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Importancia y beneficios de la educación

en la Primera infancia
En América latina y el Caribe los niños encuentran barreras para acceder a programas de
educación para la primera infancia los más vulnerables son los niños de familias más
pobres, los que residen en entornos marginales y áreas rurales, indígenas, en riesgo o
víctimas de desplazamiento, conflictos y desastres, los niños con discapacidades o con
retrasos.

En tiempos del coronavirus, más de 20 millones de niños en la educación se encuentran


fuera de las zonas, permanecen encerrados, mientras toman las medidas de protección.
Incluso los niños más pequeños son los más afectados. En esta crisis afecta a todas las
familias

“La falta de una educación preescolar de calidad limita el futuro de la niñez al negarle la
oportunidad de alcanzar todo su potencial. También limita el futuro de los países,
robándose el capital humano necesario para reducir las desigualdades y promover
sociedades pacíficas y prósperas.”

Los primeros años de vida son básicos para el desarrollo integral de la persona a la vez que
define sus capacidades para ser buenos ciudadanos. La escuela busca que los niños
comprendan y regulen sus emociones y comportamientos, representen sus vivencias, sean
autónomos, independientes, responsables y productivos mejorando así su autoestima. Los
niños son seres sociales y el vínculo así sea de manera virtual con sus compañeros lo ayuda
a descubrir sus capacidades y potencialidades para interactuar con otros niños de su edad.
En la escuela se reconoce y garantiza el derecho de los niños para ampliar sus capacidades y
llevarlos al siguiente nivel de desarrollo, asegurando que los aprendizajes se unan unos con
otros, y no se detengan. Todo aquello que el niño experimenta durante sus primeros años
de vida establece un cimiento decisivo para triunfar en diferentes áreas en los años
posteriores, por ejemplo, en su rendimiento académico y aspectos de su personalidad.

La UNESCO señala que optimizar las intervenciones orientadas a la primera infancia, es la


mejor inversión en la vida de las personas ya que predice su progreso escolar y en las
personas en que se convertirán a futuro. Por lo tanto, la temprana infancia es considerada la
etapa del desarrollo más importante en todo ciclo vital de un individuo y puede definir su
éxito en la vida.

La educación preescolar universal es una prioridad mundial, porque:

● Establece bases sólidas para el aprendizaje.


● Aumenta la eficacia y la eficiencia de los sistemas educativos.
● Es una estrategia eficaz para promover el crecimiento económico.

La educación no consiste en ofrecer las cosas ya hechas o dar las respuestas acertadas. Se
trata de mostrarles el camino para que con lo aprendido sean ellos los protagonistas de sus
propias decisiones y de sus propios errores. Así irán construyendo y desarrollando su
personalidad y sus capacidades físicas e intelectuales. Esto contribuye al crecimiento
personal y favorece la integración social y profesional

La importancia del aprendizaje en la primera infancia está arraigada en la segunda meta del
Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, que busca garantizar que, para 2030, "todas las niñas y
los niños tengan acceso a servicios de desarrollo y atención de la primera infancia y a una
educación preescolar de calidad, de modo que estén preparados para la enseñanza
primaria.

Existen valores que nos demuestran lo importante que es la educación durante la primera
infancia, y que su ausencia repercutirá gravemente en el desarrollo futuro:

1. Confianza: confiar en uno mismo nos proporciona la fuerza necesaria para


enfrentarnos a las adversidades y problemas cotidianos, logrando así el éxito
personal.
2. Seguridad: cuando tienes las herramientas adecuadas para afrontar diferentes
situaciones te sientes más seguro porque tienes la confianza suficiente en ti mismo
para superar cualquier reto.
3. Capacidad de decisión: el conocimiento de nuestro entorno y la seguridad en
nosotros mismos nos proporciona los recursos necesarios para tener capacidad de
decisión.
4. Felicidad: la confianza en uno mismo, así como en las propias capacidades es clave
para no rendirse y lograr alcanzar la meta. Conseguir los objetivos que nos hemos
propuesto nos permite desarrollarnos como personas, a la vez que nos proporciona
un gran bienestar y por tanto, felicidad.

La educación en valores debe brindarles a los niños y niñas herramientas para que puedan
desarrollar su propio criterio buscando la verdad y no ser manipulados por otros, para
querer el bien por voluntad propia y no por obligación, para que puedan afrontar así las
dificultades con confianza y optimismo, para que crezcan con buena autoestima, y con
deseos de superarse y mejorar la sociedad en que viven.

En la preparación de los recursos y los centros escolares no se debe olvidar la mirada


sistémica que requiera la calidad de la educación en la primera infancia, una planificación
sólida y adecuada, también las familias y comunidades.

Se debe considerar la seguridad y bienestar de los niños, las condiciones de cada país y las
medidas de servicios para que puedan operar de manera segura anticipándonos a
futuras crisis. Los padres juegan un papel importante en el aprendizaje de los niños.

Es fundamental que los niños y niñas se sientan protegidos y valorados para que el proceso
educativo, tanto curricular como emocional, sea efectivo y se convierta en verdadero motor
de desarrollo para construir sociedades más justas y equitativas.

En definitiva, la educación de la primera infancia tiene como función fomentar el desarrollo


infantil, y debe hacerlo tanto desde la práctica educativa con los niños como desde las
familias. Probablemente éste sea uno de sus retos más importantes, ya que no se trata sólo
de adecuar la práctica a la diversidad infantil, sino también a la diversidad familiar. Los
padres de familias y educadores tenemos una gran responsabilidad en la educación inicial
de los niños, ya que ellos cual esponjas aprenden observando e imitando al adulto en todo
lo que hace y dice.

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