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San Miguel Arcángel

Defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la
perversidad y asechanzas
del demonio.
Que Dios manifieste sobre él su
poder, es nuestra humilde súplica.
Y tú, oh Príncipe de la Milicia
Celestial, con el poder que Dios te
ha conferido, arroja al infierno a
Satanás, y a los demás espíritus
malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén.
Soy el mensajero del Señor, por haber
sido el portador de la noticia de la
Encarnación.
Represento ante todo la pureza. Guío las
emociones y sentimientos puros que te
llevan al amor de Dios.
Mi nombre significa “Dios es mi fortaleza”.
A través de mi Dios puede concederte la fuerza
para superar todas tus dificultades. Por eso
cuando te sientas triste, o en profunda
desolación, llámame, caminaré y hablaré
contigo, así te darás cuenta que no estás sola
en la vida.

Siempre estaré a tu lado,

Gabriel

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