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La mujer, la política y el futuro democrático de América Latina

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La mujer, la política
y el futuro democrático de América Latina

Mayra Buvinic
Vivian Roza

Banco Interamericano de Desarrollo

Washington, DC

Departamento de Desarrollo Sostenible


Serie de informes técnicos
Catalogación (Cataloging-in-Publication) proporcionada por
Banco Interamericano de Desarrollo
Biblioteca Felipe Herrera

Buvinic, Mayra.

La mujer, la política, y el futuro democrático en América Latina / Mayra Buvinic, Vivian Roza.

p.cm.
(Serie de informes técnicos del Departamento de Desarrollo Sostenible; WID-108)
Incluye referencias bibliográficas.

1. Women in politics – Latin America. 2. Women in the civil service—Latin America. I.


Roza, Vivian. II. Inter-American Development Bank. Sustainable Development Dept.
Women in Development Unit. III. Title. IV. Series.

323.34 B282—dc22

Mayra Buvinic, al momento de la preparación de este informe, era Jefa de la División de Desarro-
llo Social del Departamento de Desarrollo Sostenible del BID. Anteriormente se desempeñó
como Jefa de la Unidad de Igualdad de Género para el Desarrollo del BID, Presidenta y miembro
fundador del Centro Internacional para la Investigación sobre la Mujer en Washington, DC y Pre-
sidenta de la Asociación para las Mujeres y el Desarrollo en Washington, DC. Ha publicado en
las áreas de desarrollo social, pobreza y género, violencia, promoción de empleo, desarrollo de
pequeñas empresas y salud reproductiva. Tiene Doctorado y Maestría en psicología social de la
Universidad de Wisconsin.

Vivian Roza es consultora para la Unidad de Igualdad de Género para el Desarrollo en el Progra-
ma de Liderazgo de la Mujer (PROLID) del BID. Es candidata a un Doctorado en Ciencia Políti-
ca, en la Universidad de Georgetown y tiene una Maestría en Estudios de América Latina y el Ca-
ribe de la Universidad de Nueva York.

Agosto 2004

Las opiniones expresadas son responsabilidad de las autoras y no representan necesariamente la


posición oficial del Banco Interamericano de Desarrollo

Queda permitido reproducir este informe, parcial o totalmente, siempre y cuando sea para fines
no comerciales y se atribuya a las autoras, el Departamento de Desarrollo Sostenible y el BID.

Esta publicación (No. de referencia WID-108) puede obtenerse dirigiéndose a:

Unidad de Igualdad de Género para el Desarrollo


Parada W-0502
Banco Interamericano de Desarrollo
1300 New York Ave, N.W.
Washington, D.C. 20577

Correo electrónico: sds/ged@iadb.org


Telefax: 202-623-1463
Sitio de Internet: www.iadb.org/sds/ged
Prólogo

Durante la última década, Latinoamérica ha presenciado un crecimiento sin precedente,


de más del 50 por ciento en el número de mujeres en posiciones de poder. Este informe
examina dicho progreso, y los factores que fomentan e predicen el crecimiento continuo
de la participación de la mujer en la política. Las autoras también analizan las posibles
implicancias de este adelanto con respecto al futuro comportamiento de la democracia, y
los obstáculos que deben superar las mujeres para que su participación en los rangos polí-
ticos sea similar a su proporción dentro de la población.

Este informe forma parte del esfuerzo de PROLID por promover el liderazgo, la partici-
pación y la representación política de las mujeres en Latinoamérica y el Caribe.
PROLID, una iniciativa del BID, ofrece fondos a organizaciones que fomentan la partici-
pación política de la mujer, brinda talleres para el fortalecimiento de capacidades a muje-
res y organizaciones, y también apoya la investigación y el conocimiento en el área. Para
mayor información sobre las actividades del programa, puede visitar el website de
PROLID: www.iadb.org/sds/prolead (en inglés y español).

Esperamos que este informe contribuya a un mejor entendimiento de las oportunidades y


los desafíos que enfrentamos en la construcción de una democracia para todos y todas y,
asimismo, apoye los diálogos de política del Banco con sus países miembros.

Marco Ferroni
Subgerente
Subdepartamento de Desarrollo Social y Gobernabilidad
Departamento de Desarrollo Sostenible
Índice

Aumento del liderazgo de las mujeres


1

Cómo se explica el aumento de la participación


3

Perspectivas para el futuro


9

Implicancias para la democracia


12

¿Qué puede fallar?


17

Conclusión
20

Bibliografía
21
Aumento del liderazgo de las mujeres
Junto al resurgimiento de la democracia, 15% en la cámara baja o en parlamentos
América Latina es testigo de un giro vi- unicamerales (ver gráficos 1 y 2). Estos
sible hacia la feminización de la política. números representan un incremento de
En 2003, Panamá tuvo a una mujer Pre- más del 50% en todos los casos. ¿Por
sidente y Perú tuvo una Primer Ministro qué sucede esto y qué significa para el
mujer. Además, Chile y Colombia tuvie- futuro de la democracia en América La-
ron a una mujer como jefe de las Fuerzas tina? El presente documento responde a
Armadas. Las mujeres encabezaron un estas cuestiones basándose en evidencia
número importante de otros ministerios reciente y en una encuesta de opinión
de la región y su representación en los pública sobre la participación política de
parlamentos, a pesar de ser todavía baja, la mujer. También se desarrolla el tema
creció notablemente. En la última déca- de los obstáculos que deben superar las
da, la participación de la mujer aumentó, mujeres para que su participación en los
en promedio, de 9% a 14% en el poder rangos políticos sea similar a su propor-
ejecutivo (en posiciones ministeriales), ción dentro de la población.
de 5% a 13% en el senado y de 8% a

Gráfico 1.
Tendencias en la participación política de la
mujer
20
1980 1990 2004
15
Porcentaje

10

0
Cámara Baja/Unicameral Senado
18 Países latinoamericanos, incluyendo a República Dominicana.
1980 No se incluyen los datos de Chile, El Salvador y Honduras
Fuente: FLACSO, 2004; Inter-Parliamentary Union, 2004; IAD, 2001.

1
Gráfico 2.

Ministras en América Latina

Número de Ministras

160
140
120
100
80
60
40
20
0
Antes de 1960-1974 1975-1984 1985-1994 1995-2001
1960
Basado en 19 países, incluyendo la República Dominicana y Cuba.
Fuente: Iturbe, 2004.

2
Cómo se explica el aumento de la participación

Los cambios producidos en tres condi- los niños asistan a la escuela; las prefe-
ciones básicas – el capital humano de rencias culturales que valoran la escola-
la mujer, las normas culturales y la rización para ambos sexos y no restrin-
consolidación de la democracia – suma- gen las interacciones sociales de las ni-
dos a los factores facilitadores represen- ñas y su movilidad física; y el desempleo
tados por la legislación y las cuotas juvenil que es más elevado para las niñas
pueden dar cuenta de los avances logra- que para los niños, lo cual las mantiene
dos por las mujeres dentro de la polí- en la escuela, mientras que los varones
tica latinoamericana. se integran al mercado laboral.

Mejoras en el capital humano La expansión educativa de la región ha


aumentado el acceso de las niñas a la
El progreso que las mujeres han alcan- educación y probablemente ha contri-
zado para adquirir las capacidades que buido también a reducir desigualdades
les permiten asumir el liderazgo consti- de género en el empleo y la política, por
tuye una característica exclusiva de medio del efecto directo que la educa-
América Latina. A diferencia de la ma- ción tiene en el trabajo y en los ingresos,
yoría de las regiones del mundo en desa- así como por su fuerte asociación con
rrollo, en donde se producen evidentes mejores condiciones de salud para la
desigualdades de género en educación mujer y con una fecundidad más baja.
que favorece a los niños varones, en Un reciente estudio mundial sobre los
América Latina las niñas superan a los efectos de la expansión de la educación
niños en todos los niveles de escolariza- sobre la erosión de las desigualdades so-
ción. Aproximadamente el 60% de las ciales demostró que la educación redujo
niñas están matriculadas en la educación las desigualdades causadas por el género
secundaria y el 19% en el nivel terciario; más rápidamente que aquellas por causa
mientras que para los varones estos por- de raza o etnia. A pesar de ello, gene-
centajes son del 54% y 17% respectiva- ralmente se exagera el efecto que tiene
mente (BID, 2000). La brecha histórica de eliminar las desigualdades. La igual-
que favorecía a los niños varones en las dad de género en educación, sin embar-
matrículas de la escuela primaria desapa- go, no siempre se refleja en igualdad de
reció con las cohortes de 1970, reflejan- género en el trabajo y en los ingresos, y
do una tendencia secular hacia la igual- la educación parece no modificar las
dad entre géneros en la matriculación creencias en cuanto al racismo (Buch-
(Dureya et al. 2001). Aún así, no hay una mann y Hannum, 2003).
explicación convincente de por qué
América Latina logra tan buenos resul- La apertura cultural
tados en términos de igualdad de género
en la matrícula escolar en comparación Las últimas décadas han sido testigo de
con otras regiones, pero probablemente un cambio drástico en el papel de la mu-
influyen el fácil acceso a las escuelas en jer en la sociedad. Se han abierto puertas
una región altamente urbanizada, lo cual para que las mujeres participen en todas
aumenta las posibilidades de que todos las facetas de la vida pública y, por lo

3
menos, dos tendencias han contribuido a jeres han florecido en este nuevo escena-
ello. La primera ha sido el renacimiento rio democrático como votantes con po-
del movimiento internacional de la mu- der de decisión, como líderes políticas y
jer. Este movimiento resurgió después de como organizadoras políticas de movi-
décadas de silencio y generó una con- mientos de base.
cientización a escala mundial de la con-
dición de la mujer y un activismo por sus Legislación
derechos. La segunda tendencia involu-
cra los efectos de la globalización y la La adopción de acuerdos y convenios in-
revolución en las comunicaciones. Am- ternacionales sobre derechos humanos,
bos han resultado en el quiebre de las junto a legislación nacional sobre los de-
fronteras geográficas e informativas, fa- rechos de la mujer, ha respaldado la ca-
cilitando la difusión global de informa- pacidad de las mujeres para ingresar a la
ción sobre la mujer, su cambio de roles y política y permanecer en ella. Los países
sus logros en la vida pública, así como latinoamericanos han adoptado la Decla-
sobre la formación de coaliciones inter- ración Universal de los Derechos Huma-
nacionales de derechos de la mujer. En nos, la Convención sobre la Eliminación
América Latina estas tendencias se han de Todas las Formas de Discriminación
afianzado rápidamente debido a los altos contra la Mujer (CEDAW, en su sigla
niveles de educación de la mujer y al inglesa), la Convención de Belem do Pa-
comparativamente alto nivel de integra- rá que penaliza la violencia contra la
ción de la región a la economía mundial. mujer y los Convenios de la Organiza-
ción Internacional del Trabajo, entre
Democratización otros. Muchos países han adaptado estos
instrumentos para crear la legislación
Después de una o dos décadas de regí- nacional, cubriendo derechos a la no-
menes autoritarios en muchos países, en discriminación y a la igualdad de opor-
los años 80 la democracia regresó a tunidades, la educación básica, el cuida-
América Latina. Desde entonces la re- do básico de la salud, el empleo, la pla-
gión ha atravesado por un proceso cre- nificación familiar, la propiedad privada
ciente de democratización, o redemocra- y la participación política, entre otros.
tización, enfatizando la democracia re-
presentativa y cada vez más participati- Los gobiernos han creado cuerpos e ins-
va. Este nuevo período democrático ha trumentos especiales para proponer le-
coexistido con una pérdida de la credibi- gislación, así como también para moni-
lidad y del poder de los partidos políti- torear e implementar políticas relaciona-
cos tradicionales. Los movimientos so- das a la mujer. La mayoría de los países
ciales de base y otros movimientos ciu- tienen comisiones parlamentarias sobre
dadanos, inclusive los de la mujer y de temas de la mujer (ver Tabla 1). Todos
los pueblos indígenas, en parte han lle- los países latinoamericanos han creado
nado el vacío de liderazgo político que oficinas especiales de la mujer para mo-
dejaron los partidos tradicionales. Esta nitorear e implementar políticas públicas
ola democrática ha cortejado a las votan- relacionadas a la mujer, algunas a nivel
tes mujeres y les ha permitido expresar y ministerial (ver Tabla 2). De acuerdo
desempeñar sus propias preferencias po- con los acuerdos alcanzados en la Plata-
líticas (no las de sus maridos). Las mu- forma para la Acción de Beijing en

4
1995, muchos países también han adop- mujer en el poder ejecutivo. Los cupos
tado planes nacionales de acción de gé- han incrementado la presencia de las
nero, estableciendo medidas y progra- mujeres en las legislaturas en un prome-
mas específicos destinados al progreso dio de nueve puntos de porcentaje, de-
de la mujer. Esta institucionalización de mostrando su efectividad para aumentar
los asuntos de la mujer, y de los meca- la representación política de la mujer en

Tabla 1. Comisiones parlamentarias sobre temas de la mujer en América Latina

País Año de creación


Argentina 1995
Bolivia 1997
Brasil 1996
Chile 1991
Colombia n/a
Ecuador 1989
El Salvador 1991
Guatemala 1986-87
Honduras 1991
Méjico 1997
Nicaragua 1991
Panamá n/a
Perú 1996
República Dominicana 1995
Uruguay 1985
Venezuela 1997
Fuente: CEPAL, 1999. Los datos para Honduras provienen de la Comisión Ordinaria de la Mujer.

nismos correspondientes para monitorear la región (ver Gráfico 3). Sin embargo,
e implementar acuerdos internacionales el efecto de las cuotas ha variado en los
y legislación nacional, ha ayudado a distintos países. Por ejemplo, después de
consolidar los logros de las mujeres du- la implementación de la ley de cupos, el
rante las dos últimas décadas. porcentaje de mujeres en el Parlamento
unicameral disminuyó en casi 4 puntos
Acción afirmativa cuando se realizaron elecciones en Hon-
duras en 2001. En contraste, el porcenta-
Como resultado de la presión directa je de mujeres en el Parlamento unicame-
ejercida por el movimiento de la mujer, ral de Costa Rica aumentó en 19 puntos
11 países han instituido cupos para que desde la adopción de la ley de cupos en
las mujeres tengan un mínimo de repre- 1996. Los cupos han funcionado bien
sentación (entre un 20% a 40%) en las cuando han sido diseñados para adecuar-
listas partidarias para las elecciones le- se a las leyes electorales de cada país en
gislativas (ver Tabla 3). Adicionalmente, particular y cuando los partidos políticos
Colombia ha definido un cupo mínimo las han aplicado con rigurosidad (Htun y
(del 30%) para la representación de la Jones, 2002).

5
Tabla 2. Oficinas encargadas de temas de la mujer en América Latina

País Año de crea- Organismo/Institución Ubicación


ción
Argentina 1992 Consejo Nacional de la Oficina Presidencial
Mujer (CONAMU)
Bolivia 1993 Dirección General de temas Vice-ministerio de Género, Ge-
de Género neraciones y Familia
Brasil 1995 Consejo Nacional de los Ministerio de Justicia
Derechos de la Mujer
Chile 1991 Servicio Nacional de la Ministerio de Planeamiento y
Mujer (SERNAM) Cooperación
Colombia 1999 Consejo Presidencial para la Oficina Presidencial
Igualdad de Género
Costa Rica 1998 Instituto Nacional de Consejo Gubernamental
la Mujer
Ecuador 1997 Consejo Nacional de la Oficina Presidencial
Mujer (CONAMU)
El Salvador 1996 Instituto Salvadoreño para el Ministerio de la Presidencia
Desarrollo de la Mujer
Guatemala 1981 Oficina Nacional de la Mujer Ministerio del Trabajo y Social
(ONAM)
Honduras 1999 Instituto Nacional de la Oficina Presidencial
Mujer (INAM)
Méjico 1998 Comisión Nacional de la Secretariado Gubernamental
Mujer (CONMUJER)
Nicaragua 1987 Instituto Nicaragüense de la Ministerio de Familia
Mujer (INIM)
Panamá 1998 Oficina Nacional de la Mujer Ministerio de la juventud, la
mujer y los niños y la familia
Paraguay 1992 Secretaría de la Mujer Oficina Presidencial
Perú 1996 Ministerio de la Mujer y del Oficina Presidencial
Desarrollo Humano
República 1982 Dirección General de Secretariado de la Presidencia
Dominicana Promoción de la Mujer
Uruguay 1992 Instituto Nacional de la Fa- Ministerio de Educación y
milia y la Mujer Cultura
Venezuela 1992 Consejo Nacional de la Oficina Presidencial
Mujer (CONAMU)
Fuente: CEPAL, 1999.

6
Los cupos, que han existido por casi una oportunidades de las mujeres para ser
década, han despertado escasa reacción electas pero que no necesariamente ase-
pública, negativa o de otro tipo. De gura su elección. Una tercera explicación
hecho, muchos partidos latinoamerica- es que todas las clases socioeconómicas
nos han adoptado voluntariamente reglas están representadas en el caso de las mu-
para poner cupos en sus listas partida- jeres, mientras que estrato social interac-
rias. En Ecuador hubo un intento poco túa con la raza y la etnia en el caso de
exitoso en 2002 por parte del Presidente los cupos universitarios, haciendo que
del tribunal electoral, quien trató de las medidas de acción afirmativa basadas
cambiar la ley de cupo progresiva adop- en género resulten menos amenazantes
tada en 1998. Esta ley establece una par- que aquellas basadas en la raza (Htun,
ticipación de mujeres en las listas parti- 2003). También es posible que los cu-
darias, que comienza con un 30% y se pos en las universidades sean percibidos
incrementa un 5% en cada período elec- como más deseables que los de las listas
toral, hasta alcanzar el 50%. La falta de partidarias. De hecho, la escasez de cu-
reacción pública a los cupos para la mu- pos estudiantiles en la universidad ha
jer contrasta profundamente con la reac- fomentado una competencia severa. Con
ción ante los cupos raciales recientemen- una admisión de sólo 30 a 40 candidatos,
te instituidos en dos universidades públi- el cupo altera en forma radical la ecua-
cas de Brasil (con un 40% de representa- ción en un proceso que ya es muy com-
ción de afrodescendientes), los cuales petitivo de por sí.
han generado una agitada controversia
(Rohter, 2003). Entre las posibles causas Los cupos políticos para la mujer han
de esta reacción diferente se puede men- funcionado bien en la región porque han
cionar que los cupos políticos para la contribuido a aumentar la cantidad de
mujer afectan a un universo de personas postulantes bien calificadas (mujeres con
o candidatos significativamente menor alto nivel educativo); han aumentado las
(aquellos que compiten en elecciones le- oportunidades en lugar de asegurar los
gislativas versus aquellos que postulan a derechos; han beneficiado a personas de
universidades públicas). Otra posible ra- todos los grupos socioeconómicos; y han
zón es que existe un componente de mé- hecho que las mujeres líderes sean con-
rito más visible en los cupos para la mu- sideradas como modelos a seguir ya que
jer ya que se incluyen los nombres en las están ayudando a cambiar los estereoti-
listas partidarias, lo cual aumenta las pos culturales.

7
Gráfico 3.

Impacto de los cupos en América Latina


1990 2003
20
18
16
14

Porcentaje
12
10
8
6
4
2
0
Cámara Senado Cámara Senado
Baja Baja
Con cupos Sin cupos
Datos para 10 países con cupos, incluyendo República Dominicana y
8 países sin cupos. Fuente: BID, 2003.

Tabla 3. Cupos para mujeres en América Latina

PAIS AÑO CUERPO CUPO (%)


LEGISLATIVO
Argentina 1991 Cámara 30
2001 Senado 30
Bolivia 1997 Cámara 30
1997 Senado 25
Brasil 1997 Cámara 30
Costa Rica 1996 Unicameral 40
Colombia** 2000 -
Ecuador 1997/2000* Unicameral 20/30
Honduras 2000 Unicameral 30
Méjico 1996 Cámara 30
Senado 30
Panamá 1997 Cámara 30
Paraguay 1996 Cámara 20
Senado 20
Perú 1997/2001* Unicameral 25/30
República Dominicana 1997 Unicameral 25
* La ley de cupo original fue modificada.
** Colombia tiene un cupo mínimo de 30% de representación de la mujer en el
poder ejecutivo.
Fuente: IDEA. Base de datos globales de cupos femeninos.

8
Perspectivas para el futuro
La tendencia a la feminización de la de- cados, las mujeres y los votantes jóvenes
mocracia latinoamericana pareciera ser tenían una opinión más positiva de las
permanente. Cuatro factores alientan y mujeres como líderes políticos que los
ayudan a predecir el continuo crecimien- hombres, los votantes con menor educa-
to del liderazgo político femenino. Dos ción y los votantes de más edad. El 62%
antecedentes estructurales son la tenden- de las mujeres creía que las mujeres son
cia modernizadora en la preferencia de mejores gobernantes, versus el 51% de
los votantes de la región (favorable a las los hombres. El 58% de los votantes con
mujeres) y la transición demográfica, alto nivel de educación manifestaron que
con su impacto en el primer factor antes votaron por una candidata mujer, versus
mencionado. A ellos se debe agregar el el 40 % de los votantes con bajo nivel de
compromiso de la comunidad interna- educación. Además, tanto los votantes
cional, reflejada en la Declaración de los con educación como los votantes jóve-
Objetivos de Desarrollo del Milenio, nes percibían mayores desigualdades a
firmada por los líderes mundiales en el causa del género en el mercado laboral y
año 2000, y la crisis política de la región en las oportunidades políticas, sugirien-
que, tal vez paradójicamente, abre es- do una progresiva “modernización” de
pacios para la participación de la mu- los puntos de vista sobre temas de géne-
jer en la política. ro. Estos resultados fueron corroborados
por una encuesta realizada en 1998 en
Las preferencias de los votantes Lima, la cual mostró que las mujeres, los
votantes más educados y los votantes jó-
En el año 2000 Gallup realizó una en- venes, votarían por una candidata feme-
cuesta para el Banco Interamericano de nina en las elecciones presidenciales de
Desarrollo, utilizando una muestra al 2000 (Calandria, 1998). De hecho, en las
azar de 2.022 votantes en seis ciudades elecciones de 2000 en Perú, una mayor
principales de América Latina (Bogotá, cantidad de mujeres (27%) que de hom-
Buenos Aires, Ciudad de México, Río de bres (17%) votaron por una candidata
Janeiro, São Paulo y San Salvador). Los femenina para presidente (Yánez, 2001).
resultados señalaron que el votante pro-
medio en todas estas ciudades tenía opi- Los resultados de una encuesta llevada a
niones positivas sobre la posición de la cabo por Gallup en 1996 en la Ciudad de
mujer y su desempeño en la política (Ga- México y San Salvador demuestran que
llup, 2001). Más del 90% de todos los la situación ha cambiado. Si se la com-
encuestados estaban dispuestos a votar para con la encuesta del año 2000, la
por una mujer como candidata presiden- proporción de la población que pensaba
cial. Una mayoría (57%) opinó que las que el país estaría mucho mejor con mu-
mujeres eran mejores líderes de gobierno jeres en posiciones de liderazgo político,
que los hombres y, contradiciendo la vi- creció significativamente durante el pe-
sión de muchos analistas políticos, un ríodo de cuatro años. Reflejando una
57% manifestó que los temas de la mujer marcada desigualdad educacional en
tenían un peso definitivo en su voto. América Latina, en la encuesta Gallup
Adicionalmente, los votantes más edu- de 2000 hubo más diferencias en las

9
opiniones entre los votantes por niveles nas, como lo son en Europa contempo-
de educación que por género. Esto difie- ránea y en los Estados Unidos, en donde
re de la experiencia en muchas socieda- superan en número a los hombres en el
des industrializadas, por ejemplo, los Es- electorado. El resultado de esta predo-
tados Unidos, donde las diferencias por minancia es que la naturaleza y el conte-
género fueron más fuertes que las dife- nido de la política democrática se verán
rencias educativas en explicar las prefe- influenciados (Fukuyama, 1998; Norris,
rencias electorales en las elecciones pre- 2002). Las mujeres votarán más a menu-
sidenciales del 2000 (CNN, 2000). Sin do y, si continúan exhibiendo las actua-
embargo, se podría esperar que las dife- les preferencias, votarán más frecuente-
rencias de género dominen también so- mente por candidatas mujeres y le darán
bre las diferencias educativas en Améri- mayor peso a los temas de la mujer en
ca Latina, a medida que mejore la situa- las elecciones. Adicionalmente, la prefe-
ción educativa de la población y las dife- rencia por mujeres en puestos políticos
rencias educacionales disminuyan con el debería incrementar a medida que el ni-
transcurso del tiempo. vel educativo general de la población se
eleve junto con el desarrollo económico.
Transición demográfica
El envejecimiento de la población de
En general, la población de América La- América Latina, combinado con la ma-
tina está envejeciendo y este es un pro- yor longevidad de la mujer, explican la
ceso que se acelerará entre 2025 y 2050, feminización del electorado. Los estu-
a pesar de las grandes diferencias entre dios realizados han demostrado que a
países ricos y pobres, como entre perso- medida que las democracias se van con-
nas ricas y pobres. La proporción de jó- solidando, desaparece cualquier tenden-
venes disminuirá dramáticamente, del cia previa a que las mujeres voten menos
40% en 1950 al 20% de la población en frecuentemente (Norris, 2002). Este con-
2050, mientras que la proporción de per- cepto se ratificó en Chile, ya que el nú-
sonas de 65 años o mayores se triplicará, mero de votantes mujeres ha aumentado
llegando a representar más del 15% de la en un punto de porcentaje en compara-
población (BID, 2000a). Entre la pobla- ción con los votantes hombres, el cual ha
ción de tercera edad, la mayoría serán disminuido en un punto de porcentaje,
mujeres, quienes tienden a sobrevivir a tanto en las elecciones presidenciales
los hombres en la región y en el mundo. como en las elecciones parlamentarias
Ya a fines de los noventa, las mujeres entre 1989 y 1997. En las elecciones de
representaban en promedio el 53,9% de 1997, dentro del número total de votan-
la población de más de 60 años en Amé- tes hubo aproximadamente un 53% de
rica Latina. En Argentina las mujeres mujeres y un 47% de hombres. En con-
constituían el 59,6% y en Bolivia, el traste, en las elecciones de 1996 en
52,2% (en Estados Unidos representa- Guatemala (un país relativamente me-
ban el 56,9%). nos desarrollado) la participación de
las mujeres llegó al 36,8%); mientras
Las mujeres mayores probablemente que la de los hombres fue de 63,2%
constituirán un bloque electoral signifi- (IDEA, 2003).
cativo en las elecciones Latinoamérica-

10
Crisis política setenta y el ciclo de conferencias inter-
nacionales que le siguieron, un gran nú-
Después de dos décadas de regímenes mero de gobiernos firmaron acuerdos
democráticos, los latinoamericanos vaci- globales que aspiran a mejorar la condi-
lan en su apoyo a la democracia. El apo- ción de la mujer. En el año 2000 surgió
yo público a la democracia cayó de un una agenda global de desarrollo basada
60% entre 1996 y 2000 a un 48% en el en los principales objetivos y propósitos
año 2001 (Lagos, 2003). Mientras este acordados en las Conferencias de las
descontento tiene mucho que ver con el Naciones Unidas de los años 90, llegán-
bajo rendimiento económico de América dose a la declaración de los Objetivos de
Latina, la mayoría de los encuestados es- Desarrollo del Milenio. La comunidad
tán profundamente insatisfechos con la internacional y los estados miembros de
manera en que, en la práctica, funcionan las Naciones Unidas se comprometieron
sus democracias. La gran mayoría de los a alcanzar ocho objetivos relacionados a
ciudadanos latinoamericanos desconfían la pobreza, el analfabetismo, el hambre,
de sus instituciones políticas y de sus lí- la educación, la desigualdad por género,
deres. Tal como resalta el reciente in- la mortalidad materna, las enfermedades
forme del PNUD, La democracia en y la degradación ambiental. El tercer ob-
América Latina, la crisis política se ma- jetivo, que es el de “promover la igual-
nifiesta no sólo en la baja credibilidad de dad de género y el empoderamiento de la
los partidos políticos como agentes de mujer”, incluye la proporción de escaños
representación pero también en la poca ocupados por mujeres en las legislaturas
eficacia de los gobiernos para responder nacionales como uno de sus indicadores.
a temas claves de la ciudadanía, tales Esto representa un logro significativo --
como los derechos civiles y sociales. la reafirmación de que la igualdad de
género y la participación de la mujer en
La crisis política de la región puede pre- la política son claves para el desarrollo.
sentar un marco de oportunidades para la
mujer, siempre y cuando el descontento Los gobiernos y la comunidad interna-
no llegue a provocar la caída de la de- cional se han comprometido a alcanzar
mocracia. Como las mujeres han sido los objetivos para el año 2015. El uso de
históricamente excluidas de los puestos indicadores para medir el progreso no
públicos, tienen la ventaja potencial de sólo debería estimular la recolección de
ser vistas como “externas” al proceso datos desagregados por sexo, si no que
político. Según Reingold (2000), “como además puede proveer un instrumento
no son parte del problema, las mujeres técnico y político a las organizaciones de
son consideradas como parte de la solu- mujeres para supervisar los adelantos y
ción”. Un número creciente de votantes obligar a sus gobiernos a rendir cuentas.
latinoamericanos, en busca de un nuevo Adicionalmente, el cumplimiento de las
liderazgo, tal vez esté visualizando a la obligaciones debería movilizar recursos,
mujer como una alternativa viable. promover reformas legislativas y de po-
lítica, dar legitimidad a los defensores de
Compromiso internacional los derechos de la mujer y propiciar la
colaboración y las redes de trabajo entre
Con el surgimiento de una agenda inter- mujeres y organizaciones.
nacional de la mujer en la década de los

11
Implicancias para la democracia

Uno de los interrogantes principales es las funcionarias mujeres manifiestan


cómo se verá afectado el panorama polí- mayor preocupación por temas relativos
tico de la región a medida que la partici- a la mujer, los niños y la familia, tales
pación política de las mujeres aumenta como la Enmienda Constitucional sobre
en las democracias de América Latina. la Igualdad de Derechos de la Mujer, el
En base a los estudios realizados, a las derecho al aborto, la puesta en vigencia
tendencias actuales y a la opinión públi- de la pensión alimenticia y una penaliza-
ca, podemos formular la hipótesis de que ción más severa por violencia y viola-
las mujeres serán una fuerza importante ción sexual a mujeres. En contraste con
para el cambio. En corto a mediano pla- su contraparte masculina, las mujeres pa-
zo, el voto femenino debería ganar cada recen tener una mayor inclinación por
vez mayor importancia; los temas de la iniciar e introducir dichas políticas, asu-
mujer estarán mejor representados; los miendo roles activos para asegurar su
estilos de liderazgo serán influenciados aprobación e implementación (Thomas,
por las mujeres; las instituciones demo- 1991, 1994; Tamerius, 1995; Carroll,
cráticas lograrán mayor credibilidad y 2001; O’Regan, 2000; Little, 2001; y
las candidatas mujeres así como las mu- Swers, 2002).
jeres en cargos públicos podrán adquirir
mayor aceptabilidad y apoyo. De hecho, Las investigaciones realizadas en otras
la feminización del liderazgo político partes del mundo también demuestran
podría ayudar a contener la creciente in- diferencias por género similares con re-
satisfacción con la democracia y el posi- lación a la política. Jones (1997), en un
ble retorno a los regímenes autoritarios. estudio de la Cámara de Diputados de
Argentina, descubrió diferencias signifi-
¿Las mujeres en cargos públicos cativas por género en las prioridades de
apoyan los intereses de la mujer? política de las legisladoras mujeres, es-
pecíficamente en áreas de derechos de la
Frecuentemente se afirma que la mera mujer, la niñez y la familia. En una en-
presencia de la mujer en el poder no se cuesta realizada en 2002 a mujeres que
traducirá automáticamente en apoyo y eran miembros de comités del Congreso
representación de los temas de la mujer. de Brasil, el 88% de las encuestadas ma-
Expresado de manera diferente, el hecho nifestó que los derechos de la mujer se
de ser mujer no implica que se tenga encontraban entre sus prioridades; y de
conciencia o compromiso con los temas ese porcentaje, el 20% enumeró a los de-
de género. Sin embargo, cada vez ma- rechos de la mujer como una de sus
yor cantidad de investigaciones realiza- máximas prioridades (Htun, 2003). Es-
das en diferentes partes del mundo su- tudios similares llevados a cabo en Fin-
gieren que las mujeres en el poder real- landia, Gran Bretaña y Noruega también
mente hacen una diferencia en la repre- demuestran que es más probable que las
sentación de temas que son de mayor in- mujeres presionen por agendas con te-
terés para la mujer. En los Estados Uni- mas que son de interés para la mujer
dos, varios estudios han descubierto que (Henig, 2001; Karvonen y Selle, 1995).

12
En cuanto a otras regiones en desarrollo, aborto es considerado legal (Htun,
un estudio realizado en Bengala Occi- 2001a). A principios de la década de los
dental (India) demostró que la represen- noventa bajo el liderazgo de la entonces
tación obligatoria de las mujeres como congresista mejicana Amalia García, las
líderes de los concejos locales tenía im- mujeres de todos los espectros ideológi-
portantes efectos sobre las decisiones de cos y partidarios formaron una coalición
política, ya qué las mujeres invertían que llevó a la promulgación de una ley
más en bienes públicos que eran más para casos de violación (Rodríguez,
importantes para satisfacer las necesida- 1998). En Brasil la bancada femenina
des de la mujer rural (agua potable, del Congreso, en colaboración con gru-
combustible y construcción de caminos). pos de cabildeo feminista, lograron la
Este estudio también demostró que exis- promulgación de numerosas leyes que
te una mayor tendencia por parte de las aseguran los derechos de la mujer en las
mujeres a participar en el proceso de áreas de violencia, licencia por materni-
formulación de políticas si el líder del dad, asalto sexual, y salud reproductiva
concejo local es una mujer (Chattopadh- (Htun, 2003).
yay y Duflo, 2001). Resultados similares
obtenidos en países diferentes y culturas En una conferencia de ministras de
distintas sugieren que las mujeres tienen América Latina, llevada a cabo en 2003
prioridades de política distintas a las de en el Banco Interamericano de Desarro-
los hombres en temas relativos al bienes- llo, varias de ellas mencionaron la intro-
tar de mujeres y niños. ducción de una perspectiva de género y
de datos desagregados por sexo en las
En América Latina, las mujeres en posi- políticas. Ana Catalina Soberanis, en ese
ciones en las cuales son responsables por entonces Ministra de Paz de Guatemala,
la toma de decisión, en coordinación con logró que se hiciera la desagregación de
el vibrante movimiento de la mujer, han datos de homicidios por sexo y la ex Mi-
contribuido a una mejor representación nistra de Salud de Nicaragua, Marta Pa-
de los intereses de la mujer. Durante las lacios, ordenó la desagregación de datos
últimas tres décadas, las mujeres han ob- de morbilidad por sexo y la proyección
tenido logros significativos relacionados más allá de los programas de salud ma-
a la política y la legislación de derechos terno-infantil en temas de salud de la
de la mujer, discriminación, violencia mujer en el sector salud. La anterior
familiar, derechos reproductivos, temas Ministra de Finanzas de Honduras, Ga-
familiares y acción afirmativa. En 1998, briela Núñez, introdujo la rendición de
el Senado de Chile aprobó una ley pre- cuentas en las acciones en beneficio de
sentada por el Servicio Nacional de la la mujer en el gasto público (ordenando
Mujer que puso fin a todas las diferen- efectuar ejercicios presupuestales por
cias legales entre hijos “naturales”, “le- género en los presupuestos anuales
gítimos” e “ilegítimos” (ITEM, 2000). del gobierno).
En Venezuela, las legisladoras femeni-
nas promulgaron una ley intensamente A medida que las mujeres de América
debatida sobre licencia por maternidad. Latina continúen obteniendo logros en la
En Méjico, la anterior alcaldesa, Rosario función pública, los temas de la mujer
Robles, propugnó reformas que amplia- podrán ganar mayor prominencia en los
ron las circunstancias bajo las cuales el debates públicos y del congreso. Asi-

13
mismo en la medida en que las mujeres y las mujeres que son miembros de co-
lleguen a constituir una “masa crítica” en misiones del Congreso asignan más
las ramas del poder ejecutivo y legislati- tiempo a su trabajo con su electorado
vo en todos los países de América Lati- que los miembros blancos o los hom-
na, podrán tener mayor capacidad para bres. Una investigación británica descu-
influir en los debates y en la agenda polí- brió que las mujeres le dan más priori-
tica de su país. dad a este tipo de trabajo que los hom-
bres y dedicaban mayor cantidad de su
¿Las mujeres en cargos públicos tiempo a ayudar a los electores indivi-
tienen diferentes estilos de liderazgo? duales con sus problemas. Los hombres
ocupaban mayor tiempo en reuniones y
El argumento de que las mujeres poseen comités (Henig, 2001). Es interesante
características y valores distintivos que notar que un estudio de 2004 financiado
pueden aportar a la función pública es un por la Comisión Electoral Británica llegó
tema de debate. Existe evidencia que su- a la conclusión de que, en los electora-
giere que las mujeres en cargos públicos dos representados por un miembro fe-
tienen una manera distinta de “hacer po- menino del Parlamento, las mujeres ten-
lítica”. Las mujeres son consideradas dían a estar de acuerdo con la afirmación
como más accesibles, cooperadoras, in- de que “el gobierno beneficia a personas
clusivas y más sensibles a las necesida- como yo” (48%, comparado con el
des y demandas del electorado. Un estu- 38%). Esta brecha se revertía en los ca-
dio del comportamiento de liderazgo en sos en que el escaño estaba ocupado por
la legislatura de Estados Unidos demues- un hombre (Norris et al., 2004).
tra que, aún si se controlan factores co-
mo la edad, la capacidad de conducción, Un estudio publicado en el Boletín Par-
y la experiencia legislativa, las mujeres lamentario de Costa Rica indica que las
que ocupan escaños en comisiones ex- mujeres invierten mayor tiempo en co-
hiben un estilo de liderazgo más integra- misiones parlamentarias y reuniones con
dor que competitivo, que se basa en la sus electorados que los hombres. Más
participación, en el poder compartido y específicamente, las mujeres dedicaban
en la resolución de problemas mediante el 70% de su tiempo a estas actividades,
la colaboración (Rosenthal, 1998). En en comparación con un 26% por parte de
otro estudio sobre el liderazgo legislati- los hombres, quienes dedicaban más
vo en Estados Unidos, Jewell y Whicker tiempo a otras actividades económicas,
(1993) descubrieron que las mujeres le- tales como su profesión o asuntos de ne-
gisladoras exhibían un “estilo consen- gocio privados (Figueres, 2002).
sual”, mientras que los hombres tienen
una mayor tendencia a adoptar un “estilo Sin embargo, no todos estarían de acuer-
directivo o de comando”. do en que las mujeres tienen un estilo
distintivo de liderazgo. De hecho, mu-
La evidencia también sugiere que las chos discreparían con tales estereotipos,
mujeres ponen mayor énfasis en el traba- argumentando que precisamente estos
jo con los ciudadanos que representan argumentos han sido utilizados para jus-
que los hombres. Thomas (1992) encon- tificar la exclusión de las mujeres del
tró que, en los Estados Unidos, los poder. Otros estudios realizados en Esta-
miembros del consejo de raza negra dos Unidos han apoyado este concepto,

14
ya que han descubierto que los hombres deraban que las mujeres son más hones-
y las mujeres no difieren en sus estilos tas que los hombres. En una encuesta
de liderazgo. En un estudio de las legis- llevada a cabo en 2001 en Brasil, la ma-
laturas de los estados de Arizona y Cali- yoría de los encuestados consideraban
fornia, Reingold (2000) comprobó que que las mujeres en posiciones importan-
las mujeres legisladoras no invierten tes de gobierno eran más honestas y con-
mayor tiempo que los hombres en acti- fiables que los hombres (Femea, 2002,
vidades relacionadas con sus electora- cita en Htun, 2003a). En un sondeo de
dos. Otro estudio realizado con los al- opinión pública llevado a cabo en Lima,
caldes municipales en Milwaukee des- Perú, el 64% de los encuestados conside-
cubrió que los hombres y las mujeres te- raba que las mujeres políticas eran más
nían puntos de vista muy similares con honestas que los hombres y tan sólo un
respecto a la esencia del liderazgo. Am- 6% consideraba que los hombres eran
bos sexos admiraban cualidades que más honestos que las mujeres (Calan-
tienden a asociarse con características dria, 1998). Adicionalmente, los análisis
valoradas en estereotipos femeninos: estadísticos realizados a nivel mundial
motivación, preocupación por las perso- (Dollar et al., 1999; Swamy et al., 2001)
nas, visión, compromiso y capacidad pa- han consolidado la hipótesis de que un
ra escuchar y comunicarse (Tolleson- aumento del número de mujeres en fun-
Rinehard, 2001). ciones públicas redunda en menores ni-
veles de corrupción.
Algunas personas podrían además argu-
mentar que las mujeres progresan si La percepción de que las mujeres son
emulan a los hombres. En otras palabras, menos corruptas llevó a que los alcaldes
una vez en el poder, las mujeres de Lima y Ciudad de Méjico aumentaran
adoptan un estilo masculino de lideraz- el número de mujeres en las fuerzas po-
go. Resulta interesante que la mayo- liciales, ubicándolas en cargos claves pa-
ría de las personas encuestadas por ra combatir la corrupción, basándose en
Gallup estarían de acuerdo (Gallup, la explícita presunción de que sería más
2001). El 66% opinó que las mujeres se difícil que ellas aceptaran sobornos
vuelven tan agresivas y competitivas (Moore,1999; Treaster, 1999). Para ga-
como los hombres después de asumir un nar el apoyo público, ciertos candidatos
cargo político (sin manifestar si esto es presidenciales y otros funcionarios pú-
positivo o negativo). blicos han hecho uso de la percepción
pública de que las mujeres son menos
¿Las mujeres en cargos públicos corruptas que los hombres. En Perú,
respaldan la democracia? Lourdes Flores Nano basó su candidatu-
ra a ser la primera mujer presidente del
La opinión pública y algunos estudios país durante las elecciones de 2001 en su
preliminares sugieren que las mujeres reputación de integridad. Los avisos pu-
son percibidas como más honestas y blicitarios de su campaña incluían el
dignas de confianza que los hombres, y mensaje “intachable”.
con menor probabilidad de involucrarse
en corrupción. La encuesta realizada por Sin embargo, la escasez de estudios, la
Gallup, por ejemplo, demuestra que el evidencia inconcluyente y la naturaleza
66% de las personas encuestadas consi- provocativa de dichas aseveraciones han

15
causado que éste sea un tema muy con- moderar la creciente insatisfacción de
trovertido. Muchos argumentan que una los votantes con la conducción de la de-
vez que aumente el acceso de las muje- mocracia, reduciendo, por lo tanto, el
res a oportunidades y redes de corrup- riesgo de regresar a regímenes que no
ción, el nivel de corrupción de las muje- son democráticos.
res será similar al de los hombres. Otros
advierten sobre los peligros de sostener ¿Mujeres en cargos oficiales generan
puntos de vista tan estereotípicos con más mujeres en cargos públicos?
respecto a las virtudes de las mujeres. En
un seminario de mujeres líderes latinoa- A medida que las mujeres continúan ga-
mericanas organizado por el Banco In- nando posiciones de liderazgo en los ne-
teramericano de Desarrollo, las partici- gocios, a nivel académico, en los medios
pantes advirtieron que si las mujeres tie- de comunicación y en organizaciones de
nen que transformarse en portadoras de la sociedad civil, la percepción pública
la bandera de reforma política e institu- con respecto a las mujeres en posiciones
cional, podrían encontrarse sujetas a de poder debería obtener mayor acepta-
normas o estándares éticos más elevados bilidad y regularidad. Jewel y Whicker
que sus pares masculinos. Las mujeres (1993) argumentan que a medida que
que son consideradas como excepcio- más mujeres asumen posiciones de gran
nalmente honestas serían susceptibles a visibilidad, como reporteras y comenta-
una caída violenta tan pronto como sur- doras políticas, la opinión pública aso-
giese cualquier evidencia (o simplemen- ciará cada vez más a las mujeres con la
te un alegato; BID, 2000b). Es claro que política. A medida que más cantidad de
se debe de realizar más investigaciones mujeres ingresan en el mercado laboral,
antes que se pueda sacar cualquier con- y cuánto más tiempo permanezcan en el
clusión definitiva sobre las bondades de poder, podemos esperar una mayor acep-
la mujer en la política latinoamericana. tabilidad y apoyo hacia las mujeres en
posiciones de liderazgo en la región.
Sin embargo, la feminización de la
política puede ser un factor clave para

16
¿Qué puede fallar?
Varios factores podrían potencialmente de trabajo en ocupaciones informales y
limitar el crecimiento e impacto del lide- de poca remuneración en Bolivia, Gua-
razgo político de las mujeres en la re- temala y Perú, en comparación con las
gión. Estos factores son la exclusión so- mujeres no indígenas. Lo mismo sucede
cial, la falta de unidad, las barreras para con las mujeres afrodescendientes en
acceder al poder y la falta de compromi- comparación con las mujeres blancas en
so del gobierno. Brasil (Duryea y Genoni, 2004). Adicio-
nalmente, las mujeres indígenas tienen
Exclusión social menos acceso a servicios de salud repro-
ductiva, además de presentar los índices
El reciente informe del PNUD sobre la más altos de mortalidad materna y de fe-
democracia identifica a la desigualdad y cundidad en la región (Ruiz, 2003). En
a la pobreza como las principales defi- la esfera política, sólo un minúsculo nú-
ciencias de la democracia en América mero de mujeres indígenas y afrodes-
Latina. En este sentido, la ausencia de la cendientes ha logrado obtener posiciones
participación de grandes sectores socia- de poder. Estas grandes disparidades en-
les en la vida política puede desestabili- tre las mujeres podrían socavar los lo-
zar aún más las democracias de América gros del movimiento de la mujer y con-
Latina. La pobreza y desigualdad conti- tribuir a desestabilizar la democracia.
núan impidiendo que una mayor canti- Para ayudar a “nivelar el campo de jue-
dad de ciudadanos participe en la vida go”, los temas de discriminación racial y
social, política y económica básica de étnica deberían convertirse en piezas
sus países. Existen grandes disparidades centrales de la agenda de igualdad de
entre ricos y pobres, entre las áreas rura- género y las cuestiones de género debe-
les y urbanas, entre los afrodescendien- rían asumir mayor importancia en las
tes y quienes no lo son, entre las pobla- agendas de los grupos socialmente ex-
ciones indígenas y los no indígenas. cluidos (Buvinic, 2003).

El género interactúa con desigualdades Falta de unión entre las mujeres


profundamente enraizadas y resistentes
al cambio que están basadas en la raza y Existe una creciente preocupación por el
la etnia. Como resultado, las mujeres de hecho de que las mujeres tal vez presten
poblaciones excluidas tienen los niveles más atención a sus diferencias que a sus
más bajos de bienestar cuando se las similitudes. Las mujeres están divididas
compara con otros grupos. Los niveles por las diferentes ideologías y lealtades
de educación de las mujeres indígenas partidarias, así como por las diferentes
son mucho más bajos que aquellos de su clases sociales, entorno, experiencias, y
contraparte no indígena. Más de la mitad colores de piel. El éxito para promover
de las niñas indígenas de Bolivia y Gua- una agenda de equidad de género depen-
temala han abandonado la escuela a los derá de muchos factores, incluyendo la
14 años (Arias y Duryea, 2003). Las mu- habilidad de las mujeres para formar
jeres indígenas tienen más probabilidad coaliciones a través de espectros ideoló-

17
gicos, clases sociales y grupos raciales y tilos de vida y actitudes políticas (Shve-
étnicos. También requerirá fuertes lazos dova, 2002). Al ingresar en la escena po-
entre las mujeres en el poder y el movi- lítica, muchas mujeres no tienen acceso
miento de la mujer, pues son estas a las “tradicionales redes masculinas”, lo
coaliciones las que ayudan a explicar cual limita su habilidad para obtener
los principales avances políticos logra- fondos para sus campañas políticas, par-
dos en la década de los años noventa ticipar en las negociaciones y en el ca-
(Htun, 2003a). bildeo informal que tiene lugar detrás de
puertas cerradas (BID, 2000b).
Las barreras para acceder al poder
Tercero, para poder influenciar el desa-
Para alcanzar y ejercer el poder real, las rrollo económico, político y social de su
mujeres deben vencer múltiples barreras. país las mujeres tendrán que continuar
Primero, muchas mujeres siguen tenien- luchando para ganar acceso a comités
do la completa responsabilidad de las ta- poderosos y ministerios relacionados con
reas domésticas y la crianza de niños. En la política exterior, la economía y las fi-
una encuesta realizada a 187 mujeres po- nanzas. Aunque esta situación está cam-
líticas de 65 países, el 67% de las en- biando rápidamente, las mujeres siguen
cuestadas declararon que sus intentos de siendo relegadas a temas tradicionales,
balancear el tiempo dedicado a compro- como salud, medio ambiente, familia,
misos familiares y a las actividades polí- género y educación. Además, es posible
ticas constituían la dificultad principal que los avances logrados por las mujeres
que debían sobrellevar cuando postula- durante un gobierno no puedan mante-
ban su candidatura al Congreso (IPU, nerse después de que éste cambie. En
2000). Hasta tanto los hogares adopten muchos casos la alta participación de la
una distribución más equitativa de las mujer en posiciones ministeriales se vin-
responsabilidades domésticas y más go- cula a la administración en curso, y un
biernos instituyan políticas a favor de la cambio en el gobierno puede producir
familia, los costos de seguir una carrera una drástica disminución de la presencia
política y simultáneamente cumplir con de la mujer.
las responsabilidades familiares pueden
resultar muy elevados para muchas mu- Cuarto, algunas mujeres deben superar
jeres. Resulta claro que las mujeres más barreras ideológicas y psicológicas tales
pobres van a tener aún mayores dificul- como roles sociales predeterminados
tades para participar en la vida política si asignados a mujeres y hombres, sus pro-
su principal preocupación es cubrir sus pias percepciones de la política como un
necesidades básicas. “juego sucio”, sus bajos niveles de auto-
estima y la poca publicidad que los me-
Segundo, a menos que se adapten o dios de comunicación le dan a la contri-
cambien el “modelo masculino” de vida bución de la mujer y su potencial o los
política, las mujeres pueden encontrarse estereotipos que transmiten (Shvedova,
excluidas del dominio real de poder. De- 2002; BID, 2000b). Además, el público
bido a que los hombres siempre han do- continúa manteniendo una visión este-
minado la escena política, muchas insti- reotípica de la mujer. En la encuesta de
tuciones han sido diseñadas para ajustar- Gallup, la mayoría opinaba que las mu-
se a los estándares masculinos, a sus es- jeres tienden a perturbarse más que los

18
hombres ante situaciones difíciles en el de la mujer y si el sistema es burocrático
trabajo. Los hombres (56%) sostienen u orientado al patronazgo (Matland,
esta opinión más frecuentemente que las 1998). En muchos casos, una vez que
mujeres (46%) (Gallup, 2001). una mujer aspira a un cargo, quienes
verdaderamente tienen la decisión con
Quinto, según algunos argumentos, los respecto al cargo elegido tal vez sean los
estereotipos con respecto a la eficiencia, partidos políticos y no los votantes.
honestidad y capacidad de la mujer pue-
den actuar como una arma de doble filo. Falta de compromiso del gobierno
Como resultado, muchas veces se tienen
expectativas más elevadas con respecto a Los logros obtenidos en cuanto a legisla-
las mujeres que los hombres. Si se espe- ción y acuerdos internacionales no serán
ra más de ellas, las mujeres pueden en- una victoria real a menos que los gobier-
contrarse con mayores dificultades para nos los implementen. Puede suceder que
probar sus aptitudes y ser electas. los gobiernos no destinen los fondos su-
ficientes, ni dispongan del personal en-
Finalmente, el proceso de reclutamiento, trenado para administrar las políticas, o
las prácticas de nominación, las reglas y no garanticen el poder político a las
estructuras de los partidos políticos tam- agencias responsables de implementar
bién pueden obstaculizar el ingreso de la las políticas públicas que son dirigidas
mujer a la política. El éxito de las muje- hacia la mujer. La implementación de
res en cuanto al reclutamiento y la no- los acuerdos internacionales y de la le-
minación parece estar influenciado por gislación que protege los derechos de la
el tipo de sistema electoral y partidario mujer requiere de una acción ejecutiva
vigente, pero también por las reglas y (Htun, 2001). Si las mujeres no están
normas partidarias. Entre estas se inclu- adecuadamente representadas en la rama
yen el grado de participación y centrali- ejecutiva, los avances reflejados en el
zación/descentralización del proceso de papel y en la retórica pueden no condu-
nominación, la fortaleza del movimiento cir a resultados concretos.

19
Conclusión
Los avances logrados en cuanto al lide- ciendo, entre los cuales se pueden men-
razgo de la mujer en las últimas dos dé- cionar la tendencia modernizadora en la
cadas pueden atribuirse a la expansión preferencia de los votantes de la región,
educativa en la región, los cambios cul- la feminización del electorado, la transi-
turales, la democratización y la adopción ción demográfica y el compromiso in-
de legislación y mecanismos de acción ternacional para promover la participa-
afirmativa a su favor. Estos avances, sin ción política de la mujer.
embargo, no han beneficiado a todas las
mujeres por igual. Las oportunidades Si las actuales tendencias continúan en
que tienen las mujeres indígenas, afro- América Latina, un número de mujeres
descendientes, pobres y de origen rural cada vez mayor alcanzarán indudable-
para acceder a estas posiciones son limi- mente los niveles superiores del poder.
tadas. Casi todas las mujeres de América Las expectativas, considerando los ante-
Latina siguen enfrentándose a barreras cedentes estructurales mencionados en
económicas, sociales, culturales y políti- este artículo, son que esta tendencia con-
cas para una plena e igualitaria represen- tinúe, tal vez hasta llegar a la paridad.
tación en la política. Más intrigante es el efecto que tendrán
las mujeres en la política y en las perso-
La presencia política de la mujer en nas que representan. Aunque se logren,
puestos de toma de decisiones, aunque o no, los beneficios que generalmente se
esté creciendo, permanece baja si consi- asocian con el mayor número de mujeres
deramos que representan el 50% de la en el poder, la actual feminización del
población. Sin embargo, resulta suma- campo político debería ayudar a consoli-
mente significativo el creciente número dar y proteger el ejercicio de la demo-
de mujeres nominadas o electas en car- cracia en América Latina. Para tener una
gos públicos durante la última década y visión más clara, la región se beneficia-
el amplio rango de funciones que han ría si se realizaran más encuestas con
ejercido, inclusive en ministerios de de- desagregación por género y estudios de
fensa y asuntos exteriores. Este es un pe- investigación sobre las preferencias y
ríodo relativamente corto considerando conducta de los votantes, la actividad le-
los años que le llevó a los países escan- gislativa, el impacto de las mujeres en el
dinavos lograr tener una masa crítica de gobierno, los vínculos entre la participa-
mujeres en el poder (Dahlerup, 2003). ción y la representación política, así co-
mo también la intersección entre género,
Varios indicadores sugieren que la parti- raza y participación política.
cipación política de la mujer seguirá cre-

20
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