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Inteligencia artificial: ¿Facilitador o barrera?

En el 2019 me tocó realizar un parcial, en el que elegí relacionarlo a las revoluciones,


tomando una noticia, de dicho año.
La noticia refería el acercamiento de una cuarta revolución industrial, llamada “Revolución
Industrial 4.0”:
Aquí ya se hacía referencia a la aparición de la robótica, como también de que estas
máquinas inteligentes podrían a futuro reemplazar la mano de obra de los trabajadores,
atrayendo a una crisis económica ya que esto dejaría como consecuencia a muchas
personas sin empleo.
A unos pocos años del 2019, tan solo cuatro años después ya podemos observar cómo ha
llegado la “revolución” a nuestras vidas. Aunque no sucedió de golpe, esto fue trabajado
durante años, un proceso, que obtiene a la inteligencia artificial como resultado. No
observamos detenidamente cada cambio, desde la llegada de las primeras computadoras
hasta la actualidad, cómo avanzó la tecnología. A diferencia de las revoluciones anteriores,
se da en un transcurso de menos años.

También me parece interesante recalcar que en los do años que vivimos en pandemia, los
niños estuvieron expuestos a pantallas la mayor parte del tiempo de sus días y las
investigaciones realizadas nos muestran cómo impactó esto en los niños:

“Estudios realizados en todo el mundo sugieren un aumento del tiempo frente a la pantalla
en niños y adolescentes durante la pandemia. Así, una investigación publicada en JAMA
Pediatrics muestra cómo la media del uso diario entre más de 5.000 adolescentes
encuestados en los primeros meses del SARS-CoV-2 fue de 7,7 horas al día, una cantidad
superior a las estimaciones precoronavirus (3,8 horas/día).
Dos de cada tres niños menores de 48 meses estuvieron expuestos a teléfonos inteligentes
y tabletas durante el confinamiento de la primera oleada. Y el 30 % de ellos lo utilizaban
durante las comidas. José M. Martínez Sánchez, epidemiólogo
En Europa, un trabajo llevado a cabo de mayo a junio de 2020 en diez países (entre ellos
España) sostiene que el porcentaje de menores que usaban una pantalla más de 2 h/día
fue muy alto: los días laborables alcanzaba el 69,5 % y el fin de semana el 63,8 %. Sin
embargo, los datos no eran buenos desde mucho antes.
Eso sí, como explica a SINC José M. Martínez Sánchez, epidemiólogo y jefe del Grupo de
Evaluación de Determinantes de covid-19 de la Universidad Internacional de Cataluña
(UIC), “la pandemia ha hecho que aumente su utilización en la población infantil de España,
especialmente durante el confinamiento”.
“Es más, 2 de cada 3 niños menores de 48 meses estuvieron expuestos a teléfonos
inteligentes y tabletas durante el confinamiento de la primera oleada. Y el 30 % de ellos lo
utilizaban durante las comidas”, añade. Estudios realizados en todo el mundo confirman el
aumento del tiempo frente a la pantalla en niños y adolescentes durante la pandemia.

Cómo afecta su utilización a los menores

La actividad física de los niños y el tiempo frente a las pantallas están relacionados con la
salud mental durante la pandemia. Una encuesta en unos 1.000 niños en edad escolar de
EE UU revela que aquellos que realizaban más ejercicio y pasaban menos tiempo frente a
la pantalla tenían mejores resultados en este ámbito.
Otro trabajo, publicado a finales de diciembre en JAMA Network Open, determinó en más
de 2.000 menores de Canadá cómo el mayor uso de televisión o medios digitales,
videojuegos, aprendizaje electrónico y tiempo de videochat se asociaba con síntomas de
depresión, ansiedad, problemas de conducta, irritabilidad, hiperactividad y falta de atención
durante la covid-19.
Los autores insisten en la necesidad de intervenir en las políticas, así como en los apoyos
sociales basados en la evidencia, para promover el uso saludable de la pantalla y la salud
mental de los niños y jóvenes durante la pandemia y más allá.
“El uso cada vez más frecuente de las pantallas está relacionado con un número
insuficiente de horas de sueño y con un mayor riesgo de sufrir problemas emocionales y de
comportamiento en la población infantil”, indica Martínez Sánchez. Así lo confirma un
estudio llevado a cabo por el grupo que dirige el experto de la UIC, que revela cómo pasar
más de tres horas diarias jugando con tablets, smartphones o videojuegos puede causar
problemas de sueño, obesidad y sedentarismo.
Sobre el uso concreto de teléfonos inteligentes durante la pandemia, una investigación
llevada a cabo en Alemania muestra que la escasa sensación de control, el miedo a
perderse algo y el pensamiento negativo repetitivo estaban asociados a una mayor
gravedad del uso problemático de estos dispositivos.”

Si bien este sistema podría reemplazar el trabajo del docente, me surgen preguntas como
¿Es posible educar desde una máquina? ¿Dónde quedará el contacto entre personas? Si
nos basamos en la idea de que el estudiante debe ser activo en su propio proceso de
aprendizaje y el docente tiene el rol de despertar la curiosidad y el interés del estudiante,
estimulando su pensamiento crítico y su capacidad para cuestionar y reflexionar sobre el
conocimiento buscando generar situaciones o problemas que motiven al estudiante a
investigar, experimentar y construir su propio aprendizaje siendo un facilitador del
conocimiento, una guía que acompaña al estudiante en su proceso de descubrimiento,
¿Será posible enseñar de manera suscitadora a través de la IA? ¿Cómo se construirá una
clase dialogada o socrática, basada en preguntas y respuestas de manera dialógica, que
nos permita debatir desde esta plataforma?

Entiendo que el trabajo docente, no puede ser suplantado pero sí puede ser mejorado,
utilizando nuevas herramientas de estudio, que nos permitan llegar al conocimiento de
maneras en la que aparte de aprender, sean interesantes, pensadas para atrapar a los
niños.
A su vez, nos encontramos frente a una crisis socioeconómica, que escapa al sistema
educativo, pero que influye significativamente en él.
Teniendo contacto diario con niños que asisten a escuela pública me surgen preguntas
como: ¿Qué sucederá con las escuelas a las que concurren niños de hogares carenciados?
¿Podrán ellos acceder a una educación basada en inteligencia artificial, en la que a mi
parecer, los contenidos son utilizados como depósitos en el niño? ¿Cómo retendrán la
información? ¿de manera memorística? Y ¿Cómo harán para memorizar contenidos con la
panza vacía?
A las escuelas asisten también niños con discapacidad o capacidades diferentes, los cuales
la escuela debe incluir atendiendo sus necesidades, entonces ¿Qué pasaría con esos niños
que deberán aprender con inteligencia artificial? ¿Esta podrá abordar todas las necesidades
que un niño con sus diversas dificultades puede presentar?

Si en las escuelas se intenta progresar utilizando tecnología ¿Podrán las escuelas


conservar material tecnológico sin enfrentarse a la inseguridad en la que vive nuestro país?

Creo que el futuro se encuentra en la educación y que el aprendizaje sea dado de manera
suscitadora. Es necesario que estos niños y niñas puedan en su recorrido escolar, encontrar
la salida de la caverna, y llevar una vida que les presente muchas oportunidades. Me
parece interesante la utilización de la ciencia como apoyo o herramienta, para que nos
ayude a buscar respuestas, a comprobar hipótesis, pero no como protagonista de la
educación. De esta manera, considero imprescindible, no dejar fuera del conocimiento a
ningún alumno o alumna que esté incluído en el sistema educativo.

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