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ALASRU Analisis Latinoamericano del medio rural Naim, 3 Octubre del 2006 aU ate) Ae Nueva época. Andliss (a Te bee Regresando a lo historico-rmundial: una eritica del retroceso 1 ppostmodero en los estudios agrarios Farshad Araghi y Philip Me Michael Critica al enfogue det desarrollo teritorial rural 49 César Adrian Reamires Miranda El debate tedrico rural contemporaneo ‘Una tcarfa con campesinos: los despojados del nuevo imperialism 8 Blanca Rut Le nmeva agenda de investigacion de la sociologéa rural 103 Armando Sinichez Albarrén Armand re Reflexin critica de la Nueva Ruralidad en América Latina 139 Bliézer Arias Apoites para la discusidn tedrica de las transformaciones 169 {que vienen ocutriendo en cl sector agroalimentario venezolano Agustin Morales Espinoza nee Desarrollo territorial sustentable, el camino politico 199 Coed Rafael Echeverri Perico eee) te Breit) Procesos de crecimiento end6geno y Desarrollo Territorial Rural 223 ‘en America Latina Enfoques tedricas y propuestas de politica Luis Llambi y Magda Duarte is Latinoamericano del Medio Rurral. Nueva época. Num. 3 La economia y la politica en la apropiacién de los teritorios| 251 Phierry Linck Diterentes “miradas” conceptuales del desarrollo rural 287 en ls dlkimos 50 afios Juan Romero Campesinado en Argentina: Del estudio de ta categoria 317 al estudio de la apropiucida de la categoria. El papel del Cienfico social en este proceso aon wa Diaz Gakin, Carolina Diez Brodd, Maria Carolina Feito ALASRU. Anal ‘Espacios rurales, pobladores rurales o pricticas rurales? 337 Chacay oeste y su rea de infuencia Andrea Daniela Franco © ivesigeceny KX Universidad Auténoma Chapi "y eae REVISTA ALASRU nuevaivoca Analisis latinoamericano del medio raral Direceién, César Adrién Ramirez Miranda Universidad Auténoma Chapingn, Misico Blanca Rubio Vega Universidad NacionalAuténoma de Méxice, Mexico Comité Editorial Dr. Guillermo Almeyra, Universidad Auténoma ‘Metropolitana Xockimilco, Mexico Dr. Carlos Schiavo, Universidad de la Reptiblica, Unucuay Dra. Michelle Chauvet Sanchez, Universidad Auténoma Metropolitana Azcapotzalco, Mexico Dr. Carlos Cortez, Universidad Auténoma Metropolitana Xochimilco, Mexico Dra. Carmen det Valle, Universidad Nacional Auténoma de México, Mexico Dr. Henrique De Barros, Instituto de Pesquisas Sociais Fundacao Joaquim Nabuco, Brasit, Dra. Gabriela Martinez Dougnac, Universidad de Buenos Aires, ARGENTINA, Dr. Luciano Martinez, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO, Sede Ecuador, Ecuapor Comité Consuttivo Dra. Ménica Bendini, Universidad — Dra.Luisa Paré, Universidad ‘Nacional del Comahue, Nacional Auténoma de México, ARGENTINA Mexico Dr. Cristébal Kay.Instituto de Es- Dr. Kostas Vergoupolus, tudios Sociales, HoLanon Universidad de Paris VIII, FRANCIA Dr. Luis Llambi, Instituto Venezo- lano de Investigaciones Cientificas Dr. Thierry Linck, Université de ‘VENEZUELA Toulouse le Mirail, Francis Dr. Diego Pifciro, Universidad de Dr. Miguel Angel Simano Ja Repiblica, Urvcuiay Renteria, Universidad Auténoma Chapingo, Mexico Dr. Manuel Chiriboga, Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, Ecuabor Victorino Ramirez, dad Auténoma Chapingo, Mexico ALASRU- ‘Andlisis Latinoamericano del medio Rural + Revista de la Asociacién Latinoamericana de Sociologia Rural + Publicacion periddica con arbitraje + Los articulos expresan las opiniones de sus autores y no necesariamente representan el punto de vista de Ia asociacion o de la UAC, + Universidad Auténoma Chapingo. Carretera México-Texcoco, km. 38.5 Chapingo. Edo. de México Correccidn de estilo: Ménica Garcia Velizquez, Maria Eugenia Barajas, Lilia Cruz 1y Maribel Hernandez. Diseno y formacion: Len Marquez Ortiz ‘Captura: Ménica Garcia Velazquez Portada: Dealle del cartel de homenaje a Guillermo Almeyra, Del sur hacia la inquierda, 8 y 9 de junio de 2006, f ee ALASRU ‘Analisis Latinoamericano del medio rural ‘Nam. 3 Octubre det 2006 Regresando a lo histérico-mundial: una critica det retroceso postmodemo en los estudios agrarios Farshad Araghi y Philip Me Michael Critica al enfoque del desarrollo territorial rural César Adrién Ramirez Miranda ‘Una teoria con campesinos: los despojados del nuevo imperialismo Blanca Rubio La nueva agenda de investigacién de la sociologia rural Armando Sanchez Albarrén Reflexién critica de la Nueva Ruralidad en América Latina Eligzer Arias: ‘Aportes para la discusién tedrica de las transformaciones ‘que vienen ocurriendo en el sector agroalimentario venezolano Agustin Morales Espinoza Desarrollo territorial sustentable, el camino politico hhacia la construccién territorial Rafael Echeverri Perico Procesos de crecimiento endégeno y Desarrollo Territorial Rural cen America Latina Enfoques tedricas y propuestas de politica Luis Llambiy Magda Duarte La economia y la politica en la apropiacién de tos territorios Thierry Linck Diferentes “miradas” conceptuales del desarrollo rural cen los tiltimos 50 afios Juan Romero CCampesinado en Argentina: De estudio de la categoria . al etude de la apropiacin dela categoria. El papel dl Cientiico social en este proceso, Laura Diaz Galin, Carolina Dies Brodd, Maria Carolina Feito y Cynthia Pizarro Espacios rurales, pobladores rurales o pricticas rurales? ‘Chacay oeste y su area de influencia ‘Andrea Daniela Franco 81 103 139 169 199 23 251 287 37 337 EDITORIAL EL DEBATE TEORICO RURAL. CONTEMPORANEO Durante la etapa neoliberal el andlisis teérico en el Ambito rural latinoamericano decliné sensiblemente. Mientras en los afios setenta constituyd una herramienta fundamental para el anilisis y las propuestas de transformacién del campo, al fragor de los movimientos campesinos de la época, a partir de los afios ochenta sobrevino una crisis generada por el cuestionamiento al paradigma ‘marxista y a las teorias totalizadoras, pero fundamentalmente por la derrota sufrida por los movimientos rurales. La desfavorable correl- acién de fuerzas para las clases subalternas del campo, en el ambito de tuna fuerte exclusién social impulsada por los gobiernos de la regién, provocd que Ia teoria perdiera el vinculo transformador que la habia tunido con los procesos sociales del campo. En consecuencia los viejos enfoques tedricos fueron abandonados, al tiempo que se generé un vacio que contribuyé al predominio de es- tudios descriptivos y de aleance local, caracterizados en buena medida por la combinacién de distintas visiones conceptuales, a menudo opues- {asentre si En Ia diltima década del siglo pasado empezaron a emerger un con- junto de visiones y enfoques tedricos, entre las que podemos destacar la Economia Politica de la Agricultura, procedente de Estados Unidos, la Teoria de la Subordinacién Excluyente, la de la Nueva Ruralidad, la del Actor Social, el enfoque Neoinstitucional orientado al campo y mas recientemente la Teoria del Desarrollo Territorial Sustentable, Algunas de estas aproximaciones se plantean desde una visién criti- ‘ca del capitalismo y de su fase neoliberal, mientras que otras dejan sin cuestionar el modelo de desarrollo hegeménico y se identifican como perspectivas “postmodemas”. Lo notable es que todos estos esfuerzos subrayan la necesidad de pensar desde la teorfa la cambiante realidad rural de nuestros dias. Sin embargo, atin cuando los andlisis tedricos han vuelto a cobrar vigencia, se ha avanzado poco en la generacién de un debate real que confronte las distintas posiciones y enriquezca por esta via los contenidos y las propuestas para resolver los agudos pro- blemas del campo. En su tercer stimero la revista ALASRU pretende contribuir a la dis- cusidn de las diferentes perspectivas tedricas sobre la problemitica rural latinoamericana. De esta manera se da continuidad a los dos nimeros precedentes y se hace visible la unidad epistemolégica que subyace al esfuerzo editorial de ALASRU nueva época. En efecto, el primer niimero de la revista presenté una panorémica de las principales transformaciones estructurales vividas en el medio rural latinoamericano como producto de su articulacién en la globalizacién neoliberal. Desde otra perspectiva analitica, el segundo niimero de la revista offecié una visin de las dife- Fentes respuestas sociales a dicha globalizacién excluyente. De manera ‘quecon base en esos elementos- comesponde al tercer niimero presentar los diferentes enfoques tedricos que dan cuenta de las complejas y accl- eradas transformaciones que vive ¢! campo en América Latina, no s6lo para cumplir con una necesaria reflexién sobre nuestra realidad, sino para buscar en el debate tedrico elementos para la transformacién de las ina ceptables condiciones en que vive la gran mayoria de la poblacién rural en.nuestros paises. En esta circunstancia el comité editorial de la revista ALASRU de- cidié dedicar este ntimero al coleza Guillermo Almeyra Césares, como tun merecido homenaje a su trayectoria académica y de uchador social, ero también como un reconocimiento a sus aportaciones en la consoli~ dacién de este proyecto editorial. Dedicarle este niimero de la revista re- sulta congruente con la insistencia de Guillermo en la importancia del debate tedrico, como un clemento insoslayable para fortalecer la accién politica y la construceién de alternativas institucionales y de base frente a lun neoliberalismo cada vez mas depredador y excluyente. La arquitectura de la revista que el lector tiene es sus manos refieja algunas cuestiones interesantes. Una vez que el comité editorial convocd a reconocidos colegas que han impulsado distintas corrientes tedricas, asi como a aquellos miembros de la asociacién interesados en difundir sus aportes sobre la teoria en la seccién de articulos por contribucién, nos econtramos con una respuesta poco agil, pero finalmente amplia. Asi,,la acogida a nuestra convocatoria refieja el interés que em- pieza a resurgir por la reflexién te6rica y la necesidad que de ella se tiene para interpretar la realidad. Por otra parte, la orientacién de los materiales recibidos expresa la cmergencia de una corriente eritica a los llamados enfoques postmodernos que dominan el panorama tedrico contemporé- neo. En tercer lugar, el material que presentamos a los lectores refleja la importancia creciente de los andlisis sobre el terrtorio, toma que merecié el tratamiento de un grupo amplio de autores Presentamos pues un néimero plural que brinda acogida a los més diversos enfogues tedricos sobre el campo, con el propésito de promover la discusién y constituir un referente en el impulso del debate tedrico rural contemporineo. a Entre los reconocidos colegas que aceptaron nuestra invi cribir en la seccién de invitados se cuentan Philip McMichael y Farshad Araghi, Rafael Echeverri, Luis Llambi, Magda Duarte y Thierry Link. En esta seccién participan también con sendos articulos los directores de la revista, César Ramirez y Blanca Rubio. Los autores que respondieron a la convocatoria de articulos por con- tribucién y merecieron un dictamen favorable a sus trabajos son Armando Sanchez Albarran, Juan Romero, Eliézer Arias, Agustin Morales, Daniela Franco y Carolina Feito y colaboradores. De acuerdo con el contenido ya mencionado, este nimero esta orga- nizado en tres secciones: la primera consta de articulos que realizan un balance de distintas teorias o bien que abordan desde una visién critica y propositiva enfoques tedricos contemporaneos. La segunda se refiere al andlisis del territorio y la tercera se orienta a la discusién de conceptos como lo “rural” 0 fo “campesino”. Encabeza la primera seccién de articulos criticos un profundo en- sayo de Farshad Araghi y Philip McMichael, intitulado “Regresando a lo historico-mundial: una critica del retroceso postmoderno en los estudios agrarios.” En este trabajo los autores realizan una critica a las visiones que oponen modemnidad a postmodernidad. Para ellos, la postmodernidad constituye la segunda crisis de la modernidad y, con este marco, analizan criticamente los estudios rurales postmodernos, actualmente de moda, los ‘que comparten la tendencia a ubicar los temas en si mismos, eliminando de su tratamiento las relaciones histéricas mundiales. Los autores también critican estos estudios por su propensin a privilegiar la diferencia, la fragmentacién, la discontinuidad, la contingencia y constructos como la “endogeneidad territorial,” fo cual expresa una dicotomia positivista que relaciona lo general con lo global y fo particular con lo local. Cuestionan asimismo la despolitizacién de las corrientes postmodernas, lo que ocurre al privilegiar actores aislados de su contexto tiempo-espacio. Se trata en suma de una critica profunda y exhaustiva -desde sus fundamentos- a teorias como las sustentadas por la escuela de Wageningen, la vertiente de Ja cadena-productos o el actor-red, y el postestructuralismo entre otras. Por su parte César Ramirez contribuye con el articulo titulado: ritica al enfoque del desarrollo territorial rural”. En su anélisis cl autor destaca la importancia del enfoque territorial para explicar las aceleradas transformaciones de Ia sociedad rural, en tanto el territorio se ha convertido en un elemento fundamental en el proceso de reestructi- racién capitalista, forma parte del proceso de recomposicién del Estado y constituye una vertiente cada vez mas importante de las luichas rurales en México. Sin embargo, el enfoque del desarrollo territorial rural “se sus- {enta en su énfasis economicista, en su adseripcién a la nocién de Nueva Ruralidaa y en su renuncia al cuestionamiento de las politicas neolibe les, lo que'lo vuelve funcional a una Igica de exclusién al medio rural.” Bajo estos preceptos realiza una critica pormenorizada a dicho enfoque € indaga las causas que han llevado a ta enorme influencia que tiene en el mbito de las politicas piblicas. Blanca Rubio participa con el ensayo titulado: “Una teoria con campesinos: los despojados del nuevo imperialismo.” En este articulo in- daga las causas estrcturales de Ia exclusién produstiva de los campesinos Y por ende su marginalidad de la teoria contemporinea. Sefiala que en I neoliberalismo los campesinos no solamente son explotados sino que ademas son despojados del valor que producén merced a la imposicién del Nuevo Imperialismo, sustentado en Ia violacién sistematica de las leyes del mercado. El despojo del que son objeto constituye uno de los pilares fundamentales de la hegemonia de los paises desarrollados, por lo que han estigmatizado la figura del campesino, cuya lucha desmida los mecanismos que subvierten las leyes del valor. Pueden ser visualiza- dos como pobres, mujeres, indigenas, 0 jévenes, pero su condicién de productores en este sistema se encuentra proscrita. En consecuencia, su problematica se encuentra desdibujada de las teorias postmodemas. Pro- one por tanto una teoria con campesinos, que reivindique su condicién de productores ¢ indague las alternativas de insercién que pueden ser con- struidas, Entre los articulos por contribuciin de esta seccién encontramos el de Armando Sanchez. Albarrin titulado: “La nueva agenda de investig- acién de la Sociologia Rural”. El objetivo del ensayo consiste en anali- 2zar las distintas visiones sobre el campo desde aquellas vertientes criticas histérico-estructurales, las que reivindican la participacin del Estado en la economia, aquellas que abordan el tema teenslégico d-sde el problema del riesgo, asi como los aportes de la ciencia politica a los estudios rurales. Uno de los aportes principales del articulo consiste en la revisién de las distintas posiciones sobre los movimientos sociales en general y los ‘movimientos rurales en particular, asi como ta discusién sobre el desar- rollo sustentadle y las posiciones sobre el feminismo y la reproduccién de Ios grupos domésticos. En esta secci6n de la revista incluimos también el trabajo de Eliezer Arias tituladc: “Reflexién critica de la Nueva Ruralidad en América La- tina.” El autor discute los conceptos de urbano y rural en tanto dicha teorfa sefiala que en la actualidad no pueden diferenciarse, Discute asi- mismo el concepto de “desagrarizacin” de este cuerpo teérico, segin el cual los ingresos provenientes de la parcela no son los mas importantes. Para el autor, “lo importante no es tanto que ahora haya miltiples fuentes de ingreso, sino entender como ese fenémeno se relaciona y es afectado por las actuales transformaciones de las economias globales, nacionales y locales.” Desde su perspectiva lo que la teoria en cuestién plantea como nuevo, puede ser resultado de una crisis y no de un cambio estructural. Cierra esta seccién el trabajo “Aportes para la discusién tedrica de as transformaciones que vienen acurriendo en el sector agroalimentario venezolano” de Agustin Morales. Aqui el autor realiza una critica a los, paradigmas ¢ instrumentos utilizados para analizar el sector agroalimen- tario Venezolano como las perspectivas de Harvard y Montepellier, y el Instituto de Economia Agricola y Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela. Sefala que el importante papel que han empeza- do a jugar en este pais los hipermercados esta llevando a un fendmeno nuevo, segin el cual la Gran Distribucién se puede convertir en el eje organizador del sistema agroalimentario, desplazando a las industrias, agroalimentarias. Estos cambios obligan a impulsar nuevas interpretacio- nes tedricas. La segunda seccién de la revista aborda los aportes en relacién al analisis del territorio y se abre con un articulo de Rafael Echeverri Perico, intitulado “Desarrolio territorial sustentable El camino politico hacia la consiruccién territorial.” En esta contribucién el autor realiza una critica al deotomia que exist en la mayorfa de ls ministeros de agriutra nt litica econdmica para la agricultura y una politica social p €f desarrollo rural que ha llevado a profundizar fos desequilibrios. Senala {que no es posible impulsar un enfoque territorial sin un reordenamiento democratico de la sociedad. Para Echeverri, la esencia del enfogue territo- rial es su sentido de integralidad y el reconocimiento de la multidimen- sionalidad, hecho que no es ampliamente reconocido por quienes estable- cen las politicas piiblicas. Asimismo, se deslinda de aquellas visiones del cenfoque territorial que identifican el territorio con to local y cuestiona las politicas que convocan a la participacién de los sujetos, cuando han sido programadas previamente desde arriba, a través de la definicién estatal de {as estrategias. Concluye que el enfoque territorial enfrenta miitiples di cultades para su aplicacién, por lo que se requiere avanzar en la constru ci6n de un andamiaje institucional, de fo local a lo global, que apunte a la democratizacién en todos los niveles tervitoriales En la vertiente de los enfoques territoriales Luis Llambi y Magda Duarte contribuyen a este niimero con el articulo titulado: “Provesos de crecimiento endégeno y desarrollo territorial rural en América Latina: Enfoques tedricos y propuestas de politica.” Aqui los autores parten de lun caso de crecimiento endégeno rural desarrollado en Mucuchies en los valles andinos de Venezuela. Esta experiencia exitosa se debié -segin Su analisis- al capital humano con que cuenta la organizacién y al eapi- {al social construido por la asociacién. Los autores se cuestionan sobre las condiciones que permitieron esta situaciGn exitosa; las condiciones para una posible replicabilidad de ella; Ia posibilidad de convergencia econémica en contextos nacionales y territoriales diferentes y finalmente las condiciones para una politica dé desarrollo territorial rural con cri. tetios de coherencia social y territorial. Llegan a la conclusin de que el crecimiento endégeno local, solo es posible “bajo condiciones econdmi- casy mientras duren esas condicioucs.” En camblo, “una estrategia sos. tenible de desarrollo territorial rural a escala nacional requiere implemen. {ar politicas de cohesién social y territorial, coherentes con las estrateias nacionales y supranacionales de desarrotlo,” Thierry Linck escribe un sugerente articulo titulado: “La economia Politica en la apropiacién de los territorios”. Parte de la definicion del desarrollo y con él de la produccién y las riquezas para analizar el con- cepto y enfoque del territorio. Discute el nexo que enlaza globalizacién y territorio, Para él la globalizacién es una antitesis de los teritorios por lo que éste iitimo tiene que definirse como un espacio apropiado colectiva. mente, como una construccién social y como una dimensién amenazada, Para Thietry Linck el desarrollo territorial puede abriralternativas a partir de la reinvencién de un didlogo entre lo econdmico y lo politico. El tltimo articulo de esta seccién es de Juan Romero, quien presen- ta "Miradas conceptuales del desarrollo rural en los iltimos cincuenta ‘afios.” Romero realiza un andlisis a vuelo de pajaro de las etapas por las gue ha atravesado el concepto de desarrollo rural, pasando por los suptes- tos de la modemizaci6n agraria, la Revolucién Verde y el modelo de de- sarrollo funcional, para centrarse en el fema del Desarrollo Territorial, all cual define, siguiendo a Schejtman y Berdegué (2003) como “un proceso de transformacién productiva ¢ institucional en un espacio determinado cuyo fin ¢s reducir la pobreza rural.” Latercera seccién de la revista se integra con dos articulos que discu- ten conceptos claves de la sociologia rural. El primero de Carolina Feito, Cynthia Pizarro, Carolina Diez y Laura Diaz se titula: “Campesinado en Argentina: Del estudio de la categoria al estudio de ta apropiacién de la categoria. El papel de cientifico social en este proceso.” Aqui las autoras discuten la apropiacién de la categoria de campesino por los productores rural de Argentina, Micoite a na primera etapa no existe un recono- mien smo campesinos, se observa que, con los mov- Stentos gue han sugidos coos “ino aos somo MOCASE, AP- jiacién politica del concepto, convirtién- flo sean dsoties, idemtitario valioso para la lucha. A partir de ahi se preguntan si basta denominarse campesino para serlo la categoria tiene solamente una funcionalidad polities, Por su parte Daniela Franco escribe el articulo: ";Espacios rurales, pobladores rurales o précticas rurales? Chacay este y su drea de influ- ‘encia. " Discute el concepto de rural a partir de un estudio de las practicas de residentes en la aldea de Chacay Oeste y llega a la conclusién de que “lo rural y to urbano no existen per se, por lo que propone no onstruir categorias que se excluyen entre si, sino pensar en un espectro donde se entremezele lo rural y to urbano. En suma, una amplia gama de enfoques y propuestas para oxigenar los estudios que sobre la sociedad rural se realizan a lo largo y ancho de nuestro continente. Blanca Rubio Vega (César Adrién Ramirez Miranda REGRESANDO ALO HISTORICO-MUNDIAL: UNA CRITICA DEL RETROCESO POSTMODERNO EN LOS ESTUDIOS AGRARIOS * Farshad Araghi? y Philip Mc Michael -RESUMEN En este articulo se conceptualiza a la postmoderidad como la se~ gunda crisis mundial-histérica de la modernidad. El retroceso postmo- demo en los estudios agrarios se refiere a la tendencia a apropiarse de Jos temas postmodenos como temas en si mismos, en vez de usarlos para obtener explicaciones més complejas e histéricamente sustentadas acerca de las condiciones agrarias. Esto es, “el retroceso” comprende tun descuido sistematico o la eliminacién activa de relaciones histéricas (taundiales) en el tratamiento de estos asuntos. Subdividimos el “retro- eso” en cuatro “tendencias”: (1) el modo de interrogar, (2) la atencién sobre el localismo abstracto, (3) el método en red y el anilisis de las cadenas de productos, y (4) la construccién de anomalias. Sin el deseo de imponer una sola formula, planteamos programaticamente siete re- querimientos para abrazar una perspectiva mundial-histérica en los es- tudios agrarios. En conclusién, notamos que el “retroceso” del postmo- demismo en la “micropolitica, abandona tipicamente la oportunidad y la urgencia de conectar la diversidad, expresada en los movimientos socia- les, para construir una politica historicamente informada y consecuente. Palabras clave: modernidad, epistemologia, localismo, globalismo, rela- ciones historicas, ste ensyo fe presto en su versin eiinal en ines en et X Congreso Muni de Sociologia Rural reizdo en Rio de sanewo, Bran, av agoto del to. 2000" faduceion de César Ain Ramirez Miranda cone apoyo de Raman Rives ‘Flora Alene Univeri 2Conel University. ALASRU BRINGING WORLD-HISTORY BACK IN: ACRITIQUE OF THE POSTMODERN RETREAT IN AGRAR- IAN STUDIES SuMMarY ___ In this paper postmodemity is conceptualized as ‘the second’ world- historical crisis of modernity. The postenodern rete in agrarian std ies refers to the tendency to appropriate postmodem themes as themes in themselves, rather than using them to render more complex histori- cally-grounded accounts of agrarian conditions. That is, the “retreat” involves a systematic neglect, or active removal, of (world-) historical relations in the treatment of these subjects. We sub-divide the ‘retreat? into four “tendencies:” mode of questioning; focus on abstract localism: method in network and commodity chain analysis; and construction of ‘anomalies. Programmatically, we make seven injunctions about embrac- ing a world-historical perspective in agrarian studies, without wishing to impose a single formula. In conclusion, we note that the postmod- ‘emist ‘retreat’ into ‘micropolitics’ characteristically foregoes the op- Portunity and urgency of connecting diversity and its social movements expression, to build a consequential, historically informed politics. Keywords: modemity, epistemology, localism, globalism, historical rela Istaopuccion En este articulo procuramos sefialar una tendencia reciente de los studios agrarios en un contexto intelectual mas amplio, lo que llama- ‘mes “el etroceso postmoderno”. Empezamos por localzar y crticar istéricamente el giro posmoderno. En vez de reificar y establecer una dicotomia entre modernidad y posmodernidad, reconcepiualizamos a esta altima como la crisis de la modemidad y su proyecto progresivo/desa- rrollista. Aunque.también somos criticos del punto de vista evolucioni- sta del modernismo y sus reclamos totalizadores (globalismo_ abstracto), consideramos que la valoracién posmodernista de la fragmentacién y la indeterminacién (localismo abstracto) es unilateral y reduccionista. Lo- calizamos esta tendencia en recientes estudios agrarios, caracterizados por una profusién de estudios locales y localistas. Entonces, proponemos ura alternativa metodolégica que no sca ni teleologica ni castica. Farshad Araghi y Piip Me Michal Desde este punto de vista, la continuidad y la discontinuidad, fa con- cordancia y la diferencia, el localismo y la globalidad no son mutuamente excluyentes. Asi como el generalismo modemista’ disuelve Ia localidad dentro de un microespacio unitario, el particularismo posmoderno reduce {o global a una pluralidad de micoespacios desarticulados. Este problema, proponemos, brota de a separacién dicotémica positivista de lo “general” y Jo “particular”, conduciendo a una identificacién de lo general con lo global y de lo particular con lo local. Desde nuestro punto de partida, lo global ho es general y lo local no es particular. La clave es coneretizar lo global, es decir, tener sentido de lo global como complejamente interconectado, diverso, localizado. Como tarea, sin embargo, no es posible en ausencia dde una concepcién de las relaciones estado/capital, entendidas en términos politicos, econémicos, y culturales por la via del método histérico-compar- ativo. Asi, para investigar la localidad en su real complejidad (por ejemplo To local en lo global) proponemos traer lo mundial-historico de regreso. { POSTMODERNIDAD 0 CRISIS DE LA MODERNIDAD? “2A que estamos Hamando postmodernidad?, no tengo este dato!” Michel Foucalt Distinguimos entre la postmodernidad como un conjunto de condi- ciones historicas que emergen en el iltimo cuarto del siglo XX y el post modemismo como una perspectiva intelectual y una tendencia cultural originada en las condiciones postmodernas (Blau, 1993). Nuestra preo- ‘cupacién principal aqui esté con Ia postmodernidad, es decir, el sistema mas amplio de condiciones histéricas que ha sido el contexto social para la aparieién de una variedad de perspectivas que constituyen el cambio ‘al paradigma postmoderno. En cambio, como discutiremos al final, en Ja segunda parte de este articulo, el postmodernismo ha sido el entorno intelectual en el cual los estudios agrarios recientes se han ubicado a si mismos dentro del nuevo paradigma. Un problema principal inherente a la misma concepeién de nues- ‘ra historia actual como postmodema, es la ambigiiedad del concepto. ‘Muchos autores estarian de acuerdo én que Postmodemidad es un tér- mino negativo; implica’ que la modemidad ha terminado (o que esta en proceso de hacerlo), pero por definicién no puede nombrar o identificar positivamente a lo que ha sustituido. Para muchos teéricos postmoder- hos, éste es precisamente el punto: que ya no podemos ni debemos bus- ‘car claridad y certidumbre en el mundo postmoderno (Baudrillard). Pero ALASRU nosotros subrayamos que Ia claridad y la certeza, por un lado, ast ambigtiedad y la incentidumbre, por otto no son Geactonenee taser de manera que uno puede describir una condicién de la incertidumbec en términos elaros (cfr. la descripcién de Ilya Prigogine de la. teoria del caos (Stengers y Prigogine, 1997, Nicois y Prigogine, 1949) Ty oicag palabras, justo por que all hay (supuestamente) ana cendiioe del can nuestro concepto de él necesita evitar ser castico. es El concepto de postmodemidad es vi ___ El concepto ¢ vago © impreciso; por ejemy conceptas como “post tradicional, “post feudal" 6 “socieded de ie ck asociacién”, habrian sido caracterizaciones inadecuadas del capitalise de la moderidad hace un siglo. Un segundo problema de la adseripcign a la postmodernidad es la tendencia, sobre todo entre los criticos del eon. ccepto, de amontonar una variedad de posiciones sobre la postmodernidad sin especificar sus semejanzas y diferencias, En general podemos distinguir tres orientaciones respect ali sis de la postmoternidad: (1) conceptuizasiones suc ven ee secre postmoderna como un nuievo tipo de orden social y postulan que ha ocur rido una ruptura fundamental con la modernidad: (2) cone: talizaciones aque perciven@ la postmodemidad como una etapa de taster nies modernidad y un tipo emergente de sociedad hasta ahora indefinido: v3) en oposicién a las dos posiciones anteriores, existen conceptualizacior 2 que ven ala postmodernidad como una condicién mas alla de la moderni. dad en tarto construceon intelectual, Discutiremos broveniente cota de las tres posiciones expuestas, para posteriormente proponer na cuarta, como una manera alternativa de conceptualizar la postmodernidad. EL FIN DE CA MODERNIDAD En su forma extrema, esta es una posicién indefendible; si swodemnidedreprsenara ina rp fly comple sel eerie icapaces de comprenderla o describirla. En sus ultimos trabajos: Baudrillard (1983, 1984, y 1993) se acerca a una posicidn paradéjiea en tanto Tlegaa ver Is postmodernidad como una consicion “poatnitarna Nosotros ahora exstimos en una “sociedad semingica, en Ia ana fein de fe el ens mismo es “artificialmente (e)produido” (Bat Los sianos y los cédigos han tomado vida propia pues ya no ticnen seferentes reales. Como en un mundo de Disney hipet real, Boodliogd Farshad Araghi_y Philip Me Michal esta “obsesionado con el modo de fas (des)apariencias, y no mas con el modo de produccién” (1984). El postmodernismo significa el fin de la his- toria, el fin de la realidad, y el fin del sujeto. En una realidad hiperconsun- tiva, los objetos rigen a los sujetos y no hay escapatoria, de ahi el fin de la reificaci6n: el fetichismo de Ia mercancia como suprema majestad, larga vida al fetichismo de la mercancia. Reservaremos para una seccién poste- rior de este articulo una critica al punto de vista de clase sumamente euro centrista de Baudrillard (un problema, como discutiremos, comin a todas conceptualizaciones de la postmodernidad). El problema més obvio, segin {o anteriormente sefalado es el retomno de Baucrillad a la_problematica cartesiana: dada la desaparici6n de la realidad, ;edmo podria Baudrillard saber que sus propios pensamientos (y existencia) son verdaderos, y no simulados? ¢$i es asi cémo podriamos tomarlo seriamente? En formas mas moderadas, las conceptualizaciones de la postmo- dernidad que postulan un rompimiento 0 ruptura con la modemidad, in- ‘cluyen las propuestas de Jameson (1991) y Harvey (1989). A diferencia de Baudrillard, estos autores ven a la postmodemidad no como una rup- tura con Ia historia, sino tan solo como una nueva etapa del movimiento de la historia, causada por la transformacién econémica del capitalismo ‘en las iltimas décadas. Mientras que Jameson relaciona la postmode: dad con las formas de expresiones culturales asociadas al ascenso del capitalismo multinacional -de acuerdo con una lectura de Mande! (1978) ¥, mas recientemente, de Arrighi (1994)- Harvey vincula la condicién de ia postmodernidad con el surgimiento de nuevas formas de la relacion espacio-tiempo bajo el post-fordismo. Harvey y Jameson han hecho con- tribuciones altamente originales ¢ influyentes para clarificarel significado de la modemidad. Aunque sus andlisis de la post modemidad estin lejos de reducir la cultura a la economia, la ausencia de mediaciones politicas en sus respectivos encuadres analiticos, hace que sus estudios sean sus- ceptibles al lastre del determinismo econdmico 0 tecnolégico. POsTMODERNIDAD COMO TRANSICION Best y Kellner (1991, 1997) han discutido convincentemente sobre la importancia de conceptualizar a la postmodemnidad como una condicién de la transicién. Proponen que estamos “viviendo dentro de una region fronteriza entre la modernidad y una nueva situacién social todavia in- adecuadamente tcorizada” (1991). Mas recientemente, Pescosolido y Rabin (2000) usan un enfoque simmeliano para entender la postmoderni- dad como una “transicién” mas que un “tipo”. Aunque simpatizamos con ALASRU este enfogue, en tanto que los argumentos para la “transicién” deben in- clinarse mas a ver fa ontinuidady las conexiones con el pasado janes ocy las novedades del presente, también somos criticos de la teleologia inhe, rente a tal enfoque. En otras palabras, las discusiones hacia la transivion, asumen un punto final haciael que el presente debe moverse. Hay aqui un “determinismo flexible” que se arriesga al razonamiento post hie EL Mito be LA PosrMopeRNipaD En esta categoria se inch i vont incluyen las conceptualizaciones ls postmoderidad como una realidad social. Habermas, por ejem: plo, cuestiona si “hay una transicié é i Pesmoderdad™, (os a fansci a ese fenmeno mds ampli Hamada itica temprana neoconservadora del fallecimie é Protestant el dterior deus asts morales de noseicist Se ea resizes para Ball la separacién de la cultura y de la sociedad era ae Tae ‘0 del principio modemo de la realizacién individual ili- rede: Habermas atribuye el mismo fenémeno (sobre-especializacion de gue in nacl valor) al fracaso del proyecto de ilustracién modem, con lo lernizacion derribé el potencial racional de la modernidad. Pare < pues implicaria (podemos Hlamarla asi) ui ae ielonizacion” de la cultura por la sociedad a través dela evioliexion cea igs. a soucén de Habermas (1998), Por otro lado. implica (lo que pot imar) una “descolonizacién” de la esfera pitblica por ite dy an eae kb Promueve la dominacion y la enajenacién, y la burocratizacion dla es {er publica) y una afirmacién de la accién comuneativalinersubjetiva est Pon la comprensién mutua, la. Participacién social y a soli e een EI proyecto de la. amodernidad, segiin Habermas incorpora eee idad instrumental y, ahora subordinada a ‘ésta, la racionaldad a njetiva (de ahi la caracterizacién de Habermas de la mode id ‘Mare. inacabado); Asi, al desechar el Proyecto de la node _ ‘ourt, los tedricos postmodernos se encuentran alineados con la tradicisn conservadora anti tradicién cons ‘a antimodema y premoderna europea, la de la con- Fars Araphi_y Philip Me Michael En una manera excesivamente general, como se desprende tanto de! discurso acerca del desplome de las fronteras entre la izquierda y la dere- cha tradicionales (o mejor, la aparicién de las dos derechas) uno puede ver alguna verdad en la identificacidn que hace Habermas de una conexién en- ‘re el neoconservadurismo, la postmodernidad y la herencia europea de la contra-Ilustracién. Pero la incongruencia de tal diagnosis sc ve claramente ‘cuando en el sistema de Habermas, por ejemplo, Foucault y Bell serian caracterizados como figuras neoconservadoras y postmoderas. -una ca- racterizacién obviamente falsa de Foucault (como neoconservador) y de Bell (como intelectual postmoderno) (Anderson, 1999), Esta es la razén por la cual vemos el anilisis de Habermas de la postmodemnidad como muy abstracto filoséficamente y como carente de sustento en la historia politi- cca de nuestros tiempos. Pensamos que su interpretacién durkhemiana de Weber (Habermas, 1979), lo lleva a una nocién absracta de la sociedad mo-demna como un orden normativo (y por lo tanto a la posibilidad de sustituir fa accion instrumental con la accion comunicativa, en el warco de las democracias capitalistas modemas). Queda fuera de la indagacién dde Habermas la explicacién concreta ¢ historica de las bases sociales de la racionalidad instrumental, investigado por Weber y Marx de diferentes maneras, Callinicos (1990) propone una argumentacién que supera algu- nos de los problemas del anilisis de Habermas. Como Habermas, Cal- linicos rechaza la propuesta de que estamos experimentando un cambio epocal llamado posmodernidad. Los argumentos de que la transformacién econdmica del capitalismo ha conducido a una ruptura de la modernidad como el “iltimo capitalismo” de Jameson, el “postfordismo” de Harvey ¥y el “capitalismo desorganizado” de Lash y Urry (1987) resultan exa- ‘gerados y no resisten un escrutinio detallado. Callinicos sostiene que tam~ ‘poco en un sentido cultural (el postmodernismo como cultura dominante) el postmodernismo puede ser considerado como una salida mayor al mo~ dernismo. Asi para él, como para Habermas, la postmodemidad pertenece al reino de la ideologia, pero zde donde viene esta ideologia y qué es lo que expresa? Para Habermas -como hemos apuntado- esta ideologia es- tuvo arraigada en la historia intelectual europea de la contra-Llustracién y expresa un nuevo sello de la resistencia conservadora.a las consecuencias, de la racionalizacién de la modernidad. Aqui Callinicos va mas alld de la tendencia idealista abstracta de Habermas y formula una explieacién con mayor sustento histérico sobre el ascenso de la ideologia postmodernista. Su argumento es que la sensibilidad postmoderna expresa la desilusién politica posterior a 1968 asi como cl hedonismo consumista de las nuevas, clases medias en la era post reaganiana/tatcheriana, ALASRU Aunque la explicacién de Callinicos de la posmodemidad como ideo- logia es un avance sobre la de Habermas, plantea un problema diferente: Si la explicacién de Habermas sobre la relacién entre la ideologia y las condiciones materiaies era demasiado abstracta, la de Callinicos resulta demasiado estrecha. Abordaremos esto més adelante. Existen generalmente dos problemas comunes a todas las concep- ualizaciones de la postmodernidad: el primer problema, irénicamente usa Herencia de laciencia social modema, estriba en que mientras el oncepto de postmodemo celebra la diversidad y aboga por la inclusign, se train fe_un concepto euro (burguesamente) centrado, ya que su prineipal pro- blematica se queda en el consumo excesivo. Asi, a extensa mayoria de la Poblacién mundial, no sélo en el tercer mundo, sino también en el tercer mundo que existe dentro del primero, han sido excluidos de la mente postinoderna con el entusiasmo de Lyotard (1984) sobre las experiencias eclécticas postmodemas -como escuchar reggae, ver peliculas western, almorzar en Me Donald's y cenar en un restauranté local, usar perfume de Paris en Tokio y vestuario retro en Hong Kong- asi como con la for. mulacién de Baudrillard de la “estrategia fatal” de abolir el capitalismo usando su propia Logica contra él consumiendo “siempre mas, y cualquier cosa y lo que see, para cualquier propésito initil y absurdo” (1983), Como Lyotard y Baudrillard escribieron, la brecha entre ricos y po- bres en el tercer mundo casi se duplicé en una década, con 1.2 mit ‘aie Hones de personas viviendo en pobreza absoluta. En Estados Unidos con 40 millones de personas viviendo debajo de la linca oficial de pobreza, la ¢ra postmodema ha coincidido con una radical redistribucién regresiva del ingreso desde los afios ochenta. Asi, a mediados de los aiios setenta, cl 1% de la poblacién (cerca de 2.5 millones de estadounidenses) con los ingresos més altos, percibian una renta equivalente a la'del 20 % de 'a poblacién (cerca de 50 millones de personas). Para mediados de los oventa, la renta del 1 por ciento més alto habia igualado la renta total del cuarenta por ciento mas bajo (cerca de 100 millones de personas). Convenimos con una advertencia importante de la teoria postmodema, que nuestras descripciones de! mundo son relativas y dependen desde qué perspectiva miramos el mundo. Pero uno puede aplicar esta observacion a {a teoria postmodema como perspectiva. El fin del trabajo, de la politica, de la historia {para quién? Por supuesto, si uno mirara el mundo desde 'a perspectiva de la mayoria de su poblacién desposeida, la problematica postmoderna inmediatamente se convertiria en su contrario: la del sub consumo y no la del consumo excesivo. Para la mayoria de la poblacion ‘del planeia, la dolorosa realidad (desafortunadamente no simulada) es Partha Araght y Philip Me Michact una de forzado subconsumo; ¢s una realidad en la que ellos estan mas que Gispuesios a consumir mis, pero (no “cualquier cosa y lo que sea, no “para cualquier propsito inti y absurdo”) sino de logue ellos requieren para cubrir necesidades horribies de subsistencia (que no incluyen los perfumes parisinos, la ropa retro, © aun comer en McDonald's). i Shiper™ soluto: no es el hiper- Para ellos, 1a realidad no es “hiper” en lo absoluto; mundo de los ielevidenesatontadosy sobreaimentados del Norte que escrbirian a Perry Mason solcitando asesori jurdia; es mas bien el hambre lena conic en uo mundo saturado con alimentos, es el mundo fe los 100.000 americanos que mueren cada aiio por carecer del acce tconbmicoa uno de sitomas mac avanadoe de acstenia media da mundo y que saben que el Dr. Welby no es un médico verdadero ia social postmodemna se caracteriza por una En segundo lg Iteoiasocial postmodera se caracteriza por un vars unatra dain la partsaria ragmentciiny inuidad. Sihry verdad, ésta se encuentra en lo particular, si Una realidad, esa exncoherenteeindeterminaa, Si calidad puede se conocida, es mediante la investigacién de sus diversidades, pluralidades y discontinuidades. Asi, la pregunta medieval seria cudntos Angeles dife- fetes podran hacer‘ propia cosa” sobre la cabeza de ali, El polo pues fue (ino camo) el postvsme cient de nes dl sel iueve que valoraba el evolucionismo, el esencialismo y el pensai feta universalist, Aa intima verdad csi gone aed era sistemitica y gobemada por leyes generales, de manera que medi fcnealizar eran os eters del Conocimiento verdadero (eentico) Jzaui la pregunta medieval habria sido, geomo'se habria podido medi fl tamaho de un angel? (y por fo tanto una ecuestién irrelevante para la ciencia), c distintas de Estas epistemologias diferentes requirieron dos maneras le hablar de la reafdad: la narativa micro de los partiularstas postmoder. nos y la macro narrativa de los generalistas. Como Lyotard (1993), que definié al “postmodemismo como la incredulidad hacia las metanarrati- vas y esribié en 1979: “Asi, la sociedad del futuro eae menos dentro ina antropologia newtoniana (como el estructuralismo fork de sistemas), ‘que un pragmatice de los detalles del lenguaje. Hay muchos juegos lingiiisticos diversos una heterogeneidad de elemen- tos, Dan lugar solamente a instituciones en remiendos el determinismo local”. Pero Lyotard parece no advertir que esta clase de rechazo de la. ‘metanarrativa, constituye en si misma una metanarrativa, Hevando a la 9 ALASRU conclusién paradéjica de que todas las m endo la metanarativa de que todas las metanarrativns on ga oes ‘metanarrativas son falsas. Las micronarrativas, en Las ivas, en cambio, podrfan (a lo mé: i seal cas que ean al Estado como una resin global ae oder gu lesaparece en una abstraccidn. Contra las orienta ae parece en una cis ntaciones ities brevis, ttalisas sy deterministas, en las que fue Suprimida la nocion de ‘ os la resistencia politica en maltiples form yun acereamiento microlouco a f plea que Neier ce de una manera anderénica, de la emergente contramovilizacion politica m ica, de la aaa inf én politi Como veremos, la alte oer Sime serene, {a alternativa al gencralismo positivista no tenia ser el espejo. Por supuesto es irénico que el emo nario, produc mismo de una tedencie madera fan evfan ee it r micronarrativo la iinica alternativ otras palabras, — puede distinguir diversas clases de Orientadas, pueden distinguirse de vas integradoras, que son simulténcamente con: como descubren diferencias con; POSTMODERNIDAD COMO LA CRISIS DE LA MODERNIDAD Conceptuatizamos a la i © a la postmodernidad 2 isi diat-istrica de la modernidad. Para clarihcar mucsse wea ta denuncia de la tradicién, ‘cuestionami “J mma nortnatica anton. ¥ el cuestionamiento la legitimidad del siste- modernidad temprana, en otras palabras, fue la 10 Farshad Avagh_y Philip Me Michael precondicién previa para el arribo de las nuevas estructuras de autoridad politica que patrocinaron el desarrollo temprano del capital. En cambio, hosotros entendemos a la modernidad como la consecuencia del ascenso del dominio del capitalismo industrial a mediados del siglo XIX. Mientras en la modemidad temprana la idea del progreso fue conee- bida como la posibilidad de la dominacién de la naturaleza por el hom- bre (las mujeres fueron esencializadas como “naturales” justo como a fa haturaleza se le postulé una esencia femenina), en la modemidad el progreso como tal se convirtié en una inevitabilidad. En los primeros tiempos modernos, la idea (baconiana) del progreso plantes la posibilidad yy la deseabilidad del cambio racional contra-iacreencia que prevalecia en ia etemidad de la tradicién, asi como la accién consciente y propositiva de traer a la naturaleza y a la historia bajo el control humano, contra las nociones medievales de la fortuna y del fatalismo. Para finales del siglo XIX el progreso en si mismo se habia convertido en el destino, en un sen- ‘ido evolutivo, del Occidente, y en particular, del resto del mundo, De ahi en adelante, la modernidad encontré.un significado mucho més especifico: era la condicién imperativa de la sociedad occidental, sociedad que era industrial, urbana, y gobemada por un estado nacional legitimado por alguna forma de soberania popular. El valor de la cien- cia estuvo ligado mas especificamente a las necesidades de una sociedad industrial, a un cambio del énfasis de la nocién moderna temprana de la ciencia como “la bisqueda para la verdad” y ala manera de entender la naturaleza y de traerla bajo control humano. La ciencia era ahora una necesidad, ms que sdlo una actividad posible, deseable y sumamente valorada, como habia sido concebida alguna vez, en los tiempos de la modernidad temprana. De manera similar, el papel del Estado, que en los primeros tiem- pos habia sido definido en términos generales como el de asegurar Ia Existencia social y promover el “bien comin”, estuvo ahora mas precisa mente ligado al crecimiento imperativo del capitalismo industrial. En tanto ol progreso Ilegé a ser definido concretamente en concordancia con las necesidades del capital industrial, el capitalismo se convirtié en el propreso, un proceso que no pasé desapercibido, tan temprano como a mediados del siglo XVIII, para los gustos de Voltaire (1979). Como lo describié en Candido: Cuando ellos se acercaron al pueblo, descubrieron a un negro tendido ‘en el suelo, solamente con la mitad de sus ropas, esto €s, wn par de nt ALASRU nttoncilos aes, al es, al pobre homtre también fequierda y su mano derecha ‘antién te fataba su pirma = Buen Shor djo Cindi en hold condicién horrible, mi amigo? es tae ail oe “Byer tie 1S andere ~ Si, sefior, dijo el negro, asi estén 3 ‘negro, asi estén las cosas por aqui. Dos veces al afi henner one a ee, is ae cotati lf iran tes ee ec ‘Pregunté Cindido, el hombre quién le traté me Siregimen del capital industrial se desarrollé, la nocién mas Asset de “racionalidad” comple su metamorfosis en lo que Weber {ams la racionalided funcional ahora ta “razonabilidad’ de toda ge a 1¢ definida en términos econémicos, como un medi ‘para inzar un fin, baja la hegemonia del fetichismo de la mercancia ___ Sin duda, “el progreso y la ganancia” siempre han si siznicantes det proyecto de la modenidad Peron ia tonprans renee dad la ganancia estaba justiicada en el nombre del progreso, mientras que ahora progreso es justficado en el nombre de la ganancl, om pila necesidadl de una acclerada regeneracion de la ganancia (rere la, neces (ia. del rogreso- Asi el cambio de énfass de la racionalidad ala raciona- lzacion, de la occidentaidad ala oceidenalizacion, de la modemidad al acién y del globalismo a (mas recientemente) la plobalizacion, En otras palabias, un as En specto central de la modernidad, qu. syudariaa localiza a discontinuidd, asi como la conti aida laie Tan Set moderidad, es el ascenso de la preminencia de la raciona- trumental/funcional -no porqui Ja llustracion se haya exraviado, como Habermasipartes sokeree os Porque la racionalizacién fue un componente formative de lp hove del capital industrial en el siglo XIX. ™ ___ Afinales de siglo XIX la teleol tiempos premoderos y cue sociales ¢ intelectuales tempran: lar. Occidente habla aleanzado ciones-estados industriales, logia de lo sagrado (caracteristica de nada vigorosamiente por los movimientos 105) habia dado paso a una teleologia secu- la etapa més alta de la civilizacion (las na- administradas por gobiernos representativos) s 10 0 de Ia hegemonia— arhad Aragh_y Philip Me Michel y las ‘naciones de la retaguardia” estaban evolucionando en esa direccién John Stuart Mill se esmeraba en explicar por qué la democracia no era todavia apropiada para la India; la democracia requiere madurez y la India todavia no alcanzaba la etapa de ‘la edad adulta.’ Por lo que a ta civili- zacién moderna/burguesa concemiera, ese era “el fin de la hist Como fo escribiera Arnold Toynbee (1954) a finales del siglo XIX: “una clase media occidental con una prosperidad y comodidad sin prece- dente, estaba dando por supuesto que el final de una época de la historia de {a civilizacidn era el final de la Historia en si misma al menos en lo que a ellos y a su clase les concemnia. Ellos se imaginaban eso para su beneficio, tuna Vida Moderna, satisfactoria, segura y sana habia venido milagrosa- mente a permanecer como un presente etemo.” Lo que “aplazs” el fin de la historia por otros cien afios, fue el aseenso de poderosas ondas de mo- vvimientos inclusionistas y/o revolucionarios (de! trabajo, de las mujeres, y de los pueblos coloniales), que fueron, en una perspectiva hist6rica, exito- ‘sos en negociar sus demandas con ‘la civilizacion, y asi pusieron fin al fin de la historia en ese tiempo. Estos trastomnos se perfilaron en el contexto de Jo que llamaremos la primera crisis mundial-historiea de la modernidad. Viendo a la modemidad como un concepto monolitico y evitando una vision mundial ‘0 lo que hemos llamado metanarrativa integra dora, los defensores de la postmodemidad a menudo unen el concepto de modernidad a dos fendmenos histéricos de fines del siglo XIX. Primero esta la union de la modemidad con los Estadas-nacion, que conduce a la asociacién equivocada de la globalizacién y el declive de las economias orientadas a la nacién-estado, con el fin de la modernidad. El segundo es launién de la modernidad con el industrialismo per se y forma particular/ “clisica”, lo cual lleva a fa correlacién efrénea de la revolucién de la informacién, computarizacion y automatizacién avanzada, con el rebase de la modernidad, Para clarificar y coneretizar adicionalmente el concepto de la modemnidad, distinguimos entre dos periodos amplios de la modemidad: (1) 1850-1945; y (2) 1943 al presente. Dentro de cada periodo, podemos distinguir dos eras: (a) estabilidad politica y expansién dindmica; y (b) crisis y reorganizacién. Asi, bajo la hegemonia britdnica, el periodo entre 1850 y 1870s fue caracterizado por una relativa estabilidad politica y ex- pansidn econdmica, mientras que el perfodo que se extiende de la iltima parte del siglo XIX a mediados del XX, fue una era de crisis y reorga~ hizacién. Similarmente, bajo la hegemonia de Estados Unidos, el periodo 13 ALASRU entre 1945 y 1973 atestigua una relativa estabili 6 ue & partir 1973, sido un perodo de crisis de xenon on La modemidad, entonces, ha in epocs fn ‘ , s, ha experimentado dos crisis « ms ula décadas del siglo XIX y que finalmente conch me = dino do siglo XX, (que hemos referido como la primera crisi egocal 6 ‘mundial siren & la modemidad), y otra que comienza a inicios de Ia deada de los seen del siglo pasado y continda desde entonces (la se- ee mae de la modemidad). Nuestra tesis, aque no ; r completamente en el espacio ‘culo, s que (1) el conjunto de fenémenos Ilamados penisemal oa istorica nueva y dnic i in coneepoiaventado, o una condiién sie, proviene de Ins “om, penscicn acer poralas . (Me Michael, 1990) basadas en una perio- ceptial eae te wadecuada de la modemidad. Es decir, las con- modemnidad eae ae re que postulan una ruptura con la de crisis de ia modernidad coms fase mis este as deacon oe nicgan un cambio fundamental se basan en una del particularismo roméntico) conducirs 1 101 onduciria a un énfas arc agmentrioy dscontino de a raid poo part teat la historia (un legado del generalismo )conduciri ais indebido sobre tun coherentey continuo carter dela tealifa > Por lo tanto, afirmamos que “ i tant que “tract fa historia mundi ” {0 Permit ir mds alld de la totalizacion y la fregnonclen dc Ee ie iarcaydiad ¥ ver las continuidades y las discontinuidades dentro de idad que caracterizamos como la “modetnidad hist6rica"" En el sentido mundial-histérico, la homogenei realiades mutuamente exclayentess 8» betergencidad no son ‘Aqui podemos dar solamente una descripcién esquemitica de lo que significa “el conjunto de fenomenos™ significa “el conjunto de fenémenos” en cada period de esta “ Fatshad Araghiy Philip Me Michal [MODERNIDAD Y ESTABILIDAD HEGEMONICA En estas épocas, podemos observar el predominio de una vision fu- turista y extendida del mundo. En el nivel societal, los individuos son op- timistas sobre el futuro (sea que estén a favor o en contra del status quo), yel ideal de progreso caracteriza el espiritu del periodo (industrializacién ‘nacional en siglo XIX y desarrollo internacional en el siglo XX). Hay una sensacién de que el progreso esti (0 estara) ocurriendo, manifestindose éste, on lineas del mundo seculares y utépicas. La modemidad en esta fase es autoconsciente del pasado, pero no esta orientada por el pasado: el pasado es aceptado como un punto de referencia pero se rechaza en favor del presente y el futuro. De al tuna renuncia de la tradicién (“como una pesadilla que pesa en el cerebro de los vivos”) y una glorificacién del presente y del futuro, un repudio de Jo viejo como banal y nada inspirador y una celebracién del cambio, la originalidad y lo novedoso. La frase de Marx, “todo lo solido se desvanece en el aire”, aunque esta interpretada a menudo como el espiritu de postmodemidad, describe Jo mejor posible la condicion social de la modernidad en un perfodo de cerecimiento y de estabilidad. Fscribiendo en 1848, en el amanecer de tal Epoca, Marx se referia a la solidez.de la tradicién, a esas costumbres y practicas, de otra manera indiscutibles ¢ inatacables que la modernidad estaba en vias de “desvanecer en el aire”. La weltanschaung de ta era es evolucionaria y progresivista (mi- rando-adelante), tanto como urbanista, “generalista” (por ejemplo, la es- {ética ahistorica que impone la uniformidad de estandares) y “globalista” (mirando-hacia fuera). Por lo tanto, otras sociedades “tradicionales”, incluyendo a las “sociedades rurales” internas, son vistas como el rema- rnente del pasado, ¥ quienes las habitan, como gente ignorante (por ejem- plo, los campesinos europeos) 0 poblaciones “primitivas’/"ineivilizadas” (por ejemplo, las culturas cotonizadas); que tienen poco que ofrecer a Ta gente moderna, excepto informarle de las “condiciones originales” y ayudarle a investigar la evolucin del “hombre modemno” (de ahi las Faices de la antropologia moderna). Como 10 pone en claro fa historia, la modernizacién generalizaria finalmente la civilizacién occidental (a través de conquista, 0 por invitacién) y como tal, condenaria a todas las, culturas particulares a desaparecer. 1s ALASRU La hegemonia de esta psicologia social expansionista que mira-ade- {ante esté enraizada en la fuerza politico-cconomica y en las capacidades organizacionales del capital en estos periodos. Sin duda, los frutos del Progreso no se distribuyen libremente, pues las luchas sociales masivas ietian Is condicién para beneficiarse de la promesa del desarrollo, pero {a fuerza del capital y sus capacidades organizacionales son tales. que le permiten adoptar politicas “inclusionistas” en respuesta a las demandas Populares, politicas que al mismo tiempo ayudan a ampliar, en un sentido gramsciano, las bases sociales de a hezemonia capitalista, MOobERMIDAD ¥ CRISIS HEGEMONICA El éxito de los movimientos inclusionistas, por una parte, y (como resultado de la imitacién del modelo hegemsnico), el ascenso de ls com, Petercia nacional ¢ internacional de capitals, por la otra, conduce a épo- cas de crisis hegeménica correlacionadas con lo que hemos llamado las crisis epocales de la modemidad. Son periados caracterizados politica. mente por contramovilizaciones “exclusionistas” del capital (resistiendo fas demandas inclusionistas y movilizandose para recuperar lo que se habla concedido en la fase de‘expansién). En la esfera econémica, le son, tramovilizacién del capital envuelve una estrategia doble. Primero esta la adopcién de medidas que incrementarian In movilidad geosratica del Capital y sus capacidades desorganizadoras. Son medidas que en ge- neral ayudan al capital a soltar su forma mercancia, a retirarse de las ae. tividades productivas que lo inmovitizan en el ambiente construido ya adoptar reformas organizacionsles (“reestructuraciones”) con el objelsvo de incrementar su flexibilidad —de ahi la llamada acumuiacisn flexible de capital entendida politicamente- y a inerementar masivamente las inven, siones con alta liquidez, a través de las finanzas, la especulacidn, el en. tretenimiento, los casinos, ete. (Arrighi, 1944), El segundo aspecto de la contramovilizacién del capital implica medidas que alivian la contraccién de la ganancia a través de “apretar a otros”; esto incluye las tentativas de absoreién de los capitales mis débiles mediante la formacion de carteles, monopolios, y fusiones, también los intentos para apretar a las economiay ims débiles (como “el despojo de las colonias” a finales del siglo XIX y la corporation aiaas como personificadas Segtin el mi ntisa y los productores reg de poder enter ntre, y al interior de, el jonales de agroenperacioney, Como lo sugerim i nao 108 en la seccién previa, la inclinacié “ tin supose era & E5pi0s y procesosagrarios, sin embargo, exmeea I ope esas ue las relacions capitalists a inkerel elo nuevas apedin modo extraocdinariamente transformati any aici, es para estudiar fendmenos locales exinodheer les extraordinarios, 28 alizar los Procesos globales entender estas relaciones curso y enelavadas en lo Farshad Arai y Philip Me Miche tales como “nuevas ruralidades” y otros. Advertiriamos que tales pro- ess transformativos siempre han aparecido como extraordinarios a cada feeneracién que experimenta (por Yo menos) fa fuerza generativa de la historia capitalista, Las comunidades siempre han mostrado una cara local que con; tradice su condicionamiento por relaciones més anchas ¢ historicas. Fl aeentio de Stoler (1987) de comunidades en Sumatra, durante Ia era de plantacion, es un anélisis de la partcipacién relativamente invisible de vjembros de una comunidad aparentemente clara en el trabajo y relacio~ us comerciales adyacentes y més alld de sus fronteras aparentes. En este aeeo [a comunidad misma toma parte en su propia reformulacién como tuna ‘localidad global.” ReDEs/ANALISIS DE CADENAS DE PRODUCTOS ‘Algunos de los trabajos mas interesantes en estudios agrarios han utilizado ef andlisis de la cadena de productos o de fa red, de uno u otro tipo. Sean entendidos en términos de sistemas de productos, de flies, ees eadenas de productos, los estudios sobre alimentos particulares, Shrecen una ojeada al trabajo, a la biologia, al proceso industrial, 0 las Selaciones de mercadeo, que caracterizan a.un alimento, asf como las re Tones sociales y bioldgicas que distinguen su. produccién de los demas. Poro a menudo el andlisis se detienc alli (para una excepci6n, ver Talbot. 1994); ae que, siguiendo el reflejo particularista, el analisis de la cadena de productos empieza y termina con el producto, o con la cadena, en si mismos. ‘Como estrategia analitica, Ia cadena de productos deriva del ani sis del sistema.mundo (Hopkins y Wallerstein, 1986), que estavo inicial- Ste interesado en usarla como una cartografia empirica de los cireuitos race acionales que vinculan la elaboracién de un producto (incluyendo {anshsumos) eon su mercadeo y consumo. Eso es, la cadena incorpord Telaciones y procesos cépitalistas mundiales. Y se ha,convertido (dentfo de algunos anilisis del sistema-mundo y en algunos estudios agrarios) en tina estrategia analitica en simisma, para delinear las relaciones entre sus infiss como negociaciones entre actores diferencialmente localizados, wean éstos trabajadores, productores, comerciantes, cientificas, consum ores, ete, Asi Gereffi (1994) ha detallado las distintas estructuras de ej¢r- Ciclo del poder (“governance structures” n. del.) de las cadenas globales {ds produetos, formadas por productores y minorista, respectivamente, 29 ALASRU subrayando las relaciones tecnol nopaess l6gicas diferenciales, las flexibilidades o la relativa aper Parte de los estados, como nodos, * OVilidad hecia arriba” 6! punt de parti (el producto el nga, 5 la cuestion, ms bien es si el nals Gpicialent barat) c esti progresivamente constiuivas = que estas articulaci jones sean , diversos elementos, Geenifcadas historicames , como “la He fuctonaleg nates somo “i base tecnoecoldgica, las cial” constituye una es, a esp ca = del prodto, ero a menos que estos elementos sean concre frond nee stGrieamente producidas de diversiad,su sign ste. EL efasis en estado, y més significativamente, laaseneha ecificacién apropiada Tas ‘a vied tizados 30 Farshad Araghi_y Philip Me Michael ampliamente para reconceptualizar “relaciones de poder en el espacio que Gaiste entre las superficies planas colonizadas de la globalizacién y el alargamiento friccional de las redes del mando a distancia” (Whatmore y Thorne, 1997), El espacio aqui es contingente y aproxima al reclamo Ye Latour (1993), de que “los dos extremes, el local y global son mucho nenos interesantes que los arreglos intermedios a las que Hamamos Fe- des”, Aunque reconoce los limites de las explicaciones globales y locale: Latoure, sin embargo, conserva la abstraccién de las redes, al distinguit las de sus extremos globales y locales, y todavia al relacionarlas con di- thos extremos. Al no problematizar estos extremos como reificaciones, el fetroceso a las redes reproduce una comprensién no problematizada de Tas relaciones y los procesos sociales como dptimamente entendidos en una “escala” més conveniente. Para ser claros, la nueva escala quizd sea una comprensién innova dora de relaciones espaciales dentro de, y a través de las cuales actiban fas redes. Pero la innovacion en si misma tiende a reflejar la segmen- tacién dindmica del espacio que constituye y caracteriza al proyecto de la globalizacion (a pesar de la retérica de “el nivel de campos de juczo” y las “relaciones armoniosas”), antes que interrogar a la politica de glo- Palizacion. Deseamos reiterar nuestra visiOn: primero, la escala no es un punto de partida exento de problemas, y segundo, el retroceso hacia las redes, deshabilita la contextualizacién, La preferencia por el “centro” o los “arregtos intermedios” es una ‘elecoién analitiea diseniaca para capturar la hibridacién (hybridity, n- del {) de las relaciones sociales y de ahi reconstruir conexiones a través de Gcabientes normativamente distintos y discontinuidades estructurales. [a meta es evitar asumir que las relaciones sociales son gobernadas por tuna sola légiea. Esta es una meta inobjetable en si misma, pero las redes por definicion siguen una meta singular de conectividad (Whatmore y Thorne, 1997) en la que distintas culturas combinan, contribuyen y apro- pian los elementos de una a otra, para reproducir la légica o la estrategia de la conexién. Una formulacién reciente de la teorfa actor-red, articula esta racio~ nafidad funcional asi: “las redes son la expresién de procesos de traduc- Bien, un término genérico para los diversos pasos formativos tomados para alinear y atar entidades humanas y no humanas dentro de alianzas. Fstos procesos ineluyen el empadronamiento, por el cual roles y funci nes interrelaeionados son estabilizados y atribuidos consensualmente Tos actores, y la movilizacion, la fase culminante de la traduccién. 31 ALASRU las redes son para persistir, deben frustra vos compitiendo para traducir (Goodman, 1999), los esfuerzos de 1 i 20s de los colecti- '¥ matricular sus entidades componentes™ La teoria del actor-red com: método santicn dtd Come Marsden (2000) ha nsinundo, es un referencias hist i metodo agnéstic d ias historicas y me sasantivas, Sugetines qua nea manera de entender esate de onexion es conte la -que significa anal mo una ont au negciacion ytegniacion dels condiciones hiricas dente to {as cuales puede sobrevivte més allé de la Iipica d aoe, pr cuales pote ica de relaciones de enti- ‘Aunque la logica de conectividad se muestra mas robusta elaborar do empiricamente sus do € sus propiedades composicionales (ver Busc 197 ermaneee incapaz de capturar el comextD SA dosti roa ro del que (las familias de) las redes quted existan ientras entendemos el impulso para deconstruir las instituciones de laeconomia politica. nes preguntamos acerca del aleance tedrico que puede obtenerse al centrar la “economia politi ra “economia politica de redes” en {3 aparentements ligada ala eleccion ea Guide Coe nate ‘autlizncin de politicas, la invencién de tecnologias y ta modifi instituciones, es capaz de colocarse a si misma en una posieioe ¢stratégica para alcanzar sus mejores intereses?” (Busch y Juska, 1997) La bitsqueda de temas arece rane posmodemos como un fin en si mism haber desovado afin com I tora dl ate en la medida que como hibridacion se ha convertido en un fin analitico en si mise. Los componentes aqui dferenciados de un proceso eonectivo se tren en tla uno co ooo en tative para niversalizar a ibe a r colectivo de las redes. Desi ac 2 a oe oa hidaciony lo fetichiza como un fenémeno ifntamente repli ateera mundo socio ic la agricultura y la alimentac ti 588 Telaciones de poder qu etin mis hincamentsfundaetad uc sean ed. Cleanses meritoria a tetatva de Goodman en concep rente el mundo social yel natu eee ia ae ‘actor-fed resulta problemtica desde qc la niece eee ue "coproducciones de naturaleza-cultura o“reciprocidades retabslicas™ ge spinhona nunaos no humans. Eso es, a Wibridacién no ose y ente una propiedad composicional i bién una propiedad contextual de ‘iccrensvamgiae ‘sociales poll ‘ales, polit- 32 Farad Arai Philp Me Michael _ cas y ambientales, cuya comprension requiere una metodologia historica antes que un método empitico. Una vez. que este paso metodoldgico se ja tomado, la red misma llega a ser el fondo, y las relaciones historicas la figura. Eso ¢s, la red no es més un conjunto abstraido de relaciones, més bien personifica una coyuntura historica particular, expresada en la manera fen que las varias unidades o elementos de la red apropian, (re) formulan y {specifican su ambiente. En otras palabras, la red se convierte en una uni- dad de observacién mas que en la unidad de andlisis. |ANOMALIAS. Elddescubrimiento de anomalias es una empresa préspera en un mun- do postmoderno. Impacientes con los discursos totalizadores de a mo~ demidad, los analistas ven las salidas de guiones te6ricos como andmalas ¥ dignas de tratamiento distinto. En la literatura sobre estudios agrarios Jnomalias tales como los diferentes tipos de campesinos, los arreglos de {a aparceria, los nuevos distritos agricolas, el trabajo de contrato, y las in- ‘dustrias rurales, aparecen para confundir fas narrativas de la modernidad capitalista. La nocién de la anomalia malinterpreta la funcién de la teoria, {que no es reflejar el mundo directamente, sino proporcionar (mediante La Sstraccién) fos medios por que podemos aprehender el mundo mas alla de sus formas fenoménicas. Una parte esencial de esta operacién metodoligica, ¢s el recono- cimiento de la unidad en la diversidad. La persistencia de la agricultura familiar y del campesinado, la protiferacién del trabajo de contrato o de la aparceria, son relaciones de produccién que expresa las condiciones hiistoricas especificas (incluidas las culturales) bajo las cuales sucede Ia produccion de mercancias dentro del mercado mundial capitalist (Araghi, 1995, 199 y 2000). Para ver estas varias formas sociales como paradojicas y antitéticas ala teoria 0a las_relaciones del capital deberdn tinir la teor‘a y la historia. El “retroceso” tiende a enfocarse en ta forma social en si misma como la evidencia de la falacia de la epistemologia modemista totalizante, para proceder a deconstruir la teoria y 1a histo- tia en el nombre de la diversidad. Nuestro punto es que nuestra meta ‘nalitica debe ser utilizar la teoria para aprehender la diversidad. Y esto Significa situar In diversidad histéricamente — no como algo dado, sino como producto de relaciones historicas de generacién, incorporacién ¥ apropiacién de formas sociales como componentes diferenciados de procesos de tnificacién. La comprensién de las relaciones que producen Ta diversidad, constituye la operacién metodalégica que contextualiza 33 ALASRU las formas sociales particulares, precisamente para evitar el localismo abstracto y el globalismo abstracto. Para ilustrar esto, considérese el asunto de las formas del trabajo productivo. E1 anilisis del sistema-mundo ve todas las formas del trabajo en el mundo capitalista como equivalentes, en la medida en que todas ellas coms brenden “las relaciones de produccién del sistema entero “ (Wallerstein, ta forma de globalismo abstracto, abarcando el trabajo asalariado con el no asalariado, afirma Ia primacia sistémica sobre formas historica. ‘mente distintas del trabajo. Aunque esta definicién sobrepasara la defini. cién estéril del capitalismo por el trabajo asalariado, el debate que resulta acerca de la posicién del trabajo asalariado oscurecié la importancia de dlistinguirlo como un concepto te6rico y como una realidad empirica, La tcoria y ta realidad hist6rica se unicron, el trabajo asalariado en si mismo 2p recibié un especial significado teérico, acerca de que constituye la dif, ferentia specifica del capitalismo como una forma social histories, ‘Aunque es el centro de una teoria histérica del capitaliema, el tra- bajo asalariado no es la tinica forma del trabajo productivo ~ eso de. pende de las relaciones de poder y la articulacién historica de otras formas del trabajo con cl proceso de valorizacién en un mercado mu dial (ancladas por el trabajo asalarindo). Por ejemplo, como lo mostra Luxemburgo (1963), cuando al inicio del siglo XX ei Estado turco re- caudé los impuestos del campesinado para que éste entregara grano, que a su vez el gobiemo venderia en los mercadas europeos para obtener divisas, lo que hizo fue ligar el proceso de valorizacién en Europa (el Consumo proletario de alimentos-salario) a la reorganizacién del trabajo campesino en Turq ia. Es decir, el trabajo asalariado se combiné con el {trabajo campesino en tun proceso politicamente mediado de valorizaciGn, to que Polanyi (1957) llamé el mercado instituido. Esto no quiere decir ue Jos campesinos turcos se convirtieron en trabajadores asalariados im. buidos con valores occidentales, pero significa que la cultura campesina asumi6 nuevas dimensiones y significados que no se pueden entender fuera de estas relaciones histéricas, De manera semejante, la deseripcién que hace Friedmann (1978) sobre la agricultura familiar en la frontera de trigo de EEUU, constituye un estudio particularista de un proceso unifi. cante: el despliegue estratégico (y competitivo) del trabajo agricola fam: liar en un mercado mundial capitalista. Aqui, aunque el mercado mundial combina formas diversas de trabajo, estén tedricamente, y empiricamente centradas en el trabajo asalariado, tanto que las formas no asalariadas del trabajo personifican las dindmicas de valorizacién del trabajo asalariado y todavia retienen sus formas distintivas, 34 ass Araghi_ Philip Me Michel i sritoriali- scutiblemente,en la coy unturahistGriea-mandial de destrrtoria ie clasioncs monctaris y laborales, las formas de trabajo no atariadas llegan a ser, al mismo tiempo, cada vez més significaivas y asalariadas Nem ge. Incluido en las formas de trabajo no asaarido sik Sftabaador semiaslaiad o el rabsjadortemporario. Collins (1995) ha dot ae tenrdencas recientes hacia el feinizacin de a ern doce la latinoamericana. Los agronegocios emplean ames de aa inar el trabajo altamente califieado con los conts mis blot rae eae tom tas pautas flexibles del empleo de mujeres, os uses es wc itcionados con su responsabilidad primaria como Provestoes de eo eeice on oas palabras, las relaciones sociales

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