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Teologta y Vida, Vol. XXXIX (1998), pp, 13-38 Anneliese Meis W. Profesora de la Facultad de Teologia Pontificia Universidad Catélica de Chile EI rostro del otr Acercamientos recientes a la Antropologia Teoldégica EI presente estudio continiia los status quaestionis de Antropologia Teoldgi- ca respecto de La gracia, cuna verdad teolégica en crisis? publicado en 1991 (1), y del pecado original en cuanto pregunta por la paradoja del origen, 1993 (2). Por consiguiente, abordaré principalmente las publicaciones de los iiltimos tres a seis afios, lo cual no significa pasar por encima del desarrollo anterior del tratado De gratia y De peccato originali, sino fijarse mas bien en las explicitaciénes relevan- tes recientes, las cuales enuncian su interrelacién con el contexto latinoamericano. Esto no sélo requiere un esfuerzo extraordinario para distinguir las articulaciones de verdades, desde siempre dificiles de abordar, ya que se entretejen con todo el Dogma. Estas no poseen un lugar teoldgico determinado, pese a que desde el Vaticano II se suele agruparlas bajo el sugerente titulo de Antropologia Teoldgica; por el contrario, proponen una disposicién peculiar para arriesgarse a pensar unas sorpresas mentales que emergen de las paradojas propias de la existencia humana. Si, en efecto, el hombre necesita de Dios sin poder alcanzarlo por propia cuenta, y si la libertad humana permanece exenta de responsabilidad respecto de la entrada del ser humano en el pecado original desde que el origen de este pecado emerge de la misma libertad, estas paradojas se constituyen en cuestionamiento permanente para la comprensién de gracia y pecado en los estudios antropolégicos teolégicos también més recientes. 1. UNA ANTROPOLOGIA TEOLOGICA POR REALIZAR: AUSENCIA Y APARICION DEL ROSTRO. Seguin B. J. Hilberath, la Antropologia Teoldgica es Teologia en el sentido estricto porque trata de la autodonacién de Dios ~dimensién atendida histéricamen- (1) TV 3101990) 227-255 (2) La paradoja del origen: Hacia una consolidacién tcolégica del Pecado Original, TV 34 (1993) 261-280 4 ANNELIESE MEIS W, te, con preferencia, por la tradicién protestante— pero también es Antropologia en la medida en que acontece algo con y en el hombre por su encuentro con Dios, aspecto predominante en la tradicién catélica. El actual catedratico de Teologia Dogmatica en Tubingen sefiala que la preocupacién por resaltar la soberanfa de Dios dejando a Dios ser Dios, puede realizarse de doble manera: 1. Se destaca la gracia como dimension transversal de toda la Teologia; 2. La gracia tiene que ser un tratado propio, porque pone de relieve el encuentro de Dios con el hombre en cl drama de su amor previamente a su aplicacién sacramental, Por eso, el lugar de la gracia se encuentra interrelacionado con la Pneumatologia Visién panordmica de los recientes manuales Resulta llamativo que después de una ausencia casi total de estudios antropo- lgico-teolégicos entre1983 y 1990, aparezcan varios manuales en forma simulté- nea durante los afios 1991 a 1993, por cierto, sefial de un interés renovado. J. Alviar comenta tales manuales en una sintesis répida y util, comenzando por el texto de A. Ganozcy, De su plenitud todos hemos recibido todo, destacando la obra de J. L. Ruiz de la Pefia, El don de Dios. Antropologia especial, para detener- se en el estudio de L. F. Ladaria, que tan sélo representa una edicién nueva de la Antropologia Teoldgica de 1983, bajo el titulo levemente cambiado de Teologia del pecado original y de la gracia, cambio que, sin embargo, no deja de tener importancia. El comentarista continéa con la presentacidn del texto de J. A. Sayes, La gracia de Cristo, BAC 1993, complementado por la Antropologia del hombre cafdo, del mismo autor, para cerrar la presentacién por un andlisis somero de dichos manuales en lo que se refiere a su contenido de teologia positiva y especu- lativa. C. Garcia, por su parte, sitia los estudios presentados por Alviar histérica- mente al interior de su recension posconciliar y los complementa a través de una detallada visién panordmica elaborada en 1993 Los manuales sefialados -sin duda~ se rigen cada uno por principios estructu- rantes propios, que en su totalidad no dejan de ser multifacéticos y diferenciados entre si: resalta el amor como eje articular en Ganozcy, una visidn histérica bastante bien lograda en su dimensién genética Ruiz de la Pefia-; una centracién en la filiacin divina -Ladaria-, aunque todavia sin contornos afinados de rostro, lo cual vale todavia més para el aporte de Sayes: un tratamiento impersonal caracteriza entonces a casi todos estos textos, pese a que uno u otro autor se detiene en analizar y precisar conceptos més personalistas como la relacidn F. Ortiz de Urtaran (3) ~y la expresin ~Galindo~ fuera del énfasis en 1a persona, que trasluce en el Boletin de C. Garefa a través de la importancia del concepto de libertad y su dimension expe- riencial. Mientras este Boletin, como aquel de Alviar, califica la Antropologia Teo- Jégica en su estado actual como una ciencia en transicién, en via a consolidarse, no faltan apreciaciones més eriticas al respecto. 3) ORTIZ DE URTARAN F, La categoria “relacién” en Ia teologta de la graci , SEV 40 (1993) 279-293, EL ROSTRO DEL OTRO: ACERCAMIENTOS RECIENTES A LA ANTROPOLOGIA TEOLOGICA 1s b. — Enjuiciamiento critico de la posibilidad de una Antropologta Teolégica y de sus condicionamientos histéricos Cabe resaltar, en primer lugar, el estudio de C. Geffré, quien aborda las difi cultades y tareas de una Antropologia Cristiana, data de 1993: el autor basa su critica en la ambigiiedad conceptual de la Antropologia Teolégica a partir de su contextualizacién hist6rica~ cara a la crisis posmoderna—, ambigiiedad proveniente de la dialéctica fundamental entre el hombre viejo y el hombre nuevo, que requiere de una integracién necesaria de la filosofia-metafisica, que debe regirse por las categorias de la revelacién. El autor aboga por un cardcter antropocéntrico de una Antropologia Cristiana, que tiene que ser mas que una Cristologia deficiente, pues requiere de una cercanfa a las fuentes biblicas; por tanto el autor insiste en la relevancia peculiar de los aportes de la Sagrada Escritura para una verdadera com- prensién de los problemas antropoldgico-teolégicos. H. Bost, a su vez, en el mismo afio 1993, se detiene a esbozar criticamente ~a partir de un contexto francés parecido al de Geffré-, una cartografia de la gracia, que pone de relieve los condicionamientos hist6ricos de una teologia de la gracia Analiza los diversos momentos claves de la historia del Dogma, para sacar a luz una confluencia de vocabulario geografico y epistemoldgico a través de tres ejemplos ilustrativos, como la relacién entre gracia y técnica, gracia y politica, y gracia y sociedad en sus momentos histéricos respectivos, lo cual permite sacar la conclu- sién que una gracia en si no existe. Desde una tal perspectiva retrospectiva se proyecta luego una Antropologia Tealdgica esencialmente como una tarea por reali- zar a partir de ciertas lineas fundamentales existentes. c, Lineas fundamentales del tratado antropolégico teolégico por hacer G. Colombo ofrece con su status quaestionis de1995, intitulado Sull'Antropologia teologica (4), sin duda uno de los aportes mas sugerente a la comprensién del tratado De gratia: presenta el estado del tratado por esencia como incompleto, de- biendo su origen al periodo postridentino y su pertenencia posterior al tratado De Deo creante et elevante. La reestructuracién radical de la teologia leva al autor a destacar la interrelacién entre Gracia y Libertad como cuestién fundamental de una Antropologia Teolégica basada en la autocomunicaci6n de la Trinidad. Esboza lue- go una comprensién profundizada de tal ciencia dentro de un contexto cultural postmoderno como posibilidad de una Antropologia nueva, prescindiendo del con- texto Latinoamericano de la Teologia de la Liberacién. En efecto, el contexto cultu- ral nuevo propone un paradigma nuevo, en el cual debe insertarse la actual Antropo- logfa Teolégica. Lo permite apreciar el andlisis de Colombo a los aportes de Pannenberg y Schillebeeckx, que podrian servir como lineas orientadoras para una Antropologia Teoldgica, Namada a ser elaborada. Para W. Pannenberg el problema no es propiamente el de la antrologia teolé- gica, sino el de la apropiacién critica de la investigacién antrolégica no teolégica (4) TEOLOGIA 201995) 223-260 16 ANNELIESE MEIS W, de parte de la teologia. No puede negarse que para este autor la Antropologia se define substancialmente a partir de dos términos centrales: la semejanza del hombre con Dios y el pecado del hombre. {Cémo integrar en la busqueda antropolégica los fendmenos analizados por la Biologia humana, la Psicologia, la Antropologfa cultu- ral o la Sociologia? En realidad, ninguna de estas ciencias ofrece una comprensién plena del fenémeno humano. Elaboran perspectivas parciales que recién se comple- tan por una visiGn de la historia, que mas allé de la Teologia de la Palabra de Barth es teologia de la historia. Lo cual implica prestar atencidn a tres categorias biblicas basicas: el hombre como naturaleza, como ser social en el mundo comtin, y, en consecuencia, la importancia del cuerpo y el proceso de la liberacién del pecado. La nueva Antropologia prospectiva debe estar de acuerdo con el paradigma cultural actualmente vigente, que considera al hombre fundamentalmente no desde una pers- pectiva de la esencia sino de la historicidad e historia, Schillebeeckx, por su parte, no atribuye a su obra Cristo, la historia de una nueva praxis, el subtitulo de Antropologia Teolégica, pero es inevitable —segin Colombo- reconocerla como tal y derivar la Antropologia de la cristologfa. Schi- Mebeeckx se refiere directamente a la praxis, a diferencia de la tradicién cultural del pasado que ha privilegiado la teorfa. Si se refiere exclusivamente a la doctrina de la gracia, sin consideracién alguna respecto del tratado, sino considerandola como una praxis originada en la experiencia, entonces esta perspectiva antropold- gica de Schillebeeckx propone un tltimo andlisis como praxis humana conforme a la historia de Jess. Por eso, es fundamental la Teologia neotestamentaria de la experiencia de la gracia; su particularidad se aprecia en que Schillebeeckx parte del presupuesto que la gracia no es solo una realidad o un concepto, sino una experiencia descriptible en su expresidn hist6rica, que revela los constantes pues- tos de relieve por el autor: 1. La relacién de la persona con la propia corporeidad y mediante esa misma con el ambiente ecolégico; 2. El ser-con otro; 3 La relacién de la persona con la estructura social ¢ institucional; 4. La estructura espacio- temporal; 5. La relacién entre teoria y praxis; 6. La consciencia religiosa y para- religiosa del hombre. Se trata de una “especie de sistema de coordenadas, donde el punto focal es la identidad personal del hombre al interior personal del hombre dentro del contexto social de la cultura” Pese a la insistencia de los autores mencionados en la concrecién hist6rica y el concepto de persona, los esbozos presentados por Colombo carecen -segtin mi pare- cer~ de contornos faciales en lo que se refiere a sus rasgos mas peculiares, pues terminan en esbozar un sistema bastante a-personal. Por cierto, la intencién de Co- lombo no es asumir la figura de Pannenberg y de Schillebeeckx como modelos para a elaboracién de una Antropologia Teoldgica, sino tan sélo ubicarlos dentro del contexto cultural moderno y postmoderno, lo cual permite vislumbrar -segiin Co- lombo- la posibilidad de un discurso de significacién social que como tal esta Hamado a integrar las restantes ciencias humanas. Integracién de las ciencias humanas en la Antropologia Teolégica actualizada Los aportes que atestiguan una preocupacién por la integracién de los resulta- dos de las ciencias humanas en la Antropologia Teoldgica son miltiples, como lo EL ROSTRO DEL OTRO: ACERCAMIENTOS RECIENTES A LA ANTROPOLOGIA TEOLOGICA, ” hace ver F. Elizondo en un estudio sugerente (5). Mientras Galindo, en la obra citada, sostiene que una nueva perspectiva para enfocar el misterio de la gracia emerge a partir de la expresidn, pero se mantiene en un nivel a-personal, H. Fischer ofrece un panorama interesantisimo, en 1993, del cual hay que rescatar sobre todo el aporte de Ecclés respecto del principio de individuacién a partir del cerebro humano y su interpretacidn “teoldgica” posible, hecha por el Premio Nobel. Con esto emerge una preocupacién por aquella dimensién del hombre que expresa su singularidad- atisbo de rostro, que se concreta en su peculiar articulacién auditiva a partir de los estudios de R. Schwager respecto de los aportes singulares de Tomatis, expuestos en 1992 y repetidos con pequefias variantes en 1997. La tendencia -incluso prenatal -a la intersubjetividad sefialada a nivel cerebral y especificado en el milagro del ofdo, se explicita, con fuerza inesperada en estudios provenientes del ambito estadounidense: A. Irwin presenta un aporte singular desde una elaboracién de G. Kaufmann: Face of Mystery, Mystery of a Face: An Anthro- pological Trayectory in Wittgenstein, Cavell and Kaufmann, (6) en 1995. Merece atencién luego la Quaestio disputatae. Hacia una psicologia de la gracia, de W. W. Meissner en 1996 (7). Se trata de esfuerzos por rescatar el misterio del rostro y el rostro del misterio, desde una perspectiva wittgensteineana y fuertes ingredientes de la psicologfa. Pero no hay que desmerecer su relevancia teolégica en cuanto se preocupan por los rasgos més propios de la revelacién biblica, que dentro de la cultura latinoamericana ha recibido su especial valoracién, sobre todo a contar del documento de Puebla. Sin embargo, carecen de una profundidad que, en definitiva, s6lo puede aportar la Metafisica, en cuanto permite reformular a la Teologia el término considerado obsoleto de la gracia como un redescubrimiento del otro. ©. El redescubrimiento del “otro” y su reformulacién por el término “gracia” Los estudios interesantisimos de J. Splett, pese a su tono un tanto violento, permiten redescubrir {a importancia de la intersubjetividad y la relevancia del otro al interior de la categorfa de la gracia, para muchos hoy obsoleta. Se trata de un estudio que completa en 1995 los resultado de la publicacién de la experiencia de Dios en el rostro del otro, que data de 1994. De tal modo, la categorfa rastro no sélo recibe su atencién merecida, sino su centralidad permite dar contornos a una profun- didad antropolégica teolégica éntica, que desde EB. Levinas es transido hacia su dimensién inefable y trinitaria. Y es precisamente el vocablo yapic el que oftece aquellas posibilidades inauditas de una rearticulacién concreta. J. Splett, una vez descrita la fuerza explosiva y paradojal que albergan términos como participacién y gracia, advierte, con honestidad y argumentando como filésofo, que de cara a tal verdad descubierta ni siquiera se atreve a hablar de una paradoja, sino s6lo de adoracién, como ya advirtié Sécrates, xapis YapLv Ya Eoty viKxtOUS di (5) F. ELIZONDO, La Antropologia Teolégica y cl pensar actual sobre Io humano. El interés actual de la antropologéa, RET $3(1993) 209-240. (6) HTR, 88 (1995) 389- 409 (7) TS 57 (1996) 322-337 18 ANNELIESE MEIS W. En sfntesis: la visién panordmica de los tltimos seis afios de estudios caritolé- gicos es alentadora, tanto en Jo que se refiere a la cantidad de estudios recientes, relativamente numerosos, como también a su calidad: no dejan de despertar facetas nuevas. Pero mds que nunca se hace sentir la dificultad de acercarse realmente al rostro concreto, el de Dios y el del hombre tal como Puebla lo invoca, con una metafisica teolégica capaz de pensar tambien lo concreto, més alld de lo universal, mientras en las ciencias humanas tal rostro parece ganar cada vez terreno 2. LA RELACION NATURALEZA Y GRACIA Y SU CENTRO OSCILANTE: LOS ATISBOS FACIALES El estudio de la relacién naturaleza y gracia es un tema permanente y muy recurrido también hoy: se ha constituido en eje para muchas verdades teolégicas y ha marcado no s6lo el desarrollo de la Teologia preconciliar, sino también los mis- mos documentos conciliares: esos no se entienden sin tomar en cuenta la evolucién preconciliar de dicha relacién, aunque el Vaticano II evita el uso explicito técnico de los términos naturaleza y gracia, natural y sobrenatural. La recensién de esta relacién, constituyente para el mismo Vaticano, atestigua, por su parte, en el tiempo posconciliar, tanto desplazamientos y cuestionamientos significativos como refor- mulaciones innovadoras con una notoria oscilacién de su centro de gravedad desde Dios -gracia increada~ hacia el hombre -gracia creada- y, al interior de 1a dltima, desde la naturaleza a la persona y como tal a la cultura a. Desplazamiento desde la naturaleza a la cultura W. Kasper, en su estudio sumamente esclarecedor de 1990, Natur-Gnade- Kultur, esboza las grandes lineas de la evolucién de un tema teoldgico dependiente de la modernidad y de la correspondiente crisis de identidad para la Teologfa. Segén Kasper, la dualidad de naturaleza y gracia pertenece a lo especifico del Cristianis- mo, que recibe su expresién-modelo en el inconfuse e inseparabiliter de Calcedonia, de tal modo que toda dignidad del rostro humano refleja la alteza de Dios mismo. Cuando a partir de 1a modernidad, pero sobre todo en Ia teologia posconciliar, esta relacién de naturaleza y gracia, esclarecida magistralmente por Lubac y Rahner, recibe un desarrollo discutible por medio de dos temas: los cristianos anénimos y la Teologia de la liberacién. Kasper se permite plantearles a estos intentos de reformu- lar la relaci6n naturaleza y gracia una pregunta decisiva: ,podran conservar la al luta unicidad de la novedad de Jesucristo? En efecto, la lectura de Sobrino confirma esta impresién, como lo permiten apreciar afirmaciones sobre la gracia estructural en Quinto centenario: pecado es- tructural y gracia estructural. Reflexiones para Europa desde América Latina (8). (8) J, SOBRINO, El principio-misericordia, Bajar de la cruz a los pueblos crucifiados. Santander 1992, 113-158 EL ROSTRO DEL OTRO: ACERCAMIENTOS RECIENTES A LA ANTROPOLOGIA TEOLOGICA 9 EL autor establece unos nexos socioldgicos a partir del Tercer Mundo y su relacin “salvifica” con respecto al Primer Mundo, en vista a la reserva de amor, esperanza y gracia, que tampoco es universal en el Tercer Mundo, como Sobrino admite humil- demente, aunque las razones que indica son mas de indole estrategia politica que teolégica. Algo semejante vale de las explicaciones relativamente frecuentes de la problematica de la gracia en la obra de J. L. Segundo, autor que tiende a confundir més que Sobrino lo individual con lo social, segdn mi parecer, sobre todo en su obra més reciente, que sistematiza la doctrina de la gracia y resume su postura expresada en textos anteriores: {Qué mundo? {Qué hombre? Qué Dios?, 1993 (9). No cabe duda: la problemética de la gracia es y sigue siendo el punto critico de todo quehacer teolégico, y requiere, segtin Kasper, una vuelta decisiva y continua a Jesucristo, centro y meta de toda realidad, Sélo esta vuelta es capaz para reconocer la libertad personal por medio del amor, en cuanto sentido dltimo del ser. Pese a lo sugerente y acertado que resulta la propuesta de Kasper, el cuestionamiento se pro- fundiza, 0 por lo menos conserva su vigencia; asf lo demuestran estudios que direc- tamente abordan la validez de los mismos aportes, sobre todo de Henri de Lubac y Karl Rahner. b. Cuestionamiento y validez de aportes histéricamente relevantes Ademés del estudio de E. Brito sobre la relacién naturaleza, lo sobrenatural y la gracia -segiin Schleiermacher-, trabajo muy completo y cuestionador de 1991, en vista a la controvertida relacién del importante tedlogo protestante con K. Barth, cabe destacar el trabajo de Barbara Hallensleben, Die Sehnsucht der Natur nach Gott. Was bleibt von Henri de Lubacs Werk “Surnaturel”? (10). A través de cuatro tesis tajantes la autora, primera mujer que ocupa una cétedra de Teologfa Dogmatica en Europa —Friburgo Suiza, pone en cuestidn la validez. de los resultados obtenidos por Lubac, debido a que el método histérico empleado por Lubac lo dejé atrapado, segtin Hallensleben, en el mismo concepto naturaleza que él criticé. Sin embargo, la autora también sostiene la innegable vigencia de los objetivos de la obra de Henri de Lubac —numerosos estudios menos demoledoras lo demuestran (11)- y el desafio de mantener la radicalidad de su planteamiento, que requiere de una metodologia criti- camente puesta al dia Menos criticos y mas justos con los condicionamientos histéricos de los resulta- dos obtenidos se muestran los estudiosos que abordan los aportes del K. Rahner a la relacién naturaleza y gracia, Fuera de un estudio excepcionalmente iluminador de J M. Mc Dermott, Dialectical Analogy: the Oscilating Center of Rahner's Thought (12), vale detenerse, sobre todo, en la contribucién afinada y completa de R. Siebenrock al (9) Coleccién, Presencia Teolé (10) ThGI 83 (1993) 131-147, (LL) Resultan singularmente interesantes estudios como de O. de BERRANGER, Des Parudoxes au Mystere chez J. H. Newmann et H. de Lubuc, RSPT 78 (1994) 45-79 y de G. BEDEOUELLE, La peut du paradoxe et l'histoire de I'Eglise, Nova et Vetera (1990) 112-117. (12) GREGORIANUM 75 (1994) 675-703, 72, Santander 1993, 20 ANNELI SE MEIS W. reciente homenaje de K. Rahner, publicado por M. Delgado, M. Lutz-Bachmann, Theologie aus der Erfahrung der Gnade. Anniherung an Karl Rahner, Berlin 1994, que Ileva el sugerente titulo Gnade als Herz der Welt. Der Beitrag Karl Rahners zu einer zeitgemiissen Gnadentheologie (13). El autor destaca la importancia de Rahner en el desarrollo de la Teologia de la gracia, que se constituye en un formgebendes Prinzip de la propia teologia rahneriana y, como tal, se presenta mediacién cristol6gi- ca eclesiolégica de la voluntad salvifica universal en el Espiritu Santo, Al rescatar la gracia increada, Dios mismo es reconocido como eje articulador de toda doctrina de la gracia, que se gesta sobre todo en relacién con la libertad y el amor. Mientras Sieben- rock resalta la singular importancia de las reflexiones de Rahner sobre la experiencia de la gracia en su cotidianidad, reconoce también que Rahner no dispuso de categorias suficientemente pneumatoldgicas para poder aportar, de modo significativo, a la nece- saria trasposicién de la Teologia de la gracia a la pneumatologia. Pero més que esta carencia pneumatoldgica Hama la atencién —segdin mi opi- nién— una notoria ausencia del rostro concreto en el enfoque rahneriano de la realidad humana. Persiste la pregunta {no serdn los presupuestos filosdficos, de los cuales se sirve Rahner, los que bloquean el encuentro con la extrafieza del otro, sobre todo de la mujer, como dirfa Karl Barth, en cuanto proyectan con facilidad aquel horizonte que supera la separacién tajante entre lo categorial y lo trascendental a nivel noético? Sea como sea, estudios menos inspirados kantianamente como los de Rahner, logran reve- lar facetas concretas y faciales del encuentro entre lo natural y lo sobrenatural, hasta en su proyeccién mistica (14). Al respecto, sobresale el estudio de M. Hauke: Das Faszinierende der gottlichen Gnade. Zur charitologischen Asthetik bei M.J. Scheeben, (15), que logra no sdlo sacar a la luz la Beleza y su interrelacién connatural con la Gracia, sino también la estructura cristolégica fundamental con acentuacién pneuma- toldgica. En este sentido, no faltan intentos muy recientes de reformular ta relacin entre gracia y naturaleza con categorfas nuevas y hasta invertidas. d. — Reformulaciénes innovadoras a partir de la dignidad de la persona Pregunta A. Gesché, en su estudio de 1993, ;Dieu est-il “capax hominis? Esta inversién parece responder, a primera vista, a un planteamiento cristolégico. Pero el autor no deja lugar a dudas que Ja intencién de su busqueda es aportar a una mejor comprensién de la gracia y del desiderium naturale, por lo cual ofrece una compren- sidn nueva de la trascendencia, de la analogia entis y de la potentia obedientialis. El autor concluye que la verdadera Antropologia es teologal (el hombre creado para Dios), y la verdadera teologia es antropologal (Dios no comprende totalmente sino en su abandono al hombre). J. Richard, por su parte, se dedica a analizar la dimen- sién de analogia y paradoja del mismo misterio (16) (13) pp. 34-71 (14) M. EGERDING, Johannes Taulers Auffassung vom Menschen, FZPT 39(1992) 105-129; B. H. WEBER, La Théologie de la gre chez maitre Eckhart, RevSCR 70 (1996) 48-72, (15) FKT 9(1993) 275-289 (16) Dieu Tout-Puissant et souffrant, LTHPh 47(1991) 39-51 EL ROSTRO DEL OTRO: ACERCAMIENTOS RECIENTES A LA ANTROPOLOGIA TEOLOGICA, 2 El estudio més reciente respecto de la relacién naturaleza y gracia, por su parte, invierte nuevamente el punto de partida, cuando su autor W.W. Miller pregunta por la relevancia del axioma escolastico: Gratia suponit Naturam. Was tréigt ein scholastis- ches Axiom zur Kontigenzbewaltigung bei? y responde con un extenso anilisis del concepto de felicidad ~Gliick- y su importancia para la sociedad (post) moderna Miiller trata de esclarecer, en efecto, la relacién naturaleza y gracia a partir de la antiquisima interrelacién entre felicidad y gracia en cuanto experiencia basica del ser humano, capaz de superar la contingencia existencial. Ademés de los fundamentos clasicos tomistas, Miller insiste en la importancia de redescubrir -a treinta afios de distancia del Vaticano II- la gracia increada y su interrelacién con la pneumatologia Sintetizando, cabe apreciar la vigencia de la pregunta por la relacién naturaleza y gracia y el significativo desplazamiento de su centro hacia la persona y la cultura ~pese a que la formulacién conceptual, paraddjicamente, parece carecer de rostro-, a la vez que su desconocimiento lleva a nivelaciones que a la luz de los datos que aporta la tradicién desde que las primeras paginas de la Biblia distingue con el Gn entre el orden creacional y de redenci6n, dificilmente aseguran una intelecciGn ortodoxa, se- gun W. Kasper. Por otra parte, surgen estudios nuevos muy atentos a la desproporcién asimétrica de la realidad de la gracia en sf, que como tal desborda en un cudnto mas, que la Biblia atestigua, sobre todo, si se considera el asf llamado comparativo jodnico: estudios tipo promesa mas que elaborada ya satisfactoriamente. EL “CUANTO MAS” DE LA yp15 POR REDESCUBRIR LA EXTRANEZA DEL OTRO. El redescubrimiento del cudnto mds de la xapic estd en estrecha interrelacin con la problemética naturaleza y gracia y, sin embargo, donde acontece, rompe los esquemas, como ya lo demostré M. Theobald en un estudio de 1982, estudio basico, sin duda, para el aporte significativo del mismo autor a la reedicién del LTK en 1995. Alli, el exégeta neotestamentario de Tubingen centra la presentacién de un riquismo material referente a la gracia en el amor desbordante como gracia de Cristo, quien como cuanto mas sobreabundante supera la abundancia del pecado. La atencién a la estructura hiperbélica del lenguaje neotestamentario, sobre todo paulino, y su base innegable en las palabras y acciones del Jestis histérico, recién parece reiniciarse a nivel cariotolégico, pues requiere de la teologia una inversin de su manera de pensar, para la cual no todos estén dispuestos, ya que la analogia atributiva més comin en cuanto argumentacién desde el hombre, debe ceder su hegemonfa a la analogia pro- porcional que invierte las medidas: la de Dios llega a ser la del hombre, dejando a este sin medida, Esta en juego aqui un tipo de desborde no automatico, pues adquiere |: facciones de rostro tan pronto como el mds se constituye en otro y se descubre que “el origen de toda analogia se encuentra en el don”. Aportes biblicos Es Iamativo que los aportes de indole antropoldgico-teolégico, atentos a la peculiar inversidn de la estructura sefialada, son casi todos de origen biblico n ANNELIESE MEIS W (17) © derivados de él, como sucede con las reflexiones de Hans Urs von Balthasar y en algo también con las de E. Schillebeeckx. Asi lo rescata, por lo menos, el estudio de C. Mendoza en 1993, respecto de los Elementos para una teologia de la gracia segin Edward Schillebeeckx, reproducido en AnaMnesis, cuando insiste que “Dios es siempre mayor que el modo como se da a conocer en nuestra historia...” (18). Mads explicito y profundo es, sin duda, el trabajo presentado por Ch. Reynier, La bénédiction en Ephésiens 1, 3-14. Election, filiation, rédemption (19), explicita la “posibilidad en términos de eleccién, de amor sobreabundante y de prodigalidad” que concentra todo en Cristo, el Hijo amado del Padre, en torno al cual circula todo por un movimiento metédico de recirculacién Cabe mencionar también unos estudios significativos para la comprensién de la gracia hoy, que se basan en el andlisis de textos claves como Mc 4, 25-29, que lleva a M. Gourgues a presentar la relacién entre confianza y gracia de Dios (20) por el hecho que la gracia de Dios trabaja sola, sin que se dispense al hombre de su responsabilidad. Con el andlisis de la relacién gracia y predestinacién, V. M. Fer- nandez aborda un tema conflictivo in extenso, a partir del estudio de Rm 9-11 y su desarrollo posterior. Tal vez la nica novedad de esta presentacidn consiste en un hecho Hamativo: tal tema todavia merece ser estudiado hoy. Algo semejante vale de otro tema importante: el de la filiacién divina, aunque se la repiensa como paradig- ma neotestamentario de salvacién a la luz de las condiciones de la modernidad, con especial acentuacién en su historicidad (21). Mientras tanto la justificacién sigue siendo el punto de toque de la interminable controversia interconiesional, pese a las reiteradas declaraciones del consenso alcanzado y replanteado de modo innovador desde una perspectiva jéanica. b. La justificacién y su peculiar comprensién jodnica Entre los aportes cuantiosos a la temética de la justificacién no priman los andlisis biblicos, pero sf la cuestién del consenso entre la comprensién luterana y catélica, tal como la sintetiza una declaracién comin publicada por el Lutherische Weltbund y el vatikansicher Einheitsrat en HK6(1996) bajo el titulo: Konsensus in Sicht? Der Entwurf einer lutherisch-katholischen Erklérung zur Rechifertigunslehre EI documento explicita sobre una sélida base biblica, aspectos comunes de la com- prensién de los temas tradicionalmente conflictivos, como incapacidad del hombre de la justificacién por la sola gracia; conceptos claves como colaboracién del hombre, (17) Cf. D. ZELLER, Charis bei Philon und Paulus (SBS, 142) Stuttgart 1990. (18) TEOLOGIA 5 (1993) 81-119, ef. p. 85 (U9) NRT 1181996) 182-199 (20) Faire confiance a la grace de Dieu, La parabole du blé qui pousse tout seul (Me 4, 25-29), NRT 117 (364 21) WW. MULLER, Gotteskindschafi als Paradigma neutestamenlicher Rede vom Heil des Mens: chen unter den Bedingungen der Neuzeit, ZKTh 117 (1995) 59-67. B. ANDRADE, Gnade als geschichilicher Heilsweg, FZPhTh 39(1992)1-15 EL ROSTRO DEL OTRO: ACERCAMIENTOS RECIENTES A LA ANTROPOLOGIA TEOLOGICA Ey pasividad, mérito, la gracia como don de amor de Dios y su relacién con el hombre, la justificacién por la fe, la relacién ley y Evangelio, la certeza de salvacién y las obras del justificado o biblicamente visto como frutos. Por cierto, no sdlo es Hamativa la frecuencia con que reaparece el presente problema en el didlogo ecuménico, sino también el esfuerzo de comprenderlo histérica y geograficamente (22) desde un angu- Jo distinto, como sucede con la atencién que recibe la comprensién de Origenes (23), como también el enfrentamiento entre Lutero y Seripando, en Trento (24) ‘Sin embargo, una real novedad de la comprensi6n de la txc1ovadvn surge con la imerpretacidn del unico texto jodnico —In 16, 10- que usa dicho vocablo en el Evangelio de Juan, y que desde siempre ha sido explicado con elementos provenientes del concepto paulino. En este sentido, la elaboracién de la comprensién de la justicia como ocultamiento de Dios representa un aporte innovador singular, que no sélo confirma la tendencia sefialada en los recientes estudios caritolégicos de prestar mayor atencidn al cudnto mds de ta gracia, sino también se abre camino una visién teolégica del texto jodnico concorde a la experiencia de la gracia como misterio del Dios amor y su paradoja, que deja de ser paradoja, gracias a la explicacién pneumatoldgica de la perichoresis mutua de conocimiento y libertad, y se transforma en una convivencia entre el hombre y el Dios semper mayor convivencia, que desconoce las medidas, porque su medida no es otra sino Su amor sin medida. A trasluz de este misterio de amor y s6lo de él, puede encararse también el siguiente problema, tal vez. el més espinudo de todos los que afectan la Antropologia Teolégica, la sustitucién vica c. La sustitucién vicaria Han llamado la atencién los estudios teolgicos dogmaticos, dedicados al dificil problema cristolégico-antropolégico-teolégico de la Stellvertretung. Fuera de los esfuer- zos de vanguardia, realizados por Balthasar y sus seguidores, sobre todo N. Hoffmann, es Karl Heinz Menke quien ha estudiado detenidamente dicho tema en 1991 (25), y quien vuelve sobre él con frecuencia, sobre todo en vista a sus implicancias ecuménicas (26). Se trata de estudios que no ocultan los presupuestos filoséficos que estén en juego; al contrario, estos presupuestos y su opcidn por los trascendentales dan inteleccién a este misterio de un amor radical, que la categoria sindnima a la sustitucién vicaria, la solida- ridad tan s6lo evoca palidamente, pese a que el eco y la acogida resultan muy superiores no sdlo en el contexto cultural latinoamericano, sino sobre todo en las Teologfas que se inspiran y han hecho suyos los principios de !a modernidad (27). (22) R. MESSNER, Rechtfertigung und Vergottlichung und die Kirche, Zur ékumenischen Bedeutung neverer Tendenzen in der Lutherforschung, ZKTh 118(1996) 23-35 23) P. GRECH, Justification by faith in Origenes comentary on Romans, Augstinianum 36(1996) 337-359 (24) A. MARANZINI, Lutero e Seripando difronte alla teologia del cinquecento, Augustinianum 36 (1996) 543-560 (25) Stellvertretung, SchlUsselbegriff christlichen Lebens und theologische Grundkategorie. Einsie- deln/Freiburg 1991 (26) Die Annahme der Gnade als Mitvollzug der Erlésung, Okumer haltnis von Rechtfertigung und Kirche, Cath 47 (1993)1-19 (27) K. H. MENKE, Die Synthese der Person als Mitvollzug der Selbstmittcilung Gottes. Antonio Rosminis Systemgedanke, ThPh 69(1994) 390-401 che Reflexionen uber das Ver- 2 ANNELIESE MEIS W. Asi lo demuestra el estudio de H. Hoping, Stellvertretung. Zum Gebrauch einer theologischen Kategorie (28), quien aborda el concepto controvertido con cierta dosis de agresividad, y cuya revisién de las bases biblicas es impresionante, pues propone un concepto diferente de sustitucién vicaria a aquella que propondria Menke. Por consiguiente Hoping, seguiendo a Rahner, da amplia preferencia al concepto de solidaridad, sin desconocer tampoco las dificultades inherentes a este concepto, en cuanto solidaridad incondicional de Dios para con cl hombre pecador acorde a la sustitucién del Vat II de la doctrina de satisfaccién por la cristologia de solidaridad (29). Sefiala Hoping los limites del uso conciliar de la misma categoria, al no explicitar suficientemente el misterio pascual, lo cual tendria su causa en un concepto insuficiente de libertad. Pero si en Dios solidaridad y amor se identifican, Hoping puede admitir el uso positive de un concepto clarificado de sustitucién vicaria. La impresién que deja dicho estudio es la de un cierto descuido de los propios pre-juicios kantianos, que frente al edificio teolégico permiten concretar los trascendentales como fuente de inspiracién que leva a conclusiones condicionadas metédica y sobre todo filosdficamente. Haria falta una mejor explicidad de la in- fluencia de los ejes estructurales, cuales son los trascendentales, para que una An- tropologia Teolégica se centre en el misterio del amor, como lo permite apreciar una de las pocas investigaciones directamente dedicada a la Antropologia Teoldgica de Hans Urs von Balthasar. e. El milagro del ser en cuanto amor Se trata del estudio complejo de H. O. Meuffels, Einbergung des Menschen in das Mysterium der dreieinigen Liebe. Eine trinitarische Anthropologie nach Hans Urs von Balthasar (30). El extenso texto analiza cuidadosamente los aspectos de ta exigencia de H. Urs von Balthasar por una Antropologia nueva, como lo es el Herzstiick de la Teologia del teslogo suizo. Aborda el problema antropolégico- teolégico desde la Teodramatica en sus respectivas tensiones entre una estructura polar, que sélo se ilumina desde su arquetipo del amor trinitario como un cobijarse en el amor de Dios. Rescata el concepto balthasariano de polaridad con el hecho asombroso que cada ente posee plenamente, y sin embargo no agota el ser. La diferencia que asi se gesta es una diferencia real entre el ser finito e infinito y se revela como cuddruple en el milagro del ser, que es amor y como tal se concreta en Ja tensién entre individuo y comunidad, varén y mujer, alma y cuerpo, tensién que constituye el aspecto connatural de la gracia sobreabundante como tal (31). En sintesis: el trasfondo del desborde de amor explica los aportes mas esclare- cedores de la realidad de la gracia a partir de su arquetipo trinitario, y proyecta luz también sobre el peso del lado oscuro de la realidad humana, la del Pecado Original, (28) ZKTh 1181996) 345-360 (29) Cf, La solidaridad: una forma historica de la gracia, AnaMnesis 5(1993) 121-141 (30) Bonner Dogmatische Studien.11) Wurzburg 1991, 585 pp. G1) Cf. C. O'REGAN, Von Balthasar and Thick Retrieval: Post-Chalcedonian Symphonic Theology. GREGORIANUM 77(1996) 227-260 EL ROSTRO DEL OTRO: ACERCAMIENTOS RECIENTES A LA ANTROPOLOGIA TEOLOGICA 2s cuya verdad persiste pese a todos los intentos de despedirlo. No podra comprenderse como alternativa a la realidad de la gracia, sino como privacién de ella y en tal caso superable s6lo un amor cuanto mayor. 4, ATENCION CRECIENTE A LA PERSISTENCIA DE LA VERDAD DEL PECADO ORIGINAL EI Pecado Original designa “la universal pecaminosidad de la experiencia hu- mana que precede a la culpa y al pecado individual, y determina la historia de la existencia humana desde el origen”, H. Hoping (32). El lugar sistemAtico teolégico de la doctrina del pecado original es la Antropologia Teoldgica, es decir la soterio- logia. Basada en una hermenéutica del dogma del Pecado Original, la tarea de una Teologia del Pecado Original consiste en hacer plausible a la luz. del horizonte det pensar moderno la realidad de una pecaminosidad radical y universal. Hay que prestar atencién al uso analégico de los conceptos pecado y herencia: el Pecado Original tiene la indole de pecado, pero no es un pecado individual; el Pecado Original esté dado al hombre como una herencia, pero ello no corresponderfa si el pecado es realmente una condicién natural. Ademés de los postulados que se refieren al Pecado Original como a un desa- rrollo erréneo (H. Haag), 0 reducen su significado a la universalidad 0 peculiaridad existencial del pecado universal (A. Vanneste, U. Baumann, H. Haring), Hoping los considera tan slo ocasionales, lo cual me parece no tomar en serio el impacto que produjo efectivamente tales definiciones en los afios 1960-1980, se propuso muiilti- ples intentos de una reformulacién de a doctrina tradicional del Pecado Original en la teologia catdlica actual. Bien se pueden distinguir ciertas tipificaciones generales de recomprender esta “verdad irreductible” (33), tal como se las explicitard, sin fijarse en las diferencias particulares: a. Perspectiva evolutiva A trasluz de una comprensién evolutiva del orden creacional, autores como Teilhard de Chardin, A. Hulschbosch, K. Schenk-Moormann habian interrelacionado lo negativo en la realidad de la creacién (en todas sus expresiones de desorden, dolor, sufrimiento y culpa), con el mundo evolutivo en su totalidad y se lo habfa comprendido tan sélo como un momento més de evolucién, tal como se comprendi el Pecado Original. Esta misma linea retoma R. Schwager en su estudio muy recien- te, de 1995, bajo el titulo Evolution, Erbsiinde und Erlésung (34) El autor interpreta el origen de la humanidad como la historia de pecado del homo habilis © homo erectus, y muestra de qué manera la historia individual segén la ontogenia —feto- recapitula de modo abreviado la philogenia -raza-, y cémo las (32) LTK 3, 1995, 743-749 G3) M. NBUSCH, Le peché originel, son irréduetible vérité, NRT 118 (1996) 237-257; G4) _-ZKTh 117(1995) 1-24 26 ANNELIESE MEIS W. ramificacions del cosmos atestiguan en el recuerdo del hombre una caida original, que, debido al volumen pequefo del cerebro humano serfa causada no tanto cual una decisién libre, sino mas bien como consecuencia de una vida emocional intensa, pensable como infidelidad inicial al don de la vida recibida, que, sin embargo, se trasformaria en bien para el hombre a partir del crecimiento del cerebro por medio de la violencia desatada de los hombres entre si, a modo de la felix culpa. A la luz de una comprensién dramatica ¢ intensificada del tiempo y de la historia, Schwager comprende la figura de Jess y su mensaje una verdadera superacién de la situacién de! pecado, por una inversién victoriosa de 1a historia del pecado. Después de una fundamentacién sacramental y el circulo hermenéu- tico correspondiente, el autor se detiene en la manipulacién posible de la genéti- ca para concluir que un cambio de la naturaleza humana por la intervencién de un hombre ya no es simplemente recuerdo, sino una posibilidad factica. Sin embargo, sigue vigente Rm 5, 20 también hoy: donde abunda el pecado, sobrea- bunda la gracia. R. Schwager, sin duda, aborda los puntos de posible contacto de los descubri- mientos més recientes a nivel de evolucién humana con verdades basicas de! Pecado Original, tales como leyes biogenéticas basicas sobre el origen del ser humano, que, en cuanto individuo, recapitula, de modo abreviado, las huellas de una “caida” a causa de diversas ramificaciones: la historia de la raza humana, la intensa vida emocional que capacitarfa para una “decisién libre” contra la vida, como rechazo a la autotras- cendencia hacia otro, asimismo la experiencia del tiempo. Salvaguarda con nitidez la desemejante en la semejanza de un jcudnto mds! teolégico, sobre todo paulino, en la feliz, culpa y la funcién central de Cristo en el drama de la salvacién y su esperanza gracias a la posible condensacién del tiempo kairdtico. Estas reflexiones, basadas en el “recuerdo” del origen, las proyecta Schwager hacia el futuro basdndose en datos alarmantes de la manipulacién posible de los genes humanos Se trata, sin duda, de un estudio sugerente -el unico de los dltimos aiios atento a la perspectiva evolutiva~ que trata de sacar a la luz el nexo misterioso que existe entre cl individual y la colectividad y que, como tal, permite hablar del Pecado Original en categorias actuales de la evolucién del hombre. Tan sélo queda la duda, jen qué medida a la Teologfa le interesa realmente este concordismo? Ademés, {no seré que los datos sefialados ni siquiera corresponden a los dltimos conocimientos obtenidos, 0 que ya estén otra vez superados y desacreditados como el mismo poligenismo, una teoria que actualmente tiene que ceder su lugar al monogenismo? b. El estar situado pecaminoso en el mundo Si el Pecado Original fue comprendido como un ser situado pecaminoso del hombre por Schoonenberg y K. Rahner y se lo comprende como una situacién universal de desgracia en cuanto ausencia de gracia, que determina la existencia humana existencialmente y que se origina por la historia del pecado que remonta hasta los comienzos de la humanidad, es una explicacién que emerge en dos estu- dios, uno extenso del afio 1990 de Th. Propper, Das Faktum der Siinde und die Konstitution menschlicher Identitdt. Kine Beitrag zur kritischen Aneignung der An- EL ROSTRO DEL OTRO: ACERCAMIENTOS IENTES A LA ANTROPOLOGIA TEOLOGICA n thropologie Wolfhart Pannenbergs y con réplicas fuertes del mismo Pannenberg (35); otro breve, 1996, de J. M Maldamé, Que peut-on dire du Peché originel a la lumiere des connaissances actuales sur Vorigene de lhumanité? Péché originel, péché d’Adam et peché de monde (36). Th. Propper se detiene en un problema central para la comprensién del pecado original: 1a cuestién de la constitucién del yo y las condiciones subjetivas y objetivas de la identidad humana, que Pannenberg comprende como un proceso humano distinto al animal en interrelacién de la formacién individual con la colectiva sobre el suelo comin del mundo vivo de la cultura. Una vez subrayada la polaridad en la estructura del yo y su divisin interna, vivida como concupiscencia, el autor se pregunta

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