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Habilidades Del Terapeuta
Habilidades Del Terapeuta
La Relación Terapéutica
Otro factor es que los terapeutas es deseable que tengan una inclinación
personal de tipo filosófica y cognitiva para aplicar esta terapia de manera
más congruente. Se apunta también a que el terapeuta sea capaz de
manejar, si aparecen (cosa frecuente) sus creencias irracionales de
aprobación, éxito y autovaloraciones respecto a las manifestaciones del
paciente y la evolución de este.
2) La relación terapéutica.
Por ejemplo: "¿Cree usted que su hijo estará dispuesto a colaborar conmigo
en la terapia si usted le amenaza con lo que podría perder si no viene?".
3) La colaboración terapéutica.
- Revisar con el paciente esas tareas y desarrollar sus habilidades con ellas.
Recoger datos sobre hipótesis de Supuestos Personales. Proponer al
paciente su revisión mediante experimentos personales.
4) Transferencia y contratransferencia.
5) Resistencia al cambio.
- Manejo:
- Manejo:
- Manejo:
- Manejo:
a) El terapeuta expone que no sabe ciertamente si las cosas son tan malas
como el paciente las pinta, pero que quiere conocer antes los hechos para
tomar una postura.
- Manejo:
- Manejo:
- Manejo:
- Manejo:
- Manejo:
- Manejo:
- Manejo:
- Manejo:
- Manejo:
b) Pero puede ser útil entrevistarse con esa persona para incluirla como
colaboradora en la terapia o sugerirle un marco terapéutico más amplio
(pareja, familia); en este último caso si esta no accede, le dice a la persona
que ha pedido ayuda que el problema se puede trabajar, aun así.
- Manejo:
- Manejo:
- Manejo:
a) Este paciente suele negarse a realizar las tareas para casa o discute
frecuentemente con el terapeuta.
- Manejo:
- Manejo:
a) ¿El hecho de que su cónyuge reaccione igual es una razón válida para
usted en el sentido de si cambia algo?
b) Alguien debe tomar la iniciativa del cambio, y bien podría ser usted.
- Manejo:
a) Usted está aquí y él/ella no. Bien podría iniciar usted el cambio.
- Manejo:
La resistencia
b) Interpretar los problemas del paciente sin que este aun maneje
mínimamente los procedimientos cognitivos y conductuales.
a) "Tengo que tener éxito con todos mis pacientes todo el tiempo".
c) "Tengo que ser muy respetado y querido por todos mis clientes".
A) Acerca de si mismo.
4. No me gusta el paciente.
C) Acerca de la terapia.
D) Soluciones.
Hay que recordar que algunas de las ideas frecuentes entre esta población
son que "ellos no cuentan para nada”, creencias que pueden quedar
reforzadas si el terapeuta no tiene en cuenta las observaciones anteriores.
Hay que claramente en estos casos cuáles son los problemas y cuáles
pueden ser las soluciones a éstos, sin entrar en el juego de valoraciones
morales que el paciente pide y sin dejar de presentar, al mismo tiempo, el
apoyo incondicional que va a caracterizar toda la intervención, pero sin
olvidar que apoyarle no significa "darle siempre la razón".
1- HABILIDADES GENERALES.
A) Cognitivas.
B) Motoras.
- Formación continuada.
C) Fisiológicas-afectivas.
- Habilidades de investigación.
A) Requisitos.
C) Habilidades de comunicación.
1) Habilidades de escucha.
- ESTABLECER PREGUNTAS:
A veces, los niños, como los adultos, pueden obtener importantes beneficios
de la terapia. Un proceso terapéutico puede ayudarles a desarrollar sus
capacidades y, también, a aprender el valor de pedir ayuda. Los terapeutas
pueden ayudar a los niños y las familias a manejar distintos factores de
estrés y una gran variedad de dificultades emocionales y conductuales.
• Déficit de atención.
• Duelo.
• Evaluaciones de custodia.
Así pues, los niños también pueden padecer estrés, depresión, tristeza, ira,
miedo, celos. Esto a su vez se refleja en problemas de conducta como son
agresividad, conducta reservada, problemas de lenguaje y del habla, bajo
rendimiento escolar, y en los casos más tristes y drásticos incluso se puede
llegar al suicidio.
A veces este tipo de problemas pueden ser pasajeros e incluso son parte de
la formación de la personalidad y el carácter. Pero en otras, si no es posible
para él superarlos, aun con la ayuda de los padres, es recomendable
recurrir a un experto.
Los niños suelen ser más simbólicos que verbales, y es por ello que la
terapia infantil se ayuda del juego y dibujos principalmente. La intensión es
que los niños puedan expresarse como mejor se sientan y puedan resolver
sus conflictos.
Los problemas con niños se suelen relacionar con frecuencia con las etapas
del desarrollo psico-evolutivo del niño, motivación principal de la etapa y las
tareas o preocupaciones de cada fase evolutiva.
Las crisis más frecuentes se relacionan con las dificultades del aprendizaje
en la escuela, conflictos con compañeros, maestros y padres y cambios en
la escuela.
Después hay que tener un espacio y tiempo a solas con el niño. Ello permite
evaluar, entre otros aspectos, la posible ansiedad de separación del niño
respecto a los adultos.
En este tiempo a solas con el niño/a se le explica con honestidad por qué le
han traído los adultos a consulta y que se le pregunta al niño/a por que
estos quieren que le vea usted. Se recoge el motivo de la consulta para el
niño (que puede discrepar de los adultos) y se le pregunta que le preocupa
de ello.
Estas técnicas pueden ser los tests proyectivos (que pueden tomarse como
fuentes de evaluación cognitiva), el dibujo, el juego o las historietas. Estos
materiales pueden revelar información sobre preocupaciones y cogniciones
disfuncionales del niño.
Algunas veces, los trastornos del niño que pueden aparecer como conductas
de desobediencia, ira y otras conductas disruptivas, suelen relacionarse con
depresiones infantiles.
Otro aspecto relevante suele ser evaluar los temores del niño y comprobar
si se deben a los naturales de las fases evolutivas o tienen proporciones
mayores a estas. A menudo los temores infantiles no evolutivos pueden
responder a los propios temores de los adultos que viven con el niño.
Respecto a los adultos, los padres que tienen trastornos afectivos suelen
tener un nivel de autoestima y competencia reducido para manejar los
desafíos evolutivos y afectivos que les plantean sus hijos.
También estos padres suelen ser menos gratificantes y afectuosos con sus
hijos, teniendo estos con frecuencia a recurrir a llamadas de atención
Es importante tener en cuenta que el problema del niño puede ser usado en
un conflicto de pareja o familiar en las llamadas coaliciones o alianzas,
donde el problema del niño ayuda a mantener en un ciclo repetitivo los
conflictos de los adultos implicados.
Por último, hay que evaluar si los padres o adultos significativos desean y
están dispuestos a participar en la terapia, ya que se considera un factor a
menudo crucial para el éxito de la terapia infantil. En caso de objeciones se
Los intentos de solución fallidos por parte del niño y los adultos implicados
pueden estar manteniendo "más de lo mismo" por retroalimentación o
refuerzo del problema.
En este aspecto hay que advertir a los padres o adultos significativos que
aunque su angustia inicial se elimine con los psicofármacos y sus efectos, el
problema no está aun resuelto del todo y se necesita de la psicoterapia.
Puede ser necesario que el terapeuta enseñe y modele paso a paso con los
adultos y el propio niño/a formas alternativas de conducta para manejar
los, problemas en curso.
Debe resaltarse la necesidad de tener claras, todas y cada una de las fases
en las que dividir la terapia con menores:
Esta decisión estará basada en factores tales como los problemas actuales
que presenta el niño, su historial, nivel de desarrollo, habilidad para
cooperar con el tratamiento y qué tipo de intervención es más compatible
con las presentes preocupaciones o inquietudes.
El proceso es muy similar al que se desarrolla con los adultos, sólo que
debemos tener en cuenta las particularidades propias de la etapa evolutiva
por la que atraviesan.
Las técnicas de terapia que se utilizan con los adolescentes son iguales que
las de los adultos, sólo que se adaptan a su edad y nivel intelectual.
La alianza terapéutica
Sin embargo, un saludable prejuicio terapéutico puede ser útil como piedra
fundamental de una negociación.
Preguntas como ''más allá de lo que digan, tus padres me gustaría saber
qué te molesta a ti, o qué quieres lograr/conseguir'' (la validación
emocional) seguida de preguntas acerca de una definición inicial externa del
problema ''debe ser un rollo todo este lío...que te traigan a un terapeuta a
la fuerza...debe ser difícil convivir con tus padres en esa situación....¿cómo
te afecta?'' abre el camino inicial para ubicar al terapeuta como un aliado
potencial que establece un intercambio empático y no amenazante.
Todo ello, eso sí, sin exagerar en su uso, ya que, no solamente corre el
riesgo de caer en el ridículo más espantoso, sino que además, podría estar
provocando una confusión de roles, nada conveniente.
Si en terapia cognitiva con niños, los padres son co-capitanes del equipo
terapéutico, en el trabajo con adolescentes son estos últimos quienes
acreditan la jefatura compartida.
Los adultos son, la mayor parte de las veces (con la excepción de casos que
involucran graves conductas impulsivas y/u oposicionismo extremo), una
suerte de asesores honorarios cuya participación en el proceso el joven
paciente tiende a aceptar como necesaria.
Estos datos sugieren que, ante el pedido de consulta por parte de pacientes
en esta franja evolutiva, el clínico debe considerar en la conceptualización
del caso, hasta qué punto determinadas figuras significativas en los
contextos de referencia colaboran, mediante estrategias comunicacionales
desadaptativas, en la manutención de los problemas.
Asesoramiento a padres
Hay veces en las que no hay muchas pistas. Por eso es fundamental acudir
a una terapia de niños o adolescentes en la que los profesionales valoren los
trastornos y traten de ofrecer soluciones.
Poco a poco, junto al psicólogo irá descubriendo que los temores se pueden
enfrentar y superar.
Cada grupo familiar, cada pareja con un hijo que presenta un problema o
dificultad, tiene su propia forma de encajar y vivir el problema. El proceso
de duelo, que acompaña desde el mismo momento del diagnóstico, toma
diferentes caminos.
En el otro extremo, hay personas que ven las cosas más oscuras y tienen
verdaderas dificultades para explicarse el porqué les ha tocado a ellos. La
culpabilidad o la desesperanza son malos compañeros de viaje y deberían
tratarse aparte si aparecen.
Hay que aprender a vivir con el problema y ello quiere decir no renunciar a
nada de lo que la vida nos ofrece. El problema no está en que debamos
renunciar a parte de nuestros espacios personales o lúdicos, sino como
hacerlo compatible dentro de nuestras posibilidades y circunstancias.
BIBLIOGRAFÍA
Caballo, Vicente E. dir. y coord. / Simón, Miguel Ángel dir. y coord. “Manual
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Madrid Pirámide D.L. 2002.
Caballo, Vicente E., dir. “Manual para la evaluación clínica de los trastornos
psicológicos estrategias de evaluación, problemas infantiles y trastornos de
ansiedad”. Edit. Madrid Pirámide 2005.
Méndez Carrillo X., Alcázar R., Montoya Fernández M., Espada Sánchez J.,
Olivares Rodríguez J. (2003). “Guía de Tratamientos Psicológicos Eficaces
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Fernández Hermida, C. Fernández Rodríguez, I. Amigo Vázquez (coords.).
Pérez Álvarez M., Fernández Hermida J., Fernández Rodríguez C., Amigo
Vázquez I. (2003). “Guía de Tratamientos Psicológicos Eficaces III. Infancia
y Adolescencia”. Ediciones Pirámide. Madrid.