Universidad Católica de Salta
UN ESTUDIO TRANSCULTURAL DE LAS
EXPRESIONES FACIALES
Etnografía, una herramienta
ideal para las expresiones faciales
Introducción.
La antropología no solamente aportó una
mejor comprensión de la personalidad al
establecer que ésta es muy influida por el
contexto tanto físico como cultural, sino que ha
dado el comienzo de una rama de la psicología
y psiquiatría que aún está en pañales, pero que
crece desmesuradamente, me refiero al estudio
científico del Lenguaje Corporal.
A mediados de los años 50, cuando el Dr.
Paul Ekman comenzaba sus investigaciones, se
pensaba que las expresiones faciales
transmitían información estereotipada, es
decir, que seguía un patrón cultural aprendido
y que eran únicamente consecuencia de la
relatividad cultural, por lo tanto era imposible
que sean universales, es más, ni siquiera había
una herramienta científica que pudiera
utilizarse para estudiar las expresiones faciales
de las emociones, Paul Ekman y su grupo de
científicos locos estaban contra corriente, solos
y desamparados.
Durante cinco años, Ekman viajó
alrededor del mundo para comprobar
científicamente si los gestos y las expresiones
cambian con la cultura, siguiendo las teorías de
Mario Andrés Bühler
Licenciatura en Psicología
Cátedra de Antropología Cultural
antropólogos tan destacados como Margaret
Mead.
Según esta línea de pensamiento, los seres
humanos aprendemos los gestos y las
expresiones a través del contacto social, por
imitación y éstos varían en función de la
cultura. De hecho, al comienzo de su carrera
Ekman buscaba encontrar pruebas científicas
para apoyar las teorías del relativismo cultural,
cosa que no era extraña por su ubicación
contextual en el tiempo. Pero Ekman recordó
que Charles Darwin había dicho exactamente
lo contrario: “Las expresiones humanas son
innatas y por tanto universales en todas las
especies”. Un acontecimiento lo convencerá de
jugárselas por Darwin y los suyos: Su viaje a
Nueva Guinea.
Esto es lo que analizaremos aquí, la
universalidad de algunas emociones
expresadas en el rostro a pesar de otras
expresiones corporales aprendidas
culturalmente, y la gran ayuda que dio la
Etnografía para la comprobación de la teoría y
el inicio de una gran rama del saber.
Cabe mencionar que para nada estoy
negando un relativismo cultural ni negando la
infinita particularidad humana. Por otro lado,
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estoy eliminando el sesgo de la globalización
como causa de la universalidad, es decir, que la
ruptura de barreras entre las diferentes culturas
no es una causa de “universalidad” de las
expresiones faciales, solo nos queda una
opción: Las emociones y las expresiones
faciales son biológicamente universales.
De todas formas, demás estaba la
especulación en ese entonces sobre estas
afirmaciones, no existían pruebas para
corroborarlo, nadie sabía a ciencia cierta, el
origen de las emociones.
Ekman dio en el clavo, uso una
herramienta de la antropología, o la
herramienta más poderosa si se quiere: La
Etnografía. La usó con su famoso trabajo en
Papua - Nueva guinea, en el cual descubrió 7
emociones que al parecer son universales en
todos los humanos: Alegría, tristeza, asco, ira,
desprecio, sorpresa y miedo. Estas dos últimas
al parecer no eran distinguidas claramente por
los miembros de Papua, pero se expresaban en
sus rostros tal y como lo harían en un
norteamericano o en un argentino.
Un poco de historia.
Hace unos cuantos millones de años, en la
Edad de Piedra, nuestra comunicación se
basaba en el lenguaje de los signos, de las
señales: El cuerpo hablaba la verdad y nada
más que la verdad. Cada estructura de nuestro
cuerpo ha sido diseñada para esta etapa de la
humanidad. Pelear o huir, ser comido o comer.
El estrés está diseñado para esos emocionantes
cinco minutos en los que huías de tu
depredador, o te comía o te subías a un árbol,
fin de la historia. Hoy el depredador más
común es el político o peor aún, la suegra, y no
podemos huir en 5 minutos.
Esto nos sugiere que las emociones están
diseñadas para darle intensidad a las
actividades que realizamos, y son la razón por
la que hemos sobrevivido.
A medida que nos fuimos desarrollando
como sociedad, la tensión de supervivencia fue
disminuyendo. Estábamos mejor organizados
para cazar, criar a los niños y convivir con otras
personas de las mimas y potras tribus. La
población fue creciendo, se necesitaba otra
forma de comunicarse que a través de las señas
y de los ruidos, así como de buscar identidad
entre diferentes tribus; aquí esta –considero yo-
la causa del nacimiento del Lenguaje.
A medida que el lenguaje oral y escrito se
fue desarrollando más y en su infinita variedad
y singularidad por ser invención del hombre, el
lenguaje del cuerpo y las expresiones gestuales
fueron dejadas de lado, era más fácil y más
aceptado culturalmente el uso del lenguaje
escrito y hablado que el corporal.
El lenguaje ha sido la herramienta por la
que los seres humanos hemos creado cultura,
nos ha ayudado a simbolizar y a significar, y
nos ayuda a reinventarnos a cada instante.
Una breve biografía.
Paul Ekman nació en 1934, su fascinación
por la expresión facial de las emociones surgió
a través de la fotografía. Armado con su cámara
Argus C-3 cuando sólo era un niño,
fotografiaba a los vecinos de su barrio, en la
periferia de Nueva Jersey.
“Quería comprender a la gente de una
forma visual e intuitiva” recuerda. “Mi familia
era muy visceral, había mucha ira. Mi madre
sufría trastorno bipolar y caía en frecuentes
depresiones, y a mí me castigaban por decir lo
que sentía. En muchas ocasiones mi madre se
enfadaba porque me gustaba gesticular y me
reprochaba que la cara se me iba a quedar
deformada para siempre por tal motivo. Se
suicidó cuando yo tenía 14 años. No vivió lo
suficiente para ver que la movilidad de mi
rostro se convertiría en una útil herramienta
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científica y que me ganaría la vida explorando Su investigación Etnográfica.
esos gestos”.
Con sólo 30 años de edad y con su cámara
Ésta difícil infancia puede haber sido una fotográfica, Paul Ekman se dispuso a descifrar
razón que lo impulsó al estudio de las este enigma de la procedencia de las
emociones y a descubrir todo lo que aportó a la expresiones faciales de las emociones, como ya
ciencia de manera exponencial. esclarecimos, con más coraje que recursos.
Para lograrlo, enseñó fotografías a personas de
El debate. cinco países diferentes –Chile, Argentina,
Brasil, Japón y Estados Unidos– para que
Como se mencionó en la introducción,
identificasen la emoción que se veía en la
existían dos líneas de pensamiento en la que el
expresión facial de la imagen. Las
Relativismo Cultural con Margaret Mead como
interpretaciones coincidieron. En Japón y
emblema, llevaba la delantera, que proponía
Estados Unidos, Ekman evaluó las expresiones
que la personalidad y las emociones no se
faciales en un laboratorio y descubrió que, en
explicaban biológicamente, sino por el modelo
solitario, tanto japoneses como
cultural particular de una sociedad. Cualquiera
estadounidenses, al ver vídeos con escenas
que quisiera ser respetado como científico en
quirúrgicas y accidentes, movían los mismos
esa época, tenía que afirmar esta teoría. Pero
músculos de la cara. Pero cuando un científico
aparece Paul Ekman y su equipo, contaba con
estaba durante el experimento, los japoneses
no mucho más que dos cosas: una cámara
tendían a ocultar más las emociones de
fotográfica y mucho coraje para discutir esta
desagrado con una sonrisa.
teoría.
Intrigado por estos resultados, con cámara
Ekman se veía influido por Darwin en su
en mano, se dirigió al pueblo Fore en Papúa
obra “Expresión de las emociones en los
Nueva Guinea, donde convivió con los nativos
animales y el hombre”, donde planteaba la
por dos años. Ésta era una cultura aislada, que
existencia de emociones que le eran comunes a
empleaba sistemas y formas de vida similares a
todos los animales -incluido el hombre- y que
los de la edad de piedra, que nunca había estado
se expresaban de forma similar en ellos. La
expuesta a ningún tipo de influencia cultural
revisión de estos textos llevó a Ekman a
tecnológica ni tampoco con otros grupos
reconsiderar los postulados relacionados con la
humanos.
determinación cultural de la expresión de las
emociones y comenzó sus investigaciones
etnográficas.

De esta forma, podemos observar dos

líneas de pensamiento sobre la procedencia de
las expresiones faciales, por un lado, Margaret
Mead y los relativistas culturales que
afirmaban que solo era el resultado de una
interacción social y aprendidas culturalmente y
Paul Ekman con Friesen, que decidieron ser la
oposición, proponiendo que las expresiones
faciales en realidad eran universales para un
chino, un estadounidense o un argentino. Paul Ekman, caminando
con los niños de Papua.

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 Dentro de esta tribu, Ekman accedía a un
grupo poblacional donde le era posible
corroborar las hipótesis. Si nunca habían tenido
contacto con humanos pertenecientes a otras
culturas, podrían observarse en ellos: o bien,
formas particulares de expresión de las
emociones, distintas a todas las descritas hasta
ese momento; la teoría de Mead sería
comprobada radicalmente, o por otra parte; de
no ser así; se premiaría el esfuerzo realizado
por este norteamericano y se confirmaría la
hipótesis de Darwin de la universalidad de las
expresiones faciales. Esto cambiaría
radicalmente muchas concepciones de la
antropología y la psicología y de hecho, lo hizo.
Ekman pensaba que, si Margaret Mead tenía
razón al afirmar que las personas aprendían las
expresiones de la cultura y el ambiente, y
Darwin se equivocaba, entonces en una
civilización como la de los Fore, podría
encontrar expresiones emocionales que nunca
hubiera visto antes.
“Ni siquiera sabían lo que era una cámara
de fotos. Al principio, fui su fuente de
entretenimiento. Les fascinaba ver por primera
vez una linterna o que encendiera una cerilla”.
Descubrió que los Fore no poseían un lenguaje
escrito con el que identificar una lista de
palabras que designasen una emoción.
Tuvo problemas con el lenguaje, por
supuesto, tuvo que aprender a comunicarse
como los nativos lo hacían, arriesgar su vida al
tomar contacto con esta tribu, lograr que ellos
se familiarizaran con él y accedieran a
colaborar con su investigación. La foto
mostrada más arriba muestra algo muy
importante, el grado de comunicación y
confianza que logró obtener Ekman en su
trabajo, al ser dejado estar solo con los niños en
una cultura donde él era un desconocido.
Al final de este trabajo, dejaré el link de un
video donde muestra el primer contacto que
tuvo Ekman con los nativos, cómo logró
acercarse, el contexto donde se dio el contacto,
etc. Es realmente emocionante ver como se da
este encuentro, la sorpresa que sienten los
nativos al ver a un hombre con esas
características tan extrañas, el sigilo que tuvo
Ekman al acercarse, todo un trabajo
etnográfico.
Para lograr obtener las respuestas que
necesitaba, les pidió que contasen historias
sobre diferentes estados de ánimo a cambio de
una pastilla de jabón o un paquete de
cigarrillos. Mientras Ekman filmaba y
fotografiaba sus rostros. Malas noticias para la
teoría de Mead, se dio cuenta de que las
historias que contaban coincidían con la
emoción de sus semblantes.
Al volver a Estados Unidos enseñé
el material grabado sin editar a
mis alumnos y tampoco ellos
tuvieron dificultad en interpretar
correctamente las emociones de los
neoguineanos (Ekman, 1973)
En otra ocasión, Ekman les enseñó una
serie de fotografías y les preguntó si eran
capaces de identificar cuando una persona está
feliz, enojada, triste o sorprendida, acertaron
sin ningún tipo de problema. También les pidió
que posaran hacia una cámara y con una pizarra
escribió las palabras: Sorpresa, felicidad y
enojo. Ellos mostraron los rostros
correspondientes, y efectivamente, tanto una
persona del Occidente como del Oriente
mostraban en sus rostros los mismos gestos, las
mismas emociones.
Respuestas de Ekman al Relativismo
cultural.
La teoría Neurocultural.
Esta teoría intenta considerar tanto los
elementos universales -los neurológicamente
determinados-, como los elementos
específicamente culturales –aprendidos- de la
expresión facial. Postula que existe un Facial
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Affect Program, -Programa de afecto facial-
localizado en el sistema nervioso de “todos” los
humanos y que vincula los movimientos de un
determinado músculo facial con emociones
concretas.
Pero Ekman, autor por autor, fue refutando
con fundamentación empírica y lógica, a cada
uno de los autores que dudaron las ideas de
Darwin, y demostrando que la universalidad de
las expresiones faciales no podía ser puesta en
duda.
La expresión facial de las emociones
básicas son las mismas entre diferentes
culturas, pero los hechos que desatan esa
emoción varían normalmente de una cultura a
otra, es decir, que la situación determinada que
ha producido la emoción será lo particular de
cada cultura. En las palabras de Ekman:
El notar que la gente parece triste
en un entierro en nuestra cultura y
feliz en otra cultura no demuestra
que esa expresión facial sea
específica de la cultura. El funeral
podría no provocar tristeza en
ambas culturas. O, el funeral
podría provocar tristeza en ambas
culturas, pero podrían existir
diversas reglas de reproducción
[display rules]. El hecho de que en
una cultura la gente parezca triste
en un funeral mientras en otra
parezca feliz podría ser porque en
una cultura no hay coerción
cultural para expresar o mostrar
tristeza, mientras en la otra cultura
haya una regla de reproducción
[display rule] para enmascarar la
tristeza con una apariencia alegre
(Ekman 1973).
Por esta razón es obvia la suposición de
Klineberg de que la cultura se presenta como
el principal determinante de la expresión
facial. Curiosamente, el postulado de
Klineberg con el que refutó al de la
universalidad de las expresiones faciales de
Darwin, estuvo basado en el mismo tipo de
evidencias u observaciones de trabajo de
campo que Darwin usó para sus conclusiones,
es decir, ambos basaron sus teorías en la misma
experiencia empírica, pero como es claro, lo
interpretaron de manera totalmente opuesta. En
palabras de Ekman:
"Sin embargo, el contexto del
momento favoreció la posición
remitida por Klineberg: el
aprendizaje y el relativismo
cultural eran ideas más populares
que los determinantes innatos y los
universalismos" (Ekman, 1973).
Por otro lado, la revisión que Ekman
realizó de las publicaciones del determinista
cultural LaBarre, quien también se opuso a las
conclusiones de Darwin, es tan lúcida como la
que presentó de Klineberg. Para comenzar,
Ekman expuso que LaBarre también confió en
observadores presentes en otras culturas, y, por
último, que no supo distinguir entre gestos y
expresiones faciales de emoción. Nos comenta
al respecto:
LaBarre estaba realmente
escribiendo sobre el gesto, no
sobre la expresión emocional, y en
ese sentido, no contradice a
Darwin quien estaba más
preocupado por la expresión
emocional. En nuestra
investigación, nosotros [Ekman y
Friesen] no usamos la palabra
gesto, sino en cambio, describimos
tres tipos diferentes de conducta no
verbal que han sido a menudo
asumidos por la palabra gesto. Los
ilustradores. (...) Los reguladores.
(...) Los emblemas (Ekman 1973).
Como ha quedado evidenciado, lo que
LaBarre estudió básicamente entre culturas,
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eran los emblemas -movimientos que pueden
manifestarse a través de cualquier parte del
cuerpo, pero que sobre todo se efectúan con las
manos-, a diferencia de las expresiones
emocionales, que parecen estar más limitadas a
la musculatura facial.
Aunque el rostro sea la parte del cuerpo
que más está relacionada con las emociones y
expresiones faciales a través del par craneal 7
–Que son nervios neuronales que conectan el
sistema límbico; el productor de las
emociones; con los músculos de la cara-, no
significa que la cara muestre sólo expresiones
emocionales. Realmente sucede contrario, que
Ekman expresa con las siguientes palabras:
La cara es lugar para los
ilustradores -por ejemplo, el
movimiento de una ceja como un
marcador de acentuación-, para
los reguladores -principalmente la
dirección de la mirada- y también
para los emblemas, tales como los
pestañeos y sacar la lengua
(Ekman 1973)
El antropólogo Birdwhistell, el fundador
de la kinésica, opinaba que muy difícil la
existencia de las expresiones faciales
universales, ya que las observaba como otro
lenguaje tan permisible de organizar como el
lenguaje verbal. Él observa la continuidad de la
evolución de forma únicamente social, y en una
entrevista realizada en 1980 7años después de
los hallazgos de Ekman- nos comenta lo
siguiente:
Decir que los músculos causan la
expresión viene a ser como decir
que el aire al pasar por las cuerdas
vocales produce los fonemas (...).
Es el problema del empleo de una
descripción anatómica para
alguna cosa que no funciona de ese
modo. La anatomía no da cuenta de
la colusión, de los contratos, de la
creatividad. El contexto es esencial
si se interesa usted por el marco de
referencia de la comunicación
(Birdwhistell 1984).
La respuesta de Ekman no se hizo esperar y
advirtió lo siguiente:
Birdwhistell, al proponer un
modelo lingüístico de
estructuración de la comunicación
no verbal, requería que la misma
tuviera conceptualmente
características específicas en cada
cultura, no ofrecer en la práctica,
datos sistemáticos que
contradijeran los postulados de
Darwin (Ekman, 1984).
Cuando Birdwhistell estudió, por ejemplo,
la "sonrisa humana", encontró que las personas
sonreían cuando estaban en un contexto
positivo, pero también en uno adverso, y frente
a este hecho declaró que las expresiones
emocionales dependían de la estructura
particular de las sociedades. Ekman replicará a
Birdwhistell puntualizando: "el término
sonrisa cubre desafortunadamente demasiadas
expresiones faciales diferentes" (Ekman,
1997).
A lo que se refería era que la sonrisa no
implica una categoría unificada de
comportamiento con un mismo significado -
como así lo creyeron Birdwhistell y Klineberg-
. En este sentido, Ekman ha distinguido en sus
estudios hasta dieciocho tipos distintos de
sonrisas -sonrisa auténtica, de temor, triste,
conquistadora y falsa, entre otras- cada una de
las cuales emplea diferentes conjuntos de
músculos al realizarse.
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En definitiva, la teórica que Ekman
propone opuesta a la visión de la relatividad
cultural en el campo de las expresiones
faciales, supone primero, el esfuerzo por
codificar más detalladamente los movimientos
faciales -emocionales, conversacionales o
emblemáticos- y segundo, intenta superar la
dicotomía entre lo innato y lo aprendido, esa
línea divisoria en el pensamiento académico
contemporáneo.
Nuestra teoría [la neurocultural]
sostiene que los incitadores, los
particulares sucesos que activan el
programa de afecto, son
mayormente aprendidos
socialmente y culturalmente
variables, (...), pero el movimiento
muscular facial que se efectuará
para una emoción en particular -si
no hay interferencia de las reglas
de exhibición- es dictada por el
programa de afecto [affect
program] y es universal (Ekman
1973).
Las emociones y la mentira.
Las emociones, como ya dijimos, están
diseñadas para ayudarnos a sobrevivir en
situaciones difíciles. Piensa por un momento
que, si sintieras miedo, no huirías de la misma
manera que lo harías en estos momentos, de
una situación amenazante para tu salud, como
un oso hambriento o peor, un político.
Nosotros los humanos, a medida que
aprendíamos a adaptarnos al ambiente, a dejar
de sobrevivir para comenzar a vivir,
desarrollamos una técnica que nos permitió
acercarnos un poco más, a un lejano
entendimiento de la existencia: El lenguaje, y
con ello, el pensamiento
Esta misma herramienta que nos
conduce hacia el conocimiento de la verdad,
paradójicamente nos conduce hacia algo que,
al menos por lo que conocemos hasta ahora,
nos diferencia de todos los demás organismos
vivos: La mentira. Es más, podría decir que
“Somos humanos, porque mentimos”.
Según Paul Ekman, un humano normal,
dice tres mentiras por cada diez minutos de
conversación. Hemos llegado a dominar de tal
forma nuestro lenguaje verbal, que ahora
podemos crear una realidad ficticia: La
mentira. Cualquier persona, en cualquier
ocasión y circunstancia, influida por su propia
conveniencia, puede llegar a manipular la
realidad a través de las palabras, hasta llegar a
provocar increíbles y paradójicos conflictos
con una herramienta que fue creada para
ayudar a la humanidad. ¿Qué tan inteligentes
parecemos ahora?
Pero afortunadamente, nuestro cerebro
no está de acuerdo en ocultar lo que realmente
siente, y a cada momento, a cada instante nos
dice y es más, nos grita la verdad que encubren
las palabras, a través del cuerpo, a través de
cada expresión, microexpresión, seña o gesto.
Solo necesitamos detenernos un momento,
ignorar el lenguaje verbal, y ponernos a atender
a lo que realmente las personas nos dicen.
Las personas, y en especial las mujeres,
usualmente tienen un tipo de “corazonada” al
no creer lo que dicen algunas personas, esto es
sencilla y maravillosamente, porque pueden
intuir inconscientemente, que hay una
incongruencia entre lo que la persona dice
verbalmente, y lo que su cuerpo nos transmite.
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Hay algunas teorías como la de los hermanos
Allan y Bárbara Pease (2006), que sostienen
que esto se debe a que la mujer esta
biológicamente inclinada a leer las expresiones
de los niños pequeños, ya que ellos no pueden
hablar, entonces desarrolla esta capacidad más
rápidamente y con mejor eficiencia que los
hombres. Aquí vemos nuevamente una
concepción antropológica de la rama del
evolucionismo, explicando un tipo de
comportamiento psicológico y cultural.
Cuando mentimos, nuestro cerebro está
pensando en lo que realmente creemos y esto
conlleva a una emoción que, a través de
nuestros pares craneales, se hace visible en
nuestro cuerpo y en especial en nuestro rostro.
Pero sucede algo, al ser mentira, lo que estamos
diciendo no está conectado a la emoción que le
correspondería, está conectado a emociones de
nerviosismo, tención, miedo entre otras que
sean causadas por lo que realmente piensa. La
emoción que las personas están percibiendo no
concuerda con lo que están escuchando. Esta es
la verdadera “intuición” que tenemos, de que
nos están mintiendo, o que “esa persona tenía
algo raro”.
¿Psicología y expresiones faciales?
Aún hoy, existe una dicotomía en el
pensamiento sobre la importancia de las
expresiones faciales en la psicología. De
hecho, cuando entré a la universidad, mi
profesor de Psicología General, dudaba de la
importancia de esta importante rama para la
acción terapéutica.
Yo por otro lado realmente sostengo
que conocer las expresiones faciales y con ellas
lo que realmente sienten las personas, nos dará
una herramienta para saber si hay una
incongruencia entre lo que la persona dice y lo
que siente. La gente suele mentir por vergüenza
o miedo a la verdad, pero nuestro trabajo
tendría una gran ventaja para colaborar con una
buena salud mental, al poder afrontar estas
etapas de diferentes formas y no tomar
diagnósticos apresurados por lo que dicen los
pacientes sino por la realidad misma de la
situación.
Creo, como dice Ekman en su libro
Como detectar mentiras (2001), que la mejor
mascara es una emoción falsa que desconcierta
y actúa como camufle, y que, con frecuencia,
una mentira falla porque se trasluce algún
signo de una emoción oculta, cuanto más
intensa sea la emoción involucrada, más
probable es que la mentira sea traicionada por
alguna autodelatación manifestada en la
conducta. En este caso, conocer bien las
emociones que experimentan los pacientes en
el momento adecuado nos permitirá tener una
clara idea de cuando no están siendo del todo
sinceros.
Pero no solamente nos ayuda en la
psicología clínica, sino que en la psicología
laboral es importante realizar entrevistas de
trabajo a diferentes postulantes a un empleo, o
se necesitaría otorgar licencias de conducir, o
diferentes entrevistas requeridas a diario en
nuestra sociedad, y reconocer este tipo de
emociones para pescar mentiras, es una
herramienta demasiado valiosa para la
psicología como para considerarla ni por un
segundo, prescindible.
Habiendo esclarecido este punto, puedo
pasar a exponer el estudio de las expresiones
faciales como herramienta inalienable de la
psicología en el siguiente tema.
Descubrimientos y aportes.
La etnografía aportando a la Psicología.
En 1978, Ekman publicó el Sistema de
Codificación de la actividad facial (FACS),
que permitía medir por primera vez, y con rigor
científico, todos los movimientos musculares
de la cara. Con este método descubrió que el
rostro puede generar más de diez mil
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expresiones y que es posible identificar signos
para detectar una mentira.
“Mientras que nuestros pensamientos
son totalmente privados, la mayoría de
nuestras emociones se detectan por una señal
distintiva que ayuda a los demás a comprender
cómo nos sentimos”, detalla Ekman. Una
aportación que abrirá un sinfín de aplicaciones
prácticas a sus investigaciones.
En los últimos 20 años he
colaborado con expertos para
llegar a conocer lo que ocurre en
el cuerpo y en el cerebro cuando
expresamos una emoción facial.
De la misma manera que hay
diferentes rasgos para mostrar ira,
miedo, asco o tristeza, existen
diferentes perfiles en los cambios
fisiológicos que se producen en los
órganos del cuerpo (Ekman, 1997).
Durante estos últimos 40 años, el
lenguaje corporal y en partículas las
expresiones corporales, han sido más
estudiadas. Se utilizó los trabajos de Ekman
para crear Sistemas de reconocimiento de
expresiones por video, que fueron puestos en
los aeropuertos más importantes de Estados
Unidos para atrapar a posibles sospechosos.
La CIA, el FBI entre otros, han pedido
la ayuda del Dr. Ekman para entrenar a sus
investigadores y detectives en la detención de
mentiras.
Y como han sido creadas nuevas áreas
de uso de esta herramienta, no cabe duda
afirmar que nuevas áreas para el empleo de esta
herramienta se irán creando con el paso del
tiempo.
A modo de conclusión.
Creo que ya ha quedado claro a lo que
hice referencia en esta monografía.
Sintetizando, las conclusiones que he expuesto
podríamos afirmar que la antropología y en
especial la etnografía, fue la principal
herramienta que utilizo Paul Ekman en sus
investigaciones, la cual le permitió convivir y
estudiar a fondo a una cultura “virgen” que no
había sido afectada por la globalización y a
través de esta herramienta, refutar a las teorías
del relativismo cultural, rama de la
antropología que estaba en su apogeo en la
época, lideradas por Margaret Mead. Va a
afirmar la universalidad de las expresiones
faciales de las emociones a través de sus
descubrimientos en Nueva Guinea.
Por otro lado, queda propuesta mi idea
sobre la completa relevancia del estudio del
lenguaje corporal en la psicología, dada su
implicación con la detección de mentiras y las
diferentes ramas científicas y disciplinarias de
la psicología. El estudio de las expresiones
faciales y más recientemente las
microexpresiones faciales es una ciencia en
pañales que irá mejorando a paso galopante.
Bibliografía
Ekman, P. (2001). Cómo detectar mentiras.
Barcelona: Paidos Iberica SA.
Pease, A., & Pease, B. (2006). El lenguaje del
cuerpo. Barcelona: Amat.
Recursos en internet.
Video del contacto del Dr. Paul
Ekman con la tribu en Nueva
Guinea:
http://www.liveleak.com/view?i=ccc_130899
7662
http://lenguajecorporaladolescente.blogspot.co
m.ar/2015/01/las-7-emociones-
universalespaul-ekman.html
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http://microexpresiones.blogspot.com.ar/2011/
06/jugando-ser-paul-ekman-
launiversalidad.html Además, parece ser, que tienen un emblema para
decir que algo les gusta, y es golpeándose la
http://www.elmundo.es/magazine/2004/264/1 cabeza.
097864642.html

http://www.ugr.es/~pwlac/G19_19Helena_Al
varezDeArcaya_Ajuria.html

Anexo.
Enfado:

Miedo:

Alegría:

Sorpresa:

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