Mahoma nació en la ciudad de La Meca en el seno de una familia de la noble tribu de Quraish. Aunque se conocen pocos datos sobre su biografía se sabe que quedó huérfano muy joven y que fue acogido por su tío. Empezó pronto a trabajar como caravanero y a los 20 años entró al servicio de Jadicha, una viuda rica, con la que se casó a los 25 años. A los cuarenta años comenzó a retirarse al desierto y a pasar muchas noches meditando en una cueva próxima a La Meca. Los musulmanes creen que en 610 tuvo una visión del arcángel Gabriel, en la que recibió el mandato de memorizar y recitar los versos revelados por Dios que contienen su doctrina. Estos versos se recogerán posteriormente por escrito en el Corán. Animado por Jadicha, comenzó a predicar en su ciudad natal donde consiguió sus primeros adeptos entre las capas urbanas más pobres. Cuando sus seguidores comenzaron a ser numerosos, las autoridades le vieron como una amenaza contra el orden establecido y empezaron las persecuciones. Huyendo de las mismas, se trasladó a Medina en el 622. Se considera ese momento –la Hégira– como fecha fundacional de la era islámica. Aunque, al parecer, no sabía escribir, conocía bien el judaísmo y el cristianismo, y fue capaz de fundar una nueva religión y de transmitir a su pueblo una fuerza capaz de conquistar medio mundo y crear una gran civilización.