Está en la página 1de 5

UNIVERSIDAD DE NAVOJOA

Escuela de Teología

Asignación:
Ensayo: Mi comunicación con Dios

Trabajo presentado en cumplimiento parcial de los


requisitos de la materia de: Comunicación

Alumno:
Isai Torres Reyes

Docente:
Yolanda Izquierdo Hernández

30 de agosto 2023
Mi comunicación con Dios.

Comunicación es la acción de transmitir un mensaje a un receptor. Cuanto más estrecho sea el

parecido entre la intención del emisor y la comprensión del receptor, tanto más efectiva será la

comunicación. La comunicación es la base de toda interacción social. Permite la transmisión de

los conocimientos acumulados y hace posible la existencia de la comprensión entre los

individuos. Según Melvin L. de Fleur, la comunicación o acto comunicativo es esa interacción

simbólica que distingue al ser humano de los animales. Este autor destaca que «la aptitud para

iniciar símbolos y responder a ellos uno mismo, de un modo convencional, es exclusiva del ser

humano.» Esto es producto de dos factores: la enorme capacidad de aprendizaje del ser humano

y la existencia previa de las convenciones culturales del lenguaje. Las dos formas más

importantes de comunicación son la del hombre con Dios y la de los seres humanos entre sí. La

comunicación es más que nuestra capacidad de hablar, sino también de escuchar. Al

comunicarnos con Dios, el primer paso es escuchar. Las principales formas de comunicación de

Dios con nosotros son a través de su Palabra. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra

de Dios.” (Romanos 10:17) y por medio del Espíritu Santo: “Mas el Consolador, el Espíritu

Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo

lo que yo os he dicho” (Juan 14:26). Nuestra principal forma de comunicación con Dios es la

oración. Debemos acercarnos a Dios en oración y seguir el firme ejemplo de nuestro maestro

Jesucristo, que al no poder comunicarse con Dios cara a cara, como lo hacía en el cielo, Jesús oró

con frecuencia y fervientemente para restablecer la comunicación íntima con el Padre. "orad sin

cesar" (1 Tesalonicenses 5:17).

En mi comunicación con Dios, mi propósito es la consagración a Dios todas las mañanas,

el espíritu de profecía nos dice; haz de esto tu primer trabajo. Sea tu oración: “Tómame ¡oh
Señor! como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio.

Mora conmigo, y sea toda mi obra hecha en ti”. Este es un asunto diario. Cada mañana el

consagrarse a Dios por ese día. Someter todos tus planes a él, para ponerlos en práctica o

abandonarlos según te lo indicare su providencia. Sea puesta así nuestra vida en las manos de

Dios, y por su grandiosa gracia al poner en practica esto podremos ser cada vez más semejante a

la de Cristo. La primera aspiración del alma por la mañana debe ser la de acudir a la presencia de

Jesús. “Sin mí—dice Cristo—nada podéis hacer”. Jesús es lo que necesitamos: su luz, vida y

espíritu deben ser nuestros constantemente. Lo necesitamos cada hora. Y por la mañana debemos

pedir en oración que tal como el sol ilumina la campiña y llena el mundo de luz, el Sol de justicia

brille en los recintos de la mente y el corazón, y nos haga todo luz en el Señor. No podemos vivir

un momento sin su presencia. El enemigo sabe cuándo empezamos a hacer a un lado a nuestro

Señor, y allí está él, listo para envenenar nuestra mente con sus malvadas sugestiones para que

perdamos la firmeza; pero el Señor desea que momento tras momento moremos en él, y así en él

seremos plenos.

Es muy triste cuando tienes compromisos con medio mundo, la escuela, el trabajo, los

amigos o la familia, a veces se te olvida la persona más importante, Dios. “[OREN]

incesantemente.” (1 Tesalonicenses 5:17.) “Perseveren en la oración.” (Romanos 12:12.) “Dense

a conocer sus peticiones a Dios.” (Filipenses 4:6.). La comunicación con Dios por los medios

que ya hemos mencionado es como una puerta que puedes abrir cuando quieras. Sin embargo,

muchos jóvenes admiten que no la abren con la regularidad o con la confianza suficiente. En mi

comunicación con Dios han existido diferentes barreras que considero todo hijo de Dios debe de

enfrentar cuando quiere mejorar en su comunicación hacia Dios: (1) exceso de ocupaciones

“Vigilen cuidadosamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios,
comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos” (Efesios 5:15, 16).

Fijar de antemano un momento del día para orar. Es más, escribir un recordatorio como cuando

tienes una cita, si uno mismo no se pone una hora específica para orar, se entretiene haciendo

otras cosas. (2) falta de concentración. Siempre me distraía y tenía la cabeza en todas partes,

menos en lo que digo. Si tu mente divaga con facilidad, procura hacer oraciones más breves. Con

el tiempo mejorarás tu capacidad de concentración. También si te cuesta mucho poder estudiar tu

biblia empieza por las historias de tus personajes favoritos para ir mejorando tus deseos de leer.

“Varias veces por día debieran consagrarse momentos preciosos, áureos, a la oración y al

estudio de las Escrituras, aunque sólo fuese para memorizar un texto, a fin de que la vida

espiritual pueda existir en el alma. Los intereses variados de la causa se constituyen en alimento

para la reflexión y son una inspiración para nuestras oraciones. La comunión con Dios es

sumamente esencial para la salud espiritual, y es en esa comunión solamente que podremos

obtener la sabiduría y el juicio recto tan necesarios en la realización de cada deber.”

(Testimonios para la iglesia 4,459).

Si queremos desarrollar un carácter que Dios pueda aceptar, debemos formar hábitos

correctos en nuestra vida religiosa. Nuestra comunicación con Dios a través de la oración

pidiendo la dirección del espíritu de verdad y el estudio de las sagradas escrituras diariamente es

tan esencial para el crecimiento en la gracia y aun para la misma vida espiritual, como el

alimento temporal lo es para el bienestar físico. Deberíamos acostumbrarnos a elevar con

frecuencia los pensamientos a Dios en oración. Si la mente se desvía, debemos hacerla volver;

por el esfuerzo perseverante, el hábito lo hará fácil al final. No hay seguridad separándonos un

solo momento de Cristo. Podemos contar con su presencia para ayudarnos a cada paso, pero sólo

si observamos las condiciones que él mismo ha dicho.


Bibliografía

White, Elena G. de. Testimonios para la iglesia 4. México: Asociación Publicadora

Interamericana, 2007

White, Elena G. de. La oracion. México: Asociación Publicadora Interamericana, 2009

También podría gustarte