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La economia del hidrégeno PAIDGS ESTADO Y SOCIEDAD Uteimos titulos publicados: 33. R. Gacgarlla, Las tends del justia despds de Ras 34. |. Gray Fale amnccer 75. E. Reinares yP, Weldmann (comps), Sociedadesen gure ceil 76. N Gata Cane, Le glabalsactnsmaginade TT BUR Barber, Un lager pare todos 78. O. Lafoncsine, El corse late a a Zenda 78. U. Beak, Un mucvo mundo eis 80. A.Calssmigha, Cucstione de fralad BH Beja, El eoraxin de la epibice 82. JM. Guthenno, Efporvenr dela ered 3. J Rifkin, Lao de acoso 4A. Gutmann, La educcion democrtin 85. SD. Keser, Soberanta, pocress organza 6. J Rawk, El derecho de gontery «Una rvs de lates de atom pilin 87. N.Garla Calin, Calas bibridss SK. FAeting, Elvtteme politic ghbal 89. J. Gray Lar dor coat del erlono 90. G.A. Cohen, Sieve ualiart,cedmo esque crest io? 51. R.Gargarllay F Oveero (comps), Raver para ef volo 92. M, Walaer, Gera jusas ets 95. N. Chonsty, Estados conalls 94. |B Thompson, Eleraindalo politico 95. M, Hacdey A, Nea, Imperio. 96. A.Touraine yF-Rebosrokhavar, A lr usqueda des mismo 97, Rav, La justia como eguidad 98. F, Onejro, La libertad inspite 99, M, Caminal, El jederaliono plaraliss 100. U. Beek, Libertad oeaptaliomo LOL. C.R Sunstein, Replica com 102, J. Rifkin, La ecnomds del bidrigono 103. Ch Armaperger yPh, Van Paris, Ese ccondmice 9 social 104, PL, Berger yS . Huntington leomps), labalzarones mlples 105. N, Garcia Canc, Latinoemericano buscando lgar en este silo 106. W. Kymlicka, La poles emir 107. V. Shiva, Coseca robede 108. Mi lgnatie, Lor devecboe humavos comm polite edoltréa 109. D-Heldy A. McGrew, Glbulizatin/Amtglobalisacie M0. R' Dworkin, Vira soberane TL TUM Scanlon, Lo gue nos debemas uns a otros 112. D, Osborne yP, Plate, Heramientax pare ramformar el gobiemo 113. P’ Singer, Un solo mundo 114. U, Beck y E. Beck Gershelm, La individualism 13, F. Ovejetoy]. Le Matty R. Gargarella, Nuevo dear epublicemar 16. J. Gray Af Oecd yo gue signttcs ser mademo LL, Teoukalis, (Oud Europa queremos? U8, A! Neg, Gnas Cinco lectoner en toro a Imperio 119. V. Fisss, Prceos de paz 9 negacacém en conflicts armades 120. BR Bacbes, El mpero del miedo 21. M, Walter, Refletones sobre guerrs 122, S.P. Huington, cOuiénes somes? Los desfes ata idenidd nacional etadounidense 123. H, Jou, Gers y oars, Jeremy Rifkin La economia del hidrégeno La creacién de la red energética mundial y la redistribucién del poder en la Tierra PAIDOS ‘Talo orginal: The Hydrogen Econormy Publicado en inglés, en 2000, por Penguin Putnam Inc, Nueva York Edicin publiada con permiso de Jeremy P.Tarcher, a member of Penguin Putnam Ic. ‘Traduocién de Ramon Vili Vernis (Cabiera de Mario Eskenezi ‘Quctan graeme probidas sin a autre ect dele ders dl ‘scoriht bnoasnconertblecias nla lye breprodoci tol ops de ‘Strat pr cualquier mado» procedimiao,comprenddce a eprops ‘examin fori adutbucén de canplres de la malian gale 0 pesame pcos. {© 2002 by Jeremy Ritkin (© 2002 dela traducciéa, Ramon Vila Vernis (© 2002 de todas ls ediciones en castellano, “diciones PaidésIbérica, S.A. ‘Mariano Cubi, 92 - 08021 Barcelona Ipi/ovww paidos.com ISBN: 54493-12809 ‘Depésit legal B-.345/2004 Iimpreso en Grifiques 92, S.A, ‘Av, Can Sdcarats, 91 - 08191 Rubf Barcelona) Impresoen Expat - Printed in Spain SUMARIO ‘Agradecimientos . Entre distintas realidades . . La energia y el auge y la caida de las civilizaciones . La era de los combustibles fésiles . El cabo suelto islamista Lactisis global ...... . Vivir bajo un tejado de vidrio El nacimiento de la economia delhidrégeno La reglobalizacién desde abajo... Bibliografia eococd Indice analitico y de nombres... . Resbalando porla curva de csmpana de Hubert... u 5 85 7 153 179 215 265 309 317 r AGRADECIMIENTOS ‘Me gustatia dar las gracias a mi directora de investigacién, Loring Katawala, por su extraordinaria labor de supervision del proyecto. Sus excepcionales habilidades investigadoras nos han ayudado a menudo a Jocalizar informaciones dificiles de encontrar, sobre todo en la industria del petréleo. Su atencién a los detalles ha demostrado tener un valor in- calculable a la hora de tratar con la ingente cantidad de datos, cifras y estadisticas que constituyen el geueso del libro. Su entusiasmo y su de- dicacién han contribuido a hacer del libro una experiencia goz0sa, Asimismo, me gustaria dar las gracias a C. J. Campbell, Jean La- herrére, L. F. (Buz) Ivanhoe, Jim MacKenzie, John Edwards, Richard Dunean, Joel Swisher, Seth Dunn y Brett Williams por sus crticas cien- tificas y técnicas sobre varios borradores del libro, asf como por sus tt les sugerencias, muchas de las cuales han sido incorporadas a las pai- nas definitivas También agradezco a Ted Howard, David Helvarg y Marty Teitel su lectura de los primeros borradores del libro y sus sugerencias, Querria expresar mi reconocimiento a mi espose, Carol Grunewald, xy mis suegros, Ted y Dorothy Grunewald, por las muchas horas de fruc tifera conversacién que me han ayudado a formular mis ideas alo largo del proyecto, “Me gustaria darlas gracias a Stephanie Woodhouse por el magnifico trabajo de edicién que ha realizado sobre diversos borradores del ma. nuscrito y por supervicar el proyecto con mis editores en el extranjero, ‘También desearia dar las gracias a Alexia Robinson por la edicién del libro y a Clara Mack por su ayuda en la recogida y la ordenacién del ma- terial de investigacién. B, igualmente, debo agradecer la ayuda de Shreya Lamba, Kear Leng Chhour, Dara Sanandaji, Brett Wilson, Pat Gorton, Nicole Rousseau, Tim Emmet y Jarret Cassaniti Querria expresir mi agradecimiento a Joel Fotinos, Cathy Fox y Ken Siman, de Tarcher/Putnam, por hacer posible este proyecto. Tam- bbign me gustaria agradecer a mi viejo amigo Jeremy Tarcher su ofreci- 10 Lacconomia de idegeno miento de un foro editorial nico con el que compartir mis ideas. Apre- cio enormemente su compromiso permanente con mi obra, que me ha permitido acceder a un amplio piblico a lo largo de los aif. Por dltimo, me gustaria hacer extensivo mi més sincero agradeci- siento a mi editor, Mitch Horowitz, de Tarchet/Putnam, por ayadarme allevar adelante este proyecto. Mitch y yo hemos dedicado varios meses a repasar cada detalle del libro. Sus sugetencias editoriales han contribui- do a marcat la orientacién de este volumen y se han traducido en nume- rosas contribuciones a lo largo de las paginas del trabgjo definitivo. sa Capitulo 1 ENTRE DISTINTAS REALIDADES Enel cuiso dela historia, los seres humanos se han encontrado a ve- ces atrapados entre dos formas muy distintas de percibir la realidad. Tal era el caso, sin duda, en Jos tiltimos dias del siglo xvit. Los cientificos y filésofos dela Hustracién —tsaac Newton, John Locke, René Descartes y otros— pusieron en cuestidn algunos de los credos més sagrados del catecismo de la Iglesia, entre ellos una de sus doctrinas centrales: que la Tierra ha sido cteada por Dios y posce un valor intrinseco. Estos nue- vos pensadores preferian una explicacién mas materialista de la exis- tencia y apostaban por las mateméticas y la raz6n. Menos de un siglo més tarde, los tenegados politicos dels colonias americanas y los insu rrectos franceses derrocaron el régimen monérquico en favor de una forma de gobierno republicana y proclamaron el «derecho inalienable del hombre a Ia vida, Ia libertad, la felicidad y la propiedad». James ‘Watt patenté su motor de vapor en visperas de la Revolucién norteame- ticana, con lo que se constumé la relacin entre el carb6n y el nuevo es piritu prometeico de la época y la humanidad dio sus primeros pasos vacilantes hacia una forma de vida industrial que, alo largo de los dos siglos siguientes, iba a cambiar el mundo para siempre. Hoy vivimos tiempos similares marcados por la confusi6n, el fraca s0 de las ortodoxiasy la apertura hacia posibilidades nuevas y radicales. ‘Tras dos siglos de produccién y comercio industriales, las fabricas, las oficinas y las empresas comerciales estan abandonando lentamente el uso de mano de obra masificeda, uncida a méquinas alimentadas con combustibles f6xiles. Constantemente aparecen tecnologias inteligentes nuevas y mas sofisticadas que sustituyen a la mano de obra humana en todas las industrias ylos campos profesionales. Estamos realizando una fran transicién hacia una fuerza de trabajo més reducida y elitista que trabajard en colaboracién con tecnologias informéticas y robéticas cada vez més inteligentes. En cuestion de pocas décadas, el trabajador mas barato del mundo no lo seré tanto como las tecnologias inteligentes que vendrin a reemplazarle, ya sea en la planta de la fabrica o en los despa- 12 Laeconomis dl hidedgeno ‘chos dela direccién. Hacia mediados del siglo x21 probablemente sere _mos capaces de producir bienes y servicios para todos los habitantes de Ia Ticcra con s6lo una pequefa parte de la fuerza de trabajo que emplea- ‘mos actualmente. Esto nos obligard a replantearnos el papel que debe rin desempefiar los seres humanos cuando ya no sean necesarios en el ‘mercado como fuerza de trabajo." La fisica yla quimica, que han dominado la época que ahora termi nay han influido sobre todos los aspectos de nuestra existencia,incluidos Jos detalles ms insignificantes de nuestro estilo de vida, estan dejando paso ahora a la era de la biologia. El desciframiento y la manipulacién , del genoma del ser humano, de los animales y de las plantas abre la puer ‘ta a una nueva era en la que la vida misma se convierte finalmente en ‘una mercancia manipulable. La era de la biotecnologia esta comenzan: do a plantear preguntas fundamentales sobre la naturaleza humana y el espacio piblico se esta viendo ocupado répidamente por un amplio de bate entre aquellos que contemplan Ia nueva época como un renaci- :miento biol6gico y los que alertan sobre la legada de una ci sgada a la eugenesia comercial.” La revoluci6n de la informatica y de las telecomunicaciones ha da- do origen a Internet y a la World Wide Web, lo que ha significado un cambio importante en la forma en que se comunican los seres humanos. «Acceso» se ha convertido en la metéfora general para una generacién de individuos que pueden conectarse entre si a través de un «sistema nervioso central» electrénicamente mediado que se extiende por todo el alobo. Esta nueva sociedad que se mueve a la velocidad de la luz esta in- troduciendo cambios fundamentales en nuestra forma de hacer nego- ios. La economia de mercado, caracterizada por el intereambio de bie- nes y servicios entre vendedores y compradores, esti demostrando sér demasiado lenta para adaptarse a la nueva velocidad a la que se mueve Ia vida comercial. En la era que ahora comienza, el intercambio de la propiedad en el mercado deja paso progresivamente al acceso a servi ios y experiencias en el marco de una red. En una sociedad en la que el tiempo mismo es el recurso mis escaso y valioso, tos proveedores con servan el derecho de propiedad y los usuarios pagasi por el tiempo du ‘6m li- 1, J. Rifkin, The Endof Work, Nocen York Tscher/Putnam, 1995 (tad cast. Elfoe el raj, Barcelona, Pid, 1997), 2. J.Ritkn, The Biztecb Century, Nueva York, Tachee/ Putnam, 1998 (trad. cas: Bl siglo de la boreesoloya, Barcelona, Cetica, 1999) Entre dinar reilidader 13 rante el cual acceden a los bienes y servicios. La suseripein, el leasing, la multipropiedad, ls licencia y el alquiler se convierten en las formas preferidas de hacer negocios. La nueva economia «temporal» se catac- teriza por la caida de los costes de transaccién y la reduecién de los mérgenes de beneficio, lo eval obliga a las empresas comerciales a in- troducir nuevos y radicales modelos de negocio basados en acuerdos de caboiios compaitios» entre vompaiietos de ted. La ransformacién de los intercambios ée propiedad en relaciones de acceso y de los mér- genes de beneficios en ahorros compartidos estan comenzando a rees tructurar la vida comercial en todo el mundo. Nuestras ideas sobre en qué consiste la cultura también estén cam- biando de manera redical. Empresas gigantescas dedicadas a la pro: duccién de contenidos como Disney, Universal Vivendi, AOL-Time ‘Warmer y Sony rastrean recursos culturales en todo el mundo y los con- vierten en todo tipo de experiencias de pago. Las personas que disfru- tan de mayores ingresos —el 20% que mas consume en el mundo— gastan actualmente casi tanto dinero en experiencias como en bienes y servicios bisicos. Una joven generacidn de activistas culturales que se oponen al ‘nuevo comercio ha declarado una guerra cada vez. mas cruenta contra las «marcas», la mercantilizacién de los estilos de vida y los nuevos ti- pos de entretenimientos y franquicias comerciales, todo lo cual esta levando desde su punto de vista a una homogeneizacién de la cultu- 1a, Los activistas argumentan que el nuevo comercio cultural globali- zado constituye una amenaza para la diversidad cultural del mundo y reclaman proteccién para las culturas indigenas. El esfuerzo de la es- fera comercial por absorber Ia esfera cultural y convertirse en el Gnico frbitro de la historia de Ia humanidad representa un punto de infle- xi6n importante en la relacidn entre el comercio y la cultura que trae 14 consigo profundas consecuencias # largo plazo para todas las socie- dades. La transformacién de la naturaleza del trabajo, la incipiente revolu- ci6n en los campos de la bioteenologia y as telecomunicaciones, la pro agrcsiva temporalizacién de la actividad econémica y la batalla global entre el comercio y la cultura estan alterando profundamente tanto nuestra concepeién éel mundo que nos rodea como su realidad. 3. J. Rifkin, The Age of Accent, Nueva York, Tarcher/Putnam, 2000 (trad. cas: Lt era del acceso, Barcelona, Pais, 200) 14 Lacconomfa del bidntgeno En la actualidad esta a punto de producirse un cambio igualmente profundo en nuestra forma de emplear la energia. La era moderna ha si- do posible peacias ala explotacién del carbén, el petrdleo y el gas natu- tal, Todos los avances de los dos iltimos siglos, sean de naturaleza co- mercial, politica o social, estén conectados, de un modo u otro, con el aumento masvo dela enexlagenerado porn quema de combustibles ‘Los antropélogos afieman que la cantidad de energia consumida pet cépita en una sociedad da una buena medida de su estadio relative de desarrollo, Durante los itimos doscientos afos, la sociedad occiden; tal ha consumido mas energia per cépita que todas las dems sociedades hist6ricas juntas. Disfrutamos actualmente de un estandar de vida sin precedentes y debemos nuestra buena fortuna a los depésitos de hidro- carburos que se generaron hace millones de afios. El mang, sf, pero no procedente del cielo, sino de las profundidades de la Tierra Por desgracia, todo lo bueno se acaba algiin dia, Durante mucho tiempo hemes creido ingenuamente que las reservas de petr6leo alma: cenadas en los rincones mas oscuros del planeta, sino ilimitadas, al me- nos si eran suficientes como para satisfacer todas nuestras necesidades hhasta bien entrado el futuro. Cuando la produccién de petréleo en Es- tados Unidos tocé techo en 1970 —el punto en que la mitad de las re servas recuperables habjan sido explotadas— los geélogos comenzaron ‘inquietarse. Sin embargo, mientras el petr6leo continu fluyendo des. de otras partes del mundo, el norteamericano medio no dedicé ni un minuto a pensar en el asunto. Hubo que esperar al embargo petrolero de los paises rabes, tres afios mas tarde, para que los norteamericanos, junto con los consumidores de otros paises, tomaran conciencia del problema. Hacer colas de horas en las estaciones de servicio con la es pperanza de asegurarse unos litros de gasolina fue una experiencia que dio que pensar a millones de personas. Algunos criticos advirticron en: tonces de que pronto nos quedariamos sin petr6leo, Pero no fue eso lo que sucedié, Estados Unidos, con la ayuda de otras naciones y de las principales compaitias energéticas, inicié una biisqueda frenética de nuevas fuentes de petréleo, y las encontr6. Disminuyeron las colas en las estaciones de servicio y la crisis del petréleo amainé. La gasolina cit- culaba y era mas barata que nunca. El mundo retoms su ritmo habitual. En la actualidad, el pettoleo es relativamente barato en los mercados mundiales, Nuestros expertos nos dicen que con el tiempo las reservas de petréleo —y las de gas natural—se agotarén, pero que todavia faltan Baise disintsrelidades 15, treinta 0 cuarentaaifos para que llegue ese momento, tal vez incluso més; royectar fuentes altemativas de energia Pero gqueé pasaria si de repent le dijeran que las cosas no son exac- tamente lo que parecian en el tema del petréleo? Imagine que se des- pierta un dia a primera hora y se encuentra con el siguiente titular en el periddico: «LA PRODUCCION MUNDIAL DE PETROLEO TOCA TECHO; SE ES- PERA QUE EN LOS PROXIMOS AROS SE DISPAREN LOS PRECIOS EN LOS MER- CCADOS MUNDIALES». ‘Cada ver sdn mis los expertos mundiales en geologia que sostienen precisamente eso. Esta vez, avisan, nos encontramos en la antesala de una verdadera crisis petrolera y cuando ésta llegue ser permanente. Ast pues, gqué es lo que nos espera en los préximos afios? Si la produccién mundial de petréleo tocara techo en algiin mo mento de la préxima década, seguido poco tiempo después por el gas natural, ello provocaria una serie de efectos en cadena que podrian Ile ara poner en jaque buena parte de nuestro estilo de vida industrial. En particular, hay dos cembios que probablemente destacarian dentro del nuevo equilibrio derivado de la crisis del petréleo. En primer lugar, los experts discrepan en cuanto al momento en «que la producci6n global de petréleo tocaré techo, pero todos estn de acuerdo en que cuando esto ocurra pricticamente la totalidad de las re setvas sin explotar se hallarén en los paises musulmanes de Oriente Me~ lio, lo cual podria cambiar el actual equilidrio de poder en el mundo. La disminucién de las reservas de petréleo combinada con el aumento de la militancia entre la poblacién musulmana més joven podsia poner cen peligro la estabilidad econémica y politica de todos los paises de la Tierra. Los lideres y los analistas politicos estan particularmente preo cupados por la escalada del conflicto entre Israel y el pueblo palestino y por la posibilidad de qae en el futuro los fundamentalistasislémicos, pudieran presionar a sus gobiernos para que usaran el petroleo como ‘un arma contra Estados Unidos y otros paises occidentales en represa- lia por su apoyo a los israelies. En segundo lugar, si el descenso de la produecién mundial de pe- tnéleo y gas natural sorprende al mundo, es probable que las paises y las compailias energéticas busquen sustitutos entre los combustibles fésiles, mds sucios, como el carbén, los crudos pesados y las atenas asflticas. Si en la actualidad se prevé un aumento de la temperatura eu la Tierra de entre 1,4 °Cy 5,8 °C pata el siglo 1011, la utilizacién de combustibles més sucios significaria un aumento en las emisiones de CO; y habria 16 Laeconomis del hidrégen0 que prever un incremento atin més importante de la temperatura, con efectos todavia mas devastadores sobre la biosfera terrestre de los que se habian previsto hasta ahora.* La muestra noes a primera gran cvilizacién dela historia que se en- frenta a una crisis energética. La energia ha desempeiiado un papel im- portante en el auge y la caida de las civilizaciones. Muchos antropélo- 0s ¢ historiadores mantendrian que ha sido el factor crucial. Si hay alguna leccién que aprender —y ciertamente la hay— en la respuesta ‘que dieron otras civlizaciones a sus propias crisis energéticas, ahora se- ria el momento de hacer inventario, de escuchar a las Casandras. Lo cierto es que el flujo de la energia esta gobernado por leyes férreas y si zaci6n las transgrede, puede llegar a perecer. En tltimo térmi zo, son las propias leyes de la termodinémica las que nas dicen cusles son los limites superiores en la aspiracién del hombre a dominar su en: torno. Las sociedades que van més allé de las limitaciones que imponen sus propios regimenes energéticos corren el riesgo de experimentar un colapso. ‘A medida que nos acercamos a los estadios finales de la era del pe tréleo, Estados Unidos se encuentra en una posicién cada vez més vul netable ante las crecientes amenazas ¢ interferencias de origen extetno c interno, al igual que todos los demas paises del mundo. Nuestra vul- nerabilidad viene agravada por el ceracter altamente centralizado y je- rarquizado de la infraestructura energética, asi como de la correspon- diente infraestructura econémica que hemos creado para gestionar un régimen energético basado en los combustibles fésiles. La era de los combustibles fosiles se caracteriza por un modelo organizativo vertical motivado por los absticulos que plantea el control y la exploracién de ‘unas formas de energia que resultan dificiles de encontrar. Los extraor- dinarios costes asociados al procesamiento del carbén, el petréleo y el sts natural exigian grandes cantidades de capital de inversién y han lle vvado a a formacién de empresas energéticas gigantescas. En la actuali dad, ocho megacompaiiias —tanto de capital privado como piblico— controlan la cizculacién de la energia en todo el mundo. Al centralizar el poder sobre los recursos energéticos de la Tierra, las compafias ener séticas han creado unas condiciones favorables para las economies aes 44. D.L. Albritton tos, «Summary for Policy Makers: Climate Change 2001: A Re pore of Working Group I of the Intergovernmental Pavel oa Climate Changes, IPCC, 2001, pig. 13; chaps ipcehpulspm22.01 p> awe disiotareadades 17 cala y para la centralizacién de a actividad econ6mica en todas las de- is industrias, La quema de combustibles fésiles también ha acelerado la vida co. mercial. La necesidad de gestionar la mayor densidad y movilidad del, cometcio humano ha contribuido a asentar la formacién de empresas co: metciales altamente centralizadas y jerarquizadas. En la actualidad, me- nos de quinientas empresas globales controlan buena parte dela activi- dad econdmica del planeta. La globalizaci6n representa el estadio final dela era de Ids combustibles fésiles, un perfodo en el que cada vez son ‘menos las instituciones corporativas que gestionan tanto el flujo de ener- ‘fa como la actividad econsmica en las comunidades de todo el mundo. La globalizacién es la dinémica que define nuestra épocs. Sus defen- sores la ven como el nuevo gran avance econémico de la humanidad y co ‘mo una forma de mejorar las vidas de las personas en todo el mundo, Sus crtiticos ven en ella el maximo exponente del dominio que ejercen las em- presas sobre la vida de la sociedad y un instrumenco dirigido a aumentar le distancia entre los que tienen dinero y los queno. Las compaiias trans- nacionales, con la ayuda de las naciones del G-7, estan presionando para modificar las regulaciones y los estatutos gubernamentales que segin cllos limitan el libre comercio. Cada vez més antiglobalizadores se lanzan a la calle para protestar ante lo que consideran el desmantelamiento sis- temético de las normas medioambientales y laborales disefiadas para pro- teger las comunidades ecolégicas y humanas de la Tierra de la rapacidad de las empresas. Los trigicos seontecimientos del 11 de septiembre y sus consecuencias inmediatas han exacerbado las tensiones que rodean la slobalizacion y han aumentado la sensacién de vulnerabilidad de todos en un mundo que se presenta cada vez mas incierto e inseguro. ‘A ppesar del desscuerdo y de la polarizacién crecientes, se han reali zado escasos esfuerzos ditigidos a analizat con seriedad los factores ba: sicos que se encuentran detras del proceso globalizador y las enconadas reacciones gue suscita. Aunque son varias las perspectivas desde las que se puede entender la globalizacién, ninguna es tan importante como el cquilibrio energético. A veces olvidamos que sin los combustibles fosiles la globalizacién habria sido imposible. La energia de los combustibles fisiles ha permitido recortar de forma radical los tiempos y las distan- ; J.J, MacKenaie, «Oil as «Finite Resource. When ' Global Production Likely toPeak?», marae de 2000, chtp://www wtiorg/wilelinate! {m_sil_000 hl>; H. Banks, «Cheap Oil Enjoy It While It Lastw, Forbes, 13 de unio de 1998, pig 86, 3. CJ. Campbell, «A Guide to Determining the Worlds Endowment and Depletion of Oil, , 31 de margo de 1998 Resbelando poria curva de campana de Hubbert 27 El petréleo se compone de material orginico, en su mayor parte de ee ie ne yer eee males plancténicos unicelulares,* Los restos orgdnicos se depositaron cenel fondo delos lagos y les mares, donde el estancamiento de las aguas cevitd su oxidacién. Una vez sepultado, el plancton se transformé en pe- trdleo y gas por efecto del calor y la presién. Muchos de los depésitos de petréleo se formaron durante el periodo Jurisico, hace mas de 150 millones de afios, en las regiones tropicales cercanas al ecuador: Los mo: vvimientos de las placas tecténicas de los continentes desplazaron més tarde las rocas madre hacia el norte y hacia el este, hacia Oriente Medi cl Mar del Norte, Siberia y otras regiones septentrionales. Los depési- tos deptréleo de Estados Unidos datan del periodo Pérmico (hace 230 rillones de aiios) y el petroleo de Venezuela se formé en el Cretacico (hace 90 millones de aiios).” Los gedlogos estn de acuerdo en que hasta el momento se han ex: traido de la Tierra mas de 875.000 millones de barriles de petréleo, ca- si todos en los iltimos 140 afios de la era industrial El punto sobre el que no se ponen de acuerdo es en la cantidad de petréleo convencio- nal que todavia queda por extraer (hay que decir que, a pesar de las dis- crepancias delos expertos sobre la cantidad restante de petrleo, sus ci- fras se mueven, sin embargo, dentro de un margen bastante estrecho). Parte del problema es atribuible a las diversas formas de interpreter la palabra «reservas». En primer lugar, los geslogos y los ingenieros distinguen entre re servas y recursos, «Reservas» se reiere ala cantidad conocida de petrs- leo presente en yacimientos que pueden ser explotades con las actuales techologfas, dentro de un futuro previsible y a un coste razonable des de el punta de vista comercial. «Recursos» se refiere alas estimaciones tedricas sobre ls cantidad total de petrdleo que puede existir en una re ‘ibn, incluidas las reservas cuya extraccidn o procesamiento no es €co- nnémicamente viable con las tecnologias actuales o con las actuales con- diciones de mercado.’ Para complicar atin mas las cosas, la industria 4, ePetcoleum: Origin of Crude Oils, Encyclopedia Britennice online. 5. CJ. Campbell, op. it 6. Corvespondencia personal con C. J. Campbell (27 de febrero de 2002) y con J. Laherrire (2 de febrero de 2002). 7. L.E Ivanhoe, «Future World Oil Supplies: There Ia Vinite Limite, World Ol, ‘octubre de 1995, 28 La economia del idedgeno también utiliza otros términos para definir las «reservas», como por ejemplo; «activas» ¢ «inactivas», «probables», «posibles», «inferidas», «identificadas» y «no descubiertas».* El veterano gedlogo Jean H. Laherrére afirma que esta proliferacién de términos descriptivos para referirse a las reservas es intencionada y tiene como objetivo permitir a los paises y las empresas disfrazar las ci- fras, una especie de contabilidad geol6gica cteativa con fines politicos ‘0 comerci Laherrére culpa de ello a «los intereses ocultos que utili- zan definiciones poco rigurosas para proponer ciftas que se ajusten a sus objetivos politicos: el petréleo es dinero y las reservas son, por asi decirlo, petréleo en el banco, en este caso un banco situado en las pro- fundidades de la Tierra y donde no hay auditores que puedan compro- bar las cuentas»,? El petréleo de esquisto es un buen ejemplo de estas practicas de -«s MacKenzie oct Resbalando pore cura de campunade Hubbert 33 anteriores eran probablemente demssiado bajas y debian ser revisadas al alza. El motivo es que cuando los yacimientos petroleros eran pro- piedad de las companias extranjeras, éstas acostumbraban a silenciar los nuevos descubrimientos para evitarse impuestos, Sin embargo, los monumentales aumentos de las reservas que se anunciaron a mediados y finales de los afios ochenta superan con ereces lo que puede justficar la corteccién de las inexactitudes previas de las compatias. (Otra prucba dela escasa fiabilidad de las cifras es que en los afios noventa las compaiias petroliferas descubricron una media de 7.000 millones de battles de petrleo por aio, pero extrajeron mas de tres ve- ces esta cantidad.* Sin embargo, a lo largo de los afios noventa mas de la mitad de los pafses incluidos en el informe anual de Oil & Gas Jour- nal pretendieron conservar, ao tras aio, las mismas reservas probadas que el aio anterior En 1997, cincuenta y nueve paises productores de petréleo informaron de que sus reservas no habian cambiado desde el afio anterior, a pesar de que los yacimientos actuales estaban siendo ex- plotados y que se habfan descubierto algunos yacimientos nuevos. En 1999, el niimero de paises que no informaban de ningsin cambio en sus reservas habia aumentado a setenta.”* TEST DE REALIDAD Asi pues, gcusnto petréleo erudo batato recuperable queda toda via? La introduccién de métodos sismicos digitales en 3D, a finales de los afios sesenta, ha permitido a los ge6logos aumentar progresivamen- tesu precisidn ala hora de localizar nuevos yacimientos petroliferos. La exploracién global en busca de petréleo se intensifies notablemente en los afios setenta y ochenta, como consecuencia de la guetra arabe-israe Iy del subsiguiente embargo petrolero de la OPEP y, mas tarde, por la ‘guerra Inin-Irak, que dispar6 los precios del petréleo hasta los 40 déla- res por barril.” La preocupacién creciente de Estados Unidos y otros paises, asf como de las compaifias energéticas globales, por su depen- 24. C.J. Campbell y J Laker, op it. pig, 80 25. LF Ivanhoe, «Get Ready fr Anothe: Ol Shock! op. i pi. 22. 26, C.F CampbellyJ. Lahore, op. et, pig. 80; C.F Campbell «Peak Oil, Pre seatacin en el Technical University of Claorthal, diciembre de 2000, ; S. Borensicin, «it is Pletiful in ‘World, But Tell Cost Usto Find Ito, Akron Beacon Journal, 26 de septiembre de 2000, . Resbalando porla cueva de campans de Hubbert 39 dencial para la Calidad del Medio Ambiente (Council on Environmen- tal Quality, CEQ] entre 1977 y 1981 y que actualmente participa en el Programa sobre el Clima, la Energfa y la Contaminacién del Instituto de Recursos Mundiales, ha escrito que «la gran mayoria de estos estu- dios reflja un consenso entre los expertos en petréleo segiin el cual las reservas totales estimadas de petréleo recuperable se sian entre 1,8 y 2,2 dillones de batriles». El mundo ha consumido ya més de 875.000 lones de barrles del total. Tal como se ha sefialado antes, la Oficina de Estudios Geol6gicos de Estados Unidos sitda las EUR de petréleo por encima de las previsiones anteriores, en 3 billones de barriles. Esta proyeccién tan optimista se ba- sa, en parte, en la creencia de que la antigua Unién Sovietica, Oriente Medio, los deltas del Niger y del Congo en Africa y a plataiorma notes: te de Groenlandia contienen reservas inexplotadas potencalmente im: portantes.© John Edwards, de la Universidad de Colorado, es igualmente opti- iista. Sus proyecciones se basan en afiadir a las estimaciones de las re- servas totales recuperables las reservas de petrdleo no convencional, co- mo el ctudo pesado de Venezuela y las arenas asfilticas de Canadé, asi como la posible transformacién en liquido del 20% de las reservas de gas natural. Baséndose en una interpretacién liberal de lo que forma parte de las BUR, Edwards predice que la produccién global de petr6- leo tocara techo entre 2030 y 2040." Si solo se considera el petréleo convencional, Edwards prevé que la produccién global toceri techo en ‘tre 2020 y 2030." Colin Campbell y Jean Laherrére se sittian, en cambio, en el otro cextremo, ya que estiman las reservas totales recuperables de petréleo en solo 1,8 billones de barrles.” Segzin ellos, los paises productores de pe- tndleo han exagerado groseramente las cifras de sus reservas con fines 46. Youngauist, op, ci, pig, 204; «Long Tern World Oi Supply (A Resource Ba se/Production Path Analysis, EIA, 2001 47, «Estimated Uhimately Recoverable (EUR) Oil, op, ct aU Geological Sur ‘7 Wor Peele Asesiment 2000 Desrton and Re, USGS Wo Eneny 48, J.D. Edwards, «Twenty First Century Energy Transition from Fossil Fuels ro Renewable, Non-poluting Energy Sources, Universidad de Colorado, Departamento de Ciencias Geokigicas -EMARC, abril de 2001; correspondencia personal con J. Edwards (14 de marzo de 2002), 49. bid 30. MacKenzie, op. ct 40 La economia dl hidigen0 politicos, sobre todo Rusia y los paises de la OPEP. Campbell y La here no son os ios ue Piensa Cada ve son ms os estos ublicados por gedlogos de talla mundial que presentan resultados no- Piplementealeados dels tesis convencionales, sobre a base de nuevos modelos informéticos. Estos nuevos estudios sugieren que la produccién global de pete leo tocara techo en algiin momento entre 2010 y 2020, y algunos de los cestudios estiman incluso que antes de 2010. En otras palabras, en este tiempo se habri extraido la mitad de las reservas recuperables, Una vez que la produccién toque techo, los precios del petréleo no dejarén de umentar como resultado de a competencia de los pafses, las empresas y los consumidores pot la mitad restante. A diferencia de la primera eri- ‘is del petroleo de los fis setenta y ochenta, que fue inducida politica- mente, esta vez la crisis se basara en una escasez real. Cada afio que pa- se habra menos crudo barato disponible en el mundo. El descenso del cerudo barato, combinado con el aumento de la poblacién humana (so bre todo en el mundo en vias de desarrollo) generaré una dinémica nue- vay peligrosa. * Hlmodelo metodoligico cn el que se basan todas estas predicciones se conoce como la «curva de Hubert», M. King Hubbert fue un geofi sico que trabajé para la compa Shel Oil. En 1956 publicé un articu lo, que posteriormente se ha hecho famoso, en el que predecia el auge y la caida dela produccién de petréleo en los 48 Estados contiguos. Ba~ sdndose en la cantidad y el ritmo de la produccin en el pasado, King cstimé que la produccién de petréleo en Estados Unidos tocaria techo entre 1965 y 1970. En el momento en que hizo su predicci6n, la pro- duecién de petréleo en Norteamérica estaba alcanzando cifras récord, La mayoria de los gedlogos y ejecutivos de las compaiias energéticas se burlaron entonces de la predieci6n j ridiculizaron tanto al autor como 1 sus tesis. Para su sorpresa, la prediccién de Hubbert demostré ser cierta. La produccién toc6 techo en 1970 ¢ inicié un descenso conti nuado. Estados Unidos perdié su pepel preeminente como principal productor mundial de petréleo y ese cambio ha dictado buena parte de la geopolitica mundial desde entonces. Tatesis de Hubbert es eleante pors simplicidad, Su ide era ue la produccién de petréleo comienza desde cero, sube, llega a su punto maximo cuando se han explotado la mitad de las reservas totales rect perables, y luego cae siguiendo una curva clisica en forma de campana. La extraccién de petréleo comienza lentamente y luego se acelera con Resbalando por la curva decampans de iubbert 41 rapidez a medida que se localizan yacimientos petroliferos importantes. Una vez se han encontrado y explotado los principales yacimientos, la produccién comienza a perder impulso, Los yacimientos pequefios son nds dificiles de encontrar y el petrleo que contienen es mas caro de perforar y explotar, Al mismo tiempo, y a medida que se agotan los cimientos principales, se hace cada vez més dificil sacar a la superficie el pettsleo restante. El surtidor deja paso a un goteo cada vez mis len- to, La combinacién del descenso en cl ritmo de los descubrimientos y en la tasa de extraccién de petroleo de los yacimientos existentes hace que finalmente la produccién toque techo. El punto més alto de esta curva zn forma de campana representa el punto medio en el que la mi- tad delas reservas recuperables totales han sido extradas. A partir de este punto, la produccién cae tan répidamente como habia subido an- tes, siguiendo la segunda mitad de la curva en forma de campana, Un examen més detallado de la curva de Hubert revela un aspec- to de gran relevancia para el futuro que nos espera, Hubert observé ‘que se habfan necesitado ciento diez aiios —desde 1859 hasta 1969— para producir 227.000 millones de barriles de crudo barato. La mitad de este petréleo fue extraida en los primeros cien afios, Para la segunda tmitad, en cambio, hicieron falta menos de diez aos, entre 1959 y 1969. Usando el mismo modelo, Hubbertestimé en 1971 que el 80% central dela produccién global de petroleo sera extraido en un periodo de en. {te 58 y 64 aifos, menos tiempo del que dura una vida humana." LAs CaSANDRAS CONTRA LOS OPTIMISTAS. Los gedlogos han combinado la curva de Hubbert con modelos ma: temiticos para predecir el momento en que la produccién global va a tocat techo. Colin J. Campbell y Jean H. Laherrére reavivaron el deba- te acerca de esta cuestiOn en un extenso articulo publicado en Scientific American en marzo de 1998, Campbell, doctor en geologta por la Uni versided de Oxford, habia trabajado para Texaco como gedlogo de ex- ploracién y mas tarde como director de estudios geolégicos en Ecuador 51. MK, Hubbers, «The Enesgy Resources ofthe Bath», Scientific American, sep ‘iembre de 1971, pigs. 60-70; para mis informacién sobre la curva de Hubber conulte ‘nel M. King Hubbere Centr for Petroleum Supply Studies en It Colorado School of Mi nes fundada por LF. (Buz) Ivanhoe, , 42 Lacconomia del hideégeno para AMOCO. Luego se convittié en director de exploraciones en No- ruega para AMOCO y en vicepresidente ejecutivo de FINA en el mismo pais. Laherrére habia trabajado para la compaiifa petrolera francesa To: tal, donde se encargaba dela supervisiGn de las téenicas de exploracién en todo el mundo. Sus estudios levaron al descubrimiento del principal yacimiento petrolifero de Africa, Campbell y Laherrére han estado aso- ciados durante muchos afios « Petroconsultants, una empresa consulto: ra radicada en Ginebra, Suiza, que gestiona bases de datos industrales. Eleestudio de Campbell y Laherrére se apoyaba en una base de da- tos de Petroconsultants que cubria 18,000 yacimientos petroliferos de todo el mundo. De acuerdo con sus datos, en 1996 solo habia 850.000 millones de barrles de petréleo convencional en todo el mundo en re servas P®, Esta cifra es significativamente inferior a los 1,019 billones de barriles que recogia The Oil & Gas Journal y alos 1,160 billones de bartiles que aparccian publicados en World Oil. Campbell y Laherrére cconceden que se puiedan descubrir 150.000 millones ms de petréleo, con Jo que estiman que a la industria petrolifera todavia le queda 1 billén de barriles por extraer. Esto representa una cantidad de petréleo ligera mente superior a los 875.000 millones de barriles que se han producido hasta ahora.® La producci6n de petréleo de los paises no pertenecicates a a OPEP tocari techo antes de 2010, mientras que los cinco principales paises productores de la OPEP en Oriente Medio —Arabia Saudi, Ku- wait, Irak, Iran y Abu Dhabi—alcanzaran su pico de produccién alre- dedor de 2015.” Baséndose en el conjunto de los datos y en los mode- los informéticos, los dos gedlogos predicen que la produccién global de petrOleo tocara techo alrededor del afio 2010. Hay otros gedlogos que concuerdan con las estimaciones de Camp- bell y Lahersére. L. F. (Buz) Ivanhoe es gedlogo del pettdleo y fue ante- riormente asesor de Occidental Petroleum para la evaluacién de cuen- cas petroliferas en todo el mundo. Ivanhoe cree que el suininistro de petréleo dejar de cubrir Ia demanda mundial aproximadamente en 2010 y que a partir de entonces bajara rapidamente a razén de un 3% por aiio.* Segiin Ivanhoe, cuando la produccién toque techo, aproxi- ‘madamente en 2010, hay que esperar un repunte en el precio del crudo 52. C.J.Campbelly J Laherir, op, it. 80. 53. Youngguist, op it, pig. 203. 54. C.J.Campbell J. Laheréve, op. cit pg, 80. 55, Correspondeneta personal con L.F (Buz) Ivanhoe (14 de marzo de 2002), Resbalando porla curva decampana de Hubbert 43, y otros combustibles, acompaiiado de una hiperinflacién global. van: hoe advierte que un descenso de slo el 5% en el suministro global de crudo «podria hacer que se reprodujeran las colas en las gasolineras de os afios setenta [..] pero esta vez la escasez de petréleo sera perma Tomando como base la estimacién de que quedan 1,55 billones de bartiles de petréleo —una cifra un 55% mas alta que la usada por Campbell y Laherrére—, un geslogo de la Universidad de Toledo, Craig Hatfield, lega, sin embargo, @ una conclusién similar en cuanto al tiem: po que falta para que la produccién global toque techo. Hatfield parte de la base de que las reservas plobales de petréleo conocidas ascienden 1 billén de barriles, 150.000 millones de barrles mas que la cantidad cxistente segtin Campbell y Laherrére, Hatfield reconace que tal vez sea demasiado optimista y que algunas de estas reservas pueden cortespon- der tan sélo a célculos inspirados politicamente. Luego estima que toda- via faltan por descubrir 550.000 millones de barriles de petroleo recupe- table, de nuevo una cftasignificativamente superior alas estimaciones de Campbell y Laherrére. Combinando ambas cifras, Hatfield especula que todavia podria haber 1,55 billones de barriles de petr6leo por extract. ‘Tras aiadir esta cifra« los 800.000 millones de barriles ya explotados, Hatfield llega a un total de 2,350 billones de barrles de reservas de pe- trdleo recuperable.” Suponiendo que el consumo global de petréleo siga aumentando a un ritmo del 2%, Hatfield concluye que antes de 2010 el mundo habri consumido la mitad de las reservas totales de petréleo. La fecha se po- dria reteasar algunos aiios mas, dice Hatfield, silos paises de la OPEP restringen la produccién petrolifera, tal como han hecho en el pasado, pata mantener altos los precios en los mercados mundiales.* James J. MacKenzie dice que incluso suponiendo unas reservas to: tales recuperables de 2,6 billones de barriles. ana cifra superior ala ma- yoria de las estimaciones, el pico de la produccién de petrleo sélo se retrasaria hasta el afio 2019." El debate ha contado también con otras participaciones. Franco Bernabe piensa que la prodaccién global padria tocar techo en la pri- 56. 1. Ivanhoe, «Get Ready For Another Oil Shock op. pip. 23 37. Hattield, op. cit. “ 38 In 53, MacKensie op. it 44 Las econcena dl hidregeno mera década del siglo x30, tras lo cual se produciria una ctisis petrolife- +a parecida a la de los aiios setenta.” Kenneth S. Deffeyes, profesor ceméritoen la Universidad de Princeton y uno de los pioneros de la i- senieria petrolera por su anterior trabajo en el Laboratorio de Investi- gacidn de Shell Oil en Houston, Texas, dice que el pico en la produc- cin global de petréleo podria producirse en 2003 0 bien en 2009, dependiendo de cudl de los métodos de Hubert —Deffeyes fue com: paiero de trabajo de M. King Hubbert—sc utilice para el céleulo. De- Feyes basa sus calculos en la posibilidad de que queden aproximada- mente 2,1 billones de barriles de reservas de crudo recuperable.* Y aiiade: Ninguna iniciaciva que se pueda poner en marcha hoy puede alterat sustancialmente el aio en que la produccién tocaré techo. No hay ningu- 1a exploracién del mar Caspio, ninguna campafa de perforaciones en el ‘mar del Sur de la China, ningiin sustitsto para los vehiculos deportivs, rningiin proyecto de energias renovables que pueda implantarse a una ve Tocidad suficiente como para evtar una guerra de precios por las restantes reservas de petréleo.* Deffeyes, laramente preacupado por las consecuencias internacio: nales de un descenso temprano en la produccién global de petréleo, bromea diciendo que «pot lo menos, esperemos que la guerta se haga con dinero, y no con cabezas nucleares».° La Agencia Internacional de la Energia de la Organizacién para la Cooperacidn y el Desarrollo Econémicos (OCDE) estima que la de- ‘manda energética mundial podria llegar a crecer hasta un 57% antes de 2020 y que la produccién global de petréleo convencional tocara techo on algiin momento de la segunda década del siglo xx, entre 2010 y 2020. 60, Banke, op. cit, pip 84 G1. K-S. Defleyes, Hubbers ook: The Impending World Oil Shortage Princeton NJ Princeton University Press, 2001, pigs. 146 y 149. (2, Tid. pig. 149, 6. Ih {4 «Carbon Emissions Set to Rise Steal with Fossil Fuel Use; but TEA Indicates, ‘Ways to Halt Climate Change Do Exist, comunicado de prensa, International Energy ‘Agency, 21 de noviembre de 2000; «World Energy Outlook, International Energy Agency, 1998 Resbalandoporla curva decampans deHubbert 45 Asi pues, los expertos estan dizididos en dos grandes grupos: unos creen que todavia faltan entre veintiocho y treinta y ocho afios para que la produccién de petréleo convencional toque techo y otros piensan que probablemente serin muchos menos, entre ocho y dieciocho. De nuevo es importante resaltar que las proyecciones de los optimistas y los pesimistas sobre el momentoen que la produccién global de petréleo rocara techo no difieren mis de diez o treinta afios, lo que representa tuna brecha temporal muy pequeiia dentro dela historia. Ambos grupos consideran que a €poca del crudo barato estéllegando a su fin, aunque sus diferencias en la perspectiva temporal son cruciales a la hora de de- terminar las prioridades, tanto en términos de politicas energéticas co- mo de iniciativas politicas y econémicas. Los optimistas responden a las conclusions mas pesimistas de los nuevos estudios basados en modelos informéticos con el argumento de ‘que no es cierto que no queden yacimientos importantes de petréleo por descubrir y ponen como ejemplo el descubrimiento de un yacimiento gi ‘zante nuevo —el primeto en afios—, realizado por la compaiia francesa Elfen la costa oriental de Africa, asi como el descubrimiento de dos nue- vos yacimientos supergigantes en Kazajstén e Iran, Los optimistas tienen lnesperanza de que habra nuevos descubrimientos que permitirén apor- tar 5.000 millones de barrie adicionales de petr6leo por afo, con lo-que se reduciria a la mitad la distancia entre el suministro y la demanda en 2010." La Oficina de Estudios Geol6gicos de Estados Unidos, por ejem- plo, estima que en la antigua Unién Soviética podria haber hasta 100.000 rillones de barriles de petrdleo por descu na también se muestra optimista en sus previsiones de encontrar més petréleo en Orien- tie Medio y en zonas del Atlintico préximas a Suddfria y Sudamérica‘ Colin Campbell considera que estas cifras son exageradamente opti mistas y dice que sobre a base de todlos los datos disponibles la cantidad de pett6leo convencional recuperable que puede haber en Ia antigua ‘Union Soviétiea apenas llega a dos tercios del total que prevé la USGS." (65. RIN, Anderson, «Ci Production in the 21% Century, Scientific Amerie, vl 278, n° 3, marzo de 1998, pgs 86-91; M.C. Lynch, «Closed Coflns Ending the Debate on “The End of Chesp Oil” ~A Commentary, (6. MacKenti, op. cits lS, Geological Survey World Petroleum Assessment 2000 ~ Description and Results, US Geological Survey World Energy Assessment Team, 67. C.J, Campbell, «Prophet or Cassandra?» enectsa, Petroleum Economist, 0c tubre de 1995 46 Lr economfa del hidtgeno Por lo que respecta « la posibilidad de encontrar otros yacimientos gi- gantes como el que se ha descubierto en la costa oriental africana, los eriticos son pricticamente undnimes al considerar que es posible que queden unos pocos yacimientos importantes por descubrir, pero que es muy improbable que se localicen «megayacimientos» comparables a los de Kuwait y Arabia Saudi. «la cantidad de crudo que hay en el mundo es limitada —dice Campbell, y la industria ha encontrado ya practi- camente el 90%.» Mis que confiar en el descubrimiento de nuevos yacimientos im- portantes, la mayoria de los optimistas ponen sus esperanza en la posi- bilidad de que se produzcan avances tecnolégicos que permitan extracr as cantidad de pettéleo de los yacimientos existentes. Igual que otras personas vinculedas sa industria, Douglas Bohi, un economista que tra baja para Charles River Associates, en Washington, D.C., cree que «hay razones para esperarun aumento espectacular en la base de las reservas [de petréleo}».” Ciertamente, el incremento de las reservas mundiales de petréleo ha sido constante a lo largo de las dos tltimas décadas, lo cual ha llevado a sgedlogos de la talla de William Fisher, de la Universidad de Texas, en ‘Austin, a la conclusién de que «faltan treinta afios, tal vez incluso cus renta, para tocar techo».” La USGS considera que la razén esté de parte de los optimistas y ha revisado al az las estimaciones de crecimiento de las reservas recuperables hasta situarlas en 612.000 millones de barrie." La cuesti6n del incremento de las reservas en los yacimientos ex tentes guards tanta relaci6n con las condiciones de mercado como con las innovaciones tecnolégicas. Si los precios del petréleo suben en los mercados mundiales, el desarrollo y eplicacién de teenologias de perfo racién nuevas y mas caras se convierte en una opcién viable desde el punto de vista comercial, Hay tres nuevas tecnologias que ya estén con- tribuyendo de forma significativa al aumento de las reservas. El nuevo anilisis sismico 4D no s6lo permite a los geélogos localizar los lugares donde hay petréleo, agua 0 gas dentro de un yacimiento determinado, sino también predecir hacia dénde se desplazarén. Las nuevas tecnolo- 68, C.J. Campbell yJ.Lahestére, op. ct, pa. 8 69, «Estimated Utinately Recoverable (EUR) Oil, op ct 70, Fisher, citado enR. A. Kerr, «The Nest Oil Crisis Looms Large — And Perhaps Closer, Seener Magazine, agosto de 1998, pls. 1128-1131. 71. Lynch, op. Resbalando porla curva decampana detlubbert 47 gias de control y seguimiento pueden aumentar la capacidad de recu- peracién hasta diez 0 quince puntos porcentuales en algunos yacimien- tos, aunque la técnica sslo es aplicable en zonas donde prevalecen las rocas blandas.” Hace tiempo que los ingenieros del petroleo saben que con las téc- nicas convencionales de extraccién, cuando el flujo de pettoleo en los pozos queda reducido a un simple goteo, puede quedar todavia hasta tun 60% del petréleo abajo, Para extraer este petréleo lo cue hacen es inyectar gas natural, vapor o diéxido de carbono Kiquido en los pozos agotados. La inyeccidn penetra en los poros de las rocas y empuja el pe- trdleo que pudiera haber quedado hacia pozos adyacentes. También se inyecta agua bajo el'petréleo para aumentar la presidn y forzarlo a salir ala superficie. Tales téenieas han incrementado el factor de recupera- ci6n hasta un 10 o un 15%, aunque son caras. Las técnicas de segui rmiento sismico en 4D incrementan en un 10 0 15% el coste pot barrl producido. Las nuevas técnieas de inyeccién son todavia mas cards, va ue aumentan el coste de la produccién de petréleo hasta un 50.0 un 100%.” (Otra técnica para incrementar las tasas de recuperacién es la perfo- racién direccional y es més barata que la inyecci6n. Los ingenieros em. plean nuevos equipos sensores para medir la resistencia eléctrica de las rocas adyacentes y utilizan un nuevo tipo de perforadoras mas versitiles que se pueden orientar hacia los lugares donde se encuentra el petréleo.” Los optimistas sefialan que en los afos sesenta slo se recuperaba el 30% del petréleo en la mayoria de los yacimientos. La tasa de recupe- raci6n actual esté entre el 40 y e 50%, y en unos pocos afios podria le ar al 75% en muchos yacimientos.” Los pesimistas responden dicien do que «buena parte de la tecnologia tiene por objeto aumentar las tasas de produccién [... no hace demasiado por aumentar las reservas mismas».” Por otro lado, las tecnologias de control, seguimiento y per foracién han experimentado un desarrollo constante durante los ‘limos . Youngquist advierte que «la inercia del creci rmiento de la poblacién y el consumo de recursos es tan grande que pa rece imposible evitar el desastre».” 77. A Bartlet, ctado en Kern op 78. Anderson, op-ct, pis. 8691 79. Youngauist,citado en R. Reese, «i and the Futures, 31 de mayo de 1997 -chup/rw ip it deyoung/il andthe farce uel Rerbalando porla curva de campana de Hubbert 49 LAS OLTIMAS RESERVAS DE PETROLEO ‘Aunque discrepen acerca del momento en que la produccién global de crudo convencional tocaré techo, tanto los optimistas como los pesi- ristas estan de acuerdo en que la mayor parte de las reservas que que- dan se hallan en Oriente Medio y que es sélo una cuestién de tiempo que el mundo pase a depender del golfo Pérsico para satisfacer sus cre- cientes necesidades de petréleo. Estados Unidos, durante mucho tiempo el principal ptoductor de petréleo y hasta los afios cincuenta el respon- sable de més de la mitad de la produccién mundial, ha experimentado tun descenso continuado en su produccién desde 1970, el afio en que ta tocé techo." Desde entonces, Estados Unidos ha tenido que impor- tar cada vez. més petréleo. Actualmente, este pais sigue siendo el prin. cipal consumidor de crudo. Con sélo el 5% de la poblacién mundial, Estados Unidos consume casi el 26% del petréleo que se extrae en to- do el mundo. Sélo produce el 11% del petréleo mundial y actualmente posee el 2% de las reservas plobales.* La EIA predice que Estados Uni- dos sera todavia mas dependiente del petrleo extranjero en los prés ‘mos aiios, una perspectiva preocupante si tenemos en cuenta que las importaciones de petroleo son una partida importante dentro de Ia de- ficitaria balanza comercial estadounidense.” La mayoria de los norteamericanos se sorprenderian sin duda si su pieran que el porcentaje de petr6leo que importamos actualmente de la OPEP es inferior al de hace veinticinco atios. En los seis primeros me- ses de 2001, Estados Unidos compré mas petréleo a Canada que a Ara bia Saudi y s6lo dos de nuestros diez principales suministradores de pe- ttdleo eran paises de Oriente Medio.” ‘Ao largo de los préximos cuatro 0 cinco affos se espera que Esta dos Unidos y otros paises aumenten progresivamente sus importaciones 80. Youngest oP it, pg 173 81, Ibid, pég 172; «Werld Crude Oil and Nataral Gas Reserves, Janu 1, 2000», BTA actualzado 5 de febrero de 2001, ‘World Ol Demane, 1997-2001», FIA, chusp:/Anwecia doe gow/emew pst. 82, «Petroleum 1996: Issues and Treads», EIA, pig. 68: Youngs, op. ct, pi. 114; Suoey of Carre Barnes, Bureau of Econotnic Analysis, U.S. Departmen of Cony merce, eneto de 2001, pi. 60 83, N.D. SchwairJ-Supg, «Breaking OPEC's Grips, Fortune Magazine, Dow Jo- nes Publication Library, 2001, 50 Lacconomta de ideégeno petroleras de Rusia, Las compaiiias petroleras rusas han invertido miles de millones de délares en nuevas campaiias de exploracién y perfora cin, y el gobierno ruso ha contribuido a la construccién de nuevos oleo: ‘ductos hacia el mar Baltico y el mar Negro. El resultado es que la produc: ‘Gin de petréleo rusa ha aumentado hasta los 7 millones de barriles al dia en 2002, lo que convierte al pais, al menos temporalmente, en el principal productor de petr6leo del mundo." Encl otofio de 2001, el petréleo ruso inund6 los mercados mundia- Ies, lo cual provocé un descenso tal de los precios que la OPEP amena- 26 abiertamente con iniciar una guerra comercial si Rusia no recortaba su produccién, No obstante, a menos que la OPEP haga efectivas sus amenazas, es improbable que Rusia recorte de forma significativa su produccién de petréleo. El gobierno ruso ya no esta en posicién de dic- tar los términos a las compafiias petroleras de su pais, que se encuen- tran en manos privadas,y tiene muchos intereses puestos en las expor- taciones de petréleo y gas natural. Después de todo, cuatro de cada diez

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