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Título: Delimitación y contenido de la responsabilidad (civil)


Autor: Gagliardo, Mariano
Publicado en: LA LEY 28/02/2020, 28/02/2020, 1
Cita Online: AR/DOC/3602/2019
Sumario: I. Introducción.— II. Acerca de la responsabilidad.— III. Noción de responsabilidad.— IV.
Responsabilidad: consideraciones y diversos enfoques.— V. Acerca de la responsabilidad personal.— VI.
Función resarcitoria de la responsabilidad.— VII. Acerca de la responsabilidad contractual y extracontractual.—
VIII. Final.
El estudio de la responsabilidad a través de la Historia ha recibido especial atención. Y esta afirmación mantiene
vigencia, puesto que se trata de una disciplina que está a la orden del día, a la par que se constata en la
actualidad que es una materia cuya evolución se expande en todos sus aspectos.
(*)

I. Introducción
La responsabilidad consiste en que el ser humano (o la persona jurídica) debe dar cuenta de ciertos
comportamientos o concretos procederes en el curso de su existencia con relación al obrar respecto de otros
sujetos.
Es que la persona humana o jurídica incluye o da por supuesto un sinfín de nexos y responsabilidades.
El sujeto capaz es el referente último del respeto moral y del reconocimiento del hombre como sujeto de
derecho y, en función de ello, se debe a su último vínculo con la noción de identidad personal o colectiva (1).
El hombre es realidad personal. Su existencia da sustento al orden jurídico y filosófico; el pensamiento, a la
vida social y a la historia. Le corresponde, entonces, ser protagonista de los grandes temas humanos, aunados a
la cotidianidad y, en suma, los de la alteridad. Lo dicho es dar por supuesto que cada ser humano es un
individuo, un universo de naturaleza espiritual, dotado de libre arbitrio y, por tal, un todo independiente frente al
mundo. La vida social, la sociabilidad, la vida en relación y la consiguiente o impuesta cooperación social dan
cuenta de una alternativa entre los sujetos pasibles de convivencia. Y, la aludida alteridad tiene su núcleo
concreto en las responsabilidades que genera y en que se traduce.
En el aspecto jurídico, el desarrollo del ser humano interesa en el sentido de la individualidad material (2).
Es que las responsabilidades de las personas conllevan múltiples precisiones, pues la dignidad del ser
humano exige un respeto que le es debido y también exigencias que inciden en la obligación de asumir los
riesgos del propio vivir, así como las consabidas incertidumbres. Porque es propio de la persona estar llamada a
vivir la mentada dignidad a través del ejercicio de sus capacidades, potestades y adecuadas respuestas tendientes
a explicitar su proceder. La actitud a tomar por la persona es la contestación en la cual la responsabilidad se
cifra, adoptando múltiples versiones y manifestaciones. Decir que "quien por acción u omisión causa daño a
otro está obligado a reparar el daño causado" nos ubica en el núcleo de la responsabilidad.
La persona es hija de sus actos: sus comportamientos son razón, in limine, de sus responsabilidades.
La acción expresa la autoría: es actividad o pasividad que motiva una modificación en una realidad distinta
de la del respectivo agente.
Las experiencias normativas y jurisprudenciales de la responsabilidad (jurídica) que rigen en los distintos
sistemas jurídicos ofrecen versiones ciertamente paralelas, a veces coincidentes, otras resultan disímiles, y no
excluyen particularidades con motivo de los variados contextos y ámbitos de vigencia en los que se plantean y
surgen.
II. Acerca de la responsabilidad
La responsabilidad (jurídica) es quizás una de las más interesantes y complejas figuras que ofrece el
Derecho.
A ello han coadyuvado múltiples circunstancias entre las que adquieren prioridad los avances de la técnica
moderna que, al crear nuevas inversiones, abren nuevos cauces y horizontes al ser humano y, en muchos casos,
son génesis de resultados lesivos o dañosos sea para la vida o integridad de los individuos o bien para su
patrimonio, cuestiones que alteran en muchos supuestos los cánones tradicionales de la culpabilidad que han
seguido estructurándose dentro de la esfera de la responsabilidad.
Sobre esto conviene recordar que el término "responsabilidad" es bastante nuevo en la historia del derecho.
Pocas veces se menciona en el Código de Napoleón, solo por excepción aparece en la obra de Pothier, y nunca
es usado por Domat que tanta influencia tuvo en la elaboración de la noción de responsabilidad y que tan
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completo sistema había llegado a concebir a este respecto.


La noción de "responsabilidad" apenas empieza a utilizarse en Francia en el siglo XVIII por los filósofos y
escritores de la Enciclopedia: ellos la tomaron del derecho inglés en el cual aparece ya en 1789, en el
diccionario crítico de Necker y Féraud.
En un enfoque etimológico la responsabilidad, del latín responsus, da idea de obligación asumida frente a
otra persona. Se trata de un concepto derivado: no se es responsable por sí y ante sí, sino frente a otro, que no
somos nosotros. Por eso, la responsabilidad implica siempre un cierto linaje de dependencia.
En otra perspectiva, el concepto de responsabilidad no puede ser definitivamente adoptado si no se medita
en el fundamento que el derecho atribuye a dicha obligación. Sobre esta cuestión tan complicada como inútil se
han formulado múltiples teorías, destacando, en suma, que la responsabilidad no es un concepto dogmático sino
una noción histórica; por esto mismo el sustento de la responsabilidad varía a medida en que se modifica la
configuración del instituto a lo largo del tiempo.
Y en la medida en que se analizan las teorías expuestas sobre el núcleo en análisis, los intérpretes no quedan
satisfechos o convencidos, porque, tal como se adelantó, todas las elaboraciones se encuentran en función del
estadio histórico en el cual se aprecia el problema de la responsabilidad. Lo que sí debe aceptarse —y no admite
controversia— desde un punto de vista técnico es que la responsabilidad tiene su fundamento en el obrar
antijurídico: si el orden jurídico aceptara, como cosa definitiva y no reparable, las consecuencias de su obrar
antinormativo, el Derecho estaría destruyéndose a sí mismo, pues contribuiría a consagrar como legítimas
situaciones que configuran una afrenta contra el propio derecho.
En suma: un fundamento técnico de la idea de responsabilidad no se encuentra en otra base que en la
necesidad de mantener la integridad de un ordenamiento jurídico determinado.
III. Noción de responsabilidad
Todo problema de responsabilidad supone un daño cuya reparación demanda la víctima. La vida moderna es
cada vez más peligrosa; las máquinas que las nuevas invenciones colocan a nuestra disposición para desarrollar
nuestra actividad son fuente de daños cada vez más numerosos. Los procesos de responsabilidad, escasos hace
medio siglo, congestionan de causas los tribunales.
La lista actual de prejuicios es infinita. Todos suscitan problemas de responsabilidad.
Ante este panorama, se observa incluso la denominación "responsabilidad civil", sugiriendo utilizar la
expresión "responsabilidad por daños", toda vez que se trata de una institución que satisface funciones
preventivas, resarcitorias y sancionadoras ante prejuicios que amenazaban producirse o que ya se han causado
(3).

Por su parte, se destacó a raíz de esta propuesta que el derecho de daños tiene un campo de aplicación más
amplio, porque comprende otras disciplinas jurídicas, como el derecho comercial, laboral, administrativo, etc.,
sin prejuicio de que el derecho civil constituye el derecho "común", porque contiene instituciones generales
aplicables a todas las áreas especiales. No se desecha de plano la sugerencia (4), más se argumenta que la
denominación clásica de responsabilidad civil respeta la tradición de la expresión usual en la literatura jurídica
nacional y atiende a la necesidad de simplificar la terminología con la empleada en la legislación especial; por
lo demás la nomenclatura pudo designar, además de la reparación, sus otras funciones (preventiva y
sancionatoria).
Es del caso, recordar la afirmación que sostuviera en su día Diez Picazo (5) para quien la referencia a
"derecho de daños" es, en realidad, una divagación sobre el concepto de responsabilidad, que hasta hoy
constituye la espina dorsal del tema.
Responsabilidad es la que ordena tener en cuenta las consecuencias previsibles de la propia acción (6); es un
responder que la persona está obligada a dar con motivo de su ser y obrar. Es que aludir a una persona como
responsable supone definir quién soportará el daño; es decir, algo solo parcialmente verdadero, en el sentido de
que el sustento definitivo del daño debe significar únicamente la obligación de resarcir el prejuicio sufrido por
un tercero (7).
Debe retenerse que en cada rama del orden jurídico hay una responsabilidad.
Todas tienen elementos comunes y presentan elementos diferentes. La ausencia de conceptos sobre la teoría
general del derecho ha permitido durante mucho tiempo que se estudiara más la teoría de la responsabilidad a
través de los elementos singulares de cada rama, que elevando el examen de plano de los conceptos generales.
La polisemia del verbo responder implica no solo "responde por", sino "responde a", nos introducen en el
ámbito de la responsabilidad y de allí, hacia el adjetivo responsable que significa una diversidad de
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complementos.
Así se destaca que somos responsables de las consecuencias de nuestros actos, pero también responsables
por los demás, en la medida en que están a nuestro cargo o cuidado; y a veces más allá de esta medida (8).
IV. Responsabilidad: consideraciones y diversos enfoques
En la obra notable de Vélez —Código abrogado— la responsabilidad (civil) traducía siempre un deber de
dar cuenta a otro del daño que se le ha causado; se alude al deber de reparar frente a otro.
La responsabilidad requiere, además de los supuestos de imputabilidad, que se produzca la transgresión de
algún deber respecto de otro sujeto. Es decir, en sentido propio, la imputabilidad es la posibilidad de referir un
acto cualquiera a la actividad de una persona (imputabilidad material, moral) (9).
Y esto que se dice, lo es en cualquier plano que se considere la cuestión: hay así imputabilidad material,
cuando un acto puede materialmente ser atribuido al obrar de un sujeto; hay imputabilidad moral, cuando se da
el conjunto de condiciones necesarias (conciencia y voluntad) para que, en el orden moral, una acción pueda ser
atribuida a un sujeto de moral.
López Olaciregui formulaba un acertado planteo acerca de la responsabilidad (10), al decir que tal figura se
compone con tres presupuestos:
a) un acto de un individuo; b) un deber; c) una infracción y, cuando un acto no se ajusta a su deber, el
individuo incurre en responsabilidad.
Además, el concepto de responsabilidad expuesto abarca cualquier violación de una norma legal que
contemple una sanción civil strictu sensu, pues se refiere a actos que por haber causado daño patrimonial
determinan una indemnización.
Y el deber de responder conlleva a una reparación de daños, resumible en una sanción (11), no sin desatender
que el Derecho organiza un sistema de sanciones (12).
Estas exposiciones y formulaciones doctrinarias mantienen en nuestros días su presencia, más la "punición",
concebida en el Código abrogado, la que se complementa con otros conceptos y desarrollos legales, acorde a
pautas preventivas y de modernidad que surgen del orden jurídico a raíz de la vigencia del Código Civil y
Comercial de la Nación (13).
Lo destacable de la responsabilidad civil consiste en lograr la reparación del daño infringido por una persona
a otra que no tenga en justicia por qué padecerlo. Y si la base teórica de la responsabilidad es responder acerca
de los propios actos, el final cabal de tal responder viene a estar en un efectivo reparar lo indebidamente
realizado, de modo que se restablezca la indemnidad a que el perjudicado tenga derecho (14). Asimismo
acontecerá respecto de la indemnidad a quien sufrió un daño injusto.
Tal lo anticipado en su día por López Herrera (15), para quien el principio de reparación plena e integral
representa un mito; entre otros motivos, pues no cubre todos los daños, todos los damnificados y todas las
consecuencias, no obstante, el claro texto del art. 1740, Código citado.
En lo expuesto está centrado el núcleo de la responsabilidad civil. Y esa reparación es la finalidad del
derecho de daños. Toda indemnización tiene como misión cabal ser reparadora y no una causal de
enriquecimiento. Ello, no obstante, la reparación integral —cuando esta resulte viable (16) —. Por lo contrario,
las reparaciones dinerarias son siempre aproximadas, por la diferencia entre valor y precio o bien por las
dificultades en acreditar daño emergente y lucro cesante precisos en los grandes números, pero indeterminados
y relativos en el caso individual (17).
El perjudicado no podrá percibir más que el equivalente del daño efectivamente sufrido y, de mediar alguna
ventaja, se supone que ella está cuantificada.
El restablecer indemnidad exige describir la lesión jurídica, precisamente en su calidad de daño antijurídico
y, sobre tal significación, definir la relación jurídica que imponga la concreta prestación resarcitoria. Así, la
relación jurídica que en la responsabilidad extracontractual habrá de ser construida.
No obstante, se ha afirmado que "la separación entre las obligaciones que nacen de la convención y las que
tienen su origen en la culpa no es más que de régimen jurídico, pues el fundamento último es el mismo" (18).
En síntesis, la responsabilidad contractual motiva una compensación más limitada que en la esfera
extracontractual, campo este de extensión ilimitada, pues afecta al mundo de las personas vinculadas entre sí por
una mera relación de convivencia social cuando, con ocasión de ella, se irrogan a otros daños injustos.
Debe señalarse que la responsabilidad civil tiene alguna vinculación con la doctrina de los riesgos y sus
repartos. En ambas actúa el interrogante acerca de quien soportará la pérdida o menoscabo realmente producido:
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quien asume, paga o bien contribuye a la redistribución de los prejuicios.


De allí, pues, la máxima —aludida en el presente— de la alteridad en el daño causado.
El menoscabo injusto a otra persona configura un daño (detrimento) cuya mensura podría variar.
Lo dicho significa distinguir entre daño injusto a la integridad jurídica ajena, noción amplia que comprende
todo interés merecedor de tutela.
De más está decir que el prejuicio deberá acreditarse para su procedencia, lo que no obsta a la existencia de
daños notorios.
En el sistema continental europeo, la lesión jurídica sustento de la responsabilidad civil requiere apreciación
por el juzgador sobre la base de las pruebas aportadas. No se controvierte que bienes y cosas son nociones, que,
en ciertas oportunidades, pueden aludir a lo mismo, pero en otras circunstancias presentan diferencias.
Existe un notable ensanchamiento de los bienes de que resulta susceptible de ser titular una persona y,
asimismo, del cúmulo de sus intereses concebidos como legítimos.
De manera coincidente con la amplitud de bienes y cosas que puede poseer una persona, el daño es un efecto
cuya naturaleza, clase y origen pueden ser muy diversos: por caso, daño injusto que puede ser atípico no
excluye por ello su reparación. Así, toda lesión injusta, por excepcional que fuere, sustenta una reparación.
Situaciones en materia de responsabilidad y excepciones de especie, caben citar:
A) Casos en que no se da la obligación de reparar, a pesar de causar daño.
No surge responsabilidad cuando no existe lesión de un deber jurídico, aunque se cause daño a alguien.
Tales hipótesis serían:
a'. Cuando se daña o perjudica, en virtud de o deber del autor de un daño;
b'. Cuando se realiza el acto de interés del perjudicado y de acuerdo con su voluntad expresa o presenta
(gestión de negocios, operaciones quirúrgicas);
c'. Si fuere por error excusable (Enneccerus) (19).
d'. No existe vulneración de un deber jurídico si la acción se realiza por quien, por defecto de la inteligencia
o de la voluntad, no puede ser considerada imputable.
B) Quid de los daños contractuales que corresponde a más de un concepto.
El tema de este apartado se refiere a la factibilidad de una "indemnización duplicada", donde a raíz de una
acción se reclama, en definitiva, dos veces por un mismo concepto.
Una calificada doctrina alemana (20) señala la viabilidad con un ejemplo: el demandado incumple un
contrato que le obligaba a suministrar una película al demandante, propietario de un cine; el actor solicita se le
indemnice: 1) la diferencia entre el ingreso bruto efectivamente obtenido de una película que realizó para
sustituir a la debida y el que hubiese obtenido de esta; y, 2) el reembolso por cantidades gastadas en el anuncio
de la película prometida.
Señalan los autores que gastar en anuncios no representaba el precio del cumplimiento del demandado, mas
que era el precio del valor particular obtenido por el actor con la explotación de la película, por lo que resultaría
inadecuado permitirle recibir la diferencia entre los dos ingresos y, al mismo tiempo, el gasto de propaganda.
En la especie —argumentan los actores— existe duplicación en el reclamo, pues el valor de la prestación
por el accionado fue calculado con especial referencia a la situación del demandante.
Se alude a la responsabilidad personal en oposición a la responsabilidad patrimonial, considerándola la fase
previa en que surge un deber de resarcir, anterior a la actuación coactiva en contra del patrimonio del
responsable que personalmente no efectúa el deber de resarcir.
Faceta personal que se traduce en algo comunicativo, que involucra la tan citada idea de alteridad: se es
responsable frente a otro y, de manera excepcional, se suele decir que se responde ante sí mismo: por caso,
responsabilidad moral o religiosa.
La reparación de un daño causado por el propio responsable —supuesto de justicia conmutativa— o bien
reparar un daño no causado por el responsable, caso en el cual la justicia actúa en función distributiva, no
pretendiendo una reparación del daño por parte de la persona que lo ha cometido, sino una distribución de ese
daño entre los demás atribuyéndoselo a la persona o personas que se considera más equitativo que lo satisfagan.
En cuanto al contenido de la responsabilidad, se concreta en:
— la ejecución en forma específica, que consiste en dar lo debido, deshacer lo mal hecho, reponer lo
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destruido o sustraído, hacer lo no hecho, deshacer lo mal hecho y hacerlo como corresponde;
— otro, que es la derivación general para todos los casos en que no sea factible la ejecución de manera
específica: reposición, consistente en la reparación del id quod interest, o indemnización en dinero de los daños
e intereses causados.
En materia de responsabilidad personal —e individual—existen múltiples situaciones normativas que
contemplan la obligación de responder, supuestos que —entre otros— enunciamos:
— Principio de división de obligaciones divisibles (art. 808): "Si la obligación divisible tiene más de un
acreedor o más de un deudor, se debe fraccionar en tantos créditos o deudas iguales como acreedores o deudores
haya, siempre que el título constitutivo no determine proporciones distintas".
— Responsabilidad de cada codeudor (art. 819): "La mora de uno de los deudores o de uno de los
acreedores, y los factores de atribución de responsabilidad de uno u otro, no perjudican a los demás".
— Disminución proporcional (de la deuda) (art. 798): "Si el deudor cumple solo una parte de la obligación,
o la cumple de un modo irregular, o fuera del lugar o del tiempo a que se obligó, y el acreedor la acepta, la pena
debe disminuirse proporcionalmente".
— Divisibilidad: "Sea divisible o indivisible la obligación principal, cada uno de los codeudores o de los
herederos del deudor no incurre en la pena sino en proporción de su parte, siempre que sea divisible la
obligación de la cláusula penal" (art. 799).
— Prevención de un acreedor (en la solidaridad activa) "Si uno de los acreedores solidarios ha demandado
judicialmente el cobro al deudor, el pago sólo puede ser hecho por este al acreedor demandante" (art. 845).
— Responsabilidad por el equipaje: "Las disposiciones relativas a la responsabilidad del transportista de
cosas por la pérdida o deterioro de las cosas transportadas se aplican a la pérdida o deterioro o equipaje que el
pasajero lleva consigo" (art. 1293).
— Responsabilidad del transportista frente al cargador: "El porteador que entregue las cosas al destinatario
sin cobrar los créditos propios o los que el cargador le haya encomendado cobrar contra entrega de la carga, o
sin extinguir el depósito de la suma convenida, es responsable frente al cargador por lo que le sea debido y no
puede dirigirse contra él para el pago de sus propias acreencias. Mantiene su acción contra el destinatario" (art.
1309).
VI. Función resarcitoria de la responsabilidad
El Código Civil y Comercial en el Título V, Capítulo 1, Sección 3º, arts. 1716 y ss. trata la llamada
"Función resarcitoria" de la obligación de responder patrimonialmente y, en sucesivos preceptos de manera
orgánica contempla los elementos constitutivos de la responsabilidad (civil), a saber: antijuridicidad (art. 1717);
factores de atribución (arts. 1721/1725); relación causal (art. 1726) y, daño resarcible, cuya extensión ha
merecido una Sección 4º Especial y detenido tratamiento legal (arts. 1737/1748).
Además, suprimió el art. 1107 del Código de Vélez, superando de tal manera la opción y cúmulo contractual
que tantas opiniones significaran en épocas de su vigencia.
VII. Acerca de la responsabilidad contractual y extracontractual
El Código unificado elimina, en línea de principios, la diferencia de régimen entre responsabilidad
contractual y extracontractual e introduce un precepto, art. 1716 que dispone: "Deber de reparar. La violación
del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación, da lugar a la reparación del daño causado,
conforme con las disposiciones de este Código".
De manera —que salvo excepciones de especie— la violación del deber general de no dañar —génesis de la
responsabilidad contractual—o el incumplimiento de una obligación —fuente de la responsabilidad
extracontractual—, la responsabilidad se rige por las mismas reglas.
Los Fundamentos del Código, insertos en la ley 26.994 (Título V, Capítulo 1, bajo el epígrafe
"Responsabilidad Civil", apart. 2, según el enunciado "La unificación de la responsabilidad contractual y
extracontractual"), confieren unidad al régimen de la responsabilidad contractual y extracontractual; se dice que
la tesis que se adopta es unidad del fenómeno de la ilicitud, lo cual no implica homogeneidad, pues hay
diferencias que subsisten y con la solución que se propone se unifican claramente los supuestos que han
generado dificultades serias, como ocurre con los daños a la persona en el ámbito de la responsabilidad
contractual.
Luego de explicar las pautas que adopta la regulación dictada y señalar que la doctrina argentina está
dividida entre ambas posiciones, obviamente referidas a las unificaciones de la responsabilidad, se dice

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textualmente "tratando de superar las discusiones teóricas, el problema tiene solución práctica si establecemos
una regla general para la unificación de los ámbitos de responsabilidad y una regulación mediante contrato. En
la propuesta que se hace se distingue la problemática del incumplimiento y su ejecución, regulada en el campo
de las obligaciones y contratos, de los demás aspectos, que se incluyen en la responsabilidad por daños".
No podemos obviar, ni dejar de destacar especialmente, las monografías elaboradas por calificados autores
nacionales, incluyendo, claro está, la bibliografía que cada uno de estos cita o a la que reenvía, aclarando que
con lo expuesto no se agota tan vasto repertorio, al exponer los sistemas de responsabilidad civil, diferencias
entre ambos regímenes y, finalmente, la unidad del fenómeno resarcitorio (21). Dijimos que el Código unificado
supera la calificación de la doble responsabilidad, si bien persisten distintos rasgos que hacen a la implícita (o
quizás expresa) (arts. 1720; 1725; 1728; 1732 y 1733; 1743; etc.) subsistencia de ambas sistematizaciones (22).
De cualquier manera es ilustrativo citar algunos párrafos de Giovanna Visintini, profesora de la Universidad
de Génova la que en un trabajo notable (23) dice que es una obra meritoria el hecho de centrar la atención en el
concepto de responsabilidad en su significado más rico, de garantía que el deudor debe al acreedor, de que
cumplirá el compromiso asumido; y en la distinta función del resarcimiento, por equivalente o en forma
específica, al cual puede ser constreñido el deudor que no cumple. Sin embargo, destaca, no se puede abolir una
construcción conceptual que se remonta a los mejores tratados de inicios del novecientos y que ha servido para
interpretar en un contexto unitario ciertas reglas, indudablemente comunes a los dos tipos de responsabilidad.
Dice, seguidamente, que es necesario desconfiar de los discursos sobre la superación de la distinción entre
responsabilidad contractual y extracontractual, porque en algunos casos debe ser posible la coexistencia de los
dos remedios (piénsese en el dolo —engaño— o en la estafa que pueden configurar, al mismo tiempo, un
incumplimiento y un hecho ilícito aquiliano); y también porque se trata de discursos conceptuales que no se
basan en efectivos acercamientos que los jueces hacen de ellas.
Concluye su introito con afirmaciones inequívocas en cuanto a que "todo lo expuesto conduce a afirmar que
los discursos sobre la distinción entre responsabilidad contractual y extracontractual deben estar libres de los
vicios de la excesiva teorización y del conceptualismo; deben limitarse, más bien, al reconocimiento de los
datos técnicos y aplicaciones prácticas, los cuales, evidencian, al mismo tiempo, diferencias y aspectos
comunes. Además, la tendencia expansiva de ambos tipos de responsabilidad debe revelar al intérprete la
importancia creciente de una institución como la responsabilidad civil, así como la necesidad de tener bien
claros los elementos característicos y tradicionales de esta, para evitar incurrir en confusiones, en falsos
problemas o en injustificadas aplicaciones extensivas de reglas, a uno u otro tipo de responsabilidad".
Estas reflexiones dan cuenta de la relatividad de ciertas afirmaciones, en particular relativas al distingo entre
las dos esferas de responsabilidad, que nos recuerdan una aguda afirmación de Héctor Lafaille, quien, a
propósito del distingo entre Derecho Civil y Comercial, decía que tal división "no está tanto en la realidad de las
cosas como en el cerebro de los hombres".
VIII. Final
El estudio de la responsabilidad a través de la Historia ha recibido especial atención. Y esta afirmación
mantiene vigencia, puesto que se trata de una disciplina que está a la orden del día, a la par que se constata en la
actualidad que es una materia cuya evolución se expande en todos sus aspectos.
(*) Doctor en Ciencias Jurídicas. Miembro titular de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales
de Buenos Aires.
(1) RICOEUR, Paul, "Lo justo", Ed. Jurídica de Chile, Chile, 1997, p. 28.
(2) MARITAIN, Jacques, "Para una filosofía de la persona humana", Club de Lectores, Buenos Aires,
1984, p. 163.
(3) ZAVALA de GONZÁLEZ, Matilde, "Algunas observaciones al Proyecto de Código Civil de 1998 en
materia de responsabilidad", LA LEY, 1999-C, 877.
(4) GALDÓS, Jorge M., "La responsabilidad civil (Parte general) en el proyecto", LA LEY, 2012-C, 1256.
(5) "La responsabilidad civil hoy", Anuario de Derecho Civil, Madrid, 1979, ps. 727 y ss.
(6) WEBER, Max, "El político y el científico", Ed. Alianza, Madrid, 1994, p. 164.
(7) JOSSERAND, Louis, "Droit positif français", París, 1939, vol. II, p. 235.
(8) RICOEUR, Paul, "Lo justo", cit., p. 40.
(9) PEIRANO FACIO, Jorge, "Responsabilidad extracontractual", Ed. Temis, Bogotá, 1979, aparts. 11 y
12.

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(10) "Notas sobre el sistema de responsabilidad del Código Civil. Balance de un siglo", Revista Jurídica de
Buenos Aires, 1964-IV-69.
(11) ALTERINI, Atilio A., "Responsabilidad civil. Límites de la reparación", Ed. Abeledo Perrot, Buenos
Aires, 1972, p. 15.
(12) ORGAZ, Alfredo, "El daño resarcible", Ed. Lerner, Buenos Aires, 1960, p. 17.
(13) Por todos: ALTERINI, Jorge H (Dr.), "Código Civil y Comercial comentado. Tratado exegético", Ed.
La Ley, Buenos Aires, 2015, t. VIIII, ps. 3 y ss.
(14) GAGLIARDO, Mariano, "Reparación debida ¿toda?", ED del 03/07/2014.
(15) "La función preventiva de la responsabilidad civil y su relación con las otras funciones", RDD
2008-2-193 y ss.
(16) Restitutio in integrum.
(17) GAGLIARDO, Mariano, "Concurrencia de prestaciones: reparación y enriquecimiento", LA LEY,
2014-D, 887.
(18) LÓPEZ OLACIREGUI, José María, "Esencia y fundamento de la responsabilidad civil", RDCO
1978-II-942, aparts. II 6 y ss.
(19) "Derecho de las obligaciones", Ed. Bosch, Barcelona, 35ª ed., p. 638.
(20) FULLER, Lon L. - PERDUE, W. R., "Indemnización de los daños contractuales y protección de la
confianza", Ed. Bosch, Barcelona, 1957, ps. 52 y ss.
(21) Entre muchos, TRIGO REPRESAS, Félix A., "La responsabilidad en el anteproyecto de ley de
unificación de la legislación civil y comercial de la Nación", LA LEY, 1987-C, 860; CASIELLO, Juan José,
"Sobre la unificación de los regímenes de responsabilidad civil", LA LEY, 1989-B, 911; GOLDENBERG,
Isidoro, "La unidad de los regímenes de responsabilidad, y la relación causal en el proyecto de unificación", LA
LEY 1988-A, 799 y BUSTAMANTE ALSINA, Jorge H., "Teoría general de la responsabilidad civil", Ed.
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1997, 9ª ed., p. 85,
(22) Cfr. PICASSO, Sebastián, "La singularidad de la responsabilidad contractual", Ed. Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 2011, ps. 35 y ss.; GALDÓS, Jorge M., "La responsabilidad civil (parte general) en el
Anteproyecto", LA LEY, 2012-C, 1255; ZAVALA de GONZÁLEZ, Matilde, "Algunas observaciones al
Proyecto de Código Civil de 1998", LA LEY, 1999-C, 877.
(23) VISINTINI, Giovanna, "Responsabilidad contractual y extracontractual, ARA Editores, Perú, 2002.

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DAÑOS Y PERJUICIOS ~ RESPONSABILIDAD CIVIL ~ CODIGO CIVIL ~ UNIFICACION CIVIL Y
COMERCIAL ~ CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION ~ INDEMNIZACION ~
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL ~ RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL

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