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Supervisión Técnica Escolar de Nivel Inicial

Región IV

Circular técnica Nº 1/22

“La dimensión pedagógica en la tarea del Director. La Observación de clases”

“Nadie duda que los procesos de enseñanza que suceden en las aulas constituyen el
corazón de la escuela”. Graciela Krichesky

Graciela Krichesky, en uno de los videos elaborados para las 400 clases, resalta
que investigaciones realizadas en todo el mundo muestran que las buenas prácticas en la
enseñanza no solo están acompañadas por buenos docentes, sino que también la práctica
pedagógica del director influye en que en la escuela se aprenda.
Por la complejidad de la tareas, la dimensión pedagógico-curricular de la gestión directiva
es la que nos presenta el mayor desafío a los equipos de gestión.

¿Cómo se construye la dimensión pedagógica de la práctica del director?

En primera instancia es importante destacar que la dimensión de Gestión


Pedagógica es la razón de ser del equipo directivo y debe ser construida, y cobrar
relevancia, en el reconocimiento de ser un proceso central alrededor de las otras
dimensiones de la gestión directiva. Implica saber y coordinar qué y cómo se enseña. El
equipo directivo tiene una responsabilidad central - e indelegable - en esa dimensión.

“El equipo directivo debe liderar el proceso curricular de la Escuela: debe proponer,
problematizar y orientar la reflexión sobre las estrategias de enseñanza y los procesos de
aprendizaje de los alumnos; debe orientar a los docentes ante las problemáticas o dificultades
que se presenten; debe acompañarlos en la planificación, el diseño de secuencias y la selección
de recursos, etc. Toda acción del equipo directivo debe tener como objetivo mejorar las prácticas
educativas de la escuela”.1

Para que la dimensión pedagógico didáctica tenga lugar, y el equipo de gestión


pueda poner en práctica su rol de enseñante, con el objetivo final de construir una buena
escuela, es necesario planificar un tiempo para las tareas pedagógicas, entre ellas, la
observación de las clases.
El equipo de gestión puede, a partir de esa observación, construir un rol de asesor,
de acompañante en el sostén de la práctica pedagógica, de facilitador para la apertura de
espacios de diálogo tendientes a desnaturalizar algunos aspectos naturalizados, de
orientación a los docentes, y generador de las condiciones institucionales para que la
enseñanza y el aprendizaje puedan tener lugar.
El director no debe ni necesita tener todas las respuestas, pero si generar un espacio
de interrogación, de pensar en colectivo, junto a los colegas; para de este modo dar lugar
a inaugurar nuevas prácticas en el aula. Estas prácticas cobran sentido cuando se traducen
en resultados, experiencias y aprendizajes significativos, garantizando el éxito formativo de
los estudiantes.
Los encuentros que se generan en la retroalimentación de la observación de las
clases (porque el proceso se inicia en la observación pero continúa en la retroalimentación,
aportes y sugerencias para la mejora) permiten avanzar en la construcción de acuerdos
pedagógicos sobre temas clave.

Las rúbricas como instrumento para la evaluación y la retroalimentación.

Rebeca Anijovich (2010) plantea que una clave para construir la evaluación como
herramienta potente para la enseñanza y el aprendizaje es fortalecer la retroalimentación,
es decir, la devolución que realiza otro (ya sea directivo u otros compañeros, en la medida
que estén preparados para hacerlo) sobre las propias producciones. La retroalimentación
es básicamente un proceso de regulación de los aprendizajes y la enseñanza.

Las rúbricas son herramientas poderosas en el aula y, en este caso, para la


valoración de los procesos de enseñanza llevados adelante por los docentes.

1
Directores que hacen escuela. El rol del Equipo directivo.

Maipú 510 Trelew – Chubut


inicialcuarta@gmail.com
0280- 4429534 – red 4934
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Región IV

El uso de rúbricas para la evaluación puede enriquecer y mejorar las prácticas haciendo
visibles las expectativas de manera clara, y acordando con el equipo docente criterios de
evaluación y la escala de valoración de los mismos. El argumento más común para usar
rúbricas es que permiten definir la “calidad” de los procesos y las propuestas, y qué esta
definición es conocida de antemano tanto por el evaluador como por el evaluado.

Durante la última reunión de área a cargo de las STENI Patricia Roque y Gabriela
Favarotto, los Equipos Directivos de las Escuelas 6 - 56- 405- 415-427- 429 - 433- 441-
452- 468- 471- 489-- 492- 1035 -1466- 1440- 1421- 1461 -1466 elaboraron una serie de
criterios de evaluación en relación a las observaciones de clase, estableciendo la valoración
de los mismos. Tomaron como guía, para establecer “una calificación”, a la planilla de
evaluación docente, vigente en la provincia de Chubut (regular, bueno, muy bueno,
sobresaliente).
Del trabajo colaborativo durante la reunión, y posterior a ella, surge la rúbrica que
compartimos, anexa a la presente circular.
Esta elaboración no pretende ser un modelo acabado si no que puede ser
modificado, contextualizado y adecuado a la realidad institucional.
Consideremos pertinente aclarar y recordar que la rúbrica, de ser implementada,
debe ser conocida previamente por el equipo docente y dar oportunidad para enriquecer la
misma, aclarar dudas, y establecer pautas comunes en la mirada.

Bibliografía utilizada

Colección cuadernos para pensar, hacer y vivir la escuela. Gestión Educativa un camino
para mejorar la calidad en nuestras escuelas.
Directores que Hacen Escuela (2015) 'La agenda del equipo directivo'. OEI, Buenos Aires.
Ruth Harf, Azzerboni Delia (2010) Estrategias para la acción Directiva

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