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Nomadas. Revista Cites de Cienel y Juridiens | +7 (20 PROSTITUCION, SEXUALIDAD Y PRODUCCION UNA PERSPECTIVA MARXISTA Belén Castellanos Rodriguez Protesora de Filosolia, IES Praxedes Mateo Sagasti, Logroio Resumen. El siguiente articulo trata do diucidar los problemas quo social y legalmente plantea ol asunto de la prostiucion. En ios utimos tiempos ha habido varios movimienies para mocificar la consideracién legal de esta ‘actividad y desde aqui queremas contibuir a esciarecer los puntos clave, en torno a los cuales, se establecen las lferentes posiciones. Ademds tomaremes partido pero, en todo caso, prosentamos como fundamental el andisis y ‘argumentacién que talan do encuadrar el problema. Asi analizaremos el porqué la prosttua y la prosttucién han sid0 ‘consideradas tradcionalmente como una amenaza, preguntandonos par ello, :qué “verdad” se desvela tras esta ‘aciwidad? Y como se relacona, en la sociedad patrarcal, la sexualdad prostiuida con la supuestamente libre y ‘normalmente asumida? Recordaremos después algunos puntos esenciales bajo los que se perfia la concepcion de trabajo manista, concepcion que nos disponemos a uizar, ya que ha sabido dar cuanta dela estructura econémica de ‘usst sistema econdmico de mercado. A part de aqu trataremos de argumeniar al caricterlaboral de la prostitucion| ‘como trabajo asalariado que puede ser. ANadiremos para ello, una visi foucauitana sobre la sexualidad, bajo la cual ‘s0 desnaturalza la préctica sexual para formar parte mas bien de lo simbélico, tal y como ccurte con cualquier Invencién cultural. Después pasaremas revista a los cistintos sistemas juridcos que hasta ahora han Visto la uz, tanto {a nivel teérico como practice, observando las deficiencias,Incongruencias y cargas morales de cada una de elas. No ‘in antes preocuparnos por las consecuencias sociales qua se pueden derivar de la noxmalzacién de la prostiucén, en relacién a la volurtad de consecucién de ta liberacién de la mujer y de sacar la sexualided y su imaginatio de las Felaciones de dominio y de la morcantiizacién, apestaremos por una especie de legalizacién, presentindola, no como ‘una panacea, sino como un mal menor. Hacemos nuestra prepuesta bajo ls idea postpsicoanalitea de que les ‘rocesos represivos no contibuyen sine a la repeticion y dasplazamiento de los deseos que la curnplen. Adams nos ‘gustaria también abrir las posibiidades de reformulacion do la sexuabdad en general y entendemos que al escanatio de {a prosttucién también puede, metodolégicamente, ayudamos a entender cules son los fantasmas que recorren las rmiseras de nuestras propias Consirucciones sexual y hasta qué punto el trabajo en general ha sido esoncialmente ‘rostiuido bajo determinadas coordeniadas econdmicas. Palabras clave.-Prosttucién, sexualidad y abajo. Una perepeciva marxsta, “Los obreros fabriles en Francia llaman a la prostitucién de sus hijas y esposas la enésima hora de trabajo, lo cual es literalmente cierto’. K. Marx: Manuscritos Econdmicos y Filoséficos. Tercer Manuscrito Entendemos que para tratar el asunto de la prostitucién, debemos analizar algunas cuestiones clave: en pire vr a @SGBNRBEG yminaealGD do prostua ate lrg de a historia del orden patriarcal; después, para tralar de posicionarnos respecto a las formas legales que cubren el fenémeno de la prostitucién en la actualidad, seria necesario preguntames si la prostitucién o trabajo sexual puede considerarse un trabajo (en sentido marxista); finalmente, podriamos pensar de qué tipo es la repercusién de este trabajo en la sociedad y qué consecuencias trae para la mujer en concreto. La prostituta y la verdad sobre la sexualidad en el patriarcado. De momento, vamos a tratar, en la medida de nuestras posibilidades e! primer asunto, tal y ‘como aqui lo vemos. Respecto al asunto de por qué la prostituta ha sido encasillada en su actividad econémica o forma de obtener beneficios (sin metermos aun a valorar si es trabajo o no), es decir, reducida su imagen como mujer y persona a algo que sélo es una de sus actividades (en la medida en que otras formas de ganarse la vida no| por entero a la persona) y por qué ha sida(f@bajada, humillada, temida y desacrecitada en términos Generales, para sex basa avefguarqvé Po de@iMERARB cnsttuye la posta para el Uno de los mas especificos hechos que aparece en el mundo de la prostitucion es la de la transaccién. Esta transparencia puede resultar peligrosa en la medida en que supot senmascaramiento del orden general de la jerarquia sexual, es decir, de la de la mujer dentro del sistema. Esta transparencia parece teatralizar y poner de relieve la esencia del tre hombres y mujeres, contrato en el que el rol femenino es e| de ofrecer sexo a cambio de otra cosa Publicacién Electrénica dela Universidad Complutense | ISSN 1578-6730 (puede sefl@iHEFBlbero el dinero también es ta raiz o simbolo de otras cosas como ED econémica yalectva, modo SORES. b0sueda MER, necesita de sentirse uti) y no del propio placer sin mas. La obviedad con la que este contrato parte de halla plena luz en la prostitucién, poniendo en peligro el retato ‘© cobertura ideolégica que supone la idea del amor romédntico. La prostituta estaria transgrediendo asi los cédigos (0 mejor dicho, descodificando las convenciones dentro de las ‘cuales nos relacionamos) y ese seria su crimen, mas que otra cosa". Por otro lado la actividad ‘Sexual como actividad econdmica, contribuiria a separar atin mas el sexo de la reproduccién ‘como finalidad. Aunque en la sociedad occidental actual, resulta bastante admitido el sexo por placer y no inmediatamente orientado a la reproduccién, el fantasma de ésta sigue dirigiendo de modo fuerte no sélo el sexo sino la afectividad en general. Ahora se admite el sexo por placer hasta cierta edad dado que la procreacién temprana supondria un problema debido a la {ardia incorporacién al mundo laboral de los jévenes. Sin embargo la reproduccién como meta ultima, una vez que se ha superado ‘la juventud y la diversién’, sigue siendo la ley tendencial de la sexualidad, aquello que parece representar su cumplimiento final, su promesa retardada. La sexualidad como negocio implica también la adquisicién de una dimensién que la situa fuera de la simple destinacién al colmar el deseo masculino. Finalmente y fundamental, la prostitucién saca la sexualidad del estrecho marco del(MalfimiORio, institucién en la que debe fluir (0 hacia la que debe fluir) toda la economia libidinal para asegurar que la pulsion, la libido y el deseo no atentarén contra | ino que servirdn a la misma. También hoy son admitidas las relaciones sexuales prematrimoniales pero en la medida en que prometen un futuro en pareja o aumentan las posibilidades de encontrarla. Esta bien visto a modo de test busca-marido y busca-esposa. La prostitucién se goss ‘como un contexto en fl que la relacién se agola en la propia relacion sexual y de stn cercenados los ccamiinos que convertiian el sexo en un predmbulo de la pareja. No olvidemos ademas que si bien se dice que “la prostitucién es el trabajo més antiguo del mundo” habria que matizar que lo ‘que es seguro es que fue ara la mujer durante mucho tiempo. Por tanto no es de extrafiar que las primeras estigmatizaciones de la mujer prostituta se debieran al panico que provocaba el hecho de que las mujeres hubieran encontrado una estrategia laboral en un mundo en el que el trabajo remunerado les era totalmente negado. La prostitucién aparece co Je la mujer qu enconrando en suGBRRBD ambien ul ‘que revela asi su! la prosiilucion se presenté como una de las primeras posibliidades para la mujer, de salir de la economia masculina y obtener autonomia en este ‘campo. Esto parece doblemente amenazante: la mujer que, al tiempo que gestiona fuera del ‘orden su sexvalidad, comienza también a gestionar su economia, Por tiltimo, recordemos que, ‘Bigomes bornoseuaigad representa la mayafflaimienaza para la instalacién del hombre en la (por es0 HB es uno dete mayoes neues masculnos), a rostitucién se presenta como el limite que administra la dignidad para una mujer (y por eso Gases lo peor que una mujer puede ser). No conviene para nada que eso que acta como imite, que representa el abismo en la vida de una mujer y aquello en lo que nunca jamas se debe convertir, se normalice dado que entonces toda una escala de valores se tambalearia, El trabajo y el mito de ta GBs CBANG BANU aIBzA) Si nos introducimos en el segundo apartado que nos hemos propuesto para dilucidar el carécter de una actividad tan polémica como la prostitucién, deberemos, en primer lugar, recordar brevemente el concepto de trabajo que implica la obra de Marx. No obstante, atenderemos sélo a los aspectos que nos parecen més relevantes para el tema que nos ocupa. Una de las objeciones mas frecuentes a la consideracién de la prostitucién como trabajo pasa por entender que al pertenecer la sede gaa rte aa ro ‘se esté dando alguna sino que se est ‘artfciaimente” el ejercicio de una Por esta razén misma, se afiadiria que la prostituta no afiade valor con su actividad. Sin embargo, desde consideraciones realmente marxistas, se estarian cometiendo ‘aqui varios abusos del idealismo y de la economia politica premarxista *, Jullono dice que una aproximacién al mundo de a prostiucién puede ayudamos a conocer las rlaciones de poder ‘entre sexos y las desigualdades econémicas, descubriendo valores y contradiceionas que subyacen en el escenario do Jas relacones sociales legitmadas y nos permit conocer mas ia discrminaciones que queremmos super. Publicacion Electénica dela Universidad Complutense | ISSN 1578-673% P contramos en Mark un concepto ampli de trabajo, cD 21 eR 2 Misr todo. no recuce el rebele productive. s una mera acivdad instrumental. Contra la instalaci ‘de algunos prejuicios que no han hecho sino debiltar el ‘cuerpo tocrico dal marxismo, Marx GH 1 trabajo es mB (Co: ocurria precisamente en los teéricos liberales) (ya que sus planteamientos antimetafisicos y posthumanistas -por lo menos en lo que respecta al Marx maduro- le llevan a rechazar formulas que busquen una naturaleza esencial humana, y si la humanidad tiene algun lugar privilegiado de aparicién es en la relacién social situada més alla del ambito de la necesidad y no en la fabricacién de subsistencia). Marx es un filsofo sutil, que no desatiende, como deciamos, las distintas acepciones de trabajo. Asi, contempla el trabajo con lamad tir de la acumulacion de imnientos, que el ser humano ‘se expresa practicamente. De hecho esta multiple concepcién del trabajo en Marx es la que le permite proponer la posibilidad de articular libre bajo el concepto de plustrabajo. Sin embargo, no es necesario contentaros eon esta ampliacién del concepto de trabajo para hacer una defensa del cardcter laboral de la prostitucién. Ademas, esto no nos hubiera servido de mucho de cara al posterior analisis de la situacién legal de las prostitutas en el momento en fos oa precoupernen, Sobro txdorpor Baa Gare ine sopra sade, ine Soralaaa as Setcacks, um lnc a x at, teora, del recent ce un se GBI oe ee ue es el sistema en que vivimos. Marx entiende que sdlo SET CUNO rae! que Prk platy, bien como benefice del capitals, bien core ras en el Wal do uso U cise potenclalaades a la produsaén, Esta abalo ee el que confers l ‘rabejadeva en un medio de Tevalotizecién Gel capa, y per consiguente, en Un modo de (erguecminio et capita. conceto do rabao de tiebajedo se consituyen como ‘categorias 'se especifican en unas relaciones sociales determinadas y por eso ro, on QRH)» cscunscrben a una ecuscion primiiva como es 1a QD Slant Warmed Poor BET eae LIAO etehts Ou cents sor al we ‘de hecho cuenta, ya que habria que pasar a discernir metalisica, especulativa y Subjeivamenia, qué onlenvemos por ula qué escala do ulidad se nos antoja adecuade, iu clrrartoa ‘de Jatrockdod (Geusne jul ‘oy Modiecancs dervecna, etc Recordemos, sin embargo, que las categorias econémicas de Marx se presentan como funciones que cobran especificacién en la dinamica de una estructura a la que sirven, lo cual les permite describir la realidad durante tanto tiempo como sobreviva el capital, independientemente de sus reformulaciones, desplazamientos 0 coberturas. El hecho de que fen tanto que enriquece a capitalstas, es RII 1 8 sertiro 2 Hsvals erat as proctnus por cuenta lon wencreros la generacién de ese mismo plusvalor en las trabajadoras por cuenta propia. La realidad da noticia de la explotacién a la que estén sometidas las prostitutas, lo cual les confiere la categoria de trabajadoras, que emplean buena parte de su tiempo en una actividad que no es ocio 0 tiempo libre, sin Si hay algo seguro en la reivindicacion manxista es la de goce (en base ala Tanto 0 mas idealista seria entrar a discutir el asunto del cardcter natural de la sexualidad, y no ‘s6lo porque siguiendo este criterio, tendriamos que eliminar, por lo menos, todos los restaurantes de la lista de lo que consideramos centros de trabajo, sino porque la sexualidad, ‘como todo lo que forma ya parte de nuestro mundo, no es algo natural ni meramente artificial. Lo que si podriamos afirmar es que ha sido construida socialmente, y no s6lo en cuant mods, plegues pariculares, 0 dspositves, sino qve Miia wena No existe sewualdad en la naturaleza (s1 es que podemos. sequr nem ised cUepo cs tan slo Es el goce sometido a una teleologia determinada. Pero la gran variedad de perversiones ‘que, desde hacen implosionar el dogma de esta teleologia propia de la sexualidad, pone en {ragil capacidad del concepto sexualidad para agrupar practicas similares U objetivos: Se diria que la sexualidad se ha salido de sus contornos. No es una funcién biolégiea, y como toda actividad productiva, no se resiste a sofisticarse, diversificarse, y finalmente disoverse en esa diversificacién, dejando obsoleto al propio concepto que la nombraba. No olvidemos ademas que los procesos de produccién, seduccion y mercantilizacién se han mezclado de tal modo que resultan ya casi indistinguibles por cuanto el Litimo practicamente ha fagocitado a los dos primeros. os sistemas legales Demos un breve repaso a algunos de los acontecimientos mas significativos en materia de legislacién. Para seguir una metodologia que nos permita encuadrar estos datos dentro de la pertenencia a distintas tradiciones politicas respecto a la prostitucién, comenzaremos recordando las principales formas en las que se ha afrontado esta realidad, una realidad ‘entendemos_laboral (econémica seguro). fla prostituta y al proxeneta , por entender que realizan del tod Esta perspectiva ni siquiera cuenta con un minimo alcance politico ya que proviene de una concepcién moralista del derecho, como forma, no de asegurar un orden comunitario ceptable, sino de tipficar los distintos regimenes de subjetividad. Iranda os el nico pais de la UE que criminaliza a la prostituta siguiendo de alguna manera este modelo prohibicionista. Otra manera de abordar legalmente el asunto es bajo la despenalizacién de la prostitucién voluntaria, a menudo acompariada de cierto basado 5 en medidas relacion, i con Ta fe la dignida n general, sino en’ a. Desde este ct de ern ya no es, Derecho, moralidad y sexo: n torno a la prostitucién. tuna inmoral (0 al menos eso no importa) pero es un: ra la Se trata igualmente de moralidad, s6lo que aqui toma una forma mas técnica, adecuada a una sociedad tecnocratica, que construye verdad cientifico-técnica, deslizando asi todos los matices morales de forma més efectiva, y provocando el rechazo de ciertas personas generando alarmas sociales. Las medidas, de acuerdo a este modelo pueden consistir en someter a las prostitutas ‘a controles oficiales, como ocurre en Grecia y Turquia. Sin embargo no se controla a los ‘consumidores de los servicios sexuales, cuando, en todo caso son éstos los que pueden Tepresentar un problema: quien se demanda a la prostituta, que vive la prostitucién como ‘Ambito publico, ya sabe que las relaciones sexuales son un medio de propagacién de ‘enfermedades venéreas y que por la frecuencia de la actividad llevada a cabo por la prostituta ‘aumenta el riesgo; dado esto tomara o deberia tomar medidas oportunas en la medida, como ‘siempre, de lo posible; sin embargo a esos clientes no se les reviste con tal imaginario ya que para ellos la prostitucién es una esfera de su privacidad; con la conseouencia de que en muchas ocasiones contagian a sus esposas, a las que a veces les imponen sexo sin proteccién, bajo la justiicacio ‘Su supuesta monogamia. Otras medidas pueden ser ia prohibicién de la ‘como ocurre en Inglaterra, Francia e Italia. En este caso la salud publica deviene psicologica, ya que al parecer, el ejerci concierto en la calle, podria herir nuestra sensiblidad 0 constituir un agravio para la ‘Austria s6lo admite la prostitucién en prostibulos registrados. En este caso, habria que estudiar de un modo mas pormenorizado el posible interés empresarial que hay de por medio, ya que la medida imposibilitaré muy a menudo que la prostituta pueda ejercer de modo auténomo, de manera que en la mayor parte de los casos se vera obligada a ofrecer sus servcis sexual por cuenta elena, Por oo lao, GM ectipars a prostiuta @ una esclava, Este enfoque, ademas de presentar alin sudas con la teoria moral del derecho y con el prohibicionismo (aunque quiera presentarse como alternativa esencialmente diferente y aunque desiice la culpa de la prostituta al cliente, convirtiendo a la primera en una victima que debe reintegrarse y salir de la indignidad que la rodea), también se esta incurriendo ‘en una clara falta de rigurosidad a la hora de emplear el concepto de esclavismo al proyectar el caso de la trata ilegal de personas para el comercio sexual, a la totalidad del mundo de ia prostitucién. Si partimos de estos supuestos estamos usando un punto de arranque totalmente erroneo, ya que en cualquier ambito laboral no es | gue explotacién legal, y como ya sabemos, los casos ue de nuevo le dice a la mujer oudndo y cémo det “emancipacion” y cual debe ser el objeto de su liberacién, Ademas lo més PPublicacion Electrénica dela Universidad Complutense | ISSN 1578-6790 madas. Revista Crea de Ciencias Sociales y Juriatas | 17 (2008 abolicionismo es la necesaria implicacién de que el sexo debe acontecer(Balp determinados ‘cauces y enmarcado en| En este caso, si se trata de sexo voluntario pero remunerado, de pronto se convierte en algo que elimina la dignidad de una mujer. De pronto el sexo remunerado es vender el propio cuerpo. E: mason nos parece aqu insutante por evan 3 queda expicada Goin porque parece que atin hace falta insistr ‘en que las mujeres en lucha feminista no deben permitir que se cifre nuestra dignidad como personas en base a supuesias limpiezas o impurezas sexuales: no vamos a permitir que ‘nuestro cuerpo sea constantemente fiscalizado ni vamos a permitir que se relate nuestra historia en base a esa fiscalizacién. Ademas, las medidas abolicionistas, que no permiten regularizar la prostitucién como trabajo implican la constante impunidad de los empresarios de este sector cuando tienen que enfrentarse a denuncias por delitos laborales. En Suecia, siguiendo este patrén, se considera la prostitucién como caso de violencia de género. En iitimo lugar nos encontramos con la postura que aqui defenderemos, que es la laboralizacién 0, mejor dicho, el reconocimiento del ejercicio de ia prostitucién como trabajo. En consecuencia pediremos la atribucion a las prostitutes de derechos laborales y seguridad social, tal y como ‘cure en Holanda y Alemania, no sin, por ello, analizar mas profundamente la reperousién de esta actividad a nivel individual y también en cuanto a sus repercusiones sociales y en el imaginario cultural Si hablamos de la legislacién espafola en la actualidad, debernos remontaos a 1962 en el {que nuestro Estado ratiica un convenio adoptado por las la Asamblea General de las Naciones Unidas denominada Tratado de Lake Success. Su cardcter es mas bien aboliconista y se Centra en asuntos como la represién de la trata de personas y la prostitucién ajena. Para adaptarse se llevaron a cabo algunas modificaciones en el Cédigo Penal. No obstante Espafia nunca ha cumplido de modo coherente con los planteamientos y las exigencias de este sistema, dado que se ha tendido a desplazar estas medidas, cobrando asi un caracter més propio del prohibicionismo o el reglamentarismo, recayendo la presién mas bien en la prostituta Yy no ofreciéndole a ésta los programas de integracién social propios del abolicionismo, que no fueran tinicamente fa colaboracién con la Justicia y cuerpos policiales. En 1970, aparece una ley en materia de peligrosidad y rehabilitacién social en el que el ejercicio o promocién de la prostitucién convierten a la persona en “peligrosa’. El Cédigo Penal de 1995 deroga esta ley, dado que despenaliza la prostitucion voluntaria y se acomparia en 1999 y en 2003 con dos Leyes Orgénicas que preven el castigo para las personas que se lucren explotando la prostilucién. A partir de este momento aparecen, a nivel regional o municipal, algunas medidas reglamentistas, que regulan los locales en los que se ejerce la prostitucién, caso de Bilbao y Cataluiia, y otras de tipo abolicionista como sea el caso de Galicia, que equipara la explotacién de la prostitucién ajena a violencia de género”. Asi llegamos a tiempos mas recientes en los ‘que encontramos que, después de todo, la prostitucién es practicamente alegal y el debate social acerca de la misma se reabre con creciente intensidad. Hacia 2004, asociaciones de prostuas come Hota reclaman ye en_ lo €OROIS ae UR) ci taba seus. heyarco af aatecho do dein sata Sere prosteeirat evania a clonies y servicios, la jornada laboral y el sistema de impuestos y seguridad Social. En este contexto se producen las iniciativas de distintos Ayuntamientos y Autonomias: Andalucia pone en marcha Un programa abolicionista en colaboracién con la Policia Nacional destinado a faciitar la denuncia de proxenetas por parte de las prostitutas que desean abandonar esta practica y la integracién de éstas, ofreciéndoles una nueva identidad; Valencia promueve un programa, junto con Céritas, destinado a la insercién laboral y social de las prostitutas callejeras; Madrid lleva a cabo el disefio de un plan que persiga al proxeneta, y presione a clientes y locales, acompafiado de un red de informacion sobre programas para abandonar la prostitucién. Se trata en todos estos casos de planes que hallan su coherencia, sobre todo, en la ideologia abolicionista, Por ello nos merece atencién a parte el caso de Catalufia, que habiendo ‘aprobado en 2002 un decreto, mas bien reglamentarista, destinado a fijar las condiciones de las instalaciones, seguridad, 'horarios y control sanitafio de las prostitutas, presencia la propuesta no de ley en el Congreso de ERC, ya en el Gobiemo tripartto, de regular la prostitucién, reconociéndola profesionalmente para dotarse de un cobertura social como * Para ver ta relorencia do las Leyes citadas so puode acudir entre otras fuentes a un articulo de José Femando Lousada Arochena, titiado “Prosttuclin y Trabajo: La Legislacion Espafola’ que apatece enive los materiales ‘apartados al Congreso Internacional sobre Explotacién Sexual trfica de mujeres, que tuva lugar en Maded entre les {las 26 y 28 de Octubre de 2006. Publicadion Electrénica dela Universidad Complutense | ISSN 1578.6 trabajadores/as auténomos/as o por cuenta ajena. Asi, en ese mismo afo, la Generalitat de Cataluria anuncia que legalizard la prostitucién como profesiOn y cotizarén a a Seguridad Social, acompafiando de medidas mas activas para perseguir la prostitucién de menores o involuntaria, © impulsando programas de ayuda e informacién prostitutas que desean abandonar tal trabajo. Prevén ademas que el contrato entre la persona que se prostituye y el duefio de la instalacién no podré tener como objeto la obligacién de prestar determinados servicios, ni la forma 0 los clientes con quienes hacerlo, ni tampoco el pago, por tanto, podra ser un porcentaje de los honorarios de la prostituta. Ahora nos situaremos ya en el panorama politico de 2007. El Gobiemo(@Spafid) se opone a esta regulacién bajo argumentos que nos parecen indignantes, a sabers que la prictioa de la prostitucién oe ead» indigna intrinsecamente, que es una lacra social y que fomenta la violencia de género. En el terreno legislative denuncia el hecho de que tal regulacién supondria una invasién de competencias estatales por ser contraria al Tratado de 1962 y a la ley de exiranjeria, que no permite la residencia de inmigrantes dedicadas a la prostitucién. Mencionan también el Convenio sobre la liminacién de todas las formas de discriminacion contra la mujer, ratificado por Esparia en 1983, aunque hay que tener en cuenta que este convenio sélo insta a la supresién de la trata de blancas y la explotacién de la prostitucién ajena. Lo que ya es del todo especulativo es pretender, como el gobierno hace, hallar contradicciones entte la regularizacién catalana y el ‘Cédigo Civil, que presentaria como ilicito la vulneracién de la dignidad de la persona, reducida ‘supuestamente a mercancia y despojada de la condicién de persona. Desde aqui volveros a dad de desmitficar la senusiidad y dar do valor a gid da }. La prostituta no hace sino vender sus. propios servi ajo, segun el caso de contratacién. En ningin momento p su trabajo. De lo contrario sélo podria ser prostituta ni partes ni 6rganos del mismo de las. prostitutes Qi UD ‘que habitualmente no desempefian sdlo con su cuerpo sino también con su imaginacion. Otro punto de conflicto se encontraria en el articulo 14 de la Constitucién. En todo caso aqui entendemos mas bien lo contrario, ya que la falta de derechos sociales de la 1 rivada de la no regularizacién de su actividad econémica y laboral constituye una asada en sus GHEURSIGRGAS|SSEIAISS. E1 Gobierno también reafirma su ‘competencia Unica a la hora de reconocer derechos sanitarios. En defintiva, tras entender que la prostitucion no es un trabajo y que esta muy relacionada con la trata de mujeres, el Grupo Socialista en el Congreso no impulsard la regulacién pero tampoco perseguira al cliente sino s6lo el trafico de mujeres (medida muy cémoda). El PP también rechaza la regulacién, asi como CiU. IU la apoya. Las fantasias y las miserias de la sexualidad. lecidos los ametros con los que podemos valorar la prostitucién en la ae. GeRiRinS "<= ManiiRIMIRDytavisrdones posisonace Seapets sauce’ sla tt orePaEELopscet ne oe eri Togluasbn wera Sea prostitucién en la sociedad, a partir de la normalizacién inherente esperable. Aqui, entendemos, ‘se centra el debate mas dificil. Habria, en honestidad, que preguntarse qué tipo de ued RNR UBB a ore do consogut una hombres y mujeres y sobre todo a la hora de esperar una future 2 ue ercule por csueea alotetes 2 los de, as See ee ‘conscientes de la dificultad de llegar a un acierto en la evaluacién y pronéstico en dicha tuonton, debian os mlas de mates que carstazan tomas tan resbalados cone la vida sonia) ia subjewaoin de ia'mioma, et prt, los dsp ie, eg aventurar ne Palanan este terreno. Sabemos ee s2bico i nuestros dese y una vez conducides y ligados, multiplicarlos hasta niveles (GopUEHE 3 pregunta sprozta depo a6 los sare humanos luchan a favor do su popa ‘opresion queda claramente contestada cuando entendemos que la propia formacién del Sujeto trend rishi toqubreres Necaese panileos Se SUnsSIOICL as 8 MENS Ksea al estrategia en la represién, en la mala conciencia y en la alienacién en general. La propia Subjlitiad ea‘un'aiooto ‘de ouparle oignado ce eae roplogue sobre al propo calteo, sobre los propios actos e incluso sobre los samientos, como alojando una instancia vigilante ajena. En pocas palabra: jesté car ialmente y lo social, de momento, n base a un poder con uno muy determinados. La ‘Némades, Revista Citica de Ci ‘subjetividad, como pliegue de esa realidad, reproduce en su interior un resonar de las ‘genes eda pr pod oa ijt! deve Eounos haan GoD Ree R rere arte tocicicad un abjersonto prviegace, un esconavo merece para hacer paca todas las sedutciones fluatzadae que torn e!sometimiento de Uros pot tras como teglas y metas del juego. Asi, nos encontramos a menido iia (aa racos por esa conan que poms quo detndaos unas cosas pro que juzcan otras, a veces avergonzados en nuestra mas preciada intimidad al vernos jugar al amo y al esclavo, al_vernos cegados y complacidos en la repeticién de fantasias de sometimiento, sl ver coe lsiase root crater, ge case eras inventar nuevos lazos afectivos, sino que tan sélo reproduce La pregunta es: zpodemos prescindir de la seduccién? gpodemos salvar al deseo libre de esa purga? gdeberemos, si no, reprimirlo en base a una supuest: ura? Tal vez esto no sea posible 4 ni tan siquiera deseable: el camino_de la resultado stare ace que ademas no se trata de scenarios tate peers, a onto ha dads Wgar a dnepiaartotca ms polgoroe més sibilinos. Tal vez se hace necesario bi jevas estrategias que no repriman las fantecia y sedvecones a ins doseargien cmoceraimerte, que las conviertan_en_un\ Podemos hacer a hasta que los derechos de las prostitutas ‘como trabajadoras, dejemos a un lado nuestras flias clericales y abordemos su importancia en ‘su justa medida, libres de moralina sexual. de trazar esa falsa linea que convierte la y la fen ambitos tan distintos y ‘observemos las propias miserias de nuestra sexualidad devenida, a partir de la teleologia de! ‘orgasmo y de la fuerza con que se amarran las fantasias politicamente construidas, casi en masturbacién asistida e intercambio de placeres faciles, en el que pagamos orgasmo por ‘orgasmo. Este tipo de igualitarismo no pasa de ser una actividad mercantil encubierta > Para sequir este toma es recomendatle la lectura de Mocanisimas psiquicos de! poder. Teorias sobra la sujeciin de ‘Judith Butler, pubicado por Ed, Catadra, con la Universidad de Valencia € Instituto de ta mujer en 2001 Publcacién Electronica dela Universidad Complutense | ISSN 1578-6734 Nomedos. Rev 2 Crtiea de Ciencias Sooiales y Juraions | 17 (2008, BIBLIOGRAFi/ = (2001) Butler, Judith: Mecanismos psiquicos del poder. Teorias sobra la sujecion. Ed. Catedra, Madrid. - (1972) Engels, Friedrich: El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Ed. Ayuso, Madrid, = (2006) Juliano, Dolores: Excluidas y marginales. Ed. Catedra, Madrid. - (2005) Lousada Arochena, J. F.: “Prostitucién y Trabajo: La Legislaci6n Espafiola" (materiales aportados al Congreso Internacional sobre Explotacién Sexual y tréfico de mujeres). - (1973) Marx, Karl: EI Capital. Ed, FCD, México, Manuscritos Econémicos y Filoséfico. \www.ucm.es/inforbas/es/manx-eng/44mp/ = (2000) Pheterson, Gail: E/ prisma de la prostitucién. Ed. 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