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a XXV EL FALO Y EL METEORO Prevalencia de la castracién. Ids Macalpine. Simbolizacién natural y sublimacién. El arco iris. Insertado en el padre. No sé muy bien por dénde empezar para terminar este curso; por si acaso, les puse en la pizarra dos esquemitas. El primero es viejo. Es una especie de casillero con el que, a comienzos de este afio, intenté mostrar cémo se plantea el problema del delirio si queremos estructurarlo en tanto que, efectivamente, parece ser una relacién vinculada por algin lado con la palabra. El segundo de estos esquemas es completamente nuevo, y me referiré a él enseguida. Lo que propuse este afio estaba centrado en la preocupa- cién de volver a enfatizar la estructura del delirio. El delirio Puede ser considerado como una perturbacién de la relacién con el otro, y estd ligado entonces a un mecanismo transferen- Gil. Quise mostrarles, empero, que todos sus fendmenos, ¥ éteo poder decir incluso su dindmica, se esclarecian romant 9 como referencia las funciones y la estructura de la palabra 441 LOS ENTORNOS DEL AGUJERO teorfa analitica: se supone que el padre es el portador. En torno a él se instaura el temor a la pérdida del falo en el hifo, la reivindicacién, la privacién, o la molestia, la nostalgia la madre. Fe ena en torno a la falta imaginaria del falo se establecen intercambios afectivos, imaginarios, entre madre ¢ hijo, lo que la convierte en el elemento esencial de la coapta- cién intersubjetiva, el padre, en la dialéctica freudiana, tiene el suyo, eso es todo, ni lo cambia, ni lo dona. No hay hinguna circulacién. La tinica funcién del padre en el trio es representar el portador, el que detenta el falo. El padre en tanto padre tiene el falo: y mas nada. En otros términos, es aquello que debe existir en la dialéc- tica imaginaria, para que el falo sea otra cosa que un meteoro. Esto es tan fundamental que si_intentamos situar en un esquema lo que iene en pie la concepcién freudiana del complejo de Edipo, lo que esté ahi en juego no es un tridngu- lo padre-madre-hijo, sino un triéngulo (padre)-falo-madre-hi- jo. @Dénde esta el padre ahi dentro? Esté en el anillo que permite que todo se mantenga unido. La nocién de padre sdlo se supone provista de toda una serie de connotaciones significantes que le dan su _existencia y su consistencia, las cuales estan lejos de confundirse con las de lo genital, de la que es semanticamente diferente a través de todas las tradiciones lingiiisticas. _ No voy a citarles Homero y San Pablo para decirles que invocar al padre, ya sea Zeus o algiin otro, es algo totalmente distinto a referirse, pura y simplemente, a la funcién genera- dora. De una mujer pueden salir un nimero indefinido de seres. Podrian ser s6lo mujeres; por otra parte, pronto llega- 454 EL FALO Y EL METEORO os a ello, ya que los periddicos nos dicen todos | dé que la partenogénesis esta en camino, y que las muj foatclias ars ijeres en- gendrardn pronto hijas sin ayuda de nadie. Pues bien, obser- fen que si abi intervienen elementos masculinos, desempeiian el papel de fecundacién sin ser mas que, como en la animali- dad, un circuito lateral indispensable. Hay generacién de las mujeres por las mujeres, con ayuda de engendros laterales, que pueden servir para volver a lanzar el proceso, pero que no lo estructuran. Unicamente a partir del momento en que buscamos inscribir la descendencia en funcién de los varones hay una innovaci6n en la estructura. Unicamente a partir del momento en que hablamos de descendencia de var6n a varon se introduce un corte, que es la diferencia de generaciones. La introduccién del significante del padre, introduce de entra- da una ordenacién en el linaje, la serie de generaciones. No estamos aqui para desarrollar todas las facetas de esta funcién del padre, pero les hago notar una de las més llamati- vas, la introduccién de un orden, un orden matematico, cuya estructura es diferente a la del orden natural. En el anilisis nos hemos formado a través de la experien- cia de las neurosis. La dialéctica imaginaria puede bastar si, en el cuadro que dibujamos de esta dialéctica, esta relacion significante ya esta implicada para el uso practico que se quiere hacer de ella. Dentro de dos o tres generacioness ya nadie entendera nada, nadie dard pie con bola, pero, por dl momento, en conjunto, mientras el rema del complejo de Edipo permanezca ahi preserva la nocién de estructura signi co i i las neurosis. fe, tan esencial para ubicarse ¢D me ( la cosa es distinta. No Pero cuando de psicosis: cuando se trata de p' ri ‘ i do - lo ene ce wats dea slacin del sujeo con un lazo significado Seno de las estructuras significantes See, jficante_en. encuentro, en condiciones electivas, con_el_signiican’s—" i S. Sa entrada en la psicost “en tal Jo. que marca Ja eT” ida se, decara la prions Vean en qué momento de ee a : vm gna ocasion estuvo 3 del presidente Schreber. En més de mt TN encuentra Punto de esperar llegar a ser padre. De 8°P 455 LOS ENTORNOS DEL AGUJERO. cial considerable, y que tiene para él mucho valor: se vuelve presidente dela Cone de apelaciones. Diria que en la estructura admu zi 5 iva de la que se trata, se trata de algo que se parre® 4 Lams de Estado. Helo aqui introducido en la cumbre de la jerarquia legislativa, entre los hombres que hacen Jas leyes y que son todos veinte afios mayores que él: perturbacién del orden de las generaciones. 2A raiz de qué? De un llamado expreso de Jos ministros. Esa promocion de su existencia nominal exige de dl una integracién renovadora. Se trataba de saber si, a fin de cuentas, el sujeto Megaré o no a ser padre. Esta es la pregunta sobre el padre, que centra toda la investigacion de Freud, todas las perspectivas que introdujo en la experiencia subjetiva. ; Sabemos bien que se la olvida perfectamente. La técnica analitica més reciente est4 obnubilada por la relacién de obje- to. La experiencia suprema que se describe, esa famosa distan- cia lograda en Ia relacién de objeto, consiste finalmente en fantasmatizar el 6rgano sexual del analista y absorberlo imagi- nariamente. ¢Hacer de la filiacidn el equivalente de una fella- tio? Hay, efectivamente, una relacin etimol6gica entre ambos términos, pero ésta no es raz6n suficiente para decidir que la experiencia analitica es una suerte de cadena obscena que consiste en la absorcién imaginaria de un objeto por fin desprendido de los fantasmas. En todo caso, es imposible desconocer, en la fenomenolo- gia de la psicosis, la originalidad del significante en cuanto tal. Lo que hay de tangible en el fenémeno de todo lo que se despliega en la psicosis, es que se trata del abordaje por el sujeto del significante en cuanto tal, y de la imposibilidad de ese abordaje. No retorno a la nocién de Verwerfung de la are ¥ pata la cual, luego de haberlo reflexionado bien, tiealate ao definitivamense esta traduccién que res ‘jor: la forclusion investido de una funcién so Orca ! For érmit velusiin. Clésicamente este término tenia dos acepciones en 456 EL FALO Y EL METEORO Resulta de ello un proceso cuya primera etapa llamamos cataclismo imaginario, a saber, ya nada de la relacién mortal que een si misma la relacién al otro imaginario puede Ee dado en concesiOn. Luego, despliegue separado y puesta on juego de todo el aparato significante: disociacién, fragmenta- cin, movilizacion del significante en tanto palabra, palabra jaculatoria, insignificante © demasiado significante, plena de insignificancia, descomposicién del discurso interior, que marca toda la estructura de la psicosis. Después del encutn. wo, la colisién, con el significante inasimilable, se trata de reconstituirlo, porque ese padre no puede ser simplemente un padre, un padre a secas, el anillo de recién, el padre que es el padre para todo el mundo. Y el presidente Schreber, en efecto, lo reconstituye. Nadie sabe que esta inserto en el padre. Sin embargo, querfa subrayar que para ser médicos pueden ser unos inocen- tes, pero para ser psicoanalistas, convendria, a pesar de todo, que meditasen de cuando en cuando sobre un tema como éte, aunque ni el sol ni la muerte puedan mirarse de frente. No diré que el més minimo gesto para aliviar un mal crea la posibilidad de un mal mayor, diré que acarrea siempre un mal mayor. Es algo a lo cual convendria que un psicoanalista Nai cra eal evant 2a RO the 4 Spec hN Francés: 1) En derecho: Vencimiento de una facultad 0 derecho no ¢jrcido «alos plazos prescritos. ab adie 2) Figurativamente: exclusién forzada, imposibilidad de entrar, de ae 1 Por otra parte, su En castellano no existe ningtin equivalente exacto. » s difusign ha precedido la publicacion del presente Seminario, y forcusin se ha yueko de uso habitual en el ambiente psicoanalitico, Bn base * 8 diisién y al hecho de que el Pete Rober (1978) de) coal in ls dos acepciones anteriores, incluye tna tercera acepeion: 3) Prizoandises meemiamo. que esti en el ongen de los estados Psicéticos, fe " Hemos decidido mantener el término forclusén, que specs Fle Como un vocablo especificamente psicoanalitico y vinevlado Jacques Lacan. [T.] 457 LOS ENTORNOS DEL AGUJERO creo que sin esto no es capaz de conducir con plena conciencia su funcién profesional. Una vez dicho, nos importa un bledo. Todos los dias los periddicos dicen que Dios sabe si es peligroso el progreso de la ciencia, etc., fero esto nos deja indiferentes. gPor qué? Porque estin to- Gos, incluyéndome a mi, insertos en ese significante mayor que se llama Papa Noel. Con Papa Noel esto siempre se arregla, y, diria ain més, se arregla bien. @De qué se trata en el psicdtico? Supongan alguien impen- sable para nosotros, uno de esos sefiores de los que se cuenta —si es que alguna vez existid, no crean que otorgo importan- cia alguna a esos rumores— que eran capaces de disciplinarse hasta el punto de no creer en Papa Noel, y de convencerse de que todo el bien que se hace acarrea un mal equivalente, y que en consecuencia no hay que hacerlo. Basta con que lo admitan, aunque més no fuese un instante, para concebir que toda clase de cosas pueden depender de ello, que son funda- mentales a nivel del significante. Pues bien, el psicotico tiene respecto a ustedes la desven- taja, pero también el privilegio, de haberse hallado colocado en relacion al significante un poquitito trastocado, atravesado. A partir del momento en que es conminado a ponerse de acuerdo con sus significantes, es necesario que haga un consi- derable esfuerzo de retrospeccién, que culmina, Dios mio, en cosas extremadamente descocadas, que constituyen lo que se llama el desarrollo de una psicosis. Ese desarrollo es sobre todo especialmente rico y ejemplar en el caso del presidente Schreber, pero les mostré en mi presentacién de enfermos que cuando se tiene esta perspectiva se ve un poco més claramente, aun con los enfermos mas comunes. El tltimo que presenté era alguien muy, muy curioso, al borde del automatismo mental, sin haber Ilegado ain a él del todo. Todo el mundo estaba suspendido para él en un estado de artificio, cuyas coordenadas definia bien. Se habia percatado de que el significante dominaba la existencia de los seresy Y su propia existencia le parecia mucho menos segura que cual- se habitie, porqu 458 EL FALO Y EL METEORO ier cosa que sa Det con cierta es decia con toda crudeza. Habran podido Ieprepunta: Cuando comenzé todo Bae SDs heap zo de su mujer? Se queds un poquito.asombrado durante un rato, y me respondid —Si es cierto— agregando que ri habia pensado en eso. De acuerdo col la Perspectiva imaginaria, lo que decimos de paso en el anilisis, no tiene importancia alguna, porque s6lo se trata de frustracion © de no frustracién. Se lo frustra, estd agresivo, regresiona, y asi seguimos hasta que surgen los fantasmas mas primordiales. Desgraciadamente ésta no es la teoria correcta. Hay que saber lo que se dice. No basta hacer intervenir los significantes de este modo: Te palmeé la espal- da... Eres muy gentil... Tuviste un papd malo... Eso se arregla- ra... Hay que emplearlos a ciencia cierta, hacerlos resonar de modo diferente, y saber al menos no emplear algunos, Las indicaciones negativas respecto a ciertos contenidos de inter- pretaciones son colocadas en un primer plano desde esta perspectiva, Dejo abiertas las preguntas. El afio se termina en dialecto, por qué habria de terminar de otro modo? ‘tructura significante, Para concluir quisiera pasar a un estilo de otro género que el mio, Hace ya algunas semanas me habia prometido terminar con una muy bella pagina de un admirable poeta que se llama Guillaume Apollinaire. Esta sacada del Encanta- dor pudriéndose. Al final de uno de los capitulos, esta el encantador que se pudre en su tumba, y que, como todo buen cadéver, no diré fafulla como ditia Barres, sino encanta, y habla muy bien. Esté también la Dama del Lago, sentada sobre la tumbas es ella quien lo hizo entrar en la tumba, diciéndole que saldria icilmente, pero también tenia sus trucos, ¥ ahi esté a one tador, que se pudre, y que de cuando en cuanc® abla. Stamos pues ahi, cuando llega nn en medio de cortejos diver- ero reconoceran. 0s algunos locos, y un monstruo que ¢sP 459 LOS ENTORNOS DEL AGUJERO. la clave analitica, el resorte Ese monstruo es el que encontr6 I i te en la relacion del padre- de los hombres y muy especialment hijo con la madre. aullado, dice el monstruo, s6lo He maullado, mé e él estaba encontré aullidos que aseguraron qu muerto. Jamés seré prolifico. Quienes lo son tie- nen empero cualidades. Confieso que no me Co- nozco ninguna. Soy solitario. Tengo hambre, ten- go hambre. He aqui que me descubro wna cuali- dad; estoy hambreado. Busquemos qué comer. Quien come ya no esta solo. 4 DE JULIO DE 1956 460

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