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UN VENCEDOR EN MI PROPIA VIDA

Estás llamado a vencer el pecado, y no al revés. Pero, ¿cómo?


Romanos 31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino
que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es
el que justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra
de Dios, el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito:

Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.

37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la
muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

La Palabra de hoy es para ti, que están enfrentando muchas batallas y te sientes perdida, sin fuerzas y sin esperanzas.

Dios te quiere hacer un vencedor en tu propia vida. Estás llamado a reinar sobre el pecado, a no dejar que éste reine sobre ti. Esto es
totalmente posible cuando luchas de forma correcta.

En la palabra que leímos anteriormente Dios nos dice que somos mas que vencedores… pero esa victoria no se refiere a tener una vida
tranquila, relajada, sin necesidades, sin nadie que te moleste o se ponga en tu contra… por el contrario…

En la Biblia podemos leer mucho sobre la lucha – una lucha espiritual entre el mal y el bien. Aquí la Biblia describe la vida cristiana como
una guerra que se lleva a cabo en mi interior – una batalla contra el pecado que mora en mí. Entonces debo utilizar las armas espirituales,
como está escrito en Efesios 6, 10-17.

Aunque el enemigo es grande y fuerte, sé que el poder de Dios es más fuerte.

Hay dos clases de luchas que podemos enfrentar en nuestra vida…

1. Las que vienen como consecuencia de nuestros actos… Gálatas 6:7 No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que
siembra.

Lo que tu siembras, tarde que temprano lo cosecharas… asi que muchas de los momentos difíciles que estas pasando en tu vida son por ti
mismo… pero Dios tiene misericordia de ti y te perdona si te arrepientes… y las segunda causa por la que enfrentas luchas en tu vida es
por SEGUIR A CRISTO… Si así como lo escuchas.. 2 Timoteo 3:12 Así mismo serán perseguidos todos los que quieran llevar una vida
piadosa en Cristo Jesús.

Lucas 6:22 Dichosos ustedes cuando los odien, cuando los discriminen, los insulten y los desprestigien por causa del Hijo del hombre.

Mateo 5:44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen.

Muchas personas se levantaran contra ti solo por buscar de Cristo… pero esa guerra no es con las personas es contra satanas y sus
demonios que no quieren que andes en justiciay en verdad…

Por eso debes saber pelear esas batallas para poder ganarlas siempre.

«Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.» (Efesios
6,13)

La lucha más fuerte que tenemos nosotros no es contra la vecina, contra tu familia… nooo es contra el pecado que quiere manifestarse
en ti…

Gálatas 16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el
del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no
estáis bajo la ley. 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Mas Dios quiere esto de ti..


22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay
ley.

La estrategia para vencer el pecado que quiere manifestarse en mí, es simple, pero al mismo tiempo requiere todo de mí. Cuando me
dirijo a Dios con las manos vacías, cansado de mis propias reacciones, pensamientos y deseos – entonces estoy en la posición correcta
para recibir ayuda.

Es una gran ayuda cuando llamo a mis enemigos por su nombre – y admito, reconozco, cuál es el verdadero problema. Quizás estoy
siendo invadido por la envidia, y estos pensamientos carcomen y carcomen dentro de mí. Dios me conoce, y sabe todas estas cosas, pero
necesito reconocer esto por mí mismo y por Dios, para ser capaz de luchar correctamente. Mi lucha es mucho más efectiva con golpes
centrados y bien dirigidos. «¡Voy a vencer sobre la envidia, y no me daré por vencido hasta que todos los pensamientos de envidia estén
muertos y enterrados!»

Una clave para vencer es cultivar el temor de Dios en tu corazón

En la biblia encontramos la historia de José y resalto una circunstancia que tuvo cuando la esposa de Potifar intentó seducirlo
desnudándose. «¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?» (Génesis 39,9) Amaba tanto a Dios, que su mayor temor
en el mundo era llegar a pecar contra Él.

Si yo pienso igual que José, entonces no soy influido y voy a vencer. Cuando un pensamiento impuro se manifiesta, y en realidad tengo el
deseo de dejarme llevar por el, entonces me detengo: ¡No! ¡No voy a fallarle a Dios! Cuando siento que la envidia empieza a esparcirse
en mi cuerpo, y la propia justicia empieza a clamar por atención… ¡No! Sé que esto no proviene de Dios, es el pecado en mí que quiere
tener el poder. El pensamiento lo «llevo a la muerte», y gano victoria. No cometo pecado.

Este es sólo un corto padecimiento, en comparación con la gloria eterna que le espera a un guerrero de Dios.

«Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os
perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.» (1 Pedro 5,10.)

«Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.» (Filipenses 3,8)

En fe y confianza a Dios

David, el joven pastor, no parecía ser un guerrero. Toda su joven vida había estado en los campos cuidando las ovejas. Sin embargo,
venció a Goliat, que era mucho más grande y fuerte que él, desde el punto de vista y lógica humana. David fue superior porque luchó en
plena fe y confianza en la ayuda y poder de Dios, y no confió en que vencería a Goliat por medio de su propia inteligencia y fuerza.

«Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti.»

Aunque no tenga una lucha contra enemigos externos, puedo pensar en David cuando siento que la tentación y la lucha que estoy
enfrentando son tan grandes que apenas puedo ver a través de ella. Cuando mi propio «Goliat» como por ejemplo el desaliento, la
envidia o cualquier otro pecado está en frente de mí burlándose, y quiere desanimarme. Entonces puedo recordar quién está a mí lado
en la lucha; listo para ayudarme con un ejército de ángeles detrás de mí.

«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con
la diestra de mi justicia.» (Isaías 41,10)

Goliat vuelve a caer

Cuando creo en Dios de todo mi corazón, puedo ir a la lucha contra el pecado en el espíritu de la fe. Aunque el enemigo es grande y
fuerte, sé que el poder de Dios es más fuerte. Por esto puedo luchar en plena certeza de victoria, sin temor o desánimo. Goliat vuelve a
caer. Me convierto en un vencedor en mi propia vida, y todo pecado que quiere manifestarse, se encuentra con un guerrero – listo para
la batalla.

Seguiré siendo tentado a pecar, a seguir mis deseos. Pero a través de la ayuda de Dios y una mente decidida puedo gobernar sobre todo
esto, y no al revés.

«Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti.» (Deuteronomio 28,7)

Tu mayor victoria en todo es que nada te podrá separar del amor de Cristo…

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