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Los ensayos y conferencias reunidos aqui formen perte de una bia de cineventa afios dedicada por entero al tema. Joan Ro- binson comienza por contarnos acerca de su desilusién ente lo Competencia imperfecta, para continyar con su compromizo cate la revolucién keynesiona ¥ su subsiguiente evolucién, so: Eee edo en la estera del comercio internacional, asi come del gran despertar que siguié a la reinterpretacion de Ricardo por Piero Sratfa. Con la ayuda de Michal Kalecki, Joan Robinson pudo vincular la revolucion de la llémada tearia del capital con Pe demanda efectiva keynesiana en un andlisis general de los Gapectos 0 corto y «largo plazo del proceso de la acumulacién Ge capital y de la evolucion de los precios. Su contribucién o Geto tintests es Unica y valiosa porque relaciona la teor/a con os problemas reales. De Joon Robinson hemos publicado Introduccién @ 1a eco- nomia morxista, Libertad y necesidad y El fracaso de la eco nomia liberal. joan robinson -contribuciones - ala teoria econdomica moderna ay ereetem) Traduectén de xavier assinat (Prficfo, Reniscencias, 11,12, 23) inetd BOFILL (1,2, 3,4, 6,9, 13, 14,15, 16, 18,19, 20,21, 22 y 24) DOMINGO ALBERTO RANGEL ¥ MARTHA CHAVEZ 0.(5,7 17) EDUARDO L. SUAREZ (8, 10) ADVERTENCIA Las traducefones de Mireia Bofill han sido extraidas, con la autorizacion del editor, de los siguientes libros: Economia de mercado versus econo- nue planificada, Barcelona, Ediciones Martinez Roca, 1973 [correspon- de a Collected Economic Papers ); Teoria del desarrollo: aspectos criticos [Collected Economie Papers uJ; Teorta econdmica y economia politiea [Collected Economic Papers ii) y Retevancia de la teorta econé- ‘ica {Collected Economic Papers tv], ‘Los ensayos 5,7 y 17 fueron publicados en Fusayos de economia poskeynesiana, México, Fondo de Cultura Econémica, 1959. El ensayo 8 aparecié en Capital y crecimiento, seleccién de G.C. Harcourt y N.F. Laing, México, Fondo de Cultura Foondmica, 1977, mientras qué el 10 estd publicado en Critica de ta teorta econémica, selec- cién de E:K. Hunt y J.G. Schwartz, México, Fondo de Cultura Eco- ndmica, 1977. : 7 ‘Agradecemos la autorizacién que nos han dada atibos editores para reproduc estos ensayos en sus respectivas traducciones al espatiol. CONTRIBUCIONES ALA TEORIA ECONOMICA MODERNA i por JOAN ROBINSON x Siglo ventiuno editores waco fava Secunia coLousia 13 DISERTACION EN OXFORD POR UN ECONOMISTA DE CAMBRIDGE Si alguno de los presentes leva ya muchos trotes por estos andurriles, ni charla no le complacerd demasiado. (A los que ain no se han fanzado ala carrera les vendré como aniflo al dedo.) Puesto que voy a dar une conferencia poco agradable comenzaré con ‘un chiste desagiadable que se cuenta en Cambridge. Estas bromas son cortientes en Cambridge y, compensando fos més y los menor, como dice Marshall, resultan bastante ecuinimes, pero pronunciadas aisladamente, entre personas educadas y corteses, parecen de muy mal gusto, Mi chiste desagradable dice as‘: cuando un economista de Oxfocd viene a dar una conferencia en Cambridge Mena la pizarra con tal cantidad de ecuaciones y diagramas que Ia concurrencia se queda boquiabierta. He venido de Cambridge para dejarles boquiabiertos con este dingrama: Precio Producto Imaginemos un profesor que explica a un estudiante de primer curso 1 significado del equilibrio. El profesor es tn economista neoclésico. Si les va este distintivo, pénganselo; y sivno'les va, yo seré Ia primera en cele- bradlo. El profesor fe dice al estudiante: “WE es el punto de equilibrio de lz oferta y Ia demanda”. Y siel joven pregunta: ",Qué significa equilibrio de Ia oferta y fa demanda?”, responderé: “Es el punto 2". Admirable, Ha ofrecido ai estudiante un breve extracto de un diccionario ilustrado, © puede decir: uni 4 PRECIOS Pa P.2 D i oh “Cuando el precio es OP", ta oferta es mayor que la demanda a 0 mayor que la demanda'y el precio tiende a bajar. Cuando es OP? la demanda es mayor que la oferta, y «l precio tieade a subir. Bs posible que el precio nunca esté realmente ty quilibrio, pero siempre tiende hacia el punto de equilibrio.” tora Oe 3 gue 0 detencaminado, Por que? Es empleando una mets fora basada en el espacio para explicar un proceso que tiene lugar e ae splicae un proceso que tiene lugar en el iHlan considerado alguna vez la diferencia entre moverse en el expacio ¥en el tiempo? y B son dos puntos det espacio, Silos euerpos situador cn d y B no se hallan on equiibrio ente si 3 moverinsimulténeamente en ambas direceiones. Algunos de los A se dicgirén hacia 2 y alyuno, Jos B hacia A, y se cruzarin en route, te tee SS 8 Enel tiempo existe una siteulaciGh en dicen dns muy siguose Puede darse un movimiento: saat oil A-———8 | ) pero no ambas cosas ala vez. La segunda caracteristica det'espacio es i i : ‘espacio es que no existe nada parecido a este ender hacia (quo el estudiante de primer curso considera sumamente equiveco, pobre inocente).-Con el tiempo, nuestros cuerpos realmente Hegardn a equilibrarse. El ticrnpo puede ayudar en los problemas del espa- DISERTACION EN OXFORD v3 cio, Pero ya podemos coger tanto espacio como queramos. .. jc6mo nos ayudari a resolver los problemas def tiempo? La tercera caracteristiea del espacio es que la distancia de a B os del mismo orden de magaitud que 1a distancia de B a A. No digo de la misma ‘magaitud por los vientos alisios y dems. En el tiempo, la distancia entre hoy y ayer es de veinticuatro horas cuando avanzamos, y de toda la eternidad cuando se trata de retroceder. Hay muchos vers0s que hablan de ello, pero el profesor (que nunca cono- cié petsonalmente a Keynes) solo lee poesia por las noche, silo hace, y no st le ocurriia mezclatla con su trebajo. 7 Ahora ef tutor piensa para sus adentros: “Es uno de esios aburridos detalles légicos. Mas vale poner a punto mis supuestos y salir de este atolladera’". buy bien, adelante. Slo insisto en que ponge una flecha indicadora del tiempo entre cada par de puntos. sy See 1Qué le recuerda esto? EI ciclo de los cexdos, 1 ciclo dela construc cién naval y el ciclo econdmico. Ahore, el profesor comicaza a sonrefr un poco, No es la primera vez que oye hablar de esto. iene dos cisos. Primero dice: “Los condos son una excepcién, hiciese un diagrama para los cacahuates, no habria problema. Tendriamos un cielo que s¢ va amortiguando”. ‘Adelante. Sélo pido una flecha para cada movimiento. Ss precios En la primera ruelts no parece ir mal encaminado. ;¥ en Ja segunda vuelta? Sus existencias de encahuates han ido variando. En Ie segunda vuelta no sucederia lo misino si hubiese partido de un punto distinto en la primera wielta, Las existencias habrfan variado de otra forma. No puede aperasse que ef eatudiante seapte cste tipo de tendoncia recién empozada su carrera, 2 Entre tanto el profesor intenta salir del paso con su segunda respuesta, Siel ciclo es de esta forma: se Tega al infinito en un par de semanas, Yo cual constituye un absurdo legico. Pero ahora esti jugando de lleno en terreno keynesiano, Aunque de vez en ve2 ogre lanzar una pelota por encima de la red, Samvelson, Kaldor © Kalecki rematan su jugada, y no consigue marcar ni un solo tanto. Los Keynesianos siempre llevan ventaja. 2QuiEn fue en sw opinién el economista que mejor capté la idea que estoy intentando explicar con estas flechas? Desde luego no fue Keynes. La economia neoclisica le ol’a @ podrido y Ia titS por fa ventana, tap dose Ia nariz.al mismo tiempo que hacia comentarios realmente desagrada- bles. Nunca se detuvo a examinar por qué olfa tan mal. Sabfa que tenia ago que ver coil tiempo, pero su olfato no pudo resistir el rato necesatio para averiguat exactamente de qué se trataba, Keynes dej6 desconcertado al profesor. Dijo: “Reconozeo que tengo mis dudas sobre el corto plazo. Peso, con todo, el largo plazo corresponde aun mundo no keynesiano, Ahi siento una’ agradable fragancia”. (Ya hablaremos dello.) > * ‘No. El tinico que lo comprendié perfectamente fue Marshall. fsta no es una charla erudita. Solo citaré como referencia el Apéndice H de sus Frincipios. Léanlo otra vez y verdn que tengo toda la razén, ‘Ahora bien, Marshall posefa un notable genio intuitivo y logré dar por instinto con el tnico caso en que es posible decir‘ago sin atmarse un Ifo con la flecha. Bajo condiciones de competencia rigutosamente perfecta, la DISERTACION Ett OXFORD us curra de oferta a corto plazo nunca decrece cnagdo“a demanda erece de forma sostenida. a Un salto hacia aniba en el tiempo ¥ nos encontraremos en une post cién en la cua) Ia flecha no erea problemas laterales, a condicién de no werse del corto plazo. mow Qué hizo Giants més economia aprendo, mis admizo el intefecto de Marshall y ms detesto su carécter. se TExpuso con gran Tucidez cu corto plazo para movimientos hacia ade- ante, y después procedis a lenar su libro de gas lacrimégeno, de modo aque nadio advirliese que habia falseado todo el resto del planteamiento, Téanse otra vez los Principios de Marshall con una méscara antisis y me darn la razén “la muerte de Keynes, ol profesor se rehizo vn poco y comenz6 9 leet stentamente la Teoria general, descubtiendo que estaba lena de terribles crores, (En seguida explico esto de los errors.) ;Quién lo dirfa! EI profe. Sor estaba tan poco preparado que no conoefa ni el primer principio de Ia Jsaiea aristotélica. Razono asi: Keynes dice que huelo a podride. Keynes Cemete errores Logicos, luego nto huelo 2 podrido. (EI tipo de errores {Sgicos cometidos por Keynes no eran de ese orden de magnitud,) ‘Ahora les explicaé los errores de la Teor‘a general Fl proceso de discusién lleva una flecha indicadora del tiempo. Aqy estén los supuestos A y ahi las conclusiones C. A———> a O fs posible partir de A, problema: llegar a Ins conelusiones. O puede partr- se de C, problema: legara los supuestos, ‘Cando el razonamiento est4 correctaments planteado se halla en equilibrio: Act Las conclusiones implican los supuestos y Tos supuestos llevan alas conclu- siones. i PRECIOS Bueno, Que le mya bien, Pent sa 0 los tigres proceden a Ja inversa. No me pregunten qué. Es un hecho que obsivé a través de mis prismilicos date tog eee ee Galopar en Linea recta de los supuestos as contona oxacia meus aue puede hacer wi eaballo, con un poro desea he tantin st enegin Je pura raza. Pro enon el one eae TOer cls tds no es nda fl, a sguira prs un ge ee to. medio acaba de un tigre puede een yo El Tratado sobre el dinero es un buon ejemplo de lo que quiero decir, Fe ae oe ie tae Facilmente como el Apéadice H,y (en che contexto) no a fan buenos frutos como los Frineipios de Marshall considerados global cae Conque, por mi, no se molesten, Basta que recuerien a! dolor de ‘abeaa que nos atenaz5, cuando lo letinos por primere nes, se ant WOM serena del empleo liters el dinero puede representar asi: 1a linea de equitibrio esté ahi, pero K. -yne3 NO se tomé la i, pero Keynes no se toy wolestia bortar todas las otras lineas antes dé publicarls: me melas (les sorprondecia saber cusintas Lineas fueron boreadas antes de que DISERTACION EN OXFORD m RF. Kalin le permitiese publicarlo, Keynes hace referencia a ello de forma muy caballerosa en el Prefacio.) : Bueno, ya entienden a qué me refiero: cuando hagan economé olviden su Bluke. Pasemos ahora al largo plazo. El andlisis a corto plazo parte de un equipo de capital fijo especificado en técminos fisicos. No es preciso pre- Buntarse: {Cudndo el capital ao cs capital? Existe una lista especitice de altos homos y material mv y oteos abjetos macizos, y para Marshall un fngimero dado le barcos pesqueros, A largo pluzo, el equipo de capital varia en cantidad y en su diseto, Por tanto, topamos de sopetén con el problema: jqué es la cantidad de capital? No quisiera tener que decir 1a extensiéa que ocuparian Jos libros eseritos sobre el tema colocados ea fila. Estamos llegando al punto realmente desagratable de esta chatla. To- ddos esos libsos son insensateces, en el sentido riguroso que Wittgenstein Ua a la palabra: “Lo que puede pensarse puede pensire claramente. Lo que puede expresarse puede expresecse eluramente. Lo que puede seftalase no puede exprosarse’ Ahora bien, esto es particularmente cierto en el caso del capital. Cuan- do es posible Hegar a medir una cantidad de capital, puede mediese con cuando ésta es una lista de altos hornos y otros abjevos ‘macizos, puede sentalarse pero no puede expresucse, Conque, cuando hagan economia, no olviden su Wittgenstein. Apliquemos la nocién de equilibrio al capital. ;Qué determina la de- ‘manda de bienes de capital? Sus posibles cuasiventas futuras, Qué deter. mina el precio de oferta? Su costo de produccién pasado. En el case de objetos macizos como altos hornos o material mévil la demanda es ex ante or su misina naturaleza, y el coste es ex post también por naturaleza, El profesor no podrd ahora ponerse a salvo de las flechas que iadican el tiempo. Slo en un caso es posible medir, no senalar, a cantidad de capita; se trata de cuando la economia én conjunto se halla en equilibrio en nuesto querido punto , ; Nunes hablen de un sistema en vias de equilibrio, pues ef equilibsio carece de sentido, a menos que uno ya esté situado en él. Pero consideren tn sistema que esté en equilibiio y haya estado ast desde tiempos de Adin; les resultaré provechoso seguir esta lin + 80 ——— 5 de modo que todas las expectativas ex ante que respecto al presente se tuvieron en el pasado se estén cumpliendo en la actualidad. Y la expecta” tiva ex ance actual es que el futuro sera igual que cl pasado, . Entonces todo cuadra. Los bienes de capital se venden hoy aun precto El pecado original v8 PRECIOS {que es 2 un mismo tiempo su precio de demanda, basado en cuasi-rentas ex ante, y su precio de oferta, basado en costos ex post. {Quién Megé a entender este detalle? Marshall lo entendid, @ su per. versa manera, Si releen sus Princioios, observarin que cuanto mds inconsis- tente se hace el planteamiento, més densa es la nube de gas lacrimegeno. Pero el que lo entendid y ademés jugé limpio fue Marx. Comienza a discutir la acumulacién a partir de un modelo de repro. ducein simple, que es precisamente £, en el lenguaje de Marx. Luego hace avanzar su modelo a lo largo de la historia y demuestra que nunca podri volver a antes del dia del juicio, Recordarén que Marshall logeé dar con el dnico vaso en que'es posible Uecir algo sensato sobre la teoria de los precios de mercado: la curva de oferta a corto plazo bajo condiciones de competencia perlecta, ;Quién hallé el caso correspondiente en que puede decirse algo sobre el desarrollo a largo plazo? Harrod, con su casa de crecimiento garantizada. (Se consi gue adomando los argumentos con un progceso téenico neutro y algunas Cosas mis.) Harrod qued6 algo desconcertado cuando le hice notar que su teoria estaba contenida en £! capital, volumen 11. Pero es un keyneslano cons- ciente y hace tiempo que devoiyjé el pescado podrido que habia ingerido. De motto que, pasada fa primera impresién, me dio toda la razéu De todos modes, la teoria ya estaba publicada en su libro. La casa de crecimiento garanticada no tiene por objeto demostrar que el modelo Gen- de hacia una trayectoria de desarrollo de equilibrio, sino que (tal como dijo Marx) una vez que se sale de ella no podré recuperacla hasta ol dia del juicio final. Todo se reduce a respetar las reglas del juego. Ricardo establece estas teglas: adomen tanto como quieran los supvestos, pero expongan siempre Jo que tan hecho. Sobran comentarios en cuanto a la manera de proceder de Masshall. Marx, en vex de decir educadamente:'“Si tienen la amabilidad de prestar- sme atencién, les expondré mis supuestos”, eae de rodillas y nos ruega y ‘103 implora que creamos sus supuestos, porque constituyen el secreto def Universo. Aunque menos reprobable desde un punto de vista moral, el resultado es alin més desconcertante que el gos lacrimégeno de Macshall. Y Keynes, con frecuencia, deja de citar un detalle de aqui o alls porque (cudn precipitadamente) considers que todo el mundo adverticia que es evidente Ricardo mismo fue demasiado eserupuloso. Le molestaba tener que hacer malabarismos con los supuestos. Hasta su niuerte estuve buscando ef supuesto que no requiriese malabatisinos. Y ese malhadado profesor neo- clisico se aproveché de las vaguedades engendradas por los escripulos de Ricardo para dar a entender que queria decir lo contéario de lo que dijo. Si leen Ia introduccién de Sraffa a los Prinefpios'comprenderén que no me falta razba, 4 LA FILOSOFTA DE LOS PRECIOS* uyrropucciON jPor qué cambiaban castores por ciervos los cazadores te La riqueza de las naciones? En el bosque de Adam Smith no existian detechos de propiedad territorial ni oficios especializados (pues, de haber existido, el valor de cambio de la caza se hubiese visto alectado por Ia oferta relativa de cazado- res especializados en cada presa). Cualquiera podia cazar por si mismo un castor con el mismo esfuerzo que le costarfa cazar dos ciervos y cambiatlos por Un castor, El comercio debe de haberse dado s6lo cuando se producfan iscrepancias casuales entie las necesidades de un individuo y las piezas cobradas por dste, las cuales debian ajustarse a través de un inteseambio. Y,, a no ser que estos cambios se risiesen por un concepto moral segin él c¥al debian adecuarse al costo en términos de trabajo, hubiese sido imposi- ble identificar ningia precio normal en los intercambios ocasionales que tenfan lugar ‘Unos intercambios regulares presuponen cierta especislizacién. Desde Jos tiempos més remotos, la humanidad emple6 recursos naturales especia lizados, y en su transformaci6n también se desarrollaron oficios especi zados. Nada sabemos sobre la organizacién social montada en torno a las fibricas de hachas en el neolitico," pero parece obvio que debe de haber existido la propiedad, bajo una u otra forma, expresada en el derecho a explotar los yacimientos de pedemal, y que los talladores de perdesnal fueron operarios altamente especializados que obtenfan su medio de sub- sistencia a través del intereambio de hachas por alimentos y otras mer- caneias. (No podemos tener Ia certeza de que existiese un comercio de hachas. En algunas sociedades, el intercambio de productos se efecta por medio de Gonativos rituales; de’ modo que, si bien ¢s necesario para los individios preocupados por su bienestar materia, s¢ les presenta como un dever religioso o un medio de emulacién mds que como una actividad econémi- ca, Pero la amplia difusidn de las hachas de pedernal, que trasciende los + Este fexto trata aproximadamento el mismo tema que "Some refictions on the philosophy of prices", Manchester School, mayo 1958. 1], G. D. Chick, rehisovte Europe, en particular et capftulo 9, ta79) 190 PRECIOS imites tribales, sugiece Ia existencia de alguna forma de comercio. En, reatidad, apunta la existencia de alguna instituctén que desempefiase la funcign de una clase de comerciantes, ya furse como agentes de las fabri cas, emisarios de las tribus importadoras 0 como grupo independiente de intermediaries, responsables de la compra, venta y transporte de las hachas yy también de otras mercanctas. ‘Tams sabremos qué relaciones de intercambio surgieron en este co- mercio, pero podemos aventurar con cierta certidumbre que a relacién teal de inteccambio entre hachas y eereales variaba de acuerdo con la osecha (en avios de hambre, las hachas resultarfan préeticamente invendi bles y los operatios sufric‘an gran miseria a no ser que hubiesen tenido la previsign de acumplar reserves). También podemos intuic que, consideran- 9 el conjunto de los afios buenos y malos, el valor normal del producto de tun aifo de trabajo de un hombre en In fabrica ~fuese cual fuese la porcién ibe aquél recibida por el operario— era muy superior al producto de un afio dle trabajo de un hiombre en la agricultura. El oficio especializado, combi- nado con la limitacién de los recursos naturales, debe haber prestado alas hhachas un valor de escasez en términos de cerecles, el eval se hubiese inanifestado bajo cualquier forma de organizacién que adoptasen Jos inter- cambios, 'No es necesario suponer que este comercio requeria forma alguna de dinero, Es una ilusién suponer que el trueque requiere una “doble coin tdencia": que da la casualidad de que necesito un hacha y dispongo de trigo cuando el otro necesita trigo y puede oftecer un hacha. Cualquier produe- fo duradero con una demanda cegular representa un “depésito de valor”, y Siemipre que.me sobra trigo deberia atraerme ta posibilidad de adquirir un hhacha, la necesite 0 no, pues més adelante podria cambiarla por cualquier cosa que desease comprar con mi trigo. El comprador puede estar com: prando pare su Uso,.para la venta 0 para atesorar en vistas a un futuro ntercanibio. Las propias hachas podrfan servir como moneda, a mis de ser iitiles herramientas. ‘Aun cuando no hubiese una moneda formalizada, puede haber exis- tido perfectamente el crédito, pues éste surge de modo fiatural de Iz buena fe. Una oferta de hachas antes de la cosecha, a cambio de una promesa de pogar mds tarde, puede haber sido habitual, (Podemos dejarnos llevar por Ih fantasia y préguntamos si estas promesas eran transferibles, de modo aque se empleage una verdadera moneda de exédito.) ‘Supongo: que jamés sabremos cémo estaban organizadas Jas minas de pedernal y las fabricas de hachas. ,L0s trabajadores eran siervos de un Jefe? 10 eran miembros de una cooperativa? Y, en ese caso, jseptin 4s prineipios se distribu‘an los ingres0s colectivos del comercio entre [os mi- eros, los talladores y los supervisores que planificaban la perforacién de pozos? {0 eran empleados de capitalistas, remunerados con salarios con tractuales? ;Qué parte de los ingresos se quedaban los comerciantes? La LA FILOSOF{A DE Los PRECIOS ist evidencia Fisica revela una organizacién elaborada y articulada, pero no puede descubric qué “relaciones de produccién” prevelecian en ella. Estas pueden haber pasado por una serie de formos 210 largo de los silos, en fanto que la técnica fisiea empleada seguia siendo [a ism. Ti “precio natural” en que creia Adam Smith es una contradiecién terminologicn, La existencia de precios supone intercambios éste supone Srpectalizgetn, la cual supone tina sociedad organizada, El valor es un Fengmeno social y los costos téenicos “naturales” no pueden doterminat qos precigs independientemente de In forma social bajo fa cual se halls corganizada Ja producci6n, OS TIPOS DF. PRECIOS ta naturaleza del sistema de precios deponde de la base de a cual part Jo tipecilizein, Es posible distinguir dos sistemas de precios bastante de. sPerados on principio, si bien aparecen reunidos y se iterpenetran en Ja realidad, 1a teoria los confunde a menudo Tn Un tipo de sistema, la base de especilizaci6n viene dada por cierta facitidad natural para la produccién de un articulo particular, Ia cual esté frctManot de un grupo particular de productores: yacimientos minerals, terreno y clima favorables para un cultivo particular, 0 Ia clencia de trode de manufactura particular heredada, En el otro la base de especial soecgn viene dada simplemente por fas economias de escaln, de modo que tin grupo de prodiictores puede producir cualquier mercineia -0 una va ‘itded limitada de una mercancis— con mayor eficacia si se especializa er fu prodvccién que si produce muchas mescancias totalmente distintss Guatquier grupo, al exbo del tiempo necesaio para Ia adaptacién, puede prodveir evalquier mercancia, y los recursos invertibles pueden converticse fn medios de produccidn de cualquiera de éstas En el primer e590, Ia renta de un individuo depende del precio del producto diario de au especialidad en términos de mercanefa en genera} Bhidentemente, ello sucede cusdo el trabajador posee los medios de pro- Guecién 0 el conocimiento exclusive en que se basa la especializacién, Gomo sucede cuando campesinos libres, propietarios de su tierra, producen som cosecha para la venta, o cuando una casta especial hereda los secretos de un oficio. También suele suceder en gran medida bajo condiciones cepitlistas, on al caso en que un distrito particular se hays desarollato camno fuente de suministro de tna Unica mercancia. Fl valor del producto for hombre empleado, y en consecuenci el nivel de salarios que pueden conseguir los trabaladores de las plantaciones 0 Tos mineros, depend me Ghisimo del precio de Ja cosecha o del mineral que se produce En el otro sector de [a economia existe sufiiente movilidad entre las

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