Y entonces llegan las otras dos Las inconsistencias comienzan desde que También las actuaciones dejan mucho
las actuaciones dejan mucho que
características negativas: una trama
mediocre, sin desarrollo de personajes y
llena de inconsistencias y clichés del cine de
terror. Como ejemplos de esto tenemos a
películas bastante populares, como las
últimas entregas de la saga de Insidious, los
remakes de It y como la más obvia tenemos
a “La Monja”, una película que forma parte
de la saga de El Conjuro. Tomaremos a esta
última de ejemplo para explicar las ya
mencionadas características negativas.
La Monja, una película estrenada en el año
2018 y dirigida por Corin Hardy, es una
película conocida por su enorme cantidad
de inconsistencias, mala narrativa y su
absurda cantidad de presupuesto. En
resumen, trata sobre un demonio llamado
Valak quien se apoderó de un monasterio en
Rumanía. El vaticano decide enviar a uno de
sus sacerdotes, el Padre Burke y una joven
novicia llamada Irene con el motivo de
investigar y descubrir lo que realmente está
sucediendo en el monasterio. Estando ahí un
campesino llamado Frenchie decide
ayudarlos, y tras una larga hora y media de
película logran derrotar a Valak gracias a
una reliquia antigua.
nos presentan al personaje de Frenchie,
quien resulta ser un Franco-Canadiense que
visitó Rumanía durante sus años de
dictadura, lo cual históricamente es casi
imposible, ya que durante dicha época la
población estaba extremadamente vigilada,
no era nada común que extranjeros
emigraran para allá, y aunque alguien
decidiera hacerlo era prácticamente
imposible realizar el proceso para quedarse
legalmente y las revisiones por militares
eran el pan de cada día (incluso en zonas
rurales como en las que vivía Frenchie). Y
como esta inconsistencia tenemos muchas
más, como el uso de una escopeta, cuando
las armas estaban más que prohibidas para
los civiles en aquellos tiempos. O el uso de la
reliquia, la cual supuestamente contenía la
sangre de Jesucristo: un supuesto hombre
nacido hace más de 2000 años en Oriente
Medio. ¿Cómo es que su sangre terminó en
un monasterio sin relevancia histórica de
Rumanía? Sin mencionar que en Rumanía ni
siquiera predomina la religión católica. Y
además de lo ya mencionado, esta película
desaprovecha muchísimos recursos
narrativos que hubieran podido crear una
ambientación mucho más terrorífica.
desear, ya que las acciones de los
personajes no tienen nada de sentido
común. Y en realidad las críticas tan fuertes
que se le hicieron es su momento a esta
película no hubieran sido tan remarcadas de
no ser por la cantidad de presupuesto que
tuvo (22 millones de dólares). Con el
presupuesto que tuvo los estándares
subieron significativamente, y claramente La
Monja no los cumplió.
Pero entonces, ¿qué le queda al cine de
terror?, ¿existen películas actuales que
estén evolucionando este género? La
respuesta es sí, y viene acompañada con un
nombre: Ari Aster.
Director de “Hereditary” y “Midsommar”,
Ari Aster logró evolucionar el género con
una característica sencilla: el melodrama.
Sus películas incluyen la personificación de
problemas de pareja y problemas familiares,
específicamente relacionadas con el duelo.
Gracias a esta característica, Aster nos ha
permitido desarrollar un sentimiento de
empatía con los protagonistas, y con esto un
miedo profundo al imaginarnos en la
posición de los mismos. Y no solo esto, otra
característica importante que este director
le ha dado a sus películas son el final, logra
dejarnos con la duda moral de si la película
tuvo un buen final o no, dejándonos una
expectativa y reflexión que llevaremos a
nuestra casa, a diferencia de una película de
baja calidad cuya trama abandona tu mente
al momento en que pones un pie fuera de la
sala de cine.
A veces nos olvidamos de que las películas
de terror siguen siendo películas, y para que
una película sea considerada buena se
necesita una buena trama, desarrollo de
personajes, buena fotografía y en el caso del
terror, miedo y una pizca de incertidumbre.
Ahora los sustos ya no son suficientes para
generar películas de calidad, se necesita el
drama, algo que nos amarre a los personajes
de forma emocional y de esta forma tener
sentimientos que permanezcan en nuestras
mentes de forma permanente. Bien lo dijo
Orson Welles: “Es imposible hacer una
buena película sin una cámara que sea como
un ojo en el corazón de un poeta”.
P'A'COMENTAR 06