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ISSN: 2215-8383 HUMANISMO | Y CIENCIA RG (eV Xe NUM CW Ae U ZO Oe Ona US<0cn ER cera ies Aeon regional en el Quindio REVISTA HUMANISMO Y¥ CIENCIA DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES ¥ SOCIOLOGIA FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLITICAS ¥ SOCIALES UNIVERSIDAD POPULAR DEL CESAR VALLEDUPAR RON ice mene PEE NETL sTet Manip are Normando Sudrez Fernandez, tiring Np beets Pedro Bricefio, Universidad Perens oc ORO Cote EC me os te Donald Calderén, Universidad Pedagég: c mee Os Tee Hermes Martinez Bar Universidad César Lopez C een arnt Mirna Escorcia Mejia, Universidad i Monica Gémez Santos, Universidad Popular de Directora de la Revista Josefina Cuello Daza Asesor metodolégico y corrector de estilo Cristébal Cruz Romero Afio 1 — Volumen 1 Valledupar — Enero de 2010 — 136 Paginas ISSN: 2215-8383 IDENTIDAD, NARRATIVAS Y CONOCIMIENTO SITUADO EN LA COMPRENSION LOCAL PARA LA REAFIRMACION CULTURAL Wilmer Villa y Ernell Villa “Yo voy a referir una historia, que ninguno ante habia mensionau Para que conozcan los ignoran la leyenda del pozo de Hurtau Alli fue un pagamento sagrado, donde los indios hactan sus rituales El que los Espanoles malvados, llegaron queri¢ndole profanarle ‘Los indios le invocaron el rio, fue por lo que vino Busultao, que llegé y se metié de atrevto y un cien pies lo dejo emigajau Tenia una mucha y un cordero blanco, a soly arsel y una playita de arena. Los indios dejaron un encanto de alli fue que surgié la sirena También voy a referir ahora, que salfa un caballo reluciente Y un dorau grande mocho sin cola, como repechaba la corriente Para que guarden en sus memorias, este merengue les he relatau Pa’que quede plasmado en la historia, la leyenda del pozo de Hurtau. Pa”que quede plasmado en la historia, la SIRENA que salia en Hurtau’. RESUMEN Este articulo hace una relacién entre identidad, narrativa, conocimiento situa- do y procesos de reafirmacién cultural, categorfas que se toman como centrales en el debate sobre una nueva compren- sién, y llegan a superar el interés decimo- nénico de las ciencias sociales de elevar la explicacién como un acto absolutizante. En el desarrollo del texto se aborda la identidad a partir de tres instancias: la identidad del iluminismo, que soporta la modernidad; la identidad socioldgica, que insiste en el cardcter relacional y la iden- tidad posmoderna, cuestionada por po- sicionar una mirada efimera que puede propiciar la despolitizacin de los proce- sos de identidad. Se insiste en las narra- tivas situadas, cruciales en la produccién de conocimiento en el contexto de Valle- dupar y sus alrededores, en especial des- de la identidad legitimadora, la identidad resistencia y la identidad proyecto. Palabras claves: Identidad, narrativa, geopolitica, cor- popolitica, reafirmacién cultural. ABSTRACT “This article makes a link among iden- tity, narrative, located knowledge and. cultural reaffirmation processes, cate- gories taken as central in the debate about a knew comprehension, co- ming to overcome the interest of social sciences in rising the explanation as an absolute act. In the text, the identity is treated from three instances: the illu- minism identity, the sociological iden- tity and the postmodernism identity. Emphasis is made upon located narra- tives, crucial in knowledge production in Valledupar city. Key words: Identity, narrative, geopolitics, cosmo- pitics, cultural reaffirmation. LA NECESIDAD DE AVANZAR DESDE NOSOTROS MISMOS COMO PRODUCTORES DE CONOCIMIENTO 1 momento de abordar la identi- d, lo narrativo y el conocimien- to situado, se hace necesario precisar algunas de las implicaciones que se pre- sentan al relacionar estas tres instancias que intervienen en las dindmicas locales de afirmacién y reafirmaci6n cultural; por lo tanto, se requiere de una nue- va comprensién que supere los marcos explicativos bajo los cuales se suelen indagar estos procesos. De esta misma forma se requiere de una revision de los imaginarios sociales, a partir de los cuales se asume la identidad como una produccién dada por medio de una concepcién de cultura letrada, deslegi- timadora del conocimiento local de los pueblos que aun en la actualidad son representados como incultos, incivili- zados, 4grafos 0 simplemente tildados como atrasados, por no estar inmersos en una ligica grafocéntrica de caricter ilustrado. Al proponer una nueva compren- sién del conocimiento situado que pro- viene de asumir una identidad narrada como posibilidad de afirmacién y re- afirmacién cultural, se hace oportuno revisar la concepcién de ciencia, que gufa el estudio de los procesos socia- les y las dinamicas culturales. Bajo esta éptica se debe aclarar que las ciencias sociales y/o ciencias humanas, como las hemos venido concibiendo desde el positivismo, hoy por hoy no es el tinico paradigma dominante que dinamiza la investigacién. En este caso, las indaga- ciones se pueden abordar a partir de otros paradigmas que comprometen la apertura hacia formas distintas de asu- mir los procesos sociales. Las dos guerras mundiales vivi- das por los europeos vendrian a po- ner en relieve la crisis del paradigma dominante en las ciencias sociales y cien- cias humanas del XX; estos dos aconte- cimientos histéricos dejarfan una estela de muerte y dolor. Ante esta situacién, ocho afios antes de terminar la guerra, el filosofo Horkheimer Ilamarfa la atencién sobre la supremacia de una ciencia sus- tentada en una teoria tradicional alejada de la realidad y sin ningin valor que re- alzara la experiencia humana. “En 1937 Horkheimer tiene una clara conciencia del sujeto histérico de las alternativas. La teorla critica no serfa una <>, ni un ¢s- tudio de las ideologias al uso tradicional, sino un pensamiento critico vinculado con la experiencia a través de propues- tas emancipadoras”!. Este vendrla a convertirse en un llamado bajo el cual se toma en serio la praxis, y marcaria la diferencia entre una teoria tradicional y una teorfa critica, donde la posibilidad 1 GONZALEZ ECHEVERRIA, Aurora. Critica de la singularidad cultural. Barcelona. Editorial Anthropos, 2003, pagina 303 de transformacién de las condiciones materiales de produccién se convierte en el principal interés. Por este motivo, no se pueden ig- norat los juicios, los valores, las ideolo- gfas que dominan la escena de produc- cién concreta en un contexto histérico; cosa que si hizo el cientificismo clasico de las ciencias humanas y las ciencias sociales del siglo XIX y parte del siglo XX; de ahi la necesidad de transcen- der el lenguaje y las acciones reguladas por una metodologia de corte positi- vista, para asf elevar otra comprensin de la ciencia que no esté guiada por la prediccién, validacién y medicién de las actuaciones humanas como si fueran eventos naturales guiados por constantes de comportamiento. Las anteriores aclaraciones nos llevan a identificar los planteamientos hechos desde la teoria critica que en la actualidad inciden en la investigacién social; esto se traduce en la necesidad de articular la préctica y la teoréa en un compromiso constante de quien inves- tiga. De esta forma, se hace necesario precisar que no todo modo de actuar en la investigacién obedece a un mis- mo “marco general de referencia y ca- tegoria”, lo cual quiere decir que exis- ten unas posibilidades de interaccién epistémica donde en algunos momen- tos se presenta la “incompatibilidad de paradigmas”, “la complementariedad de paradigmas” y “la unidad episte- molégica”. Estas instancias de accién entre las teorfas y las metodologias desde un plano epistemolégico, por un lado limitan, y por e! otro amplian las dindmicas de investigacién social de corte cualitativo. Un aporte que ayuda a afianzar los niveles de diferenciacién entre los tipos de conocimiento y los intereses, es el desarrollado por el filésofo y para algunos sociélogo aleman Jiirgen Ha- bermas, quien desde una localizacién especifica’ , propone una teorfa que viene a modificar las formas de asumir las ciencias de acuerdo con los intere- ses determinados por lo tipos de cono- cimientos, Este autor, en1968 escribe el texto “Conocimiento ¢ Interés”’, donde plantea una teorfa esclarecedora sobre los tipos de conocimientos. Es- tos son: * Ciencias empirico-analiticas, pre- senta un interés técnico. * Ciencias histérico-hermenéuticas, su desarrollo se sustenta en un in- terés practico. * Ciencias de la orientacién critica; su despliegue se da por medio de un interés emancipatorio. Basicamente estos intereses se desa- rrollan bajo una centralidad del lenguaje 2 Se refiere a la geo-politica de conocimiento desde la cual se puede afirmar que porque el conocimiento producido en ciertas geografias son més representativas que otras. 3 Publicado en espafiol en 1981 por la editorial espafiola Tauros. que orienta la accién y que vendria a ser determinante al momento de ver estos tres tipos de conocimiento. A continua- cién los presentamos: + Interés técnico; su pretensin es la de explicar. + Interés prictico; su finalidad es comprender. + Interés emancipatorio; su centrali- dad gira en la transformacién o el cambio. Frente a la situacién de relacio- nar la identidad, lo narrativo y el co- nocimiento situado, se \lama la aten- cién sobre el tipo de interés que debe movilizar la investigacién, el cual no corresponde con un conocimiento del paradigma empirico-analitico, comprometido con la centralidad del lenguaje en la accién de explicar las dindmicas culturales. Por este motivo, creemos conveniente explorar otras epistemes y metodologias que permi- tan posicionar la comprensién como una instancia para la significacin de las actuaciones humanas. Se hace pertinente abordar la re- ferencia al pensamiento de Habermas, por cuanto permite un mayor entendi- miento de los procesos de investigacion que se encuentran determinados por la naturaleza de conocimiento que se de- see indagar; esto nos lleva a mirar las dindmicas culturales (en la actualidad) desde otros angulos y otros lenguajes. Esta eleccién nos conduce a una supe- racién de las formas ya acostumbradas de las ciencias sociales convencionales del siglo XIX y parte del siglo XX que, de acuerdo con Wallerstein, deben ser “impensadas”, debido a que “hoy en dia son la principal barrera intelectual para analizar con algin fin dtl el mun- do social” . Por este motivo, se trata de proponer un tipo de investigacién distinta cuyo interés no sea el de expli- car sino el de comprender y transformar las situaciones que se refieren a los pro- blemas del siglo XXI. El aludir los planteamientos de Habermas no tiene que ver con una adscripcién epistemoldgica con la teo- ria de este autor. De lo que se trata es de llamar la atencién de los cambios producidos al interior de las trayecto- rias de afirmacién de un euroccidente* que empieza a evidenciar la crisis de los referentes que hacen un tiempo crefan incuestionable. Es en cierta forma el cuestionamiento a las teorfas absolu- tistas, abstractas y universales, lo cual nos lleva a pensar si esto ha sucedido en los paises cultores de la epistemo- logfa dominante, quienes han hecho las grandes generalizaciones teoréticas, 4 WALLERSTEIN, Immanuel. Impensar las ciencias sociales. México D. F. Editorial: Siglo XIX, 2004, pagina 3 5 Marcel Mazoyer, ha ideado esta forma de denominarla Esta referencia alude a las pro- longaciones retéricas de Europa y los Estados Unidos de Norte América, que han hecho girar sobre si toda la produccién del conocimiento te6rico,. y Samir Amin prefiere hablar del eu- roccidentalismo contribuyentes del etnocentrismo y el epistemi de los pueblos del Ila- mado tercer mundo, por qué seguir sosteniendo estos sistemas de represen- tacién totalizadoras de la experiencia de ellos por encima de la de nosotros, vistos y asumidos como los “otros” di- ferenciados de un centro dominante en la produccién de sentido. Por este motivo, se asume una investigacién comprometida con las culturas que no han tenido un lugar en la historia para elevar su propia voz por encima de la voz del espe- cialista, quien recrea un relato legi- timo y legitimador de las acciones comportamentales de los pueblos. Esta ha sido la razén por la que se cuestionan las ciencias sociales que, amparadas en un marco explicativo, silencian a los actores y posicionan el relato del investigador. Todo esto se llega a aclarar cuando se tiene presente que “las ciencias sociales son un producto del sistema-mun- do moderno y el eurocentrismos es constitutivo de la geocultura del mundo moderno”, esto ha significa- do el ocultamiento del “locus de la enunciacién”’ como una estrategia 6 Denominacién aportada por Ramén Gros- foguel al referise al fundamentalismo eurocci- dental de la episteme dominante, la cual sep- ulta otras formas de conocimiento que no sea el devenido de la experiencia del logoscentrismo y el grafocentrismo. 7 Se refiere al lugar desde el cual se construyen los discursos como tales y que en el caso de las ciencias sociales convencionales lo escondié como una estrategia para poder justficar su de envoltura de la experiencia parti- cular, la cual pasa a ser universal. Los anteriores planteamientos nos llevan a preguntarnos por nuestro lo- cus de enunciacién a partir del hecho de tomar en serio nuestras produccio- nes, para llegar a afirmar y reafirmar la cultura local, lo cual nos conduce a una valoracién de la experiencia vi- tal como pueblo, comunidad, regién y nacién. Ante esta situacién surge la pregunta por la epistemologia no como lo universal, abstracto y lo ab- soluto, sino como una posibilidad de asumir nuestro rol histérico como su- jetos productores de conocimiento. De ahi que creamos en las remociones epistémicas* como una instancia para superar los marcos teéricos y metodo- l6gicos que dominan la investigacién social de corte cualitativa. EL HECHO DE TOMAR EN SERIO “EL POTENCIAL NO INCLUIDO POR LA MODERNIDAD” Durante mucho tiempo se creyd que la modernidad era el punto de llegada de las elaboraciones que se fueron confi- gurando en diferentes épocas a lo largo representatividad como “universal concreto” de afirmacién de la epistemologia dominante. 8 Se refiere a la posibilidad de cambio asumido desde los procesos de descolonizacién del len- guaje y del pensamiento de la historia: greco-latina, la edad media, el renacimiento italiano, la ilustracién francesa ¢ inglesa, los ro- ménticos alemanes, hasta llegar a la revolucién industrial y sus posterio- res consecuencias para la humanidad. Todo esto vendria a hacer parte (su- puestamente) de una trayectoria que consolidaba el marco de pensamiento europeo en el centro de la historia de la humanidad; esta creencia ayuda sostener una visién de mundo bajo la cual se articulé la fuerza explicativa de unos relatos universales que tenfan como propésito recoger y envolver la experiencia humana en una discursi- vidad absoluta’ . Desde la geopolitica del conoci- miento que encierra la experiencia del Abya Yala"®, en los tiltimos tiempos se hacen significativo los planteamientos hechos a partir de la Filosofta Politica Latinoamericana de Enrique Dussel, quien viene a proponer la “transmor- nidad” como una “exterioridad alte- rativa (...) un més alld trascendente a_la_modernidad occidental”". La 9 Esta discursividad absoluta en la actualidad se referencia como los metarrelatos 0 metanarrati- vvas que encierran los argumentos explicativos {que han sostenido el euroccidentalismo 10 Este es el nombre que los pueblos origi- narios del continente vienen usando para refer- inse a la geografia que fue saqueada a partir de 1492, es en lengua cuna el nombre verdadero de América y significa “tierra en plena mad- urez”. De aqui en adelante en este articulo se utilizard este nombre para referienos a nuestro continente, 11 DUSSEL, E. “Sistema-Mundo y “Transmo- dernidad”. En: Dube, S., Dube, I. & Mignolo, transmodernidad vendrfa a estar con- formada por aquellas experiencias, practicas y valores, expulsados, nega- dos, asi como desacreditados por la modernidad; esta ha sido lo represen- tativo de un modelo etnocéntrico que se erigié como universal. El posicionamiento de Europa como centro de la experiencia huma- na, constructora de sentido y signifi- cado, segiin Enrique Dussel, se ori- gind gracias a la “distorsién” hecha primero por los enciclopedistas; en este caso pone el ejemplo de Mon- tesquiew en Francia con su obra El espiritu de las leyes, Kant en Alemania y Hegel, para quien “Europa habria ido desde siempre elegida por el des- tino para ser el sentido final de la his- toria universal” (2004: 203). En este caso la trayectoria de la modernidad europea no es la que algunos autores anunciaron. “La centralidad de Euro- pa se reduce ahora a solo dos siglos, lo que permite suponer que lo subsu- mido por la modernidad tiene mucha posibilidad de emerger pujante y ser redescubierto (...)” (2004: 201). Los planteamientos hechos desde la centralidad de Europa han permi- tido el posicionamiento de un pen- samiento absolutista a partir del cual Ia experiencia humana ha sido signi- ficada y proyectada sobre la faz de la 'W. (comp). Modernidades coloniales, México D. C. Editorial: El Colegio de México, 2004, pagina 201 tierra, y ha tenido como referente el modelo social, ético, estético, episté- mico, lingiifstico y politico, que se originé en una geografia especifica, como parte del posicionamiento es- tratégico de una visién de mundo que se generaliz6. Es el “universa- lismo abstracto”, entendido como “aquel que desde un particularismo hegeménico pretende erigirse en disefio global imperial para todo el mundo y que, al representarse como ‘descarnado’, esconde la localizacién epistémica de su locus de enuncia- cién en la geo-politica y la corpo-po- litica del conocimiento””. La fijacién de los significados cul- turales de los pueblos, comunidades y naciones, en algunas ocasiones se ve re- cabada por dos grandes tendencias que son la de afirmar las tradiciones locales y la de cambiar 0 modificar esas cos- tumbres por visiones mucho més mo- dernas que conduzcan (supuestamen- te) al avance o desarrollo de las colecti- vidades sociales. La primera tendencia ha sido desplazada por las cosas dichas de la interioridad absoluta de la moder nidad, desde la cual se ha proyectado una versién favorable a la existencia ¢ intereses de quienes dominan el esce- nario de la produccién de sentido. En 12 GROSFOGUEL, R. “Més allé de los uni- versalismos occidentales: pluri-versalidad y transmodernidad como proyectos decolonis- les", En: SAAVEDRA, J. (comp.). Educacién Superior, interculturalidad y descolonizacién. La Paz: Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana, 2007, pagina 136 Ja actualidad encontramos otros modos de decir que se desprenden de esas “po- tencialidades no incluidas”, esa “exte- rioridad alterativa”, importante para la construccién de conocimientos situados que se convierten en el “refugio” de un “yo colectivo” recreado por la memoria y conducente a procesos de sujecién. Asi, por ejemplo, de lo que se trata es de elevar la experiencia de los actores a partir de sus practicas narrativas, como una posibilidad de emergencia de co- nocimiento situado bajo las légicas de produccién local. La segunda tenden- cia conllevé al desvanecimiento de los sistemas localizados de representacién epistémica, bajo los cuales las personas elaboraban los contenidos explicativos para comprender la existencia en el mundo. Esto ha significado la desapa- ricién forzosa de las tradiciones y las costumbres que fueron despedazadas por los relatos universales de una mo- dernidad caracterizada por ser de ca- récter antropocéntrico y logocéntrica. LA IDENTIDAD Y LOS LUGARES DE DENUNCIACION Laidentidad como dmbito y tema que se desprende del desarrollo del conoci- miento especializado, se ha constituido en una categoria de andlisis eminen- temente moderna (hall-2003, Gross- berg-2003), la cual hace parte de los desarrollos de la filosofia, la sicologia, la sociologia y la antropologia, entre otras disciplinas. Esta categoria apare- ce relacionada con la de sujeto, y a su vez con la del ciudadano, que van a set categorias centrales en la organizacién social encarnada en el Estado-nacién moderno. La modernidad trae consigo Ia aparicién de nuevas instituciones sociales que cumplen el papel de cohesionar a partir de unos contenidos que ayudan a establecer la sujecién de acuerdo con: * Un tervitorio; esto tiene que ver con el lugar en el cual las personas construyen referentes para la accién dentro de un contexto de actuacién concreta. * Una historia; se refiere a las narra- tivas fiundacionales que son recrea- das a través del relato especializado de la historia que se antepone a los procesos de la memoria, que es de cardcter situada. * Una lengua; se constituye en los modos de decir que determinan la constitucién del pensamiento como participes a una comunidad especifica. * Un sistema de creencias que deter- minan la sujecion de acuerdo a una visién de mundo, soportada por el mito y el rito, en el sentido de la construccién de la espiritualidad que conecta con lo sagrado. Estos referentes hacen parte de los procesos de fijacién de la identidad en las personas a partir del hecho de ha- bitar y ser habitado por los contenidos culturales que legitiman la sujecién, ast como la pertenencia cultural. La iden- tidad se puede entender en términos de la articulacién de contenidos que go- bierna la conciencia de las personas. La ‘marcada forma de asumir la identidad se da por medio de la centraccibn de los contenidos que dan forma a la cultura como un resultado de procesos resul- tantes de los contenidos que se trans- miten y reproducen en circuitos intra- comunitarios o intercomunitarios. Al momento de abordar la iden- tidad como una categoria de andlisis, se hace necesatio mirar las perspectivas que inciden en la concepcién tedrica que sobre ella se han venido formali- zando en los iiltimos tiempos. Estas son: * Una concepcién esencialista, tiene que ver con la naturalizacién de la identidad * Una concepcién constructivista, don- de la identidad es de cardcter rela- cional y se da a partir de la cons- truccién e interaccién social de la identidad. * Una concepcién contextualista, tam- bién conocida como anti-esencia- lista, considera la identidad como algo abierta dada a partir del con- texto radical que discute y pone en sospecha los aspectos que se rela- cionan con la tradicién compartida por un colectivo en especial. * Una concepcién instrumentalista, parte de la consideracién de la iden- tidad como estrategia que garantiza un posicionamiento politico. Los autores posmodernus que teorizan la identidad vienen desarro- Ilando una mirada anti-esencialista, la cual consiste en la negacién de las esencias como una instancia constante para la produccién de la identidad cul- tural. Una postura contraria que viene debatiendo esta mirada anti-esencia- lista, es la de los estudios poscolonia- les, desde los cuales se ha elevado la voz de los subalternos para afirmar el “esencialismo estratégico””’, conside- rado como una repuesta a la excesiva utilizaci6n de la identidad de forma natural, desprovista de cualquier con- sideracién politica. Todo esto contra- tia a los idearios que dan cuenta de la identidad como algo para mostrar © exhibir, rasgos definitorios para la celebracién ingenua de las diferen- cias culturales. “El “esencialismo” sdlo aparece teorizado ahora como una po- sicién politica “estratégica” articulada por ciertos grupos subalternos para subvertir relaciones de dominacién y explotacién. ‘Al momento de abordar la identidad como categoria de anilisis generalizada a 13 Categorfa aportada por Spivak, quien hace parte de los estudios subalternos de la India. partir de unos lugares de enunciacién de [a teoria contempordnea, se hace necesa- rio mirar los aportes hechos por Stuart Hall'*, en especial lo realizado en su tex- to: las identidades culturales en la pos-mo- dernidad'’, sobre todo en lo relacionado con los tres tipos de identidad, que son: * Identidad del Sujeto del Iluminis- mo, “basado en una concepcién de persona humana, como un individuo to- talmente centrado, unificado, dotado de capacidad de razén, de conciencia y de accién, cuyo “centro” consistia en un niicleo interior, que emergia por primera ver cuando el sujeto nacia y con él se desenvolvia, ademas perma- necia esencialmente el mismo (...) a lo largo de la existencia del indi (2006: 10). + densidad del Sujeto Socioldgico, “re- fleja una creciente complejidad del mundo moderno y la ciencia de que este nticleo interior del sujeto no era auténomo y auto-suficiente, pero era formado en relacién con “otras personas importantes para € que mediaban en los sujetos, 14 Stuart Hall, profesor de origen jamaiquino, quien pasé a vivir a Gran Bretafia desde 1951, ha sido director de centro de estudios culturales de la universidad de Birmingham, Inglaterra, entre 1968 y 1979, su desarrollo académico ‘est fuertemente incidido por la experiencia ‘como intelectual de la diéspora pos-colonial 15 Hall, S, (2006). A identidade cultural na pos-modernidade, Rio de Janeiro: DP8A. ‘Tra- duccién Inédita de VILLA, Wilmer. Bogoté, 2008 en los valores, sentidos y simbo- los. (...) desde el interaccionismo simbélico, se eleva una concep- cién “interactiva” de la identidad” (2006:11) + Identidad del Sujeto Pos-Moderno, “no tiene una identidad fija, esen- cial. La identidad se convierte en una celebracién mévil”: formada y transformada continuamente en relaci6n con las formas por las que quizds somos representados o inter- pelados en los sistemas culturales que nos rodean (...). El sujeto asu- me identidades diferentes en dife- rentes momentos, identidades que son unificadas alrededor de un “yo” coherente” (2004, 13). Los tres tipos de identidades que Hall propone se hacen evidentes en la lectura de la historia contemporinea que va desde la modernidad, pasando por el tratamiento de la sociologia y terminando por incorporar la consi- deracién posmoderna de la identidad. Frente a los tres tipos de identidad pre- sentados por Hall, se evidencia: * Lacentraccién y unificacién de un niicleo estructurador presentado como conciencia. * La interaccién como referente fun- dacional de la identidad. + La descentracién como una posibi- lidad de apertura, donde los “signi- ficados flotantes” se constituye en una posibilidad de adoptar conte- nidos culturales para evidenciatlos como propios de la identidad. El gran problema con la identidad de la pos-modernidad es que esta se vive de manera dispersa, y llega a caer en el riesgo de la despolitizacién de la identi- dad por cuanto esta se vive de manera ca- sual y efimera, Es decir, de acuerdo con lo que se da en el momento se generan los procesos de identidad, sin que éstos Jogren posicionar una postura ante la vida. El gran problema con la identidad pos-moderna es que esté siempre en au- sencia del lugar que rodea la experiencia de las personas en tanto resultado de las relaciones cara a cara, en pocas palabras, el problema con este tipo de identidad es que siempre va a estar dislocada. INTERROGANDO LAS EXPERIENCIAS DE LOS PUEBLOS DESDE LA IDENTIDAD Histéricamente los pueblos y culturas del mundo dan respuestas a las prin- cipales preguntas que rodean la exis- tencia humana de diferentes formas, algunos se han apoyado en el mito, otros en el logos de la razén y otros en la doxa; en fin, son distintos mo- dos de organizar la experiencia sensible para responder los interrogantes que acompafian el desenvolvimiento de las personas a lo largo de la vida. En este sentido se encuentran las siguientes interrogaciones: ;Quién soy’, ;De dénde vengo?, :Para dénde voy?, Qué sentido tiene la vida en nuestro con- texto?, Quién o qué gobierna la vida?, {Qué es lo que més valoramos o signi- ficamos de nuestra cultura?, Qué hay después de la vida?. Cuando las personas tratan de responder estas preguntas, lo hacen desde una accién explicativa que parte de la consideracién de los contenidos que gobiernan la cultura como parte de una experiencia vivida, asumida y producida a partir de la sujecién que se desprende de la memoria, el terri- torio, la lengua y todas las dindmicas de accién que dan cuenta de la sociali- zacién, asumida como la construccién. social de las personas que habitan y son habitados por la cultura. Asi, por ejemplo, para llegar a pre- guntarse: Quién soy?, las personas de- ben generar una dindmica de identifica- cién que comienza por definir lo consti- tutivo del “soy” en tanto una experiencia especifica de persona que existe a partir del trato diferencial que se establece con los otms, definides como amenazador de la institucionalidad colectiva que ca- racteriza la cultura, desde la cual se esta- blece la sujecién y conformacién de los contenidos que la singularizan. De esta forma se podria referencia la identidad a través de un proceso de estabilizaci6n de los contenidos materiales y simbélicos que vendrian a caracterizar un nosotros que interactdan con un ellos. ‘Al momento de consideracién de la pregunta: ;De dénde vengo?, se hace necesario mirar el origen de la persona en tanto institucionalidad que hunde sus raices en un lugar en el cual inscribe y escribe sus précti- cas culturales. Es la experiencia que se desprende desde un espacio vital de concrecién de identidad que se pro- duce, reproduce, circula y transfor- ma de acuerdo con los referentes del lugar que incide directamente en la construccién de la identidad. El lugar se asumiria como un marco de actua- cién que limita la accién de las personas que se deben al hecho de ser cultivados 0 cultivar los contenidos que modelan el comportamiento sociocultural de las personas. El lugar se constituye en una for- ma de territorial nidos de la conciencia que determina el sentido de pueblo, cultura, etnia, comunidad 0 grupo, es la accién centrada en la identidad recreada a partir del tertitorio vivido, sentido, pensado y narrado. De este referente se legitiman o deslegitiman las actua- ciones comportamentales de las per- sonas que comparten un origen co- min, Por lo tanto el lugar se consti- tuye en un referente trascendental al momento de considerar la identidad generada, proyectada o transformada desde los marcos de actuaciones de las personas. Todo esto se hace rele- vante cuando se intenta dar repuesta a la pregunta: :De dénde vengo? cién de los conte- En cuanto al interrogante: ;Para dénde voy?, tiene que ver con el he- cho de afrontar el devenir histérico, cultural y social, desde las posibilida- des, expectativas y demés dinémicas de accién que determinan el hecho de situarme en el mundo con y desde esos contenidos que hacen parte de la comprensién de mundo del grupo, co- munidad o colectividad humana en la cual he sido socializado. Cuando nos formulamos la pre- gunta: {Qué sentido tiene la vida en nuestro contexto?, se relaciona con las formas de significar las personas que pertenecen a un pueblo, cultura, etnia, comunidad 0 grupo, es la valoracién dentro de un proceso de seleccién de lo relevante o significativo a partir de la multiplicidad de experiencias que con- ducen a las personas un estado de rea- lizacién conforme a lo que dictaminan la cultura. Esto tiene relacién con ser, el hacer y el desear en tanto la satisfaccién que se consigue con las acciones que se generan a partir de los contenidos culturales. A su vez este interrogante conecta con el ;Qué gobierna la vida?, es decis, cudles son los contenidos que determinan el comportamiento de la personas que actitan de acuerdo con los marcos de actuacién cultural, a partir de los cuales la identidad se produce, reproduce, circula y transforma. {Qué es lo que més valoramos © significamos de nuestra cultura?, este interrogante se relaciona con la manera de significar la experiencia cultural dentro de unos valores que se van constituyendo como principios de accién para enfrentar el dia a dia dentro de los pueblos 0 comunidades, es la posibilidad de construir sentido a través de representar las personas, los objetos y los lugares. El interrogante: ;Qué hay después de la vida? en este texto no se aborda de manera directa, pero se tiene en cuenta al momento de ver la funcién del mito en la concrecién del sentido que se esta- blece como colectividad. Es un abordar la realizacién sagrada de los pueblos que intentan responder el mds alld de la exis- tencia. La consideracién de esta pregunta tiene una incidencia en la construccién de la identidad, pero somos conscientes de que el avanzar frente a esta pregunta requiere de un tratamiento que desbor- daria el propésito de este articulo; por tal motivo, dejamos a un lado la reflexién para ser abordada en otro texto. Los principales interrogantes que rodean la existencia humana se presentan como un referente al momento de evidenciar las dindmicas identitarias que son vistas como una forma de generar sujecién y arraigo al territorio, la lengua, la memo- tia y todos los contenidos culturales. La identidad comprendida como la posibilidad de habitar un ser que se construye y reconstruye por medio de la experiencia que natra los tiempos presentes desde voces ausentes'*, tiene 16 VILLA, Wilmer. Dilemas de la Alteridad. Rio de Janeiro. Ponencia presentada en el En- cuentro Afrolatinos, 2009 que ver con un aqui y un ahora que se compaginan con un pasado que nos Iega desde los procesos situados de la memoria. Donde el pasado no esté atrés como algo vivido y apartado del presente, sino, por el contrario, el pa- sado esté en el aquf y el ahora de los pueblos. LA MEMORIA YLA NARRACION En este apartado surge la pregunta por el “esencialismo estratégico” en términos de mirar el posicionamiento politico desde la memoria y procesos identi- tarios que son narrados. Esta eleccién se ve como un camino por explorar las dindmicas de accién politica que co- nectan con las expectativas de los pue- blos y comunidades que histéricamen- te han sido suplantados bajo la figura de la democracia representativa que se basa en una “cadena de sustitucién” permanente de los actores politicos. En este caso se busca desenganchar la identidad de la concepcién que la re- dujo a la sola exposicién desde los usos y las précticas del folclore por el folclore. Donde solo interesan las expresiones en términos de una exposicién permanente que reduce al otro a un especticulo evi- denciado como parte de las diferencias culturales, La identidad en este término puede convertirse en una produccién que fosiliza a otro 0 como una simple promocién de las identidades culturales a través de una politica de la identi- dad que termina siendo el resultado de unas medidas multiculeurales, donde lo que simple y llanamente interesa es el reconocimiento, Cuando se asume que la identi- dad es aquello que se expone para el consumo de los otros, se cae en la re- duccién de la cultura; esto se refleja en el siguiente caso. En cierta ocasién en una comunidad negra 0 aftoco- lombiana del norte del municipio de Valledupar en el departamento del Cesar, un miembro de la comuni- dad manifest “menos mal nosotros si tenemos identidad que mostrar y no como esos otros pueblos que no tienen nada que mostrar, estamos en una situacién ventajosa para afirmar lo que somos como cultura”"”. Este caso refleja la forma como se ha solido ver la identidad cultural, de- finida a partir de unos rasgos visibles que son definitorios del pueblo, comu- nidad y grupo con identidades especi- ficas, Es una forma de asumir la cultu- ra como algo que se tiene para exponer y satisfacer el interés multiculeuralista de los observadores que supuestamen- te si pueden diferenciar lo que es cul- tura frente a otros que “no la tienen”. El contexto en el cual sucedié el caso presentado es el pueblo de Guacoche, un corregimiento del municipio de 17 Jornada de trabajo con maestros del colegio de Guacoche, corregimiento del municipio de Valledupar, 1999. Valledupar, donde las mujeres elabo- ran productos cerdmicos tales como las tinajas. La persona que expresé esta fra- se cree que la forma de evidenciar la identidad cultural es a través de tener algo que mostrar para asi gozar del re- conocimiento de sus précticas cultura les, El problema con esta consideracién de cultura es que solo se hace visible como prictica cultural las produccio- nes materiales, pasando por alto las elaboraciones simbélicas que también dan sentido a la experiencia identitaria dentro de una cultura. {Desde qué referentes se narra la memoria de un pueblo que en cierto sentido soporta la identidad? Para res- ponder esta pregunta se debe de tener presente que la concepcién de memo- tia en términos de “una reactualizaci6n del pasado” ya no es la tinica forma de entenderla y que en la actualidad existe la alusién al olvido, de ahi que Pierre Nora's, afirme que “la memoria es una dialéctica entre recuerdo y olvido”. Esta consideracién pone en el centro de la discusién la pregunta por los po- sibles silencios que la memoria guarda y que de una u otra forma no ayudan a explicar los sucesos del pasado, sino a una mejor comprensién de aque- los hechos histéricos que encierran 18 Citado por GOMEZ, ‘Thomas. Lugares de memoria ¢ identidad nacional en Colombia. En: AROCHA, Jaime. Utopfa para los exclui- dos. Bogoté, Universidad Nacional, 2004 grandes silencios para los pueblos. Po- siblemente estos silencios no pueden ser narrados desde un discurso puiblico, sino desde un discurso oculto” que ayu- dea poner a salvo aquellos contenidos de la vida intima de los pueblos. La memoria se inscribe y se es- ctibe desde una dindmica que por un lado aloja y por el otro desaloja. No €s como si fuéramos tébulas rasas que no tienen ninguna inscripcién; por el contrario, estamos recorridos por unas escrituras sutiles que hacen parte del paso del tiempo por nuestra piel de la memoria. En cierta forma es la memo- tia la que nos desnuda para volvernos voz. que actiia con el compromiso de encontrarnos. Es por esto que la narra- tiva se convierte en una representacién significativa que nos ayuda a dar con la memoria de los pueblos y por medio de esta se pueden generar procesos de identidad cultural. REMOVIENDO LO YA ACOSTUMBRADO PARA REINSTALAR LO DESACREDITADO Laidentidad, como un proceso garante de la sujecién que nos envuelve como pueblo, es una repuesta a las postu- ras anti-esencialistas que creen que la identidad cultural se da de manera 19 SCOTT, James. Los dominados y el arte de la resistencia, México D. E. Editorial; Era, 2004 descentrada. Este es el caso de Stuart Hall”, quien aborda una identidad sin garantia en el sentido de la lectura abierta que él hace de la identidad, es un tipo de contextualismo radical que deja por fuera el proceso de la memo- ria y la trayectoria de la tradicién. La reafirmacién cultural de los pueblos se libra desde los procesos de sujecién que estos generan alrededor de los contenidos culturales que han sido desacreditados por la modernidad y que en la actualidad se pueden vol- ver a instalar en el centro de la repre- sentacién de la experiencia vital de los pueblos, comunidades y grupos histé- ricamente marginados. En este caso se hace interesante explorar la propuesta de Manuel Castells”, quien establece tres tipos de identidad, que son: * Identidad Legitimadora, “introdu- cida por las instituciones dominan- tes de la sociedad para extender y racionalizar su dominacién frente a los actores sociales” (Castells, 1999: 30). Tiene que ver con las identi- dades que gozan de cierto prestigio Y que se encuentran consolidadas a lo largo de la historia de los luga- res, bien sea la nacién, la munici- palidad 0 pueblos inmediatos bajo los cuales las culturas nacionales, 20 HALL, Stuart. ;Quién necesita dela <>?. En: HALL, Stuart y Du Gay, Paul. Cuestiones de identidad. Buenos Aires. Edito- rial: Amorrortu, 2003 21 CASTELLS, M. La era de la informacion. Volumen II. Madrid: Alianza, 1999 regionales y locales aseguran la co- hesién social. Estd garantizada por las instituciones sociales como el estado, la escuela y la ciudad. * Identidad de Resistencia, “generada por aquellos actores que se encuen- tran en posiciones/condiciones de- valuadas o estigmatizadas por la I6- gica de la dominacién’” (1999: 30) * Identidad Proyecto, “cuando los actores sociales, basindose en los materiales culturales de que dispo- nen, construyen una nueva iden- tidad que redefine su posicién en la sociedad y al hacerlo buscan la transformacién de toda la estruc- tura social” (1999: 30). Un claro ejemplo de la identidad legitimadora se da con la identidad nacional. En el departamento del Cesar, tendrfamos la identidad del vallenato que se ha ido construyendo como parte de una invencién narra- tiva que goza de prestigio; en térmi- nos de Eric Hobsbam, seria lo que él llama la invencién de la tradicién que “(...) implica un grupo de practicas, normalmente gobernadas por reglas aceptadas abierta o técitamente y de naturaleza simbélica o ritual, que buscan inculcar determinados va- lores 0 normas de comportamiento por medio de su repeticién, lo cual implica automaticamente continui- dad con el pasado, De hecho, cuan- do es posible, normalmente intentan conectarse con un pasado histérico que les sea adecuado”™ En el caso de la regién del Cesar, se puede evidenciar la identidad resisten- cia en el caso de los indigenas Kankua- mos®, quienes, pese a toda la presién de la sociedad dominante que los es- tigmatiz6 y racializé su origen étnico en la actualidad el querer revitalizar la ancestralidad de su cultura, los ha Hlevado constituir una identidad resis- tencia. Lo mismo sucede con los afto- colombianos que habitan el territorio. de Guacoche, Guacochito y el Javo, quienes durante mucho tiempo han tenido que enfrentar la representacién que parte de la sociedad de Valledupar de manera estereotipada, Ilegando al desprestigio de los y las guacocheras. La identidad proyecto se da a partir de las identidades que han logrado resis- tir los abusos de poder en la representa- cién de esa identidad que es vista como otra y en tanto otra, en la mayoria de las veces se encuentran en riesgo perma- nente. Un claro ejemplo de la identidad proyecto en la regién del Cacique Upar serfa la identidad de las mujeres, que aun como movimiento social esté por con- solidar un lugar de enunciacién para la consolidacién de los procesos que tienen 22 HOBSBAM, Eric y RANGER, Terence. La invencién de la tradicién. Madrid. Editorial: Critica, 2002 23 Se encuentran ubicados en la Sierra Nevada de Santa Marta en el departamento del Cesar y comparten este territorio ancestral con los Ar- huacos, Koguis y Wiwa. que ver con su reivindicacién como suje- tas de derecho pleno. Finalmente, la identidad como un proceso garante de la sujecién que nos vuelve pueblo, tiene que ver con el he- cho de las experiencias de los pueblos que no hacen parte de la modernidad y que desde el lugar de no inclusién han enfrentado con dignidad los ava- tares de la historia. Estos pueblos son los que desde una transmodernidad narran la experiencia situada de un pensamiento que conecta con la vida, con las personas y con la preservacién de los lugares. Son identidades que se tejieron desde experiencias no inclui- das, ni reconocidas por la modernidad y que ahora desde una légica moderna se encuentran clasificada 0 encerra- das como “identidades deficientes” 0 carentes de todo el espiritu letrado 0 ilustrado de la modernidad. “Es desde esa potencialidad no incluida de donde surge, desde la “exterioridad alterativa’, un proyecto de “transmodernidad”, un “més alld” trascendente a la modernidad occidental (en cuanto nunca asumida, en cuanto despreciada y valorada como nada”) que tendrd una funcién creado- ra de gran significado en el siglo XXI” (Dussel, 2004: 201). Es desde esta po- sibilidad que esas identidades que han sido desprestigiadas y desalojadas pue- den asumir su papel en la historia como constructora de sentido comunitario de situar la pregunta por el lugar en el cual las personas representan y significan lo que es la identidad cultural. BIBLIOGRAFIA CASTELLS, M. La era de la infor- macién. Volumen Il. Madrid: Alianza, 1999 DUSSEL, E. “Sistema-Mundo y ‘Transmodernidad™. En: Dube, S., Dube, I. & Mignolo, W. (comp). Modernidades colo- niales. México D.C. Editorial El Colegio de México, 2004 GOMEZ, Thomas. Lugares de me- moria ¢ identidad nacional en Colombia. En: AROCHA, Jai- me. Utopia para los excluidos. Bogoté, Universidad Nacional, 2004 GONZALEZ, ECHEVERRRIA, Aurora. Critica de la singulari- dad cultural. Barcelona. Edito- rial Anthropos, 2003 GROSFOGUEL, R. “Mas all4 de los uni-versalismos occidenta- les: pluri-versalidad y trans- modernidad como proyectos de coloniales”, En: SAAVE- DRA, J. (comp.). Educacién Superior, interculturalidad y descolonizacién. La Paz: Co- mité Ejecutivo de la Universi- dad Boliviana, 2007 Habermas, Jigen. Conocimiento e interés. Madrid. Editorial Tau- rus, 19821 Hall, S. (2006). A identidade cultural nna pos-modernidade, Rio de Janei- ro: DP&A. Traduccién Inédita de VILLA, Wilmer. 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