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El docente es sensible a lo que ocurre antes de cerrar la

puerta. Qué pasa en el “mundo de la vida” es un principio


irrevocable para darle sentido al conocimiento pues la
formación forma en algo y para algo que tiene todo que ver
con las situaciones históricas personales y colectivas. Por lo
tanto, observar, preguntar, inquirir, relacionar y proyectar el
conocimiento.

Por lo tanto, observar, preguntar, inquirir, relacionar y


proyectar el conocimiento.

Es la recuperación de la cuota de sentido del conocimiento en


la vida social.

Especialmente hoy en día, en donde cunden la incertidumbre,


la precariedad del trabajo, las violencias familiares, los vacíos
emocionales o la sobrecarga informativa, la didáctica sirve de
cuota transgresora para desocultar lo dado, para sacar a flote
las creencias impuestas, para desfamiliarizar eso que damos
por descontado.

Si el conocimiento no nos ayuda a vivir mejor, no tiene


sentido.

La didáctica viene a ser, según lo anterior, no solo dominio de


una disciplina sino el uso en contexto del lenguaje y sus
géneros discursivos.

El lenguaje verbal, el corporal, la persuasión y la empatía son


recursos que no pueden pasar inadvertidos o estar
subvalorados en la propuesta didáctica. De hecho, son
inherentes a la enseñanza y a sus mejores efectos.

El discurso didáctico, entraña, pues una inventio, una


dispositio y una elocutio[2]: formas de expresar el
conocimiento, de entablar el diálogo, de animar el debate y de
llevar al otro a tomar posición.

para obtener experticia didáctica se demanda de una fina


habilidad de leer el mundo o, si se quiere, de una delicada y
sensible semiótica de los encuentros; de una cierta erótica de
los cuerpos y los rostros con que nos cruzamos en las aulas.

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