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Romanos 8
“Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a
bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos
8:28)
Un joven cristiano estaba cantando y tocando la guitarra en la calle.
De repente cayó un chaparrón. El joven encontró refugio en la entrada de
un edificio. Otro joven, llamémosle Marcos, también llegó a aquel lugar
para resguardarse de la lluvia. En una breve conversación, nuestro amigo
cristiano, para invitar a Marcos a leer la Biblia, le dijo: «En la Biblia me
gusta mucho leer Romanos 8». La lluvia cesó y los dos jóvenes se
separaron, dejando ahí la conversación. Más tarde Marcos fue encarcelado.
En su celda a menudo pensó en estas palabras: ¡Romanos 8! Sin
mucha dificultad consiguió una Biblia y buscó el libro de Romanos.
Pronto llegó al capítulo 8, y poco a poco se sumió en ese texto totalmente
nuevo para él. Las primeras palabras parecían estar escritas justo para él,
que estaba condenado por los hombres: “Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús...”. Prosiguió su
lectura, aceptó a Dios en su vida y pasó a ser cristiano. Más tarde encontró
al joven que tocaba la guitarra. Fue así como conocimos su historia.
En Romanos 8 descubrimos que “la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte”. “El
Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad”. “Si Dios es por nosotros,
¿quién contra nosotros?” (v. 2, 26, 31).
Para pensar:
1
21 de Marzo
El valor de un gorrión
“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan... y vuestro
Padre celestial las alimenta. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto?
Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Así que, no
temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Mateo 6:26;
10:29,31)
Una niña de cinco años, vino corriendo junto a su papá, muy
emocionada, le mostró un gorrión que traía en sus manos; el pajarito se
había caído del nido y su corazón latía fuertemente. Dijo la niña: –¡Mira,
papá, qué lindo es! Vamos a darle de comer. Pero antes de que el día
terminara, la niña lloró desconsolada porque el pajarito había muerto.
El tesoro que esta pequeña criatura frágil y dependiente fue para la
niña durante algunas horas. Nos hace pensar en las palabras del Señor
Jesús recordadas en los versículos de hoy.
Sí, Señor, tú declaras cuál es nuestro valor a tus ojos y a los ojos de
tu Padre, pues quieres que estemos seguros de tu fidelidad, tu constante
ayuda y tu infinita bondad. Ese pequeño gorrión es obra de tus manos,
creación maravillosa sin duda. Tiene un instinto admirable, pero cuando
cae... ¡todo se acaba!
A nosotros, los seres humanos, nos diste una inteligencia y, sobre
todo, la facultad de conocerte. En nuestras almas está impreso el recuerdo
inmortal de aquel que nos creó y que se nos revela. ¡Fuimos creados a tu
imagen, oh Dios... pero no podemos estar en tu presencia debido a nuestro
pecado! Ayúdanos Dios.
Tú nos compraste al precio de la sangre de tu propio Hijo,
derramada en la cruz. Nos diste la vida eterna a los que hemos aceptado a
Jesucristo. ¡Este es el valor que tenemos a tus ojos, valor mucho mayor
que el de muchos gorriones! Entonces, ¿qué podemos temer?
Para pensar:
Jesús ya dijo: Así que, no teman; ustedes valen más que muchos
pajarillos”
2
22 de Marzo
(Efesios 4:32)
Para pensar:
En Dios tenemos la oportunidad de empezar de nuevo. Por eso
debemos reconocer nuestro pecado y agarrarnos de la nueva vida que Él
nos ofrece. Dios nos acepta como somos, pero quiere cambiarnos para
hacernos útil en su reino.