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Jurisprudencia Colombiana

@JurisprudenCol

DIEGO EUGENIO CORREDOR BELTRÁN


Magistrado ponente

SP1129-2022
Radicado N° 58754.
Acta 76.

Bogotá, D.C, seis (6) de abril de dos mil veintidós


(2022).

ASUNTO

La Corte decide la impugnación especial presentada


por la defensa de JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA,
contra el fallo condenatorio que profirió el Tribunal Superior
de Cúcuta por el delito de homicidio agravado en concurso
con tráfico, fabricación, porte o tenencia de armas de fuego,
accesorios, partes o municiones, luego de revocar la
absolución dictada por el Juzgado Primero Penal del
Circuito con Funciones de Conocimiento de la misma
ciudad.
CUI 54001610000020180005601
Impugnación especial N° 58754
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

HECHOS

Cerca de las nueve de la mañana del 6 de abril de


2017, el estudiante Jaime Andrés Poveda Munévar,
acompañado de dos amigos –Johan Camilo Rodríguez Santiago y
Miguel José Rodríguez Muñoz–, se desplazaba en su vehículo

por la Zona Industrial de Cúcuta, a la altura de la calle 7 #


3-30, más exactamente frente a la estación de gasolina de
“Leche La Mejor”. Al descender del rodante para consumir
pasteles en una venta ambulante de comida, hasta él llegó
un sujeto que disparó contra su humanidad –causando la casi
inmediata muerte- y huyó en una motocicleta que lo esperaba

en el lugar.

Ninguno de los compañeros de estudio que se


encontraban junto con Jaime Andrés Poveda Munévar,
logró suministrar datos que contribuyeran a la
individualización del criminal, no solo por cuanto llevaba
un casco de motocicleta puesto sobre su cabeza, sino
además, porque escuchada la detonación, corrieron a
refugiarse de inmediato.

Sin embargo, los resultados aportados con los


informes de investigador de campo, permitieron identificar
que en los hechos participaron varios sujetos, integrantes
de una banda criminal, de nombres Kevin Alzate y Osmer
Javier Matajira, el primero, de conformidad con lo revelado

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CUI 54001610000020180005601
Impugnación especial N° 58754
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

en el escrito de acusación, condenado con antelación por


estos mismos hechos.

Así mismo, proveniente de esa misma fuente de


información, se conoció la participación de JHON JAIRO
VELÁSQUEZ GARCÍA, en tanto, fue quien vigiló a la
víctima, realizó labores de seguimiento y estuvo pendiente
para señalarla a los autores directos del homicidio.

En la acusación, la Fiscalía hizo la aclaración de que


la carpeta matriz de este proceso es la noticia criminal
número 540016106079201683214, investigación
adelantada por el delito de tráfico fabricación o porte de
estupefacientes, de donde así mismo, surgió información
relevante que condujo a declarar la conexidad procesal con
la investigación adelantada por el homicidio del joven Jaime
Andrés Poveda Munévar.

ACTUACIÓN PROCESAL

El 2 de abril de 2018, ante el Juzgado Segundo Penal


Municipal con función de control de garantías de Tuluá,
Valle, previa legalización de la captura, la Fiscalía formuló
imputación a JHON JAIRO VELASQUEZ GARCÍA, en
calidad de autor de los delitos de homicidio agravado y
fabricación, tráfico, tenencia o porte de armas de fuego,
accesorios, partes o municiones. En esa oportunidad el

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Impugnación especial N° 58754
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

indiciado no aceptó los cargos y fue afectado con medida de


aseguramiento de detención preventiva intramural.

Presentado el escrito de acusación, el asunto


correspondió por reparto al Juzgado Primero Penal del
Circuito con funciones de conocimiento de Cúcuta, ante el
cual se formuló la acusación el 3 de septiembre de 2018,
sin modificaciones en relación con la calificación jurídica
de la conducta consignada en la formulación de
imputación.

Celebrada la audiencia preparatoria el 23 de abril de


2019, así como culminado el debate oral y público en
sesión de 7 de octubre de 2019, el juzgado de instancia
dictó sentencia absolutoria el 13 de marzo de 2020.

Apelado el fallo por la delegada Fiscal y el abogado


representante de víctimas, la Sala Penal del Tribunal
Superior de Cúcuta la revocó mediante decisión de 28 de
septiembre de 2020, y en su lugar condenó al acusado,
como cómplice del punible de homicidio agravado en concurso
con el de fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de
fuego, accesorios, partes o municiones, imponiéndole la sanción
de 22 años y 11 meses de prisión e inhabilitación para el
ejercicio de derechos y funciones públicas por 20 años.

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

Igualmente denegó la suspensión de la ejecución de la


pena privativa de la libertad y la prisión domiciliaria, por lo
cual se ordenó la captura inmediata del sentenciado.

LA SENTENCIA IMPUGNADA

El Tribunal inició por señalar que no existe discusión


sobre la muerte de Jaime Andrés Poveda Munévar el 6 de
abril de 2017, por cuya investigación se vinculó a JHON
JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA a las presentes diligencias.

La responsabilidad penal del implicado la atribuyó a


partir del análisis conjunto de los medios de convicción
incorporados al expediente, concretamente: (i) del análisis
de las cámaras de vigilancia de dos establecimientos
comerciales, que captaron la presencia del implicado,
primero en el sector residencial de la víctima y luego en el
parque aledaño a la Universidad Libre; (ii) del testimonio de
los investigadores del CTI que participaron en la
investigación; (iii) del análisis link de los registros de
llamadas que conectaron al procesado con los demás
partícipes y permitieron ubicarlo en esos lugares el día de
los acontecimientos y (iv) de los datos obtenidos a través de
la red social Facebook, esto es, celular y fotografías que lo
relacionaron con Kevin Alzate, persona condenada por estos
mismos acontecimientos.

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Impugnación especial N° 58754
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

Se refirió, en ese sentido, a los testimonios de Duglas


Domingo Ardila y Yesid Javier Durán Rincón, investigadores
del CTI, como también a la declaración de la perito
informática Blanca Cecilia Rivera Díaz.

A juicio del Tribunal, se demostró más allá de toda


duda la participación de JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA
en los hechos materia de juzgamiento, pero no a título de
coautor, sino en el grado de cómplice, “tal como se le
señalara no solo en los hechos jurídicamente relevantes
materia de acusación sino además por lo probado en el juicio
oral (…)”1.

Sobre el particular, destacó que la presencia de


VELÁSQUEZ GARCÍA al frente de la vivienda de la víctima y
en el parque contiguo a la Universidad Libre, en horas de la
mañana del 6 de abril de 2017, conversando e
interactuando con otros ciudadanos vinculados al homicidio
de Jaime Andrés Poveda Munévar, entre ellos, Kevin Alzate
y Osmer Javier Matajira, no resultó desvirtuada por la
defensa - y, en ese orden, tampoco el grado de participación
atribuida -, menos aún la comunicación sostenida, a través

de su línea telefónica, con los demás compañeros de


designio criminal; tanto así, que incluso ratificó su
permanencia en el sector, empero, justificada en la
realización de actividades deportivas y en la cita

1
Carpeta Digital. Folio 14. Sentencia segunda instancia.

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Impugnación especial N° 58754
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

programada con su sobrino político, Kevin Alzate, en la


Universidad Libre.

Para el ad quem esa explicación careció de respaldo


probatorio, pues, los videos analizados muestran cómo el
implicado tuvo contacto con otras personas distintas a
Kevin Alzate, al punto que VELÁSQUEZ GARCÍA abandonó
el lugar en un taxi, con un sujeto distinto a su sobrino.

Con apoyo en prueba indiciaria, sobre la cual discurrió


en lo que estimó pertinente, el Tribunal afirmó como hecho
probado, la ocurrencia del homicidio del que fue víctima
Jaime Andrés Poveda Munévar el 6 de abril de 2017 en la
“calle N 3 – 30” Barrio zona industrial de Cúcuta.

A renglón seguido, reiteró que los testimonios de los


investigadores, los videos, las fotografías y los informes de
análisis link de llamadas, dan cuenta de la actitud vigilante
exteriorizada por JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA, frente
a la casa de la víctima y luego cerca del claustro
universitario, momentos antes del homicidio, en
materialización de una conducta de coordinación de las
acciones criminales de la banda, que culminó con la señal a
los demás partícipes, para que procedieran a ultimar a
Jaime Andrés Poveda Munévar.

Previa cita y transcripción de jurisprudencia de esta


Corte, consideró que ese proceder es reprochable a título de

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Impugnación especial N° 58754
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

cómplice, de acuerdo con el contenido del artículo 30 de la


Ley 599 de 2000, en tanto, prestó un aporte esencial en su
fase ejecutiva, “estableciéndose además que se trató de una
organización criminal que ejecutaba homicidios en la ciudad
de Cúcuta, y que en los delitos materia de este juicio JHON
JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA carecía del dominio funcional de
los hechos, limitando su intervención a facilitar la conducta
de los autores que ejecutaron el homicidio con arma de fuego,
avisándoles el momento en que la víctima salió de su
residencia, y luego cuando salió de la Universidad, es decir,
su actuación se limitó a favorecer unos hechos antijurídicos
ajenos, elevando la posibilidad de producción de los mismos
con la información que brindó”2.

De esta manera, concluyó “el comportamiento de JHON


JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA por fuera de la fase
consumativa de las conductas punibles por las que fue
acusado, no lo ponen en su totalidad ajeno a los hechos, pero
no es dable adecuar su conducta a la de la coautoría sino
definitivamente al de la complicidad”3.

En lo que atañe al punible contra la seguridad pública,


únicamente refirió que “las conductas por las que se juzgó a
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA son antijurídicas ya que
con ellas se atentó contra bienes protegidos por el legislador,
sin que se haya obrado bajo ninguna de las causales de
ausencia de responsabilidad, y él, de acuerdo a lo visto obró
2
Folio 22 Ibidem.
3
Folio 24 ejusdem.

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

con conciencia y voluntad de vulnerar esos bienes jurídicos


tutelados, y conociendo la ilicitud de su actuar se condujo de
esa manera”4.

Para la dosificación de la sanción privativa de la


libertad, estableció los extremos punitivos del delito de
homicidio, 400 a 600 meses de prisión. Seguidamente,
dentro del “primer cuarto medio” – 400 a 450 meses –,
impuso el máximo permitido, en atención a que la ayuda
brindada por VELÁSQUEZ GARCÍA lo fue a una
organización dedicada a cometer homicidios y considerando
que fueron más de 10 personas las que participaron en el
asesinato de un joven estudiante universitario “por una
deuda que tenía un familiar”.

Adicionó 100 meses más por el punible contra la


seguridad pública, para un total provisional de 550 meses
de prisión que, disminuido en la mitad por la complicidad,
quedó finalmente en 22 años y 11 meses de privación de la
libertad, más la accesoria de inhabilitación para el ejercicio
de derechos y funciones públicas por 20 años, sin derecho a
la concesión de subrogado o sustituto alguno.

ARGUMENTOS DEL IMPUGNANTE

4
Folio 25. Ídem.

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El defensor inició por mencionar que la presunción de


inocencia de JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA, no fue
derruida en el proceso; aserto que desarrolló a partir de las
siguientes premisas:

1. Tratándose de la complicidad, se requiere demostrar


el nexo de causalidad entre la actuación desplegada por el
partícipe y la acción principal ejecutada por los coautores,
reflejada en la elevación de la posibilidad de producción del
hecho antijurídico, conforme lo tiene discernido la Corte
Suprema de Justicia.

Como este presupuesto no existió en este evento, por


cuanto el “giro de la cabeza” que se dice realizó
VELÁSQUEZ GARCÍA, como señal a los autores materiales
del homicidio, no es susceptible de constituir un aporte
esencial, imposible resulta afirmar la participación del
prenombrado en ese ilícito, menos aún, si el delito no se
consumó en el parque donde fue ubicado el implicado
haciendo el ademán, sino en lugar distante y, además, los
“perpetradores” fueron observados en una posición
privilegiada desde la cual fácilmente podían advertir el
momento en el cual el automóvil en el que se desplazaba la
víctima salía del aparcadero de la universidad, es decir, no
se requería del aviso de un tercero para tal efecto.

2. En esa línea de pensamiento, agregó, aún si se


aceptara que el enjuiciado estuvo circundando la residencia

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

de Jaime Andrés Poveda Munévar ese 6 de abril de 2017,


sobre las 5 y media de la madrugada, en actitud vigilante,
la víctima escapó de su esfera de control, pues, el crimen se
produjo cerca de las 8 y 45 de la mañana, luego de que
Poveda Munévar saliera de su residencia en un vehículo,
hacia rumbo desconocido.

3. Contrario a lo afirmado en la sentencia, destacó que


el cruce de llamadas sólo se produjo entre VELÁSQUEZ
GARCÍA y Kevin Alzate, precisamente, por la relación filial
existente entre ellos y la comunicación necesaria para
concretar la oportunidad laboral que el último ofreció al
primero; cercanía parental que, en efecto, se evidenció en la
red social Facebook.

4. Criticó que en los hechos jurídicamente relevantes


se hubiese incluido un aparte de una declaración de Ósmer
Javier Matajira Caballero, dado que este no fue llamado a
declarar en juicio, para así asegurar el debido ejercicio del
derecho a la defensa y contradicción, a pesar de que se
conocía su reclusión en el Centro Penitenciario de Cúcuta,
como consecuencia de estos acontecimientos; ello
seguramente contribuyó a sesgar la decisión en sede de
segunda instancia.

5. No se otorgó credibilidad al dicho de VELÁSQUEZ


GARCÍA, a pesar de que se ofrecía coherente.

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

Con base en lo expuesto, solicitó que se revoque la


sentencia impugnada y, en su lugar, se absuelva a JHON
JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA de los cargos formulados.

NO IMPUGNANTES

Las partes e intervinientes no se pronunciaron sobre la


impugnación interpuesta.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

De conformidad con lo señalado en el artículo 3º


numeral 2º del Acto Legislativo 01 de 2018, corresponde a
esta Sala resolver la impugnación especial presentada
contra la sentencia proferida por el Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Cúcuta, que condenó por primera vez a
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA, en calidad de cómplice,
por los delitos de homicidio agravado y tráfico, fabricación,
porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o
municiones, al desatar el recurso de apelación instado por
la fiscalía y el representante de víctima contra la decisión
absolutoria proferida por el Juzgado Primero Penal del
Circuito con Funciones de Conocimiento de esa ciudad.

La Corte procederá a resolver la impugnación especial,


verificado que fue presentada por el defensor para hacer

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efectiva la garantía de la doble conformidad judicial


introducida mediante el Acto Legislativo 01 de 2018.

La síntesis del disenso, así, se contrae a cuestionar


que la condena fue emitida sin desvirtuar la presunción de
inocencia de VELÁSQUEZ GARCÍA, en tanto, no emergió
acreditada su participación en el deceso de Jaime Andrés
Poveda Munévar; de tal manera que aún bajo la hipótesis de
aceptar algún tipo de colaboración en ello, el aporte
endilgado carece de relevancia en la ejecución del resultado
típico.

Las consideraciones que resolverán los puntos de


inconformidad del libelista, se agruparán en dos segmentos:

1. La prueba indiciaria o indirecta: satisfacción de


los requisitos establecidos en el artículo 381 de la Ley
906 de 2004 para condenar

Es sabido que la condena puede estar basada en


prueba directa e, incluso, exclusivamente en prueba
indirecta, en la medida en que cualquiera que sea la
característica del medio de conocimiento, lo imperioso es
que su valoración conjunta tenga la condición de superar el
estándar de conocimiento de la duda razonable.

Esta Corporación tiene discernido que las inferencias


lógico jurídicas, a través de operaciones indiciarias, tienen

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cabida en el sistema procesal penal, en virtud del principio


de libertad probatoria –artículo 373 Ley 906 de 2004–; no
obstante, los indicios deben estar cimentados en hechos
plenamente probados y las deducciones marcadas por la
seriedad y razonabilidad, a partir de reglas de la sana
crítica, pues, si solo se trata de probabilidades o meros
criterios de quien realiza el análisis, no pueden ser acogidos
para fundar una condena, dado que apenas perviven en el
campo de la incertidumbre o la especulación5.

Vale advertir que el indicio, como prueba indirecta por


excelencia, resulta válido pese a que no se encuentre
regulado de manera expresa en la Ley 906 de 2004. En este
sentido, por citar sólo algunos referentes (cfr., entre muchas
otras, CSJ AP4152-2018, rad. 52.415; SP 12 oct. 2016, rad. 37.175 y AP
27 ene. 2007, rad. 26.618), debe indicarse que, “para la
definición del objeto del proceso penal, sigue siendo válido e
incluso necesario el examen indiciario, para nada excluido de
nuestra sistemática penal, sea la mixta de la Ley 600 de
2000 o la acusatoria de la Ley 906 de 2004”.

Así, en la construcción de tal medio de conocimiento, en


primer lugar, debe demostrarse el hecho indicador, para
luego enunciar la regla que otorga fuerza probatoria al
indicio; en seguida, resulta imperioso ilustrar el hecho
indicado, cuya firmeza dependerá del alcance de la máxima
utilizada; y finalmente, se produce la valoración del
resultado, cuyo análisis conjunto con los demás medios
5
CSJ SP 25 Nov 2020. Rad. 49066.

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probatorios incorporados al plenario, incluidos, desde luego,


otros indicios, que se examinan en consideración a su
confluencia y concordancia, permitirá concluir el aspecto que
se declara probado.

Desde luego, la prueba indiciaria tiene la capacidad de


cimentar una sentencia, pero para ello es necesario que, en
forma unívoca y contundente, denote plausible la
responsabilidad o inocencia del implicado en los sucesos
delictivos juzgados. En todo caso, la valoración integral del
indicio debe considerar todas las hipótesis que puedan
confirmar o descartar la inferencia realizada, a efectos de
establecer su validez y peso probatorio. Y todo ello debe
analizarse en el contexto del proceso penal, en el que las
garantías del in dubio pro reo y el principio de presunción de
inocencia, se erigen como límites del establecimiento de la
verdad que, en todo caso, no puede ser reconstruida a
cualquier precio6.

Ahora bien, en atención a lo expuesto, concluye la Sala


que la construcción inferencial realizada en el fallo
censurado, en lo que guarda relación con la participación
de JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA, en el homicidio de
Jaime Andrés Poveda Munévar, se acompasa con un debido
análisis de la prueba indiciaria.

6
Ídem.

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Justamente, los hechos indicadores representan una


circunstancia permisiva de plena demostración, al tiempo
que la deducción realizada se ajusta a criterios de
razonabilidad con fundamento en reglas de la sana crítica,
por lo que la conclusión a partir de la cual se declaró
probada la responsabilidad del enjuiciado, emerge
indiscutible.

En ese orden, la Sala advierte, conforme lo precisó el


Ad quem en el fallo, que los elementos de juicio recaudados
satisfacen los presupuestos del artículo 381 del Código de
Procedimiento Penal para proferir sentencia condenatoria.

Veamos:

Los hechos que originan el presente asunto seguido


contra JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA, se derivan de la
investigación adelantada por el homicidio de Jaime Andrés
Poveda Munévar, ocurrido en la calle 7 # 3 -30, Barrio Zona
Industrial de Cúcuta, el 6 de abril de 2017, cerca de las
9am, aspecto sobre el cual no emerge duda alguna, al
punto que la muerte violenta resultó estipulada por las
partes7.

Al juicio comparecieron Johan Camilo Rodríguez


Santiago y Miguel José Rodríguez Muñoz, compañeros de la
víctima, con quienes se dirigió ella al “estadero de pasteles”,

7
Estipulación probatoria #1. Audiencia preparatoria celebrada el 23 de abril de 2019.

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para desayunar después de salir de clase en la Universidad


Libre; el lugar se ubica al frente de la estación de gasolina
escenario del ataque.

Los deponentes suministraron información acerca de


las circunstancias de tiempo modo y lugar que rodearon los
acontecimientos el 6 de abril de 2017; concretamente,
Johan Camilo Rodríguez declaró que la víctima vivía sobre
la av. Libertadores, al lado del puente, y que el tiempo
transcurrido desde que salieron del claustro universitario,
hasta el momento en que Jaime Andrés fue ultimado, no
superó media hora.

Por su parte, Miguel José Rodríguez Muñoz mencionó


que el sicario tenía un casco puesto; supo por los videos
que observó después, que el homicida llegó en una moto.

En calidad de investigadores del CTI de la Fiscalía


General de la Nación, comparecieron Duglas Domingo
Ardila Ayala, Yesid Javier Duran Rincón y Blanca Cecilia
Rivera Díaz, perito informática de ese mismo cuerpo.

El primero citado dio a conocer los resultados de las


labores investigativas, entre las cuales se destaca el
hallazgo de cámaras de seguridad en el sector, cuyo análisis
permitió identificar la participación de varias personas en el
ilícito, quienes ocuparon dos taxis y una motocicleta.

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Específicamente relató, en cuanto interesa destacar


para los actuales fines, que entre ese grupo de sujetos
detectó a uno con camiseta blanca y pantaloneta oscura, el
cual coincidía con la persona que en una de las cámaras se
veía vigilando las inmediaciones de la residencia de la
víctima.

La obtención de las placas de uno de los taxis permitió


la identificación del sujeto que lo manejaba, Ósmer Javier
Matajira Caballero, persona que estableció comunicación
con el celular de quien posteriormente se identificaría como
Kevin Alzate. Este, por su parte, se contactó
telefónicamente con JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA, el
día de la ejecución del punible, en rango comprendido entre
5 y 30 y 8 y 50 de la mañana.

El prenombrado VELÁSQUEZ GARCÍA, fue identificado


al ingresar en la red social Facebook, pues, uno de los
números celulares con el que tuvo contacto, referido como
Kevin Alzate, tenía dentro de sus vínculos el perfil de quien,
nominado allí JHON JAIRO VELÁSQUEZ, incluso en una de
las fotos aparecía vistiendo camiseta blanca y pantaloneta
negra, y en otra se observó en compañía de Kevin Alzate, su
sobrino político.

De esa interacción telefónica resultó posible obtener


las celdas de ubicación de los prenombrados: todos en

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inmediaciones a la Universidad Libre, entre las 7 y 8 y 45


am del 6 de abril de 2017.

En el mismo sentido, Yesid Javier Duran Rincón, dio a


conocer que la identificación de JHON JAIRO VELÁSQUEZ
GARCÍA, fue posible gracias al análisis de las imágenes de
los videos de vigilancia y las líneas telefónicas, como
también, por virtud de ubicársele frente a la vivienda de la
víctima y, un par de horas después, en el parque situado
frente a la Universidad Libre, lugar al que se dirigió la
víctima cuando salió de su domicilio.

Específicamente, detalló que a JHON JAIRO


VELÁSQUEZ GARCÍA lo recuerda porque “es la persona que
logramos observar desde que la víctima sale de su lugar de
residencia, es la única persona que se observa afuera de la
residencia, dando como espera a que salga la víctima, tan
pronto sale la víctima, a los minutos, se observa en el lugar
de la universidad libre junto con los demás partícipes”8.

Así mismo, agregó que:

…al solicitar las celdas, registros de llamadas, que ya


contábamos de los otros participantes, los resultados de la
ingeniera de sistemas a la empresa de telefonía, anexamos el
número de Jhon Jairo Velásquez que tenía registro de llamadas
entrantes y salientes con los demás participes; recuerdo a Kevin
Alzate (…). Logramos detectar que como una técnica
investigativa se registra el número de teléfono en las redes
sociales públicas como Facebook, se obtuvo que el número se

8
Sesión de juicio oral de 17 de septiembre de 2019. Récord 1:28:01.

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enlaza a un perfil de Jhon Jairo Velásquez, se ve a este señor


en compañía de Kevin Alzáte, en relación de amistad, se
observa la relación cercana que tiene con los demás
participantes de estos hechos.9

Hizo énfasis en que el análisis link arrojó información


importante: la línea 314-6944242 – vinculada al perfil de
Facebook de JHON JAIRO VELÁSQUEZ- tuvo interacción
con la línea 321-2970444, esta última perteneciente a Kevin
Alzate. Concretamente, indicó que se identificó una
llamada, el 6 de abril de 2017, a las 05:50 horas, quedando
registrada la ubicación en la celda de Pinar del Rio –sector
donde se ubica la residencia de la víctima–; y una segunda

comunicación a las 06:15 horas, situándose en la celda


ubicada en la Universidad Libre10.

Por su parte, la perito informática Blanca Cecilia


Rivera Díaz dio cuenta de que fue ella quien participó en la
revisión de los videos de las cámaras de seguridad,
actividad a partir de la cual obtuvo como información la
identificación de una persona con las mismas
características morfológicas y prendas de vestir en las
afueras de la residencia de la víctima y luego en el parque
ubicado frente a la Universidad Libre.

Aseguró que la labor de JHON JAIRO VELÁSQUEZ


GARCÍA, quien arribó al sector de la Universidad Libre, en

9
Ídem. Récord 1:20:15 a 1:59:09.
10
Ídem. Récord 1:52:35.

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un taxi, acompañado de otras personas, consistió en dar


aviso a los demás miembros del grupo, respecto de los
movimientos de la víctima.

Sostuvo que al comprobar las líneas telefónicas y


verificar en la red social Facebook, se encontró el perfil que
contenía el abonado 3146944242, con el nombre de JHON
JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA, al interior del cual se
encontró una fotografía del procesado con prendas similares
a las que viste en los videos de vigilancia de las cámaras el
día de ocurrencia de los hechos.

También agregó que las celdas de ubicación


permitieron situar a VELÁSQUEZ GARCÍA en Pinar del Rio
y a Kevin, su tío, en la Universidad Libre. Manifestó
igualmente que el segundo, cuando se marchó del último
lugar donde fue visto, esto es, la Universidad, partió en
compañía de otro compañero de designio criminal, de
nombre Jean Paul Hernández.

Mediante esta testigo fueron incorporados los 2


informes de policía judicial que contienen la información
atrás referida.

JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA, por su parte,


renunció a la garantía fundamental de guardar silencio11.
En su relato refirió conocer a Kevin Alzate, pues, la tía del

11
Juicio oral. Sesión del 7 de octubre de 2019. Récord 1:48:03.

21
CUI 54001610000020180005601
Impugnación especial N° 58754
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

joven fue su esposa y él colaboró en su crianza por un lapso


de 4 años.

Manifestó no conocer en detalle la ciudad de Cúcuta e


indicó haber estado allí solo en dos oportunidades, una
primera, para la celebración de la navidad, y la segunda,
con ocasión de una promesa laboral ofrecida por Kevin
Alzate, quien le dijo que le podía colaborar con unos amigos
para que lo contrataran como conductor de taxi.

Indicó que permaneció en ese lugar dos semanas y que


se devolvió a Tuluá porque no obtuvo el trabajo; en ese
tiempo se dedicó a trotar temprano en las mañanas –sobre
las 5 am por preferencia suya–, luego de lo cual cogía un taxi y

se dirigía hacia donde se encontraba Kevin, por cuanto, no


conocía la ciudad.

Mientras estuvo en dicha capital, su pariente le daba


dinero para alimentación; en ese lapso, dijo, no tuvo trato o
relación con los amigos de Kevin Alzate.

En el contrainterrogatorio reiteró que no tuvo


comunicación con amigos de Kevin, y que no sabe la
dirección exacta del lugar donde estuvo hospedado, pero
recuerda que de allí hasta el malecón tardaba
aproximadamente 45 minutos en taxi; a este último lugar se
dirigía para hacer deporte, por sugerencia de los taxistas,
pues, es “un andén larguísimo y hay aparatos para hacer

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Impugnación especial N° 58754
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

ejercicio. Hay una redoma y uno se devuelve porque los


carros empiezan a pasar”.

VELÁSQUEZ GARCÍA fue visto en las cámaras de


seguridad de dos establecimientos públicos, el restaurante
Londeros Sury y el SPA Natural Beauty. En el primero se le
observa desde las 5 y 30 de la mañana del 6 de abril de
2017, en el andén –cruzando la avenida– al frente del edificio
residencial donde vivía Jaime Andrés Poveda, vistiendo
camiseta blanca y bermuda negra. En ese mismo momento,
es también posible avizorar que la víctima salía del edificio
en un Peugeot color rojo, instante preciso en el que la
cámara muestra como VELÁSQUEZ GARCÍA mira hacia
atrás, en evidente intención por conocer qué dirección
tomaba el automotor12.

Lo anotado, cabe precisar, corresponde a la lectura del


contenido objetivo de los medios de conocimiento, o lo que
es igual, el entendimiento de lo que informa la prueba
misma.

Esos elementos objetivos, entonces, obligan analizar la


información extraída para verificar las inferencias a partir
de las cuales se declaren probadas determinadas
proposiciones fácticas13.

En esa comprensión, lo primero que debe señalarse es


la materialización de un presupuesto evidente, cuya

12
Video identificado con el serial ch06_20170406054256. Cámara 6, minuto 5:43:58.
13
En este sentido, Cfr CSJ AP. 3 Mar. 2021. Rad. 53533.

23
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Impugnación especial N° 58754
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

constatación resulta sencilla: JHON JAIRO VELÁSQUEZ


GARCÍA estuvo desde las 5 y 20 de la mañana,
aproximadamente, en frente del lugar donde residía Jaime
Andrés Poveda, según pudo constatar la investigadora
Blanca Cecilia Rivera Díaz14, una ver revisada la cámara de
seguridad del Restaurante Londeros Sur, contiguo al
edificio donde residía Jaime Andrés Poveda.

En efecto, en los videos se observa al acusado,


caminando por el andén ubicado frente de la residencia de
la víctima, sobre las 5 y 25 de la mañana15, como también
es posible visualizar el instante en el que sale el Peugeot
rojo conducido por la víctima, a las 5 y 43am16.

Y si bien, la cámara de vigilancia no alcanza a mostrar


con precisión los rasgos morfológicos de la persona que se
visualiza vigilando, sí es posible determinar que viste una
camiseta blanca y una pantaloneta negra, a más de
corresponderse con sus rasgos físicos, hasta permitir
concluir que se trata de JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA,
al punto, que él mismo termina por aceptarlo en su
atestación.

En ese sentido, concretamente, el implicado refirió que


durante las dos semanas que permaneció en Cúcuta se

14
Sostuvo la testigo que “en la vivienda de la víctima como tal no se hizo la recolección,
pero en seguida está el restaurante Londeros por la vía por el malecón, en el restaurante
Londeros si se hizo recolección de videos el día de los hechos”. Récord 2:05:40. Sesión de
juicio oral del 17 de septiembre de 2019.
15
Video CH05 051740 del Restaurante Londeros, contiguo al edificio donde vivía Jaime
Andrés Poveda. 5 y 25am Minuto 5 del primer video.
16
Video CH06 054256 del Restaurante Londeros. 5 y 43 a.m.

24
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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

dedicó a ejercitarse temprano en la mañana, mientras


esperaba acceder a un empleo.

Yo le decía a un taxi lléveme a un lugar donde yo pueda trotar,


a hacer ejercicio (…) yo iba al malecón, eso es un andén
larguísimo y hay aparatos para hacer ejercicio (…) hay una
redoma, y uno se devuelve porque los carros empiezan a pasar
entonces hasta ahí y uno se devuelve a las 5, 5 pasaditas que
esa es la hora que me gusta a mi caminar (…) media hora desde
que salía, en taxi o 45 minutos hasta llegar al malecón 17.

A partir de lo dicho, es claro entonces que la vivienda


de Jaime Andrés Poveda se ubica en frente del dique o
malecón, pues, la cámara del restaurante que se encuentra
colindante permitió observar a JHON JAIRO VELÁSQUEZ
caminando por allí, acorde con su justificación, en el mismo
momento que la víctima salía del aparcadero de su
residencia, manejando un Peugeot rojo.

Se aúna a lo expuesto, la declaración de Yesid Javier


Durán Rincón18, para la fecha de los hechos investigador
del CTI. Este deponente fue claro en explicar cómo se llegó a
la identificación de JHON JAIRO VELÁSQUEZ, a partir de:

(i) La fijación de las placas del taxi que se observa en el


primer video de la cámara de seguridad del SPA Natural
Beauty, (ii) la información de la empresa de afiliación del
automotor de servicio público, que permitió identificar a
Ósmer Javier Matajira Caballero, (iii) el registro de sábanas
de llamadas entrantes y salientes del número celular del
17
Sesión de juicio oral del 7 de octubre de 2019. Récord 1:48:03.
18
Ídem. Récord 1:20:15 a 1:59:09.

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

conductor; (iv) el cruce de llamadas con el abonado


telefónico 3212970444, perteneciente a Kevin Alzáte; (v) el
intercambio de llamadas de este último con la línea celular
3146944242; (vi) la consulta de los números de teléfono
referidos en la red social pública Facebook, cuyo resultado
arrojó la existencia de dos perfiles vinculados a esos
números, a nombre de Kevin Alzate y JHON JAIRO
VELÁSQUEZ, respectivamente; (vii) la hora en que estos dos
ciudadanos se contactaron el 6 de abril de 2017, esto es,
entre las 5 y 50 y 8: 49 am; y, finalmente, (viii) la ubicación
proporcionada a través de las celdas de telefonía móvil, en
Prados del Norte, Pinar del Rio y La Ceiba –sectores cercanos a
la vivienda de Poveda Munévar y a la Universidad Libre19–.

Esa actitud vigilante de JHON JAIRO VELÁSQUEZ, no


se agotó en esa sola actuación. A las 7 y 38 de la mañana se
observa en la cámara de vigilancia del SPA Natural Beauty,
que del taxi conducido por Ósmer Javier Matajira Caballero,
con placas terminadas en 275, descienden JHON JAIRO
VELÁSQUEZ y Kevin Alzate.

Sobre las 8 de la mañana se ve cómo arriban otros


sujetos al lugar y, específicamente, transcurrida una hora
desde que VELÁSQUEZ GARCÍA llegó, el video pudo
mostrar el instante en que la víctima, nuevamente

19
La perito Blanca Cecilia Rivera Díaz explicó en la declaración vertida en sesión de juicio
oral del 17 de septiembre de 2019, que el rango de ubicación del celular respecto de la celda
de comunicación telefónica es de 100 o 200 mts a la redonda.

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

conduciendo el automotor, pasa por el lado de JHON JAIRO


VELASQUEZ, quien camina por el andén20.

Luego de ello, tal como lo precisara la perito Blanca


Cecilia Rivera Díaz21, se alcanza a distinguir en la cámara
#4, que apenas Poveda Munévar pasa, el implicado mueve
la cabeza y mira a los demás compañeros de designio
criminal, quienes se preparan para irse.

En el taxi de placas SWW 500 que se ve en el video,


“esta Jesús León, ahí afuera del taxi esta Kevin álzate y ahí
cerca esta Jhon Jairo. Se preparan para irse (…) En el taxi
está diego y sube Nixon que estaba ahí cerquita. Jesús baja
del taxi. Aparece un señor en una moto que los sigue, que
también participa. Arranca el carro. Jhon Jairo y Kevin se
quedan, con jean Paul Hernández. El joven sale a las 8 y
35am de la universidad, ahí se ve en el video cuando sale.
Luego de ello, minutos después es cuando arranca el taxi. El
joven fue asesinado sobre las 8 y 40am. De la U. al sitio
donde fue ultimado mal contados, unos 400 o 500 mts hay
de ese parque al lugar de los hechos”22.

De lo anterior se sigue que el dicho de VELÁSQUEZ


GARCÍA analizado en conjunto con el contenido de los
videos de las cámaras de seguridad y los resultados de
análisis link de sábanas de llamadas entrantes y salientes
20
Extracción del video de Natural Beauty SPA 07000. Récord 3:09:32.
21
Récord 2:15:01 a 2:16:05.
22
Declaración de la perito Blanca Cecilia Rivera. Sesión de juicio oral. Récord 1:59:54 a
3:51:10.

27
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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

de sujetos que ya han sido condenados por estos hechos -


Ósmer Javier Matajira Caballero y Kevin Alzate según se mencionó en
curso del juicio oral por la perito Rivera Díaz–, como el sitio de las

celdas de ubicación y la búsqueda en la red social


Facebook, permiten consolidar la conclusión atinente a que
el acusado participó activamente en el homicidio del que
resultó víctima Jaime Andrés Poveda Munévar.

En este sentido, a más de la confluencia evidente de


hechos, cuya conjunción solo puede explicarse a partir de
una activa participación en los hechos que gobernaron el
homicidio, desde la verificación de las actividades de la
víctima, hasta su seguimiento y consecuente agresión
coordinada, llaman la atención las exculpaciones poco
creíbles ofrecidas por JHON JAIRO VELÁSQUEZ, con las
que pretende explicar su presencia en esos sitios
neurálgicos.

Dijo el implicado que durante las 2 semanas que


permaneció en Cúcuta se dedicó a ejercitarse en horas de
madrugada porque, finalmente, no “le colaboraron” con
trabajo, y que para ello se dirigía al malecón, dado que era
el lugar recomendado por los conductores de taxi, a quienes
les preguntaba por un sitio para correr; al lugar, dice,
llegaba siempre transportado en ese tipo de servicio público,
cuyo trayecto duraba 45 minutos aproximadamente.

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

Sostuvo también, que Kevin Alzate le dio dinero para


su alimentación durante los días que estuvo allí, aunque no
supo por qué no le resultó el trabajo como conductor de taxi
o camión, que Kevin le había prometido.

No se advierte lógico, en términos comunes, que si el


desempleo fue la razón que condujo a JHON JAIRO
VELÁSQUEZ a abandonar su ciudad natal –Tuluá, Valle–,
para viajar hasta el otro extremo del país, no indagase o se
interesase a Kevin respecto de la materialización del trabajo
pretendido. Nótese que el enjuiciado en su declaración no
manifestó haber mostrado interés alguno en contactar a las
personas que supuestamente lo ayudarían en esa
búsqueda. Es más, enfáticamente afirmó no haber tenido
contacto con ninguna persona durante el tiempo en que
permaneció en esa ciudad.

En esa misma línea, absurdo se ofrece sostener que


quien llega desempleado a una ciudad, sin dinero, lo gaste a
la ligera, esto es, pagando carreras de taxi todos los días
simplemente por ir a trotar en sitio además distante de
aquél en el cual residía. En contrario, lo razonable y usual,
es que quien se dedique a hacer deporte al aire libre, lo
haga en cercanías de su domicilio.

Por otro lado, VELÁSQUEZ GARCÍA negó haber tenido


algún tipo de contacto con personas diferentes a su familiar
Kevin Alzate, durante su permanencia en esa ciudad;

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

empero, las cámaras de seguridad lo captaron estableciendo


contacto con sujetos diversos de su sobrino político23, al
punto que abandonó el parque ubicado al frente de la
Universidad Libre, en compañía de una persona diversa al
joven Alzate, de nombre Jean Paul Hernández.

En adición a lo expuesto, el lenguaje corporal de


VELÁSQUEZ GARCÍA –mirar en varias oportunidades el lugar de
habitación de la víctima24 al pasar por el frente, estar pendiente de la
dirección o sentido hacia el cual se movilizó Poveda Munévar cuando
salió de su apartamento, aguardar por lapso de una hora hasta verlo
salir de la universidad y hacerle la señal a los demás participantes
con la cabeza, en el mismo instante en que el Peugeot rojo le pasa por
el frente, sobre las 8 y 40 de la mañana– y la comunicación

sostenida con Kevin Alzate sobre las 5 y 8 de la mañana del


día en que resultó ultimado Jaime Andrés Poveda, se erigen
en aspectos, visto lo sucedido y la intervención directa de
su tío en el crimen, que verifican cómo su presencia en los
dos lugares capitales para determinar seguimiento y
señalamiento, no fue producto de una actividad deportiva,
sino del despliegue de unas funciones propias, previamente
acordadas con los demás criminales para lograr con éxito el
propósito de ultimar al estudiante.

Su función, en efecto, fue la de ubicar a la víctima,


aguardar hasta verlo salir de su vivienda, cerciorarse de que
fuese él y no otro quien conducía el Peugeot rojo, esperarlo
23
Video cámara 6. Minuto 8:17:57.
24
En los vídeos se registran los instantes en que mira hacia el edificio de la víctima. Minutos:
5:24:59 y 5:25:33.

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

a la salida del lugar de estudios superiores y dar el aviso a


los demás en el justo momento en que salía del lugar,
asegurándose de que se tratara de la misma persona que
solo él vio salir del edificio apenas 2 horas antes, para
garantizar que la víctima fuese la elegida.

Ahora bien, no se discute que JHON JAIRO


VELÁSQUEZ manifestó ser pariente de Kevin Alzate y que
ello fue corroborado con las imágenes obtenidas en
Facebook -se evidencia la cercanía entre ellos-, pero ese aspecto,
lejos de amparar la coartada defensiva, ratificas la tesis de
participación directa en el delito, en tanto, a más de
explicar la verdadera razón por la cual el acusado se
hallaba en la ciudad de Cúcuta –o mejor, el tipo de trabajo
que en verdad ejecutaría, verifica su participación en el
homicidio, al extremo de advertir cuál era el fin de la
comunicación que sostuvieron ellos y otro de los partícipes
en el crimen, con el que, además, abandonó el lugar de los
hechos, particular situación que fue ocultada por el
enjuiciado, en franca demostración de su interés por
construir, de forma artificial, una explicación plausible.

Finalmente, contrario a lo afirmado por el censor,


efectivamente se infiere, a partir de los medios de
convicción allegados al plenario, que, con independencia de
que el vehículo hubiese sido perdido de vista por
VELÁSQUEZ GARCÍA, cuando la víctima salió de su
residencia, al estar en capacidad de haber visualizado sus

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

placas por la corta distancia a la que se encontraba, le era


fácil su reconocimiento a la salida de la Universidad Libre,
pues, el parque en el que también fue visto vigilando se
hallaba a 100 o 200 metros de la salida del recinto
académico. En ese orden, la censura emerge irrelevante, si
su fin se encamina a desacreditar la importancia del aporte
desarrollado por el acusado.

En lo que sí está de acuerdo la Sala con el opugnador,


es en que los componentes esenciales de los hechos
jurídicamente relevantes, deben prescindir de la mención de
hechos indicadores o reseña de medios de prueba, tal cual
se encuentran de manera antitécnica reseñados en el
escrito de acusación; no obstante, ello no resultó
trascendental, como simple informalidad que, desde luego,
no conduce a la invalidez de la acusación, como
ampliamente lo ha reseñado la Sala, para los fines de
acreditar, más allá de toda duda razonable, la
responsabilidad de JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA en
los delitos objeto de investigación.

Destáquese, en este sentido, que el grado de


conocimiento exigido por el artículo 381 de la Ley 906 de
2004, para emitir un fallo de carácter condenatorio, fue
alcanzado sin consideración alguna al contenido de la
declaración del taxista Ósmer Javier Matajira Caballero,
incluida en la formulación de acusación; presupuesto
suficiente para tornar inane el argumento del libelista.

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CUI 54001610000020180005601
Impugnación especial N° 58754
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

En síntesis, los resultados de las búsquedas selectivas


en bases de datos y las imágenes de las cámaras, junto con
el análisis link de las llamadas entrantes y salientes del
abonado telefónico de JHON JAIRO VELÁSQUEZ, así como
la precisión de las celdas de ubicación, el 6 de abril de
2017, se erigen en elementos de juicio cuya concordancia y
conjunción permiten verificar la responsabilidad de
VELÁSQUEZ GARCÍA, una vez definido, además, el alcance
de lo declarado por este en juicio.

Es evidente, entonces, que el procesado aquí participó


en el homicidio de Jaime Andrés Poveda, sin que exista
limitación alguna para encontrar reunidos los requisitos
establecidos en el artículo 381 de la Ley 906 de 2004, a fin
de emitir un fallo de condena, acorde con lo resuelto por el
Tribunal, cuya decisión debe ser confirmada en este
aspecto.

2. El grado de participación objeto de censura

2.1. Homicidio. Imposibilidad de reforma


peyorativa

El Tribunal degradó el título de responsabilidad de


VELÁSQUEZ GARCÍA, quien, pese a ser acusado como
coautor, resultó condenado en calidad de cómplice,

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Impugnación especial N° 58754
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

desatendiendo la línea jurisprudencial vigente trazada por


la Corporación, en tratándose de la coautoría impropia.

El tal sentido, el recurrente echó de menos el nexo


causal entre la actuación desplegada por VELÁSQUEZ
GARCÍA y la acción principal desplegada por los coautores.
Desde su particular postura, la conducta del implicado no
se reflejó en la elevación de la posibilidad de producción del
hecho antijurídico y, por esa razón, descartó también la
posibilidad de condenarlo como cómplice.

Justamente, respecto de las diferencias entre los


conceptos de coautor y cómplice, la Corte indicó en CSJ
AP2981-2018, Rad. 50394, lo siguiente:

El artículo 30-3 de la Ley 599 de 2000 preceptúa que es


cómplice «quien contribuya a la realización de la conducta
antijurídica o preste ayuda posterior, por concierto previo o
concomitante a la misma». Se caracteriza -la complicidad-
porque la persona contribuye a la realización de la conducta
punible de otro, o presta una ayuda posterior cumpliendo
promesa anterior, de modo que no realiza el comportamiento
descrito en el tipo, ni tiene dominio en la producción del hecho,
porque su conducta no es propiamente la causa de un resultado
típico, sino una condición del mismo.
CSJ SP, 21 sep. 2000. Rad. 12376.

Así las cosas, “únicamente quien tiene el dominio del


hecho puede tener la calidad de coautor, mientras que el
cómplice es aquél que se limita a prestar una ayuda o brinda
un apoyo que no es de significativa importancia para la

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

realización de la conducta ilícita, es decir, participa sin tener


el dominio propio del hecho” (CSJ SP, 9 mar. 2006. Rad.
22327).

Se tiene discernido que la coautoría impropia exige la


necesaria presencia de i) un acuerdo o plan común; ii)
división de funciones y iii) trascendencia del aporte en la
fase ejecutiva del ilícito.

El alcance de los mencionados conceptos ha sido reiterado


de manera reciente (CSJ, SP 17 Feb 2021, Rad. 52150) así:

«Ha dicho la Corte que la figura de la coautoría comporta el


desarrollo de un plan previamente definido para la consecución de
un fin propuesto, en el cual cada persona involucrada desempeña
una tarea específica, de modo que responden como coautores por el
designio común y los efectos colaterales que de él se desprendan,
así su conducta individual no resulte objetivamente subsumida en
el respectivo tipo penal, pues todos actúan con conocimiento y
voluntad para la producción de un resultado (CSJ SP, 27 may.
2004. Rad. 19697 y CSJ SP, 30 may. 2002. Rad. 12384).

Respecto del concurso de personas en la comisión delictiva se ha


precisado que existen diferencias entre la coautoría material propia
y la impropia. La primera ocurre cuando varios sujetos, acordados
de manera previa o concomitante, realizan el verbo rector definido
por el legislador, mientras que la segunda, la impropia, llamada
coautoría funcional, precisa también de dicho acuerdo, pero hay
división del trabajo, identidad en el delito que será cometido y
sujeción al plan establecido, modalidad prevista en el artículo 29-2
del Código Penal, al disponer que son coautores quienes,
“mediando un acuerdo común, actúan con división del trabajo
criminal atendiendo la importancia del aporte”; se puede deducir,
ha dicho la Sala, de los hechos demostrativos de la decisión
conjunta de realizar el delito (CSJ, SP, 22 de enero de 2014. Rad.
38725).

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

La Corte ha precisado que en dicha modalidad de intervención


criminal rige el principio de imputación recíproca, según el cual,
cuando existe una resolución común al hecho, lo que haga cada uno
de los coautores se extiende a todos los demás conforme al plan
acordado, sin perjuicio de que las otras contribuciones
individualmente consideradas sean o no por sí solas constitutivas
de delito, pues todos actúan con conocimiento y voluntad para la
producción de un resultado (CSJ SP, 2 jul. 2008. Rad. 23438)»

Ahora bien, la Corte tiene dicho que el acuerdo


constitutivo de la coautoría impropia puede ser expreso o
tácito y surgir en forma previa a la comisión del delito o
concomitante a su ejecución (CSJ SP4904-2018, Rad. 49884):

«Si bien el acuerdo previo o concomitante que se precisa para


configurar la coautoría material impropia puede acontecer en el
marco de una reunión, la suscripción de un documento, una
decantada preparación ponderada del delito, también puede
ocurrir de manera intempestiva, sin una formalidad especial,
pues basta por ejemplo, un gesto, un ademán, una mirada,
un asentimiento, en suma, la expresión clara en la
coincidencia de voluntades orientada a la realización de
un mismo objetivo delictivo, lo cual debe ser apreciado en
cada caso concreto al constatar la forma en que se
desarrollaron los hechos en sus momentos antecedentes,
concomitantes y posteriores.

No en vano el acuerdo puede ser expreso, como cuando cada


uno de los coautores hace explícita su voluntad, por
antonomasia propia del pacto previo y la preparación
ponderada del atentado al bien jurídico, pero también puede ser
tácito, como ocurre en el caso de un grupo de asaltantes entre
los cuales algunos llevan armas letales cuyo porte es consentido
por los otros, todos en procura de sacar avante la lesión al
patrimonio económico».

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

Finalmente, en CSJ SP 3 de Feb 2021. Rad 57264


sostuvo la Sala:

Normalmente quien actúa como vigía conoce y quiere la


ejecución del crimen, sólo que por el reparto preacordado de
tareas, cumple la misión de estar atento a lo que sucede
alrededor del lugar donde se comete el ilícito a efectos de avisar
sobre cualquier problema que se presente, con lo cual asegura
la ejecución del delito y evita el sorprendimiento en flagrancia.
Por ello, en virtud del principio de imputación recíproca, la
porción armónicamente realizada por cada uno de los
intervinientes es extensible a los restantes y todos son
responsables de los ilícitos cometidos como si los hubiese
perpetrado uno solo de ellos (CSJ 11/07/02, rad. 11862,
21/08/03, rad. 19213, 08/07/09, rad. 31085, 25/05/11, rad.
36277, SP16201-20149, entre otras).

Lo anterior, para definir en este caso, que JHON


JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA controlaba propiamente el
momento en que se iba a sorprender a la víctima para
ultimarla. De no ejercerse su actividad, idónea y oportuna,
los demás participantes del reprochable acto no hubiesen
sabido en qué momento proceder, pues, desconocían cómo
se movilizaba Jaime Andrés Poveda, en tanto, VELÁSQUEZ
GARCÍA fue el único que observó a la víctima salir en el
Peugeot rojo temprano, en la mañana, de su residencia.

En la división de trabajo delictivo evidenciada en el


presente asunto, se estima tan definitiva la intervención de
JHON JAIRO VELÁSQUEZ, que de no darse por descontada
su exitosa intervención, ninguno de los otros criminales
sabría donde se ubicaba Jaime Poveda para el 6 de abril de

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

2017 y, en ese orden, no habría sido posible consumar el


homicidio.

La posición privilegiada, contrario a lo afirmado por el


defensor, únicamente se predica de VELÁSQUEZ GARCÍA,
pues, fue él y nadie más quien supo que la víctima salió
sobre las 5 y 45 de la mañana de su lugar de vivienda, en el
vehículo rojo, cuya identificación una vez más le
correspondió a él precisar, de acuerdo con la distribución
de funciones, cuando lo acecharon frente a la Universidad
Libre.

Adicionalmente, su ademán de mover la cabeza o


llámese señal, si se quiere, fue propicia para que los demás
sujetos se alistaran en el taxi y la moto a fin de emprender
la persecución del joven víctima y lograr, finalmente,
causarle la muerte 15 minutos después.

Dicho en otros términos, VELÁSQUEZ GARCÍA


adecuó, -previo acuerdo sobre ello– su conducta de manera
inequívoca a estructurar actos de ejecución mancomunada,
sin que subsista duda de querer el resultado típico y
conocer la ejecución del injusto penal.

Nótese que mientras en los videos se ve a un número


plural de sujetos interactuando, el acusado siempre se vio
concentrado, vigilando la salida del establecimiento
educativo para asegurarse el momento en que Jaime Andrés

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

Poveda saliera del parqueadero, pues, así fue acordado, de


antemano, por el grupo de delincuentes.

De ahí que se entienda ejercido un papel decisivo,


esencial y de magnitud suficiente para considerar que el
procesado pertenecía al grupo criminal, acordó previamente
su participación en la evidente división de funciones y,
finalmente, ejecutó una conducta trascendente en el
cometido de dar muerte a la víctima

Entonces, no solo disiente la Sala de la propuesta


presentada por el defensor, sino que imperaría la corrección
del yerro cometido por el Tribunal, en cuanto, condenó en
calidad de cómplice a quien debía ser sancionado como
coautor impropio, con importantes consecuencias en el
ámbito punitivo, de no ser porque en este asunto emerge
imposible agravar la situación del apelante, quien tiene la
calidad de recurrente único y, en esa medida, se encuentra
protegido por el principio no reformatio in pejus.

Así las cosas, la decisión impugnada será confirmada,


acorde con lo examinado en precedencia.

2.2. Tráfico, fabricación, porte o tenencia de armas


de fuego, accesorios, partes o municiones

De manera pacífica la Sala ha propendido por el


reconocimiento de la indemnidad de la garantía superior

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

–artículo 29 C.P.–, a cuyo influjo toda persona se presume

inocente mientras no se le haya declarado judicialmente


responsable en un proceso seguido con observancia de la
plenitud de las formas propias que le son inherentes; derecho
fundamental que encuentra desarrollo en principios rectores
de los ordenamientos sustantivo y adjetivo penal, por cuya
virtud está proscrita toda forma de responsabilidad objetiva –
artículo 12 de la Ley 599 de 2000–.

En acatamiento de ese plexo de garantías, el artículo 372


de la Ley 906 de 2004, prevé que el objeto de las pruebas es el
de llevar al conocimiento del juez, más allá de duda razonable,
los hechos y circunstancias constitutivas del delito y de la
responsabilidad del acusado, como autor o partícipe, de
manera tal que el funcionario solo podrá condenar si
objetivamente obtiene conocimiento suficiente acerca de los
elementos objetivo y subjetivo del injusto.

Las anteriores acotaciones, para sostener que en este


asunto se alza diferente el plexo probatorio, en lo que toca
con el delito concurrente objeto de investigación, esto es, el
contenido en el artículo 365 de la Ley 599 de 2004.

En efecto, a pesar de que el opugnador haya limitado


la censura al punible de homicidio y sólo desde esa
perspectiva hubiese solicitado la absolución, lo cierto es que
de la revisión de la sentencia condenatoria se advierte nula
la motivación respecto de la forma de participación del

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

procesado como cómplice del delito contra la seguridad


pública.

De manera puntual se puede extraer, por cuanto


ningún argumento ofreció de manera expresa el ad quem,
que la condena por tal punible obedeció a que JHON JAIRO
VELÁSQUEZ GARCÍA adecuó su conducta inequívocamente
a ejecutar actos de colaboración para facilitar el resultado
delictivo y obtener el fin perseguido, esto es, acabar con la
vida de Jaime Andrés Poveda, como en efecto sucedió, de
suerte que era conocedor de la forma en que ello se llevaría
a cabo, es decir, mediante disparos con arma de fuego.

Como es elemental, para poder condenar por el


punible de tráfico, fabricación, porte o tenencia de armas de
fuego, es presupuesto necesario determinar, entre otros
aspectos, que quien porta el artefacto bélico carece de
autorización legal para tal efecto. Por supuesto, acreditar
que quien se condena como cómplice no tiene dicho
permiso –como aquí se hizo a través de estipulación probatoria–, es
absolutamente superfluo para emitir la condena, se reitera,
por cuanto el dominio del hecho se afirma consolidado
respecto de un tercero, quien en este caso detenta y dispara
el revólver, de suerte que es respecto de éste que resultaba
imperativo acreditar la carencia de permiso para el porte o
tenencia de armas de esa naturaleza.

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JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA

Precisado lo anterior, se advierte que el Tribunal, para


deducir responsabilidad en cabeza de JHON JAIRO
VELÁSQUEZ GARCÍA, como cómplice del delito de
homicidio, no explicó, y de la exposición fáctica no se
deduce, por qué se estimaba acreditado el cumplimiento de
los requisitos establecidos en el artículo 381 de la Ley 906
de 2004, para condenarlo en igual grado de participación
por el punible contra la seguridad pública, cuando ni
siquiera se cuenta con información adicional, diferente a
conocer su alias, “pisculichi”, con el que se identificaba al
sicario que efectuó los disparos contra la humanidad de
Jaime Andrés Poveda Munévar.

Se dijo, en tal sentido, que las labores investigativas


habían señalado a ese sujeto como el autor material del
homicidio, pero no se estableció nada adicional en torno a
la responsabilidad del señalado o de JHON JAIRO
VELÁSQUEZ.

El Tribunal no reparó en la deficiencia que se


vislumbra desde el acto de acusación, esto es, la ausencia
de fundamentación en la imputación por el punible en cita,
se insiste, que no se halla implícita, per se, en el desvalor
que cobija el homicidio.

En síntesis, como no se conoce quién fue el sujeto que


disparó el arma y, en esa línea, menos aún si contaba o no

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con permiso para su tenencia, mal podría mantenerse la


condena, en calidad de cómplice, de VELÁSQUEZ GARCÍA
por el punible de tráfico, porte, tenencia o fabricación de
armas de fuego, accesorios, partes o municiones, evidente
como surge que su presunta responsabilidad solo surge
accesoria y necesariamente ligada a la culpabilidad directa
que en este específico delito pueda atribuirse a quien
portaba el arma y la disparó contra la víctima.

En consecuencia, ante el dislate advertido en la


sentencia confutada, la Corte absolverá a JHON JAIRO
VELÁSQUEZ GARCÍA por el punible tipificado en el artículo
365 de la Ley 599 de 2000, por manera que se procederá a
ajustar la sanción impuesta al sentenciado, para descontar
la correspondiente al porte ilegal de armas y corregir los
yerros en que incurrió el Ad quem en el ejercicio de
dosificación punitiva, pues, en lugar de aplicar la reducción
por la complicidad a cada ilicitud individualizada, decidió
atemperar la sanción solo después de unificar la pena por el
concurso.

Redosificación punitiva

El delito de homicidio descrito en el artículo 104 de la


Ley 599 de 2000, vigente para la época de los hechos, con la
modificación del artículo 14 de la Ley 890 de 2004, tiene
prevista para el delito agravado, una pena de prisión que

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oscila entre un mínimo de cuatrocientos (400) y un máximo


de seiscientos meses (600).

Esos límites, de acuerdo con el artículo 30 de la misma


obra (complicidad), se reducen en la mitad, el mínimo, y en una
sexta parte el máximo, por lo cual se obtiene un nuevo marco
que fluctúa entre 200 y 500 meses de prisión.

Ahora bien, siguiendo los mismo criterios de dosificación


punitiva expresamente señalados por el fallador de primer
grado, dado que ese funcionario optó por definir como pena el
máximo del cuarto mínimo, la sanción que en definitiva se
impondría a JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA, por el delito
de homicidio del que fue hallado responsable en calidad de
cómplice, se reitera, previo retiro del incremento por el delito
de fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego
previsto en el artículo 365 de la Ley 599 de 2000, objeto de
absolución, sería de 275 meses de prisión.

Sin embargo, la primera instancia impuso por el delito


de homicidio 450 meses de prisión y agrego 100 meses más
por el porte de armas, para un total de 550 meses;
guarismo que redujo en la mitad por la complicidad para un
total de 275 meses, que equivale a 22 años y 11 meses.

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Aun cuando resulta errado que el descuento por la


complicidad se haya aplicado frente a la pena
individualizada, y no frente a los extremos punitivos, para
no afectar el principio de prohibición de reforma peyorativa
se debe respetar ese procedimiento, pues, al no hacerlo, se
obtiene el resultado de mantener la misma pena –275
meses –, a pesar que se eliminó el delito de fabricación,

tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios,


partes o municiones.

La operación, respetando el procedimiento del


Tribunal, sería 450 meses por el delito de homicidio, con
descuento de la mitad por la complicidad, lo que arroja un
total de DOSCIENTOS VEINTICINCO (225) meses, es decir,
18 años y 9 meses, que será la pena en definitiva a
imponer.

En el mismo término se impondrá al precitado la pena


accesoria de inhabilidad para el ejercicio de derechos y
funciones públicas.

Observado el monto de la sanción, resulta palmario que


el procesado no es acreedor al beneficio de la prisión
domiciliaria, como sustitutiva de la intramural, previsto en el
artículo 38 B de la Ley 599 de 2000, por ausencia del

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requisito objetivo inherente a la pena mínima consagrada para


la conducta punible de la que fue hallado responsable.

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Penal


de la Corte Suprema de Justicia, administrando Justicia y
por autoridad de la Ley,

RESUELVE

Primero: REVOCAR PARCIALMENTE la sentencia del


28 de septiembre de 2020, en el sentido de ABSOLVER a
JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA por el cargo de tráfico,
fabricación, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios,
partes o municiones consagrado en el artículo 365 de la Ley
599 de 2000, de conformidad con lo expuesto en precedencia.

Segundo: IMPONER, como consecuencia de lo


anterior, a JHON JAIRO VELÁSQUEZ GARCÍA la pena
principal de DOSCIENTOS VEINTICINCO (225) MESES DE
PRISIÓN y la accesoria de inhabilidad para el ejercicio de
derechos y funciones públicas por igual lapso.

Tercero: CONFIRMAR en lo demás el fallo, de


conformidad con lo expuesto en la parte motiva.

Contra esa decisión no procede recurso alguno.

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Notifíquese y cúmplase.

Permiso
FABIO OSPITIA GARZÓN

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

MYRIAM ÁVILA ROLDÁN

FERNANDO LEÓN BOLAÑOS PALACIOS

GERSON CHAVERRA CASTRO

DIEGO EUGENIO CORREDOR BELTRÁN

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LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

HUGO QUINTERO BERNATE

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

Nubia Yolanda Nova García


Secretaria

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