La violencia a la mujer es un conjunto de actos o comportamientos
basados en causar daño físico, sexual o psicológica a la pareja. Se manifiesta en diferentes formas como violencia doméstica, agresión sexual, acoso, explotación sexual, matrimonio forzado y feminicidio. Estos llegan a causar en las mujeres problemas en la Salud Mental y física irremediables a largo plazo. Existen varias investigaciones acerca de los tipos de agresores. Estos normalmente tienen un comportamiento provocador, además de intimidación permanente, aspiran ejercer un poder y control absoluto sobre su pareja. Los más relevantes son el agresor psicopatológico, el agresor hipercontrolado y el cíclico. En el contexto de la violencia a la mujer existen ciclos que son patrones recurrentes de comportamientos que se caracterizan por una serie de fases, las cuales son acumulación de tensión, explosión o incidente violento y además luna de miel o arrepentimiento. Aquellos siglos se pueden encontrar en diferentes contextos como en las relaciones personales, familiares comunidades o incluso a nivel social y político. Existen varios mitos y creencias erróneas que rodean la violencia, la mujer cuyo propósito Es negar, justificar o minimizar la agresión a la pareja. Algunos de estos son «a la mujer le gusta el maltrato, la violencia solo ocurre en relaciones de pareja violentas» en primer lugar esto es totalmente incorrecto, ya que las víctimas tienen miedo a denunciar porque piensan que al hacerlo las autoridades no harán nada y quedarán desamparadas. Mientras que la violencia contra la mujer puede ocurrir en diferentes contextos, no solo se limita en las relaciones de pareja. Es fundamental abordar las causas de la violencia contra la mujer como la desigualdad de género, la discriminación, ya que al hacerlo podremos fomentar la participación de hombres y niños en la prevención de la violencia hacia la mujer.