~ 1. Explotaciones: a. Wentidad (nominal). El nombre de los productores que dirigen una de tas explotaciones del juego. b. Estado contingente (ordinal ~ 8 valores). Por el momento el estado accidental de 1a mano de obra de las EAF contratistas ser ¢ Gnico condicionamiento estructural relativo especificamente a explotaciones familiares. Después de un cierto nimero de iteraciones (campafias agricolas) la explotacidn contratista cambia de fase; en aquellos casos en los que la explotacién transita directamente de la fase de expansion a la de reemplazo (avariablemente una contingencia 1) se asume que los mecanismos de reproduccién de la explotacién en cuestién han fallado y se extinguié tras un cierto nimero de campaiias agricolas. Una ampliacién del modelo podria contemplar a la cantidad de hijos varones, permitiendo precisar la forma de reproduccién de la EAF (feproduccién simple, compuesta o divisién) ocurrida en cada caso, Para una primera aproximacién nbos contentaremos con determinar aleatoriamente una reproduccién simple o una divisién con probabilidad 0,5 alli donde el estado accidental sea 2 0 3. e. Estrategia - nominal ~ En principio podriamos implementar las dos estrategias puras posibles y un niimero determinado de estrategias mixtas (entre ellas foma y daca). En caso de implementar un modelo de simulacién operado por sujetos reales — véase el apartado prospectiva ~es de esperar que esta variable tenga tantos valores como agentes, y que las estrategias solo puedan ser formalizadas a posteriori. d. Costos de operacién por lote (racional, en quintales). 2. Propietarios. a. Identidad (nominal) El nombre del propictario. b. Estrategia (nominal). En el caso de los propietarios implementariamos inicialmente dos estrategias puras: siempre preferir al contratista anterior y siempre tomar la mayor oferta. ¢. Prestaciones exigidas al contratista (racional) (en quintales). 3. Lotes. a. Ubicacién; coordenadas x ¢ y (racionales) b. Propietario (nominal) Propietario a quien pertenece el lote. e, Contratista (nominal). Identidad del contratista que ha trabajado el ote en la anterior campaiia agricola d. Rendimiento (racional, en quintales). Para la contrastacién empirica del modelo. Durante la investigacién que derivé en nuestra tesis de licenciatura no solo tensionamos un modelo de Ia EAF con algunos ‘casos particulares, sino que también propusimos una forma temprana del juego de los contratistas. Fue a partir de la experiencia directa de campo que concebimos tal artefacto metodolégico. Encontramos, sin embargo, que la entrevista directa sobre una ‘muestra estadisticamente no significativa no puede proveer la contrastacién empfrica requerida por las hipétesis que hoy nos arriesgamos a proponer. Los datos del CNA. 2002 serdn indudablemente valiosos para esta contrastacién, pero nuestro modelo contempla variables que no se hayan relevadas censalmente ~ siendo el caso mas claro de esto el de Ia estrategia de los productores y de los propietarios. La solucién a esta clase de problemas dependera de ciertas decisiones que guiardn nuestra investigacién de aqui en més, Una de ellas es la de la forma de simulacién que emplearé nuestro modelo una vez terminado. Prospectiva. A partit de las premisas aqui planteadas podemos entrever dos posibles ‘maneras de componer un modelo completo que permita tratar la expansién contratista. + La primera es la de convertirlo en un modelo de simulacién de simulacién basada en agentes. El paradigma, en este caso, seria la busqueda de comportamientos emergentes a partir de herramientas de las ciencias de la computacién. Algunos ejemplos son los trabajos de Axelrod y Hammond sobre el etnocentrismo (2003) y de Schelling sobre la segregacién (Erdi. 2008: 155) ‘+ La segunda es orientarlo a una experimentacién en la cual sujetos reales tomaren las decisiones previstas por el modelo en un entomo virtual. Este curso se acercaria més a la experimentacién propiamente dicha, y posibilitaria explorar las consecuencias (muy significativas antropolégicamente) de la distincién persona-sujeto. La experiencia de los sujetos participantes no podria excluir, a nuestro juicio, una dimensién propiamente lidica que estimamos presente en toda instancia de la vida social En ambos casos la elaboracién de un modelo final exigiré su programacién, con solo detalles técnicos especificos a cada una de las alternativas. Consideramos que puede darse una sugestiva divergencia entre ambas formas de simulacién que volveria interesante contrastar sus resultados y evaluar su rendimiento diferencial frente a los datos. Conclusiones. Los problemas planteados por la expansién del contratismo y del eultivo de soja a regiones extrapampeanas atraviesan varios niveles. Estamos convencidos que un abordaje satisfactorio a una cuestién tan compleja exige una epistemologia que nos permita integrar en un modelo coherente herramientas provenientes de las ciencias sociales y de las ciencias formales; un marco que trascienda la yuxtaposicidn estéril de ‘mondlogos con la cual tan a menudo confundimos a la interdisciplinariedad. Solo ta ‘magnitud de la empresa que nos propusimos puede disculpar que problemas tan apremiantes se encuentren aun tan insuficientemente tratados. Pero creemos que con la presente comunicacin hemos dado un paso més allé de la declamacién programética, Bibliografia ‘Axelrod, Robert. 2003. La complejidad de la cooperacién. Modelos de cooperacién y colaboracién basados en agentes. Fondo de Cultura Econémica. Buenos Aires. Axelrod, Robert y Ross Hammond. 2003. The evolution of ethnocentric behaviour. Midwest Political Science Convention. Disponible en URL: _hitpy/www- personal. umich.edw~axe/research/AxHamm_Ethno pdf . Enlace verificado el 13/05/08 Barsky, Osvaldo y Jorge Gelman. 2005. Historia del agro argentino. Desde la conquista hasta fines del siglo XX. Mondadori. Buenos Aires. Bartolomé, Leopoldo. 1975. *Colonos, plantadores y agroindustrias. La explotacién agricola familiar en el sudeste de Misiones”. En: Desarrollo econémico, Vol. XV N°S8. Deininger, Klaus y Gershon Feder. 1998. Land institutions and land markets. World Bank Policy Research Working Paper No. 2014. Disponible en’ htp://papers.ssm.comvsol3/papers.cfmYabstract_id=636211 . Enlace verificado el 26/11/07 Endi, Péter. 2008. Complexity explained, Springer. Berlin. Luhmann, Niklas. 1998 . Sistemas sociales. Lineamientos para una teoria general. Anthropos. Barcelona. Mascali, Humberto. 1992. “Mercado de alquiler de tierras y ciclo doméstico en explotaciones familiares”. En: Explotaciones familiares en el agro pampeano (vol. 1). VV.AA. CEAL. Buenos Aires. Pozas, Maria de los Angeles. 2006. “Aportes y limitaciones de 1a sociologia econdmica”. En: Garza Toledo, Enrique de la (coord.). Teorias sociales y estudios del trabajo: nuevos enfoques. Anthropos-UNAM. Barcelona, Rasmusen, Eric. 2000. Games and information. An introduction to game theory. Basil Blackwell. Oxford. Resnik, Michael. 1998. Elecciones. Una introduccién a la teoria de la decision. Gedisa, Barcelona. Salceek, Esteban, 2007. “Estructuras oblicuas ~ Trabajo y territorio en la explotacién agropecuaria pampeana” En: Snas Jornadas Rosarinas de Antropologia Sociocultural Rosario. Shubik, Martin, 1992. Teoria de juegos en las ciencias sociales, Conceptos y soluciones. FCE. México Sorin, Sylvain. 2002. "Bluff and reputation” En: Schmidt, Christian (comp.). Game Theory and Economic Analysis. A quiet revolution in economics, Routledge. Nueva York Stiglitz, Joseph. 2004. Microeconomia. Ariel. Barcelona. Vogelgesang, Frank. 2003 "Derechos de propiedad, costos de transaccién, extemalidades y mercados de tierras rurales en América Latina y el Caribe", En: Tejo, Pedro (comp.) Mercados de tierras agricola en América Latina y el Caribe: Una realidad incompleta. CEPAL. Santiago de Chile.

También podría gustarte