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La HISTORIA DE LAS MATEMÁTICAS EN COLOMBIA acerca al


lector a la tarea de los ingenieros y matemáticos, unos colombianos, otros
venidos de Europa y Norteamérica, que han hecho del estudio de las
matemáticas y ciencias afines su objeto de estudio, aplicación y pesquisa en
nuestras facultades de ingeniería y academias militares, desde el Siglo
XVIII
Este libro, fundamental en el patrimonio bibliográfico de la Colombia
contemporánea, recoge una parte sustancial del devenir de la república, a
partir de la presencia de los hombres de ciencia que rescata del olvido
GABRIEL POVEDA RAMOS. Conviene reiterar que el desarrollo
general del país está ligado al impulso de la enseñanza de las matemáticas y
al desenvolvimiento de la ingeniería. La UNIVERSIDAD AUTÓNOMA
LATINOAMERICANA y su Fondo Editorial reconocen la tarea
investigadora del doctor Poveda Ramos con la publicación de su libro. La
motivación es que sus enseñanzas siembren huella en las mentes de los
jóvenes y de los nuevos contingentes de ciudadanos que habrán de construir
la nación futura que anhelamos como sociedad independiente y justa.

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GABRIEL POVEDA RAMOS
[Sonsón, Antioquia, 1931]. Estudió Electrotecnia en la National School
California [1946-1950], Ingeniería Eléctrica y Química en la Universidad
Pontificia Bolivariana [1951-1954], ingeniero electricista [Universidad del
Valle, 1954-1956], Magister en Matemáticas Aplicadas de la Universidad
Nacional de Bogotá [1957-1958]. Tecnología Textil [Instituto Textil de
Łódź, Polonia, 1965]. Magíster en Matemáticas [Universidad Nacional,
1968-1969].
Doctorado Honoris Causa en Ingeniería de la UPB [1999], Mención
Especial de la OEA, Miembro de número de las Academias: Antioqueña de
Historia, Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Colombiana
de Historia, Colombiana de Ciencias Económicas, Sociedad Colombiana de
Matemáticas y Mathematical Association of America.
Profesor emérito de la Universidad Pontificia Bolivariana. Docente de las
Universidades de Medellín, Valle, Escuela de Minas de la UNAL. Director
fundador del Departamento de Matemáticas de la Universidad del Valle
[1954-1958]. Cofundador de COLCIENCIAS. Cofundador de la
Universidad Tecnológica de Pereira. Profesor visitante en Universidades de
Sao Paulo, El Salvador, Argentina y Honduras.
Autor de más de un centenar de investigaciones y publicaciones sobre
ciencias, matemáticas, ingeniería, estadística, planeación, desarrollo e
historia.

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Gabriel Poveda Ramos

HISTORIA DE LAS MATEMÁTICAS EN COLOMBIA

4
Historia de las Matemáticas en Colombia
Gabriel Poveda Ramos
Primera edición, Medellín 2012
Segunda edición, Medellín 2013.
Universidad Autónoma Latinoamericana UNAULA
Cra. 55 No. 49-51 Medellín
ISBN: 978-958-8366-56-2

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¿Sabe usted? Todos nos hicimos matemáticos por la misma razón: Éramos
perezosos
Max Rosenticlet [1949]

Hay que tratar de unir lentamente en la instrucción del niño, el saber y el


poder. Las matemáticas parecen ser, entre todas las ciencias, el único medio
de satisfacer este fin.
Inmanuel Kant

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ÍNDICE

Ingenieros y matemáticos en el desarrollo del


país…………………………………9
Introducción…………………………………………………………………
…………………………11
La Colonización y la
Colonia…………………………………………………………………….15
La República
Primera………………………………………………………………………
………43
La Segunda Mitad del Siglo
XIX……………………………………………………………….75
Comienzo del Siglo
XX……………………………………………………………………………
105
Finales del Siglo
XX……………………………………………………………………………
…..203
Epílogo………………………………………………………………………
………………………….249
Anexo I:
Discurso preliminar leído por el ciudadano coronel Francisco José de
Caldas, el primer día del curso militar del cuerpo de ingenieros de la
República de

7
Antioquia……………………………………………………………………
……251
Anexo II:
Contenido del Libro de
Lacroix………………………………………………………………281
Anexo III:
Análisis del Libro física de Adolphe Ganot editado en
1871…………………..285
Anexo IV:
Unesco: Clasificación general de las ciencias (“Catálogo Unesco del las
Ciencias”) capítulo matemáticas
1990…………………………………………………..303
Bibliografía…………………………………………………………………
…………………………309

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INGENIEROS Y MATEMÁTICOS
EN EL DESARROLLO DEL PAÍS

Gabriel Poveda Ramos [1931], Señor de gran inteligencia, cultivada


desde la cuna por su padre Pío Poveda -Pionero en la ingeniería
colombiana-, y consolidada por ese extraordinario educador y matemático
italiano Carlos Federici Casa,, quien en la década de 1950 adoptó a
Colombia como su nueva patria para formar en la Universidad Nacional y
otros centros educativos de la capital matemáticos de alta escuela.
Ingeniero de múltiples facetas. Trasegó con sentido de duda y de crítica,
de aprendizaje y formación por las universidades Nacional -sedes de
Bogotá y Medellín-, del Valle, Pontificia Bolivariana, por la Academia
Militar José María Córdoba y por varios claustros de Europa y Estados
Unidos, donde se hizo ingeniero electricista y químico, oficial del ejército
colombiano, estadístico y matemático.
Defensor de convicciones, autor de lúcidos ensayos, de obras que
rastrean e ilustran el devenir de la ciencia, la tecnología, la ingeniería, la
minería. De los hombres de ciencia y cátedra de la Colombia actual, pocos
como Gabriel Poveda inspiran confianza y certeza en que nada embellece y
enaltece más que el saber buscado con olfato crítico y contextualizado en
idearios liberales.
El conocimiento constituye su estilo y razón de vivir. Su mente se nutre,
día a día, de las matemáticas, la ingeniería, las lenguas, la geometría, la
estadística, la milicia, la historia. Saberes, éstos y otros muchos, que posee
para compartir, aprender, enseñar, gozar la tertulia y la amistad, escribir,
proponer, innovar, crear, discrepar, respetar, construir respetabilidad y
trascender. Una vida grandiosa que UNAULA enaltece con justeza y pleno
sentido de su responsabilidad con la tradición cultural del país.

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Las sociedades orientales fundan su solidez como pueblos y culturas en el
respeto y acatamiento al consejo, iluminación y guía de los mayores. Los
occidentales, y de manera muy destacada los colombianos, inclinamos
voluntad y consideración al vaivén de modas, líderes de pacotilla, vedetes
de paralela, capos redivivos, deidades tecnológicas, varones de cualquier
negocio; la inteligencia en este solar resulta así subordinada a la emoción y
el respeto condicionado al interés y al brillo metálico.
La Universidad Autónoma Latinoamericana -UNAULA, y su Fondo
Editorial- a contra corriente de esas modas que nos desvían de los focos de
la bondad, la belleza, la cultura, el saber-acogen y divulgan la palabra culta
y sabia del ingeniero, matemático, investigador, innovador y gran maestro
Gabriel Poveda Ramos.
Al publicar este enjundioso documento, acerca de la labor de los
ingenieros, principalmente, y de un puñado de matemáticos, unos
colombianos, otros venidos de Europa y Norteamérica, que han hecho del
estudio de las matemáticas y ciencias afines su objeto de estudio, aplicación
y pesquisa en nuestras facultades de ingenieriía y academias miltares desde
el siglo XVIII, reconocemos y exaltamos al doctor Poveda por su condición
de mayor e edad, en dignidad y en estatura moral y académica. El anhelo y
motivación es que sus enseñanzas siembren huella en las mentes de los
jóvenes y de los contingentes de ciudadanos que habrán de construir y,
ojalá, disfrutar a Colombia como una sociedad más respetable, honorable e
independiente.
Un libro para destacar en el patrimonio bibliográfico de la Colombia
contemporánea.
Ana Agudelo de Marín
Editora

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INTRODUCCIÓN

01. Colombia no es, no ha sido, un actor importante en el marco de la


historia de las matemáticas en el mundo. Pero sí un país interesado en
el aprendizaje de esta ciencia y en su aprovechamiento para aplicarla
a diversas áreas de las actividades tecnológicas y científicas, como lo
son la astronomía la ingeniería y otras.
La incorporación de la matemática a la ciencia ha sido, en gran
medida, resultado del trabajo de universidades públicas y privadas
del país, en el proceso de formación profesional de ingenieros civiles
y de otras denominaciones, y de algunas otras profesiones.
Consecuentemente, durante una parte muy larga de la vida
colombiana, la historia de la matemática avanza estrechamente ligada
a nuestra historia de la ingeniería. En buen sentido, las matemáticas
en todas sus ramas constituyen ciencia ancilar de la tecnología en
cualquiera de sus formas.
Por tales razones, al asumir una Historia de las Matemáticas en
Colombia, no se puede hablar de una historia de descubrimientos
originales ni de nuevas teorías de interés mundial, ni de famosos
matemáticos creativos, sino de una actividad más modesta, pero de
enorme importancia para el desarrollo de la tecnología y de las
ciencias aplicadas. Si bien no hemos tenido ningún matemático
ilustre destacado mundialmente, si hemos tenido brillantes maestros

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y profesores, y excelentes ingenieros que han sabido hacer de los
desarrollos matemáticos para alcanzar logros admirables.
02. Ciencias cuasi-matemáticas: La potencia de las matemáticas
como lenguaje para interpretar y pronosticar la realidad el mundo ha
hecho que, desde el siglo XVIII, las ciencias que ya existían y
muchas de las más reciente aparición, adoptaran, cada vez más, las
estructuras, las leyes y los métodos matemáticos para formar su
cuerpo y crecer. En el caso de Colombia, la historia muestra cómo
primero surgieron o se importaron las ciencias aplicadas (por
ejemplo, la mecánica analítica, la demografía y varias más). El
desarrollo metodológico de las mismas requirió de la incorporación
de conocimientos matemáticos, bien fuera de los tradicionales (como
los de Álgebra Clásica, o a la Geometría Descriptiva), o bien algunos
más recientes (como las ecuaciones integrales)
Por tanto, en esta breve presentación de la historia de la “Reina de las
Ciencias” en nuestro país, es indispensable hacer referencia frecuente
a un buen número de ciencias afines a las matemáticas o que se
sirven de éstas para producir resultados útiles a la sociedad. Aquí las
llamaremos ciencias cuasi-matemáticas, y las encontraremos
frecuentemente en este texto como aspectos complementarios de la
formación matemática de los ingenieros y otros profesionales.
Guiándose por su experiencia profesional y académica de
cincuenta y siete años como profesor, investigador y escritor sobre
Matemáticas, Estadística e Ingeniería en varias universidades de
Colombia y del exterior, el autor1 reconoce las siguientes como
ciencias cuasi-matemáticas relevantes en nuestra historia: mecánica
analítica, resistencia de materiales, teoría de la elasticidad, hidro-
dinámica, termodinámica, electromagnetismo, físico-química,

1
En todos los casos en los que se aluda al “autor” como fuente o sustento de prueba, se hace referencia a
Gabriel Poveda Ramos. Se trata de un texto argumentado, en buena medida, con base en los estudios,
elaboraciones, creaciones, desarrollos propios y praxis investigativa, magisterial, profesional y académica del
doctor Poveda, de allí la pertinencia del uso afirmativo de la primera persona. N. de E.

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reología, geodesia, astronomía, topografía, tribología, balística
exterior, microelectrónica, cartografía, estadística, contaduría,
finanzas, demografía, criptografía, lógica, cibernética, estática
gráfica, confiabilidad, análisis dimensional, programación lineal,
actuaria, óptica física, mecánica de suelos y cristalografía.
En Colombia, podría decirse, sin mucho temor a exagerar, que el
recorrido histórico de estos saberes es el que llevan como asociados a
las llamadas “matemáticas aplicadas”, esto es a las matemáticas
indispensables en la práctica de la ingeniería.
En todo caso, dado su estrecha relación con las matemáticas
propiamente dichas, en un documento sobre su historia, no se puede
ignorar el papel de las ciencias que aquí llamamos “cuasi-
matemáticas”.
03. Temas de Matemáticas: La UNESCO tiene en su Catálogo
Universal de ciencias, una parte dedicada a las Matemáticas, a las
que divide en los siguientes grupos de materias:
 Álgebra
 Análisis y análisis funcional
 Geometría
 Teoría de Números
 Investigación operativa
 Probabilidad
 Estadística

Cada uno de estos grupos está subdividido en capítulos, cuyo


número es superior a varios cientos. El anexo IV presenta la lista
completa de esta clasificación

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(página dejada intencionalmente en blanco)

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LA COLONIZACIÓN Y LA COLONIA

04. Los indígenas que habitaban el territorio de la Colombia actual no


conocían escritura ni sistema de numeración alguno. Culturalmente
estaban varios siglos atrás de los mayas, quienes habían llegado a
construir un sistema de numeración que incluía el cero y un
calendario astronómico que aún hoy asombra.
Los conquistadores españoles, casi sin excepción, eran fichas de
patíbulo sin más propósito que espoliar el oro de los indígenas, y, en
algunos de ellos, apoderarse de las tierras, asentarse en América,
explotar a los nativos y enriquecerse como grandes latifundistas.
Afortunadamente, algunos colonizadores trajeron con ellos a
sacerdotes que venían solamente a cumplir una misión
evangelizadora, y que representaban a tres órdenes religiosas de
España: los jesuitas, los dominicos y los franciscanos. Ellos fueron
estableciendo parroquias y episcopados y, como era costumbre en
Europa, fueron creando en sus sitios de misión algunas escuelas de
catequesis y de primeras letras, y fundando en las diócesis algunos
“colegios menores”. En las unas y en las otras comenzó a hablarse
en Colombia de los números (que hoy llamamos naturales), de las
cuatro operaciones elementales, de unidades de medida, de rectas y
ángulos y del sistema solar de Ptolomeo.
La época de la Conquista y de la primera colonización de nuestro
territorio, en el siglo XVI, coincidió en Europa con la época llamada

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allá, del Renacimiento. Apenas se estaban recuperando los libros de
Geometría de Euclides y de Eudoxio, los de Aritmética de Diofanto,
y los de Álgebra de los árabes y de los persas, que estaban siendo
estudiados con avidez en Italia y Francia, pero no en España. Y en
esos años estalló la Reforma Protestante que condujo al Concilio de
Trento.
05. Imbuida de un catolicismo integrista y fanático, España expulsó en
1492 a su numerosa población árabe y judía (los únicos grupos
industriosos del reino) y cerró herméticamente a toda su sociedad
contra todos los vientos de la Nueva Ciencia, a la cual se la asociaba
con el odiado protestantismo de los países donde este credo
predominaba: Norte de Alemania, centro de Francia, Inglaterra,
Flandes y Holanda, donde bullía también la Revolución Científica,
personificada en Copérnico, Kepler, Galileo, Huyghens, Newton,
Hooke, Descartes, Fermat y otros genios de la física y de las
matemáticas, cuyo protestantismo o cuyo escepticismo eran temidos
y detestados por una España regida por “reyes católicos”, señores
feudales iletrados, y obispos y clérigos cerradamente tridentinos.
Por esta razón a España no llegó tampoco la Revolución
Industrial, que en el resto de Europa fue la gran propulsora de las
ciencias físicas y de las matemáticas en los siglos XVII y XVIII. Por
eso mismo nuestros colonizadores no nos trajeron el conocimiento, ni
el estudio ni, menos aún, las actividades productivas donde ya
florecían las aplicaciones de las matemáticas.
Aun así, los conocimientos elementales de la aritmética -y algo de
Geometría- fueron entrando por el ejercicio de profesiones y oficios
que nuestros colonizadores iban estableciendo, tales como la náutica
marina, la logística militar, el comercio doméstico, el fisco y los
impuestos, la trata de esclavos, el recuento de pobladores y otro poco
más.
06. Así pues, en los “colegios menores” de las diócesis -ahora
convertidos en seminarios- se estableció la enseñanza de la

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Aritmética, y el estudio de la Geometría Euclidiana (Sin este
calificativo). Esta última se trataba como un gran ejercicio práctico
de la Lógica Aristotélica, misma que la Iglesia Católica aceptaba
desde la obra de Santo Tomás de Aquino. De manera que fue en el
Seminario de la Diócesis de Popayán donde José Félix de Restrepo y
Francisco José de Caldas en los últimos años del siglo XVIII
adquirieron sus conocimientos -ciertamente muy elementales- de
Aritmética, Geometría, y Cosmografía (Como se decía entonces) que
luego les permitirían colaborar con mutis en la obra de la Expedición
Botánica.
Entre tanto, los padres dominicanos habían fundado en Santa Fe
de Bogotá la Universidad de Santo Tomás, donde, en aquellos
tiempos, no enseñaba la llamada Filosofía Natural, por la aversión
que la Iglesia profesaba a tales saberes “pseudo-protestantes”; se
admitía algún tratamiento de los números naturales y nada más.
Más “audaces” fueron los jesuitas quienes en su “Colegio Mayor”
de San Bartolomé daban una cátedra de Astronomía, quizás
inspirados en el ejemplo de sus misioneros que navegaban por todo el
mundo en su labor apostólica y conociendo nuevos cielos y nuevas
constelaciones.
No se conocen, ni hay ya manera de conocer, los currículos ni los
contenidos de la enseñanza de las matemáticas en esos institutos y en
esos años. Probablemente se ceñían a los del Quadrivium de los
“estudios” o escuelas superiores y eclesiásticas, y que el filósofo
Arquitas de Tarento había concretado en las ciencias de la
Astronomía, la Geometría, la Aritmética y la Música.
En aquellos momentos, antes del siglo XVIII, el contenido de la
aritmética, como ciencia estaba detenido al nivel de lo que habían
dejado Fibonacci, Fermat, Pascal, y tal vez, Naipier y Briggs. En
cuanto a la Astronomía, se enseñaba probablemente el esquema
geocéntrico ptolemaico con sus órbitas circulares y sus complicados

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y artificiales epiciclos. Y en Geometría la “Biblia” era el libro de Los
Elementos de Euclides.

07. Un personaje solitario pero interesante, al final de la Colonia, fue el


señor Felipe Vergara y Caycedo (Bogotá, 1745-Bogotá, 1818) quien
estudió en el Colegio del Rosario las dos carreras de Leyes Civiles y
Derecho Canónico. Pero simultáneamente, por su propio gusto y
esfuerzo, estudió todo lo que en ese tiempo se conocía de
matemáticas. Una vez graduado en las dos carreras, se dedicó a
ejercer como jurista y también se dedicó a escribir libros de
matemáticas. El más extenso es el que su autor tituló Elementos
demostrados por las matemáticas y confirmación por observaciones
y experiencias.
Vergara escribió también otros libros, como Elementos de
Geometría plana, etc., Discurso sobre la Astronomía, Elementos de
Análisis Matemático y Elementos de Astronomía.
08. Pero fuera de trabajos aislados y solitarios como el de Vergara, y de
la precaria docencia en los “colegios mayores” y en contados
seminarios diocesanos, la oscuridad medieval española en esta
materia, como en todos lo demás en ciencia y tecnología, reinaba en
todo el país.
09. Una de las pocas obras de Ingeniería en donde quedó la impronta
implícita de las matemáticas y de la tecnología del tiempo de nuestra
vida colonial, fueron las fortificaciones de Cartagena, construidas
bajo la dirección y con la participación directa de ingenieros militares
españoles.
Un ingeniero militar en esos tiempos entraba a sus dieciséis o
diecisiete años de edad, como cadete, a una escuela militar real, o a
un cuerpo de ejército especializado en esta arma, donde era puesto
bajo la tutoría de un oficial capitán. Allí seguía todo el entrenamiento
práctico necesario para el futuro oficial (gimnasia, tiro, esgrima,
maniobras) y los estudios académicos propios del oficio

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(Matemáticas, Geometría, Astronomía, Poliorcética, Fortificaciones,
Hoplología, Artillería). La preparación duraba tres años y el cadete
era ascendido a oficial (alférez) a la edad de veinte o veintiún años.
En ese momento se le enviaba a prestar servicio de guarniciones o
servicio en campaña, según los intereses estratégicos de España.
A Cartagena vinieron de España brillantes ingenieros militares
que fueron levantando las murallas, los túneles, los fuertes, los
castillos y los demás elementos de los que son las fortificaciones de
esa ciudad. España le daba una especial importancia militar a la plaza
de Cartagena por su ubicación estratégica en el Caribe, por la
plurisecular guerra con Inglaterra y por la acumulación en esa ciudad
de los cuantiosos cargamentos de oro y de plata que procedían del
Perú y del interior de la Nueva Granada, y que luego los galeones
españoles llevaban a su país.
10. Uno de los primeros ingenieros militares que vinieron a Cartagena
fue el “maestro de campo” italiano Bautista Antonelli, quien trajo de
su patria muchos conocimientos e ideas sobre arquitectura militar y
sobre poliorcética.
Vinieron después: Cristóbal de Rodas (Sobrino de Antonelli),
Juan Bautista Antonelli (Hijo), Turrillo de Yebra, Juan de Somovilla,
Lucas Báes, Luis Venegas Osorio, Juan de Herrera y Sotomayor,
Carlos Desnaux, Juan Bautista Mac-Evan, Ignacio de Sala, Lorenzo
de Solis, Antonio de Arévalo, Juan Ximénez Donoso, Agustín Crame
y Juan Betín2.
De entre ellos, merecen destacarse Juan de Herrera y Sotomayor y
Antonio de Arévalo. El primero vivió treinta años en Cartagena,
donde murió en 1732. Allí fundó una Academia de Matemáticas para
preparar a los jóvenes oficiales en las ciencias y en las técnicas de la
Ingeniería Militar, que él dominaba. El programa de estudios era para
tres años, e incluía cursos de aritmética, álgebra, trigonometría,

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La obra profesional de cada uno de estos ingenieros en Cartagena está expuesta en Poveda (1988).

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astronomía náutica, geometría, dibujo geométrico, topografía y
artillería, combinados con prácticas de campo. En la Academia de
Herrera se formaron y se graduaron militares y oficiales navales
como Francisco Urquinaona (físico), Benedicto Rodríguez del
Castillo (astrónomo), Julián Torres Peña (matemático) y Juan
Bautista Estévez (geógrafo). En esta Academia las clases de
matemáticas y de geometría eran dictadas por el Ingeniero Bernardo
de Anillo.
Antonio de Arévalo vivió en Cartagena durante cincuenta y ochos
años y si bien no realizó ninguna labor formal de preparación en
ciencias castrenses, su obra como constructor de fortificaciones y
como instructor de jóvenes oficiales fue formidable, y superior a la de
cualquiera de sus varios colegas en Cartagena.
11. Don Bernardo de Anillo vino en los últimos años del siglo XVIII
como “Yngeniero de Fortificaciones”, enviado por el gobierno español
y también con la misión de “enseñar matemáticas” (lo que significaba
para él y en su momento, preparar jóvenes ingenieros militares),
teniendo en cuenta que Anillo había sido alumno en España, de un gran
maestro de Ingeniería Militar llamado Benito Baus.
En cumplimiento de esta misión, y ya en los albores del siglo XIX,
Anillo fue, en Cartagena, profesor por largo tiempo, de varias materias
en la Academia que había fundado don Juan de Herrera y Sotomayor.
Después Anillo se trasladó a Santa Fe, donde abrió una Escuela de
Dibujo y Arquitectura, donde se hicieron los proyectos y los planos de
varios edificios y templos que habían sido semis-destruidos por un
violento temblor reciente.
Aunque el efecto de la docencia de Anillo hubiera sido muy limitado,
su caso es digno de interés y merece recordarse como ejemplo, casi
solitario (como el de Herrera), de un intento del gobierno español por
traer a esta colonia el estudio de las ciencias matemáticas, de sus
aplicaciones militares y de ingeniería.

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12. En términos de matemáticas y de “Filosofía natural”, durante los siglos
XVI, XVII y XVIII, España era una tierra desierta. La historia mundial
de esos saberes no guarda el nombre de ningún estudioso español. El
nivel académico de las matemáticas, aún en los “colegios mayores”3
apenas alcanzaba en aritmética hasta la teoría de los números primos,
en Álgebra al nivel de las ecuaciones de segundo grado y en
Geometría, al nivel de “Los Elementos”.
Mientras tanto en otros países de Europa (Incluida Rusia) florecían
los nombres de Galileo, Torricelli, Kepler, Ticho-Brahe, Huyghens,
van Leuwenhoek, Lippershey, Scheele, Otto von Guericke, Descartes,
Euler, los Bernouilli, Lomonosov, Pascal, Newton, Priestley,
Cavendish, Hooke; y de manera simultánea despertaba vigorosamente
la tecnología industrial con James Watt, Robert Stephenson, Abraham
Darby, Denis Papin, Benjamin Franklyn y docenas de otros nombres
eminentes, todos ellos no españoles. A finales del siglo XVIII casi
nadie en la Nueva Granada conocía ninguno de estos nombres ni de
sus grandes aportes a la Ciencia y la Tecnología del mundo.
La Colombia de hoy surgió a la cultura de Occidente dentro de esta
oscuridad hispánica. Así comenzamos nuestra vida como República.
No es por nada que en estos doscientos años, Colombia solamente ha
dado un matemático de renombre mundial (aunque modesto).
13. Mutis, el Precursor. Cuando José Celestino Mutis (1732-1808) vino
a la Nueva Granada, en 1776, ya era médico graduado y naturalista
distinguido, corresponsal de botánicos de prestigio en toda Europa,
como Karl Linnee y Jean Baptiste de Lamarck. Pero, a juzgar por su
obra futura, Mutis tenía ya una preparación muy sólida en las
matemáticas de su época y otra muy fuerte -y muy actualizada- en la
física de su tiempo.

3
Los “colegios mayores” en España eran más o menos como lo que en Inglaterra se llamaban “colleges”,
donde el nivel didáctico era como el “bachillerato”: de educación media y comienzos de universidad.

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Recién establecido en Santa Fe, Mutis trató de embellecer la cátedra
de Medicina en el Colegio del Rosario. Pero no tuvo éxito. Sólo lo
logró después, en 1802, y abrió la cátedra, con innovaciones científicas
muy originales.
Ya, en 1762 el sabio gaditano había iniciado la cátedra de
Matemáticas en el mismo Colegio Mayor, justificándola ante los
renuentes sacerdotes, como un medio para preparar a los alumnos para
los estudios filosóficos. Mutis continuó dictando esta cátedra; y dos
años después asumió la de Física, donde expuso -por primeva vez en
nuestro país- las ideas de Galileo, de Newton y de Copérnico. Puede
presumirse que en esa cátedra, Mutis llegó a enseñar una aceptable
Álgebra (para su tiempo, anterior a Gauss, a Abel y a Galois); algo de
Geometría Analítica Bidimensiional y una breve introducción al
“Cálculo Infinitesimal”, como instrumentos necesarios para sus clases
de “Filosofía Natural” (Física). Es indudable que los alumnos de Mutis
en estos cursos fueron un factor de importancia en la apropiación y la
difusión de las matemáticas y de la física actualizada en la Nueva
Granada. Uno de esos alumnos, y el más distinguido, fue Francisco
José de Caldas.
Posteriormente, en 1787, el médico y científico gaditano propuso
al virrey que se creara en Santa Fe una Universidad Mayor, como la
Universidad Mayor de San Marcos que ya existía en Lima. No tuvo
éxito debido a la oposición de las órdenes religiosas.
En 1783, el rey ordenó la organización de una Expedición Botánica
y nombró como Director a Mutis. Mientras estuvo sirviendo en esta
función, formó una élite de científicos y servidores de la Patria que
incluía a Francisco J. de Caldas, Jorge Tadeo Lozano, José Manuel
Restrepo, José Felix de Restrepo, Francisco Javier Matiz, Eloy
Valenzuela, Francisco Antonio Zea, Pablo Antonio García y Pedro
Fermín de Vargas. Todos ellos se distinguirían como estudiosos y
cultores de alguna ciencia: La botánica, la geografía, la matemáticas u
otra.

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14. Las Reformas de Moreno y Escandón. La labor de Mutis se vio
favorecida por la iniciativa del fiscal de la Real Audiencia Francisco
Antonio Moreno y Escandón, quien, valido de su alto cargo oficial y
movido por el espíritu iluminista del siglo XVIII, que soplaba
inclusive en España, lanzó en 1774, una propuesta vigorosa para
reformar la educación en el Virreinato. En el ámbito de los estudios, al
nivel de los colegios mayores (El Rosario y San Bartolomé), la reforma
recomendaba modificar los contenidos y la metodología de enseñanza
de la Lógica, usando el texto de Fortunato de Brescia (Italiano), y de
las matemáticas del matemático alemán Christian Wolff (1659-1754);
y restringir en Filosofía la influencia de Santo Tomás de Aquino.
Recomendaba también emplear el castellano en la cátedra de
matemáticas y en alguans otras materias de contenidos profanos; así
como recomendaba enseñar en dicha cátedra de matemáticas, los
contenidos del álgebra, la geometría y la trigonometría; recurrir al
método experimental en la enseñanza de las ciencias naturales; aplicar
la crítica al metodo escolástico, y usar el método crítico en todos los
textos.
La reforma de Moreno y Escandón fue aplicada, parcialmente, por
los dos colegios Mayores (el Rosario y San Bartolomé) durante cinco
años, de 1774 a 1779. Fue presentada por su autor a la Junta Superior
de Aplicaciones el día 12 de Septiembre de 1774, instancia que la
aprobó el día 22 del mismo mes.
En los años finales de ese siglo XVIII funcionaba ya una
Universidad Javeriana, donde se había despertado el interés por las
ciencias naturales, como lo demuestra el curso de filosofía que allí se
impartía con el nombre de “Physica speciallis et curiosa”, donde se
enseñaban (ya desde 1757) las experiencias de físicos de su tiempo, y
las audaces teorías de Copérnico, de Ticho-Brahe y de Kepler. Esta
universidad poseía en esos momentos una voluminosa biblioteca con

23
4182 volúmenes, de los cuales ochenta y tres eran de libros de
matemáticas.
No hay duda de que las ideas de Moreno y Escandón, y las cátedras
de matemáticas y de ciencias naturales de Mutis ejercieron una
influencia decisiva en la mente de sus alumnos, cuyo espíritu libertario
fue estimulado vivamente por aquellos, y los lanzaría pronto a las
luchas intelectuales y militares por la Independencia.
15. Francisco José de Caldas (1768-1816). Cuando los españoles fueron
expulsados de la Nueva Granada, en 1820, no dejaron aquí ningún
elemento de ciencia, de cultura ni de tecnología. Quedaron unas pocas
escuelas parroquiales en algunas de las principales ciudades, unos
seminarios diocesanos y los colegios mayores del Rosario y de San
Bartolomé en Bogotá. Lo que se enseñaba de matemáticas en los pocos
establecimientos que lo hacían, no pasaba de una aritmética
sumamente elemental y unos rudimentos de geometría euclidiana. No
nos quedaron universidades de verdad, ni escuelas técnicas, ni
sociedades científicas, ni cátedras de ciencias, ni laboratorios de nada.
De todo eso sí había ya en Italia, Alemania, Holanda, Francia,
Inglaterra y Estados Unidos. Pero en la misma España casi no existían.
Al mismo tiempo, en Europa bullía la Revolución Industrial,
iniciada en Inglaterra, y surgía una pléyade de eminentes hombres de
ciencia que estaban ampliando en dimensiones inmensas el
conocimiento de la naturaleza y del mundo. Era la época de K. Linnee
y Ludwig Fuchs en la Botánica; de Jean B. Haüy y Auguste Bravais,
en Cristalografía; de Charles Lyell y John Hutton en Geología; de
Charles Augustin de Coulomb, Luigi Galvani y Alessandro Volta en
Electricidad; de Pierre S. de Laplace y de Joseph L. de Lagrange en
Mecánica; de Benjamin Thomson, Jean B. Fourier y Joseph Black en
Termotécnica; de Pierre Louis M. de Mupertuis, y de Urbain Leverrier
en Astronomía; de Leonard Euler, los Bernouilli, Alexis Claude
Clairunt y Karl Friedrich Gauss en matemáticas; de Georges Cuvier en

24
Zoología, y de muchísimos otros nombres inmortales. En España el
panorama de la ciencia era un desierto.
Francisco José de Caldas y Tenorio nació en Popayán, en 1768.
Estudió en el seminario mayor de esa ciudad, bajo la preceptura de
Don José Félix de Restrepo, lo poco de ciencias y lo mucho de filosofía
y teología que allí se enseñaban. De matemáticas aprendió algo de
aritmética de los griegos, de la geometría de Euclides y de la
astronomía ptolemaica. A los 18 años fue a Santa Fe de Bogotá a hacer
estudios superiores en el Colegio del Rosario, donde hizo la carrera de
Jurisprudencia (abogacía) y donde se graduó en 1793. Al mismo
tiempo estudiaba intensamente y por su cuenta, matemáticas,
astronomía, geografía, historia natural (resumen de botánica, zoología
y mineralogía) y filosofía natural (física), en parte como autodidacta,
y en parte asistiendo a las clases de don J. C. Mutis en el mismo
Colegio. Regresando a su ciudad, se dedicó al comercio entre Quito y
Popayán por largo tiempo. En sus muchos viajes entre Popayán, Santa
Fe y Quito, Caldas recolectaba plantas, disecaba pequeños animales,
recogía minerales, hacía observaciones geográficas y astronómicas,
medía altitudes de lugares y pueblos, registraba sus temperaturas, y
hacía mapas. Cargaba un sextante, un catalejo, termómetros,
barómetros, lupas, cuadernos y mapas. Con estos instrumentos
descubrió la hipsometría, en uno de sus viajes entre Quito y Popayán.
Su relación académica con Mutis dio lugar a que éste lo incorporara a
su equipo de alumnos y colaboradores, junto con Jorge Tadeo Lozano,
Eloy Valenzuela, Francisco Antonio Zea, Pedro Fermín de Vargas,
Sinforoso Mutis, José Manuel y José Félix de Restrepo. Con ellos
aprendió Caldas lo que llegó a saber de botánica. Pero a juzgar por sus
realizaciones posteriores, también aprendió bastante de la química y
de la física que se sabía en su tiempo en esta ignorante colonia
española.
Lo que sabemos de Caldas sobre su cultura en matemáticas es lo que
demostró como profesor de estas materias (y de otras) en la Academia

25
Militar de Ingenieros que abrió en Rionegro (Antioquia) en 1813, por
orden de Juan del Corral, gobernante de esa provincia. En su discurso
inaugural (ver anexo I), Caldas destaca la importancia de dichas
ciencias para el Ingeniero militar, y porque él mismo asumió la
enseñanza de la aritmética, la trigonometría, el álgebra y la geometría
durante los dos años en que funcionó la Academia, antes de la
Reconquista de la provincia por los españoles. Cabe suponer que la
geometría descriptiva, que es tan esencial para los futuros ingenieros
militares la impartiera el coronel Manuel R. Serviez, quien también
daba la instrucción en artillería, fortificaciones, obras hidráulicas,
geografía militar, arquitectura civil y maniobras militares, dado que el
oficial francés era egresado de la Escuela Politécnica en París, la mejor
de Europa para formar ingenieros militares y civiles.
La academia Militar de Ingenieros en Rionegro recibió sus primeros
alumnos en febrero de 1814. Entre ellos estaban los jóvenes José María
Córdoba y Liborio Mejía. Caldas hizo el plan de estudios de la Escuela,
la que fue el primer instituto superior para formar ingenieros en
cualquiera de las denominaciones hoy conocidas (Ingeniería Militar,
civil, mecánica, etc.). La dirección militar se encargó al coronel
francés Manuel de Roergaz Serviez.
El discurso inicial de apertura de clases que hizo Caldas es una pieza
maestra como definición de la ingeniería militar, en términos de
conocimientos de condiciones humanas y de espíritu militar.
Es posible también que Caldas hubiera conocido algo de Geometría
Descriptiva, al nivel de esta materia en su momento, que había sido
iniciada por Gérard Desargues en el siglo XVII, y que ya era (y aún
es) muy útil a los ingenieros militares para trazar y diseñar el cortes de
piedras, los planos de fortificaciones, los emplazamientos de artillería
y muchos más elementos constructivos de su profesión castrense.
La historia conocida no nos revela cómo, cuándo, ni dónde aprendió
Caldas los extensos conocimientos de matemáticas que les enseñó a
sus alumnos en Rionegro, ni dónde ni cómo aprendió a producir el

26
peligroso nitrato de amonio explosivo y su peligroso derivado, la
pólvora negra, cuyas fábricas montó en Medellín. Tampoco se sabe
cómo ni cuándo aprendió a fundir metales y a vaciar cañones como lo
hizo en la Maestranza militar de Rionegro.
En todo caso, y en el sentido histórico, Caldas fue el primer gran
científico e ingeniero colombiano. Y por eso mismo, puede decirse que
fue también el primer matemático profesional naicdo en Colombia.
Al final de 1814 se cerró la Academia. Caldas viajó a Bogotá a
fundar otra academia militar. Pero después de algunas peripecias, fue
apresado por los españoles y fusilado en Santa Fé el 28 de octubre de
1816.
Caldas no fue un matemático propiamente dicho. La oscuridad del
medio y su aislamiento no se lo permitieron. Su gran mérito histórico
es el testimonio de un hombre que, en medio de las más fuertes
limitaciones del medio y la época, se empeñó en formar una cultura
científica en varios campos.
Su legado científico no fue muy profundo en su contenido, pero si es
muy nutrido y valioso para la historia de la ciencia en Colombia. Él le
dejó al país:

 La colección del Semanario de Santa Fe de Bogotá


 La colección de las cartas científicas de Mutis
 Sus muchos artículos científicos en El Papel Periódico Ilustrado
de la Ciudad de Santa Fe de Bogotá, en El Correo Curioso, y
en el Semanario del Nuevo Reyno de Granada
 Los once artículos llamados “Memorias”, donde apareció el
grueso de su obra científica.
 Muchísimas observaciones nuevas sobre la geografía
colombiana y ecuatoriana.
 Muchos datos sobre altitud, temperatura y topografía de las
localidades

27
 La medición de coordenadas geográficas de Santa Fe, Quito, La
Plata, Neiva, Medellín, Rionegro, Tunja, Popayán y Pasto
 Los primeros y excelentes mapas y cartas de las regiones de
nuestro territorios.
 Los cuadernos de observaciones astronómicas y meteorológicas,
y cálculos del Observatorio, que fueron los primeros que allá se
hicieron
 La primera propuesta de hacer una Comisión Corográfica en
todo el país
 Herbarios y colecciones muy ricas de plantas, muchas de ellas
no conocidas antes (tres géneros botánicos llevan el nombre de
Caldasia)
 Una extensísima colección de minerales, que los rapaces
españoles se llevaron, como mucho de lo mencionado más arriba
Pero sobre todo, nos dejó un gran testimonio ético sobre el obligatorio
compromiso deontológico del hombre de ciencia con el servicio del
país.

16. El primer ingeniero bien preparado en su profesión, que vino a


vivir a Colombia (Entonces Reyno de Granada) fue Juan José
d’Elhúyar y Lubice (Logroño, 1754 – Santa Fe de Bogotá, 1796).
Estudió para ser ingeniero de minas en las mejores escuelas europeas
en ese campo: La Escuela de Minas de Freiberg (Sajonia), la de la
Universidad de Upsala en Suecia, y la Universidad de París.
Vino a la Nueva Granada en 1783 enviado por el rey ilustrado Carlos
III para aumentar la producción de las minas de plata.
En las minas de Santa Ana (Hoy Falan, Tolima) aplicó sus sólidos
conocimientos de agrimensura, topografía, geología, química y
metalurgia, con todo el saber matemático que estas disciplinas
implican pero pudo lograr poco debido al aislamiento de las minas, a

28
las dificultades técnicas y económicas, y al agotamiento de los filones.
Posteriormente trabajó en las minas de Muzo y dirigió las fundiciones
oficiales de oro.
D'Elhúyar no ejerció ninguna labor que implicara la difusión o la
aplicación activa de las matemáticas. Se le menciona aquí porque fue
el primer ingeniero residente en Colombia que poseyó una cultura
matemática y científica avanzada para su tiempo, cuando en la Nueva
Granada reinaba la oscuridad en esta materia. Además, d’Elhúyar se
radicó en nuestro país y fue cabeza de varias generaciones de militares
e ingenieros colombianos.
Juan José d’Elhúyar y su hermano mayor, Fausto, son dos de los
poquísimos nombres españoles que menciona la historia de la ciencia
en el siglo XVIII, como descubridores del metal tungsteno, cuando aún
vivían en España.
17. Los años finales del siglo XVIII y los primeros del siglo XIX, en
Europa, fueron muy proficuos en avances sustantivos de Álgebra y de
la Geometría.
Gauss fue el más fecundo generador de tales adelantos: en 1796 probó
la ley de reciprocidad cuadrática referente a los números primos, que
Legendre ya había descubierto pero no había logrado demostrar.
En 1799, en su tesis doctoral , analizando la divisibilidad de
polinomios, Gauss avanzó hasta demostrar que toda ecuación
polinómica tiene al menos una raíz. En 1801 demostró que todo
número natural es igual a la suma de no más de 3 números triangulares
(Lo que Fermat había conjeturado en 1636) y en su libro Disquisitiones
Aritemetica amplió extensamente la teoría de números, e introdujo el
concepto muy poderoso de “congruencia” entre dos números
naturales, con respecto a un tercero llamado “módulo”.
Cabe indicar que fue en 1797, cuando Lorenzo Mascheroni en su libro
“Geometría del Compasso” presenta y demuestra su sorprendente
resultado de que toda construcción geométrica con regla y compás

29
puede realizarse solamente con este último, sin saber que esto había
sido anticipado desde 1672 por Georg Mohr en Dinamarca.
Un modesto agrimensor noruego llamado Caspar Wessel (1745-1818)
publicó en las Transactiones Danicarum Academia su método para
representar en el plano con dos ejes perpendiculares, a cada número
complejo 𝑎 + 𝑖𝑏, 𝑖 = √−1con su parte real en un eje y su parte imaginaria
en el otro. Esta idea se suele atribuir a Jean Robert Argand (1668-1722)
y a Gauss, pero éstos lo propusieron mucho tiempo después de Wessel.
En 1794 y 1795, Gaspard Monge (1746-1818) dictó una serie de
conferencias sobre lo que él llamó Geometría descriptiva, en la École
Normal Superieura de París; y en 1799 las publicó en un libro que fue
el primero de su género en la historia y que sigue siendo la base del
dibujo de cuerpos en 3 dimensiones sobre un soporte plano de papel,
como ocurre en el dibujo de ingeniería.
Casi al mismo tiempo (1799) apareció el libro de Paolo Ruffini (1765-
1822) Teoría Generalle delle equazione, donde este demostró que no
es posible resolver la ecuación de 5to grado por métodos algebraicos,
ni con potencias ni con raíces. Un error menor en su demostración no
quita la importancia al descubrimiento de Ruffini, que fue muy
anterior al de Abel.
Ya entrando en el nuevo siglo, el oficial de ingenieros en el ejército
napoleónico Lazare Carnot (1753-1823), en 1803, publica su
Géométrie de Position, que generaliza y profundiza muchos teoremas
de la geometría elemental, y presenta su invento de las coordenadas
intrínsecas.
En 1806, Adrien-Marie Legendre (1752-1833) inventa el método de
mínimos cuadrados para ajustar datos numéricos empíricos, y lo aplica
a las órbitas de los cometas aunque sin justificar con rigor su validez.
En 1809 Gauss lo demostró con rigor en su libro sobre el movimiento
de los planetas alrededor del sol.
En 1810, Jean Baptiste Fourier (1768-1830) presenta sus resultados
sobre las representaciones de funciones continuas y periódicas

30
mediante series infinitas de senos y cosenos de un ángulo y sus
armónicos en la Academia Française.
La Théorie Analytique des probabilités de Pierre-Simon de Laplace
(1749-1827) fue el libro seminal de su tema en el siglo XIX. Apareció
en 1812 y poco más le fue agregado durante casi un siglo posterior.
Dos años después Laplace lo complementó con su Essai Philosophique
sur les probabilités.
Y, terminando el segundo decenio, en su Rein Analischer Beweis,
Bernhard Bolzano (1781-1848) presenta el teorema que hoy llamamos
con su nombre junto con el de Weirstrass (1815-1897), que es la pieza
fundamental para la “aritmetización del análisis.
18. Los libros de Lacroix. En las universidades europeas durante el
siglo XIX, fueron muy usados como textos didácticos de matemáticas,
los cuatro libros escritos para ese propósito por el matemático francés
Sylvestre François Lacroix (1765-1843), de contenido casi
enciclopédico, que, traducidos al castellano, aparecieron publicados
entre 1818 y 1821. Sus títulos son:
I. Tratado Elemental de Aritmética, con 368 páginas
II. Curso completo elemental de Matemáticas puras, con 442
páginas
III. Elementos de Geometría, con 268 páginas
IV. Tratado elemental de Trigonometría rectilínea y esférica,
y de la aplicación del Álgebra a la geometría, con 321
páginas

Los cuatros volúmenes tienen un mismo formato de 20x15 cm.


El nivel didáctico al cual se dirigen los libros corresponden, en parte,
al de la enseñanza media, y , en parte, al del primer año de la enseñanza
universitaria, tales como eran esos niveles a mediados del siglo XIX
en Colombia. De tal manera que el examen de estos libros constituyen
una buena manera de apreciar de lo que era el estado del arte de las
matemáticas del mundo culto de la época que quedó comprendida entre

31
los años finales del siglo XVIII y los años iniciales del siglo XIX. Lo
que se estudiaba en el comienzo del siglo XIX en las universidades
europeas y en sus escuelas de ingeniería, era muy similar, en cuanto al
contenido, al orden y al estilo, a los de los libros de Lacroix. Así era,
sin duda en la École Politechnique de y en la École Normal Supérieure
de París, que eran el prototipo máximo de la educación técnica y
científica para toda Europa. Así debía de ser también en la Escuela de
Ingenieros de la Universidad Alcalá de Henares, donde estudió,
precisamente hacia 1820, Lino de Pombo, el primer colombiano que
obtuvo y que ostentó el título de su profesión.
Como muestra del nivel del libro I, de Aritmética, se presenta, más
abajo, la relación de los temas que se trata. Esto se refiere, en esencia,
a seis grandes temas: El concepto de cantidad y de número; las cuatro
operaciones entre números enteros y la factorización; las cuatro
operaciones entre números racionales (llamados “quebrados” en ese
tiempo); las razones y las proporciones; las unidades de medida y sus
fracciones decimales y las monedas de 17 países.
Los libros de Lacroix fueron muy usados en Colombia como textos
didácticos de la enseñanza secundaria, y, al menos en parte, en la
docencia universitaria, hasta los primeros dos o tres decenios del siglo
XX.
En páginas siguientes se muestran, en facsímil, las páginas liminares
de estos libros.

Sylvestre François Lacroix (París, 1765 - id., 1843). Matemático francés. Miembro
de la Academia de Ciencias francesa, llevó a cabo estudios sobre cálculo integral y
diferencial y estableció una rigurosa definición de las integrales definidas e
indefinidas. Destaca su obra Tratado de cálculo diferencial y de cálculo integral
(1797-1798), reeditada varias veces hasta 1881.

32
19. El Tomo I del libro de Lacroix trataba de los siguientes temas,
enunciados de forma muy simplificada y en el lenguaje que se usaría
hoy:
Tratado Elemental de aritmética
 Origen del concepto de número natural
 Representación escrita de un número natural
 La suma de números naturales
 La sustracción entre números naturales
 La multiplicación en N y sus propiedades
 La división de números naturales
 El concepto y la representación de los números quebrados
 Las cuatro operaciones en el cuerpo aritmético Q
 Operaciones entre números naturales y números quebrados
 Fracciones decimales: origen y representación
 Relaciones entre fracciones decimales y números quebrados
 Las cuatro operaciones entre números decimales y entre
decimales, fraccionarios y naturales
 El concepto de límite numérico
 Fracciones continuas
 Números entero quebrados (N+Q), sus propiedades y
operaciones.
 Factorización de un número natural.
 Razones y proporciones, y sus aplicaciones
 Descuento de valores monetarios
 Cálculo aritmético de mezclas y aleaciones
 Unidades de medida francesas, inglesas y otros países europeos
 Monedas de 17 países del mundo
 Las medidas decimales de longitud
20. Cabe hacer a esta temática algunas observaciones pertinentes:

33
 Las medidas decimales de longitud reunían una base teórica (N
y Q) con una parte aplicada a temas mundanos (operaciones
financieras, longitudes, aleaciones, monedas)
 Las medidas decimales de longitud no alcanzaban a tratar los
números enteros (Z)
 Las medidas decimales de longitud Menos aún trataban los
números reales, cuando Dedekind no los había definidos como
“cortaduras” en Q
 Las medidas decimales de longitud Interesante: Se introduce sin
ese nombre el concepto de “continuidad” a través del concepto
del límite y el de fracciones continuas.
 Las medidas decimales de longitud no hay aún ni el menor
asomo de las nociones de “estructuras formales”, como las de
grupo, anillo o cuerpo
 Las medidas decimales de longitud Ni hay asomo del método
axiomático-deductivo, que solamente aparecería al final del
siglo XIX, comenzando con Peano
 Las medidas decimales de longitud El lenguaje del texto original
(Ver anexo II) es discursivo, fenomenológico y, si se quiere,
ampuloso
 Las medidas decimales de longitud el libro trata con extensión
lo que llama “números complejos” que no son los de Argand,
Wessel y Gauss (RxR) sino la representación de fracciones (Q+)
por sumas de naturales con fracciones propias
 Las medidas decimales de longitud Un libro de aritmética a la
moderna, aunque sea para adolescentes como el de Vera (ver
Bibliografía) es sustancialmente distinto al de Lacroix, y mejor
organizado
 Las medias decimales de longitud La temática de Lacroix es
bastante parecida a la que se enseñaba en el primer año de la
enseñanza secundaria en Colombia, en la época de los años
1920, 1930, y primeros de la década de 1940 (ver la Aritmética

34
de G. M. Bruño, citada en la bibliografía, usada en 1942, usada
en segundo año de secundaria)
21. El tomo II de Lacroix se titula Curso completo elemental de
matemáticas puras. Álgebra. Cubría 446 páginas y apareció en 1821.
Trataba de los siguientes temas, enumerados en forma muy resumida:
Aritmética y Álgebra. Notación algebraica. Monomios y polinomios.
Las cuatro operaciones con expresiones algebraicas. Ecuaciones con
una incógnita de 1er y 2do grado. Potencias y raíces de expresiones
algebraicas. Raíz cuadrada y raíz cúbica. Dos ecuaciones con dos
incógnitas. Combinaciones y permutaciones. Binomio de Newton.
Teoría General de ecuaciones. Métodos generales para resolver
ecuaciones algebraicas. Métodos de Newton y de Lagrange para
obtener soluciones numéricas. Progresiones. Exponenciales y
logaritmos.
22. El Tomo III de Lacroix, De Geometría, apareció en 1819, ocupa
268 y numerosas láminas. La primera parte trata de los siguientes
temas:
Límites y dimensiones de los cuerpos. Líneas rectas y círculos.
Ángulos. Perpendiculares. Triángulos. Igualdad de triángulos y de
figuras. Rectas paralelas. Clases de ángulos y de triángulos.
Proporcionalidad geométrica. Semejanza de figuras. Polígonos, sus
elementos y sus proporciones. Círculo: Su construcción, sus elementos
y relaciones con la recta. Arcos y Ángulos. Círculos y polígonos
inscritos y circunscritos. Áreas de triángulos, polígonos, círculos y sus
partes.
La segunda parte del tomo III trata de la geometría euclidiana del
espacio, al nivel de la enseñanza secundaria de hoy (año 2012). Al final
se presenta un suplemento al tomo I, con algunos aspectos de la
aritmética elemental que se usa en el tratamiento de la geometría.
23. El Tomo IV es el Tratado Elemental de la trigonometría rectilínea
y esférica y de las aplicaciones del álgebra a la geometría. Fue
publicado en 1820 y tiene 321 páginas. Como lo indica su nombre, el

35
capítulo 1 trata sobre Trigonometría Rectilínea clásica, hasta la
resolución de triángulos. El 2 expone la trigonometría esférica, desde
antes de Gauss hasta lo conocido en su tiempo. El capítulo 3 se titula
“De la aplicación del álgebra a la geometría”. Es una introducción a lo
que hoy se llama Geometría Analítica, sin usar este nombre. Trata la
ecuación de la recta y llega a presentar hasta las ecuaciones de la
elipse, la parábola y la hipérbole. Un Anexo final, de 127 páginas,
“contiene los primeros principios de la aplicación del Álgebra a las
superficies curvas y a las curvas de doble curvatura”. Expone las
superficies cilíndricas, las desarrollables, las de doble curvatura
Gaussiana y las curvas retorcidas en el espacio. En esencia, es una
introducción breve a la Geometría Analítica.
24. Las matemáticas en la enseñanza de la Ingeniería
Desde que se comenzó a enseñar ingeniería, en 1848, en el Colegio
Militar de Ingeniería (Como se verá más abajo), se les dio una enorme
importancia a las Matemáticas como base para la formación del
ingeniero. Esta orientación ya había sido establecida firmemente en
Europa, donde había alcanzado su más alta expresión en la École
Polytechnique de Paris, pero así mismo había sido adoptada como una
necesidad obvia en todos los centros de preparación para ingenieros
militares y civiles en toda Europa y Estados Unidos. Esa fue la
tradición que trajeron personas como Don Lino de Pombo, el coronel
Joaquín Acosta y el coronel Agustín Codazzi, entre otros.
Las matemáticas que se daban en nuestras escuelas de Ingeniería
cambiaron muy poco durante todo el siglo XIX y aún durante los
primeros cuarenta o cincuenta años del siglo XX. Ellas incluían los
siguientes temas:
 Aritmética: Algoritmos de las cuatro operaciones; números
primos, máximo común denominador; mínimo común múltiplo;
logaritmos; series aritméticas; series geométricas; razones y
proporciones; intereses; descuentos y anualidades; ecuaciones

36
diofánticas; base de numeración no decimal; congruencias;
algunos teoremas sobre números primos.
 Geometría: Punto, línea, espacio; ángulos planos;
proporcionalidad; semejanza; propiedades de triángulos;
paralelismo; la métrica del plano; igualdad de figuras; áreas de
figuras; la circunferencia, sus propiedades y su métrica; las
secciones cónicas; cuerpos sólidos; ángulos diedros;
perpendicularidad y paralelismo entre planos y rectas; simetría;
rotaciones; sólido de revolución; áreas y volúmenes; cilindros y
esferas.
 Trigonometría: Cuadrante del plano; razones trigonométricas;
identidades trigonométricas en el plano; resolución de triángulos
planos; triángulos esféricos; relaciones métricas en el triángulo
esférico; resolución de triángulos esféricos
Álgebra: Polinomios algebraicos; factorización;
algoritmos algebraicos; la función lineal; series infinitas;
ecuaciones algebraicas; determinantes; sistemas lineales
de ecuaciones; números complejos (o imaginarios); raíces
de ecuaciones algebraicas; sistemas de segundo grado
 Cálculo: Función; diferencial y derivada; reglas de derivación;
teoremas sobre derivadas de funciones; máximos y mínimos;
teoremas de Maclaurin y de Taylor; tangentes y curvas
osculantes; evolutas e involutas; integral; fórmulas de
integración; áreas y volúmenes; otras aplicaciones físicas;
integrales sucesivas; integrales múltiples; derivadas parciales;
integración parcial; aplicaciones de integrales múltiples.
 Geometría Analítica: Coordenadas cartesianas; curvas y
gráficas; la recta en el plano; el círculo; la elipse; la parábola; la
hipérbola; otras curvas notables (espirales; catenaria; cicloide).
El plano en el espacio; rectas en el espacio; superficies regladas;
cilindro; esfera; elipsoides; paraboloides

37
 Geometría Descriptiva: Isometría; axonometría; rebatimientos;
secciones; intersecciones; proyecciones; perspectiva
 Mecánica Analítica: fuerzas; sistemas de fuerzas; sistemas de
partículas; equilibrio; gravitación; dinámica de sistemas;
trabajo; energía y potencia; equilibrio y trabajos virtuales;
ecuaciones de Lagrange.

Los cursos de dibujo se consideraban como parte de la formación


matemática del ingeniero. En realidad, al estuche de instrumentos de
dibujo (compases, tiralíneas, etc.), se le denominaba “caja de
matemáticas”. También la astronomía y la geodesia se consideraban
parte integrante de las matemáticas, en sentido amplio, así como la
misma física.
Respecto a la física, se veían los sistemas de unidades de medida
(con predominio del sistema decimal de la Revolución Francesa); los
principios de la estática y del equilibrio mecánico, aplicados a
máquinas elementales simples; las leyes del movimiento de Newton y
las recientes nociones sobre trabajo, energía (Concepto y voz
inventados por Thomas Young en 1800), sobre energía cinética y sobre
energía potencial. Es factible que se enseñaran los rudimentos sobre
rozamiento y elasticidad de sólidos, algo de hidrostática y la noción
cinético-molecular del calor (recién descubierto por Rumford).
Además, las escalas de temperatura, algo de calorimetría y principios
sobre los gases y su comportamiento, para apoyar algunas nociones de
acústica. Uno o dos capítulos sobre óptica geométrica.
Unas brevísimas nociones de magnetismo y electrostática, ciencias
que estaban en su infancia, complementaban probablemente ese
programa. Casi nada aún sobre vibraciones, termodinámica, óptica
física, hidrodinámica, teoría cinética de los gases y corrientes
eléctricas. Ni sobre la estructura física de la materia, que fue una vasta
área desarrollada en el resto del siglo XIX por los grandes físicos

38
decimonónicos Fezeau, Clausius, Ampère, Helmhotz, Fresnel,
Foucault, Maxwell, Kelvin, Ohm, Oerstedt, Henry y otros.
Las consideraciones anteriores que hace el autor sobre los contenidos
de la enseñanza de las matemáticas y de la física para los ingenieros
del primer tercio del siglo XIX, se basan en distintos elementos del
juicio, dispersos pero convergentes, que apuntan con claridad hacia los
temas didácticos que se mencionan atrás. Entre esos elementos de
juicio, el autor destaca los siguientes:
 Su propio estudio detallado sobre el nivel de conocimiento que
existía en Europa acerca de la aritmética, el álgebra, el cálculo, la
geometría analítica y la geometría descriptiva, según los libros
sobre historia de las matemáticas de Smith, Bell, Klein, Vera, Rey
Pastor-Babini, y Struik (ver bibliografía)
 El examen cuidadoso que el autor hizo con el profesor Luis de
Greiff Bravo del texto de Álgebra que escribió don Lino de Pombo
hacia 1850, y que éste usó en sus cátedras en la Universidad de
Popayán y en el Colegio Militar de Ingeniería.
 El conocimiento de los libros de texto sobre aritmética y álgebra
que escribió el ingeniero Indalecio Liévano R., a mediados del
siglo XIX, y que por muchos años se usaron en el Colegio Militar
de Ingeniería y en la Universidad Nacional.
 El estudio de los libros de Lacroix, Sturm, Sonnet y Frontera, y
Bertrand y Bourdon que se refieren en la bibliografía.
 La información que dan los libros de Historia de la Física sobre el
estado del saber de sus ramas de Mecánica, Calor y Electricidad, a
comienzos del siglo XIX.
 El análisis detallado que el autor ha hecho sobre el significado
científico y profesional del trabajo de Agustín Codazzi en la
Comisión Corográfica. Codazzi se formó como ingeniero entre
1810 y 1814 en la Academia Militar de Pavía, dirigida por oficiales
franceses formados en la École Politechnique de París.

39
LA REPÚBLICA PRIMERA

25. El primer proyecto del Gobierno Nacional para ofrecer en nuestro


atrasado país una educación superior en Matemáticas y en Física, lo hizo en
1843 el General y Presidente Pedro Alcántara Herrán con su Ministro de
Educación Mariano Ospina Rodríguez. Ellos propusieron que en cada
universidad del país hubiera una facultad de Ciencias Físicas y
Matemáticas, y presentaron un plan de estudios para la misma, de cuatro
años de duración, plan que incluía las consabidas asignaturas de aritmética,
geometría, álgebra, cálculo infinitesimal, trigonometría y geometría
descriptiva, y de cursos de física en tres de los cuatro años. Se preveía
también un curso anual de electricidad, materia que era de especial interés
para el señor Ospina y sobre la cual él había escrito en Medellín una
extensa monografía. Así mismo se disponía que existiera una cátedra de
ciencias naturales que incluiría botánica, zoología y mineralogía, muy
orientadas las tres, a sus respectivas aplicaciones agrícolas, pecuarias y
mineras, como lo prefería el pragmático señor Ospina.
El proyecto era muy del afecto el Presidente Herrán porque dos de sus
hijos poseían decididas vocaciones científicas. Pedro, el mayor, por la
mineralogía; y Tomás por la física matemática. Uno y otro fueron
profesores de estas sus respectivas materias en el Colegio Académico de
Antioquia, en Medellín, a mediados del siglo XIX.
Esta interesante e importante iniciativa quedó frustrada por la
turbulencia política de la época y por estrecheces fiscales. Pero no hay duda

40
de que ello influyó favorablemente en la iniciativa del siguiente presidente,
el General Mosquera: fundar poco después (en 1847) su Colegio Militar de
Ingeniería, con un fuerte currículum en Matemática.
El cuadro siguiente presente el plan de estudios que el gobierno del general
Herrán propuso para su presunta facultad.
PLAN DE ESTUDIOS DE LA FACULTAD DE CIENCIAS, FÍSICAS Y
MATEMÁTICAS (1843)
Primera: Segunda: Tercera: CIENCIAS
NATURALES
Secciones MATEMÁTICAS CIENCIAS
FÍSICAS
En el primero y segundo año los cursos eran comunes a las tres secciones:
Álgebra, cálculo diferencial e integral, aplicaciones del álgebra a la geometría,
Cursos trigonometría esférica, geometría descriptiva, física experimental, química
general, geología, física vegetal, agricultura, zoología, anatomía y fisiología.

TÍTULO DE BACHILLER EN CIENCIAS


Cuarto año: Mecánica, Cuarto año: Química Cuarto año: Zoología,
arquitectura y vegetal y animal, anatomía y fisiología.
Cursos astronomía. aplicaciones de la
química a industria y
geología.

TÍTULO DE LICENCIADO

26. En el Colegio del Rosario, como ya se dijo, Mutis introdujo los temas
matemáticos de Descartes, de Newton, de Fermat y de los matemáticos de
los siglos anteriores. Cuando el médico gaditano falleció en 1808, fue
sucedido por el profesor Juan Francisco Vázquez, el primero que enseñó la
teoría copernicana del sistema planetario del sol en la Nueva Granada.
En esos años, entró a estudiar en ese Colegio el joven cartagenero Lino de
Pombo y O’Donell en el Colegio Mayor del Rosario en Santa Fe, quien
pronunció en 1811 un discurso cuyo tema queda expuesto en su título:

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“Discurso pronunciado por don Lino de Pombo O’Donell en el Colegio
Mayor del Rosario en Santa Fe, dedicando varias tesis de geografía
astronómica y descriptiva al marqués de Selva Alegre… año de 1811”.

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