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Libro El Servicio Personal de Los Indios en La Nueva España
Libro El Servicio Personal de Los Indios en La Nueva España
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11. Caciques, principales
y comunidades indígenas
520ss.
6911 D.I.I., XXIII,
Cedulario de la Nueva Galicia. Recopilaci6n y paleografía de Eucario
696
L6pez Jiménez. Guadalajara, Jalisco, Editorial Lex, 1971, núm. 29.
69T !bid., núm. 34.
698 Puga, Cedulario, edic. 1563, fol. 135. Segunda edic., n, 146.
699 !bid., edic. 1563, fols. 192v.-193. Segunda edic., n, 195.
11. CACIQUES, PRINCIPALES Y COMUNIDADES INDÍGENAS 523
que llevan al marqués del Valle que son 500, se gastan en el común
como han dicho en guisar de comer y en comprar lo necesario para ello.
En la visita de 1553, el 24 de mayo, se toman las confesiones del
gobernador, alcalde y regidores y principales. Comparecen don Toribio,
gobernador. Pedro de Santiago, alcalde. Pedro Helías y Pedro de San
Pablo, regidores. Y don Pedro de Santa María, Tomás de San Joan,
Pedro Leonardo, Melchor Jusepe, Pedro de San Miguel y Andrés
Melchor, principales. Pedro de Santiago, Diego Ytlamytle, Joan Her-
nández, Martín Atenpanecal, Joan Tlanc;an, Joan Chalmecal y Joan
Quistec, alguaciles. Gerónimo Daniel, J oan Chichiotepegua y Pedro
Huecamecal, indios principales. Pedro de Santiago, Martín Gonzalo,
Andrés Jusepe y Andrés Ysquen, mayordomos. Se les notifica lo de-
puesto por los testigos quejosos, y responden así:
Los macehuales se ocupan en las sementeras del común y las del
gobernador y principales. Al gobernador le dan 10 indios que le sirven
y una india, los cuales le labran sus sementeras y sus tierras y le
sirven en su casa y fuera de ella en todo lo que les manda. Y estos
dichos 1O indios e india le dan una semana sí y otra no, y en la
casa del común están ordinariamente cada día 4 indias y 2 indios
para que barran la dicha casa. Y en la iglesia andan siempre 6 indios
ordinariamente, 4 en la huerta y 2 que guisan de comer. Y los demás
se ocupan en aderezar paredes y hacer obras y en ir a hacer las obras
públicas que les mandan. Don Toribio dijo que por mandado del
doctor Quesada quedó que pagase a los indios que le sirviesen en su
casa su trabajo. No lo ha hecho, ni pagádoles cosa alguna. Demás
de lo susodicho, los indios maceguales han ido a labrarles al gober-
nador y a algunos principales las partes que les cupieron de las viñas
y morales que el dicho señor doctor les repartió. No han pagado por
lo susodicho, diciendo que los maceguales eran obligados a hacerlo
como tributarios. Todas las veces que se ofrecen algunas obras públi-
cas, cobran de los maceguales 30 cacaos, y se gasta y distribuye todo
lo que se coge, y maceguales y principales todos pagan los dichos
cacaos ( I, 56-5 7).
Hay la queja de que los macehuales llevaron tres caminos de leña
a la ciudad de México por mandado de Romano, que todo montó
14 pesos y 7 tomines y medio, y no los pagaron a los macehuales.
El mayordomo Juan Gueytlecot dijo que los asentó a la cuenta de la
casa del común y los tiene gastados.
Para una fiesta de todos los santos, recogieron de los maceguales
cierta cantidad de tamales y cacao y no saben lo que cada uno dio
ni si lo dieron todos los maceguales del pueblo. Todo el maíz que se
526 EL SERVICIO PERSONAL DE LOS INDIOS EN LA NUEVA ESPAÑA
de los testigos dice que don Toribio puede haber diecisiete años poco
más o menos que le conoce ser cacique en el pueblo de Atlacubaya
y conoció a su padre Zuncia, cacique del pueblo, y oyó decir que el
abuelo Yzcoc;o fue asimismo cacique y señor del pueblo mucho tiempo.
Siguen declaraciones similares ( r, 66-6 7) .
Si ya estas actuaciones en Tacubaya, sujeto de Coyoacán, mues-
tran la amplitud de las prestaciones que dan los indios comunes al
gobernador y demás principales, al llegar el oidor Gómez de San-
tillán a la cabecera, en 30 de mayo de 1553, comienza nuevas dili-
gencias en las que hace comparecer a las sigu:cntes personas: don
Juan, gobernador del pueblo. Don Luis de San Pedro y don Luis
Cortés, alcaldes. Don Luis de Santiago, Juan de San Lázaro, Miguel
de la Cruz, Pedro de Paz, Toribio Sylvestre, Juan Huytecotel, Bar-
tolomé Atenpanecal y don Martín de Paz, regidores. Don Antonio,
don Baltasar, Juan de Guzmán y Bartolomé León, principales. Martín
Tlacatetel y Miguel Huecamecal, mayordomos. Domingo Amantecal
que fue antes de los susodichos, el cual dijo que Martín Coyugua que
fue del año pasado juntamente con él es ya difunto. Agustín Gallego
y Alonso Huytecotel, contadores. Pedro de Suero y Alonso de Vena-
vides, escribanos del presente año. Francisco Bazaneza, Antón Feli-
ciano, escribanos que dijeron ser. Miguel Huecamecal, Gonzalo Ló-
pez, Francisco Amystlato, Luys Danyel, Myguel de la Cruz, Martín
Tlacuscalcal, Miguel Sánchez y Cristóval Suchigua, alguaciles. Alonso
Tlapaltecal, alcaide de la cárcel ( r, 74-7 5). Como se ve, esta buro-
cracia india de un pueblo importante como era Coyoacán no deja
de ser numerosa y revela la estratificación interna de la población
indígena antes y después de la conquista española, porque el linaje
del cacique don Juan era antiguo, sus parentescos y relaciones matri-
moniales iban lejos y alcanzaban a otros lugares asimismo importan-
tes, como Tezcoco.
Don Juan declara por intérprete que él no tiene título alguno
de su cargo más de que su padre que se llamó Quahupupucazen fue
cacique en este .pueblo diez años, y después de muerto su padre suce-
dió en la gobernación un hermano de don Juan, hijo del dicho Quahu-
pupucazen, que llamaron don Hernando Cetoice, el cual gobernó cinco
años más o menos y murió sin dejar hijo ni heredero alguno. Por
muerte de don Hernando su hermano, sucedió el dicho don Juan en
la gobernación de este pueblo, la cual ha que tiene 29 años poco
más o menos [esto lleva el comienzo a cerca de 1524]. Antes que su
padre fuese cacique de este pueblo, lo fue Zucamacen, que era pariente
suyo, y dejó una hija que es ya muerta. De esta hija quedó una
528 EL SERVICIO PERSONAL DE LOS INDIOS EN LA NUEVA ESPAÑA
nieta de Zuzamacen que vive hoy y es casada con don Antonio, so-
brino de don Juan. Y por esta causa este don Juan ha sido y es
gobernador y ha tenido y tiene el cargo. Los alcaldes exhibieron un
título firmado del virrey don Luis de Velasco y refrendado de Antonio
de Turcios, escribano mayor de la Audiencia y gobernación de Nueva
España, su fecha a 7 de enero de este año [de 1553]. Los regidores
dijeron que no tienen más título del que tuvieron el año pasado
y exhibieron un título firmado del virrey y refrendado del dicho
Antonio de Turcios, su fecha a 9 de enero de 1552, en el cual parece
estar señalados por alcaldes don Antonio y Bartolomé y por regidores
don Luis Cortés y don Luis de San Pedro y con ellos asimismo don
Luis de Santiago, don Martín de Paz, Miguel de la Cruz, Juan de
San Lázaro, Pedro de Paz y Toribio Sylvestre. Y dijeron que el virrey
les mandó que si los dichos regidores habían usado bien sus oficios,
que se quedasen en ellos por este presente año, y que los dichos Bar-
tolomé Atenpanecal y Juan Hueytecotel que los eligieron en su cabildo
en lugar de los dos alcaldes, que solían ser regidores, y que de ello no
han dado noticia al virrey ni tienen título de regidores más de lo
que dicho tienen. Los alguaciles exhibieron. un título firmado del virrey
y refrendado de Antonio de Turcios, de 7 de enero de este año, en
el cual parece estar nombrados por alguaciles de este pueblo los dichos
Miguel y Martín, Gonzalo y Miguel, y los dichos Luis Daniel y Fran-
cisco Amystlato y Cristóbal; dijeron que no tienen más título de que
el gobernador y alcaldes y regidores, por mandado de Luis León
Romano, los nombraron por alguaciles para que tuviesen cargo de
las sementeras, leña y yerba y de los bastimentas. Romano no les
quiso dar título diciendo que se habían de mudar de mes a mes.
Alonso Tlapaltecal dijo que no tenía más título de que el goberna-
dor y alcaldes y regidores lo nombraron por alcaide de la cárcel
puede haber cuatro meses y le dieron vara de justicia para ello (1,
76-77).
Aparecen en la Colección relativa a Coyoacán, cacicazgo antiguo,
importante y bien documentado, algunas noticias sobre gobierno del
pueblo que nos parece pertinente recoger.
Por petición que hacen don Juan gobernador y la justicia y regi-
miento del lugar, hacia el 3 de febrero de 1554, suplican a Su Majes-
tad que les haga merced que el hijo del gobernador suceda en la
gobernación de su padre, y sus descendientes, y a falta de hijo, la hija,
conforme a la orden que entre ellos tienen, que es que casándose con
indio principal, suceda en la gobernación, y casándose con indio ma-
cegual, no suceda en la gobernación, porque los frailes no se entre-
11. CACIQUES, PRINCIPALES Y COMUNIDADES INDÍGENAS 529
que figura en los papeles de la visita del oidor Santillán, acaso por disminuci6n
habida en la poblaci6n). Sigue un documento sin fecha, en náhuatl, referente
a la distribuci6n de los trabajos previos a la siembra del trigo en tierras de
don Juan, con traducci6n moderna: Trabajarán la tierra en San Agustín, rozarán
los maceualli del señor don Juan, empezando la roza los de Xiuhtlan, los de
Zacamolpan, los de Ocotitlan, Couatzonco. Y la gente de Tepan y la gente
de Auapoltitlan, en la semana los dirigirá Diego. Y los de Acopilco darán su
madera cortada y su cimiento de petate de Pedro de Vercala, en la semana los
dirigirá Uitznáhuatl. Y a la gente de Atlauhcamilpan darán la comida a la gente,
en la semana los dirigirá Domingo. Y la gente de Cimatlan y Mixcouac que
hicieron el cultivo, vigilarán el trigo de Atepocaapan, en la semana los dirigirá
Juan Tlanauaua. Labrarán todos los tlalcoualli -tierras compradas- que están
dispersas, empezando por Nezaualcaltitlan, en la semana los dirigirá Ant6n Vixto-
polcatl. Los de Chimaliztac andarán trayendo los toros que labrarán en la semana.
(Es de observar que este cacique don Juan dedica parte de sus tierras al cultivo
de origen hispano del trigo, que emplea grueso número de sirvientes, y tracci6n de
bueyes e instrumentos de labranza europeos.) El alcalde don Luis de San Pedro
tiene 22 indios. El alcalde don Luis Cortés tiene 27 indios, etc. Hay casos en los
que s6Io figuran 3 indios, 2 y hasta uno (1, 148-158). Se precisa que esos indios
están en las tierras de los principales o que éstos los tienen en sus tierras y que
pagan renta y terrazgo por dichas tierras (1, 149-150).
532 EL SERVICIO PERSONAL DE LOS INDIOS EN LA NUEVA ESPAÑA
sus casas, dando a cada una, cada semana, tomín y medio. Todo lo
que los indios dieren en tributo sea solamente trigo, maíz, gallinas,
leña y yerba, y no otra cosa, y para pagar el trigo cada uno de los
barrios haga una sementera de 100 brazas en cuadra, las cuales
siembren y beneficien y cojan y pongan en la cabecera en la casa
pública con cuenta y razón, y el maíz y lo demás que cada uno
hubiere de tributar conforme a su posibilidad, lo den y paguen por
el repartimiento que les está hecho por el padrón general y por los
padrones de los barrios y pinturas que a cada uno de los indios tribu-
tarios se dan, y las viudas y menores y huérfanos no han de tributar
yerba ni leña sino lo demás conforme a los padrones y pinturas (1, 222
y ss., 234-236).
Solían gozar los caciques y comunidades de ciertos derechos que
se cobraban los días de mercado o de tianguez, de los vendedores
que acudían con sus bastimentas y artesanías. En el caso de Coyoa-
cán, se dice en la tasación que parece ser anterior a la del oidor
Gómez de Santillán, ésta de 1553 como sabemos, que el mercado
pertenecerá a don Juan, pertenecerá a la casa del Tecpan (Colección,
n, 192-193). Esa renta del mercado para el cacique se menciona de-
talladamente en otros documentos (Ibidem, n, 188-191, 194-196), y
testigos viejos declaran que lo recaudado cada lunes se dedicaba para
sustentamiento y comida de los tequitlatos y principales de esta juris-
dicción y de otras partes que venían a negocios y no podían volver
aquella noche a su casa, porque hay muchos sujetos a esta villa
lejanos. Otro testigo calcula la recaudación semanal en 600 cacaos, y
dice que 200 se dan al alguacil del cacique, y 400 los entregan al
mayordomo para los gastos que se hacen con los oficiales de la jus-
ticia que viven lejos de esta villa y vienen a negociar con el gober-
nador y alcaldes, y se ha tenido de costumbre de muchos años a esta
parte (Ibidem, n, 40-44). Pero el alcalde mayor, Femando de Por-
tugal, de acuerdo con el virrey, ordena el 2 de junio de 1578 que
no se cobre en adelante (lbidem, n, 45). La parte del cacique apeló
ante la Audiencia diciendo que eran derechos que de tiempo inme-
morial están en costumbre de haber y cobrar (Ibidem, n, 47). No
viene la resolución de esta apelación. Fuera del aspecto jurisdiccional,
estos documentos muestran la extensión y la variedad de los compo-
nentes y artículos habituales del mercado o tianguiz de Coyoacán.
Como se ve, las prestaciones para el cacique y los principales, así
como para la casa del común, alcanzaban cierta amplitud; pero paula-
tinamente se venían tasando y moderando por los oidores españoles
que visitaban el pueblo.
538 EL SERVICIO PERSONAL DE LOS INDIOS EN LA NUEVA ESPAÑA
TO• Colección Muñoz, t. 87, fol. 11 lv. Sobre la manera como el virrey Velasco
puso en práctica la administración de los pueblos de indios, aparecen numerosos
e importantes textos en la obra de S. Zavala, Libros de Asientos de la Gobernación
de la Nueva España. (Periodo del virrey don Luis de Velasco, 1550-1552). México,
Archivo General de la Nación, 1982. (Colección: Documentos para la Historia, 3),
apartado 11, pp. 337-450.
TO& Cfr. mi Recuerdo de Vasco de Quiroga, México, Editorial Porrúa, 1965,
p. 52.
11. CACIQUES, PRINCIPALES Y COMUNIDADES INDÍGENAS 539
7QG Colecci6n Muñoz, t. 87, fols. 29-30v. Colecci6n Paso y Troncoso, carpeta 7,
doc. 418. A.G.I., Papeles de Simancas, 60-4-1. (Libro de Cartas.)
ll. CACIQUES, PRINCIPALES Y COMUNIDADES INDÍGENAS 54}.
que se les den curadores. Para confirmar las elecciones, los indios
tienen que ir al virrey, y este viaje les es penoso; opina Díaz de Vargas
que bastaría que las elecciones se hiciesen ante sus justicias y regi-
dores, y presentes los corregidores españoles, y que no se exigiera
confirmación del virrey sino para elecciones de gobernadores. 1º1
En la visita que el propio Gonzalo Díaz de Vargas hizo, por nom-
bramiento del virrey don Luis de V elasco, en cumplimiento de cédula
real, en las provincias de Chiautla, Teutlalco, Olinala y Papaluta,
tomó con respecto a los servicios para los caciques y principales indios
algunas medidas, que consistieron en tasar lo que los macehuales ha-
bían de dar a caciques, gobernadores y principales, y restituyó algunos
mayorazgos o señoríos que de diez años (antes del 20 de mayo de 1556
en que informa al rey de su visita), habían sido usurpados a los
dueños por ser niños al fallecimiento de sus padres. También dejó
a los pueblos de indios, capítulos y orden para sus comunidades y
repúblicas, y de lo que habían de hacer y guardar. En la provincia
de Chiautla, que era de la corona, explica que moderó a los caciques
y principales que tienen a su cargo pueblos, estancias o barrios, lo
que les habían de dar los macehuales, conforme a la cantidad de
indios que tienen, en sementeras y otras cosas; les había quitado co-
múnmente la tercera parte de lo que antes les solían dar, porque
encontró generalmente la tiranía de que los caciques y principales, si
hacía treinta años o más o menos tiempo, que un pueblo, barrio
o estancia tenía por ejemplo cien casas, y éstas daban al cacique o
principal al año cien pesos en cosas, y las cien casas habían dismi-
nuido hasta ser veinte, estas veinte daban y suplían de presente al
cacique o principal lo mismo que le daban antes siendo cien. Díaz
de Vargas estableció las tasaciones conforme a.. la población que halló
al presente, y de todo esto dejó hechas pinturas y escrituras en for-
ma en poder de los principales y de los macehuales y tequitlatos, y el
registro quedaba en poder de Vargas para que no pudiera haber
fraude en ningún tiempo. En Chiautla descubrió siete cacicazgos o ma-
yorazgos usurpados e hizo las restituciones, tomando medidas para
la administración de los bienes de los herederos niños. En la provincia
de Tevtlalco, mitad de la corona y mitad del encomendero Ruy Gon-
zález, tasó los tributos de gobernadores, caciques y principales, y resti-
tuyó diecisiete mayorazgos o señoríos usurpados por otros indios. Halló
otros insultos que los caciques y principales hacían a los macehuales,
y los desagravió, y a todos dejó conformes. En la visita de Papalutla,
bre, peor que bajo Moctezuma, haciéndolos trabajar para los fondos
de comunidades que los principales consumen, o haciéndolos sembrar
campos, construir casas, llevar cargas sin paga. Los indios comunes
están tan sujetos a ellos que no oponen resistencia. Hay un número
tan grande de principales, que si no se pone un alto, casi todos van
a serlo. E&to ocurre en dos maneras: primero, uno se vuelve merca-
der y habiendo reunido algún capital se convierte en principal; si
hace alguna contribuci6n al tributo, no es en dinero o servicio per-
sonal. En segundo lugar, los que sirven a los frailes, así como sus
padres y hermanos, están libres del tributo y servicio personal. A re-
sultas de esto, la carga recae sobre los maceguales, que sirven no s6lo
a sus principales tradicionales sino también a los que se han convertido
en principales, porque los últimos no quieren cultivar los campos ni
hacer ningún servicio personal. El can6nigo pide remedio. Este informe
reproduce el que ya conocemos del Arzobispo Montúfar, de 30 de
noviembre de 1554, supra, p. 538. Habiéndose visto en el Consejo de
Indias la relaci6n del can6nigo Ruiz Rubio, la princesa doña Juana,
por real cédula dirigida a la Audiencia de la Nueva España, fechada
en Valladolid a 27 de mayo de 1558, ordena que se vea lo susodicho
y se provea lo conveniente.711
En lo que respecta a los recursos de las comunidades de indios,
el rey hace saber a la Audiencia de la Nueva España, desde Valla-
dolid, a 3 de octubre de 1559, que se ha hecho relaci6n que los
miembros de esa Audiencia son de parecer que se quite la mitad del
tributo que los indios pagan al rey y a los encomenderos y se aplique
a sus comunidades, y que se ha quitado alguna renta de esa manera
(el título de la cédula era "sobre que no se pague la quarta") . Se
razonaba en contra de esa medida, que el tributo de ocho reales y
media hanega de mafz, y aun menor en otras partes, era moderado;
que los gobernadores y principales tenían patrimonio y tasaciones
y obras para suplir sus necesidades. El rey pide que se le informe, y
entreanto, la Audiencia no se entremeta en quitar de los tributos
que los indios pagan a la corona y a los encomenderos para darlo
a las comunidades, y den por ninguno lo hecho; en la Hacienda Real
no han de disponer sin consultar primero, y cerca de los encomen-
deros, no es justo quitarles de la tasa sin que el rey lo vea y deter-
mine.712 De suerte que la corona no aprueba esa deducción que fa.
vorece a las comunidades de indios, con merma de la renta que por
concepto de tributos reciben la corona' y los encomenderos. Sin cm-
T'11 Kraus Collection, p. 32, n. 51.
Tll Puga, Cedulario, edic. 1563, fol. 211v.
11. CACIQUF.S, PRINCIPALES Y COMUNIDADES INDÍGENAS 545
un real cada semana o· sea cuatro reales cada mes, "atento que se le
quit6 [al dicho gobernador de Totolapa] la comida y dineros que
le daban". [Nótese que en 1559, cuando ya se han suprimido en
'general los servicios personales en las tasaciones para los españoles,
son permitidos en esta tasación del virrey Velasco para el gobernador
de Totolapa, pero dando comida a los indios el propio gobernador
y con paga de modestos salarios a costa de sobras de tributos de la
'comunidad.] A cuatro alcaldes del pueblo de Totolapa y sus sujetos,
se dé anualmente, a ·cada uno, 20 hanegas de maíz. A dos principales,
mayordomo y un escribano de comunidad y cabildo, se les dé, a cada
uno, 10 hanegas de maíz, y al escribano le beneficien una sementera
de 40 brazas de largo y 20 de ancho, "no llevando derechos a los
pobres ni de las cosas de oficio". A seis principales menores, encar-
gados de ir a mandados a México y a las estancias sobre obras públi-
:cas, a cada uno se beneficie anualmente una sementera de maíz de
·40 brazas de largo y 20 de ancho. Tc>clo esto lo pagarán la cabecera
así como sus sujetos pues conviene al cabildo y comunidad de todos.
·Y por que cada pueblo o estancia tiene por si en la dicha comunidad
tsus sobras y su cuenta de ellas, a los principales de cada pueblo o es-
tanda se les pagará de sus mismas sobras en la forma siguiente:
TOTOLAP.AN: a don Martín Cortés y a don Pedro Tolentino,
ptjncipales, a cada uno, al año; 20 hanegas de maíz y beneficiarles
·una sementera de 120 brazas de lárgo y 60 de ancho. ften a don
·Andrés Hueytecotle y Antón Tlacatecatl y a Miguel Tlacuchicalcatl
'y Damián Panchimalcatl, a cada uno, 5 · hanegas al año de maíz y
·una sementera de 80 brazas por 40. ATLATLAUCA [sujeto a Totolapa]:
'al gobernador, cada año, 80 hanegas de maíz y 40 de trigo, y ordi-
nariamente dos indios con sus mujeres, a los cuales ha de dar de
comer, y de la comunidad se les ha de pagar un tomín cada semana,
'que sale a cuatro reales cada mes, y se le beneficie una sementera
de 200 brazas en cuadra. [Misma observación, con respecto a los
servicios personales ordinarios, que hicimos en el caso del gobernador
'de Totolapa.] A don Joaquín, principal, cada año, 20 hanegas de
:maíz y una sementera de 100 por 60 brazas. A don Pedro Núñez
'y a Jacobo de Valdés y a Pedro Veytecutle, cada año, cada uno, 8 ha-
, negas de maíz y una sementera de 80 por 40 brazas. A U ecamecatl,
rprincipal, una sementera de 60 por 40 brazas.
' Siguen hanegas y sementeras para principales de Avatlan, Ne-
'popoalco, Metepec, Cuylotepeque, Atengo, Tolapan, Chichiutepec,
(Theufaco, Quoaumilpa, .Tlayacapan, Tepetenchi, Olac, Tepetixpla,
Texcalpan, Cuahnanacazinco, que son pueblos, estancias y barrios
ll. CACIQUES, PRINCIPALES Y COMUNIDADES -INDÍGENAS 547
principales de Totolapa y explican que habrá dos años que ellos, con
licencia del virrey, repartieron a cada tributario del pueblo y sus
sujetos, demás del tributo principal que dan a S.M., tres almudes de
trigo y media hanega de maíz al año, para que hubiese más sobras
de tributos y procedido de comunidad. Que así lo han hecho, pero
ocurre que a veces no se producen esos frutos y tienen que ir a com-
prarlos a otros lugares, por lo que acordaron que se conmute dicho
trigo y maíz en una mantilla de cuatro piernas que comúnmente vale
4 tomines, dándoles la comunidad el algodón. Lo aprueba así el
virrey, precisando que cada pierna de las cuatro al año la den cada
tres meses. También aclara que en nada se altere el tributo para S.M.
Se sacó el traslado de estos mandamientos, por mandado del licen-
ciado Valderrama, visitador general, en la ciudad de México, a 29 de
mayo de 1564.
Viene luego una "Relación particular de la tasación que estaba
hecha para el pueblo de Totolapa y sus sujetos". [No se indica quién
hizo esta última tasación, ni cuándo, ni la "Relación particular" lleva
fecha ni autor, pero es de creer que se trata de actuaciones relacio-
nadas ya con la visita de Valderrama.]
Explica que este pueblo tiene 5 005 vecinos. Lo tasó el virrey
Mendoza, estando en la tierra el licenciado Tello de Sandoval, visi-
tador, en 3 480 pesos de oro común, repartidos en cada tres meses,
860 pesos [sic, p. 244].
"En toda la Nueva Spaña no hay pueblo de los que están puestos
en la Corona Real, del tamaño del susodicho, ni aun de dos tantos
vecinos, que pague otro tanto a S.M."
El virrey don Luis de Velasco mandó, en 3 de julio de 1559, que
cada indio casado pague un peso de oro común y media hanega de
maíz y tres celemines de trigo, y el viudo o viuda la mitad.
También les mandó que hiciesen de comunidad una sementera
de 1 070 brazas de largo y 240 de ancho, más otras 60 o más semen-
teras para el gobernador y principales y otras personas que tienen
a cargo estancias, barrios y sujetos del dicho pueblo.
Después, en 4 de junio de 1561, don Luis quitó a cada tributario
los tres celemines de trigo, y de la media hanega del maíz les quitó los
tres celemines, y en lugar del dicho trigo y maíz, les mandó pagar
a cada tributario cuatro piernas de mantillas para guaypiles, que es
un vestido de mujeres.
Por manera que ahora paga cada tributario un peso de oro común
y las dichas cuatro piernas de mantillas y tres celemines de maíz,
550, EL SERVICiq _PERSON~L DE LOS INDIOS EN _LA; N1!EVA E~PAÑA
276, 280. Puede verse que llegó a tener mando con asentimiento virreinal. En la
obra de Manuel Toussaint, Pátzcuaro, México, Imprenta Universitaria, 1942,
pp. 226-230, se reproduce una valiosa ''Información de los méritos y servicios
de Don Antonio Huitsimingari y su padre Cac;onci Rey y señor natural que fue
de toda la tierra y provincia Tarasca, confines de México hasta Culiacán", fe-
chada en México, el 29 de agosto de 1553, en 25 capítulos, que presenta fray
Pedro de la Peña en nombre de Don Antonio, ante Vuestra Alteza, el Consejo
de Indias, con un parecer del virrey Don Luis de Velasco y de los oidores de
México, para lo cual -dice- la Real conciencia de Vuestra Magestad encargo.
Procede del A.G.I., Patronato Real, 1-2-7 /27. Núm. 2 R. 3. Don Antonio menciona
haber sido general de los indios en la pacificación de los Guachichiles y Chichime-
cas bravos que salteaban el camino de los (:acatecas, y que por mandado del
virrey Don Luis de Velasco fue a dicha guerra. No tiene de renta más de 300 pesos
de tipuzque de que S.M. le ha hecho merced en su Real Hacienda, con lo cual
no se puede sustentar. A su vez, en la obra de Delfina Esmeralda López Sarre-
langue, La nobleza indígena de Pátzcuaro en la época virreinal, México, 1965
(Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Históri-
cas, Serie de Historia Novohispana, 20), p. 172 y ss., bajo el título de "El dés-
pota ilustrado'', se encuentra una breve documentada biografía de Don Antonio
Huitziméngari Caltzontzin, que estudió en el colegio de estudios mayores de los
agustinos en Tiripitío. Murió en Pátzcuaro en 1562, entre el 13 de septiembre
-fecha de su testamento- y el 9 de octubre.
554 EL SERVICIO PERSONAL DE LOS INDIOS EN LA NUEVA ESPAÑA
718 Museo Nacional. México. Biblioteca. Mss. E.C.T. 4.390. Mise. "Documentos
Varios'', 1648-1862, fols. 8 a 34.
556 EL SER.VICIO PERSONAL DE LOS INDIOS EN LA NUEVA ESPAÑA
124 El Libro de las Tasaciones ••• Siglo XVI, México, Archivo General de la
Naci6n, 1952, p. 5.
ll. CACIQUES, PRINCIPALES Y COMUNIDADES INDÍGENAS 575
debe ser debajo) del poderío de sus padres, porque no van metidos
en la dicha cuenta. Y esto guarden por tasación y se asiente en los
libros de las tasaciones, y sea a cargo de los oficiales reales de proveer
lo necesario al ornato del culto y sustentación de los religiosos que
tienen a cargo la doctrina de los naturales del pueblo.1211
El Presidente y los Oidores, a 12 de mano de 1566, atento que
por las averiguaciones hechas parece que de los indios tributarios de
este pueblo faltan 167 y medio, mandaron que de aquí adelante, hasta
que otra cosa se provea, se descuente a los dichos indios del tributo
en que últimamente fueron tasados, 167 pesos y medio de oro común,
y 83 hanegas y 9 almudes de maíz, de lo que cabe a S.M., y 31 pe-
sos y 6 granos del dicho oro, de lo que se reservó a su comunidad,
y sólo se ha de cobrar de los indios lo restante, en cumplimiento a la
cuenta contenida en el auto de la tasación.126
Como se ve, la reducción afecta a los dos renglones del tributo
para la corona y para la parte asignada a la comunidad.
Otro ejemplo es el relativo al pueblo de Aguatlán, que el Presi-
dente y los Oidores tasan en la ciudad de México, a 6 de julio de 1565,
que está también en la corona real. Atento lo que consta y la can-
tidad de gente que hay en el pueblo y sus sujetos, siendo presentes
los oficiales de S.M., mandaron que en adelante, hasta que otra cosa
se provea, los indios del pueblo den de tributo, en cada un año,
86 ps. 9 granos de oro común, por los tercios del año, y más 36 hane-
gas y 3 almudes de maíz al tiempo de la cosecha, puesto en la cabe-
cera del pueblo, de lo cual lleve S.M. 72 pesos y 4 tomines del dicho
oro, y todo el maíz por entero. Y los 13 pesos 4 tomines y 9 granos
restantes queden para la comunidad del pueblo. Se repite lo de la
caja de tres llaves que tengan el Gobernador, el Alcalde y un Mayor-
domo, y presentes los tres se gaste lo que se hubiere de gastar en
cosas convenientes y necesarias a su república y pro de ella, de lo cual
tengan cuenta y razón en un libro con día, mes y año, para darla
cada vez que les sea mandado. Y para pagar el tributo, se reparta
en todo el año, a cada tributario casado, 9 reales y medio de plata,
y media hanega de maíz, y al viudo o viuda, soltero o soltera que
vivieren de por sí, fuera del poderío de sus padres, la mitad, y no se
les pida más tributo ni servicio so penas, so las cuales no cobren
tributo alguno de los mozos solteros que estuvieren debajo [sic] del
poderío de sus padres, en el entretanto que no salieren de él o se
1211 !bid., p. 6.
726 !bid., p. 7.
576 EL SERVICIO PERSONAL DE LOS INDIOS EN LA NUEVA ESPAÑA
n1 Ibid., p. 27.