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ESTUDIOS CLINICOS Del significante El elo ol eluate RecN [- Ricardo Rodulfo Lie Tele dalesiohe) e-4cacolit Te} 10. EL ADOLESCENTE Y SUS TRABAJOS* (Bocetos) Acaso el cardcter particularmente —y demasiado a menu- do, desde el punto de vista psicopatolégico— fragmentario y a medio acabar de las tareas que interpelan al sujeto durante To que se ha dado en Tamar (lo cual de por sf eanstituye todo un problema) adolescencia incida en el modo a la vez, entrecortado, rengueante a fuer de discontinuo, en que me vengo ocupando del tema. Sin embargo, no sin insistir en avanzar, en El nifio y el significante, particularmente, los dos extensos eapitulos finales se dedican, a través de un torso clinico prominente, a exponer ciertos resultados de una investigacién eliniea sobre la espinosa cuestién del trabajo y sus vinculos con la formacién y el funcionamiento de los ideales. Estos bocetos procuran ahora situar cierto conjunto de trabajos, situar cierto conjunto y no tanto una “vision de conjunto” que no estamos en condiciones de hacer. El adolescente tampoco la tiene y ésta es una de las notas esenciales de su posicion y que asume a veces en él una actividad teorética que restituye como puede un sentido a lo que si no se le desperdiga. Este es el lugar (y el valor) de las ideologerias que inventa, generalmente por extraccién de * Basado on una exposicién realizada en la Bscucla Argentina de Pricoterspia para Graduados (1989) y en tn seminario consagrado a “Los tiempos del narcisismo en Ia adoleseeneia’, dictado en Ia UBA, 1986 bloques seménticos y/o significantes de ideologias mas o menos vivientes, 0 por lo menos de mitemas en lentisima disolucién en el seno de las sociedades donde habita. Hacerse vegetariano y despreciar la carne, jqué buena enmienda imaginaria a los agudos conflietos con que su carne trastrocada le aguijonea sin paz! Mi punto de partida ha sido una cierta inquietud por fandamentar psicoanaliticamente el concepto de adolescencia, darle una especificidad psicoanalitiea; no como un término meramente descriptive venido de otra parte. Pensar no sélo qué puntos de estructuracién subjetiva que se cumplen en la adolescencia justifican psicoanaliticamente hablar de ado- lescencia, sino también el tema de qué cuestiones plantea la adolescencia—como masa de aconteeimientos— al eoncepto de estructura en psicoandlisis; porque puede haber (de hecho hay) ciertos conceptos de estructura en psicoandlisis muy cerrados, que no dejan lugar a una fundamentacién psicoana- litiea del concepto de adolescencia, que le vaefan de contenido, Tales especificidades las he pensado en la perspeetiva de trabajo. “El adolescente y sus trabajos.” Esto merece amplia- Por una parte este texto, el texto que estoy eseribiendo, retoma, trata de desarrollar algunas cuestiones esbozadas un poco por encima, o con indicaciones mis que con desarrollos, en un libro anterior.’ Alli una pregunta que se usa mucho, y que me parecié muy productiva como pregunta elinica frente aun nifio oun adolescente, es: {En qué trabajo anda ese chico ‘ese adolescente que vienen a la consulta?... {En qué trabajo de simbolizacién anda? pregunta para evaluar,.. pregunta que, por un lado, sirve para el diagndstico diferencial en cuanto a detectar que el chico esté muy atascado en algunos de sus trabajos o muy sin abrir otros trabajos que son necesarios para su estructuracién, Por otra parte, el concepto de trabajo no es en absoluto analégico, es un concepto nuclear en psicoandlisis, hay una tradicion —digamos— psicoanalitica en ese punto. Podemos 1. Clinica psicoanaltiea con nitos y adolescent: Una introduccién, de ‘Marisa Rodulfo y Ricardo Rodulfo, Buenos Aires, Luger, 1986, 158 recordar el trabajo del suefo, el trabajo del duelo.. Toda la cuestién puberal puede pensarse en la perspectiva de “exigencia de trabajo”, como Freud dice de lo pulsional, para el psiquismo. Por otra parte, el concepto de trabajo también podemos articularlo a lo que F. Dolto piensa como castraciones; como distintas castraciones necesarias a la estrueturacin subjeti- va, eastraciones simbélicas. Castraciones que son trabajos, por que se abre alli una perspectiva interesante que es no tomar la castracin como algo pasivamente sufrido por el sujeto, algo que le pasa, sino como un trabajo del cual él es el agente principal; que lo haga por medio de ciertas funciones —eomo Ta paterna, por ejemplo, o la que fuere— no quita que él es agente alli de su propia castracin simboliea... En ese sentido, todo un trabajo ‘Ademés, hablar asf de “trabajo” se anuda también a una referencia mitiea que en psicoanélisis no nos viene mal... A Jos trabajos de Hércules, en el sentido de tareas cuyo no cumplimiento expone a las més graves consecuencias... Los trabajos de Hercules... cuando no los trabajos de Sisifo ‘Al mismo tiempo el concepto de trabajo, y pensar Ia adolescencia en una perspectiva de trabajos simbdlicos a camplir, ereo que nos sirve contra desdichadas polarizaciones ‘que la cuestién de la adolescencia en psicoanslisis ha sufrido. Por un lado, contra el eronologismo, contra —rutinariamente— el habito de designar como adolescente a alguien que tiene cierta edad (como si fuera una cosa que eae de su peso), dado que vamos a exigir algo mds para hablar de un proceso adolescente; vamos a exigir que se estén cumpliendo, que se estén llevando a cabo determinados trabajos, no basta con tener la edad para que esto ocurra. Del otro extremo, contra una cierta propensién a concebir al sujeto —como dice Maria Teresa Cona— atrapado por una determinada estructura; atrapado pasivamente como victima © como soporte de una combinatoria; eontrariamente, el concepto de trabajo le restituye algo alli que le pertenece al sujeto y que es su propio trabajo psiquico, su propia actividad. 2, Cena, Maria Tes Graduados, N15, 1988, sn Revista de la Bscuela de Psicotrapia para 154 Por ultimo, privilegiar el eoncepto de trabajo en la adoles- cencia, y de qué puntos de trabajo se trate, creo también nos sirve contra los peligros siempre presentes de psiquiatrizar el psicoanalisis por la via de psicopatologizarlo todo. Se trata aqui y més de privilegiar el tipo de trabajo, el modo como el adolescente lo enfrente, que —por ejemplo—la sintomatologia (sin que esto quiera decir que deje de interesarnos); pero es cierto que los sintomas que se presenten los vamos a pensar desde 1a perspectiva de esos trabajos simbélicos, He aquf entonees las cuestiones introductorias. Una preccupacion a la que mi texto intenta empezar a responder es el dar cuenta metapsicolégicamente de lo que ocurre en la adoleseencia, darle también una mayor funda- mentacién metapsicolégica. No para idealizar la metapsico- logia, sino en tanto la metapsicologfa me parece que es una cierta superficie de inscripeién util para nosotros, como un lugar donde tratar de juntar, articular y ordenar, poner un poco en caja las cosas tan contradictorias, tan diversas, tan ricas con las que trabajamos. Tener un sitio donde eada tanto tratar de ponerlas un poco en orden, ése ereo que es el valor de la metapsicologia Con respecto a los trabajos en sf mismos, distingo por lo pronto unos seis; lo cual debe ser también mirado con cuidado porgueno se trata de una lista, no se trata de una clasifieacin. Con s6lo exponerlos se vers que estén obviamente trabados entre sf. De manera que uno podria decir que son seis facetas del trabajo de la adolescencia a considerar, seis perspectivas, seis matices, seis diferenciaciones. Creo que tiene su impor- tancia cierto deslindaje, porque clinicamente nos sirve para privilegiar en ciertas situaciones, en ciertos tiempos de trabajo con un paciente adolescente, cual es el punto de urgeneia —por asi decirlo—, cudl es el-punto de mayor conflicto o de mayor fracaso, 0 el punto que més esti estereotipado 0 produciendo simplemente sintomas. Pero, insisto, mi propé- sito no es hacer una especie de listado exhaustivo. Cristina Hornstein ha desarrollado una referencia impor- tante a ligar, al trabajo de ligaz6n.* Todo su planteo est muy 83, “La elaboracién de los duelos en la adolesconcia™ (inédito. 155 subtendido por la problematica de la ligadura. Esta es una forma todavia mas especifica y metapsicolégica de referirse a trabajo en psicoandlisis, mediante un concepto tan bésico como el de ligar. La ligazén libidinal —por ejemplo—, la ligazén que implica todo el trabajo de la representacién; y digamos que un adolescente debe religar, desligar y volver a ligar de un modo distinto muchas mas cosas de las que se han hecho referencia. Un primer punto, un trabajo que el adoleseente debe encarar, lo defino como pasaje de lo familiar a lo extrafamiliar. Hay que tener cuidado de que este punto no sea tomado simplemente en un nivel deseriptivo, donde podria aparecer muy obvio sélo atendiendo a la vida cotidiana de muchos adolescentes.Considerada atentamente, la cuestién en juego entonces es més compleja, En primer lugar, no basta siquiera decir “pasaje”. En este pasaje de lo familiar a lo extrafamiliar: cabe mas bien hablar de una metamorfosis, de una transformacién interna de cada uno de estos polos (familiar y extrafamiliar) El hecho central es que en ia adolescencia, si es que se leva a eabo ese trabajo, por primera vez lo extrafamiliar deviene més importante que lo familiar; cuando eso no ocurre, cuando Jo familiar sigue siendo lo mas importante (recuerdo ahora e] caso de una chica que decia que sélo se sentia ella misma en su casa y que su mejor amiga era su madre, o sea que lo familiar segufa siondo en ella nitidamente lo central), hay algo muy decisivo en cuanto a lo extrafamiliar que no se esté produciendo. Entonces el punto nodal lo constituye este profundo trastrocamiento. Si esto es asi, fuerza es hacer aunque sea un principio de puntuacién de las peripecias de lo extrafamiliar en el psiquismo, porque lo extrafamiliar no asoma con la adoles- eencia. El campo, la categoria simbélica de lo que no es familiar existe desde mucho antes; pero justamente alli hay grandes diferencias internas. Hace su primera irrupeién en la angustia del octavo mes, como la ha localizado Spitz. “El extraiio” es la emergencia originaria de una manera fobica temprana originaria —eomo gusto de decir—, es la primera irrupcion de lo extrafamiliar; 156 pero alli lo extrafamiliar no pone en duda, no pone en euestién Ja preeminencia de lo familiar, cosa y diferencia decisiva, Mas bien lo extrafamiliar produce una crisis:/la emergencia del extrafio pone en crisis una cierta certidumbre narcisista que hasta ese momento estructuraba al pequefio, que es que todo era materno/ Universo era igual a madre (englobando la categoria madre a todo tipo de personajes, incluido el padre, hermanos, familia, todo lo que estuviera en torno). Durante lo que conocemos como periodo de latencia (y aun antes, aun en las épocas mas tempestuosas del atravesamiento del complejo de Edipo), hay abviamente todo un tramite de To extrafamiliar que se va desarrollando y que, sobre todo en la latencia, se espera, lo que es uno de los puntos decisivos para una verdadera latencia, que lo extrafamiliar tenga mucho peso, por ejemplo, a través de lo que aparece como la funcién simbélica de los amigos. Pero tampoco acd, aun con esto, no basta para quebrarle a lo familiar su primacia. En ese sentido, 6sto es un hecho nuevo que sélo acaece después de la pubertad, y que no le viene regalado al adolescente, lo debe conquistar. Bs més, yo diria que el requisito de que cobre un peso decisivo lo extrafamiliar, que él adolescente se vuelque al campo social, que el entero campo social funcione como un espacio transi ional para él, es un avatar del final del complejo de Edipo; no shay verdadero final del complejo de Edipo si esto no se produce. Desde otra perspectiva yo sugeriria que esta promocién de Ig categoria de lo extrafamiliar sobre lo familiar es un ltimo avatar de la represién originaria, es algo que termina por rechazar —digamos— definitivamente y a la vez fijar (como lo ha deseripto Freud), algo que tiene que ver con lo mas, areaico y euyo eco, en forma de nostalgia creativa, lo encontramos en unos bellos textos de adoleseentes que incluye en su articulo Cristina Hornstein.‘ 4.0b, ct, “Largo tiempo has sofado sueos despreciables ‘Ve, que te limpie los ojos. YY scostimbrate ya al resplandor de la luz 187 jon del amigo, porque cierta Una palabra atin sobre la fancién d ue era tradicin muy edipizante y famsilarista en psicoan lice a hecho que se trate con extrafia nogligencia la importancia estructurante (no aneedética) de que haya categoria. de ami fo... no solo de que alguien tenga amigos, que un chico tenga amigos, sino que disponga de la categoria simbélica. Por lo pronto, sugeriria lo siguiente: la funn del amigo re parece que se puede entender si uno Ta apone a la del textrano, Ast como el extrafo irrampia causando angustia en qo familiar, la fancién del amigo creo que se debe pensar come tuna transformacién muy importante del objeto transicional, tn tanto el amigo mitiga los rigores —para el sujeto. en formacion — de la oposicién familiar/extrafamitinr, la suaviza, funciona como un articulador; sobre todo, creo que puede aclararos por qué hay sélo un matiz, un paso, una inflesin Gque nos convierte al amigo en objeto acompaniante, cuando ‘manifiesta una fobia._ Tnsistirfa, ademas, sobre una verdadera transmutacion ¥ 00 nobre un pasae, cign maestra séle sobre un pasaje, en el sentido en que la opera weatente esque lo familiar dovenga extraio, que sea escupido (recordando Ia oposicién de fi tragoilo 7 eseupir lo familiar y volverlo extratio, Algo tiene que ver eo (eae ean defini como “pea perverse” del principio del placer en tanto lo que rechaz digo que e8n0-¥0 oo simbolizo omo no-yo, “esto deja de tener que ver conmigo”, Supuest snente, se trata de una operacién que en ciertos momento Tn adlescencia la vemos exasperada, intensificada, y que hace, insisto, a un avatar devisivo —pienso— para el desen: lace, para la verdadera declinacién del complejo de Ee ne ; ransformacién del yo Un segundo punto es el pasaje 0 1a t jdealo, en otras palabras, que el acento se desplace del yoideal al Ideal del Yo. ‘ventate en alta mas, te, titae rind rem conse” . «Lean, Jaoqce “La Tgin dl fants, inet. 158 Es un punto generalmente mas conocido y en mi anterior libro® dedieo a él espacio considerable. Tiene que ver con todo Jo que se ha hablado de duelos, de matar al nitio ideal, de duelos por la infancia; esta ligado a una predominancia del ‘deal en tanto horizonte abierto de lo que va a ser —o de lo que seré sin serlo nunea del todo—, contrapuesto a la dimensién del Yo Ideal, como la de lo que ya esta ahi consolidado como una cierta estatuaria. Y en ese sentido, metapsicologicamente, creo que se puede pensar en términos de una predominancia de la identidad de pensamiento sobre la identidad de percepcién El tercer punto es el pasaje de lo félico a lo genital; lo sitio como tereer punto pero es en realidad la primera gran tarea que le asigna Freud a la pubertad, y por lo tanto involucra todo el desarrollo de la adoleseencia. Estimo que hemos sufrido una cierta deprivacién concep- tual en los titimos afios (como si tuviéramos tantos conceptos que pudiéramos darnos el Iujo de perder uno), que ha consistido en que se oblitere, se tapone o se disuelva la oposicién félico/genital que es decisiva. ¥ aqui se abren varios problemas a la reflexién, entre ellos los relatives a la funcién del orgasmo en la adolescencia; no me refiero al orgasmo como una descarga de tipo econémico sino al orgasmo en una ex- periencia erética, 0 sea en una verdadera intersubjetividad; esto no lo hemos acentuado todo lo necesario, en tanto algo se termina de escribir ahi en cuanto al propio cuerpo. La ini- ciacién sexual en la adolescencia es mucho mds que un episodio, es un acontecimiento estructurante, algo se termina de escribir y algo se resignifica en cuanto a la vivencia de satisfaccién. Por otra parte, no es lo mismo la categoria simb6lica de no-pene —como ha hecho observar Laplanche—* que la categoria de vagina, hay ahf algo que “es mucho més que un mero cambio de objeto” El cuarto punto consiste en la repeticién transformada de los tiempos del narcisismo, como nuevo,trabajo. Me refiero a 6. Rodulfo, R., BY nito y al significant, Buen aires, Paidés, 1989. ‘1 Laplanche, en roblemdieas, toma V, “Castraciones”, Buenos Aires, Ameorrort, 198%, 159 Jos tiempos del narcisismo en tanto tiempos Iégieos, tal como Tes ha articulado Sami-Ali: vrse en el otro, verse.como,otro, verse como extrafio, dicho sucintamente. Tin mi concepto, en la adolescencia se repite toda la problematica de esa reestructuracion narcisista, pero en transformacién, en el sentido de que se invierten Jos tiempos. Tar adolescencia no se puede inaugurar sin una aparicién del atrarto allt, sin verse como extrafio es su primer tiempo; sin Verse como extrafto, sin ese desacomodo, que tiene que ver con Jo gue Cristina Hornstein llamaba muy bien “desamparo puberal”,* y desamparo puberal es dejar de estar protegido por [eintagen especular; eso inaugura verdaderamente la ado- Iesconeras Ahora se ve un desconocido alli, ¥ Jo ve también esee alld del espojo como tal—en el sentido metaforieo. En toda la identidad construida en la nifiez junto a los padres cite un profundo desacomado en relacién con ella TLucgo, seré el verse como Otro, para lo eual el adolescente ce dirige ahora ng hacia su familia sino hacia todo el campo Social, Pensomos por ejemplo en los nuevos ideales: la banda, S\grupo, ete. para terminar, en lo que Peter Blos lamaba coasolidacién, “base de consolidacién”, en verse nuevamente en Sf Otro, s6lo que un Otro un poco més abstracto ahora que el Otro de la primera infancia, un Otro mas referido a ciertos Saoales que hacia el final de la adolescencia tratan de darse una especie de versién definitiva, retomando la idea del adolescente somo “historindor”.. (Piera Aulagnier, Cristina Hornstein) El siguiente punto —caracterizado como decisivo— de trabajo es el pasajé>del jugar a trabajar, que me parece fundamental, entendiendo por ello, no que el jugar sea abandonado por el trabajo (en el sentido social, mas: compartido, de trabajo, de tarea) sino todo lo contrario. ‘Mi hipétesis {basada en muchos materiales que tuve la suerte de poder analizar muy a fondo junto con los pacientes) es que si algo galas rafces deseantes del jugar, races que estan en juego en el jugar, no pasa inconscientemente al trabajo; si no hay una articulacién inconsciente)donde el trabajar herede lo lidico, ', Rother de Hornstein, Crstine, “La claboracién de los duclos en le evista de Poicoandlisi, tomo 46, N¥6, 1988. adolesconcia’ 160 retransformsndolo (retransforméndolo porque hay otro lugar ahf de lo preconsciente y del proceso secundario), el trabajar yeljugar se disyuntan, el jugar queda confinado—a lo sumo— en la categoria de ensuefio diurna improductivo, y todo el campo del trabajo en el futuro se expone a ser pura adaptacién, a quedar preso meramente en una demanda social, en una demanda alienante y en no ser algo donde se juegue Ia realizacion deseante de una subjetividad. Que exista articu- lacién, articulacién de pasaje, del jugar a trabajar por ello me parece decisivo. El tiltimo punto que destaco como trabajo en esta serie abierta es, lo califico, como del desplazamiento a Ia sustitu- cidn, particularmente en términos de elecciones de objeto, si se examina esta crucial esfera, 0 en términos edipicos. Una cosa es el plano del desplazamiento, que ya se aleanza durante la nifiez, ligado a la represién que aparece vinculada a 61 (con esto basta, en general en la latencia). En la sustitueién (con toda la dimensién metaférica en juego) hay algo distinto que no es la represién y el despla- zamiento sino que invoca el eoneepto de Untergang (Freud), es decir, hundimiento, sepultamiento: desintegracién, desapa- ricién, Porque la prohibicién del incesto no s6lo coneierne a la madre como objeto, eso es una versién muy estrecha, en realidad concierne a no perseverar, a no insistir en una cierta ‘matriz madre-nifio como verdadero micleo de lo incestuoso Quiero insistir porque el concepto de sepultamiento 0 de hundimiento irénicamente ha suftido el destino de ser reprimido en las tiltimas décadas en psicoandlisis. En realidad fue gracias a Laplanche que hemos vuelto a reparar en que es un verdadero concepto, y muy distinto del de represién Freud menta con 61 algo que se desintegra, que se hunde, que desaparece, lo que se diferencia muy claramente de una represién, dado que la represi6n consiste al contrario en la conservacién de algo en el inconseiente, para nada en una destruccién. Creo que la adolescencia es el tiempo decisivo donde se define si algo va a quedar simplemente en la categoria de lo reprimido (0 en categorias peores atin), 0 si va a sufrir un cierto grado de sepultamiento. ¥ es importante el coneepto este de hundimiento si pensamos que culmina un 16) proceso, cierra un ciclo que en cambio se iniciaba con la represién originaria, en tanto fijacin, lo cual implica tanto desde el punto de vista clinico como metapsieolégico una operacién fundamental. ‘Dos observaciones atin siempre en funcién de situar cierto conjunto: 1) Como psicoanalistas, la adolescencia es la tiltima ocasién ‘que tenemos de intervenir antes de lo ya terminado de estructurar: no digo la altima ocasién de intervenir, porque después seguimos interviniendo, sino la tiltima ‘ocasién de intervenir cuando atin ciertas cosas estén en trdmite de estructuracién, antes de lo ya consolidado; y eso deberia guiar nuestra perspectiva de trabajo. 2) La adolescencia es el gran tiempo donde, en el trabajo del ‘a posteriori, se da una cierta construccién de algo como la neurosis infantil; no como la neurosis conereta que se padecié en la infaneia, sino bajo la forma de la categoria de neurosis infantil que se Neva a la edad adulta. Y en ese sentido yo pensaria a la adolescencia también y sobre todo como una tentativa de curacién de la nitiez —si queremos decirlo asi—, pero que, claro est, no debe terminar en la destruccién masiva de todos los elementos que conformaban la nifiez..., no todo debe ser sepultado, la continuacién de Ja vida necesita, si no matrices, al menos material. 162 Parte IV Intertextualidades

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