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La desdolarización en Venezuela

El proceso de desdolarización a nivel mundial como consecuencia directa de la nueva guerra


fría sin dudas ha comenzado con fuerza. Más allá del desenlace, es evidente que el bloque sinoruso,
de la mano del grupo de apoyo primario denominado BRICS y luego, por aquellos países que se han
visto amenazados o sometidos de alguna forma por el uso del dólar como arma político-financiera,
ha comenzado un proceso a largo plazo que no cesará hasta lograr sus objetivos. Los chinos han en-
tendido mejor que nadie que una guerra de corte clásico no es positiva para nadie, y que la mejor
manera de hacer frente al poder hegémonico de EEUU es torpedear el centro de flotación de ese po-
der: el dólar.
En este contexto, el yuan chino ha venido luchando para tener una posición de liderazgo en
la escena financiera global, aunque con poco éxito hasta el momento. Sin embargo, la unión de ac-
tores clave para la utilización del yuan como medio de pago en los intercambios comerciales con
China es una realidad palpable. Así, países tan distantes como Pakistán y Brasil, ya han dejado de
lado el dólar para comerciar con el gigante asiático. La venida del yuan digital, con todas las conse-
cuencias que ello conlleva y que se tratará en otra entrada, acelerará el distanciamiento de China
con el uso del dólar y a su vez, el de sus socios comerciales.
Del mismo modo, el uso del yuan para evadir sanciones y poder tener acceso a dólares en el
mercado por parte de países sancionados se ha probado con éxito en el caso ruso, donde el comercio
entre estos dos países ha crecido exponencialmente desde el inicio del conflicto en Ucrania, siendo
el caso que la mayoría del comercio sinoruso se ha realizado entre monedas propias, tendencia se-
guida por los países del BRICS y algunos aliados de suma importancia como Arabia Saudita, Egipto
y Argelia, por ejemplo.
Venezuela no escapa de esta realidad, al estar bajo las sanciones emanadas por EEUU desde
hace ya varios años. El gobierno ha buscado todas las formas para saltar dichas sanciones, y cuyo
esquema quedó al descubierto luego de ser «descubierta» la trama de corrupción por el desfalco de
mas de 23 mil millones de dólares, en las cuales fue fundamental el uso de criptomonedas. Sin em-
bargo, con el auge de países enfrentados a occidente, sumando a la enorme deuda contraída por el
Estado venezolano con China, deja ver que no serían demasiadas las presiones que pueda necesitar
el régimen de Maduro para empezar a utilizar el yuan chino.
En primer lugar, ya Maduro habría deslizado la idea de utilizar monedas alternativas al dólar
en el contexto actual en su programa de televisión. Pero con esto, el Estado venezolano podría em-
pezar a cambiar cosas fundamentales en el esquema monetario venezolano. La primera es que la
unidad de cuenta para los precios en Venezuela, obviamente, dejaría de ser el dólar para pasar a ser
el yuan. En este sentido, al existir una «yuanización» de iuris, y no facto como sucede con el dólar,
la escazes de papel moneda de baja denominación dejaría de ser un problema para el ciudadano de a
pie, pudiendo dinamizar la economía. Del mismo modo, podría significar la entrada de bancos inter-
nacionales de origen chino, con lo cual existiría una forma de desahogo para el crédito interno, el
cual se encuentra bastante mermado a causa del alto porcentaje de encaje legal exigido actualemen-
te por el gobierno a las entidades bancarias.
También se debería considerar que la entrada del yuan en Venezuela debería estar acompña-
da de la entrada en funcionamiento de plataformas de pago con bases chinas, como UnionPay o Ali-
pay. China es pionera y referenete mundial en cuanto al uso de pagos móviles digitales como bille-
teras electrónicas con códigos QR, logrando superar el uso de tarjetas y/o puntos de venta, pudiendo
agilizar a su vez el comercio directo con el mercado chino. Esto último, podría generar un auge de
importaciones al facilitar el comercio entre ambos países.
Sin embargo, aunque conocidos economistas venezolanos dudan que pueda existir posibili-
dad que esto suceda debido a la gran penetración de la moneda norteamericana en el comercio in-
terno en Venezuela, no es menos cierto que no sería la primera vez que el gobierno venezolano tome
medidas sin importar el coste al ciudadano común. La gran pregunta es cómo afrontaría el gobierno
este cambio monetario. Se puede especular si se volvería un control cambiario férreo o un corralito
financiero a los efectos de empezar a diluir el uso de la moneda norteamericana en favor de un yuan
chino que prometería facilidades en los pagos.
En contraste, es necesario decir, que las monedas gozan de tanto valor como la confianza en
ellas depositada, y el venezolano lo sabe bastante bien. Un intento abrupto por «yuanizar» Venezue-
la, puede tener el efecto contrario de llevar la situación económica donde se encontraba en a media-
dos de la década de los 10’s, donde el dolar no tenía valor de cambio, pero si valor de uso, y se usa-
ba como reserva de valor. Esto, haría que intrínsecamente la gente siga utilizando el dólar como uni-
dad de cuenta, generando un mercado paralelo cuyas consecuencias son ya conocidas.
De igual forma, el gobierno podría controlar el uso de la moneda china para escenarios esp-
cíficos, dando como resultado un enfriamiento en el comercio con EEUU que actualmente se en-
cuentra en boga como consecuencia de la burbuja de los bodegones. Limitaría igualmente el acceso
a la moneda solo a quienes al gobierno decida, si la entrada del yuan se da forma digital, como el la
proyección de la misma en la propia China. No se puede dejar de lado, el posible rechazo que dicha
moneda pueda tener en el ciudadano común al no estar familiarizado con la misma. Igualmente po-
drían aprovehar para obligar a todo el país a pasar por el filtro de una plataforma digital única,
como la plataforma patria, para de esta forma controlar el consumo y aprbar o no las transacciones
realizadas por esa vía.
En resumen, la entrada del yuan es prácticamente inevitable en Venezuela, y solo queda ver
la forma en que el gobierno hará dicho movimiento. La válvula de escape que significa poder saltar-
se completamente las sanciones y abrirse a un nuevo mercado que le pueda suplir de lo necesario
para mantenerse en la cúspide del poder, hace esta idea demasiado atractiva para quienes hoy osten-
tan dicho poder, sin ocntar con el hecho que China seguirá empujando a cada vez más países a utili-
zar su moneda y así seguir con el plan trazado para desplazar al hegemón.

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