Está en la página 1de 3

LITERATURA ESPAÑOLA V

DRA. SOLANA VASQUEZ INGRID

Alum. Angélica Ávila Castillo

LA REGENTA
Leopoldo Alas (Clarín)

La novela de Leopoldo Alas, el Clarín, fue publicado entre 1884 y 1885, convirtiéndose en
una obra española representativa del siglo XIX, poseyendo característica tales como el
naturalismo (visión moderna de la vida cotidiana), intereses éticos, asuntos morales, las
hipocresía e ignorancia de la sociedad, así como los roles sociales respecto con respecto a
determinada clase social. La novela se sitúa en la ciudad ficticia de Vetusca, inspirada en la
ciudad de Oviedo, al norte de España, en el que se nos presenta al personaje principal, una
mujer joven llamada Ana Ozores, hija de Rodrigo Quintanar, a quien conocemos también
como la Regenta, perteneciente de una familia acomodada, aunque de nobleza pobre, de
características atractivas como mujer, y que, al casarse a una edad temprana con Don Victor
Quintanar, el ex Regente de la Audiencia, se siente desdichada e infeliz. Su matrimonio,
debido a la gran diferencia de edad, se ve insatisfecho por diversas razones, especialmente
porque el trato de Don Víctor es uno más fraternal, quien trata a su esposa más si fuese una
amiga o una hija, que como a una mujer, y este, en lugar de engendrar un hijo o pasar tiempo
como hombre y mujer, prefiere pasar su tiempo cazando. Ana, por su parte, se dedica a sus
lecturas que obtiene de la biblioteca de su esposo, e interesándome más por la iglesia, conoce
posteriormente a Don Fermín de Pas, su nuevo confesor, un hombre atractivo, joven,
ambicioso, que se ve atraído enseguida por la Regenta, configurándose entre ambos una
especie de relación o de inclinaciones amorosas.
Los primeros capítulos, se habla mucho acerca del desdén por la arquitectura barroca,
apreciándose más lo simple y lo “pulcro”, y se nos presentan dos personajes: Bismarck, a
quien le precede cierta reputación y Celedonio, un eclesiástico, defensor de la Iglesia
primitiva. Poco después se nos introduce a De Pas, a quien se les describe como un hombre
letrado, de atractivo físico, quien, tan pronto de conocer a la Regenta, esta le parece atractiva
y, desde el primer momento, a diferencia de otras mujeres que acuden a él como confesor,
De Pas pone una especial atención hacia la Regenta. En los capítulos tres y cuatro Ana
rememora su niñez, como el desdén que la familia de su padre tuvo hacia su madre, al haber
sido de baja cuna y un prospecto “indigno” como bailarina. Rememora la muerte de su madre
y su sufrimiento tras este suceso, al mismo tiempo que, expone los cotilleos y las hipocresías
de sus tías, quienes incluso daban gracias por la muerte de su madre debido a su prospecto.
Del mismo modo, Ana recuerda la vez que, por descuido y mera diversión e inocencia,
se quedó dormida en una barca con un amigo suyo de su misma edad, un varón. Algo que
por supuesto, en su contexto social, sobresaltó a sus tías y aunque tal rumor no se extendió
ni duró mucho tiempo, perjudicó moralmente a la pequeña Ana, quien rememorando su
pasado nuevamente, esta vez con la muerte de su madre al darla a luz, menciona los maltratos
de los que era víctima al dejarla su padre a cargo de su Aya, amante de su padre.
Cuando el padre de Ana fallece, Ana sufre su pérdida al punto de hacerla enfermar y,
siendo una vívida lectora, encuentra en la escritura de sus versos una forma de desalojar las
emociones y los sentimientos que la consumen, algo que, sus tías le prohíben bajo una estricta
sumisión y tradición religiosa, producto del pensamiento ignorante y prejuicioso de sus tías.
Cuando Ana llega a tener la edad para casarse y debido a su propia belleza, es comprometida
por un hombre mucho mayor que ella, Don Víctor, quien la ha tratado más como a una
compañera, instruyéndola, permitiéndole leer de su biblioteca con la intención de que ella se
eduque como un hombre, poniendo como equivalente la educación de una mujer con la del
hombre.
Finalmente, cuando Ana se confiesa con De Pas, y dado a la atracción entre ambos,
los rumores acerca de su extraño comportamiento empiezan a expandirse, ya que la Regenta
frecuenta cada vez más la iglesia, esta discusión sucede especialmente en el casino de
Vetusca, donde los hombres de alta cuna (nobles) se reunían a pasar el tiempo.
Una noche, cuando el Regente, Don Víctor sale en una noche de teatro, Ana, a solas
desea escribirle una carta para Don Fermín, pero, en la búsqueda de papel, se queda atrapada
en una jaula de caza de su esposo, dando presentación a Don Álvaro Mesía, con quien se
creará un triángulo amoroso con el Confesor Don Fermín por el amor de la Regenta,
posteriormente. Este hombre es conocido, además de por ser el presidente del casino de
Vetusca, un don juan, un hombre libertino y mujeriego que, al pasar por donde se encontraba
Ana, la ayuda a salir de la jaula. Posteriormente este personaje habla con un amigo acerca de
su atracción por la hermosa Regenta, aunque admite que, de intentar acercarse a esta, será
difícil de conquistar.
Posteriormente, en una reunión social en Vetusca, en una comida del pueblo, donde
la apariencia de supuesto decoro y decencia están por todos lados, Don Álvaro y sus amigos
cortejan a varias damas, una de las criadas de la marquesa y antigua amante de Álvaro le
aconseja conquistar y seducir a la Regenta.
Devuelta a la perspectiva de Ana y tras su confesión con Don Fermín, medita y
reflexiona al sentarse bajo un árbol y ver a los pájaros volar, envidia la libertad de estos, ya
que añora silenciosamente las posibilidades, las oportunidades de elegir y verdaderamente
expresar quien realmente es. Cuando Ana y su criada van de regreso a casa, se describen las
calles lujosas del proletariado especialmente y, en su transcurso, se encuentran con Don
Álvaro, quien comienza, finalmente, a cortejar a la Regenta, citándola en el teatro para su
encuentro. Finalmente, Ana reflexiona acerca de todo lo que ha ocurrido desde la llegada de
De Pas a su vida y la de Don Álvaro, dos caballeros quienes la han cortejado pese a esta,
estar casada ya. Su esposo, el regente, Don Víctor y Ana planean ir al teatro, pero debido al
temor de Ana al encontrarse con Don Álvaro y su intento de cortejo, decide no ir con su
esposo y, decidida, escribe una carta dirigida a De Pas con la intención de confesarse, pero
de nuevo, se ve atrapada en una de las trampas de caza de su esposo, yendo a su auxilio, de
nueva cuenta, Don Álvaro, quien, al no haberla visto en el teatro, va a buscarla. En su
encuentro, Ana se asusta por la cercanía del hombre, una cercanía que compromete su
decencia y sus principios.

También podría gustarte